Debutantes III -13




Sungmin  se preguntó si sus emociones siempre se descontrolarían cuando estaba con Kyuhyun.
Se apartó de él. Apenas había cruzado unas palabras con ese hombre y ya se había puesto tan condenadamente furioso que acababa diciendo cosas que no quería. Pero ¡ésa era su casa! Lo que significaba que si se alejaba de él, él podía seguirlo y eso fue lo que hizo.
Sungmin no sabía dónde habían dejado sus baúles. Estaba demasiado enfadado para buscar al mayordomo y preguntarle, tan enfadado que decidió buscarlos él mismo, así que comenzó a abrir una puerta tras otra en la planta superior. Normalmente, jamás se le hubiera ocurrido hacer algo tan grosero, pero las emociones que sentía en ese momento no eran normales, y Kyuhyun lo seguía de cerca.
Cuando alargó la mano para abrir la última puerta del largo pasillo, Kyuhyun intentó detenerlo.
—Ahí no... —le advirtió él detrás.
No acabó la frase. Cuando Sungmin abrió la puerta, pudo ver que había encontrado sus baúles apilados en esa estancia. El joven no dudó en entrar.
Ni tampoco él.
—No te vas a quedar aquí —le dijo Kyuhyun en un tono inflexible.
Era una habitación maravillosa. Una gran cantidad de luz que entraba por la ventana, las librerías estaban repletas de libros y en ellas apenas había espacio suficiente para uno más. Dos cómodas gemelas, las más grandes que Sungmin hubiera visto en su vida, estaban colocadas una al lado de la otra, lo más probable es que hubieran sido hechas a medida. La chimenea con la repisa de mármol blanco era lo suficientemente grande para calentar toda la suite, de hecho, ocupaba buena parte de la pared.
En la pared había dos puertas que probablemente conducirían a un baño y a un vestidor o quizás a otro dormitorio como en las habitaciones principales.
Toda la estancia era muy elegante, y la enorme cama, colocada de una manera extraña en una esquina, confirmó sus sospechas.
—¿Es tu habitación? —preguntó, intentando mantener un tono neutro cuando añadió—: Por una vez estoy de acuerdo contigo, no pienso quedarme aquí. Charles ha debido suponer que éste era el lugar más apropiado para dejar mi equipaje cuando le dije que era el nuevo joven lord Cho.
—¿Ya tratas a mis criados por el nombre de pila?
Sungmin  se volvió y lo observó atravesar la habitación, deteniéndose ante el caballete como si fuera un perro guardián. Como si le importara un pimiento que a él le gustara pintar o estuviera interesado en saber lo que estaba pintando.
—Sólo oí mencionar su nombre —dijo en respuesta a su pregunta—, pero no me importará llamarle el mayordomo de Kyuhyun, igual que llamaré a esta casa, la casa de Kyuhyun, y a «eso» —señaló la cama de la esquina—, la condenada y extraña cama de Kyuhyun.
—¿Qué le pasa a mi cama?
—Nadie pone las camas de modo que sólo se pueda entrar o salir de ella por un lado a menos que no quepan de otra manera en la habitación, lo que no es el caso. Las tres camas tuyas que he tenido la desgracia de ver, estaban todas en una esquina.
—¿Y por eso te parecen extrañas?
Sungmin  aspiró el olor de Kyuhyun cuando se acercó a él. La expresión de su marido se había vuelto sensual y le recordó la noche en que hicieron el amor.
Él debió de acordarse de lo mismo porque añadió:
—No recuerdo que te quejaras demasiado de mi cama en palacio. De hecho, me dio la impresión de que ni te fijabas en ella porque sólo tenías ojos para mí, ¿recuerdas?
¡Cómo iba a olvidarlo! Pero no pensaba admitirlo. Su rubor, sin embargo, lo delataba, así que se alejó de él con rapidez.
