Marcado VI -1




No hace mucho tiempo cuando veía a un joven ponerse tan borracho, a propósito, como éste bonito pelirrojo lo hacía; me hubiera movido a matar. Lo habría llevado a su casa, le habría llevado a la cama, y no me sentiría culpable en absoluto acerca de saber que estaba tomando decisiones sin sus cinco sentidos en pleno funcionamiento.
Me gustaba cuando las cosas me eran entregadas sin ningún esfuerzo de mi parte, y me gustaba que cuando me alejara, siempre podía sacudirme cualquier tipo de responsabilidad por mala conducta y ponerla en alguien más. La rendición de cuentas era algo extraño para mí, y la evitaba como si le debiera dinero.
Pero los tiempos habían cambiado y en algún lugar entre morir en una cama de hospital y volver a la vida y ver la última oportunidad que tenía en cualquier tipo de parpadeo de normalidad dentro y fuera de los ojos de mi hermano pequeño, la indirecta más desnuda de una conciencia había despertado en mí interior. Ahora, cuando veía a un bonito joven muy borracho, obviamente, fuera de control, y por seguro en busca de problemas, quería que supiera que tan pesados podrían ser los remordimientos. Todavía quería llevarlo a su casa y llevarlo a la cama, solo que entendía que la connotación era diferente. Ahora que la astilla de conciencia se había ido metiendo en mí para hacer algo que nunca había hecho y pretender que era caballeroso salvándolo de sí mismo.
Nadie nunca me llamaría altruista o considerado, pero si no me entrometía, el bello pelirrojo iba a meterse en todo un mundo de dolor. Sabía por experiencia propia que algunas heridas y algunos errores podrían pesar para siempre. Llevar la carga era agotador y él se merecía algo mejor que eso, incluso si en el momento parecía haberlo olvidado.
Me limpié las manos en el paño para limpiar la barra que estaba colgando del mí cinturón a mí espalda y levanté una ceja a mi mesera, Dixie, que estaba observando el mismo espectáculo que yo en la pista de baile, con los ojos muy abiertos.
Era sábado por la noche, así que el bar estaba bastante lleno, cada par de ojos en el lugar estaba enfocado en la dirección que el pelirrojo se movía a través de la pista de baile. Sabía que debería haberle cortado los tragos, él era un peso ligero, pero sus grandes ojos estaban tan tristes, tan atormentados, que encontré difícil decirle que no. Ahora que podía sentir mierdas como la empatía y la compasión, sabía que le había servido demasiado, lo que le llevó hasta el virtual striptease que ahora estaba suscitándose en medio de la pista de baile.
—¿Crees que todos esos tipos tratando de engancharlo enloquecerían si supieran que está, más que probablemente, armado?
La voz de Dixie estaba mezclada con humor seco mientras tomaba el Jack y Coca-Cola que mezclé para la orden que me pidió.
—Cuando un joven está claramente intoxicado, en busca de un buen momento, y sucede que luce como él, una bala no es un gran elemento de disuasión. Voy a sacarlo de allí. Después de que termines con eso, ¿vigilarías la barra por un segundo?
Alzó las cejas hacia mí con una sonrisa.
—¿Estás seguro de que quieres hacer eso? Esa es como una manada de chacales que circundan a una gacela caída. Se podría poner feo si vas y arruinas toda la diversión.
—Estoy bien con lo feo; no estoy de acuerdo con estar en el medio de la carnicería. —No debería importarme. No debería estar preocupado. El pelirrojo era más que capaz de cuidar de sí mismo, y como Dixie había mencionado, probablemente estaba sacando todo lo que llevaba por dentro, pero no pude detener la oleada de proteccionismo que flotó a la superficie cuando un torpe chico de fraternidad puso sus manos en su diminuta cintura y lo atrajo hacia su pecho.
El no luchó en un principio, sus sentidos y reflejos, obviamente, humedecidos por el constante flujo de alcohol en el que había estado nadando toda la noche.
Dixie terminó de entregar la bebida y regresó alrededor de la barra con un suspiro.
—No puedo esperar hasta que Siwon contrate a su amigo para que esté por aquí y haga las cosas de seguridad los fines de semana. Me encanta este lugar, me encanta mi trabajo, pero verlos teniendo que meterse con borrachos exaltados todo el tiempo se está volviendo rutinario.
