Sapphire Wolf (T7)- 21



—Houston, tenemos un problema —dijo Hee sin aliento.
Hongki se levantó de donde había estado sentado a la entrada de la cueva. Se acercó de nuevo a donde Hee estaba paseándose.
—¿Qué pasa? —preguntó mientras notaba el enrojecimiento de la piel de Hee y la respiración rápida—. Mierda, estás en trabajo de parto —respondió a su propia pregunta.
—¿Qué lo delató? ¿La mirada de, estoy en terrible dolor, o la mirada de, tengo tanto miedo y no creo que esté listo para esto? —preguntó Hee tajante mientras trataba de respirar a través de la siguiente contracción. Apretó los dientes y se agarró de la pared de la cueva mientras su estómago se retorcía. Juró que su hijo estaba tratando de abrirse camino hacia fuera en vez de ir por la ruta tradicional.
—¿Qué separación tienen las contracciones? —preguntó Hongki mientras se acercaba a la caja que contenía las mantas. Comenzó a hacer un acolchado para que Hee se acostara.
—No lo jodidamente suficiente —gruñó Hee.
Hongki lo miró por un rato mientras lo ayudaba a caminar lentamente alrededor de la cueva con Hee diciéndole palabrotas todo el tiempo. Determinó que las contracciones tenían alrededor de seis o siete minutos de diferencia; por lo que todavía tenían algo de tiempo.
—Me gustaría decir que me estoy sintiendo tan inteligente en este momento, pero honestamente Hee, solo estoy esperando recordar todo lo que necesito acerca del nacimiento de un bebé. No lo he hecho desde la escuela de medicina.
—Ah, Doc, no estás inspirando mucha confianza aquí.
—Voy por la honestidad.
Hee dejó escapar un resoplido de risa.
—De todos los momentos, ahora vas por la honestidad. Recuérdame enseñarte cuándo es apropiado mentir, que es en casi todas las situaciones de estrés, por cierto.
—Voy a recordar que dijiste eso.
—Tombstone. —Hee le sonrió al doctor.
—¿Hay alguna película que no hayas visto? —preguntó Hongki.
—Doc, somos de Coldspring, Texas —dijo Hee justo cuando comenzó otra contracción.
—Buen punto.

***
—Así que, sabemos que Gura manipuló esto de modo que una de las parejas se sacrificará por nosotros —gruñó Yunho—, y no hay ni una maldita cosa que podamos hacer para detenerlo.
El grupo se detuvo mientras los lobos tomaban respiraciones profundas, tratando de capturar la esencia de alguna de las cuatro parejas que seguían escondidas.
—Tiene que haber una manera de detenerlo. Tiene que haber una manera de protegernos a nosotros mismos y así las parejas no sientan que tienen que hacer el sacrificio —habló Henry mientras empujaba a Zhoumi junto a él. Zhoumi tenía lágrimas relumbrando en sus ojos, por lo que él frotó su espalda, tratando de consolarlo.
Dambi apareció repentinamente donde se habían detenido y sacó las piedras Fae de su bolsillo.
—Podríamos tener una manera de hacer precisamente eso.
Alston dio un paso junto a ella.
—¿Aparecieron ahora? ¿Por qué no antes de las dos muertes? —casi gritó. Dambi vio que estaba dolido, casi tanto como le dolía a ella perder a aquellos bajo su protección.
—Sabes que no sé la respuesta a eso —espetó de regreso—, y hacer preguntas como esa no los va a traer de vuelta.
—Changmin y Sora están en esa dirección —dijo Yunho y sus ojos se estrecharon en la dirección que señalaba.
Una parte de él quería salir corriendo en una carrera a muerte, para llegar junto a su compañero lo antes posible, pero una parte de él se encontraba aterrorizado de acercarse demasiado y ponerlo en una posición en la que sintiera que tenía que sacrificarse por él o alguien más.