—¿No se te ha ocurrido preguntar por qué pongo las camas de esa manera en vez de hacer comentarios sarcásticos al respecto? —dijo él, provocando que el rubor del joven se intensificara—. No hay nada malo en ponerla de esa manera, de hecho, hay una buena razón para ello.
Gracias a Dios Kyuhyun ya no estaba hablando de la noche en que habían hecho el amor.
—Muy bien, picaré. ¿Cuál es esa razón?
—En realidad no es asunto tuyo, pero ya que te interesa saberlo, te lo diré. Tengo el terrible defecto de moverme mucho en sueños, y en ocasiones me caigo de la cama. Por supuesto, eso no sucede cuando tengo compañía, ya que tiendo a sosegarme cuando duermo con una pareja. Pero aquí nunca duermo acompañado, así que pongo la cama de esa manera para no caerme y despertar al resto de la familia.
Sungmin  jamás habría imaginado una respuesta como ésa ni que admitiría algo así ante él. Le había hecho sentir que le debía una disculpa.
Así que se avergonzó de sí mismo cuando le replicó con mordacidad:
—¿Qué pasa? ¿Las criadas no son lo suficientemente bonitas para tentarte?
—Sí, pero mi madre no tolera esta clase de comportamiento en su casa.
—Pensé que ésta era tu casa.
Él se encogió de hombros.
—Y así es, pero al compartirla con mi familia, considero que debo respetar sus ideas al respecto.
Sungmin  se sonrojó otra vez. ¿Por qué no se había limitado a disculparse como debía? Pero incluso ahora no se resignaba a hacerlo. Así que se volvió y se dirigió a la puerta.
—Buscaré a tu mayordomo y le diré que se encargue de que trasladen mis baúles de inmediato —dijo sin detenerse, en un tono absolutamente despectivo.
—¿Te das cuenta de que te estás pasando, Minie? Te sugiero que adoptes una actitud más conciliadora de ahora en adelante.
Él se detuvo.
—¿O?
—Te encerraré aquí.
Sungmin se volvió hacia él para evaluar la seriedad con la que había formulado esa declaración. Le pareció captar un brillo de travesura en los pálidos ojos de su marido, y algo más. ¿Deseo... o rabia? Tenía que ser rabia. Pero ¿no debía ser él quien estuviera furioso por haberlo acusado de unas cosas horribles de las que era totalmente inocente?
—¿Sabes? La noche que fui a tu habitación te dije que era para ayudar a tu amigo Sukchun —le recordó—. Jamás te has molestado en confirmarlo, ¿verdad?
—¿Qué quieres decir?
—Jamás habría ido a tu habitación si él no me hubiera asegurado que serías nuestro intermediario.
—Sí, hablé con Sukchun y me confirmó que te había dicho que me utilizaras como mediador. Pero, Minie, tú sabes tan bien como yo que tuviste muchas oportunidades de entregarme esa información antes. Y en vez de eso, quebrantaste todas las reglas de decencia conocidas entrando en mi habitación a altas horas de la noche, esperando encontrarme en la cama, lo que en última instancia nos ha llevado a esta desastrosa situación. Así que no te hagas el inocente conmigo, Minie. Los dos sabemos quién tiene la culpa de todo esto.
Sungmin negó con la cabeza, frustrado.
—No sé por qué me sorprendo de que pienses así. Puede que pecara de ingenuo, pero aquella noche no tenía intención de seducirte. Por favor, haznos un favor a los dos y deja de fastidiarme con eso. Éste será sólo un matrimonio de nombre tal y como tú dijiste... durante mucho tiempo.
—En realidad te dije que sería sólo un matrimonio de nombre hasta que se demostrara que no estabas embarazado. Espero que no pienses en serio que mantendré las manos apartadas de ti si al final continuamos casados. Pero mientras tanto no intentes tentarme. Si ése es tu plan, instalarte en mi casa para seducirme de nuevo e intentar quedarte embarazado de verdad, te advierto, no, te prometo, que lo lamentarás.
