Estaban en un barco.
Hyungsik apenas se había dado cuenta de ello antes de que
Minwoo se volviera en sus brazos y lo abrazara más cerca.
Kevin maldijo.
—¿Vosotros dos habéis perdido la jodida cabeza? Entre tú
y el tigre, estamos jodidos.
—No, no lo estáis. —Taeheon intentó tele transportarse de
vuelta al Empire—. ¿Qué demonios?
—Te tengo encerrado. —dijo Kevin.
—Libérame.
Kevin sacudió la cabeza.
—No. No acabo de poner en peligro a todo mi clan para ver
como cometes suicidio.
—Esta no es tu lucha.
—Sí, la es. No voy a sentarme y ver morir a un inocente
por algún codicioso gilipollas.
Taeheon bufó ante el heroísmo de Kevin.
—Bueno, gracias, Señor Altruista, pero el tigre no quiere
tu ayuda. Así que ahórratela.
Alguien empezó a aplaudir.
Hyungsik, todavía sosteniendo a Minwoo a su lado, vio al
Dark-Hunter Jean-Luc entrando en la habitación desde una puerta a su derecha.
Taeheon se congeló cuando el humano con el que había
estado pasando tiempo atravesó la puerta detrás del pirata. El alivio en el
rostro era más que obvio.
El humano corrió al lado de Taeheon y se lanzó con los
brazos abiertos hacia él.
—Estoy tan contento de que hayan conseguido ir por ti
antes de que fuera demasiado tarde. Realmente no ibas a hacer nada estúpido,
¿verdad?
—Oh, no, cariño, nosotros llegamos demasiado tarde.
—Siseó Dongjoon—. El chico tigre ha jodido la miel del árbol equivocado y ha
hecho que las abejas, o en este caso osos, se cabreen.
Dongjoon echó un vistazo a Hyungsik y a Minwoo.
—Entonces de nuevo, conociendo a los osos, les
dispararían al lobo antes que al tigre. Buen movimiento, Hyungsik. Jodiendo con
su único hijo joven. Verdaderamente rápido. Sabes que el chocolate es letal
para los de nuestra clase. Estoy pensando que si quieres cometer suicidio, esa
sería una manera mucho menos dolorosa de hacerla.
—Déjalo ya, Dongjoon. —Dijo Kevin, moviéndose hacia donde
estaban parados Hyungsik y Minwoo—. Tenemos que enviarlo de vuelta. Ahora.
Hyungsik contempló la muerte y entierro de Dongjoon.
Hermano o no, ese lobo todavía le ponía de los nervios, pero Kevin tenía razón.
—Lo sé.
Lágrimas brillaron en los ojos de Minwoo y lo
desgarraron, quería besarlas, hasta borrárselas.
—No quiero irme.
Aquellas palabras trituraron su resolución.
Kevin se veía tan enfermo como se sentía Hyungsik.
—Y yo pensando que mi relación con Kwanghee estaba
condenada. Demonios, gente y animales, esta mierda apesta.
Hyungsik no podía estar más de acuerdo.
Dongjoon gruñó.
—Tú eres el líder, Kevin. Lidéranos.
Kevin alzó la mirada al techo y suspiró.
—Si tuviese algo de cerebro en todo esto, lo cual
obviamente no tengo, nunca me habría involucrado. Entregaría a mi hermano y a Taeheon
a los osos y cogería a mi esposo para buscar un bonito, y tranquilo lugar en el
que criar a nuestros hijos.
Los contempló con una irritada mirada.
—Pero obviamente, soy realmente el hombre más estúpido
del planeta.
Jean-Luc sacó un largo y delgado estilete de la bota y se
lo ofreció a Kevin.
—Aquí, mon ami. Para ti o para ellos. Un corte y todos
tus problemas estarán resueltos, ¿eh?
—No me tientes. —Gruñó Kevin desde el fondo de la
garganta mientras los contemplaba a todos—. Taeheon, escúchame atentamente,
porque tío, tus oportunidades están huyendo. Mata a Mew y estás muerto. No hay
manera de volver de ahí.
