Minwoo todavía vacilaba alrededor de Kwanghee y del
compañero de Dongjoon, Jinyoung era un lobo Arcadiann que había pertenecido a
la manada en la que Dongjoon había nacido. Ellos se habían reencontrado la
última vez cuando Jinyoung había ido al Empire para darle caza y matarle.
Ahora lo único que mataría Jiyoung sería al que mirara a Dongjoon
con recelo.
Sip, la vida era de todo menos predecible.
Jinyoung se estaba quedando allí con ellos mientras Dongjoon
iba a encontrarse con SShina para obtener alguna novedad sobre lo que estaba
sucediendo en el Empire. Minwoo no podía
permanecer en aquel silencio y Dongjoon se había ofrecido
voluntario para ser el enlace con sus hermanos.
—¿Minwoo? ¿Podrías poner la mesa?
Cuando fue a por los platos, un destello cerca del umbral
de la puerta llamó su atención. Taeyang se materializó en la cocina detrás de
él.
Minwoo casi deja caer los platos. Nadie de su familia le
había dicho una sola sílaba desde que Maman lo había echado.
Taeyang miró avergonzado a Kwanghee y Jinyoung antes de
volver su atención a él.
—¿Puedo tener unas palabras contigo?
Pasándole los platos azules a Jinyoung, le condujo a la
sala de estar donde podrían hablar sin tener a los otros escuchando la
conversación.
—¿Qué ocurre?
Él materializó su maleta.
—Quería que tuvieras tus cosas. No estoy de acuerdo con
lo que hizo Mama, ninguno de nosotros lo está. Tratamos de ablandarla…
—Pero es Mama.
Él asintió cuando dejó la maleta en el suelo al lado del
sofá.
—No quiere escucharnos ahora. Seguimos esperando cada día
a que se ablande y nos envíe a uno de nosotros tras de ti, pero eso no sucede.
En verdad te echo de menos y quiero que sepas que puedes llamarnos siempre que
necesites algo.
Su oferta le calentó completamente. Desafortunadamente,
no iba a ser capaz de meterle en esto. No sin conseguir meterle en montones de
problemas y arriesgarle a tener que unirse a él aquí en el hogar de los Kim.
—Mama se pondría furiosa.
Él se encogió de hombros.
—Soy adulto. Puedo arreglármelas.
Sí, claro. Nadie era así de adulto. A Mama no le gustaba
que nadie fuera en contra de sus deseos—como demostraba la actual situación de Minwoo.
—Así que, ¿Cómo van? –preguntó, muriéndose por las
novedades.
—Es tenso. Hay un montón de chusma que entra, pensando
que pueden pasarse de la raya ya que piensan que no tienen que temer la ira de Phoenix.
Pero Donghyun está desatado ya que no hay leyes de eirini en el lugar que lo
restrinjan. Todos nosotros estamos dejando salir algunos de nuestros más
predatorios instintos—. Ahí fue cuando Minwoo se dio cuenta de lo lastimados
que estaban sus nudillos.
Sacudió la cabeza, divertido a la par que preocupado por
sus hermanos.
—¿A cuántos has matado?
—A ninguno, pero siempre hay un mañana.
Se rió a pesar de sí mismo.
—Estás enfermo.
Él sonrió con orgullo—dioses, como extrañaba esa sonrisa
come mierda suya.
—¿Qué hay del resto de la familia? ¿Van a volver?
Eso lo puso serio inmediatamente.
—Todavía están en Oregon. Cuando los cachorros nazcan,
volverán.
Eso era lo que se había imaginado.
—Entonces tendréis que huir otra vez. Moviéndoos de un
lugar a otro como solíamos hacer.
—No—. Aquellos ojos azules suyos lo atravesaron
completamente—. Esta es nuestra casa. Nadie va a perseguirnos.
Su corazón dejó de latir con lo que estaba diciendo.
Seguir llevando el club sin el respaldo de Phoenix era un suicidio.
—¿Mama está segura?