—Y pensar que antaño te comparaba con un ángel. Debía de estar loco.
Mascullando para sí mismo algo que Kyuhyun no pudo oír, Sungmin se dirigió hacia la puerta. Había vuelto a permitir que la ira lo dominara y que abriera aún más la brecha que había entre ellos. Pero no era ira lo que le provocaba un intenso dolor en el pecho. Y no fue ira lo que le llenó los ojos de lágrimas.


¡Aquél joven le sacaba de quicio! Kyuhyun se preguntó cómo diantres iba a sobrevivir con Sungmin  tan cerca. Demonios, todavía lo deseaba, pero se negaba a ser manipulado por un jovenzuelo intrigante, no importaba lo atraído que se sintiera por él. Le tentaría cada vez que se tropezara con él con aquella supuesta inocencia suya. Y funcionaría. No había manera de poder evitarlo cuando ya le tentaba... sin habérselo propuesto siquiera.
Kyuhyun permaneció en su habitación hasta que se llevaron los baúles de Sungmin , y unos minutos más tarde oyó un portazo en el pasillo. Acabaría por echarlo de su propia casa. No había otra opción.
Había bajado la mitad de las escaleras cuando se detuvo en seco. ¿Qué diablos estaba haciendo? ¿Desde cuándo huía como un cobarde? De acuerdo, le sacaba de quicio, pero no iba a optar por el camino más fácil. Maldición, tenía que ser más fuerte. ¡Sabía cuál era el plan diseñado por su esposa! El sólo tenía que ignorar a su instinto de conservación el tiempo suficiente para idear un plan de contraataque.
Todavía estaba parado en medio de las escaleras cuando se abrió la puerta principal y aparecieron su primo Choi Siwon y su esposo, Heechul. ¡Maldita temporada! Se le había olvidado que muchos de sus parientes Choi venían a Londres en esa época del año. Y, por supuesto, todos venían a visitar a su familia y se quedaban unas cuantas semanas. Era muy probable que su primo Donghae también se dejara caer por allí, ya que aún estaba en el mercado matrimonial. Prefería alojarse en su casa donde tendría como probables acompañantes a él o a sus hermanos en vez de su propio hermano que prefería quedarse en casa con su esposo y su hijito.
La llegada de Siwon y su esposo reforzó la decisión de Kyuhyun. Tenía que quedarse. Sabía la facilidad con la que Sungmin se ganaría los corazones de su familia si él no estaba allí para advertirles de su duplicidad.
Kyuhyun siempre quedaba deslumbrado por la increíble belleza de Choi Heechul cada vez que lo veía. Tenía un rostro de una belleza única. Probablemente Heechul y Sungmin  tenían mucho en común... No, estaba pensando en el viejo Heechul. Su primo solía ser un experto manipulador que siempre recurría a las mentiras para lograr su propósito, exactamente igual que Sungmin . Heechul era una beldad sin parangón, pero no había sido un joven agradable por todas esas malas cualidades. El matrimonio con Siwon lo había cambiado por completo. No había nada que le disgustara de Heechul desde que se había casado con su primo.
—No esperaba encontrarte aquí, viejo amigo —dijo Siwon cuando vio a Kyuhyun.
Kyuhyun sonrió ampliamente y bajó los escalones restantes para unirse a la pareja en el vestíbulo.
—Últimamente intento pasar la noche con sólo tres jóvenes. Pero hoy me habéis pillado en uno de esos días.
—Ni siquiera esperaba encontrarte —le respondió Siwon—. Sin embargo, puedes marcharte. Hemos venido a visitar a tía Ahra
Por extraño que pareciera, Choi Siwon sólo estaba bromeando a medias. No tenía motivos para sentirse celoso de su esposo ya que no dudaba de su amor por él, pero Kyuhyun había provocado esos celos demasiadas veces. Le había resultado muy divertido coquetear con Heechul durante los primeros meses de su matrimonio, pero a su primo, que conocía muy bien su reputación no le había hecho ninguna gracia.
