Marcado VI -12




Kangin nos condujo fuera del corazón de la ciudad, luego nos llevó a una zona de almacenes y complejos industriales que no parecían tener ningún tipo de lugar para una cita. Estacionó enfrente de un edificio corrugado que estuve sorprendido de ver estaba todo iluminado y tenía varios autos estacionados al frente. Abrí la boca para preguntar dónde demonios estábamos y qué estaba sucediendo, pero él salió del auto y vino a abrirme la puerta ante de que pudiera. Ese simple acto de caballerosidad fue casi suficiente para hacerlo parecer como el viejo y normal Kangin otra vez, pero cuando envolvió un brazo alrededor de mis hombros y me acercó a su pecho mientras dejaba caer un duro y posesivo beso en mi boca, hubo algo en ello que no había habido ahí antes. Sentí como si estuviera probándome.
—¿Qué es este lugar? —Cerró mi mano dentro de la suya y me guio a una puerta que estaba en torno al costado del edificio y muy fuera de la vista de cualquier transeúnte.
La abrió y me guío hacia un espacio de un almacén gigantesco que estaba lleno de luz, música y gente. Era como un carnaval atrapado dentro de las paredes de metal del almacén. Me di la vuelta para mirarlo con los ojos agrandados mientras él solo se me quedaba mirando y preguntaba:
—¿Te sorprendería si te dijera que provengo de una larga línea de destiladores ilegales y contrabandistas? El papá de mi mamá corría aun en lo alto de la zona rural cuando era pequeña y quedo encerrada en ello antes de que me tuviera.
Un tipo que se veía como si hubiera caído de los años veinte intercambio algún tipo de saludo con Kangin y estrechó su mano mientras le pasaba algunos billetes doblados en la marcha. Continué disparándole miradas interrogantes, mientras me guiaba a través de los cuerpos dando vueltas.
—Kangin, en serio, ¿qué es este lugar?
Él encontró una mesa al lado más alejado de la planta que estaba envuelta en grueso terciopelo de color rojo de mal gusto y que enfrentaba un escenario que por el momento estaba oscuro y ligeramente ominoso. Sacó una silla para mí y esperó mientras decidía si iba a sentarme o salir corriendo hacia la puerta.
—Es un emergente bar clandestino. El tipo que los administra es de fuera del oeste y solo viene una vez al año. Pensé que sería divertido.
Crucé los brazos sobre mi pecho y lo miré fijamente.
—¿Algo de esto es legal? —Sabía que algo estaba pasando con él. Se sentía más en el borde está noche, más intenso de lo que había sido desde que comencé a perseguirlo. Me estaba probando y estaba a punto de fallar, porque por más que lo quisiera, no iba a corromper mi propia moral para estar con él.
Una mujer joven vestida como una cigarrera antigua se detuvo y nos sonrió. Era adorable y me sentí como si hubiera caído en el set de una antigua película de gánsteres.
—¿Puedo traerles algo de beber?
Kangin abrió la boca para responder por nosotros pero lo interrumpí con un seco;
—No lo sé, ¿tienen una licencia para vender licor? —Juro que si tuviera mi placa la hubiera sacado y agitado en su cara. Estaba furioso de que Kangin pensara que podía traerme a un club ilegal y que simplemente lo seguiría a ciegas.
Continuó sonriéndome como si no estuviese siendo grosero en lo absoluto y asintió con la cabeza.
—Por supuesto que sí. Tenemos estos eventos por todo el país, y conseguir que nos cierren significaría que la mayoría de nosotros no recibiríamos sueldo.
Sentí un caliente sonrojo cubrir mi rostro mientras Kangin ordenaba un par de old fashioned, y tomaba el asiento que había sacado para mí. Sus ojos me quemaban, calientes y brillantes, y todo lo que pude hacer fue mirarlo fijamente.
