Sapphire Wolf (T7)- 20



Lorelle hablaba con calma a Hyesung y sin importar lo mucho que Teukkie tratara de escuchar, no pudo oír nada. Observó como los ojos de Hyesung se enfriaron y su mandíbula se tensó cuando Lorelle le entregó algo envuelto en un paño. Hyesung lo metió en la parte trasera de sus pantalones debajo de la camiseta. Le dio a Lorelle una última mirada antes de volverse a Teukkie y comenzar a caminar hacia él.
—¿Qué fue eso? —le preguntó Teukkie. Iba a preguntarle sobre lo que sea que Lorelle le había dado, pero luego decidió que si Hyesung quería que lo supiera entonces se lo diría.
Los ojos de Hyesung se clavaron en la escena más allá de Teukkie y contestó:
—Solo Lorelle siendo Lorelle.
—¿Una perra? —gruñó Teukkie.
—Teukkie, somos lobos; no le des tal  cumplido.
Teukkie sintió la sonrisa que se dibujó en su rostro. Hombre, tenía el suegro más genial del mundo.
—Bueno, ¿vamos a ir a ayudar a nuestros hombres? —Hyesung hizo un gesto hacia los hombres que se encontraban ahora en una batalla con los zombis.
—He estado esperando por una buena pelea —dijo Teukkie mientras hacía crujir sus nudillos.
—Parece que tenemos una.
Ambos comenzaron a correr. Justo cuando casi habían llegado a la batalla y estaban a punto de cambiar a lobo, rebotaron en una barrera invisible con un ruido sordo. Teukkie cayó hacia atrás y aterrizó sobre su trasero. Sus dientes se sacudieron, y su cuello se tensó evitando que su cabeza cayera hacia atrás y se estrellara contra el duro suelo.
—¡MALDITA SEA! —gritó mientras golpeaba su mano contra el suelo. La ira inundó sus venas al ver a su compañero luchar frente a las criaturas zombis y lo único que podía hacer era mirar.
Junjin vio a Hyesung corriendo hacia él y luego golpeó una barrera como la que Dambi había usado.
Hyesung cayó hacia atrás, pero luego, rápidamente se puso de pie por lo que él sabía que estaba bien. Él volvió la cabeza justo a tiempo para esquivar a una de las criaturas que balanceaba un brazo hacia él. En su mano, una daga apareció de repente, podía oler la magia negra emanar fuera de las criaturas.
Teukkie se paró junto a Hyesung, balanceándose de lado a lado en la punta de sus pies. Estaba ansioso por llegar allí y golpear a algunos de esos zombis de aspecto desagradable, pero en su lugar se instaló a gritarles instrucciones a los hombres, como si lo necesitaran.
—Hyukjae, detrás de ti, date la vuelta, ¡date la vuelta ahora! —le gritó con todo lo que daban sus pulmones. Observó con asombro cómo se dio la vuelta, y con la gracia de una bailarina se agachó al mismo tiempo que le daba un golpe en el estómago a su oponente. Cuando éste se dobló, Hyukjae agarró su cabeza y la retorció, arrancándola sin ningún esfuerzo en absoluto. El zombi cayó al suelo. Hyukjae se volvió y lo miró, dándole una de sus sonrisas de hoyuelos con un pulgar en alto. Saltó hacia atrás a la refriega y Teukkie volvió su atención de nuevo a Kangin.
Él estaba peleando con dos de los zombis, ambos armados con cuchillos. Se dio cuenta que las garras de Kangin se habían alargado y parecían casi tan mortales como los cuchillos. En vez de sangre corriendo por las heridas, los zombis rezumaban un líquido negro que le recordó a Teukkie el aceite de motor viejo.
Leeteuk se encogió cuando parte del líquido salpicó en Kangin mientras se movía rápidamente en otra zarpada. Tenía la sensación de que estaba jugando con ellos haciendo que se pusieran más agresivos
—¡Acaba con ellos Kangin y sigue adelante! —le gritó. Vio como su labio se crispó diciéndole que le encontraba divertido. Cabeza de chorlito, pensó y luego sintió una punzada de frustración  por el hecho de que él no pudiera escuchar sus pensamientos. Observó como   él hábilmente le quitó a uno de los zombis su arma y luego la usó para decapitar a otros dos.