—Lo que Siwon quiere decir es que pensábamos que todavía podrías estar durmiendo a estas horas —dijo Heechul, intentando suavizar las palabras de su marido.
—No te preocupes, primo —Kyuhyun le guiñó un ojo a Heechul—, estoy acostumbrado a sus inseguridades.
Siwon soltó un bufido.
—¿Dónde estás, tía Ahra? —gritó, entrando en la salita—, necesito que envíes urgentemente al bribón de tu hijo a hacer un recado.
Heechul amonestó a Kyuhyun con suavidad.
—Sé que no hablas en serio, y me alegro de que hayas dejado de intentar seducirme todo el rato como solías hacer antes. Pero tienes que decirle a tu primo que sólo estabas bromeando.
—Todo está permitido en el juego y el amor, querido.
—Tonterías. Sólo lo haces para provocar la ira de tu madre.
—Eso también. —Kyuhyun sonrió ampliamente.
—Y a mi marido.
Kyuhyun se rio entre dientes.
—Sin duda alguna.
—Pero ¿no te parece que ha llegado la hora de dejar de hacerlo? Me gusta visitar a tu familia, pero me lleva un par de días convencer a Siwon de que vengamos a la ciudad y todo por tu culpa.
—Santo Dios —oyeron que exclamaba Siwon en la salita—. ¿Cuándo ha ocurrido?
Kyuhyun suspiró.
—¿Ocurre algo malo? —preguntó Heechul.
—Sí, pero sólo en mi opinión. Probablemente mi madre opine que las cosas no podrían ir mejor. Sin embargo, dejaré que te lo diga ella. Estoy seguro de que se muere por hacerlo.
Señaló la salita con una mano. Heechul le lanzó una mirada desconcertada y pasó delante de él. La madre de Kyuhyun no lo mantuvo en suspenso demasiado tiempo.
—Déjame ser la primera en decirte que Kyuhyun se ha casado —anunció Ahra en cuanto Heechul apareció en la puerta—. Ha conocido a un chico encantador y además esperan un hijo.
Kyuhyun se apoyó en el marco de la puerta y se dio un cabezazo contra la madera. Su madre no se había dejado nada en el tintero.
Heechul se volvió hacia él de inmediato.
—Me encantan las bodas —dijo con gesto mohíno— ¿Por qué no nos has invitado?
Él cerró los ojos.
—Quizá porque se suponía que nadie debería saberlo aún.
—Sí, ni siquiera fue Kyuhyun quien me lo dijo —añadió Ahra con una amplia sonrisa, sin parecer disgustada por eso—. Pero le perdono ahora que ya lo sé. Siwon, tú debes de conocerlo. Es vecino tuyo. Incluso me dijo que podría haber formado parte de la familia antes, pues hace tiempo llegó a poner los ojos en ti.
—Oh —dijo Heechul, frunciendo el ceño a su marido.
Siwon se sonrojó un poco.
—No tengo ni idea de qué habla tía Ahra, querido. Aún no me ha dicho con quién se ha casado Kyuhyun.
Kyuhyun abrió mucho los ojos. Ahora lo entendía todo, el porqué de todas las maquinaciones de Sungmin. No tenía nada que ver con las intrigas palaciegas sino con sus mercenarias aspiraciones. Lo único que, en realidad, había buscado su esposo todo ese tiempo era casarse, de una manera u otra, con un miembro de la familia Choi. Y lo había conseguido.

—Yo soy su esposo —dijo Sungmin  desde la puerta, dejando la estancia momentáneamente en silencio.
Logró no sonrojarse al hacer aquella declaración tan atrevida. Pero no había razón para andarse con rodeos, en especial cuando había oído el comentario de Siwon al acercarse a la salita. Debería haberse retirado al oír tantas voces en la sala. Pero no se había mudado a esa casa para andar ocultándose. Estaba allí para dejar claro cuál era su lugar en la familia de Kyuhyun... por el bien de su bebé. Y ésa era una buena oportunidad para hacerlo.
