Debutantes III -11




Kyuhyun no podría haber pedido una distracción mejor que la urdida por Sungmin, en particular porque todos los hijos de los Park les habían seguido a arriba. Se había quedado solo en la sala con Samuel, el abuelo de su esposa y dos de sus primos mayores. Kyuhyun esperaba que la conversación volviera a animarse en unos momentos.       
—Todas estas dificultades del embarazo son nuevas para mí —dijo, entonces, mirando la puerta vacía con el ceño fruncido para asegurarse de que Park se daba cuenta de su preocupación—. En el fondo pienso que tengo la culpa y no puedo por menos que ir a ayudarlo. Regresaré en un momento.
No esperó a que su anfitrión le dijera que Sungmin estaba en buenas manos. Salió precipitadamente de la sala. Interpretar el papel de padre y marido inexperto no era algo con lo que estuviera familiarizado, pero debió de haber sido una buena interpretación pues al abandonar la estancia sólo oyó algunas risitas compresivas a su espalda.
No tenía tiempo que perder, pues los niños podían bajar en cualquier momento por la escalera que se encontraba al fondo del vestíbulo. Tenía que pasar por dos habitaciones antes de llegar a ella. Ambas tenían las puertas abiertas y vio que una de las estancias era un estudio, así que se coló dentro rápidamente.
Fue directamente al escritorio. Sabía que una búsqueda metódica sería imposible. Odiaba tener que apresurarse. En realidad prefería trabajar de noche y a oscuras, pero no tenía tiempo para eso. Tampoco se atrevía a cerrar la puerta, pues a nadie se le pasaría por alto aquel detalle revelador. Todo lo que pudo hacer fue meterse los papeles que encontró en los bolsillos y esperar que alguno de ellos resultara ser la prueba que estaba buscando. Park acabaría por darse cuenta de que los documentos habían desaparecido y sospecharía de Kyuhyun de inmediato, pero para entonces esperaba estar de camino de la costa. Por si acaso sus planes se iban al garete, le había dicho a Matthew que aparcara el carruaje en la calle frente a la casa de los Park de manera que el blasón familiar no fuera visible.
Sungmin tenía la culpa de que tuviera que darse tanta prisa. Aquella misión debería haber llevado al menos un par de semanas, tiempo suficiente para convertirse en amigo de la familia y que lo invitaran a habitaciones a las que no tendría acceso de otra manera. En resumen, ganarse la confianza del dueño de la casa. Pero no, Sungmin tenía que estar de regreso en Londres dentro de tres puñeteros días. ¿Cómo diablos se le había ocurrido aceptar sus condiciones cuando sabía que eso limitaría sus posibilidades de encontrar la prueba que necesitaba? La conciencia de que no podía dejarlo solo en un país extranjero.
Sabía por experiencia lo bueno que Sungmin  era como actor y, aunque no lo había perdido de vista, no había podido saber cómo había logrado fingir las arcadas.
 ¿Quizá se había metido un dedo en la garganta cuando se cubrió la boca con las manos?
—No debería estar aquí—le dijo un criado desde la puerta del estudio con el ceño fruncido.
—Necesitaba un momento para tranquilizarme dado que siempre rompo a sudar cuando mi esposo me avergüenza con sus náuseas matutinas —le dijo Kyuhyun al hombre.
El criado no se rio. Todavía parecía sospechar, pero Kyuhyun se había ido acercando a él mientras le daba la improvisada excusa y, para cuando dijo la última palabra, ya estaba a su lado. Su intención era golpearle y agarrarle por la pechera de la camisa antes de que cayera al suelo. Si eso no lo dejaba fuera de combate, entonces no sabía qué más hacer. No quería hacerle daño al tipo, sólo que se desvaneciera para poder sacarlo por la ventana.
La mitad del plan funcionó. El hombre perdió el conocimiento y Kyuhyun lo sujetó a tiempo de impedir que cayera al suelo. Incluso lo llevó hasta la ventana con facilidad, pero ahí acabó todo. El resto del plan fracasó. Habían clavado el marco de la ventana para impedir que entraran las corrientes de aire en los fríos meses de invierno. Maldición, aún no hacía tanto frío. Y para colmo no había muebles grandes tras los que esconder al hombre. Como último recurso, lo arrastró hasta la pared que daba al pasillo y lo dejó allí tirado cuan largo era. De esa manera no lo vería nadie que pasara junto al estudio.
