Luna Negra (DH10)-26




—Puede que lo fueras pero el cabrón para el que trabajas ciertamente no lo es.

—¿Qué quieres decir?

—Yo respondo antes los arcángeles Samael y Gabriel. Aunque se supone que Jiyong está de nuestro lado, es el hijo de sangre de nuestro más amargo enemigo y por lo tanto, no sabemos dónde radican sus lealtades. Él dice que con nosotros pero no me fío de él en absoluto. Dado quién es su padre y su pasado, es sólo cuestión de tiempo que cambie de bando y nos deje con el culo al aire.

—¿El más amargo enemigo?

Las facciones de Goonji se volvieron de piedra.

—Lucifer.

Hyungsik jadeó de incredulidad cuando la realidad le golpeó en las tripas. ¿Jiyong era el hijo de Lucifer? ¿Por qué no se había dado cuenta?

Porque estabas desesperado. La vida de Minwoo estaba amenazada y no le importaba nada más. No había que extrañarse de que Jiyong hubiera sido tan reservado.

—¿Qué he hecho?


Yoonha le dio una palmada fuerte en el hombro.

—Has vendido tu alma al bando equivocado, colega. Felicidades.

Hyungsik todavía se negaba a creerlo.

—Pero lucha contra los demonios.

Goonji soltó un largo suspiro.

—Hasta ahora, sí. Quién sabe lo que nos depara el mañana. Algo que he aprendido desde que hago esto es que la gente cambia, la gente traiciona y en que en la única persona en que puedes confiar eres tú mismo.

Yoonha le lanzó una mirada severa.

Goonji bufó.

—Como si no me cortarías la garganta si alguien te diera la oportunidad.

Ella asintió y se rió.

—Vale. Eso es verdad. La verdad es que te odio la mayor parte de los días.

Hyungsik les ignoró intentando entender qué estaba pasando.

—Espera. ¿Me lo podéis explicar? Jiyong no ha estado muy comunicativo con eso de la información. ¿Qué es exactamente lo que hacemos y cómo encajáis vosotros en la ecuación?

—Venga ya, Hyungsik —dijo Yoonha como si estuviera hablando con un crío que no tuviera habilidades cognitivas—. No creerás de verdad que el panteón griego y el atlante son los únicos que luchan en el bando bueno, ¿verdad? O que los Daimon son los únicos demonios que hay. Sabes de los Caronte, los Gallu, los Dimme, los Recolectores y los Reapers. Los demonios babosa como Hyuna… Hay miles de tipos y todos nosotros, sin importar el panteón o la fuente de poder a la que pertenezcamos, tenemos soldados para combatirlos.

Hyungsik la miró suspicaz.

—¿Qué eres tú?

—Mitad humana, mitad demonio Kalios.

Los Kalios eran demonios benévolos. Lo había aprendido en el Reino de las Tinieblas. Al único de su especie que había conocido lo despedazaron los Recolectores mientras trataba de ayudarle.

Miró a Goonji con los ojos entornados.

—¿Y tú?

—Nací humano. Ahora estoy clasificado como Necrodemian, cuya traducción libre es muerte a los demonios o ejecutor de demonios. Al contrario que un Hellchaser, tengo la habilidad de matar demonios sin consecuencias mientras siga ciertos protocolos que, la verdad, me revientan la mayoría de los días.

—Mientras que nosotros sólo los mandamos de vuelta a donde pertenecen.

Goonji le hizo un saludo sarcástico.

—Lo vas pillando.

Hyungsik se puso las manos en las caderas.

—Todavía no entiendo cómo me han arrastrado a todo esto.

Yoonha le palmeó el hombro comprensiva.

—El último de los Malachai ya no existe y con ello los poderes oscuros más antiguos se están uniendo de nuevo para tomar la tierra. Nuestros soldados se están congregando y tú, amigo mío, te has metido de cabeza en esta batalla.

—Sólo intentaba proteger a Minwoo.

—Y ese sentimiento es lo que ha originado la condenación de muchas almas buenas.

Hyungsik suponía que era así. Pero no aminoraba el hecho de que había puesto su vida entre rejas. Y todo esto porque quería tomarse una cerveza espumosa…

Y había terminado queriendo a un oso.

—¿Así que Jiyong es malvado? —Le preguntó a Goonji.