Teukkie lanzó un puño al aire con un grito:
—¡Ese es mi hombre! —Kangin se trasladó al próximo rival y, uno tras otro, los mató. Pero cuando uno caía, otro tomaba su lugar.
Por el rabillo del ojo vio un destello de luz. Cuando se volvió, vio a Dambi arrojando su poder, un tiro tras otro, atacando criatura tras criatura. Alston, Henry y Minwoo estaban haciendo lo mismo.
Levantó la vista y vio a Hyungsik, el Príncipe Elfo, disparar flechas tan rápido que ni siquiera lo veía alcanzar la siguiente. Golpeó a los zombis, uno tras otro con tal precisión que una criatura caía por cada flecha que disparaba.
Teukkie sabía que en cualquier momento iban a tomar la delantera. En cualquier momento, derrotarían a los seres malignos y, él y Hyesung serían rescatados y liberados para seguir adelante con los hombres para encontrar a los demás. Pero fue un tonto en pensarlo porque a lo lejos del bosque más y más zombis llegaron.
—¡Qué demonios! Qué alguien les tire un hueso, cielos —gruñó. Miró a Hyesung, quien parecía igual de preocupado como se sentía.
Los ojos de Hyesung nunca se apartaron del hombre que tenía su corazón, su compañero, quien estaba luchando con todo lo que tenía para salvarlo, y sin embargo sabía que era en vano. Gura se había asegurado de ello. Quería correr a sus brazos para decirle lo mucho que lo amaba, lo increíble que era, y cómo atesoraba cada momento de su tiempo juntos.
Como si le oyera, se giró y le miró. Sus ojos traspasaron su corazón como lo habían hecho la primera vez que lo había mirado hace tantos decenios. Le rogó con su mirada que lo entendiera y le rogó que no se enojara con él porque no sabía qué otra opción tenía. No iba a estar allí y dejar que su compañero, o los otros que consideraba suyos, murieran.
No iba a dejar que tomaran la vida de Teukkie y Kangin que a tan temprana edad merecían vivir, no cuando él tenía el poder para salvarlos.
Alcanzó detrás de él y sacó el objeto envuelto bajo su camisa. Sus manos temblaron cuando lo sostuvo y comenzó a desenvolverlo. Cuando la tela cayó al suelo, todo lo que quedó en su mano fue una daga larga y mortal.
Miró hacia arriba y otra vez su mirada encontró la de su compañero. Los ojos de él se abrieron cuando miraron hacia abajo a lo que sostenía y luego de vuelta a su rostro. Él entonces lo vio, su determinación de hacer lo que era necesario. Oyó la voz de Teukkie a su lado, pero no apartó la mirada de Junjin.
—Te amo —susurró. Vio que él formaba su nombre en sus labios y pensó en todas las veces que él había dicho su nombre, en todas las veces que había acariciado su cara y lo miró a los ojos haciéndole sentir el joven más bello de la tierra. Echó a correr hacia él, empujando todo lo que se interpusiera en su camino.
Hyesung escuchó su rugido y sintió su poder, eso dándole la fuerza para hacer lo que tenía que hacer. Las palabras de Lorelle corrieron por su mente mientras agarraba la daga firmemente en sus manos y la sostenía por encima de su corazón.
“Un sacrificio debe ser hecho. Uno de ustedes debe libremente dar la vida por el otro. Una vida por una vida, es tu elección. Pero la batalla continuará hasta que el último de tu equipo de caza caiga o hasta que un sacrificio sea hecho.”
Con una última mirada a su compañero, levantó la daga más alto y luego la hundió en su corazón. Sintió la magia negra disiparse y la barrera caer. Sintió los brazos de él a su alrededor mientras caía al suelo y oyó su voz en su oído mientras le rogaba que no lo dejara. Él lo amaba, se lo dijo una y otra vez, y lo necesitaba.
Él era tan fuerte y ni siquiera lo sabía. Trató de mover sus labios para decírselo, pero no pudo. Su larga vida había terminado y esperaba que aquellos que amaba estuvieran ahora a salvo. Con ese pensamiento se fue y dejó que la oscuridad de la muerte lo tomara.