—Sip. Después de todo Siwan lleva un club que no es un
limani y no tienen demasiados incidentes.
—Claro, pero…
—Es una decisión que hemos tomado todos, —dijo, cortando
sus protestas—. Además, hemos añadido algunos otros a nuestra compañía,
incluyendo a Youngdo, quien estará aquí para defendernos siempre que lo
necesitemos.
—Es lo menos que puede hacer.
Él asintió estando de acuerdo.
—Los Dark-Hunters también están tomando posiciones por la
noche para ayudarnos y Kangin y Kyuhyun, diablos incluso Siwon, están
asegurándose de pasarse de visita… solo por si acaso. Y por supuesto Minho esta
mucho por allí, estoy a punto de cobrarle alquiler al pequeño bastardo.
Minwoo se rió ante eso último, aunque las noticias lo
sorprendían. Mientras que ellos habían sido los dueños durante décadas, no se
había dado cuenta de la extensión de su lealtad.
—¿De verdad?
—Sí. Desde que los Dark-Hunters no pueden estar unos
alrededor de los otros sin drenar sus poderes, se turnan cada noche. Así en
conjunto, no es tan malo como piensas.
Minwoo entrecerró la mirada sobre él.
—¿Pero?
—¿Pero qué?
—Hay un pero en tu tono.
Él metió las manos en los bolsillos de una forma que le
recordaba a un chiquillo avergonzado.
—No lo sé. Yo solo tengo un mal presentimiento y creo que
Mama también. Realmente ha estado al límite estos últimos días.
—Mama siempre está al límite.
—Cierto, pero esto es… —su voz se disolvió cuando miró
más allá de su hombro.
Minwoo se volvió para ver a Hyungsik en el umbral.
Hubo un instante de tensión entre ellos. Igual que dos
enemigos que se miden el uno al otro como si estuviesen esperando una
oportunidad para golpear. Odiaba que los dos hombres que más significaban para él
estuviesen así de incómodos juntos.
Volvió a mirar a Taeyang para verle bajar la mirada a su
mano, la cual todavía no estaba marcada.
Él se aclaró la garganta.
—Será mejor que me vaya.
—Taeyang, espera—. Fue a besarle en la mejilla—. Gracias.
—No hay problema—. Se marchó demasiado rápido, le
sorprendía que no hubiese un rastro de vapor.
Hyungsik se adelantó, con expresión de disculpa.
—Lo siento mucho, Minwoo.
Él le posó la mano sobre los labios.
—Nunca te disculpes por amarme, Hyungsik. Esa es la única
cosa en mi vida que no cambiaría.
—Sí, pero odio lo que esto te está costando.
Al igual que él, pero nunca dejaría que lo supiera. Minwoo
inclinó la cabeza contra su hombro. Siempre se sentía tan bien a su lado.
Incluso en la noche cuando él dormía como un lobo. Siempre se tendía cerca de él
y la mitad del tiempo lo utilizaba de almohada. Nunca se quejaba.
Hyungsik cerró los ojos y lo sostuvo. No lo entendía, pero
estar con él era igual que llegar a casa. Había oído esa expresión durante toda
su vida pero nunca la había entendido realmente hasta ahora.
Y mientras lo sostenía, su mano empezó a arder como si
estuviera en llamas. Maldiciendo, retrocedió.
—¡Aug! – Jadeó Minwoo, sacudiendo su propia mano antes de
soplar la palma.
Los dos se quedaron congelados en el sitio cuando la
realidad los golpeó con fuerza. Supieron de qué se trataba al instante.
Estaban emparejados.
Minwoo se movió para poner su brazo bajo el suyo y
mantener su mano al lado de la suya y así pudieran ver las marcas que
aparecieron juntas. El muy estilizado símbolo era similar al de Kevin y Dongjoon,
pero lo bastante diferente como para marcarlo como suyo.
Después de todo ese tiempo…
Finalmente sabían la realidad que siempre habían sabido
en sus corazones.
Minwoo posó su palma marcada sobre la suya y apretó la
mano que le agarraba.