Su comentario atrajo todas las miradas de la habitación, incluida la de Kyuhyun.
—Has olvidado añadir un esposo afortunado, ¿verdad? —preguntó Kyuhyun en voz baja ya que estaba a su lado.
Supuso que ésa sería la respuesta normal de un recién casado, pero definitivamente no se aplicaba a él.
—No, no lo he hecho —susurró en respuesta, esbozando una falsa sonrisa—. Pero he logrado contenerme a tiempo y no decir «desafortunado» que era lo que tenía en la punta de la lengua. Puedes agradecérmelo después.
Él soltó un bufido. Sungmin  se apartó de su lado para entrar en la habitación y se sentó junto a su suegro en uno de los sofás de brocado. Ahra le brindó una alegre sonrisa. Siwon también sonreía, seguramente lo había reconocido. Heechul era el único que lo miraba aturdido.
—Me resultas familiar, pero no consigo recordar tu nombre. ¿Nos conocemos? —preguntó Heechul finalmente.
—Sí, nos conocimos no mucho después de tu boda. Acompañé a mi madre cuando fue a visitaros para darte la bienvenida a la comunidad.
—¡Sí, por supuesto! —exclamó Heechul— Lilly y Lee Sungmin. Ya lo recuerdo... tu madre dijo algo ese día que despertó mi curiosidad.
—¿De veras?
—No creo que ella quisiera que yo la oyera. Después de que me la presentaran la oí mascullar algo como: «bueno, eso lo explica todo». ¿Sabes a qué se refería? Tuve la sensación de que su comentario tenía algo que ver conmigo.
Sungmin estalló en risas al recordar el día en que su madre y él habían conocido a Choi Heechul. Sungmin había comprendido entonces por qué Siwon había sucumbido a Heechul con tanta rapidez. El joven era precioso. No había palabras para describir su belleza. Lilly había sido de la misma opinión y lo había resumido con aquellas breves palabras «bueno, eso lo explica todo».
—Y así es —dijo Sungmin con una amplia sonrisa—. Durante años mi madre había jugueteado con la idea de que Siwon se convirtiera en mi futuro marido. Así que cuando un día regresó casado contigo, tan de repente y sin que hubiera habido un largo cortejo, sentimos una profunda curiosidad por saber cómo había sucedido. Pero en cuanto te conocimos comprendimos por qué cualquier hombre habría corrido hasta el altar en cuando te hubiera conquistado.
Heechul se puso colorado por el cumplido, pero su marido se apresuró a aclararlo todo.
—Oh, nuestro cortejo fue tan inusual que provocó las murmuraciones de todo Londres. Ya te lo contará Hee en otra ocasión. Pero parece que las habladurías no habían llegado a Shiyuan cuando llevé a mi esposo a casa. —Luego bromeó con Sungmin —: Espero que no te sintieras demasiado decepcionado.
—Oh, te aseguro que me quedé destrozado durante al menos una hora —respondió Sungmin  también en broma, provocando la risa de todos antes de que añadiese—: tú eras sólo una idea, después de todo. No era algo que me tomara en serio, sino más bien algo que esperar con ilusión hasta cumplir la edad adecuada. ¡Pero te casaste antes de que eso sucediera!
Todos volvieron a reírse... salvo Kyuhyun. Tenía un ceño tan profundo que salió de la estancia antes de que nadie se diera cuenta. Sin embargo, Sungmin lo vio antes de que lo dejara solo tan groseramente con su familia. Debería haber aprovechado la ocasión para explicarles a los Choi la verdadera razón de su matrimonio sin que Kyuhyun les diera la versión equivocada. Pero ya le había contado a Ahra cuál era la situación y su suegra podría confiárselo a sus parientes si así lo deseaba. Así que Sungmin se excusó y salió detrás de Kyuhyun.