—Es el hijo de uno de los poderes más oscuros nunca conocidos. Y su padre era un soldado en quien se podía confiar que luchaba por el bien hasta que cambió de bando. Al contrario que su padre, Jiyong ha resistido esa tentación la mayor parte del tiempo —Goonji soltó un suspiro que sonó cansado—. Al final, la verdad es que no lo sabemos. Muchos miembros de su ejército se ha sabido que han cambiado de bando y hemos tenido que abatirlos… generalmente después de haber cometido la misma equivocación que tú cuando mataste a Phrixis. Cuando los demonios matan a un Hellchaser se hacen más poderosos y es más difícil para nosotros matarlos. Lo que nos lleva a preguntarnos, ¿Jiyong no informa a sus Hellchaser a propósito para que los demonios se hagan más poderosos en beneficio de su padre? ¿O es que es así de olvidadizo?

Yoonha soltó un bufido burlón.

—¿O, como yo sospecho, es solo un jodido loco al que le gustan los juegos mentales?

Hyungsik también quería una respuesta a eso.

—Apostad a que le preguntaré.

—Tendrías la misma respuesta que nosotros. O te pondrá contra la pared o te prenderá fuego —Goonji le echó una sonrisita de suficiencia—. A propósito, la parte del fuego duele de verdad. No sé qué es lo que tiene el cabrón en el puño pero quema como nada que hayas sentido. Y que no se te olvide, mantente en su lado bueno.

Genial. Sencillamente genial. Mantente en el lado bueno de un hombre que ha sido engendrado por el mal en estado puro.

—Así que no estoy mejor aquí de lo que estaba en el Reino de las Tinieblas.

Yoonha se rió.

—¿Estás loco? Por supuesto que estás mejor aquí. Aquí puedes dormir de verdad sin temor que te traten brutalmente y hay comida de verdad que puedes comer. Pero… llevas una X en la espalda tan grande como la señal de prohibido de la I-10. Porque los demonios sólo quieren obtener más poder y tú eres extra atractivo para ellos. Un Were-Hunter poseído. Realmente tienes suerte de que yo no intente matarte.

Hyungsik ignoró el último comentario.

—¿Cómo salgo de esta?

Goonji se rascó la barbilla.

—Bueno, mis jefes no son mucho más comunicativos que el tuyo en cuanto a la información. Podemos intentar resucitar a Phrixis y sacártelo de adentro, lo que es un asco y podría no funcionar. Y también podría matarte. O podemos encontrar a quien le convocó y romper la cadena que usó. Eso erradicaría al cabrón.

—¿Y por qué Jiyong no me dijo todo eso?

—Ya te lo he dicho, no sabemos realmente de qué lado está. Tienes que preguntarte si lo que quiere es que el demonio te devore y se vuelva más poderoso para luchar contra nosotros. O si quiere que tú seas más poderoso para luchar contra ellos. Y puesto que no sabemos si ganará el Hyungsik Bueno o el Hyungsik Malo, está jugando un juego muy peligroso.

—Personalmente, quiero fuera de mí al demonio. ¿Cómo encontramos al que le convocó?

Yoonha arqueó una ceja.

—Estamos en Nueva Orleáns, nene. ¿Tienes una ligera idea de cuanta gente puede haberlo hecho?

—Bueno —dijo Goonji—, hay una tercera manera.

—¿Qué es…?

—Un acto de tan pura bondad y desinterés echa fuera al demonio.

A Hyungsik le gustó como sonaba aquello. Al menos tenía toda la pinta de que funcionaría y no le mataría… a lo mejor.

—¿El qué? ¿Salvar a un infante?

Goonji se encogió de hombros.

—No lo sé. Los PQS no son muy específicos.

—¿PQS?

Yoonha respondió por él

—Los Poderes Que Son.

—Genial. ¿Entonces qué hago? ¿Me quedo tan tranquilo esperando que el demonio se marche o a que el que lo convocó se lance por casualidad bajo mi moto?

Yoonha dejó escapar una risa siniestra.

—Abróchate el cinturón, colega. Va a ser un vuelo movido.

—Gracias. Lo cierto es que me gustaría algo un poco más concreto.

Goonji levantó el casco del suelo.

—Bueno, es lo mejor que podemos hacer por ahora. Lo siento.

¿Lo siento? A Hyungsik le encantaría hacerle comerse la palabrita.

—Has mencionado a un Malachai. ¿Qué es eso?

Goonji dio un golpe en el suelo para sacudirse el polvo de los Reaper que al final habían dejado de arder.