—Gracias a Dios uno de ustedes recobró sus sentidos y no está corriendo detrás de su compañero sin pensar jodidamente en el mundo —gruñó Dambi mientras entregaba las cinco piedras Fae; la primera a Minwoo, la segunda Alston, la tercera a Henry, una para sí misma y la quinta se la dio a Hyungsik. Hubiera preferido tener a una sanadora para dársela, pero Junjin no quiso que Ryeowook viniera, y bueno, la otra sanadora no se encontraba disponible, pero no quería pensar en eso.
—Está bien, así que este es el plan. Vamos a lanzar un hechizo de protección con las piedras, uno que nos hará invisibles. Incluso Changmin y Sora no serán capaces de vernos. Así que, una vez que los veamos, bueno, averiguaremos esa parte una vez que lleguemos ahí. Todos los que tienen una piedra colóquense en un círculo y los demás quédense en el interior del círculo. Tenemos que avanzar como uno solo. —Dambi miró a Yunho y luego a Jungsoo—. Ustedes dos, Neandertales, no se precipiten detrás de sus parejas. Juro que patearé sus traseros si lo hacen.
Una vez que todos estuvieron en sus posiciones, Dambi miró a Alston y asintió ligeramente. Ambos comenzaron a cantar en voz baja hasta que las piedras comenzaron a brillar intensamente. Eventualmente, ellos brillaron y sus contornos se hicieron difusos, aunque todavía podían verse entre sí.
—Está bien, estamos bien. Nadie más debe ser capaz de vernos. Yunho, señala el camino —le dijo Dambi.
Se movieron rápida y silenciosamente a través de la zona espesamente boscosa. Pronto vieron a las dos parejas cuando estaban a ochocientos metro de distancia. También vieron el acantilado donde precariamente estaban de pie.
—¿Qué demonios? —dijo Jungsoo con sus ojos muy abiertos—. ¿Cómo es que hay un acantilado en medio de un bosque que apenas tiene una colina?
Dambi entrecerró sus ojos y buscó la verdad del bosque, la verdad de lo que conocía. Nunca había habido un acantilado en el bosque oscuro. No había ni siquiera una colina baja. Cuando creyó eso con todo su interior, vio la verdad. Sora y Changmin no estaban para nada en un acantilado, estaban solo sobre el suelo del bosque con árboles a su alrededor, al igual que el grupo.
—Es una ilusión —les dijo—. Tienen que creerlo, realmente creer que es una ilusión.
—Todos tenemos que hacerlo —dijo Alston—. No es suficiente con que algunos de nosotros nos demos cuenta de que es falso. Para que ya no parezcan estar al borde de un acantilado, entonces todos debemos ver la verdad, que simplemente están parados en medio del bosque.
Todos miraron en silencio a las parejas y el acantilado que no estaba ahí, tratando de conseguir que sus cerebros rechacen lo que veían sus ojos. Era más fácil decirlo que hacerlo.
Mientras Dambi permanecía mirando, vio a Lorelle aparecer a su lado. Sus ojos se estrecharon cuando observó a su hermana hablar con las parejas y luego señalar en su dirección. Ese pedazo de mierda que llamaba hermana les estaba contando a Sora y Changmin que ellos se encontraban aquí, escondidos bajo el hechizo de protección. Ambos miraron en la dirección que Lorelle señaló, y podía decir que estaban tratando de ver figuras invisibles. No sabía lo que Lorelle estaba tramando, pero sabía sin duda que no terminaría bien para ellos.

—Tienen un hechizo de protección sobre ellos —le dijo Lorelle a Sora y Changmin.
—¿Cómo sabemos que no solo estás engañándonos? —preguntó Sora.
—No, está en lo correcto, puedo verlos —dijo Changmin.