Me encogí de hombros y pasé junto a ella, así podría ir a poner fin a la inminente catástrofe. El  pelirrojo por fin, muy lentamente, pudo volver a funcionar y ahora estaba luchando activamente con el agarre del chico de fraternidad.
—Es solo parte del trabajo.
Aunque tenía que admitir que cuando el jefe, Lee Siwon, mencionó que tenía un viejo compañero de pelotón que se estaba preparando para volver a casa e iba a necesitar algo qué hacer hasta que consiguiera algo de estabilidad, me sentí aliviado de que mi tiempo golpeando cabezas entre si cuando la gente se ponía molesta los fines de semana fuera a llegar a su fin.
Tenía antecedentes penales. Un largo y colorido historial delictivo, y en cualquier momento que ponía mis manos sobre otro ser humano en cualquier tipo de forma violenta, veía automáticamente las páginas y páginas que se firman para ingresar a prisión. Como gran parte de mi vida antes de que hubiera muerto en esa plancha de hospital, era algo de mi pasado que siempre me definiría y me mantendría calmado.
Dixie me llamó por encima de la barra mientras empezaba a hacer mi camino a través de la multitud:
—Eres demasiado lindo para poner esa cara delante de un puño volador, Kangin. Ten cuidado.
Chico de Fraternidad estaba sosteniendo su cara mientras que la sangre corría entre sus dedos mientras cubría su nariz. El pelirrojo se encontraba sujeto por otros dos chicos, uno con cada muñeca bloqueada mientras miraba al grupo de hombres que le rodeaban.
El pelirrojo era alto y ridículamente en buena forma, pero ninguno de estos chicos ebrios tenía ni idea de por qué. Lo único que vieron fue a un joven enfiestado que estaba desperdiciándose y los había tentado toda la noche, hubiera sido intencional o no. Y, por supuesto, ahora que había hecho que uno de ellos sangrara, hasta humillarlo delante de un montón de espectadores, estaba claramente a punto de conseguir algo desagradable. Una cosa era conseguir que tu culo fuera pateado por un joven. Otra cosa totalmente diferente era conseguir que tu culo fuera pateado por un joven que lucía como si debiera estar caminando por una pasarela. Tampoco ayudaba a salvar la cara del tipo que él tuviera unos pantalones color amarillo brillante que abrazaban sus curvas a la perfección y un pecho que debería ser ilegal cubrir.
En medio de un latido del corazón el pelirrojo estaba en medio de un tira y afloja entre los dos chicos que sostenían sus brazos y podía ver la ira creciendo en los ojos llorosos del tipo cuya nariz probablemente había roto.
Le di una mirada de advertencia. Dixie tenía razón: yo era lindo, demasiado lindo para ser tan feo como lo era en el interior, pero para contrarrestar la engañosa belleza de mi rostro, también era grande y había estado en problemas desde el día que tomé mi primer aliento. Así que en general, tenía una manera de dejarle saber a un oponente, que conmigo iba a estar en el lado perdedor en una confrontación. El chico sangrante dio un paso atrás mientras me las arreglaba para sacar al chico más cerca de mí, lejos del brazo del pelirrojo. Él gruñó y maldijo, sobre todo porque en cuanto el joven estuvo libre y tuvo suficiente cordura, chocó su rodilla derecha en las bolas sin protección del tipo, haciéndolo doblarse de dolor.
Negué con la cabeza mientras se daba la vuelta y se volvía descuidadamente sobre el chico que seguía aferrado a su muñeca.
—Leeteuk. Ya basta.
Me ignoró. Bueno, creo plenamente que no hay nada de malo en que un joven se defienda contra avances no deseados, y era obvio que él ya no quería las manos de este tipo sobre sí. Pero, este joven en particular, este sorprendente joven, que se parecía a un supermodelo, era en realidad un miembro de la policía de Seúl, y sabía que podía causar graves daños, incluso en su estado no tan sobrio. No podía permitir eso. No solo porque el Bar sería responsable, sino también porque no quería que hiciera algo que en última instancia le costara su trabajo.