No tuvo que ir muy lejos. Lo siguió por el vestíbulo hasta que desapareció en el interior de una habitación, pero antes de que pudiera darle alcance, le cerró la puerta en las narices. La abrió, claro. El se volvió y clavó aquellos ojos azules en él.
—Qué típico de ti, dejarme solo con los lobos —dijo tras cerrar la puerta.
Él soltó un bufido ante la ridícula descripción de su familia.
—Ahórrate tus melodramas para un público más ingenuo. Los tenías en la palma de la mano.
—¿Disculpa eso tu rudeza?
—Mi familia no espera otra cosa de mí. Además, por si no te has dado cuenta, Siwon se sintió encantado de que me fuera. Desde el día en que me insinué a su esposo, prefiere que no esté demasiado tiempo en la misma habitación que él.
Sungmin  soltó un grito ahogado.
—¿Te insinuaste a Heechul?
Él puso los ojos en blanco.
—Por supuesto que lo hice. Yo y cualquier hombre que haya puesto los ojos en él. La mayoría de los caballeros saben cómo disimular sus sentimientos. Yo no.
Sungmin  imaginó que sólo intentaba provocarle.
—¿Es así como van a ser las cosas, Kyuhyun? ¿No te quedarás en la misma habitación que yo ni siquiera cuando tu familia venga de visita?
Kyuhyun lo empujó de repente contra la pared.
—¿Es que piensas que soy estúpido, Minie? Como tu madre dijo una vez: «eso lo explica todo», y con mucha claridad, además.
Por un momento, Sungmin no pudo decir nada, ni siquiera había oído lo que él acababa de decir. Sencillamente no podía concentrarse cuando estaba tan cerca de él. Una oleada de calor lo atravesó. Sintió un hormigueo en el vientre. No podía apartar la mirada de sus labios cuando estaban tan próximos a los suyo.
—¿No tienes ninguna excusa esta vez? —continuó él con tanta rudeza que finalmente lo miró a los ojos.
Sungmin lo había visto enfadado muchas veces, pero esa vez parecía totalmente furioso. Le palpitaba un músculo en la mejilla. El joven casi podía sentir su ira, pues parecía emanar de él. ¿Qué diantres había dicho? «¡Piensa!» No pudo. No había oído ni una sola palabra desde que su marido lo había acorralado contra la pared sin ninguna vía de escape.
—¿Qué estás insinuando ahora?
—Este no es un buen momento para poner a prueba mi paciencia, Sungmin . ¿Cuándo exactamente decidiste hacer todo lo que estuviera en tu mano para poder formar parte de mi familia? ¿Fue antes o después de que Siwon desapareciera de tu lista? Pues tu segunda elección ha sido pésima, Minie. Si esta farsa continúa, no seré un marido fiel.
Sungmin inspiró bruscamente en cuanto se dio cuenta de a qué conclusión había llegado él.
—¿Estás bromeando? Tu primo era uno de los mejores partidos de toda Inglaterra, y no tenía rival en mi comunidad. Todos los jóvenes de Shiyuan tenían los ojos puestos en él, ¿por qué iba a ser yo la excepción? Y sólo tenía trece años cuando a mi madre se le ocurrió la idea de que podía ser un buen marido para mí. Sólo lo vi unas pocas veces. Probablemente él no se acuerde de ninguna. Y para tu información, cuando se casó con Heechul yo sólo tenía dieciséis años. Me sentí decepcionado tras haber pasado tres años pensando que él era mío, pero desde luego no me quedé destrozado ni tracé ningún plan de acción para que tú ocuparas su lugar. De hecho, estaba impaciente por unirme al resto de las debutantes en la temporada social de Londres, al menos hasta que mi madre me consiguió ese puesto en palacio.
—Bueno, veo que sí tienes una excusa después de todo —repuso él con sarcasmo.