Junjin sostuvo el cuerpo sin vida de su compañero. Lo aferró a él con desesperación mientras trataba de llegar a un acuerdo con lo que acababa de ver. Él se había ido. Había estado allí de pie mirándolo con tanto anhelo que había dolido, y luego había visto en sus ojos la necesidad de proteger, y había sabido lo que iba a hacer.
Había tratado de llegar a él primero, intentando rogarle que se detuviera, pero sabía que no habría habido nada que él pudiera haber dicho. Estaba demasiado envuelto en su dolor para notar que todo estaba en silencio a su alrededor. La batalla había terminado, y lo había hecho al segundo en que Hyesung había tomado su propia vida.
Se inclinó y besó suavemente sus labios aún calientes y su olor se envolvió alrededor de él como un abrazo cariñoso, y aunque su corazón seguía latiendo, juró que lo sintió romperse en mil pedazos. Echó la cabeza hacia atrás y aulló. Vertió su pena y dolor en éste, y luchó para evitar que se lo tragara entero. Sabía que aún tenía que luchar, las otras parejas lo necesitaban, aunque lo único que quería hacer era acurrucarse alrededor de su compañero y unirse a él en la muerte, y lo haría, pronto.
Kangin corrió hasta Teukkie y lo agarró, tirando de él contra su pecho. Estaba seguro de que estaba aplastándolo, pero necesitaba sentirlo, necesitaba saber que estaba vivo. Se echó hacia atrás y lo besó fuertemente y luego retrocedió, agarrando su mano y tirando de él hacia donde su padre sostenía a su appa.
Se arrodilló junto a ellos y se inclinó para darle un beso en la frente. El dolor en el aullido de su padre rompió su propio corazón, y ver a su appa allí tendido, pálido con la muerte, le hizo lanzar su cabeza hacia atrás y aullar. Uno a uno de los otros lobos se unieron a él y su padre gritó por justicia.
Cuando los aullidos cesaron, Kangin le dio a su appa un beso final y luego se puso de pie. Se volvió para mirar a Teukkie.
—Te amo; te amo —le dijo una y otra vez mientras presionaba su frente a la de él.
Las lágrimas llenaron sus ojos mientras Leeteuk miraba a su madre y luego de nuevo a él. Esto rompió su corazón de nuevo. Y lo apretó una vez más contra él.
—Va a estar bien —murmuró él. Sintiéndolo sacudir su cabeza.
—No, Kangin no lo hará. No esta vez. Te amo y estoy tan increíblemente contento de verte, y lo siento, lo siento mucho. —Él sintió su cuerpo estremecerse contra el suyo mientras sus lágrimas comenzaban a caer y se apretaba más contra él.
—Junjin, debemos movernos —dijo Siwon a su amigo suavemente. Junjin dejó escapar un gruñido de advertencia.
—Vamos a volver por él. No vamos a dejarlo, pero tenemos que conseguir a los demás —le dijo.
Junjin miró a su compañero. Sabía que él querría que fuera y esperaría que ayudara, pero no quería dejarlo. Sintió que alguien lo observaba y miró hacia el bosque.
A unos seis metros de distancia estaba sentado un lobo blanco, un lobo que él conocía. Sintió la boca seca al ver fijamente a los ojos de su hermano, un hermano que se suponía había muerto en este mismo bosque hace siglos. Junjin se dio cuenta que ver a su príncipe morir debía haber destrozado su dominio  sobre la realidad.
Sabía que esto debía ser una especie de ilusión, una necesidad de saber que alguien estaría cuidando a su compañero mientras él estaba ausente, hasta que pudiera volver por él una última vez.
—Tú lo mantendrás a salvo —le dijo al lobo—. Vas a protegerlo por mí, hermano, hasta que pueda volver por él. —El lobo inclinó la cabeza hacia él y Junjin supo que iba a hacer lo que le pedía, protegería el cuerpo de su amado, y estaría por siempre agradecido a este fantasma de su hermano.
Le dio un beso final a Hyesung en los labios y lo atrajo hacia sí.