—La explicación más sencilla es pensar en ellos como un ejército de ángeles caídos. Demoníacos, fríos y capaces de hacer pedazos cualquier cosa que se ponga en su camino.

—Dijiste que sólo quedaba uno.

Goonji asintió.

—Hubo un tiempo en que había dos ejércitos. Los Sephirii que luchaban por el bien y los Malachai que eran puro mal. Ahora queda sólo uno de cada. El último Sephiroth es un esclavo y el último Malachai ha desaparecido. Creíamos que estaba muerto hasta que, hace unos meses hubo una ruptura en el éter.

—¿Una ruptura?

Goonji asintió con la cabeza.

—Adrian, el último Malachai, tuvo un hijo del que no sabíamos nada. De alguna forma se las apañó para que el nacimiento del pequeño cabrón escapara a nuestro radar. Cuando acceda a sus poderes, habrá un clamor inequívoco.

—¿Dónde está este último Malachai?

—Esa es la putada. No lo sabemos. Intentamos encontrarle pero quienquiera que está escondiéndole está decidido a mantenerle en secreto y no sabemos por qué.

—Seguro que eso no es nada bueno.

—Sí… ya puedes jurarlo, te has asignado un puesto muy tenue. Vigila tu espalda, lobo.

Goonji tiró su espada al aire. Se transformó de nuevo en la moto. Yoonha se transformó en cuervo y levantó el vuelo mientras Goonji ponía en marcha la moto.

—Intentaré echarte un ojo, lobo. Desconfía de las sombras y mantén los ojos abiertos para que Phrixis no te controle.

Asqueado con el giro de los acontecimientos, Hyungsik esperó hasta que se hubieron ido. Todavía no tenía claro nada de anoche ni de su futuro, pero estaba seguro de una cosa, no tenían intención de permitir que la policía le interrogara hasta que no supiera más de lo que había pasado.

Y sobre todo, hasta que no supiera de que iba todo esto.



Durante los últimos meses, Hyungsik había evitado a los polis y a su familia y había aprendido exactamente qué quería decir Goonji cuando habló de la diana en su espalda. Se sentía como si hubiera vuelto al Reino de las Tinieblas y los demonios, uno tras otro, le persiguieran.

Pero lo peor eran las lagunas que seguía teniendo en las que no podía recordar lo que había hecho.

Dónde había estado.

Aún estaba vivo pero eso era lo único de lo que tenía la certeza. Y al hacerse más frecuentes las lagunas, temía acercarse a Minwoo. Podría despertarse con todo tipo de heridas que no podría explicar. Marcas de mordiscos, heridas, cardenales.

Si pudiera saber cómo se las había hecho.

Estaba muriendo más gente y Were-Hunters y estaba empezando a pensar que él era el culpable. Todas las mañanas se despertaba cubierto de sangre sin explicación de qué lo había causado.

Hyungsik se internó más en el pantano, esperando que si se mantenía alejado de todos no les causaría daño. Pensar en herir a Kevin o a Kwanghee o, más importante, a Minwoo, le torturaba.

¿Por qué no podía recordar lo que hacía por la noche? Quería con desesperación estar con Minwoo y contarle lo que estaba pasando pero no se atrevía. Primero estaba evitando que lo detuvieran. Y segundo temía hacerle daño sin intención durante una de sus lagunas.

Había estado tan cerca la última vez que lo había visto. Si no le hubiera dado aquel rodillazo…

Hyungsik no quería pensar en ello. No podría seguir viviendo sabiendo que la había herido.

¿Qué está pasando?

—¡Quiero que salgas de mí! —Le gruñó a Phrixis, que estaba en su cabeza, incitándole a matar.

¿Por qué no podía tener un poco de paz?

Lo peor de todo es que quería ver a su sobrino y a Minwoo. Quería que por un momento alguien le abrazara sin que sospechara de él de la manera en que él sospechaba de sí mismo. Pero no los pondría en peligro.

No hasta que no supiera la verdad.



Minwoo colgó el teléfono frustrado mientras se sentaba en el sillón de la oficina de su madre. Quería hacer un billón de pedazos del inútil aparato.

—¿Aún no le has localizado?

Levantó la vista y se encontró a Taeyang de pie en la puerta mirándola con aire preocupado en la cara.

—¿De qué me hablas?

—Sé que estás llamando a Hyungsik.

Pensó en mentir, pero ¿para qué molestarse? Su hermano lo olería.

—Estoy preocupado por él.

