Marcado VI -4




Mi adrenalina estaba fallando. En parte por la falta de sueño y el excesivo ejercicio en el gimnasio, pero sobre todo por ser quemado vivo de dentro hacia afuera por Kangin. Sabía que una vez que me dejara estar lo bastante cerca como para tocarlo, no iba a ser capaz de detenerse. Había algo acerca de él, algún tipo de señuelo que tiraba de mí cuando estaba a su alrededor contra el que era demasiado difícil luchar.
No era muy tímido, pero tampoco era del tipo que metía la mano en los pantalones de un chico e iba por el oro. Kangin me empujó contra todos mis límites, me hizo olvidar que habría consecuencias en mis acciones, y me amé cada momento de ello.
Me encantaba que cuando estaba lo suficientemente cerca de él como para respirarlo, era todo lo que podía sentir, y me encantaba la forma en que sus relucientes ojos parecían ver todo lo que estaba tratando tan duramente de ocultar. Eran lo suficientemente calientes como para derretir el metal más duro y yo estaba lejos de estar forjado de acero y hierro en este momento. Me sentía como si estuviera hecho de papel y pelusa.
Tenía toda la intención de simplemente dejarlo en el hospital y volver a casa a intentar dormir. El trayecto hasta el hospital fue en absoluto silencio y pude ver la forma en que los músculos de su mandíbula cincelada se iban abriendo y cerrando a medida que nos acercábamos. No estaba seguro de sí tenía que ver conmigo o con la nueva inminente adición, pero estaba claro que estaba perdido en su propia cabeza y no me estaba permitido entrar. Fuera lo que fuera en lo que estaba reflexionando no lo hacía demasiado feliz. 
Me detuve frente al enorme edificio médico y esperé a que saliera. No iba a decir nada, pensando que me había metido en bastantes problemas para una noche, pero él ladeó la cabeza hacia un lado y se giró en su asiento para mirarme de forma interrogante.
—¿No vienes?
Mis manos se cerraron involuntariamente alrededor del volante y parpadeé con confusión.
—¿Por qué debería hacerlo?
Era cercano a Sungmin y realmente me gustaba Kyuhyun, que era más o menos el tipo más simpático que conocía, pero apenas conocía Donghae, y al esposo de Siwon, Heechul, que me asustaba de muerte. Me llevaba bien con Key, su actitud de no aguantar mierda era impresionante, y me gustaba que siempre dijera lo que pensaba. Además, cuando su hermano había sido secuestrado, yo fui la primera persona a la que se dirigió y se creó un vínculo duradero entre los dos. Pero estaba bastante seguro de que Zhoumi iba a aparecer en cualquier momento, y realmente no quería estar cerca cuando lo hiciera.
Sí, me había pedido disculpas por perder los papeles y ser una perra fría cuando descubrió que fui yo quien había detenido a Kangin, y creo que lo decía en serio, pero yo no tenía planes de ir y hacer una situación feliz, algo incómoda. No lo había visto desde el día que sacó a Kangin de la cárcel, y no tenía prisa por encontrarme con él. Especialmente si no podía esconder la forma en que me sentía por su problemático hermano. Sabía por instinto que él no lo aprobaría.
—¿Por qué no lo harías? —Su acento era tan suave, tan suavemente aterciopelado, que me envolvió a su alrededor. Solo quería que por siempre me susurrara cosas en la oscuridad.
—Soy amigo de Sungmin y adoro a Kyuhyun, pero esto es algo grande, algo que compartes con la familia. No soy parte de eso.
Él solo me miró y luego gruñó:
—Ve a estacionarte. Iremos juntos.
Negué con la cabeza.
—No, no iremos.
Vi como el fuego se encendió en el fondo de sus ojos.
—Bien. —Se acomodó en el asiento, cruzó los brazos sobre su pecho, y levantó una ceja hacia mí—. Si tú no subes, entonces yo tampoco. Me puedes llevar de regreso al Bar.
Di un grito ahogado y entrecerré los ojos hacia él.
—Siwon te pidió que vinieras, deberías estar adentro en este momento no discutiendo conmigo. Quieren que subas.