Una vez que Lorelle los señaló, Changmin fue capaz de ver más allá de la magia Fae. Los vio a todos y no fue un espectáculo agradable. Dambi parecía que iba a matar a alguien. Hyukjae y Junjin, ambos se veían completamente derrotados. Zhoumi se encontraba llorando en silencio y Kangin parecía preocupado.
Yunho lo miraba con ojos entrecerrados y una expresión de determinación. Sabía con certeza que él estaba al tanto con lo del sacrificio. Sabía lo que Gura había planeado para que tanto él como Sora no pudieran sobrevivir. Uno de ellos tendría que morir.
—¿Los puedes ver? —le preguntó Sora a Changmin ansiosamente.
Changmin asintió y su mandíbula se tensó cuando se dio cuenta que Teukkie no estaba con ellos, ni tampoco Hyesung o Donghae .
—¿Teukkie está ahí? —preguntó Sora—, ¿Donghae  o Hee?
Changmin no quería responderle, sabía lo que haría Sora si lo hiciera. Cuando la miró, supo que su rostro no escondió la verdad. Las lágrimas brotaron de los ojos de Sora.
—¿Qué hay de Kangin, Hyukjae o Siwon?
Changmin asintió y Sora quedó destrozada. Cubrió su rostro mientras las lágrimas caían. Sabía que si Teukkie aún se encontraba vivo, Kangin estaría con él o Teukkie estaría ahí con él. Lo mismo podía decirse de Hyukjae y Donghae , o Siwon y Hee. Cuando Gura les había dicho lo de la cacería, las reglas y cómo cada uno tendría que tomar la decisión final, inmediatamente pensó en Teukkie y los otros chicos, y supo que todos ellos darían sus vidas por los que aman.
Los hombros de Sora temblaron con la fuerza de sus lágrimas. Inhaló grandes bocanadas de aire mientras trataba de ponerse a sí misma bajo control e intentaba pensar con claridad, pero su mente seguía volviendo a la idea que su hijo podría haberse ido.
—Sora no sabemos nada con certeza —le dijo Changmin suavemente, luego miró a Lorelle—. ¿Sabes algo? —gruñó a la Fae.
Lorelle se encogió de hombros.
—Quizás.
—Si no vas a hacer nada más excepto que quedarte ahí parada y burlarte de nosotros, entonces vete de aquí antes de que arranque tu frío corazón de tu pecho.
Lorelle chasqueó su lengua hacia Changmin.
—Ser el compañero de un lobo te ha hecho estar sediento de sangre. Eso no es propio de nuestra especie.
—Y ser una perra egoísta te ha hecho una imbécil, Lorelle, y diría que eso te hace aún menos que los de nuestra especie. —Changmin dio un paso amenazante hacia ella—. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Todo porque odias a tu hermana? No puedes ver que no tendrás nada. ¿No eres nada ya sea si Dambi vive o muere? Trajiste esto sobre ti misma. Lorelle, lo tenías todo. Tenías una hermana que te amaba, un Consejo que te respetaba, una especie que velaba por ti y lo tiraste todo por la borda a causa del orgullo.
—No sabes nada de mí y te sugiero que te preocupes por la vida de tus amigos, de tu compañero, y no por mí. —Lorelle se despidió balanceando sus dedos y luego se fue.
Changmin volvió a mirar a Sora, quien se encontraba ahí de pie, mirando fijamente al borde del acantilado. Las lágrimas aún corrían por sus mejillas y tenía el aspecto de alguien que lo había perdido todo.
—Sora, por favor, aléjate del borde.
—Si mi hijo se ha ido… —Sus palabras fueron interrumpidas por un sollozo y llevó su mano hacia arriba para cubrir su boca. Sacudió la cabeza y pareció recuperarse—. Changmin, un hijo no debería irse antes que su madre. Esa no es la forma en que debería funcionar; no está bien.
—El que tú mueras no va a hacerlo bien —argumentó Changmin.