Taeheon le bufó.
—No hay manera de volver de una orden de ejecución. Por
cierto.
Negando con la cabeza, Dongjoon dio un paso adelante.
—Vosotros no estabais allí cuando se emitió la votación.
El concilio quedó dividido en cuanto a la orden.
Taeheon frunció el ceño.
—¿Qué estás diciendo?
—Que tienes una oportunidad de redención. —dijo Kevin—,
pero si asesinas a Mew por venganza…
Taeheon vaciló como si tuviese una discusión interior.
Kevin suspiró.
—Dale al concilio la prueba de que eres inocente de matar
a tus padres y Phoenix rescindirá la orden del Omegrión.
Taeheon frunció el ceño ante él.
—¿De qué mierda estás hablando? Están intentando matarme
porque estoy saliendo con Juny.
Dongjoon hizo un sonido de disgusto.
—¿Qué eres, estúpido? Tu relación con el humano es sólo
el catalizador del por qué Mamá Ha te ha echado a la calle. La orden de
ejecución es porque asesinaste a tus padres.
—¿Quién dijo eso?
—Tu primo.
Taeheon apretó la mandíbula como si quisiera matar algo.
El demonio dentro de Hyungsik de hecho sabía que el tigre era inocente. Y se
sentía ultrajado. No es que pudiera culparle en lo más mínimo.
Pero eso sólo lo jodía. Si Taeheon hubiese mantenido el
culo con Juny y apartado del Empire, Hyungsik no se vería obligado a abandonar
a Minwoo.
Maldito bastardo egoísta.
—Podemos ayudarte, Taeheon. —dijo Kevin de forma
calmada—. Pero tienes que confiar en nosotros.
Taeheon se mofó.
—No pondría mi destino o mi vida en las manos de nadie.
Todo lo que he conseguido es que me jodan y en este momento mi culo ya está
cansado de ello.
Dongjoon curvó los labios en repugnancia.
—Preciosa imagen esa, tigre. Muy gráfica. ¿Has pensado en
escribir libros para niños?
Hyungsik abofeteó ligeramente a su hermano en la parte de
atrás de la cabeza.
—¡Ouch! —Se quejó Dongjoon, frotándose el lugar donde le
habían pegado. Fulminó a Hyungsik con la mirada.
Hyungsik miró a Kevin.
—¿Yo era así de molesto antes de mi ataque?
Kevin no vaciló.
—Sí, y todavía lo eres la mayoría de las veces. Y nos
hemos salido del tema.
—No hay nada que discutir. —Dijo Taeheon irritado—. No
puedes mantenerme aquí para siempre, lobo. Ponerme a bordo de un barco a sido
un buen truco para evitar que capten mi esencia, pero no les llevará mucho
tiempo imaginarse donde estoy. Todo lo que habéis hecho es arrastrar a los
Dark-Hunters a nuestra lucha, y conociendo a Shindong, estoy seguro que no le
hará gracia.
Se detuvo para dejar escapar un cansado suspiro.
—Vendrán por mí y todos sabemos que no se detendrán.
Preferiría enfrentarlos en mis propios términos a que me ataquen por los suyos.
Se dirigió a la puerta.
Cuando pasó junto Jean-Luc, el Dark-Hunter lo agarró.
Antes de que pudiera reaccionar, el pirata le administró un tranquilizante.
Furioso, gruñó y cambió, pero antes de que pudiera hacer
algo más que eso, se derrumbó en el suelo.
El rostro del humano palideció.
—¿Qué has hecho?
—Sedarlo.
Dongjoon inclinó la cabeza mientras bajaba la mirada al
inconsciente Taeheon en su forma de tigre.
—Va a estar realmente cabreado cuando se despierte.
—No lo dudo. —Asintió Jean-Luc—. Sea como sea, sugiero
que lo mantengamos abajo al menos uno o dos días hasta que pueda curarse y
vosotros podáis planear que es lo que tiene que hacer.