—No te culpo. Los cuerpos se van acumulando y Stu ha llamado hoy para decir que han montado un destacamento especial para cogerle.

Stu le había mantenido al día sobre los asesinatos. Todos y cada uno parecían obra de un animal. Como si hubiera sido un lobo o un perro.

Aunque los asesinatos más sangrientos habían sido los de Were-Hunters, todos Arcadianns, que habían muerto. Ningún animal común tenía las facultades para hacerlo. Había otro Were-Hunter cazándoles.

Minwoo se tragó el nudo que tenía en la garganta considerando la posibilidad sobre la que no quería pensar.

—¿Crees que es culpable de haberlos asesinado?

Taeyang suspiró.

—Ocho de los muertos eran Were-Hunters. No pinta bien para él.

No. No pintaba bien. Y el que no quisiera hablar con él lo hacía mucho peor. Sin mencionar que ya no estaba en casa de Kevin. Nadie sabía dónde estaba.

Y eso hacía que quisiera llorar.

—¿Minwoo?

Miró por encima del hombro de Taeyang a Mama que llamaba desde el salón. Se levantó y se dirigió hacia él para dejarle el sitio a su madre.

—¿Sí?

Taeyang se hizo a un lado para que Mama pudiera entrar.

—Se ha convocado una sesión especial del Omegrión. Creo que deberías asistir.

Minwoo frunció el ceño ante aquella petición tan inusual.

—¿Por qué?

—Porque es sobre Hyungsik.

Se le cayó el corazón a los pies tan deprisa que se mareó. Taeyang lo sujetó contra sí.

—Voy contigo.

Asintió, agradecido por el apoyo.

—Gracias por decírmelo, Mama.

Su madre inclinó la cabeza.

Dándole una palmadita en el hombro a Taeyang, Minwoo le dejó y subió las escaleras para vestirse con un traje gris conservador. Nunca había estado antes en un concilio y no tenía ni idea de qué podía esperar.

Taeyang se reunió con él al final de la escalera, vestido con vaqueros y una camisa azul oscura. Se erguía al lado de Mama. Minwoo se paró mirándolos a ambos. Su madre era tan escultural y exquisitamente bella. Como una reina hasta la médula de los huesos. Poseía tal elegancia femenina que Minwoo siempre se había sentido como el patito feo en comparación.

Aunque no siempre estaban de acuerdo, amaba a aquella mujer con todo el corazón. Y deseaba poder ser más como ella y hacer que se sintiera orgullosa.

Taeyang parecía el protestón encantador de siempre. Aunque no poseía el refinamiento de Mama, que había pasado a Juntae y a Seungcheol, tenía un carisma práctico y realista que resultaba absolutamente atrayente.

—¿Estamos listos, mes enfants?

Minwoo le cogió la mano a Taeyang.

—Estamos listos.

Mama los transportó a Neratiti, la misteriosa isla hogar de Phoenix. Era una isla en constante movimiento por el mundo mientras Phoenix, que era un devoto surfista, buscaba la ola perfecta. Era un ser con miles de contradicciones y misterios. Y alguien a quien Minwoo sólo había visto unas pocas veces en su vida. Para ser sinceros, le asustaba de muerte.

Pero no estaba en la habitación cuando llegaron. Minwoo respiró hondo de alivio y se tomó un momento para mirar alrededor de la gran sala circular. Una gran mesa redonda se situaba en medio de la sala y un trono impresionante se erguía a un lado. Suponía que era el sitial de Phoenix.

La mayoría de los Katagaria ya estaban allí, sentados a la mesa. Minwoo retrocedió, intimidado. Taeyang se mantuvo a su lado con apariencia estoica que le hacía preguntarse qué estaba pensando.

Mama sonrió con suficiencia ante los sitios vacíos mientras se detenía junto a una pantera alta y de pelo oscuro.

—Parece que los Arcadianns se mantienen en su verdadera forma, ¿eh, Siwan?

—Los mismos gallinas de siempre, Ha. Ni siquiera aquí nos hacen frente solos.

Miró por encima de Mama encontrándose con la mirada de Minwoo.

Mama sonrió con calidez al presentarlos.

—Mi hijo, Minwoo. Minwoo te presento a Im Siwan.

Minwoo extendió la mano hacia él.

—Eres el dueño de El Triangle, en Minnesota.

Aunque no era un Empire oficial, era un club muy conocido.

—Lo conoces —estrechó su mano y después se la tendió a Taeyang—. Me alegro de volver a verte.