—Lo hiciste otra vez. —Mi voz era tranquila y con el ruido de todos llenando el gran y cavernoso espacio, estuve sorprendido de que pudiera descifrar mis palabras—. Me pusiste una trampa de nuevo, Kangin. Querías que pensara que esto era todo ilegal, querías que pensara que estabas intentando conseguir hacer algo malo, y querías que me enojara justo como sabías que haría. ¿Por qué? ¿Por qué sigues jugando estos juegos conmigo?
Y él había arruinado toda la emoción y alegría que había estado albergando sobre nosotros saliendo en una cita real.
—No es un juego, Leeteuk. —Su acento era todos los tonos de miel—. Tú saltaste a conclusiones y eran las equivocadas.
Quería, literalmente, dar zapatazos con mis pies por la frustración.
—Porque te pregunté cientos de veces y no dirías nada. Querías que saltara a la conclusión equivocada. Me guiaste ahí.
Suspiró y me llevó hasta él. Me tomó por la cintura y forzosamente me arrastró hacia él hasta que estuve parado entre sus piernas abiertas. Mantuve los brazos cruzados a pesar de que mis dedos ansiaban enhebrarse a través de las ondas de cabello rubio que estaban tan cerca. Me miró, y por primera vez había arrepentimiento en sus ojos que no parecía como si estuviera matándolo.
—Pensé que sería divertido. Un poco fuera de lo común, y algo que se adapta a tu peculiar sentido del humor. No era mi intención convertirlo en una especie de desafío. No quise que pensaras que estaba tendiéndote una trampa. He tenido unos cuantos días libres esta semana y creo que solo estaba intentando ver si ibas a asumir automáticamente lo peor en mis motivaciones. —Sus palabras no pronunciadas al final de la oración estuvieron ahí. Había hecho exactamente lo que él había esperado que hiciera, pero me negaba a tomar toda la culpa.
—Te dije que si estabas ahí, me gustaría estar ahí también. No estaba mintiendo, pero no voy a comprometer mi propio sentido de lo correcto y lo incorrecto por ti Kangin. Si hubieras explicado qué era todo esto, habría estado muy emocionado. Habría estado más emocionado de lo que ya estaba por pasar una noche contigo; querías que fallara la prueba. —Dios, él era siempre tan condenadamente resbaladizo y complicado. Nunca iba a conseguir que confiara en mí lo suficiente para mantenerlo.
Se inclinó hacia adelante y tuve que mover mis brazos cuando su frente aterrizó para apoyarse contra mi cintura. Abandoné la lucha y enrosqué mis dedos a través de su cabello.
—Tienes toda la razón. —Me gustaría que esas palabras me emocionaran; en cambio me ponían realmente triste.
Suspiré y miré hacia arriba cuando una alegre camarera se balanceaba con nuestros cocteles. Me dio una mirada descarada cuando notó que Kangin estaba acurrucado contra mí y quise decirle que era difícilmente tan romántico o dulce como se veía.
—Tomen asiento, el show está a punto de comenzar. —Se fue a paso tranquilo y Kangin levantó la cabeza mientras sus manos se cerraban casi desesperadamente alrededor de mí cintura.
—¿Me creerás si te digo que lo lamento?
No podía responder eso porque no lo sabía, y él se lamentaba demasiado por tantas cosas, que no estaba seguro que pudiera manejar ser una más de ellas. Así que en cambio me quedé en silencio mientras me jalaba hacia él y me acomodaba en el asiento de al lado. Agarré la bebida y en vez de beberla, saborear la calidad de los ingredientes y la artesanía tradicional que venía con los cocteles de los viejos tiempos, la tomé de golpe, jadeando cuando el borbón quemó.
—¿Qué tipo de show? —gorgoteé las palabras mientras Kangin se inclinaba para depositar un beso en mi hombro desnudo. La tensión se había ido, pero ahora el aire entre nosotros estaba lleno de algo más pesado y denso.
—Burlesque. Y sí, tienen una licencia de cabaret. —Empujó un trago hacia mí y lo tomé con gratitud. Estaba de regreso a no estar seguro si quería herirlo físicamente debido a lo rápido que jugaba con mis emociones, o si quería arrastrarlo a la superficie plana más cercana y subir sobre él porque quería mostrarle que sin importar lo que hiciera, lo deseaba—. De hecho Key conoce a una de las bailarinas. Él fue el que me dijo que venían a la ciudad.
