Luna Negra (DH10)-27



—Si dices la verdad, ¿por qué no me informaste?

—No pensé que mereciera la pena molestarte.

Phoenix se detuvo cerca de su silla.

—Pues te equivocaste. Con efecto inmediato, tu licencia se suspende durante seis meses. Una transgresión más y será indefinidamente.

—Pues te equivocaste. Con efecto inmediato, tu licencia se suspende durante seis meses. Una transgresión más y será indefinidamente. —Phoenix se volvió hacia Kevin—. Y tú… Te dije que trajeras contigo a tu hermano.

Ahora fue el turno de Kevin de no mostrar emoción alguna.

—No sé dónde está.

Phoenix le lanzó una cortante mirada llena de ira.

—¿Esperas que me lo crea?

—Es la verdad.

Eso no le gustó para nada al muchachote. Parecía que Phoenix iba a desatar una ira infernal sobre todos ellos.

—Muy bien. Ya veo que necesitas un incentivo para obedecerme. Me traes aquí a Hyungsik en cuarenta y ocho horas para someterle a juicio o destruyo la manada Kim —miró a Dongjoon con los ojos entrecerrados—. A ambas. ¡Se levanta la sesión! —Rugió la última orden mientras desaparecía.

Los miembros, visiblemente agitados, empezaron a desaparecer no sin antes hacer varios comentarios insidiosos sobre Hyungsik y los Ha.

Aturdido por lo que había ocurrido, la mayor parte de lo cual había sido por su culpa, Minwoo se acercó a su madre.

—¿Mama?

Su madre no mostró la más mínima emoción. Pero Minwoo podía sentirlo. Sabía lo duro que había sido para su madre. Sin licencia, cualquiera podía atacarlos. No tenían refugio. Todo aquello por lo que Mama había luchado se había hecho pedazos.

¿Qué he hecho?

Taeyang se dejó caer junto a su madre.

—Mama, todo se arreglará.

Le cogió la mano y lo miró como si se asombrara de su tamaño.

—Non, mon fils. Quiero que te vayas y reúnas a la familia. Marchaos y no volváis hasta que volvamos a tener licencia.

Taeyang negó con la cabeza. Tenía la mandíbula crispada y esa mirada obstinada de acero que conocían tan bien.

—No podemos dejarte.

Mama le abofeteó. Con fuerza.

—No me cuestiones. Ve y haz lo que te digo. ¡Ya!

Las facciones de Taeyang se endurecieron. Mew podía ver el deseo de devolver el golpe, pero Taeyang sabía por qué lo había hecho. Mama estaba preocupada y actuaba bajo el impulso animal. Acababa de arriesgar su vida para proteger la de ellos.

Sin una palabra más, se desvaneció.

Minwoo encontró la mirada de Kevin mientras se acercaba para hablarle.

—¿Qué vas a hacer?

—¿Tú qué crees? —Le gruñó.

Se llenó de horror.

—No puedes entregar a Hyungsik a ése… —monstruo era lo que quería decir, pero sabía que no podía. Phoenix podía oírla y sólo los dioses sabían qué le haría.

—Tengo pareja y un hijo. Mi compañero está embarazado de nuevo, Minwoo, y es humano. ¿Crees que puedo entregarlo por un hermano que ya ni siquiera me habla?

Mama se puso de pie. Barrió a Kevin con una mirada fría y hostil.

—Todo esto es culpa tuya. Vosotros, lobos, me habéis echado encima todo esto. Antes de que viniérais estábamos en paz y ahora…

—¿Nosotros? —Gruñó Kevin—. ¡Mi hermano no se habría visto envuelto en todo esto si no hubiera sido por tu hijo! Me arriesgo a perder mi manada y a mi compañero, ¿y por qué? ¿Por un oso?

Minwoo retrocedió como si lo hubieran abofeteado con esas palabras. Kevin le lanzó una mirada dura y fría.

—Más te vale que encuentres a mi hermano y me lo traigas.

—¿Y si no puedo?

—No te gustaría que contestara a esa pregunta, osito. Créeme.