—Parecen cabezas de lobo.
Hyungsik frunció el ceño.
—No, no lo son.
Minwoo volvió nuevamente su mano.
—Sí, lo son. Tiene orejas y todo.
Hyungsik inclinó la cabeza cuando se dio cuenta que tenía
razón. Parecía la silueta de un lobo.
—¿Estás seguro de esto?
—¿Debería no estarlo?
Honestamente, medio esperaba que en cualquier momento le
salieran cuernos. No es que le condenara después de todo lo que había tenido
que atravesar.
—No lo sé… quiero decir, esto te costará todo.
Minwoo tragó. En cierta modo era verdad, pero por otro
lado…
—Tú no me lo costarás. Siempre supe que no tendría
elección sobre quien elegirían Los Destinos para mí y sinceramente, no lo
habría elegido de otra manera. Ni una sola vez soñé que sentiría hacia mi
compañero lo que siento por ti, Hyungsik. ¿Crees que atravesaría los dos reinos
del infierno por alguien más?
Él se rió.
—Espero que no.
Minwoo mantuvo su mano en las suyas mientras caminaba al
interior de sus brazos hasta que sus pechos quedaron presionados contra su
pecho.
—¿Cómo te sientes por ello?
Hyungsik tragó cuando sintió su cuerpo endurecerse.
Demonios, él era el joven más hermoso que había visto jamás. Y al igual que él,
nunca había soñado que se sintiese de esa forma hacia otra persona, ni siquiera
hacia su compañero.
—Aliviado de no ser un completo estúpido.
—¡Hyungsik! –dijo en tono de regaño
Él parpadeó con inocencia.
—¿Qué?
Minwoo sacudió la cabeza.
—Tenemos que hacer algo con tu brutal honestidad.
—Como si tú no hubieses tenido el mismo pensamiento.
Vale, quizás un poco, pero nunca lo admitiría en voz
alta.
—¿Vais a venir a comer, vosotros dos?
Odiando la interrupción, miró más allá de él para ver a Kwanghee
en el umbral.
—Ya vamos.
Cuando empezó a apartarse, Hyungsik lo apretó contra él.
“Solo quiero sentirte aquí un minuto más”, le proyectó.
Su visión nadó en ello. Lo mantuvo sobre ella como si
fuera la cosa más preciosa que había tocado y esto hacía que el amor en él
creciera. Dioses, como amaba la forma en que se sentía contra él. La dureza de
su cuerpo. El profundo olor masculino de su piel. Podría quedarse así para
siempre.
—¿Tío Hyungsik?
Sonriendo, Minwoo bajó la mirada para ver a Seungkwan
tirando de la pierna de Hyungsik.
—¿Qué necesitas, chaval?
Seungkwan envolvió sus bracitos alrededor de la pierna de
Hyungsik, la apretó y entonces corrió hacia la cocina.
Minwoo se rió.
—Supongo que él necesita lo mismo que yo.
—Supongo que sí—. Hyungsik tomó su mano y tiró de él
hacia el comedor.
Kwanghee fijó en ellos un severo ceño fruncido.
—¿Qué estabais haciendo vosotros dos?
Hyungsik miró a Minwoo y entonces se volvió a Kwanghee.
—¿Qué?
—Parecéis dos lobos que han encontrado un hueso. —Esa era
una expresión Katagaria que venía a decir lo mismo que el gato que se ha comido
un canario.
La mirada de Kwanghee descendió a la mano de Hyungsik. Él
jadeó y casi deja caer el bol de ensalada que estaba sujetando. Dejándolo sobre
la mesa, le arrebató la palma para mirarla.
—Oh, dioses, ¡Estás emparejado! —entonces sus ojos se
ensancharon—. Realmente espero que sea a Minwoo.
Minwoo se rió antes de tenderle la palma boca arriba para
mostrársela.
—Afortunadamente. De otra manera, tendría que matar algo
y después pegar al insensato de Hyungsik.
El alzó las manos en rendición.
—Hey, ya sabes que mis futuras sesiones están todas bajo
tu control.