Kevin parecía menos que convencido.
—Yeah, pero si no escucha…
—Seguid con vuestro plan, —dijo Juny—, y yo me aseguraré
que lo escuche.
Dongjoon se rió de él.
—No seas tan pretencioso, humano. Taeheon no es el tipo
de bestia que puedas manipular.
Minwoo sacudió la cabeza ante él cuando intercambió una
conocida mirada con Hyungsik.
—No, Dongjoon, estás equivocado. Con él, Taeheon es
diferente.
Dongjoon se adelantó y cogió la mano de Juny en la suya.
La volvió para ver la palma.
—No son compañeros.
Minwoo miró a Hyungsik y su corazón dio un vuelco. Lo
amaba con cada parte de su ser.
—No tienes que estar emparejado para querer profundamente
a alguien. Creo que Taeheon lo escuchará.
—Todo lo que podemos hacer es intentarlo. —Kevin se
acercó a Taeheon—. Echadme una mano, tíos.
Minwoo tiró de Juny a un lado mientras los hombres
levantaban la forma de tigre de Taeheon y la llevaban corredor abajo a un
lujoso dormitorio.
—¿Crees de verdad que hay alguna forma de que Taeheon
pueda probar su inocencia? — preguntó Juny cuando Kevin cubrió a Taeheon con
una sábana.
—No lo sé. Diablos, ni siquiera estoy seguro de que no
matara a sus padres. Su primo dio un infernal argumento en el concilio.
Minwoo tenía que luchar con la urgencia de sacudir la
cabeza dura del hermano de Hyungsik. Ahora sabía de dónde lo había sacado Hyungsik.
—Él no los ha asesinado. Yo estaba allí cuando lo
trajeron. Estaba demasiado traumatizado por ello. Se sentó en una esquina
durante tres semanas completas con los brazos alrededor de sí mismo, meciéndose
adelante y atrás cada vez que estaba en forma humana. Como tigard, leopardo o
tigre, se quedaba enroscado.
Kevin frunció el ceño.
—¿Estaba herido cuando os lo trajeron?
Minwoo vaciló ante la pregunta. Kevin quería saber si
había estado luchando con sus padres. Honestamente, había parecido igual que el
infierno. Pero no quería que lo supieran porque sabía en su corazón y con los
poderes de Aristos que Taeheon era completamente inocente.
—Estaba un poco arañado.
Kevin parecía escéptico.
—¿Un poco o mucho?
—Vale, mucho. —Admitió Minwoo a regañadientes—. Pero si
hubiese estado en una pelea de dos adultos Katagaria, habría estado mucho más
herido de lo que estaba.
—A menos que los envenenara. —Dijo Dongjoon—. Su primo no
dijo realmente como los había matado.
Juny se adelantó.
—Todavía no lo creo. Él no es así.
Dongjoon dejó escapar una burlona risa.
—Yeah, y tú eres un iluso. Bebé, últimas noticias, con
excepción de ti y el pirata, todos los que estamos aquí somos animales. Y todos
tenemos un instinto asesino.
Sí, pero ellos matarían para proteger y por comida. No
asesinarían por ganancias.
Minwoo suspiró mientras miraba con tristeza la forma
inconsciente de Taeheon.
—Lo pasó realmente mal en la pubertad. No podía mantener
las formas y tenía ataques extremadamente violentos por las cosas más pequeñas.
Kevin arqueó una ceja.
—¿Cómo por ejemplo?
—Bueno, la primera noche que trabajó en la cocina, Taeyang
le asustó y Taeheon le cortó la garganta a Taeyang con el cuchillo que tenía en
las manos. Afortunadamente Taeyang se retiró lo bastante rápido para que esto
solo fuera una pequeña herida, pero si sus reflejos hubiesen sido un poco más
lentos o si Taeyang hubiese sido humano, podría haber sido fatal.
Hyungsik todavía sabía la verdad. Gracias a Jiyong y sus
“regalos”, no tenía duda acerca de lo que estaba sucediendo.