Minwoo se encogió al darse cuenta de qué iba todo aquello. Kevin iba a traicionar a Hyungsik por última vez y quería que él fuera la herramienta con qué hacerlo.



Minwoo estaba en su habitación, empacando todo lo que tenía. Su ropa, sus joyas, sus libros. Pero a diferencia del resto de su familia, él no iba a esconderse.

Iba a encontrar a Hyungsik y luego ambos iban a escapar de toda esta mierda de una vez y para siempre. De ninguna manera iba a ser parte de los que le dieran la espalda. Él ya había pasado por demasiado.

Un leve toque sonó en su puerta.

—Pase.

Era Taeyang. Tenía el cabello peinado hacia atrás en una coleta y la manga de su camiseta doblada hacia arriba, dejando el tatuaje del doble arco y flecha extremadamente visible. Como él, siempre había encontrado divertido el tatuaje, aunque estaba seguro que irritaba a Artemisa, dado que él no era un Dark Hunter.

Él vaciló en la puerta, sus ojos estaban tristes y preocupados.

—¿Vas a viajar en el SUV con la compañera de Quinn?

Becca estaba embarazada y no podía viajar por sus poderes.

—No. No me voy en la evacuación.

Taeyang cerró la puerta y se adentró más. Su mirada fue derecho a su maleta abierta.

—¿Qué estás haciendo?

—Me voy, pero no con los demás.

—¿Por qué?

Minwoo suspiró mientras doblaba otra camiseta y la guardaba.

—He puesto en peligro a cada uno. Es lo justo que me fuera.

—¿Estás loco?

Eso era cuestión de opiniones y al momento lo más probable es que lo estuviera. Su madre definitivamente diría que sí.

—Debería haberme ido con Hyungsik cuando me lo pidió. Ahora… —se encogió de dolor por los recuerdos de todo lo que había sucedido—. Ya he hecho demasiado daño aquí.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Fui yo quien se opuso a los chacales y causó que ellos nos atacaran. Era yo quien estuvo detrás de Seojoon todos estos años.

Taeyang resopló.

—Fui yo quien encerró su lastimero trasero en una jaula y lo amenazó.

—No. Soy el catalizador. Tú sabes cuán imperdonable es Mama. Debo irme antes que me mate ella misma.

Taeyang le quitó la camiseta que estaba empacando de las manos y lo forzó a levantar la mirada hacia él.

—Tú eres su único hijo joven. Dioses, Minwoo, tú sabes lo mucho que aún lloramos las muertes de nuestros hermanos… no nos hagas llorar por ti, también. Eres sangre de mi sangre. En lo bueno, en lo malo, en la guerra, en la paz. Eres el único joven hermano pequeño que tengo y moriría si te pierdo. Mama y Papa aún más.

Lágrimas nublaron sus ojos antes su inusual discurso.

—Tú eres siempre tan rudo. No hay nada que no puedas manejar.

—No en lo que a ti concierne. No me hagas perderte, Minwoo. No soy así de fuerte.

Minwoo lo atrajo a sus brazos y lo sostuvo contra sí.

—Realmente te odio, Taeyang.

—Sip, lo sé. Yo tampoco puedo aguantarte mucho, cabeza de chorlito.

Riendo a través del llanto, retrocedió para enjugarse las lágrimas.

—Dioses… ¿qué se supone que tengo que hacer? Amo a Hyungsik y no sé si es inocente. ¿Qué ocurre si fue él quien asesino a los otros?

—¿En realidad crees que él hizo eso?

—No, no lo creo.

—Entonces, él necesita un amigo en estos momentos. ¿Quieres que te ayude a encontrarlo?

—No lo sé. —suspiró mientras lo pensaba. Hyungsik había sido impredecible las últimas veces que se encontraron. Pero le había visitado aquí recientemente. Su mirada cayó en el pequeño oso de peluche negro en su maleta que había dejado sobre su cama hacía una semana… uno que mantenía su olor, Hyungsik sabía que dormía mejor donde sea mientras tuviera algo de él para abrazar. Aún cuando no le había visto, había estado pensando él.