Levanto una comisura de su boca, y vi lo fácil que era para él encantar a la gente hasta dejarla sin sentido. Era bueno en el día a día, pero esa sonrisa tenía el diablo y la tentación en ella, y lo convertía en algo de otro mundo. Ningún simple humano lucia tan bien después de un día completo de trabajo y un ataque de toqueteos y caricias sin terminar. Era obvio que la ruta a cada decadente pecado conducía directamente a través de Wang Kangin, y hombre, oh hombre, yo quería correr hacia él. Nunca entendería por qué insistía en poner tantos obstáculos en mi camino.
—Sungmin se puso en contacto contigo, así que obviamente alguien te quiere aquí. Él es tímido y hay mucha conmoción para controlar cuando este grupo se emociona por algo. ¿Ni siquiera vas detenerte y pensar que tal vez necesita tu apoyo?
Me encogí de hombros porque ya lo sabía. Sungmin amaba a los amigos de Kyuhyun, estaba profundamente inmerso en su mundo y definitivamente era aceptado como parte de la destartalada familia, pero era fácil que se perdiera en el mar de personalidades fuertes y dominantes; y a él le gustaba tenerme para ser su puerto en la tormenta.
Pero hoy, en vez de querer estar ahí para mi amigo, quería correr porque no sabía si podría soportar más del juicio que venía con ello. Solo había estado haciendo mi trabajo. No había querido ser el que le pusiera las esposas y encerrara a Kangin, pero tenía que hacerse y por desgracia tuve que ser yo. He respetado mucho a todos esos jovencitos; ver la decepción en sus ojos cuando me miraban podría muy bien ser lo que me inclinara sobre el borde del acantilado del que estaba sosteniéndome precariamente en este momento.
Suspiré porque me di cuenta de que Kangin iba en serio. Llamándolo por cada mal nombre que me pasaba por la cabeza, giré la 4x4 en un lugar de estacionamiento y apagué el motor.
—Eres un idiota manipulador, ¿sabes?
Finalmente, abrió la puerta y salió. La ráfaga de aire de invierno casi me tiró y muy tarde me acordé de que lo único que tenía puesto era mi ropa de gimnasia.
Caminó alrededor de la parte delantera del auto y se detuvo cuando llegó a mi puerta.
Sin decir palabra, la abrió y puso una mano en mi brazo y prácticamente me arrastró afuera. Negó con la cabeza cuando vio que estaba temblando, y se quitó su enorme y pesado abrigo y lo puso alrededor de mis hombros. Olía como él y quería abrazarlo y frotar mi cara en la piel, pero estaba demasiado ocupado mirándolo cuando me dijo:
—Ahora estas atrapado, Pelirrojo.
Todo lo que él llevaba era una camiseta térmica de manga larga, así que intenté devolverle el abrigo, pero gruñó y puso una mano en mi espalda baja y me guio hasta la puerta principal. Dejé escapar un suspiro que empañó el aire delante de nosotros y le dije en voz baja:
—Tu hermano me odia. Va a enloquecer cuando venga y me vea aquí con todo el mundo.
Él se rio y el sonido envió escalofríos a través de toda mi piel.
—Zhoumi es protector... con sus amigos, con su hombre, conmigo. A veces se adelanta sin pensar las cosas hasta el final. No te odia. Odia lo que he vivido, el tipo de vida que tenía. De hecho a la única persona que debería odiar es a mí. No era la primera vez que me había sacado de la cárcel, y solo Dios sabe si será la última. Sabe que estabas haciendo tu trabajo, Leeteuk. Solo quiere salvarme. Siempre quiso salvarme.
Le di una mirada por el rabillo de mi ojo.
 —¿Por qué no dijiste nada ese día? Esos chicos te asaltaron, te hirieron, y sin embargo, solo dejaste que te detuviéramos sin quejas. ¿Por qué? —Me lo había preguntado desde el día en que Kook y yo fuimos a sacarlo del Bar.
El hospital estaba lleno. Había estado aquí lo suficiente para conocer la localización de la unidad de parto sin preguntar. Kangin siguió a mi lado sin responder a mi pregunta. Pensé que solo iba a ignorarme, hasta que llegamos al ascensor y las puertas se cerraron. Se dio la vuelta y me miró; y esa sonrisa que convertía su cara en algo con lo cual soñar brilló me iluminó.
—¿Cuál es el punto? Siempre voy a ser el malo de la película, incluso cuando no lo soy.
Fruncí el ceño.