—Pero salvará a los demás —señaló Sora—. Te protegerá a ti y a tu compañero. No puedo imaginar un mundo sin Teukkie en él, y sé que no puedes entenderlo, pero no hay amor más grande que el amor de una madre por su hijo. No pude salvar a Teukkie, pero puedo salvar a alguien. —Comenzó a moverse más cerca del borde y Changmin corrió hacia delante.


—¡DAMBI! —gritó Jungsoo—. ¡Levanta la protección ahora!
Él observó mientras Sora lloraba y se acercaba al borde. Sabía, al igual que los otros que estaba dispuesta a dar su vida, pero no entendía el por qué. Nadie estaba muriendo. No había una amenaza inmediata que ella supiera; así que, ¿por qué estaba de pie al borde del acantilado lista para arrojarse?
—¡SORA DETENTE! —gritó tan fuerte como pudo, y supo que Dambi había levantado el hechizo cuando Sora giró hacia el sonido de su voz. Sus ojos se abrieron, y se giró dando un paso en su dirección. Sus ojos se alejaron de los suyos mientras buscaba entre el grupo y cuando aterrizaron de nuevo en él pudo ver la absoluta tristeza.
Él se dio cuenta entonces que ella estaba buscando a su hijo y por las lágrimas de nuevo en sus ojos, creía lo peor.
—¡Él ESTÁ VIVO! —le dijo y luego comenzó a moverse hacia ella. Él no corrió, pero en su lugar se movió con rapidez y cautela intentando prepararse para el asalto que estaba seguro que vendría— Teukkie está vivo, Sora —le dijo de nuevo mientras se acercaba a ella.
—¿En dónde está? —preguntó cuándo él estaba a tres metros de distancia.
—Está con Donghae  —respondió Kangin.
Sora miró a Kangin y luego sus ojos se posaron en Hyukjae. Se fijó en la mirada destrozada en su rostro, y Jungsoo pudo ver que ella lo sabía.
—Se ha ido —dijo ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas y él quiso envolverla en sus brazos y mantenerla a salvo para siempre. Quería tomar su dolor y decirle que todo estaría bien, pero eso sería una mentira. Nada jamás estaría bien una vez que un ser querido era arrebatado de ti, especialmente si era antes de tiempo y estaba tan lejos de su hora como Donghae .
—Lo siento, Sora —dijo en voz baja mientras seguía acercándose a ella. Dio otro paso y otro, y estaba casi cerca de ella cuando Changmin gritó:
—¡ALTO!
Changmin sostuvo su mano extendida hacia Yunho diciéndole con ambas, sus palabras y gestos, que no se acercara más. Miró a Sora.
—No puedes dejar que te toque —le recordó. Ella vio el pánico en los ojos de Sora cuando se volvió hacia Jungsoo.
—No puedes tocarme —le dijo Sora.
—¿Por qué? —preguntó Jungsoo.
—Changmin… —La voz profunda de Yunho retumbó cuando él dio otro paso hacia su compañera.
—Yunho —casi gruñó Changmin—, dije alto, por favor.
—Dime por qué y luego tal vez lo haga, pero no puedes esperar que te vea después de tanto tiempo, después de tener el vínculo roto entre nosotros, y no querer envolverte en mis brazos.
—Gura ha tendido una trampa. Si alguno de ustedes nos toca, este acantilado se derrumbará con todos nosotros —le dijo, y le rogó con los ojos para que él lo escuchara.
—El acantilado no es real —le dijo Yunho.
—¿Todos creen eso? ¿En la medida que puedan ver más allá del glamour del mismo durante al menos un segundo? —preguntó, y miró alrededor del grupo—. ¿Puede Hyukjae y, dado el aspecto del mismo, Junjin también, ver más allá de su dolor en este momento? —Changmin fue respondido con silencio—. Eso es lo que pensé. Así que hasta que todos ustedes, todos y cada uno de ustedes, crea que este acantilado no es real, no nos pueden tocar.