Alcancé a Leeteuk, y puse mi mano sobre los dedos que sostenían su muñeca, mientras él movía y giraba violentamente a su captor. Hacer palanca para soltar sus dedos era una tarea aún más difícil por el hecho de que seguía teniendo que agacharme para evitar un codazo en la cara, o el dorso de su puño en el balanceo. Era rápido y fuerte, algo de lo que el hombre que le estaba sosteniendo finalmente se dio cuenta cuando consiguió darle un puñetazo en su sien. Él de repente se soltó y se tambaleó hacia atrás, mientras yo atrapaba su brazos a los costados y lo acercaba a mi pecho. Me incliné un poco para poder susurrarle al oído:
—Cálmate, pelirrojo.
Los dos nos quedamos mirando al chico que lo había agarrado, y traté de no darme cuenta de la forma en que su pecho subía y bajaba, justo encima de mi brazo. Incluso cuando trataba de ayudar, todos esos viejos instintos me quemaban brillantes y calientes bajo la superficie. Quería tocarlo de una forma que no era para nada de ayuda.
—Él me agredió. —Sonaba como un niño malhumorado que había perdido su juguete favorito a manos de un niño más grande en el parque.
Asentí con la cabeza.
—Seguro que lo hizo. Pero no hasta que pusiste tus manos sobre él.
El encanto de un chico sureño hacía maravillas para calmar una situación volátil. Creo que hacía que la gente pensara que no tenía la inteligencia suficiente para ser una amenaza real a pesar de mi tamaño. La banda seguía tocando, pero no creo que nadie estuviese prestando atención. Todo el mundo estaba viendo el caos que Leeteuk había creado.
—Le pegó a mi amigo en la cara y todo lo que él estaba tratando de hacer era bailar con él. Le rompió la nariz.
Una vez más asentí y traté de no pensar, en la forma que el absolutamente perfecto trasero de Leeteuk estaba alineado justo con mi bragueta. Volvió la cabeza lo suficiente, para que pudiera ver un atisbo de conciencia y pánico pasando a través de su oscura mirada. Su lengua emergió para desplazarse por su labio inferior, y tuve que recordarme, que ya no era un hombre que se aprovechara de jóvenes borrachos. Al menos ya no quería ser ese hombre, pero nunca me imaginé que tuviera una opción en la materia.
—Tu amigo tiene que aprender a preguntar si quiere que un joven baile con él. De acuerdo, todo el mundo vuelva a sus asuntos, podemos olvidar que esto pasó…
Fui interrumpido mientras él me señalaba y luego entrecerraba los ojos en Leeteuk.
—Voy a llamar a la policía.
Sentí a Leeteuk empezar a temblar. Este era exactamente el resultado que estaba tratando de evitar. Levanté una ceja, cambié mi Kookinio sobre él para que estuviera detrás de mí, y crucé los brazos sobre mi pecho. Pensé que parecía mucho más intimidante no estando cubierto por un pelirrojo demasiado sexy para su propio bien.
—Puedes hacer eso, pero va a terminar la fiesta. La banda va a tener que parar, todas estas otras personas aquí, van a tener que dejar de beber, y se van a enojar, ya que tuvieron que pagar para entrar y escuchar la música. Además, voy a tener que llamar al dueño del bar y hacerle saber lo que está pasando, y eso es como despertar a Godzilla de una siesta. —Froté mí pulgar por el costado de mi boca y le di mi mejor sonrisa. Había desarmado a más de una persona que estaba en busca de sangre, por lo general la mía, pero no me importaba usarla para evitar que algo de la de Leeteuk se derramara—. Además, entre tú y yo, él tiene amigos en la policía.
El otro chico estaba tratando de averiguar si hablaba en serio o no, así que incliné mí barbilla.
—Su mejor amigo es un policía. Si llamas al Departamento de Policía de Seúl, lo más probable es que lo vayan a enviar a él dado que él sabe que aquí es en donde le gusta pasar el rato, y entonces va a decirle que tú y sus amigos pusieron sus manos en su cuerpo sin su permiso y las cámaras van respaldar eso. —Señalé a una de las cámaras de vigilancia que Siwon había instalados por todo el lugar—. ¿Crees que eso va a terminar bien para ti?