—Derecho exclusivo, chico.
Kevin entró en la habitación y miró alrededor con un
sorprendido gesto.
—¿Qué está pasando?
—Tu hermano está emparejado.
—Sí, a Jinyoung.
—No es Dongjoon, cariño.
Le tomó un segundo entender las noticias. Kevin jadeó
ante ellos antes de tenderle la mano a Hyungsik.
—Felicidades.
—Gracias —. Dijo Hyungsik, estrechándola.
Jinyoung llegó corriendo desde la cocina.
—¡Déjame ver! — le dijo a Minwoo. El sonrió abiertamente
mientras comparaba sus marcas, las cuales eran básicamente la misma a excepción
del color. La de Minwoo era azul mientras que la de Jinyoung era roja—.
Bienvenido a la familia. No es que no estuvieses ya aquí, pero ahora es
oficial.
A pesar de su felicidad, esas palabras trajeron una
punzada de dolor cuando Minwoo se dio cuenta que su familia de nacimiento nunca
sería así de feliz por él.
Era tan injusto.
Pero no dejaría que eso empañara su alegría. Al menos eso
era lo que se decía a sí mismo. La verdad, sin embargo, es que lo hacía. Sin
importar lo que había sucedido, su familia era su familia y los quería con él.
Su ausencia le dolía profundamente en el corazón, pero se
negaba a mostrarles eso a los demás. Estaban felices por él y él estaba tan
agradecido por sus palabras que no podía comunicar ni una parte de lo que
sentía. Así que se sentó allí, conteniendo las lágrimas mientras Kevin y Kwanghee
sacaban champán y todos lo celebraban.
Incluso Dongjoon cuando regresó estaba conmovido. Lo besó
en la mejilla y estrechó la mano de Hyungsik.
Minwoo se excusó de ellos y se fue al baño. Al momento en
que estuvo solo, cerró la puerta y destelló al callejón en el lado de fuera del
Empire. Estaba completamente oscuro. Bastante sorprendente. Alzó la mirada a la
luz que siempre había titilado en su mejor noche.
¿Cuándo irían a arreglarla?
Extrañando a su familia, fue hacia la puerta para
abrirla, entonces se detuvo.
Ellos no serán felices. Las lágrimas se amontonaron en sus
ojos cuando esas palabras lo atravesaron. Quería correr adentro y decírselo a
sus padres. Que se rieran y lo felicitaran de la manera que habían hecho con
los emparejamientos de sus hermanos. Quería que Taeyang y Donghyun y todos los
demás lo felicitaran.
Eso nunca sucedería.
Vete a casa.
Una solitaria lágrima cayó por su mejilla. Este era su
hogar…
Pero ya no lo era. Nunca volvería a ser su casa.
Su hogar estaba con Hyungsik como su compañero.
Obligándose a sí mismo a dejar el pomo de la puerta, dio un paso atrás. Cuando
lo hizo, captó un vislumbre rosa desde la esquina del ojo.
Fue hacia ello. Se le hundió el corazón cuando se dio
cuenta que era el cuerpo de su camarera, Tara. Al igual que los otros
asesinatos que la policía había intentado culpar a Hyungsik, su sangre había
sido completamente drenada.
Pero ella todavía tenía su alma…
Tambaleándose hacia atrás, se dio cuenta en un instante
de lo que era.
Un demonio asesino.
Con respiración desigual, se fue hacia la puerta solo
para sentir una maligna presencia en el callejón junto a él.
Alguien chasqueó.
—No pensarás realmente que puedes interrumpirnos y
después seguir tu camino, ¿verdad?
De la oscuridad salió no solo uno, si no un ejército de
demonios.
Hyungsik estaba riendo con Kevin cuando un estremecedor
escalofrío le bajó por la columna. Un escalofrío que se convirtió en unas
trituradoras garras cuando cada instinto en su interior se alzó con alarma.
En un instante, sabía que estaba pasando.
—Minwoo está en problemas.
Dongjoon arqueó una sardónica ceja mientras se reía entre
dientes.