—Podrías haberte defendido. Eras inocente. Esos chicos te tendieron una trampa.
Hubo pruebas de vídeo de los hechos, las cuales habían dado lugar en última instancia a quitar todos los cargos que se presentaron contra él.
Me detuve un poco cuando extendió la mano y recorrió muy suavemente con la punta de su dedo índice, la línea que se había formado entre mis cejas mientras le fruncía el ceño.
—Ya no me voy a defender. No de mi hermano. No de la policía. Ante nadie. La gente va a pensar lo que quiera, y por desgracia la mayoría de las cosas que piensan son ciertas. Soy culpable de un montón de cosas malas, Leeteuk. Por la mayor parte ni siquiera me atraparon. El karma tiene su manera de ponerse al día con todos, especialmente cuando te ríes en su cara demasiadas veces.
Estaba sorprendido por su respuesta y algo aturdido por el cuidado en ese simple toque.
—¿Me estás diciendo que habrías estado dispuesto a ir a la cárcel por algo que no hiciste como una especie de penitencia por todas las otras cosas malas que hiciste en el pasado? Eso es de locos, Kangin.
Él simplemente se encogió de hombros y las puertas se abrieron y entramos en una sala llena de amigos y familiares esperando ansiosos y emocionados. Sabía que estaba llevando un barril repleto de vergüenza y remordimiento por sus malas acciones. Lo que no me di cuenta hasta ese momento era que estaba dispuesto a dejar que ese barril lo aplastara en vez de ir y arreglar su contenido.
Sungmin estaba en el mostrador hablando con la señora detrás de él. Siwon se paseaba de ida y vuelta delante de una pareja mayor que asumí tenían que ser sus padres y los de Hyukjae ya que Donghae no tenía casi ningún contacto con su familia; Key estaba acurrucado en una bola en una de las sillas con su cabeza sobre el hombro de Jjong; Kyuhyun estaba apoyado en la pared con una gorra de béisbol sobre los ojos; y a Heechul no lo veía por ningún sitio.
Vacilé un poco cuando todos los ojos se volvieron hacia nosotros mientras nos acercábamos. Al principio pensé que todos se estaban preguntando por qué estaba allí, pero pronto me di cuenta de que todos estaban preguntándose por qué Kangin y yo habíamos aparecido al mismo tiempo y estaban bastante curiosos sobre por qué estaba envuelta con su abrigo. Me encogí de hombros para quitármelo a pesar de que se sentía como si entregara una manta de seguridad y me aclaré la garganta.
—Hola.
Kangin hizo eco del saludo y estrechó la mano de Siwon mientras el gigantesco soldado retirado se acercaba. Chillé un poco cuando el gran hombre me agarró en un fuerte abrazo que no pude evitar devolverle. Cuando me puso de nuevo sobre mis pies yo solo lo mire boquiabierto por la sorpresa. Él me sonrió y no pude evitar sonreír de nuevo.
—Iba a mandar a Heechul a buscarte si no aparecías. Iba a decirle que utilizara la fuerza si era necesario.
Kangin dio un bufido y levantó una ceja ante su jefe.
—¿Dónde está Heechul? Esto no es algo que él se perdería.
Caminamos más lejos en la sala de espera y dejé salir un suspiro de alivio cuando Sungmin se dirigió a mi lado. Entrelazó su brazo con el mío y me dio una mirada cómplice. Sacudí la cabeza y le dije:
—Más tarde. Podemos hablar de ello más tarde.
Solo me sonrió y se apoyó junto a Kyuhyun, que inclinó la cabeza hacia mí en señal de saludo.
Siwon pasó sus manos sobre su cabeza y su enorme pecho se expandió cuando resopló un suspiro de frustración.
—Está en el baño. —Algo cambió a través de su hermoso rostro—. No se siente bien en este momento.
Siwon y Heechul se habían comprometido recientemente y tenían un hijo que acababa de comenzar a caminar, lo que constantemente les mantenía en estado de alerta. Eran una unidad familiar sólida como una roca y me hacían tener esperanzas para mi propio futuro. Quería creer que algo como lo que tenían Siwon y Heechul, sin infidelidad, sin celos y drama, podría existir en mi vida en algún momento. De hecho todas estas personas tenían relaciones que envidiaba y admiraba. Todos estaban decididos a hacer que funcionara. Sin importar lo que costara. Ellos querían estar juntos y todos hicieron todo lo necesario para hacer que eso pasara. Tenía muchas ganas de que alguien sintiera lo mismo por mí.