Parecía que estaba considerando cómo responder cuando el vocalista de la banda de repente gritó sobre el micrófono para que todo el bar no tuviera más remedio que escuchar:
—Ustedes chicos dan asco. Llévense a su sangrante amigo fuera de aquí y dejen que todo el mundo vuelva a pasar un buen rato.
Eso atrajo la atención del resto del bar y de repente un coro de "Dan asco" se disparó, y los “mano larga” realmente no tuvieron más remedio que irse. Ya no les quedaba manera de quedar bien parados, y no querían arriesgarse a la posibilidad de que Leeteuk de hecho conociera a un policía.
Se escabulleron hacia la puerta principal mientras yo arrastraba a Leeteuk hacia la barra y dejaba su lindo culo en un asiento justo en el medio, donde podía mantener un ojo sobre él. Lo encerré entre mis brazos y me acerqué para que nuestras narices casi se tocaran.
Entre mis dientes apretados, le dije:
—Siéntate. Ahora, puedo llamar a Sungmin para que venga por ti, o puedes sentarte aquí, beber agua y comer algo grasiento y terrible hasta que estés lo suficiente sobrio para llegar a tu casa. Esas son tus únicas dos opciones, Pelirrojo.
Parpadeó hacía mí con sus pestañas criminalmente largas, y pude jurar que parecía que iba a llorar. Lo vi tragar y le dio a su cabeza una leve inclinación de estar de acuerdo.
Cuando habló, lo hizo muy bajito.
—No llames a Sungmin. Voy a esperar para irme.
Sungmin era su amigo más cercano, y también el chico de mi amigo Kyuhyun. Sabía que Sungmin dejaría todo lo que estaba haciendo en un instante para asegurarse de que Leeteuk fuera atendido. No culpaba a Leeteuk por no querer que su amigo tuviera que recogerlo en su estado actual. Era un desastre. Todavía estaba hermoso, lucía salvaje e indómito, pero debajo de ello todo era un desastre, coqueteando con los problemas, así como el peligro y otras cosas malas; que es lo que había estado haciendo activamente desde hace dos semanas. Este no era el primer desastre que me había visto obligado a evitar debido a sus travesuras, y había llegado el momento de decirle que tenía que parar.
Me fui de la barra, caminé alrededor del extremo abierto, y fulminé con la mirada a Dixie mientras ella golpeaba mi culo en su camino de vuelta a la pista.
—Mi héroe.
Le gruñí en respuesta. No era material de héroe. Estaba más en la línea de archienemigo o supervillano. Le serví agua a Leeteuk en uno de los grandes vasos de cerveza que tenía detrás de la barra.
Hice mi camino a través de toda la barra, parando para rellenar un par de copas, cerrar una cuenta, limpiar algunos platos vacíos hasta que llegué a la entrada de la cocina que ocupaba toda la parte trasera de la barra. Por lo general solo se sirve comida hasta la medianoche, pero sabía que Lee Jian, el nuevo joven que Siwon había acordado contratar para trabajar en la cocina, como un favor a un viejo amigo, todavía estaba en algún lugar. No había visto su ardiente cabello rosa por la puerta principal tan pronto como terminó su turno como lo hacía normalmente.
Él era un pequeño bocazas, que por lo que pude ver no tenía nada, salvo veneno y actitud corriendo por sus venas. Claramente no quería estar trabajando aquí. Su appá, Minwoo, era el encargado de la cocina y su padre era el hombre que le había vendido a Siwon el bar originalmente, pero Jian no parecía tener ningún tipo de cariño por el lugar. De hecho, no parecía tener ningún tipo de cariño por nada en absoluto. Actuaba como si venir a trabajar cada día fuera una sentencia de prisión, lo que por defecto me hacía su carcelero ya que yo era su jefe. No nos llevábamos exactamente bien. Creo que veía demasiado de mis viejas, descuidadas e irreflexivas costumbres, destellándole en la cara cuando me relacionaba con él.
Grité el nombre de Jian, y cuando no recibí una respuesta di vueltas por la cocina vacía hasta que llegué al masivo refrigerador a ras de suelo. No tenía tiempo para desperdiciarlo buscando, así que encontré algo de queso, algo de pan, y algunas piezas de fruta al azar e imaginé que con eso bastaría. Necesitaba meter en Leeteuk algo que absorbiera el alcohol así podría decirle que pusiera más atención a lo que estaba haciendo y tomara la sartén por el mango.