—¿En el baño? ¿Qué está haciendo? ¿Comerse lo que no
debe?
Miró a Dongjoon con fiereza.
—No. Está en el Empire.
Kevin frunció el ceño.
—¿Qué?
—Debe haberse tele transportado allí para ver a su
familia. —Sin perder otro segundo para explicárselo a sus densos hermanos, se
tele transportó al exterior para encontrarlo en el callejón, rodeado por
demonios con los que luchaba con su arma.
Había fácilmente dos docenas de ellos, con más apariencia
de atacar que si alguien hubiese abierto un portal al infierno.
Hyungsik encontró la decidida mirada. Manifestó su espada
para luchar con ellos.
—Ve adentro.
Por una vez, no discutió.
—Conseguiré ayuda.
Después de asegurarse que conseguía entrar sin daño, Hyungsik
deslizó una arrogante mirada sobre los amenazantes demonios.
—¿Listos para bailar, tíos? Es hora de matar.
Minwoo corrió al bar donde estaban Taeyang, Donghyun,
Colt y Taeheon, junto a su padre. Se quedaron mirándolo como si fuese un
fantasma.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Papá.
Minwoo se esforzó por calmar la rápida respiración,
mientras sentía el sudor corriéndole por la espalda. Todo el cuerpo estaba
temblando por la batalla que apenas acababa de dejar y estaba muy seguro de que
las marcas de Centinela se mostraban sobre la cara, especialmente dado el modo
en que Donghyun lo miraba, pero no tenía tiempo o fuerza para preocuparse por
eso.
—Tara está muerta. Hyungsik está fuera en el callejón,
rodeado por demonios. Necesita ayuda. ¡Ahora!
Taeyang empezó a adelantarse sólo para que la aguda voz
de Mama lo detuviera.
—El lobo no significa nada para nosotros. Nos declararon
la guerra en el momento en que causaron que Phoenix revocara nuestra licencia.
No nos importan. Dejad que los demonios se lo queden.
Minwoo jadeó, entonces la fulminó con la mirada. La rabia
le sostuvo mientras encaraba a su madre.
—Quizás él no signifique nada para ti, Mama, pero es mi
compañero. —Alzó la mano hacia su madre para mostrarle la marca de Hyungsik—. Y
si nadie de vosotros va a ayudarle, entonces lo haré yo mismo, y nunca os
perdonaré por esto.
Empezó a desvanecerse, pero antes de poder hacerlo vio a
la manada de Park atravesar la sala.
Cada miembro, estaba allí con una mirada en el rostro que
decía que venían a encargarse de los osos. Permanecían hombro con hombro en formación
de batalla, las cabezas bajas, los ojos alerta.
Era obvio que esto no era una coincidencia. Era un bien
planeado y calculado ataque contra el Empire. De repente, todo lo referente a
los demonios de fuera cobró sentido.
Y sabía exactamente quién era el culpable.
Woorang.
Los había convocado y esta noche, en el aniversario de la
muerte de su hijo, iba a limpiar el escondrijo de los osos.
Taeyang agarró dos espadas de la pared de encima de la
barra. Le lanzó una a Jeup y se quedó con la otra.
—Vamos, cachorro, vamos a salvar a Hyungsik antes de que Minwoo
nos haga daño a nosotros. Donghyun, el resto de vosotros sacad la basura del
bar y asegúrate de aplastarla primero.
Donghyun inclinó la cabeza antes de saltar sobre el bar e
ir por los lobos.
Lo último que vio Minwoo antes de destellar al callejón
fue el infierno desatándose cuando los matones de Woorang atacaron a la gente
del Empire. Gente gritando, armas desenfundadas y cuerpos entrelazados en un
mortal borrón.
Pero ahora mismo, había uno que estaba luchando solo.
Minwoo destelló para encontrar a Hyungsik, a quien se le
había unido Wonbin, siendo sobrepasado por la escarpada cantidad de demonios
que iban hacia él.