Pero ese acto de gentileza no cambiaba el hecho que él era un poderoso Were Hunter poseído por un demonio.

—Él podría hacerte daño.

Taeyang le lanzó una ofendida mirada.

—Lo dudo. —Él echó una ojeada a la fotografía de Minwoo con sus hermanos que estaba sobre su tocador antes de volver a hablar—. Sólo para que lo sepas, Papa, Hyunseong, Donghyun, Jeup, Quinn, Juntae y yo, no nos vamos.

Un estremecimiento le recorrió.

—¿Qué?

—No vamos dejar a Mama aquí desprotegida. Si las cosas se van a la mierda de la manera en que se ve, ella no puede estar sola con los humanos.

—¿Le has dicho eso ya?

—Estaba en camino para informarla cuando me detuve a verte. ¿Quieres venir a ver la fiesta?

—Oh, sí. Esto, definitivamente, no me lo quiero perder. —A Mama no le gustaba que nadie la desobedezca.

Minwoo lo siguió fuera de su habitación y escaleras abajo hasta el salón donde su madre estaba despidiendo a las mujeres y niños de su familia mientras ellos se iban al condominio de los Ha en Oregón. Era donde vivían antes de arribar a Nueva Orleáns. Ellos mantenían un lugar ahí y en Niza, Francia, donde sus padres habían nacido. Pero Niza sería un viaje difícil para las parejas embarazadas, así que Oregón fue la elección.

Seungcheol, Cody y Aron irían con ellas para vigilarlas y protegerlas.

Hyunseong, Quinn, Donghyun, Jeup y Juntae estaban al final de las escaleras con los brazos doblados sobre sus pechos. Un frente unido contra el mundo. Nunca habían lucido más imponentes.

Taeyang se movió para pararse con ellos mientras Mama besaba las mejillas de sus nietos.

Una vez que se fueron, Mama se volvió.

—Estareis seguros, ¿non?

—Oui —dijo Donghyun—. Pero lo haremos desde aquí.

El rostro de Mama palideció mientras sus ojos se oscurecían de furia.

—¿Qué?

Juntae dio un paso adelante.

—Nada de lo que digas o hagas cambiará nuestra opinión. No vamos a dejarte, Mama.

—Ni nosotros tampoco.

Minwoo se volvió ante el sonido de la voz de Carson. Él bajaba las escaleras junto con Justin, Jasyn, Max y los Zea y Colt.

—Nos diste refugio cuando nadie más lo hizo y nos quedaremos aquí contigo, no importa qué.

—Como yo.

Minwoo jadeó cuando escuchó la voz de Taeheon. Él se apareció no lejos de sus hermanos.

Mama estaba completamente sorprendida cuando lo vio ahí.

—Tú me odias.

Taeheon se encogió de hombros.

—No eres, definitivamente, mi persona favorita, Mew. Pero tu hijo significa mucho para mí, así que no me echaré para atrás y dejaré que su familia sea destruida. Aún cuando piense que todos somos unos estúpidos por pelear por ti.

Mama sacudió su cabeza mientras miraba a su alrededor, a todos ellos.

—¿Entendeis cuántos nos van a atacar? ¿Cuántos enemigos he hecho?

Donghyun resopló.

—Hemos hecho, dirás. Creo que todos tenemos culpa en este fiasco. Yo, probablemente, más que ninguno.

—Y con eso, yo digo, traigan la lluvia. Estamos aquí y no seremos derrotados.

Un Amén se escuchó de los otros.

—Empire, hogar de los Zea y vagabundos del universo Were.

—Empire para siempre.

Los ojos de Mama estaban brillantes de lágrimas no derramadas mientras observaba a los hombres que no sólo estaban dispuestos a defender su hogar con sus vidas… estaban dispuestos a defenderla.

—Gracias. Su lealtad no será olvidada.

—Y todo el licor que podamos consumir —dijo Taeyang—. Definitivamente no queremos hacer esto sobrios.

Eso rompió la tensión mientras ellos reían.