—Eso no quiere decir que asesinara a sus padres.
Jean-Luc hizo un sonido de desacuerdo.
—Es bastante discutible. La gente normal no hace cosas
como esa.
Quizás no en el mundo del pirata, pero Hyungsik sabía que
podía ser salvaje. Le había llevado mucho tiempo después de que Minwoo lo
sacara del infierno el dejar de tener terrores nocturnos. Antes de que hubiese
dejado de arremeter contra la gente en un infundido frenesí de pánico. De no
ser por Minwoo, todavía habría estado de esa manera.
—No, pero alguien que había sido gravemente atacado y que
estaba impotente para detenerlo, lo haría.
Dongjoon sacudió la cabeza.
—No lo sé, hermano. Creo que estás proyectando lo que te
sucedió en Taeheon.
No, no lo estaba haciendo, pero no podía hablarles de sus
poderes o el hecho de que había vendido el alma.
Juny miró a Minwoo.
—¿Cuándo fue la última vez que Taeheon atacó a alguien
sin que lo atacasen primero?
Minwoo no vaciló con la respuesta.
—Solo esa única vez con Taeyang, pero como dije, estaba
asustado y temblando cuando sucedió.
Juny asintió.
—Eso es lo que pensé. Taeheon es inocente. Me dijo que
sus padres se habían matado el uno al otro y le creo. Ahora necesitamos unir
nuestros cerebros y pensar en la manera de probarlo.
Pero Hyungsik sabía que era más fácil decirlo que
hacerlo.
Dejándolos solos para discutir los detalles, sacó a Minwoo
de la habitación y entraron al corredor.
—¿Qué hemos hecho, Minu?
Minwoo se estiró para apartarle el pelo del rostro.
Podría llorar toda la noche. Como deseaba poder regresar en el tiempo y estar
con Hyungsik otra vez en su habitación.
Pero no podía.
—Déjame volver y ver si puedo evitar que persigan a Taeheon.
—Sigo diciendo que se jodan. Vámonos…
Su familia les daría caza hasta el fin del mundo.
Minwoo acarició con los labios la mejilla mientras
depositaba el guardapelo en su mano.
—Encontraré la manera de estar contigo, Hyungsik. Lo
juro.
Hyungsik asintió, incluso aunque no había creído una
palabra de lo que le decía. Antes había sido desesperante.
Ahora… era un adiós para siempre y él lo sabía.
Minwoo respiró profundamente mientras entraba por la
puerta trasera de la Casa Ha. Este era el último lugar en el que deseaba estar,
pero sabía muy bien por qué tenía que regresar.
Su familia podría asesinar a Hyungsik y a su familia
entera si no lo hacía.
Endureciéndose por lo que se avecinaba, cerró la puerta y
se encaminó hacia las escaleras. Sólo había llegado a la mesa del pasillo
cuando Taeyang salió por la puerta que dirigía a la cocina. Vio alivio en sus
ojos antes de que fuera reemplazado por ira.
—Entonces, estás de vuelta.
Minwoo se encogió de hombros.
—Este es mi hogar.
Él le resopló.
—Yo buscaría otro hogar, si fuera tú.
Minwoo se puso rígido ante la frialdad de su tono que fue
mordiendo todo el camino hasta su alma.
—¿Me estás echando?
—Estás siendo advertido. Escogiste tu lado y fue el
equivocado.
—Déjanos.
Minwoo miró hacia arriba ante el autoritario tono de su
madre. Mama estaba en lo alto de las escaleras, mirándolos fijamente. Taeyang
sacudió la cabeza hacia ella antes de encaminarse de vuelta a la cocina.
Minwoo se tele transportó hasta el lado de su madre.
—Ni siquiera pienses en golpearme, Mama. No estoy de
humor para eso. Y devolveré el golpe esta vez.
Su madre entrecerró los ojos hacia él.
—¿Nos sacrificarías a todos por un huérfano híbrido sin
clan?