Estaba pateando la puerta para cerrarla con el talón de mi bota ya que mis manos estaban llenas cuando la puerta del enfriador de cerveza de repente se abrió y Jian salió paseándose, jugueteando con la cremallera de su obviamente llena por completo bolsa de mensajero. Se detuvo en seco cuando me vio, sus ojos se ampliaron y luego los estrechó en desafío.
—¿Qué estás haciendo aquí atrás? La cocina está cerrada. —Como si él tuviera algún derecho a cuestionar a donde iba en este lugar. Era una táctica de distracción que conocía demasiado bien.
Solo lo miré fijamente y no dije nada. Miré fijamente a su bolso y luego de vuelta a su fría mirada.
—¿Qué hay en la bolsa?
Él cambió su peso, y no había duda del sonido de las botellas sonando al juntarse. Estaba tratando de contrabandear cerveza del refrigerador. Lo imaginé. Mi noche necesitaba una complicación más que tenía que arreglar para hacerla más que un dolor de cabeza.
—Nada. —Fue a moverse más allá de mí y el sonido de las botellas golpeándose entre sí se hizo aún más fuerte.
Mis manos estaban llenas, así que solo moví mi cuerpo entero en su camino para detenerlo. Jian tenía más de Minwoo que de Eric, su papá. Jian era pequeño y apenas llegaba al centro de mi pecho, y tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás para mantenerse mirándome. Lo que le faltaba en altura, se aseguró como el infierno de compensarlo con mala actitud.
—Devuélvelas. No lo hagas de nuevo y esta es la última que escucharás de eso al respecto. —Cuando estaba irritado, mi acento tendía a ser profundo, y no de la misma forma en que era cuando usaba mi acento para conseguir algo que quería o haría para que alguien pensara que era más agradable y más estúpido de lo que realmente era.
—¡Fuera de mi camino, Kangin!
—No. No vas a robarle a Siwon. No me importa tu relación con Eric y no me importa que, obviamente, prefieras estar afuera luchando con pumas salvajes que trabajando aquí. No voy a dejarte tomar ventaja de Siwon. Él es un buen chico y se merece algo mejor que eso.
Tuvimos una lucha de miradas y por un segundo pensé que iba a tratar de pasar a mi alrededor sabiendo que mis manos estaban ocupadas, pero creo que había una especie de hilo invisible, una especie de aura que compartíamos que le hacía instintivamente saber que podría escapar, pero no por mucho tiempo.
Resopló un aliento que envió a su flequillo rosa a moverse a través de su frente. Sería un joven muy lindo si no fuera tal dolor en el trasero y prácticamente una década más joven que yo. Era francamente solo un niño y seguro como la mierda actuaba como tal.
—Voy a ir a una fiesta y no tengo dinero para la cerveza. No creí que sería un gran problema tomar un paquete de doce del refrigerador. Después de todo, mi padre prácticamente entregó gratis este bar al soldado. Unas cuantas cervezas parece un trato justo.
Puse los ojos en blanco.
—No sería un gran problema. Sabes que a Siwon no le importaría si le preguntabas. Pero caminar por ahí como si se te debiera algo por alguna razón desconocida no está bien conmigo, y no voy a dejar que lo hagas.
Fruncí mis cejas y cambié mi peso
—¿Cómo puedes estar sin dinero? Acabas de recibir tu paga el viernes.
Dado que trabajaba en la cocina, sabía que Siwon le pagaba un salario por hora. No era suficiente para jubilarse, pero era lo suficiente para que no debiera desaparecer en menos de veinticuatro horas, a menos que estuviera tramando algo nada bueno.
En lugar de contestarme, se dio la vuelta y se fue a poner las cervezas de vuelta en el refrigerador. Esperé hasta que volvió a salir, y le hice abrirme el camino para salir de la cocina de regreso al bar. Me había ido bastante tiempo ya que la banda había terminado de tocar y eso significaba que una multitud se había reunido y Dixie estaba de pie detrás de la barra intentando tomar las órdenes. Empujé levemente a Jian con mi codo y deposité mi bandeja en sus manos. Señalé a Leeteuk, que estaba sentado en medio del caos, su cabeza se inclinó y su mirada se fijó en la superficie de la barra.