—Voy a volver por ti, y entonces me reuniré contigo, como debe ser. —Lo depositó de nuevo con cuidado y vio cómo el lobo blanco caminó lentamente hacia él. Los otros miraron con recelo al lobo y, si Junjin hubiera estado en su sano juicio, podría haberle parecido extraño que ellos pudieran ver su ilusión, pero como estaba, no le podía importa menos.
El lobo, el cual se veía como el lobo de su hermano, se acostó junto a Hyesung y colocó su enorme cabeza suavemente junto a la suya. Él dejó escapar un pequeño gemido y deslizó su enorme cuerpo más cerca del suyo y Junjin sintió que algo se alivió dentro de él.
—Vamos —gruñó. Miró hacia el bosque y vio que Dambi, Yunho y Donghwa ya estaban corriendo, obviamente, ya habiendo recogido un olor. Con una última mirada al cuerpo de su compañero, también dio la vuelta y se fue hacia el bosque.

Hyukjae miró a Yunho.
—¿Los hueles?
Yunho asintió y luego miró a Henry.
—Tu compañero y Donghae  —le dijo al Fae quien no tenía el olfato de un lobo.
Los hombros de Henry se tensaron y sus ojos comenzaron a explorar la distancia.
—¿Por cuál camino? —preguntó.
Hyukjae señaló a la derecha de ellos y luego despegó a correr de nuevo. De repente, Dambi gritó:
—¡PAREN!
Todo el mundo se detuvo de pronto justo en el borde de una niebla oscura que entretejía su camino en el bosque delante de ellos.
—¿Qué es eso? —preguntó Teukkie.
—El mal —dijo Donghwa en respuesta.
—Sea lo que sea, Donghae  está en el otro lado de esto, así que voy a atravesarla de una manera u otra —dijo Hyukjae mientras se paseaba de un lado a otro delante de la línea de niebla.
—Está bien, antes de que entremos en esta niebla extraña, ¿puedo por favor abordar el asunto con el bosque? —habló Dambi—. ¿Alguien más notó cómo los zombis allí atrás colapsaron después de que Hyesung hizo el sacrificio?
—¿Sacrificio? —gruñó Junjin.
—Cálmate, lobo —advirtió Dambi—. No quiero ser irrespetuosa con tu dolor, pero creo que esto es importante. Tan pronto como Hyesung se quitó la vida, la batalla terminó.
—Gura dijo que solo seríamos capaces de salvar a uno —dijo Hyungsik.
—Maldita sea —susurró Teukkie—. Él espera que se sacrifiquen a sí mismos.
Hyukjae maldijo y se adentró en la niebla.
—Maldita sea, ¡qué pasa con ustedes, malditos lobos corriendo después de que he dicho específicamente que paren! —soltó Dambi bruscamente mientras también iba hacia la niebla. Sin pensarlo, todo el mundo corrió detrás de ellos.

Donghae  se puso de pie, con la mirada perdida en la niebla. Podía sentir que algo se acercaba y su estómago se sentía como si fuera a subir a su garganta. Sus manos temblaron a su costado y sus palmas se humedecieron con sudor. Quería ser valiente; tenía que ser valiente, y si tenía que invocar a su Hee interior para hacerlo, entonces eso es lo que haría.
—Donghae, ¿estás bien? —preguntó Zhoumi en voz baja. Donghae asintió.
—¿Lo sientes?
—Sí, están viniendo —acordó Zhoumi.
—¿Qué crees que va a pasar?
Zhoumi se encogió de hombros.
—No lo sé, pero sea lo que sea, vamos a salir de aquí juntos. Nuestros compañeros y Dambi pueden patear algún trasero importante. Todo va a estar bien.
Donghae  sonrió.
—Se supone que yo debo ser alentador, siendo el sanador gitano y todo eso.
Zhoumi rió.
—Está bien dejar que otras personas te animen de vez en cuando.
Ambos miraron de vuelta hacia la niebla y vieron cómo esta empezó a retroceder gradualmente, y lentamente revelar el bosque y su manada, además de algunos extras.
—¡Donghae! —La voz de Hyukjae rompió a través de su sorpresa y sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo. Corrió hacia él y estaba a casi un metro cuando se detuvo en seco, congelado en su lugar.