Kyuhyun empujó la visera de su gorra y sus ojos color bígaro brillaron hacia mí con desenfrenada diversión.
—¿Alguna razón en particular por la que apareciste al mismo tiempo que Kangin? —Yo estaba bastante seguro de que Sungmin le había hablado de mi enamoramiento actual, pero no estaba de humor para compartir o ser objeto de burlas, así que solo me encogí de hombros.
—Buena sincronización, supongo. —Kyuhyun era el mejor amigo Hyukjae, por lo que darle un puñetazo en el vientre para conseguir borrar esa sonrisa arrogante de su rostro no estaría bien teniendo en cuenta la situación.
Me solté del brazo de Sungmin y encontré un asiento que estaba a un lado. Puse los pies por delante de mí y me senté para esperar. Tener bebés tomaba mucho tiempo y no era como si fuera a dormir de todos modos.
Iba  a  la  deriva  en  mis  propios  pensamientos.  Pensando  en  las sorprendentes revelaciones de Kangin, cómo estaba dispuesto a ir a la cárcel para pagar por los crímenes del pasado, pensando en la forma en que él sabía, la forma en que se sentía tan caliente y duro en mi mano. Estaba pensando en la idea de volver a trabajar sin Kook a mi lado y cómo era casi imposible sacarlo de mi cabeza.
No podía dejar de pensar en todo lo que quería cuando no podía dormir y el gimnasio no fue suficiente, lo que fue suficiente fue el mano a mano que tuve con el camarero sureño y no podía sacarlo de mi cabeza. Mi enamoramiento se estaba convirtiendo en una obsesión.
Me sacudí un poco cuando un pequeño cuerpo aterrizó en la silla junto a mí. Heechul observo la forma en que estaba tendido y pateó sus piernas por delante de ella con una sonrisa.
—Ni de lejos.
Gire la cabeza hacia un lado para poder mirarlo mientras se sentaba a mi lado. Heechul era el ángel de la guarda no oficial de este grupo. Era un pequeño joven con potencia, y cuando no estaba como aterrorizado de él, me gustaba mucho y lo respetaba. Esta noche parecía un poco pálido y tenía obvias bolsas bajo sus dos ojos de diferente color.
—¿Cómo va? —Pensé que si alguien sabía algo era él.
—Bien. Hyukjae está realmente llevándose bien con todos a diferencia de Siwon. Siwon tenía a las enfermeras y mi ginecólogo asustados de acercarse a mí. Hyukjae lo toma todo con calma. Mientras Donghae esté tranquilo, él parece tranquilo, pero las contracciones reales aún no han comenzado. Puede ser que tengamos que enviar a los refuerzos si acaba desmayado igual que hizo su hermano.
Me reí. No tenía duda de que Siwon extra asustaba cuando estaba estresado y asustado. Parecía que podía ganar una guerra por sí solo, sin armas, solo de pie al lado de Kangin charlando con él.
—Bueno, eso es bueno. Es genial que todos estén aquí para apoyarlos. Zhoumi llamó a Kangin. Está de camino.
Heechul inclinó la cabeza hacia atrás en la silla, puso una mano sobre su vientre, y apretó los ojos cerrándolos. Se veía un poco verde, de repente, y me   enderecé. Iba a preguntar si estaba bien cuando respiró profundamente y luego volvió la cabeza para mirarme mientras lo que estaba mal con él al parecer se le pasó.
—Va a estar devastado si ese bebé llega antes que él. Mudarse con Henry era la mejor opción, pero es difícil para ellos con todos nosotros aquí.
—Le dijo a Kangin que tenía que estar aquí por si acaso no podía llegar.
Heechul asintió y me sonrió.
—Él tiene que estar aquí, independientemente de eso, y tú también.
Era extraño cómo siempre parecía verlo todo.
—Estoy aquí —dije de mala gana.
—Sí. Pero tuviste que pensarlo primero. Tu perteneces aquí, Leeteuk. No lo dudes.
Pero lo hacía, dudar, es decir. No sabía cómo encajar.