—Alimenta al pelirrojo. Asegúrate de que se lo coma, y si alguna vez te sorprendo tratando de robar otra vez, estás fuera de aquí. No me importa lo que le prometí a Eric o cuánto le rompería el corazón a Minwoo.
Él me dio una mirada siniestra y murmuró lo bastante alto para que pudiera oírlo.
—Gracioso viniendo de ti.
No estaba equivocado. Era ridículo viniendo de mí, así que lo ignoré y conduje dentro del lío tratando de salir rápido de esto. Fue solo media hora hasta el último pedido, por lo que resultó ser un poco más complicado de lo habitual. Los fines de semana en el Bar estaban volviéndose lo suficientemente ocupados desde la remodelación de Siwon, por lo que pensé que tal vez iba a tener que preguntarle acerca de la contratación de otro camarero, así como también de un guarura.
El negocio iba bien, y con el fin de mantenerlo de esa manera, necesitábamos asegurarnos de que las multitudes consiguieran un servicio tan bueno como el que tenían los maltratados viejos veteranos que cubrían el lugar durante las horas del día.
Traté de mantener un ojo en Leeteuk. Me preocupaba que fuera a tratar de salir antes de que pudiera hablar con él y antes de poder juzgar si estaba lo suficientemente sobrio para conducir, pero estaba en el mismo lugar, cabeza inclinada, ojos centrados sobre la barra, y su agua había desaparecido. También había consumido gran parte de la comida, así que eso me hizo respirar un poco más fácil.
Estaba anormalmente tranquilo y deseé haber pensado antes en agarrar su camisa por él, cuando lo saqué de la multitud. Se veía arrugado, como si acabara de salir de la cama, y eso no estaba haciendo nada para ayudarme a recordar por qué tenía que sacarlo de la caída en picada en la que había estado desde la semana antes de Navidad.
Conseguí terminar el último pedido. Le pagué a la banda y le agradecí al cantante por ayudarme con los chicos de fraternidad, y él a su vez me preguntó si pensaba que Leeteuk estaría interesado en salir de gira con ellos como bailarín. Me tuve que reír y darle la noticia de que él ya tenía un trabajo de tiempo completo. No me molesté explicando cuál era, porque dudaba que me creyera de todos modos. Ayudé a Dixie a limpiar el suelo, y cuando empezamos a mover a la gente hacia las puertas principales, me detuve al lado de Leeteuk y le dije:
—Espera por un minuto.
No respondió, pero empujó un poco de su cabello fuera de su cara y me miró por el rabillo del ojo.
Tomé eso como un asentimiento silencioso y ayudé a Dixie conseguir sacar a todos y le di una mano acomodando todas las sillas arriba de modo que el equipo de limpieza que Siwon contrató pudiera dejar reluciente el lugar antes de abrir de nuevo mañana. Dixie y yo teníamos un sistema desde que hacíamos esto juntos seis noches a la semana, por lo que era un trabajo que terminábamos con bastante rapidez. Cuando terminé fui detrás de la barra, me serví un Dalwhinnie en las rocas, y nos conduje a mi bebida y a mí de regreso al otro lado de la barra, así podría sentarme en un taburete junto a Leeteuk.
Tomé un trago de la bebida y la dejé caer con un golpe seco en la barra. Me pasé la mano a través de mi oscuro cabello rubio y miré a Leeteuk por el rabillo de mi ojo.
—¿Así que esto es lo que haces ahora? ¿Emborracharte, enfurecer a la gente local, medio quitarte la ropa en público, y en general actuar como tonto? Porque tengo que decirte, después de dos fines de semana consecutivos de ello, creo que probablemente es momento de que encuentres otro bar para acechar.
Vi sus hombros desplomarse y emparejó mi mirada de desaprobación.
—¿Por qué no le dijiste a esos chicos que era policía?
Suspiré y me volví hacia él. Realmente me hubiera gustado que no fuera tan observador. Hacía que tratar de ser sensato y racional a su alrededor fuera mucho más difícil.
—Porque a pesar de que puedes llevar un arma oculta legalmente debido a tu insignia, aun así no puedes estar bebiendo mientras llevas un arma cargada. Eso es ilegal y un dolor de cabeza que realmente no necesitas.