—¡Hyukjae! —Donghae  intentó moverse hacia él, pero no podían estar más cerca. Podía caminar de lado a lado, pero sin importar lo mucho que intentara caminar hacia delante, se encontró con una resistencia que no podía luchar.
De repente la risa llenó el aire alrededor de ellos, mientras cada miembro de la partida de caza de repente comenzó a aferrarse a sus gargantas. Siseos y jadeos llenaron el aire mientras Donghae  y Zhoumi miraban con horror.
—¡ALTO! Por favor, ¡ALTO! —sollozó Donghae .
—Sabes lo que debe ser hecho —le dijo la voz que había estado riendo.
Y tan rápidamente como el grupo había comenzado a asfixiarse, se detuvieron. Hyukjae se inclinó hacia delante tratando de meter aire en sus pulmones, así como hacían los demás.
Dambi miró a Donghae  con severidad.
—Ni siquiera pienses en ello.
Las lágrimas en los ojos de Donghae  empezaron a caer mientras buscaba en su bolsillo y sacaba una pequeña píldora azul. Miró a todos y luego otra vez a la píldora.
—¡DONGHAE ! —gruñó Dambi—. ¡No te atrevas! Vamos a resolver esto.
La cabeza de Donghae  se sacudió de ida y vuelta mientras miraba a Hyukjae.
—Él va a matarlos a todos y hacernos estar aquí de pie y mirar. Las cosas que dijo que haría, son horribles.
—Donghae , tienes que confiar en mí —le suplicó Hyukjae.
—Sanador, escucha a tu lobo —le dijo Dambi cuando finalmente se puso de pie, siendo capaz de respirar de nuevo—. Podemos absolutamente patear a este tipo… —Antes que pudieran seguir saliendo las palabras, Dambi estaba en el suelo, gritando de dolor.
Donghae dejó escapar un chillido de horror mientras miraba a la Fae agarrándose la cabeza. La sangre comenzó a brotar de su nariz y orejas, e incluso de su boca. Donghae  sabía que él la estaba matando. Lo cumpliría y lo haría tan horrible como fuera posible mientras él estaba ahí parado viendo. El cuerpo de Dambi revoloteó y giró una y otra vez mientras su respiración gorgoteaba alrededor de la sangre. Miró de nuevo a Hyukjae.
—No puedo dejarla morir —le dijo—. No puedo; no sería correcto; esto no está bien.
—Donghae . —La voz de Hyukjae salió en una súplica desesperada, pero, ¿qué podía decir? ¿Podría pedirle que se parara allí mientras una amiga que amaba moría de una muerte horrible? ¿Podría realmente pedirle que viviera con eso?
—Él los derribará a todos, uno por uno, hasta que uno de nosotros se dé por vencido —le dijo. Miró a Zhoumi y le dio una pequeña sonrisa—. Es mi deber como tu sanador. No espero que te sacrifiques.
Los gritos de Dambi se volvieron más fuertes y luego Donghae  escuchó las palabras de la Fae.
—¡Donghae! ¡No lo hagas! —gritó. Pero era demasiado tarde. Donghae ya había puesto la pastilla en su boca y la había tragado.
Esperó y dejó escapar un profundo suspiro cuando los gritos de dolor de Dambi se detuvieron pero luego fueron reemplazados por sus maldiciones.
—¡Maldita sea, Donghae ! ¡Te dije que no lo hicieras! ¿Sabes cuánto tiempo he estado viva? ¿Tienes alguna idea de cuántos siglos he vivido en esta tierra? —Dambi trató de caminar más cerca del sanador, pero al igual que Hyukjae, estaba atascada—. ¡AHHH! —gritó con frustración y rabia absoluta.
Donghae  se sintió entrando en un sueño mientras su respiración se volvía más profunda. Se tambaleó sobre sus pies y trató de tumbarse lentamente en el suelo mientras sus piernas se debilitaban. Sus ojos se encontraron con los de Hyukjae mientras él se sentaba en el suelo frente a él. Se acercó, incapaz de tocarlo, incapaz de salvarlo y eso le hizo llorar por él.
—Donghae. —Su voz profunda cortó en su corazón y la desesperación en ésta le tocó el alma. No quería morir; no estaba listo para morir, pero Gura no le había dejado otra opción. No vería a sus amigos morir.