Minwoo sacudió la cabeza.

—Sip, pero ustedes tendrán que servirse sus propias bebidas, chicos, porque yo no me ofrezco a hacerlo. Sois demasiados.

Mama hizo lo que sabía hacer mejor. Tomó las riendas.

—Muy bien, mes fils du coeur. Deberemos mantener nuestros horarios y seguir con el negocio como es habitual.

Max dio un paso adelante.

—Yo seré el músculo. No muchos pueden tumbar a un dragón.

—Y asegúrate de hacer rodar el rebaño de humanos —le recordó Donghyun.

Él inclinó su cabeza.

Mama les sonrió. Gratitud y orgullo brillaban en sus ojos.

—Enseñemos a nuestros enemigos e incrédulos que el Empire se mantendrá no importa lo que ellos digan.

Ella se detuvo junto a Taeheon.

—Y estabas equivocado sobre mí, tigre. Nunca he considerado a ninguno de aquí como mis juguetes. He dispuesto reglas para todos en un momento u otro. Si amar a mi hijos sobre todo los demás es un crimen en tu mundo, entonces tendrás que colgarme por ese pecado como si no tuviera otra salida.

Taeheon no habló hasta que ella se hubo ido y Minwoo pudo ver que incluso entonces él no confiaba en su madre. Él caminó hacia él.

—Sólo estoy aquí por ti.

Minwoo apretó ligeramente su brazo.

—Gracias, Taeheon.

Él inclinó la cabeza antes de irse.

Hyunseong dejó escapar un suspiro de alivio.

—Wow, Mama lo tomó mejor de lo que pensé.

Papa rió.

—Ella sabe cuán obstinados son sus hijos y que la sobrepasan en número —se detuvo frente a Minwoo—. Tú, por otro lado, tienes que irte.

—No me iré, Papa. Este es mi hogar y ustedes mi familia. No me esconderé mientras todos están en peligro. Hice eso una vez y he tenido que vivir con la cobardía cada día desde entonces. No lo haré de nuevo.

Él acunó su rostro en la palma de su gran mano.

—Ellos entregaron sus vidas por ti, mon ange. No burles su sacrificio.

—No lo hago, pero soy un adulto ahora y me quedaré y lucharé como ellos lo hicieron.

Sus ojos se oscurecieron con tristeza mientras dejaba caer su mano.

—Podría discutir. Sé que tienes suficiente de tu madre en ti que hace imposible ganar.

Minwoo sonrió.

—Estarías en lo cierto.

Él observó a los demás.

—Muy bien, entonces. Preparémonos para la guerra.



En forma de lobo, Hyungsik yacía al sol, no lejos de donde Yewoon había muerto. No sabía porqué continuaba regresando aquí. Tal vez era esa parte de él que ansiaba la manera en que las cosas habían sido antes de su muerte.

O quizá era la necesidad interior de alguna conexión con alguien más. Porque en ese momento, se sentía absolutamente solo. Su relación con Kevin no era lo que había sido y se había mantenido alejado de Minwoo por temor a lastimarlo. El demonio se estaba volviendo peor y más violento.

Si alguna cosa le sucediera a Minwoo…

—¿Hyungsik?

Levantó la cabeza ante el sonido de la voz de Wonbin. El hombre lobo apareció a pocos metros de donde estaba.

¿Qué es lo que quieres? le espetó mentalmente.

—Phoenix ha extendido una orden contra ti.

Hyungsik estuvo angustiado ante la orden.

¿Por qué?

—Asesinato.

¿En serio?

Wonbin le lanzó una extraña mirada.

—¿No creerás que he venido hasta aquí sólo para bromear?

Por supuesto que no. Wonbin no tenía sentido del humor.

Esto es ridículo. No he hecho nada.

—A pesar de eso, Kevin ha sido encargado de entregarte o su familia y manada serán masacrados.

Hyungsik saltó sobre sus pies mientras la ira oscurecía su visión. Cómo se atrevía Phoenix a amenazar a su familia.

Esto es basura.