Key había llevado una vida interesante antes de venir a Seúl, y no podía decir que me sorprendiera que conociera a alguien que era una bailarina de burlesque.
—Nunca antes he visto un show de burlesque. —Las luces en el almacén bajaron, y el suave resplandor del escenario parecía ser la única luz.
La mano de Kangin se deslizó por la parte de atrás de mi cuello. Estaba tan oscuro que solo podía sentirlo, no verlo, y eso era erótico y estimulante como el infierno. Me hizo contener el aliento cuando susurró en mi oído:
—Lo siento mucho.
Observé mientras una rubia de piernas largas, obviamente intentando canalizar a Ingrid Bergman en Casablanca se deslizaba hacia el escenario.
—Sé que lo sientes. Solo desearía que no tuvieras que hacerlo. —Y eso más o menos resumía cómo me sentía acerca de todas las cosas que lamentaba en su vida. Me alegré de que estuviera tan oscuro porque de repente sentí humedad, calor y presión en mis ojos. Era una cita que nunca olvidaría y no quería decir eso en ningún tipo de buen sentido.


Si simplemente hubiera estado enojado conmigo, molesto de que a propósito le facilitara pensar que estábamos haciendo algo malo, haciendo algo ilegal, podría seguir besando su cuello y acariciando su brazo y sabía que me perdonaría y lo dejaría pasar. Pero estaba herido, decepcionado de que hubiera arruinado nuestra noche juntos, y que lo hubiera hecho a propósito.
Desearía poder decir que no había sabido lo que sucedería cuando lo llevara sin explicación, en medio de la nada, a un lugar que parecía como si debiera estar en una película o libro de historietas, pero lo había sabido.
Estaba sentado rígidamente a mi lado, con los brazos cruzados sobre su pecho mientras se sostenía a si mismo tieso como un palo para evitar apoyarse en el brazo que había puesto a través de la parte posterior de su silla.
Sus ojos estaban fijos en el escenario mientras chica media desnuda tras chica medio desnuda se contoneaban y sacudían sus cosas. Si no hubiera sido tan imbécil probablemente él habría disfrutado. Como era, su bonita boca estaba en una línea apretada y plana y había un delicado aleteo en su mejilla mientras apretaba sus dientes. Me dejó claro que seguramente deberíamos irnos y que probablemente debería dejarlo solo, como había sabido desde el primer momento. Así era como iba a ser cuando finalmente terminara haciendo algo que fuera imperdonable. Solo que entonces, los corazones estarían involucrados y se sentiría miles de veces peor.
Moví los dedos para poder rozar su cabello. En la casi oscuridad del almacén se veía más oscuro, sin ninguno de los bonitos tonos rojos en él, pero todavía se sentía como la seda. Había dicho que lo sentía y lo decía en serio. Si no quería perdonarme, nunca lo culparía por ello.
De repente su cabeza se volvió y sus ojos cafés atraparon los míos. Brillaron en la luz del ambiente y me odié solo un poco más cuando me di cuenta que la razón por la que estaban brillando era que la luz captaba la humedad atrapada en sus profundidades.
Se suponía que debía estar más allá del punto en mi vida donde hacía que mujeres y jóvenes hermosos y fuertes lloraran por mi culpa, y las ganas de ponerme de rodillas y rogarle que me perdonara, para suplicarle que entendiera que lo intenté, que de verdad lo hice, casi me abrumaron.
De pronto movió su silla más cerca de la mía así que estábamos situados cadera contra cadera. Enrosqué mi brazo alrededor de sus hombros mientras él metía su rostro en la curva de mi cuello.
Sus labios chocaron justo debajo de mi oreja mientras susurraba suavemente:
—¿Siempre será así contigo? ¿Nunca saber si esto es real o si es todo un juego porque eres un bastardo roto?