—Lo siento, Hyukjae —le dijo sin aliento. Sus pulmones estaban ardiendo y su mente se estaba volviendo confusa por la falta de oxígeno.
—Silencio, cariño, no hables… está bien… está bien —le dijo él con suavidad—. Sé por qué lo hiciste; lo entiendo. Simplemente, es que no estoy listo para renunciar a ti. No puedo renunciar a ti.
Donghae sonrió, o lo intentó.
—Testarudo —jadeó.
Hyukjae no pudo sonreír. No podía hacer otra cosa que respirar y eso se estaba volviendo cada vez más difícil. Era como si su propio cuerpo estuviera respondiendo a lo que el cuerpo de él estaba experimentando y, deseó con todo su ser que lo estuviera, que él también se estuviera muriendo. Pero sabía que el vínculo había sido roto, y a medida que su vida escapaba, él se quedaría aquí sin su Donghae.
Donghae  se sintió volverse aún más débil.
—Estoy cansado, Hyukjae —le susurró.
—Recuéstate, Donghae mío, estoy aquí contigo.
Él hizo lo que le dijo y se recostó sobre su costado de modo que pudiera verlo. Su respiración era tan superficial ahora; sabía que en cualquier momento tomaría el último aliento.
—Te amo —le dijo, y las palabras salieron arrastradas pero esperaba que él comprendiera—. Yo. Estoy. T-t-tan contento. Que. Tú. Fueras. Mío. — Sus palabras fueron entrecortadas y tan suaves que se preguntó si le escuchó.
—Soy tuyo, Donghae mío, no era. Soy tuyo en la vida y en la muerte, y tú eres mío —le dijo—, y pronto me reuniré contigo, mi amor.
Donghae quería decirle que no, quería decirle que viviera, para encontrar el amor de nuevo, pero ya no le quedaba tiempo. Vio su increíblemente atractivo rostro acercarse y atrapó su olor mientras la muerte se lo llevaba.
Hyukjae lo tomó en sus brazos mientras la fuerza que lo había estado sosteniendo en su lugar se iba. Quería gritar, mutilar y matar. Por encima de todo, quería a su compañero de vuelta.
Hundió la cara en su cuello y respiró profundamente, tomando su aroma profundo en sus pulmones. Su pecho dolía mientras trataba de mantener la compostura y cuando oyó los gritos histéricos de Teukkie casi lo perdió.
Él sabía que querría ver a su amigo y querría abrazarlo, pero él no estaba listo para dejarlo ir, no podía dejarlo ir, no todavía, y tal vez nunca. Su tiempo con él había sido muy corto. Todavía había mucho que ellos no habían experimentado juntos y tantas cosas dejadas por hacer y decir, y sin embargo, una pequeña píldora y el corazón malvado de un hombre lo habían arrancado de él.

Teukkie no podía creer lo que acababa de suceder. De hecho, estaba esperando despertar y que todo esto fuera algún sueño horrible que podía contarle a sus amigos más tarde con té caliente. Pero no habría más té caliente, no sin Donghae , ni nunca más.
Vio cómo Hyukjae mecía a su amigo en sus brazos y su corazón se rompió junto con el de él. Sintió los brazos de Kangin rodearlo e incluso sin el vínculo sintió su amor envolverlo y supo que sufría por él y tomaría todo su dolor si pudiera.
Su mente recordó a Hee y sintió que las lágrimas brotaron de sus ojos. Esto destrozaría a Hee. Donghae puede haber significado el mundo para él, pero Hee tenía un tipo diferente de lazo con Donghae. Teukkie ni siquiera sabía si Hee era consciente de ello, pero Donghae era lo que mantenía a Hee en tierra.
Donghae  era para Hee lo que un refugio de tornados era para esos que necesitaban un lugar seguro al que correr en las tormentas de la vida y ahora se había ido. Teukkie sintió sus rodillas debilitarse y supo que si los brazos de Kangin no hubieran estado a su alrededor, se habría derrumbado en el suelo como un castillo de naipes.