—Las cosas simplemente se apagaron un poco y se sentían extrañas después de tener que entregar a Kangin. No estaba muy seguro de cómo manejar eso, y hacer amigos nunca ha sido muy fácil para mí.
A la mayoría no les gustaba o no confiaban en mí y los chicos solo querían fingir ser mis amigos con la esperanza de que pudiera dar lugar a más. Aparte de mi estrecho vínculo con mi mamá, mi relación con Kook y sus hermanas, y ahora Sungmin, había vivido una vida bastante solitaria.
—La mierda pasa. Lo que pasó con Kangin no fue tu culpa y todos lo sabemos. —Me dio una mirada muy afilada, su ojo marrón duro y su ojo azul agudo—. ¿Lo sabes, verdad?
Quería decirle que todo se sentía como si fuera mi culpa. Se sentía como si todo lo que podía hacer era un error tras otro. Nunca tuve la oportunidad, sin embargo, porque el pánico cruzó su bonita cara y en un instante se levantó de la silla, lanzándose a través de la habitación hasta donde se encontraban los baños de la sala. La profunda voz de Siwon retumbó con una letanía de palabrotas mientras su appa lo regañaba, lo que descaradamente ignoró mientras seguía a su prometido hasta el baño. Hizo caso omiso de la enfermera que también lo llamaba, eso hizo que todos los chicos comenzaran a reír.
Estaba pensando en las palabras de Heechul sobre la culpa, cuando su asiento ahora vacante fue ocupado con un cuerpo masculino mucho más grande. Cada vez que estaba a poca distancia de él, todos mis sentidos parecían sobrecargarse. Cubrió con uno de sus largos brazos el respaldo de mi silla y me miró por el rabillo del ojo.
—¿Estás bien? —Su voz era más suave de lo habitual y demasiado cerca de mi oído. Tragué un poco de saliva y asentí con la cabeza.
Fue el hecho de que preguntó, el hecho de que creía que realmente le importaba si estaba bien o no, lo que eclipsó todas las banderas rojas a las que les gustaba ondear en mi cara advirtiéndome que me alejara de él.
—Sí. Me alegro de haber venido contigo. Es bonito ver esto.
—¿Ver qué?
Agité vagamente una mano por la habitación indicando a dónde estaban Key y Jjong abrazados juntos, a dónde Kyuhyun había envuelto a Sungmin entre sus brazos y lo sostenía, a dónde Siwon había desaparecido detrás de Heechul, y hasta donde los Lee adultos estaban sentados acurrucados juntos.
—La felicidad. La unión. Unidad. Solo éramos mi madre yo cuando era pequeño y ella saltaba de hombre a hombre siempre en busca de algo que no era capaz de encontrar. Es muy bueno ver a las parejas que realmente quieren estar juntas. La estabilidad es una especie de concepto extraño para mí.
Pateó sus piernas para arriba como estaban las mías y adoptó una pose similar. Me estremecí un poco cuando su costado se presionó a lo largo del mío. Me sonrió cuando se dio cuenta de mi reacción.
—Puedes tener toda la estabilidad que desees cuando dejes de buscar problemas.
Probablemente tenía razón, aunque los problemas sonaban mucho más divertidos en este momento, y lo que quería y lo que necesitaba eran cosas absolutamente diferentes.
No respondí; en su lugar traté muy duro para no moverme mientras sentía que las puntas de sus dedos empezaban a jugar con mi cabello. No creo que siquiera fuera consciente de que lo estaba haciendo. Es decir, hasta que lo miré y noté el brillo de sus ojos. Este no era un chico que hiciera algo sin ser muy consciente del efecto que estaba teniendo en las personas que lo rodeaban. Él no solo era problemas, era potente y más peligroso que la mayoría de las cosas que veía cada día en las calles.
En algún momento la monotonía de esperar durante interminables horas hasta bien entrada la noche, el murmullo silencioso de voces, el chirrido de zapatos de goma en el suelo de linóleo, todo junto consiguió adormecerme. En un minuto estaba pensando en lo extraña que mi noche se había vuelto. Acerca de que cuando me sentía peor, ahí estaba todo este maravilloso grupo de gente dispuesto a atraparme. No estaba acostumbrado a tener ningún tipo de red de seguridad, aparte de Kook, y tenía que admitir que era muy agradable tener un suave aterrizaje en lugar de un choque brutal por primera vez en mi vida.