—Ya conoces a Phoenix.

Sí, lo conocía. Y ahora, quería la garganta del bastardo. Wonbin cruzó los brazos sobre su pecho.

—Y hay más. El Empire perdió su licencia.

Esa era la última cosa que esperaba escuchar.

¿Qué?

—A causa de las quejas de Park y los chacales que atacaste, Phoenix revocó la licencia de Mew por seis meses.

Hyungsik se sintió enfermo. Lo había arruinado todo. A todos…

—Y acabo de saber algo que tal vez quieras saber.

¿Que Jiyong tiene consciencia?

Hyungsik no pudo resistir preguntar. Wonbin lo miró secamente.

—No me hagas reír. —Tristemente, Jiyong lo hacía más que Wonbin—. Encontré algo acerca de los Ha y los Park.

Se odian unos a otros. Lo sabemos.

—No. Park los culpa de la muerte de su hijo más joven.

Hyungsik se tornó humano mientras esas palabras lo golpeaban.

—¿Qué?

—Sip. Es una enemistad de sangre. Aparentemente, junior rompió las leyes erini de otro Empire y fue expulsado para siempre.

La erini eran leyes de paz establecidas por Phoenix. Romper una dejaba al ofensor por su cuenta por toda la eternidad.

—No mucho tiempo después que los Ha abrieron aquí —continuó Wonbin—, junior acudió corriendo a ellos por protección y los osos se rehusaron a admitirlo. Ellos apoyaban las leyes de Phoenix y estoy seguro que el hecho de que el junior Park fuera un rufián y un imbécil, y que estuviera siendo perseguido por un grupo al que había provocado, no lo ayudó. Él y sus amiguitos fueron asesinados en el mismo callejón donde Taeheon fue atacado. Aparentemente es por eso que Seojoon sigue yendo ahí. Está esperando encontrar a uno de los Ha en el mismo lugar que su hermano murió para poder retornar el quid pro quo.

—Entonces estoy seguro que los Ha son conscientes de la situación dado que eso debió pasar… ¿qué? ¿Cien años atrás?

—Cerca, y para el aniversario de la muerte de junior, Park planea asesinar a todos los osos y animales ahí y quemar el lugar hasta las cenizas.

Hyungsik apretó los dientes con inaguantable frustración.

—Así que lo que me estás diciendo es que puedo quedarme y proteger a Minwoo de un sicótico y mi hermano muere. O puedo salvar a mi hermano y Minwoo muere.

—Sip, básicamente, estás jodido.

—¿Qué más es novedad? —Él encontró la mirada de Wonbin mientras una ira impotente lo abrasaba—. Necesito saber de qué lado estás en todo esto.

—Park es mi cheque de pago. Nada más que eso.

—Y Minwoo es mi vida… si yo te dejo todo lo que tengo, ¿lo protegerías por mí?

Wonbin resopló ante su oferta mientras su mirada iba de Hyungsik, a su moto y a la mochila que cargaba que contenía todas sus pertenencias dentro.

—¿Qué tienes tú para negociar conmigo?

—Doscientos millones, más algo de cambio.

Wonbin se atragantó.

—¿Qué?

Hyungsik se encogió de hombros. El dinero nunca había significado mucho para él. Era tan intangible como la amistad.

—Kevin es realmente bueno con las inversiones y yo no gasto mucho. Tú cuida a Minwoo y me aseguraré que cada centavo vaya para ti.

—Por esa cantidad de dinero, haría mucho más que sólo cuidar a tu pareja.

Hyungsik resopló.

—No quiero meterme allí. Sólo dame tu palabra. —Él levantó su mochila del piso.

—¿Oye?

Hyungsik se volvió para mirarlo.

La cara de Wonbin era estoica, pero su mirada ardía de sinceridad.

—Lo mantendré a salvo. Puedes contar con ello. Y no tienes que pagarme nada.

Hyungsik inclinó su cabeza en gratitud antes de transportarse desde el pantano hasta el Empire. La única cosa que había aprendido en los pasados meses era cómo fusionar sus poderes con los del demonio dentro de él y usarlos para su beneficio. Esto le permitía caminar siendo invisible y hacer otras cosas de primer nivel, algunas más sangrientas que otras.