Finalmente, subió corriendo las escaleras y se topó con Mary Park que salía de una de las habitaciones de sus hijos. Al verle, ella sonrió comprensiva y le señaló con la cabeza la habitación del fondo. Estaba cerrada. La abrió y volvió a cerrarla después de entrar.
Sungmin estaba de rodillas en una esquina, gimiendo de nuevo sobre un bacín. Últimamente no hacía nada más que encontrarlo en esa posición y, aunque ver a un joven en esa postura provocaba su excitación, las arcadas que él tenía apagaban cualquier deseo.
—Bien hecho, Minie. Pero ahora tenemos que irnos.
Sungmin lo miró, pero sólo el tiempo suficiente para lanzarle una mirada furiosa antes de volverse al bacín y seguir vomitando.
Él suspiró.
—No estoy bromeando. Nos justificaremos diciendo que necesitas tomar aire fresco. —Al ver que seguía sin levantarse, Kyuhyun añadió con mal humor—: No va a venir nadie más a observar la función y tenemos que...
El hizo una pausa al darse cuenta de lo grande que era aquella estancia para una casa tan pequeña. Aquélla tenía que ser la habitación principal. Y había un escritorio. Se acercó a él y vio lo que parecía un libro de cuentas o un diario encuadernado en piel. Al abrirlo descubrió que, definitivamente, era un libro de cuentas con fechas, cantidades de compras y ventas, una cuenta de gastos corrientes e incluso los nombres de los empleados de Park; cuánto les pagaba y por qué servicio.
Casi se rio cuando vio el nombre del ladrón que había confesado que Park era quien lo había contratado. Decidió llevarse el libro intacto como prueba, en vez de arrancar las páginas que necesitaba.
—¿Crees que podrías esconder este libro bajo tu ropa mientras salimos de la casa? —Era demasiado grande para sus bolsillos.
—Por supuesto, pero no voy a ir a ningún... —dijo ella lanzando un vistazo al libro que él tenía en la mano.
—Tuve que dejar inconsciente a un criado en la planta de abajo —lo interrumpió él—. Podría recuperar el conocimiento en cualquier momento y dar la alarma. No tenemos tiempo para discutir, nos vamos ya.
Aunque él solía disfrutar de ese tipo de riesgos, la cosa cambiaba mucho con Sungmin a su lado. Incluso comenzaba a sentir una extraña punzada de pánico por él. A pesar de lo molesto y frustrante que era, pensar en que pudiera resultar herido le hacía sentir un sudor frío al que no estaba acostumbrado.
No le dio el libro, simplemente lo cogió del brazo y arrastró hacia la puerta, deslizándose el volumen en la cinturilla de los pantalones, bajo el abrigo.
—No te detengas, sal directamente por la puerta principal y sube al carruaje. Si aún tengo tiempo me disculparé con nuestro anfitrión, si no me abriré paso a la fuerza... Bueno, esa palidez es perfecta. Continúa así.
Kyuhyun estaba razonablemente seguro de que Sungmin no seguiría fingiendo que se encontraba mal ahora que la situación se había vuelto tan arriesgada. Pero tampoco tenían tiempo para hablar sobre ello. Al menos Mary Park ya no se encontraba en el pasillo, así que Kyuhyun ayudó a Sungmin a bajar apresuradamente las escaleras y lo empujó hacia la puerta principal antes de entrar de nuevo en la sala.
Kyuhyun casi esperaba encontrarse una habitación llena de pistolas, pero al parecer había golpeado al criado con más fuerza de la que había creído. Los hombres todavía conversaban, y Mary estaba sentada en el sofá con sus cuatro hijos más pequeños. Cho se disculpó por tener que marcharse con tanta premura, y propuso volver a visitarlos de nuevo al día siguiente por la tarde antes de reanudar su viaje.
Sungmin todavía estaba muy pálido cuando se reunió con él en el carruaje, pero se apresuró a tranquilizarlo.
—A menos que Park vaya de inmediato a su estudio, quizá pase una hora o más antes de que descubran al criado que dejé fuera de combate. Por ahora no debemos preocuparnos, aunque tenemos que darnos prisa en llegar a la costa.
Sungmin no abrió la boca, pero su expresión lo decía todo. Todavía estaba enfadado por algo, probablemente porque él lo hubiera puesto en peligro de esa manera y, ciertamente, no podía culparlo. Pero ya había pasado el peligro y estaban dejando atrás los últimos edificios de Le Mans. No había acabado de pensarlo cuando comenzaron a dispararles.   