Pero, por supuesto, como todo en mi mundo últimamente, perderme en una pequeña siesta no podía ser simple y rejuvenecedor. Tan pronto como la oscuridad descendió, estuvo allí. El día que todo cambió para siempre.
Escuché los disparos. Escuché a los policías que habían estado en la escena gritando ante nosotros. Escuché a la gente en el barrio charlando junto al edificio en ruinas que se había convertido en un monstruoso laboratorio de metanfetaminas. Escuché las sirenas. Escuché en el graznido de mi radio que había varios oficiales heridos. Era una mala situación, pero Kook y yo estábamos entrenados. Nuestro trabajo era ir a las malas situaciones y hacerlas mejor.
Nos escuché a Kook diciéndome que debíamos ir al callejón y a mí asintiendo ciegamente. Escuché sus botas rasgando sobre el metal cuando encontró una salida de incendios y empezó a subir. Yo le dije que estaba justo detrás de él, siempre nos cubrimos el uno al otro. Kook me ladró que me quedase, para cubrirlo desde el grupo. No teníamos ni idea de cuántos tiradores había, no teníamos idea de si el edificio estaba despejado o no, pero de nuevo, estábamos entrenados y este era nuestro trabajo.
Yo tenía mi pistola. Estaba observando, mirando fijamente el espacio sobre la cabeza de Kook, asegurándome de que nadie podría conseguir derribarlo. Hubo más tiros, no tenía ni idea de si eran nuestros chicos o los malos, y no me importaba siempre y cuando mi compañero estuviera bien. Escuché a Kook haciendo ruido mientras llegaba a la parte superior de la escalera de incendios. Podría jurar que escuché cada copo de nieve que estaba cayendo en la noche, chocando contra el sucio suelo alrededor de mis botas.
Escuché claramente gritar a Kook, lo vi moverse para ir a través de una ventana rota, y luego escuché... nada más que un susurro. Un débil sonido de una lata o alguna otra pieza de basura rodando por el asfalto. Moví mi atención lejos de Kook por una fracción de segundo, la mitad de un latido del corazón, ni siquiera un parpadeo completo, y entonces el infierno se desató.
Un niño, un niño que apenas había salido de la pubertad, apareció sobre el borde del techo, abriendo fuego desde su posición más alta, y le disparó a Kook. Le dio dos disparos en el chaleco, uno le rasgó el brazo. La fuerza y la sorpresa lo enviaron tropezando hacia atrás hasta caer por la barandilla de la escalera de incendios y comenzó a caer. Una última bala le dio justo en el costado, pero fue la caída la que hizo el mayor daño.
Entonces todo lo que podía escuchar era gritos, mis propios gritos y los de Kook mientras caía. Devolví los disparos, hiriendo de muerte al niño, hiriéndolo en el pecho. No importaba. Pensé que Kook estaba muerto y no podía dejar de gritar.
Me desperté con una sacudida. Estaba cubierto de una ligera capa de sudor y temblando notablemente. Por suerte esta vez no estaba haciendo ningún ruido y nadie pareció darse cuenta de mi estado despeinado, sobre todo porque Zhoumi y Henry habían llegado y todo el mundo estada reunido a su alrededor para saludarlos. Vi como Kangin agarró a su hermano en un abrazo cálido.
Y luego fue como si Donghae y su bebe lo supieran, como si su bebé y el de Hyukjae hubiese estado esperando el minuto correcto para hacer su gran entrada en el mundo. Parecía saber el momento exacto en que toda su familia estaba allí para reunirse con él porque no fue hasta que toda la pandilla estuvo presente que Lee Hyungsik hizo su debut.
Tenía que decir que fue mejor que lo que había estado esperando para el final de mis visiones de pesadilla de aquella horrible noche, y siempre agradecería que me permitieran ser parte de esto.



2 comentarios:

  1. Sí,al parecer sí es lo que creí.
    OMG...un nuevo Lee ha llegado🎊🎉🎊🎉🎊🎉🎊🎉
    Y Teuk ya sabe que es parte de esta familia de amigos,que ya no está solo,que no solo tiene a su compañero de trabajo,sino a todas estas personas más y a un nuevo sobrino.

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  2. Yo estaba más preocupada en mi Hermano, creo que se viene mas familia Lee por delante

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...