Mama estaba hablando de Taeheon y aunque él tenía la
lealtad de Minwoo como amigo, era la vida de Hyungsik lo que más le importaba.
—Nunca. Pero no me voy a quedar parado viendo cómo un
inocente es condenado por nada. ¿No puedes ver la mentira que dice, Mama? Yo
conozco a Taeheon. Hablo con él. No es ninguna amenaza para nadie salvo para sí
mismo.
Aún así, el rostro de su madre era de ira y frialdad. Su
familia, en especial su madre, no eran estúpidos. No tenía ninguna duda de que
su madre y su padre sabían que se había ido voluntariamente con Hyungsik. Dada
la manera en la que lo había protegido el mes pasado, ellos debían saber que él
nunca lo lastimaría.
—Nos traicionaste a todos.
Minwoo suspiró.
—Si hacer lo correcto es traición, entonces sí, supongo
que lo hice. Así que, ¿qué vas a hacer ahora, Mama? ¿Matarme?
Su madre gruñó ferozmente hacia él, pero Minwoo se
mantuvo en su puesto.
El aire alrededor de ellos siseó antes de que algo se
estrellara en la habitación de Taeheon.
Minwoo siguió a su madre quien se apresuró hacia la
puerta y la empujó. Medio esperaba encontrar a Taeheon ahí, aunque le había
dicho que se alejara hasta que esto estuviera calmado. Pudo decir por el olor
que era un tigre, pero el hombre rubio en la habitación no era Taeheon.
—¿Qué estás haciendo aquí, Daisaku? —preguntó su madre.
El tigre torció los labios mientras abría un cajón.
—El bastardo se nos escapó. Necesito algo con su olor
para diseminar entre los Strati que lo buscan.
Minwoo arqueó una ceja ante eso. Los Strati eran la élite
de los soldados Katagaria, cuidadosamente entrenados para cazar y matar. Sus
hermanos Juntae y Taeyang, junto con su padre, eran técnicamente guerreros
Strati aunque no deberían serlo. Pero el clan Ha debía guardar las apariencias.
—No necesitas nada de eso —dijo su madre, ante su
profunda sorpresa mientras defendía a Taeheon—. Fuera de mi casa.
Daisaku no escuchó. Se movió a abrir otro cajón.
Su madre usó sus poderes para cerrarlo de golpe.
—Te dije que te fueras.
El tigre se volvió para enfrentarla.
—No jodas conmigo, osa. Tienes tanto que perder en esto
como yo.
—¿A qué te refieres?
Pero Minwoo ya lo sabía. Sus poderes pintaban una
perfecta imagen de lo que sucedía ahí.
—Tú eres quien habló en contra de Taeheon en el Omegrión…
mentiste.
Su madre movió su cabeza para observarlo.
—No seas tonto, cachorro. Tendría que haber olido la
mentira.
Minwoo sacudió su cabeza.
—No si el animal ha hecho un hábito de eso. Fácilmente
pudo esconder su olor.
Daisaku tomó un paso hacia él sólo para encontrar su camino
bloqueado por su madre.
—¿Está Minwoo diciendo la verdad?
Daisaku contestó con una pregunta propia.
—¿Lo estabas tú? —Le arqueó una ceja a su madre—. ¿De
verdad pensaste que Taeheon se había vuelto loco? ¿Honestamente? Tú sólo lo
querías fuera de aquí y te agarrarías a cualquier excusa para expulsarlo.
Admítelo, Mew. No quieres a nadie aquí sino a tu familia y te amarga tener que
jugar a ser buena con el resto de nosotros.
Su madre gruñó bajo en su garganta.
Eso no era verdad. Su madre protegería a la mayoría de
ellos con su vida, pero estaban aquellos, como Taeheon, en los que no confiaba
para nada. Y a esos, él estaba en lo correcto, Mew detestaba tenerlos bajo su
techo.
Su familia tenía demasiadas cicatrices por el pasado. Por
ese en quien habían confiado y había asesinado a sus hermanos. Y por eso, no
podía culpar a su madre en lo absoluto.