Kyuhyun arrancó bruscamente a Sungmin  del asiento y lo empujó al suelo. Por si eso no fuera lo suficientemente malo, se tiró encima de él; no con todo su peso, desde luego, aunque sí con el suficiente para hacerlo sentir ligeramente incómodo.
Por supuesto, Sungmin había oído el disparo que había provocado las acciones de Kyuhyun. No era sordo. Todavía molesto, le preguntó:
—¿De verdad crees que un disparo atravesará el panel de un carruaje tan resistente? ¿O que acertarán a dar a un vehículo en movimiento?
—Vienen a caballo —fue todo lo que él dijo.
—Pues tanto mejor. ¿Crees que alguien puede acertar en el blanco mientras monta a caballo?
Sungmin soltó un bufido, sin creerle del todo. Pero sabía lo que implicaba que los perseguidores fueran a caballo. Si bien Matthew había espoleado a los caballos hasta un nivel temerario, sus asaltantes no tardarían demasiado tiempo en darles alcance.
—¿Es posible que sean salteadores de caminos? —preguntó Sungmin, sin poder ocultar el tono esperanzado de su voz.
—¿A plena luz del día?
—A lo mejor están desesperados.
Ser atracado no sería agradable, pero ciertamente era preferible a que un criminal enfadado estuviera intentando recuperar sus bienes robados.
—Sería una suposición lógica, Minie, si no hubiéramos acabado de abandonar la casa de un asesino.
—¿Así que has encontrado pruebas de su culpabilidad?
—En el libro que te pedí que escondieras. Considerando lo rápido que nos fuimos de allí, Mary Park pudo haber sospechado algo y haberle mencionado a su marido que te había llevado a su dormitorio y que yo te había seguido. Si fue así, Samuel debió subir directamente arriba para averiguar si su incriminador libro de cuentas, que él tan descuidadamente había dejado encima del escritorio, seguía en su lugar.
—Y, por supuesto, no lo encontró —dijo con un suspiro.
—No te desesperes. No nos pasará nada.
Sungmin hubiera gritado como una arpía ante esa ridícula afirmación. Después de un par de disparos más, su miedo aumentó con rapidez. El pánico había comenzado a apoderarse de Sungmin en la casa de los Park, en cuanto Kyuhyun le había dicho que había noqueado a uno de los sirvientes, ya que eso significaba que podían comenzar a buscarles en cualquier momento. En ese instante, las náuseas habían desaparecido de repente. Increíble.
¿El miedo tenía ese efecto en él? No es que pensara salir a buscar cosas que lo aterrorizaran sólo para aliviar los síntomas del embarazo, pero era bueno saberlo. Al menos podría probar la teoría en casa diciéndole a Sunny que intentara sobresaltarlo o... ¿por qué demonios estaba pensando en eso cuando podrían matarlo en cualquier momento?
—¿No estás asustado? —le preguntó a Kyuhyun.
—No mucho, por lo menos mientras te quedes tumbado en el suelo —tuvo el descaro de decir—. Probablemente ya nos seguían el rastro antes de salir de la ciudad.
—Entonces, ¿por qué no dispararon antes?
—Por los testigos. Disparar en calles llenas de gente implica muchas explicaciones, y bueno, no pueden matarnos delante de todo el mundo. Además, Park vive en esa ciudad, no querría exponerse de esa manera. Por eso han esperado a que saliéramos de allí. Aquí, en medio del camino, somos un blanco fácil.
—¡Pues no entiendo cómo puedes estar tan tranquilo! —le chilló.
Kyuhyun se inclinó un poco más sobre él.
—No dejaré que te hagan daño, te lo prometo —le dijo al oído.
Su tono era tan tranquilizador que Sungmin  casi le creyó. Casi.
—Tenemos uno de los tiros de caballos más rápidos del mundo —continuó él—. No te sorprendas si llegamos al pueblo siguiente antes de que se acerquen lo suficiente para poder abordarnos.
Sungmin deseó que él no hubiera añadido eso último. Indicaba con claridad que los perseguidores estarían tratando de acertarle primero al pobre Matthew, algo que frenaría de inmediato la marcha del carruaje si no lo detenía por completo... o lo hacía volcar.
Pero antes de que pudiera señalárselo, Kyuhyun le dijo:
—Perdona. —Y se levantó del suelo.