—Estoy tratando —dijo Sora—. Pero yo lo veo. Puedo ver la caída y puedo sentir el viento en mi cara. Estoy teniendo vértigo por amor de Dios.
—Tú no eres la única, Sora —dijo Zhoumi—. No puedo dejar de pensar  en eso.
Sora retrocedió hasta que estuvo contra la pared del acantilado y se hundió en el suelo. Changmin se sentó junto a ella y los otros también encontraron donde sentarse.
—Supongo que esperemos —dijo Hyungsik.
Lorelle apareció de repente, justo en el borde. Los ojos de Dambi aterrizaron en ella y, en un segundo, Dambi estaba de pie a menos de un metro de distancia de su hermana.
—¿Por qué estás haciendo esto, Lorelle? —preguntó—. ¿Cuándo llegaste a ser tan cruel?
—Ya te he dicho mis razones y no voy a justificarme ante ti por más tiempo.
Lorelle trató de pasar al lado a su hermana, pero Dambi extendió la mano y la estrelló en el pecho de Lorelle. La Fae voló de vuelta hacia la pared del acantilado justo a la izquierda de donde se sentaban Changmin y Sora.
—¿Dime por qué no debería matarte aquí mismo? —gruñó Dambi en la cara de su hermana.
—Porque voy a matar a cada ser en este acantilado.
—¡NO HAY ACANTILADO! —gritó Dambi.
—Entonces dile a uno de ellos que camine hacia este lado —se burló Lorelle—. Si no hay un acantilado, entonces solo estarán caminando en el bosque.
Donghwa se puso de pie y se dirigió hacia el borde.
—Donghwa, no —ordenó Dambi.
—No tengo pareja, Dambi. Si yo muero, no será una gran pérdida —le dijo simplemente.
—Cada uno de ustedes es de gran importancia, Donghwa. Con pareja o sin ella, no son menos valiosos. No dés un paso más.
—Donghwa, no lo hagas. —Los ojos de Junjin brillaron cuando él le dio la orden. Donghwa dio un paso atrás, incapaz de desobedecer las órdenes de su Alfa.
—Si ya han terminado, Dambi, he venido a decirte algo más importante. —Lorelle dio a su hermana una mirada mordaz.
Dambi estampó a su hermana en la pared una vez más antes de liberarla.
—Entrega tus noticias y luego vete.
—Es posible que no quieras esperar demasiado tiempo para todo esto de “no es realmente un acantilado”. Hee ha entrado en trabajo de parto y no estoy muy segura de cuánto tiempo falta hasta que nazca el bebé. —Ella dirigió sus ojos en Siwon—. Pensé que te gustaría ver a tu hijo antes que sea arrebatado.
Siwon comenzó a lanzarse hacia la Fae, pero fue detenido por la magia de Alston. El Fae extendió su brazo sosteniendo al enfurecido Alfa en su lugar.
—Te voy a matar por esto, Lorelle. No me importa cuánto tiempo tome; voy a arrancarte la cabeza del cuello y se la daré de alimento a los lobos. —El cuerpo de Dambi se sacudió con su furia y el aire a su alrededor se tornó electrizante.
Lorelle le dio a su hermana una última mirada antes de desaparecer.
El grupo se quedó en silencio, mientras absorbían las noticias que Lorelle había entregado. Nadie se movió, como si al hacerlo de alguna manera estuvieran sellando su destino.
La mente de Siwon estaba trabajando horas extras y su lobo estaba furioso dentro de él, luchando por liberarse, y necesitando llegar a Heechul. Esto se suponía que no pasaría. Se suponía que debía estar con él cuando entrara en trabajo de parto. Se suponía que debía tomarlo de la mano y apoyarlo. Sin embargo, aquí estaba, atrapado en un acantilado que no era un acantilado. Y en el momento en que naciera su bebé, su vida habría terminado y nunca tendría la oportunidad de tocar a cualquiera de sus chicas de nuevo.