Mis dedos se flexionaron contra su hombro desnudo mientras una de sus manos se aplastaba contra mi estómago, haciendo que los músculos ahí se tensaran ante su toque.
—No lo sé. —Podría no ser capaz de darle una respuesta que le gustara, pero podía ser honesto con él. Nunca quise mentirle, o a nadie, para el caso—. Eres la única pareja con la que he pasado tiempo sin tener una agenda escondida. La mayor parte de mi vida todo mi tiempo lo pasé intentando convencer a las personas que estaba al nivel, que era un buen tipo. Mentí sobre quién era y lo que sería con cada aliento que tomaba. Contigo, pareciera estar haciendo lo contrario y tratando de probarte en cada oportunidad que tengo, lo horrible que puedo ser. Sigo dándote lo peor y tú sigues recibiéndolo.
Él suspiró en el hueco en el que estaba acurrucado y un temblor corrió por mi columna cuando su húmeda lengua comenzó a delinear la vena que latía allí mismo.
—¿Por qué no puedes solo estar aquí conmigo, ahora mismo? ¿Por qué tienes que intentar y probar cualquier cosa, lo bueno o lo malo que eres? Estoy muy consciente de cómo funcionaron las cosas en el pasado contigo y estoy muy consciente de lo que podría suceder si seguimos así, Kangin. Lo que no conozco, lo que quiero experimentar, es este momento contigo. Este exacto segundo en el tiempo donde somos solo tú y yo juntos y lo que suceda y pudiera suceder no existen. ¿Por qué no podemos hacer eso? Solo un poco.
Quería decirle que no podía hacerlo. Estaba aguantando tan firmemente cada cosa que había hecho para mantenerme sujeto a una piedra y de ese modo evitar que esos mismos hechos tortuosos volvieran a suceder. Estaba atrapado para siempre entre el pasado y el futuro. El presente me desviaba de lo que había estado bien hasta que él resplandeció en mi vida toda trágica y resistente, llena de un fuego desafiante. Quería llevarlo a los lugares oscuros y dejar que los iluminara. Sin embargo, no podía decirle nada de eso.
No iba a ser una carga que él. En cambio iba a preguntarle si quería salir. Lo podría llevar a su casa, llevarlo a la cama, y no preocuparme del pasado, del presente, o del futuro. Nunca llegué a decir las palabras porque Leeteuk tenía su pequeña mano dentro de la parte superior de mi pantalón y debajo de mi cinturón muy parecido a como había estado la primera vez que lo besé.
Me quedé sin aliento, lo que le dio más espacio para maniobrar, e inclinó la cabeza hacia atrás para mirarme con persistente tristeza y picardía en sus ojos marrón oscuro.
—Hay cosas maravillosas sucediendo aquí en este momento con nosotros, Kangin. Sería un verdadero problema que te perdieras algunas de ellas porque no puedes dejar ir el pasado y porque estás demasiado ocupado saboteando el futuro.
A diferencia de la última vez que tuvo sus manos en mis pantalones, no hacía frío y no estábamos solos afuera. No, esta vez estábamos rodeados por personas, a pesar de que estaba oscuro y el terciopelo que cubría la mesa obscurecía lo que estaba haciendo.
Si alguien se molestaba en detenerse y echar un vistazo de cerca, no habría ninguna duda del delicado deslizamiento de arriba hacia debajo de su mano bajo la tela de mis pantalones o la forma en que mi aliento se precipitaba a entrar y salir, haciendo que mi pecho se levantara y cayera rápidamente.
—¿Leeteuk? —Era mitad pregunta, mitad suplica. Su palma rebotaba sobre la punta de mi polla e iba de como si estuviera interesada a dura como roca con el barrido de sus dedos. Sentí que mis bolas se tensaban y me moví en el asiento mientras él continuaba las pequeñas suaves caricias de mariposa y suavemente rozaba sus labios por el lado de mi cuello.
—Algunos juegos pueden ser divertidos, Kangin, pero cuando una persona tiene que perder antes de siquiera empezar a jugar, no tiene sentido.