—De repente te preocupas de que otros sean respetuosos de la ley.
Un poco de su descaro estaba volviendo y ese era un cambio agradable del abatimiento que se había instalado en él desde que lo saqué de la pista de baile.
—No. Me importa una mierda que otros sean respetuosos de la ley, pero tienes un trabajo que te gusta, amigos que se preocupan por ti, y eres demasiado joven para tirar todo por el retrete. Incluso si esa parece ser tu nueva misión en la vida. Necesitas arreglar tu mierda, Leeteuk, antes de que estés demasiado lejos para arreglar el desastre que pareces tan ansioso por hacer.
—Eso es gracioso viniendo de ti.
Segunda vez que había escuchado eso en menos de una hora. Tal vez solo tenía que mantener mi nariz fuera de esto y dejar que todo el mundo aprendiera sus propias lecciones duras como yo me había visto obligado a hacer. Tomé mi bebida y sorbí otro trago.
—Arréglala o no, pero esta es la última advertencia sobre traer esas tonterías a mi bar. Quieres destruirte, supongo que es tu decisión, pero yo no voy a observarte mientras lo haces.
Algo cruzó por sus ojos, algo tan triste y perdido que realmente hizo que me dieran ganas de estirarme hacia él y consolarlo, pero tocar a Leeteuk era como tocar un cable de alta tensión y ya tenía suficientes problemas manteniendo mi mente fuera de mis pantalones y mis manos para mí mismo cuando estaba a su alrededor. Parpadeó esas largas pestañas hacia mí, sacó su lengua para pasarla por su labio inferior, y se me olvidó cómo respirar por un segundo. Lo hizo a propósito. No tenía ninguna duda.
—Uno de estos días vendrás a casa conmigo cuando lo pida, Kangin. —Se inclinó un poco sobre el taburete de la barra y puso su mano en mi muslo. Mis dedos se cerraron alrededor del vaso en mi mano con tanta fuerza que me sorprendió que el vidrio no se rompiera.
—¿Por eso estás aquí? ¿De eso se trata todo el espectáculo? ¿De verdad quieres cometer ese tipo de error? —Mi forma de hablar era lo suficientemente gruesa para que las palabras fueran lánguidas y de sonido pesado. Sentí que la sangre comenzaba a correr bajo mi piel y no tuve ninguna duda de que mis ojos probablemente estaban brillando como el oro en mi rostro. No era frecuente que alguien me inquietara, me sacara de mi juego, pero Leeteuk lo había hecho más de una vez en nuestra corta relación.
Presionó su peso hacia adelante y se detuvo cuando su boca estuvo tan solo a una fracción de la mía. Casi podía saborearle. De hecho, si sacaba tan solo la punta de mi lengua, lo estaría saboreando. Apreté mis dientes para evitar que eso sucediera, aunque estaba bastante seguro de que sabría a caramelo y fuego.
—Parece que todo lo que hago son errores. Al menos cometer ese tipo de error contigo sería divertido.
Uso su entrada en mi pierna para empujarse en posición vertical mientras se deslizaba del taburete en un movimiento perfectamente caliente. Me hizo contener un gemido.
—Si no me quieres aquí, no volveré. —Se echó su pesado cabello encima de su hombro y me dio una mirada firme con sus ojos marrón oscuro—. Realmente pensé que harías esto más fácil.
No dije nada mientras se alejaba, firme en esos zapatos asesinos y sin su camisa a pesar de que era invierno en Colorado. Obviamente, estaba lo suficientemente sobria para conducir, pero no tenía ni idea de dónde estaba su cabeza, por lo demás.


2 comentarios:

  1. Esto es lo que pasa cuabdo te haces fama y te echas a dormir...ahora empieza a hacer cosas buenas y todo mundo le recuerda como era...bastante tiene él con recordarselo cada que piensa en hacer algo bien por él y los demás.
    Tampoco puedo culparlos,Kangin hizo varias cosillas,digo...eso deja sus huellas.
    Cuan raro debe ser para èl verse en esas situaciones😂😂😂😂dando consejos y ayudando,a menos a quienes les importa.
    Mi chico malo regenerado 😂

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  2. Esta es la historia que me parece interesante, yo imaginaba que sería diferente, kangin siguiendo a leeteuk

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...