Siwon sintió el suelo bajo sus pies comenzar a moverse y retumbar. Rápidamente se arrastró fuera de sus pensamientos y miró a su alrededor para ver si todos los demás sentían lo mismo. Efectivamente, todos estaban mirando curiosamente al suelo y tratando de mantener el equilibrio mientras se sacudía debajo de ellos.
—Qué mierda tan asombrosa —resopló Dambi—. Él va a derrumbar el acantilado que ni siquiera malditamente existe salvo en nuestras mentes.
Sora se agarró de la pared de roca tratando de equilibrarse mientras el temblor se hacía más fuerte.
—Él va a tirar esta cosa y nos matará a todos a menos que Changmin o yo cedamos.
—¡NO! —rugió Jungsoo—. Ninguno de ustedes va a sacrificarse. Ya he tenido suficientes muertes por un día. Todos vamos a librarnos de esto, todos. — Él miró a Dambi, quien tenía los brazos extendidos mientras trataba de mantener el equilibrio—. Sea lo que sea que te hace tan poderosa que los lobos tiemblan delante de ti, ahora sería el momento de sacar el látigo.
Dambi levantó una ceja.
—Maldición, ojalá Hee estuviera aquí para que oyera ese comentario; él se haría cargo de eso completamente. Sacar el látigo, esa es un clásico. —Ella sacudió la cabeza con una sonrisa aún pegada en sus labios y luego miró a Alston—. Esto va a requerir magia de sangre —le dijo ella.
Su rostro lució solemne mientras respondía.
—Será pasado por alto esta vez, solo ésta única instancia. No hay otra opción que pueda ver, a menos que permitamos que una de las parejas de su vida.
—No es una opción —dijo Dambi con firmeza. Sacó una daga de al parecer ninguna parte y luego miró a Jungsoo—. Mi sangre es poderosa, y para perderla voluntariamente por un sacrificio es honorable, pero también es algo que las Fae nunca hacen a la ligera. No sé si funcionará, y si lo hace, no sé cuáles serán las consecuencias, pero tengo que intentarlo.
Jungsoo y los demás miraron a Dambi, esperando que continuara.
Ella tomó la daga y la pasó a lo largo de su palma, cortando profundamente su carne. La sangre fluyó de la herida y comenzó a gotear en el suelo. Con la tierra a su alrededor tratando de derrumbarse por debajo de ellos, Dambi se arrodilló y tocó el suelo con la palma cortada, apretándola contra la suciedad.
Cerró los ojos y clamó a la magia que residía en su interior mientras hablaba.
—Poder antiguo que fluye por mis venas, de buen grado derramo mi sangre para salvar la vida requerida por la magia negra que llena este lugar. Deja que mi sangre limpie este lugar y abra nuestros ojos a la verdad detrás de las mentiras. Rompe la unión, desgarra las ataduras, y arroja fuera al mal que ha echado raíces.
La tierra siguió temblando y el viento comenzó a azotar a su alrededor. El cabello de Dambi era como una salvaje melena bailando alrededor de ella mientras deja su sangre fluir en la tierra. Ella voluntariamente ahondó profundamente en la tierra para buscar la magia negra que retenía a sus mentes cautivas.
—Dambi, sigue siendo un acantilado —gritó Henry a través del rugido de la tormenta avecinándose en el aire. Nubes oscuras se reunieron por encima de ellos y el relámpago brilló en el cielo.
Dambi oyó el estruendo de la risa que comenzó a crecer más fuerte a medida que la tormenta se hacía más y más perversa.
—No puedes ganar, Dambi —le dijo la voz de Gura—. La magia exige un sacrificio y demandará que el precio sea pagado.