Sus dedos se cerraron alrededor de mi eje engrosándose mientras yo me quedaba como una piedra cuando la camarera con los cocteles apareció de repente junto a la mesa. Tragué saliva y esperé completamente que Leeteuk detuviera lo que estaba haciendo, pero no lo hizo, y no se molestó en levantar la mirada mientras yo decía estranguladamente que estábamos bien y que necesitábamos la cuenta.
Cuando se fue enrosqué mis dedos en la parte de atrás de la cabeza de Leeteuk hasta que se enredaron irremediablemente en su cabello, y levanté su cabeza de mi hombro lo suficiente para poder besarlo. Su mano bajó incluso más abajo en mis pantalones y gruñí contra su lengua.
—Tienes que parar —dije las palabras con voz áspera porque en realidad no quería decirlas. Estábamos en un lugar público, y mientras ella podría tener un lado salvaje, dudaba que me dejara lanzarlo sobre la mesa de coctel y follarlo como todo dentro de mí estaba gritando hacer.
Clavó los dientes en mi labio inferior lo suficientemente fuerte, y cuando, sumado a eso, con su suave mano apretó la base de mi polla, estaba listo para correrme en el lugar.
—Tú también tienes que parar.
Su mensaje era claro. Estaba para los juegos siempre y cuando fueran divertidos y sexys, pero no iba a ser un peón, y si quería disfrutar mientras lo tenía, sería mejor que arreglara mi mierda realmente rápido.
Retiró su mano, patinando bajo el dobladillo de mi camisa y dejando que sus dedos pasaran sobre las crestas de mis abdominales. La raspadura de sus uñas por mi piel me tenía listo para explotar como un cohete, así que lancé suficiente dinero sobre la mesa para cubrir nuestra cuenta y probablemente la de la mesa de al lado y lo arrastré fuera del almacén como si estuviera en llamas.
Él se rio y eso hizo algo al interior de mi pecho. Había puesto lágrimas en sus ojos primero, pero de alguna manera era lo suficientemente increíble para entender las cosas que hacía mejor que yo mismo, y ahora se estaba riendo del desastre de todo. Era como el sol saliendo entre las nubes en un día tormentoso. Era todo lo brillante que la oscuridad intentaba tragarse y quería estar dentro de él tan desesperadamente que no podía ver bien.
Lo empujé contra el costado del maltrecho auto y cerré mi boca sobre la suya. La besé con cada pedacito de urgencia que tenía. Lo gracioso era que, tenía que dejar de lado algunas de las otras cosas que siempre estaba aguantando con el fin de expresarle el mensaje, y con la presión de su boca contra la mía, el roce de su lengua por la mía, no podía explicarlo, pero de repente me sentía más ligero.
—Quiero llevarte a tu casa y llevarte a la cama. —Sonaba ronco. No había suavidad en mi acento típicamente practicado. Sonaba impaciente y necesitado, dos cosas que no creo hubiera sido antes de esta chica.
—Quiero eso también. —Sus manos estaban de vuelta bajo mi camisa y corriendo arriba y abajo de mi caja torácica. Inclinó la cabeza hacia atrás así que nos estábamos mirando y algo de la embriagadora pasión zumbando entre nosotros se fue al camino de algo más serio.
—Antes de ir a casa contigo, Kangin, tienes que hacer algo por mí.
Odiaba los ultimátum, pero por él, en este momento, no había mucho que no estuviera de acuerdo en hacer.
—Haré lo mejor que pueda. Eso es todo lo que puedo hacer, Pelirrojo.
Leeteuk suspiró y se inclinó hacia adelante para que su mejilla estuviera apoyada donde mi corazón tronaba en mi pecho. Fue tan dulce, tan conmovedor, y tan diferente a cualquier cosa que alguna vez me había sucedido en la vida que casi lo empujo porque simplemente no sabía qué hacer con ello.