Aún con esos poderes, él evitaba hacer esto. Mayormente porque dolía demasiado ver a Minwoo. En vez de eso, se relegaba a sí mismo a visitar su habitación sólo porque así podría sentir su presencia. Respirar en su esencia y recordar las noches cuando estuvieron juntos.

Pero no quería morir sin verlo una última vez. No importaba cuánto le lastimara, tenía que verlo.

Como un suspiro susurrante, hizo su camino hasta su habitación. Minwoo estaba sentado en su cama, sosteniendo la chaqueta de cuero que él había dejado atrás hacía algunas semanas. Con la misma chaqueta que lo envolvió el día que se conocieron.

Sus hermosos ojos mostraban tanta agonía que su dolor se tallaba en su propio corazón. Él odiaba el tormento que le causaba. Más que todo, odiaba el tormento que él le causaba.

—¿Dónde estás Hyungsik? —susurró.

Incapaz de soportarlo, él se materializó.

Minwoo jadeó ante la visión de Hyungsik en su habitación. Él cayó de rodillas y posó su cabeza en su regazo, luego envolvió sus brazos alrededor de su cintura. Con su mano temblando, Minwoo peinó su cabello hacia atrás, asombrado que él finalmente hubiese acudido.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Tenía que verte.

Afirmó la mano en su cabello, complaciéndose en su suavidad.

—Tenemos que escapar, Hyungsik. Estoy listo.

—No podemos. Nunca sería feliz sabiendo que le costé la vida a mi hermano, su compañero y su hijo.

—No es justo.

Él retrocedió para mirarlo. Aquellos ojos oscuros le cantaban con sinceridad.

—Yo no lo hice, Minwoo. Juro que nunca he asesinado a nadie que no me haya atacado primero.

—Lo sé, bebé.

Él asintió.

—Mejor me voy.

Sostuvo su mano, evitando que lo dejara. Sabía qué iba a hacer. Estaba escrito en su cara.

Él tenía la intención de entregarse y salvar a su hermano.

Cuando se volvió hacia él con el ceño fruncido, se levantó de la cama y atrajo sus labios a los suyos.

Hyungsik gruñó mientras su beso lo quemaba. Él retorció sus puños en su camiseta, queriendo con una necesidad tan desesperada rasgarla. Pero no podía quedarse, y lo sabía.

—No empieces este fuego, Minwoo.

Minwoo respondió levantándole la camiseta. Sus cálidas manos navegaban por su pecho, poniéndolo tan duro que dolía.

—Todo se está derrumbando, pero la única cosa que no ha cambiado es lo que siento por ti. No quiero pasar otro minuto de arrepentimiento en lo que a ti concierne. —se sacó su propia camiseta.

Hyungsik luchaba por respirar.

—¿Estás seguro?

—Absolutamente.

Hyungsik lo atrajo contra él mientras saqueaba su boca. Nada jamás había sabido más dulce. Y por una vez, no pudo establecer una segunda cosa mejor. Incluso, si ellos fueran compañeros, en este punto, no podría importar. Él estaba por morir y eso lo liberaba para encontrar un compañero más apropiado.

Hyungsik se alejó para mirarlo.

—¿Cómo lo hacemos?

Minwoo arqueó una ceja sarcásticamente.

—¿Necesitas instrucciones?

Él rió.

—No, pero no sé lo que hacen los osos.

Minwoo posó delicadamente una mano en su mejilla.

—Hazme tuyo, Hyungsik. Como sea que lo hagas.




2 comentarios:

  1. oh espero y si logren ser una pareja esos dos tortolitos

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  2. TT____TT
    Todo se esta yendo al caño!!!
    Porqué!!!????
    Ahhh
    Noooo
    Sik~
    No se vale!!!!
    Phoenix!!! Qué paso, yo pensaba que eras chevere(?)
    Ahhhhhhhh
    Que tristeza!!

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...