Sungmin lo observó rebuscar unas cajas bajo el asiento que él había ocupado antes. Metió una mano en el compartimiento de debajo y sacó un rifle. Sungmin  abrió mucho los ojos ante la evidente conclusión.
—No irás a matar a nadie con eso, ¿verdad?
—¿Acaso no crees que se lo merezca? Pero no te preocupes, no, no es ésa mi intención. Tengo una puntería excelente. Sólo voy a intentar convencerles de que den la vuelta.
¿Así como así? Lo dijo con tal confianza que Sungmin pensó que él le estaba tomando el pelo, pero supo que no era así cuando lo observó abrir la ventanilla de la puerta más cercana a él. De rodillas, porque era demasiado alto para ponerse en pie dentro del carruaje, sacó la cabeza, medio torso y el rifle por la ventanilla, lo que no fue fácil porque aunque la ventanilla era ancha, el pecho de Kyuhyun lo era todavía más. Luego apuntó.
El sonido de un disparo cercano retumbó en los oídos del joven. Apenas oyó la maldición de Kyuhyun cuando el carruaje volvió a balancearse después de que él disparara por primera vez. Obviamente había errado el blanco. Sungmin se cubrió las orejas con las manos durante un buen rato. No sirvió de mucho, porque durante los cinco minutos siguientes, Kyuhyun hizo tres disparos más, el último desde la otra ventanilla.
—Ya puedes levantarte.
Intentó mostrarse indignado mientras se sentaba en el asiento para que él no notara lo asustado que había estado, no sólo por sí mismo, sino por el bebé.
—Así que has tenido que disparar tres veces para que Park cambie de opinión, ¿no? Después de todo no tienes tan buena puntería, ¿eh?
—Había dos hombres más con él. Y los tres están heridos ahora.
El sonrojo de Sungmin apenas se notó pues todavía estaba pálido por el miedo. El tiroteo podía haber cesado, pero sus estremecimientos no. En ningún momento Kyuhyun le había mencionado, durante su descripción de la misión en Le Mans, que tendrían que salir corriendo para salvar la vida.
Kyuhyun observó el rostro de Sungmin  después de volver a sentarse frente a él con los brazos cruzados.
—¿Sabes ? Creo que ésta es la primera vez que estoy con un joven señor en un cómodo carruaje y no he intentado sentarlo en mi regazo para hacer el trayecto más agradable —comentó.
—¿Debo suponer que ese comentario tiene algún significado oculto? —preguntó.
—He pensado que sería mejor advertirte primero —dijo él con una amplia y picara sonrisa mientras lo cogía de la mano y lo sentaba encima de su regazo.
-¿Que...?
—Te has llevado un buen susto —le dijo él al oído, provocándole un estremecimiento en la espalda con su cálido aliento—. Esto hará que dejes de pensar en ello, ¿no crees?
¡Ya no pensaba en ello! Sungmin no podía entender por qué querría tranquilizarlo cuando tenía tan baja opinión de él, pero Kyuhyun no esperó su respuesta. Poniéndole una mano en la mejilla, acercó los labios del joven a los suyos, y en sólo unos segundos el beso se volvió más cálido y explosivo. Haber estado tan cerca de la muerte había provocado tantas emociones que al final se habían desbordado.
Dios, ¿cómo conseguía Kyuhyun seguir haciéndole eso, hacer que lo deseara hasta tal punto que nada más importara? Ya era bastante malo tener que mirarle, pero ¡tener que saborearle! ¡Tener que sentirle! Si al menos no recordara su manera de hacer el amor, si no conociera la experiencia de primera mano, podría haber reunido la voluntad suficiente para detenerle, pero sabía cómo era hacer el amor con él y no quería detenerle.
Sungmin hundió los dedos en el sedoso pelo de Kyuhyun. Un mechón le rozó la mejilla cuando él lo cambió de posición sin interrumpir el beso. La cabeza del joven descansaba ahora en el hueco del codo de Kyuhyun mientras él deslizaba la mano en una caricia lenta y sensual, desde el cuello al vientre de Sungmin , deteniéndose sólo un momento antes de que sintiera la presión de sus dedos por encima de la ropa, ¡allí donde se unían sus piernas!
Un duro bote del carruaje interrumpió el beso y despejó la cabeza de Sungmin  lo suficiente para darse cuenta de que tenía que volver a intentar convencerle de que estaba embarazado de verdad antes de dejar que continuara con eso. Los dos lo lamentarían más tarde si no lo hacía. ¡O quizá fuera ésa la manera que tenía Kyuhyun de demostrarle que le creía!