—Yo también.

Minwoo frunció el ceño ante la familiaridad entre ellos.

—¿Cómo es que os conocéis?

Siwan guiñó un ojo.

—Expediciones de exploración… y otras cosas.

Minwoo levantó las manos como protestando ante lo que iba a decir.

—Eso fue antes de que Siwan se emparejara.

Siwan se tocó el corazón. El amor en sus ojos lo decía todo.

—Y no lo querría de ninguna otra forma, Taeyang. Algun día espero que conozcas una dicha como la que Heecheol me ha otorgado.

—Ya. No decías esa cuando estaba preñado.

Siwan se rió.

Dongjoon y Kevin entraron en la sala con las caras sombrías.

Minwoo se les acercó inmediatamente.

—¿Sabéis algo de Hyungsik?

—No —la voz de Kevin estaba llena de emoción—. Esperaba que tú sí.

Negó con la cabeza mientras el resto de miembros aparecían y tomaban asiento a la enorme mesa redonda.

Él y Taeyang retrocedieron cuando dos grandes puertas se abrieron por poderes primigenios que estremecieron la sala. Phoenix, vestido con una túnica larga y flotante que le recordaba un diseño egipcio, avanzó con un aura de poder tan poderoso que hizo que los pelos de la nuca se le erizaran.

Cada uno de los miembros se puso de pie mientras caminaba hacia su trono. Parecía estar furioso y un pánico muy patente parecía emanar de cada criatura presente.

Phoenix les lanzó una mirada iracunda.

—Posad el culo, animales y gente. No me apetece estar aquí más de lo que os apetece a vosotros, así que vamos rápido y así podréis salir de mi vista. Vamos de prisa con la pedagogía de mierda. Os escucho… —se detuvo como si estuviera resistiendo el deseo de golpear algo—. ¿Quién coño ha escrito esta mierda? “Bienvenidos a la Cámara del Omegrión. Nos reunimos aquí, un representante de cada rama de las dos patrias. Venimos en paz… —se paró para bufar con sorna patente—, para hacer la paz.” Soy vuestro mediador, Phoenix, y si a estas alturas no lo sabéis, tendrían que daros en la cabeza con un martillo neumático y reemplazarlos porque sois demasiado estúpidos para representar a vuestras patrias. Pero por si acaso se os ha olvidado o sois densos, soy la suma de todo lo que fue y un día volverá a ser. Yo hago orden del caos y caos del orden que es por lo que estoy metido en esta mierda. Así que vamos a ello antes de que empiece a arrancaros los pelos.

Su mirada fue directa a Mama.

—Mew, últimamente ha habido cierto número de quejas contra el Empire.

El pánico de Minwoo creció. Mama, por el contrario, mantuvo la compostura.

—¿Quejas? ¿De quién?

Phoenix se inclinó hacia un lado mirándola con los ojos entrecerrados.

—Un grupo de chacales que dicen que no sólo te negaste a ayudarles a que aprehendieran a un criminal buscado si no que también informaste al tal criminal de dónde estaban y le soltaste sobre ellos.

Mew abrió la boca pero Phoenix levantó la mano para hacerla callar.

—Una manada de lobos dijeron que, cuando uno de los empleados de tu Empire les atacó en un callejón fuera del Empire sin mediar provocación, no sólo disculpaste sus acciones si no que te negaste a entregarles. Así mismo, permitiste a sabiendas que Taeheon fuera falsamente acusado y le perseguiste en este mismo Consejo. Y que tú, personalmente, atascaste a un tigre en tu propia casa. Ha habido otros que aseguran que seleccionas y eliges a quién ayudar y cuándo en lugar de dar la bienvenida a todos como juraste hacer. ¿Qué tienes que decir?

Maman ni siquiera pestañeó.

—Mienten.

Kevin se puso de pie.

—Apoyo a Mew completamente.

La atención de Phoenix se desvió hacia él como un potente láser.

—Chico, ni siquiera he empezado contigo todavía. En este momento, tu palabra no significa mucho.

Minwoo le lanzó una mirada asustada a Taeyang.

Taeyang le cogió la mano y la mantuvo apretada incitándolo a que mantuviese el silencio.

Phoenix clavó una mirada severa en Mew.

—¿Hiciste o no hiciste que tu hijo avisara a Youngdo de que el grupo de chacales iban a por él?

—Atacaron a mi hijo en mi propio club. Amenazaron su vida.