Oyó la voz de Kangin en su oído, pero no pudo discernir lo que estaba diciendo. Su mente estaba vuelta un lío. Su corazón herido por la muerte de su suegro, pero algo dentro de él murió junto con Donghae  y no sabía si alguna vez viviría de nuevo.

—Tenemos que seguir —habló Siwon finalmente—. Lamento la muerte de nuestro pequeño sanador, pero hay otros que todavía nos necesitan y tenemos que encontrar la fuerza para seguir adelante.
—No puedo dejarlo —la voz de Hyukjae era ronca y parecía completamente derrotado.
—Él no va a estar solo —dijo Teukkie—. Voy a quedarme con él.
—Leeteuk —comenzó Kangin, pero fue interrumpido cuando se apartó de él volteándose al mismo tiempo para mirarlo.
—Me voy a quedar, Kangin. No voy a dejarlo aquí solo en este lugar abandonado. Todos ustedes sigan y terminen con esto, ¡maten a ese hijo de puta que me quitó lo que es mío! Luego regresen por nosotros. —La mandíbula de Teukkie estaba tensa y era evidente que se necesitaría un ejército para alejarlo de Donghae . Se acercó a Hyukjae y puso una mano en su hombro—. Hyukjae, yo me encargo de él, cariño. Cuidaré de él. Ve y haz lo que sabes que él querría que hicieras. —Esperó en silencio a que él le respondiera.
Él asintió y besó a Donghae una vez más. Teukkie se sentó y abrió sus brazos para que él colocara la cabeza de Donghae en su regazo. Lo hizo con suavidad y luego miró a los ojos de Teukkie con los suyos brillando.
—Gracias —le dijo simplemente. Teukkie se mordió el interior de su mejilla para no sollozar. Le dio una breve inclinación de cabeza. Cuando él se apartó, Kangin lo reemplazó y se arrodilló delante.
—Te amo —le dijo—, no tienes idea de lo difícil que es para mí dejarte aquí.
—Sí, lo sé —le dijo—, pero parte de amarnos unos a otros es dejar ir cuando tenemos que hacerlo. Voy a estar aquí esperando por ti. Te amo, Kim Kangin Lupei.
Él se inclinó hacia delante y lo besó siendo cuidadoso con la forma inerte de Donghae , y luego se puso de pie. Teukkie observó cuando empezaron a moverse de nuevo hacia el bosque. Dambi todavía estaba parada allí después que todo el mundo ya se había ido. Teukkie miró a la Fae y vio que Dambi tenía lágrimas corriendo por sus mejillas. No sabía si podía recordar un momento en el que Dambi alguna vez hubiera llorado, al menos no delante de él.
—Él no debería haberlo hecho —dijo Dambi—. No por mí.
—Lo conociste lo suficientemente bien como para saber que no dejaría ni a una mosca morir por él, no si podía evitarlo —dijo Teukkie.
—Debería haber sido capaz de detenerlo. Debería haber sido capaz de detener esto.
—Dambi —casi gruñó Teukkie—, no eres todopoderosa. No puedes evitar la muerte de todas las personas que amas, sin importar cuánto lo desees.
—Tal vez no, pero tan seguro como el infierno que puedo morir en el intento.
Ella se había ido antes que Teukkie pudiera responder.



***Saben lo feo que es adaptar y querer llorar al mismo tiempo?, pero no lo puedes hacer porque tienes a tu papa y tu hna a tu lado…… DONGHAE!!!!!!!!!!!!! T.T
Esperame Dambi, yo te acompaño, quiero la cabeza de Gura.



3 comentarios:

  1. Eres Mala!!!
    -Llora como tal cual loca -
    No inventes!!!!
    Estas matando a los compañeros!!!
    Nooooo
    Ahhhhhh
    Esto es mucho para mi corazón ♥
    Noooo
    Me estoy traumando...

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  2. Por Dios, he llorado como magdalena leyendo este capitulo, es muy triste y duro que aún faltan más por morir.
    maldito Gura y Lorell, espero que los maten de la peor manera 😭😭

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  3. He llorado horriblemente, hace tiempo que no comentaba pero no he podido dejarlo pasar ahora... estoy llorando peor que magdalena... Donghae bebe... 😢😢😭😭😭😭😭

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...