Le puso los dedos en los labios antes de que pudiera volver a besarlo.
—¿Me crees ahora? —preguntó.
—¿Sobre qué?
Kyuhyun parecía realmente confuso ahora. Pero claro, él tenía la cabeza puesta en otra cosa y la pasión todavía se reflejaba en sus ojos.
—Sobre el bebé —le aclaró.
Aquello apagó el fuego de la pasión con rapidez... por lo menos en él. Lo depositó de nuevo en su asiento, se pasó la mano por el pelo y le clavó una mirada ceñuda.
—Sungmin, tu sentido de la oportunidad es lamentable. Creía que ya te había dejado claro que no pensaba caer en esa trampa de nuevo.
Aquello apagó el deseo sensual del joven. ¡Si todavía pensaba eso, no debería haberle besado! No importaba que hubiera logrado hacerle olvidar sus miedos por los disparos, ahora lo que sentía era pura frustración.
Debía intentar convencerle una última vez de que se equivocaba, pero al final sólo pudo decir:
—¿Sabes? Cuando los dos seamos unos ancianos de pelo canoso y rememoremos nuestras vidas, sólo yo tendré recuerdos de este bebé que creamos juntos. Creo que en ese momento sentiré mucha lástima por ti.
Definitivamente aquella declaración debió de haber tocado la fibra sensible de Kyuhyun a tenor de la mirada ominosa que le dirigió. Pero no le importó. Aquella predicción no era más de lo que se merecía.
Kyuhyun no dijo nada más.
Sungmin había dicho demasiado.
Luego Kyuhyun sacudió la cabeza.
—No hago más que quedar como un tonto contigo. Eres un manipulador nato. ¿Así que quieres casarte conmigo? Estupendo, le diré al capitán del barco que nos case en alta mar cuando regresemos a Inglaterra. Pero no pienses que vas a obtener lo que quieres, Minie. Eso no te abrirá las puertas de mi casa. Éste será sólo un matrimonio de nombre hasta que se demuestre que no estás embarazado, y entonces solicitaré la anulación del matrimonio. Tendrás que abandonar tu puesto en palacio, por supuesto. Los jóvenes de la corte pierden ese título cuando se casan y más cuando tienen bebés, así que tendrás que ocultarte en casa durante todo el proceso.
¡Cómo se atrevía a darle aquellas despreciables órdenes!
—Ya había pensado regresar a mi casa porque cada vez es más difícil ocultar las náuseas. ¿Sabes qué? ¡No me importaría casarme contigo sólo por fastidiarte! Pero casarme con el mayor playboy de Londres no es una opción, así que ya tienes mi respuesta. No lo haré.
—Lo harás —insistió él.
-¡Ja!
—¿Eso crees? Entonces supongo que no te importará que se publique en los periódicos que estás embarazado.
Sungmin inspiró bruscamente, lívido de furia.
—¿Por qué harías eso?
—Porque, finalmente, me has hecho dudar, y mientras tenga la más mínima sombra de duda, no consentiré que ningún hijo mío se críe con desconocidos.
—¡Pues vas listo!



—¿Cómo se podía odiar a alguien de esa manera y aun así sentirse mal por hacerlo? ¡Porque él se sentía mal! Sungmin tenía que hacer un verdadero esfuerzo para no pedirle disculpas a Kyuhyun. Tenía la seguridad de que sólo había hablado en un momento de enfado y que no se casaría con él.
Pero lo hizo.
La sorpresa había sido monumental y no desaparecía. De pie, en la cubierta del pequeño barco en el que Kyuhyun había conseguido pasaje, con el viento frío azotándole el rostro tuvo que enjugarse las lágrimas con rapidez sin saber siquiera por qué lloraba. Era una manera horrible de casarse y, para colmo, no podía resistirse a ese ángel caído. Trataba de pensar lo que ese «matrimonio» significaría para él y no podía. ¡No significaba nada!
Un barco más grande trasladaría al carruaje y a los caballos, pero sólo Matthew viajaría en él, ya que no zarparía hasta el día siguiente. El barco en el que ellos iban no tenía camarotes, pero saldría de inmediato.
Sungmin estaba de pie junto a la barandilla cuando sintió la presencia de Kyuhyun a su lado. No quería mirarlo. La costa inglesa ya estaba a la vista y no apartó la mirada de ella.