Minwoo miró el asiento vacío que fue de Youngdo. ¿Qué le había pasado? ¿Por qué no estaba aquí para apoyar a Mama?

Phoenix no le dio tregua.

—Deberías habérmelo dicho, Mew. Soltar a su enemigo sobre ellos va en contra del código de neutralidad y lo sabes. Y aún no has contestado a mi pregunta. ¿Se lo dijiste?

—Sí. Yo, y no mis hijos, informé a Youngdo que iban tras él.

Sintió como se tensaba la mano de Taeyang ante la mentira. Taeyang había sido el que advirtió a Youngdo. Mama estaba protegiéndole ofreciéndose a sí misma para el bloque de ejecución.

—Y cuando Park Woorang y su manada te contaron bajo juramento que su hijo y sus amigos habían sido atacados en las afueras de tu club, ¿no entregaste a los culpables?

Minwoo dio un paso adelante.

—¡No! —Soltó Taeyang en su cabeza—. Phoenix te matará.

—Pero está mal.

—Minwoo, no avergüences a Mama. Sabes lo que tienes que hacer.

Sí, lo sabía. Pero era muy duro quedarse quieto y escuchar como atacaban a su madre con hechos que estaban siendo exagerados.

Mama levantó la barbilla con la dignidad de una reina.

—No creo en su manada ni en las mentiras que cuentan.

—¿Te negaste a entregarles a su atacante?

Por él… Las lágrimas sin derramar la ahogaban al darse cuenta de en cuántos problemas había metido a su madre. No era de extrañar que fuera tan severa a veces. Minwoo sabía que Phoenix era insensible, pero verlo…

¿Qué había hecho? Había puesto en peligro a su madre para salvar a su amigo.

Y Maman se estaba echando toda la culpa para protegerlos.

—Oui. De hecho, lo hice.

Phoenix movió la cabeza.

—¿Y cuando nos reunimos aquí y dimos orden de arresto contra Taeheon, no mentiste a los miembros de este consejo?

—No. Dije lo que creía que era la verdad.

—¿Estás segura?

—Absolutamente. Sí.

Phoenix dejó escapar un suspiro cansado mientras se acariciaba la barbilla, pensativo.

—Mew… de todos los miembros de este consejo, tú sabes cómo va. ¿En qué estabas pensando?

—Lo que estaba pensando es que Youngdo, como Regis de este consejo, debía ser avisado. Sus perseguidores llegaron y pusieron un cuchillo en la garganta de mi joven hijo y atacaron a mis hijos. Si no me preocupara mi licencia, les habría destruido allí mismo. Pero en vez de hacerlo, pensé que era justo advertir a Youngdo que esa gente —escupió la palabra—, no harían honor a las leyes del Empire y que no se molestara en buscarlo.

Phoenix se inclinó hacia delante.

—Decirle a un enemigo marcado dónde encontrar a aquellos que quieren matarlo no está en el código. ¿Y qué hay de la otra acusación?

—Park es un cerdo. Su hijo atacó a Taeheon en el callejón de atrás y le cogimos allí, y de nuevo atacó a mi hijo joven que estaba intentando ayudar a Taeheon.

—Tengo declaraciones juradas de diez miembros de su manada que juran que Taeheon fue quien atacó primero.

—En defensa propia.

—Fue el primero en derramar sangre —el tono de Phoenix era gélido.

Y aun así, Mama no retrocedió y por eso Minwoo sintió un nuevo respeto por su madre.

—Y Park le habría matado allí mismo si yo le hubiera entregado. No condenaré a morir ni siquiera a un enemigo cuando le acosan los matones.

Phoenix se puso de pie, lo que hizo que alguno de los miembros del consejo jadearan. Mama, sin embargo, no movió un músculo.

Phoenix se acercó.

—Si dices la verdad, ¿por qué no me informaste?

—No pensé que mereciera la pena molestarte.

Phoenix se detuvo cerca de su silla.

—Pues te equivocaste. Con efecto inmediato, tu licencia se suspende durante seis meses. Una transgresión más y será indefinidamente.




2 comentarios:

  1. O.o
    Pos la que les digo que entendí, si no entendí...
    Me quede en las mismas(?)
    Mucha información...

    ResponderEliminar
  2. esto se pone bueno ahora que no tiene la licencia esa osa va a bailar las calmadas con los mas feos o malachai ya quiero conocerte seras tan malo como dicen

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...