—Me gustas Kangin. Me gustas más de lo que creo es prudente para cualquiera de nosotros, pero no puedo seguir con esto. No puedo seguir esquivando todo lo que sigues tirando en el camino de hacer esto juntos si no puedes decirme una cosa, una simple cosa, que te gusta sobre ti también. Entiendo que hiciste cosas malas y eras un mal hombre, pero parte de superar el pasado es darte cuenta que ya no estás ahí. Si no puedes hacer eso, yo no puedo hacer esto.
Se echó hacia atrás y pude ver la determinación y la seriedad estampada sobre todo su llamativamente perfecto rostro. El guante había sido arrojado y me estaba haciendo decidir qué hacer con ello. Enterré mis dedos en sus caderas e intente sonreírle alrededor de las bandas apretándose en mi pecho.
—Me gusta que te guste más de lo que es prudente. ¿Eso cuenta? —él no se movió, no parpadeó, no hizo nada más que mirarme fijamente hasta que suspiré y dejé caer la cabeza hacia atrás en mi cuello, de modo que estaba mirando hacia el cielo nocturno—. ¿Una cosa?
—Solo una. —Su voz era tranquila y sonaba triste, pero no por sí mismo, y no lo culpaba. Lo que me había pedido hacer no debería ser una tarea tan difícil de completar, pero para mí se sentía casi imposible.
Estuve en silencio por un minuto. Tenía que pensar. Gustarme o no gustarme no era algo en lo que había pasado mucho tiempo pensando, sabía lo qué había hecho, dónde había estado, y sabía que nunca regresaría ahí. Eso era en lo que tendía a enfocarme, no en lo que estaba haciendo ahora que tenía a mi hermano de regreso en mi vida y de otro montón de gente invirtiendo en mí.
Lo atraje de vuelta a mi pecho y froté mi barbilla en la coronilla de su cabeza. Algo dentro de mí no dudó en envolver sus brazos de nuevo alrededor de mi cintura para sostenerme de regreso.
—Me gusta que a pesar de que Zhoumi y yo no estamos de acuerdo en todo, e incluso cuando está realmente enfadado, siempre lo he amado. Incluso cuando no sabía cómo amar, cuando todo lo que estaba haciendo era buscar al número uno, todavía lo amaba, me gusta que sepa cómo hacerlo en este momento. Me gusta que no haya desperdiciado la segunda oportunidad que me dieron para ser su hermano mayor y no haberlo arruinado… al menos no todavía.
Hizo un sonido de lloriqueo donde estaba enterrado en el centro de mi pecho y sentí sus dedos enroscarse en la base de mi columna justo encima de mi trasero.
—¿Le has dicho eso alguna vez?
Parpadeé un poco cuando se echó hacia atrás y pasé una mano sobre su cabello.
—No. Pero me he disculpado con él más veces de las que puedo contar.
Sus largas pestañas bajaron sobre su mirada mientras salía de mi abrazo.
—Cuando venga a la ciudad la próxima semana, díselo, Kangin. Disculparte por lo que sucedió o podría haber sucedido es la perdida de una oportunidad para decirle que te gusta quien eres para él ahora. Ese es el momento en que necesitas enfocarte con él.
Nos miramos uno al otro durante un largo e intenso momento hasta que él se acercó y puso una mano en cada una de mis mejillas y me tiró hacia abajo para plantarme un beso.
—Ahora llévame a casa y llévame a la cama.
Gracias joder. Eso era algo que podía hacer sin toda la introspección y difíciles pensamientos saliendo del alma.
Le devolví el beso y le puse a toda prisa en el Nova para que pudiéramos correr de regreso a su apartamento.



2 comentarios:

  1. Que buen hermano mayor se está convirtiendo kangin en este momento

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  2. Al menos Teuk sabe en lo que se metio al querer estar con Kangin y...sabía que algo así pasaría.
    No puedo culpar a Kangin,joderla demasiadas veces nos hace creer que lo haremos siempre aunque sepamos que hay una posibilidad de que no...pero siempre está la duda.
    Pero para eso tiene a Teuk,ese lo meterá en cintura para que se deje de cosas.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...