—Ten por seguro, Minie —dijo Kyuhyun en tono tranquilo y bajo, como si en realidad estuviera haciéndole un favor—, que no volveré a tocarte. Este será sólo un matrimonio de nombre.
Sungmin se lo habría agradecido si hubiera logrado abrir la boca. No obstante, le pondría los puntos sobre las íes en cuanto recuperara la voz.
Pero él no había terminado todavía de hablar.
—No voy a darte la oportunidad de que te quedes embarazado de verdad —añadió.
Si fuera propenso a los histerismos, a esas alturas le habría dado un ataque. Pero él todavía no había terminado de aplastar su autoestima. Aunque su voz permanecía calmada, no dejó de insultarle.
—No volveremos a vernos hasta que haya pasado el tiempo suficiente para probar que mientes sobre tu embarazo. De hecho, ni siquiera necesito presentarme en persona para comprobarlo. Cuando lo considere necesario enviaré a uno de mis hermanos para que dé fe de ello y nuestro matrimonio será anulado en el acto. Tal y como yo lo veo, todo será muy sencillo.
—Me alegro de que lo veas así —masculló con mordacidad.
—Sé que casarte conmigo es lo que has querido desde el principio, a pesar de todos esos absurdos alegatos en contra. Una lástima, porque nadie va a enterarse de esto. ¿Te ha quedado claro?
—No, explícamelo —contestó con brusquedad—. Soy brillantemente astuto, y estúpidamente torpe al mismo tiempo. Continúas tratándome como a un niño.
—Tu sarcasmo es totalmente impropio.
—No estoy de acuerdo. De hecho, nunca estaré de acuerdo contigo, ¡aunque tengas toda la razón del mundo! Si te empeñas en tratarme como a un niño, me comportaré como tal.
Sungmin  todavía no le había mirado, pero al bajar la vista vio que tenía los nudillos blancos por la fuerza con la que agarraba la barandilla. Bien, ¿por qué tendría que ser él el único furioso por aquella lamentable situación?
—¡Como quieras! Te lo dejaré bien claro —escupió él—. Será mejor que nadie se entere de este matrimonio que ni tú ni yo hemos querido.
¿Estaba amenazándolo? ¿Con qué? ¿Con seguir casados de por vida? Quizá sí se pusiera histérico después de todo.
—Puedes decírselo a tu madre, por supuesto —continuó él—. No quiero que me eche la puerta abajo si es lo suficientemente tonta para creerse que estás emarazado. Pero no se lo dirás a nadie más y le avisarás de que ella haga lo mismo.
—¿De veras ? ¿Y qué te hace pensar que voy a hacer cualquier cosa que me digas?
—Porque por el momento, eres legalmente mío, y eso significa que debes obedecerme.
Sungmin casi se atragantó al inspirar bruscamente.
—No cuentes con ello, Cho. No me importa qué clase de derechos crees haber adquirido con este ridículo matrimonio, pero en lo que a mí concierne, este matrimonio no existe. ¿He sido lo suficientemente claro?
—No, creo que estamos de acuerdo en que ambos queremos olvidarnos el uno del otro, lo que me parece maravilloso. Mientras no hagas nada que se gane mi desaprobación, como no quedarte en casa el tiempo que sea necesario.
—Tus amenazas no me asustan.
Él arqueó una ceja.
—¿No? Entonces debes de tener unas ideas muy extrañas sobre el matrimonio si piensas que puedes hacer lo que te plazca. Pregúntale a tu madre si dudas de mí.
Él se marchó, y Sungmin no se molestó en mirar a dónde. Estaban casados, y lo estarían hasta que Kyuhyun anulara el matrimonio. Pero qué sorpresa se iba a llevar dentro de tres o cuatro meses cuando descubriera la verdad.


2 comentarios:

  1. ESTÚPIDO KYUHYUN

    Madre mia,este hombre es un idiota.
    Expone a Min a esos riesgos,le dice cuanta cosa quiere,ahora se caso con él y además está 100% seguro que Min le miento sobre el embarazo.
    Que dentro de unos meses se divorciaran porque descubrirá su mentira.....oiganlo nada más,hombre más estupido de veras.
    Me dan ganas de darle un golpe y que no puede engendrar más descendencia.
    Y todavia lo amenaza y que es suyo y puroas loqueras.
    Pobre Min.. solo espero que con sus tobterias,no le proboque algo imposible de remediar😕

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  2. Kyu está enamorado de mim, solo que no lo sabe 😂🤣

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...