Los ojos de Dambi se estrecharon. Ella sintió su ira erigirse y dispuesta dejó que aún más sangre fluyera de su vena. No iba a perder a otro ante este malvado hechicero retorcido. Se negaba a aceptar la derrota, se negaba a creer que ella, tan antigua y poderosa como era, no podía romper el hechizo. Su cuerpo empezó a temblar por el esfuerzo de mantenerse erguida, su visión comenzó a desdibujarse y se sintió débil por la pérdida de sangre, pero no iba a rendirse.
—No puedes tenerlos —respondió Dambi a la voz.
Sabía que ninguno de los otros sería capaz de oírla por encima del rugido de la tormenta. La lluvia ahora los bombardeaba dolorosamente y la temperatura bajó, haciendo las gotas aún más insoportables, mientras cortaban contra su piel. Podía sentir la magia de la que Gura habló, podía sentir la oscuridad en ella, y la intención detrás de ésta. Y se dio cuenta que no había manera de evitarlo, no este tipo de magia. Exigía un sacrificio y no cedería su dominio hasta que lo consiguiera.
—Qué así sea —susurró ella en la tormenta. Se puso de pie lentamente, con cuidado de mantener el equilibrio de sus débiles piernas y se giró para mirar a Junjin. La lluvia hacía difícil verlo con claridad y esperó a que él pudiera oírla con sus lobunas orejas—. Este es mi sacrificio por hacer. Ha sido un honor, Junjin, Alfa, amigo.
Se proyectó rápidamente hasta el borde del acantilado, y con una última mirada atrás a los lobos que había aprendido a amar tan profundamente, saltó.

Siwon miró a los otros y vio que todos estaban tan sorprendidos como él.
La lluvia se detuvo, el viento se calmó. El suelo alrededor de ellos era solo el piso del bosque. El sacrificio de Dambi había roto la magia. La muerte de Dambi les había salvado la vida. Siwon apretó sus dientes mientras la angustia continuaba construyéndose en su interior. Quería llorar por Dambi. Quería mostrarle el respeto que se merecía, y lo haría, ya sea en esta vida o en la otra. Pero primero tenía que llegar a su compañera.
Escuchó los sollozos de las parejas y las murmurantes voces de los hombres reconfortándoles, pero no encontrarían confort, no aquí, en un lugar que continuaba tomando y arrancando vidas de ellos que completaban su familia.
—¿A dónde fue? —preguntó Changmin mientras miraba alrededor del bosque por cualquier señal del cuerpo de Dambi—. ¿Por qué su cuerpo no está aquí? —Lágrimas manchaban su rostro y su rebelde cabello caía alrededor de sus hombros por la tormenta.
—No lo sé —respondió Junjin—. Lo que ha hecho por nosotros no será olvidado, y le daremos el entierro que se merece una vez que esto termine.
Los otros asintieron murmurando acuerdos mientras intentaban recomponerse.
Sora enterró su rostro en el pecho de Jungsoo mientras la envolvía en sus largos brazos. Él le susurró gentilmente:
—Lo siento, pequeña; saldremos de esta.
Sora quería creerle, pero una parte de ella quería acurrucarse en una bola y dejar que la tristeza la tragara.
—Junjin, debemos darnos prisa —le dijo Siwon. Se volteó en dirección donde el borde del acantilado pareció estar y caminó unos pasos, tomando respiraciones profundas. Ahí, pensó, ahí está mi Heechul.
Se fue en una carrera sin importar que alguien lo siguiera. Tenía un solo pensamiento, un único pensamiento, llegar a su compañero, a su hijo, y luego morir diciéndole al joven que amaba lo precioso que era para él.



2 comentarios:

  1. HHHHH
    NOOOO DAMBI!!
    ADITAMENTOS.... oh no, a Heechul no le va a gustar esto....
    Ahhhh
    Ahora qué!????
    Ojalá Gura no alcance a llevarse al bebé...

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  2. Dios!!! Ya llego el momento de la llegada del bebé.
    Espero que todo salga bien. Quien será el sacrificio en esta ocasión??

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...