Sungmin  se dio cuenta de inmediato de que por mucho que dijera, él no se creería nada. Ni siquiera le daría el beneficio de la duda. Para Kyuhyun él tenía la culpa de todo, lo había arrastrado al altar utilizando el truco más viejo del mundo. No importaba que en realidad hubiera sido él quien le había arrastrado, al parecer también lo había manipulado en eso. ¡Kyuhyun ni siquiera había tenido en cuenta su increíble atractivo! Pensaba que lo había cazado por su familia, y que cualquier miembro le habría servido.
Como siempre, él había conseguido ponerle tan furioso como él estaba. Y como había ocurrido últimamente, Sungmin no se contuvo y le lanzó una puya.
—Tonterías —respondió—, ¿para qué iba a tener una excusa preparada? Ya sabes que soy lo suficientemente listo para improvisar una al instante. ¡Trágate ésa, lord sabelotodo!
Pasó con rapidez bajo uno de los brazos que él había plantado a ambos lados de su cuerpo y salió corriendo de la habitación antes de que pudiera detenerle. Iba a llorar de nuevo. Y esta vez ni siquiera sabía por qué. ¿Acaso Kyuhyun no le había dejado ya claro lo que pensaba de él?


Sungmin  esperó hasta media tarde antes de bajar de nuevo para comer. No tenía apetito, pero ya no podía pensar sólo en sí mismo cuando se trataba de nutrición. Esperó el tiempo suficiente a que se fueran los Choi. En ese momento no estaba de humor para ser sociable con nadie aunque ahora era parte de esa familia. Su intención era coger un plato con comida en la cocina y regresar rápidamente a su habitación donde podría comer en paz.
Sólo pudo ejecutar la mitad del aquel precipitado plan. Cuando, plato en mano, subía las escaleras de nuevo, se abrió la puerta principal a sus espaldas. Se dio la vuelta esperando que fuera Sunny con el resto de su equipaje. Se había olvidado de mencionarle a Ahra que su doncella también necesitaría una habitación. Pero allí en el vestíbulo estaba su viejo amigo Choi Donghae quitándose el abrigo.
Donghae lo vio de inmediato.
—¡¿Sungmin?! —exclamó—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Es tía Ahra quien te presenta esta temporada? Espera un momento... ¿no tendrías que estar en palacio? ¡Qué excitante! Oí que te dieron ese puesto. ¡Imagínate, dama de honor de la reina! Me sentí tan emocionado por ti, y puede que incluso un poco celoso. —Donghae se rio para sí mismo—. Jamás había pensado en hacer nada parecido, pero quizá debería hacerlo. Dejar que fuera la reina quien me eligiera marido ya que no soy capaz de elegirlo yo mismo. ¡Esta será mi tercera temporada! Es para echarse a llorar.
Sungmin esbozó una sonrisa. Parecía que Donghae no había cambiado nada. No se habían visto desde hacía años, pero el hermoso niño que él había conocido entonces se había convertido en un joven más hermoso todavía, aunque Sungmin lo hubiera reconocido en cualquier parte. Aún podía soltar cien palabras por minuto y compaginar tres temas a la vez sin perder el aliento.
Sungmin había lamentado a menudo no haber renovado su amistad con Donghae una vez que hubo crecido y dejado atrás la niñez. Ni siquiera había tenido la posibilidad de comentar con su viejo amigo que una vez había pensado casarse con su hermano. Habían pasado demasiados años desde la última vez que habían hablado.



1 comentario:

  1. Madre mia...que estúpido es Kyuhyun
    Increíble que sea alguien que esté defendiendo la corona.
    Bueno,le daré un punto,porque es obvio que despues de saber que Min "queria casarse" con Siwon...algo se le movió en el pecho,porque tuvo que ser eso sino,yo misma voy y le doy un par de cachetadas...por dios😒
    Le daré el beneficio.
    Ay Kyu...¿por què no quieres aceptarlo?

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...