Daisaku entrecerró su mirada.
—Si Phoenix se enterara de la verdad, vendrá por ti y tus
cachorros. No quedará ni un ladrillo de tu precioso Empire.
Su madre lo agarró y lo tiró contra la pared. Él aterrizó
sobre su espalda, pero eso no pareció descomponerlo.
Daisaku, en realidad, se rió.
—¿Qué pasó con las leyes del Empire, Mew?
Minwoo detuvo a su madre antes de que pudiera golpear al
tigre de nuevo.
—Vete, tigre —le gruñó Minwoo, enseñándole los dientes—.
Si dejo ir a mi madre, no habrá lo suficiente de ti para preocupar a Phoenix o
a alguien más.
Daisaku se empujó de la pared. Los miró con fijeza a ambos.
—Tienes incluso más que perder que yo. Dame lo que
necesito para cubrir nuestros traseros.
Ahora fue su madre quien rió.
—¿Eres completamente estúpido? Taeheon nunca ha dejado su
olor en algo. Mira a tu alrededor, idiota. No hay nada personal aquí. Tan
pronto como una pieza de ropa salía de su cuerpo, él siempre la lavaba o
destruía. Incluso mantenía a ese mono aquí para así camuflar la suya propia.
Nunca serás capaz de rastrearlo. Acéptalo, Daisaku, el cachorro tiene más inteligencia
que tú y tu padre juntos.
Minwoo estuvo de repente asombrado con su madre. Ella
había sabido eso y aún así había permitido a Taeheon conservar a Marvin. Nada
propio de ella. Y eso causó una nueva ola de respeto que llenó su corazón.
Las fosas nasales de Daisaku flamearon de la ira.
—Esto no se ha terminado.
—Oui, pero así es. Si regresas aquí, código o no código,
te veré muerto.
Gruñendo, Daisaku se desvaneció.
La tensión en el aire se aplacó considerablemente.
Mama dejó escapar un lento respiro mientras se volvía
hacia él.
—Minwoo, llama a tu lobo y cuéntale lo que ha sucedido.
Estoy segura que sabe dónde está Taeheon y podrá advertirles que el tigre está
acorralado y desesperado. En su posición, Daisaku es capaz de lo que sea.
Minwoo Ella frunció el ceño ante el súbito cambio de su
madre.
—No entiendo. ¿Por qué estás siendo increíblemente comprensiva?
No te ofendas, Mama, pero me asusta.
Su madre le lanzó una dura mirada.
—No le tengo ningún cariño a Taeheon, eso tú lo sabes.
Pero respeto al depredador que hay dentro de él y no aprecio ser manipulada por
otro. Y no me gusta que me hagan pasar por tonta —su madre agitó la cabeza—.
Debí haber cuestionado por qué Daisaku y su padre llamaban continuamente para
comprobar a Taeheon después de que fuera enviado aquí. Les permití que
plantaran semillas de duda en mi mente y vi lo que quise ver. No puedo creer
que fuera tan tonta.
Su mirada se suavizó mientras tocaba la mejilla de Minwoo.
—Te daré crédito, cachorro. No estuviste ciego. Ahora
debemos reparar esto antes de que el peso de la furia de Phoenix caiga sobre
nosotros —empujó a Minwoo hacia la puerta—. Ve a avisarles. A ti te escucharán.
—¿Qué vas a hacer tú?
—Voy a hablar con tu padre y tus hermanos. Me temo que
estamos al borde de una muy peligrosa situación y los quiero a todos ellos
preparados.
Minwoo dio un paso hacia a la puerta, luego se detuvo.
–Te quiero, Mama.
—Je t’aime aussi, ma pettit. Ahora ve y déjanos hacer
esto tan bien como podamos.
TT____TT
ResponderEliminarSin esta que se las arranca!!!
Ahhh
Bebé Minwooo~
Ahhh ellos se van a emparejar o no! Me dará algo! En serio!!!
al parecer la matanza se va a poner muy buena
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