La puerta trasera del club se abrió y Taeyang agarró a Hyungsik
y Wonbin por las camisetas para tirar de ellos al interior del Empire.
—Entra en el Club y cierra la puerta. —le gruñó Taeyang.
Minwoo no vaciló en obedecer.
Wonbin y Hyungsik se sacaron a Taeyang de encima.
—No soy tu puta, chica. —Ladró Wonbin—. No me vuelvas a
tocar de esa manera otra vez.
Taeyang puso los ojos en blanco ante la común amenaza del
lobo.
—La próxima vez dejaré que se queden contigo.
Jadeando, Hyungsik atrajo a Minwoo contra él y lo besó a
un lado de la cabeza. Al igual que él, estaba sudando por la pelea y podía
sentir el corazón danzando salvajemente en su pecho mientras lo sostenía cerca.
Wonbin miró apuntando hacia Jeup.
—Trae algo de sal. Tanta como puedas encontrar.
—¿Por qué?
Wonbin tosió antes de responder.
—Son demonios babosa. Esparce una gruesa línea de eso en
todas las puertas y ventanas, y eso evitará que entren.
—Llegas tarde. —dijo Taeheon, uniéndose a ellos. Señaló
al frente.
—Mierda Santa. —jadeó Taeyang.
Minwoo jadeó.
Esto se parecía a algo salido de una película de zombis.
Los últimos humanos restantes corrieron gritando hacia la puerta mientras los
Were-Hunters y los demonios luchaban. Lo más sorprendente fue el hecho de que Kevin,
Dongjoon, Jinyoung y el resto de la manada Kim se unió a ellos.
Donghyun encontró la mirada de Minwoo.
—No te culparía si huyeras por la puerta.
—Familia para siempre. —dijo, tendiéndole la mano.
Lo agarró atrayéndolo a un apretado abrazo antes de
empujarlo de vuelta hacia Hyungsik.
—Protégelo.
—Con mi vida.
Ellos se unieron a la batalla. El corazón de Minwoo
palpitó cuando se enfrentó a una loba Arcadian. Corpulenta y fea era casi dos
veces su tamaño.
Cuando se estiró hacia ella, Jiyong apareció y traía con
él refuerzos que incluían a Wynter, Goonji y Yoonha.
Hyungsik jadeó cuando los vio en la lucha.
—¿Qué significa esto?
Jiyong le guiñó el ojo.
—Uno para todos y todos para divertirse, amigo mío. No
pensarías que te dejaría pelear con todos los demonios a ti solo, ¿no?
—No sería la primera vez.
Jiyong rió y le arrancó la cabeza a un demonio que
cometió el error de acercarse demasiado.
—Supongo que a esos podemos matarlos, ¿eh?
Jiyong desenfundó la espada desde atrás y le dedicó una
elocuente mirada.
—Cuando tu marca chisporrotee, no les mates. Cuando
vibre, son todo tuyos.
Así que esa era la diferencia en las sensaciones que
sentía.
—Realmente debemos trabajar en tus habilidades de
comunicación.
—Olvídalo. —Dijo Goonji cuando interceptó un demonio al
lado de Hyungsik y le giró el cuello—. Él no es una persona amigable y nunca
vamos a domesticarle.
Hyungsik cabeceó a uno de los del equipo de Woorangs.
Quería convertirse en lobo, el cuerpo rogaba por ello, pero tenía que tener
brazos para luchar con los demonios.
Maldición.
Ahhhhhh
ResponderEliminarQue capítulo tan genial!!!!
Fue perfecto!!!
Ahhhhhh oh sí!!! Son pareja!!! Oh si!!! Que genial!!! Entonces ellos si pueden tener bebés!????? Qué were sería!???? Ahhhhhh
Mostró sus marcas arcadianas???? Really!!????? Ahhhhhh oh si!!! Se enfrentó a Mew, eso es Minwoo!!!! Ahhhhhh jodidamente genial!!!!!
i se armo la fiesta si espero y no salgan muy heridos al terminar la batalla ya quiero ver a los cachoros de este par
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