Chantaje - 4




—Tú...

—Sí, yo —contestó el aludido mirándolo de arriba, abajo.

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no te has ido?

—¿No me vas a invitar a pasar?

No tenía opción, así que Ryeowook se echó a un lado para dejarlo entrar y sintió que le temblaban las piernas. Cuando cerró la puerta y se giró, vio que Yesung miraba a su alrededor, que se fijaba en los muebles, en las fotografías de su hermano y él y en los libros que había en las estanterías.

Cuando sus ojos se encontraron, Yesung vio y reconoció algo en los de Ryeowook, reconoció aquella mirada que él mismo había tenido años atrás y que decía «aunque no tengamos mucho, es nuestro». Al instante, sintió una inmediata empatia que lo sorprendió y que se apresuró a disimular.

Y también tuvo que disimular el deseo que se había apoderado de él, aquel deseo que lo urgía a acercarse y a tocarlo, a acariciarle la mejilla y mucho más.

Ryeowook intentó mantener la calma, no quería enfadarse y presentía que no le sería difícil porque, evidentemente, Yesung había ido con la intención de reiterarle que Donghae y él no iban a conseguir nada de él. También le debía de interesar asegurarse de que no iba a ir con la historia a los periódicos y, de paso, tal vez, le diría que mantuviera a su hermano alejado de Hyukjae.

Ryeowook decidió en aquel mismo instante que, si Yesung le decía aquello último, lucharía con uñas y dientes. Estaba dispuesto a aceptar que Yesung no les diera dinero, pero no iba a permitir que separara a Donghae y a Hyukjae. Su hermano necesitaba más que nunca el apoyo de su pareja.

En aquel momento, se dio cuenta de que Yesung lo estaba mirando de manera burlona.

—¿No tienes ropa mejor? —le preguntó.

Dolido y sorprendido porque, normalmente, no le importaba su  apariencia, Ryeowook sonrió con fingida dulzura

—¿Es que no sabes que está de moda ir desaliñado e informal? Es el estilo más elegante de estos momentos todos los modelos van así —le espetó—. En cualquier caso, en los campamentos de refugiados de África nos importa un bledo la moda, ¿sabes? Además, dado que no nos movemos en los mismos círculos, no te preocupes porque no vas a tener que soportar mi falta de estilo. Supongo que no habrás venido hasta aquí para hablar de cómo visto, así que...

—¿Has trabajado en África?

—Sí, todo el último año —contestó Ryeowook.

Yesung lo miró como si no terminara de creérselo y, a continuación y para su sorpresa, se quitó la chaqueta y se sentó en el sofá.

—En realidad, Ryeowook lo que me ha traído hasta tu casa sí tiene que ver con tu estilo a la hora de vestir —comentó poniéndose cómodo—. ¿Qué tengo que hacer para que me ofrezcas una taza de té?

Ryeowook se llevó la taza de café a los labios mientras secreta y perversamente esperaba que Yesung estuviera sentado justo encima del muelle que siempre sobresalía. De ser así, no se notaba porque estaba perfectamente sentado mientras se tomaba su café. Tras darle un par de tragos, lo dejó sobre la mesa, apoyó los brazos en las rodillas y se echó hacia delante.

—He venido a hacerte una propuesta —anunció.

Ryeowook palideció y, al instante, se dio cuenta de que no se refería a lo que él había creído de manera automática. Yesung también se dio cuenta de lo que había entendido y lo miró divertido.

—No, ni lo sueñes, no me refería a ese tipo de propuesta. Nunca he pensado en casarme.

Ryeowook se sintió mortificado. Evidentemente, Yesung creía que él había pensado en aquel tipo de propuesta.

Y era cierto.

—Creo que lo mejor será que me digas por qué has venido porque tengo cosas que hacer —le dijo dejando su taza sobre la mesa, echándose hacia atrás y cruzándose de brazos.

—Lo que he venido a proponerte es en beneficio mutuo.

—Te escucho —contestó Ryeowook con la intención de que Yesung desembuchara cuanto antes para que se fuera rápido y poder olvidarse de él.

De repente, se le ocurrió que, si Donghae y Hyukjae se casaban y tenían a su hijo, el tío Yesung iría de visita y formaría parte de sus vidas para siempre.

¡Horror!

—Durante las próximas tres semanas tengo una serie de reuniones de mucho nivel. La primera semana tendrá lugar en mi casa de Jeju. Durante ese tiempo, los asistentes, todos personas de clase social muy alta, estarán al abrigo de los medios de comunicación, se les mimará, se les dará de cenar y de beber y habrá fiestas entre las negociaciones.

Ryeowook lo miró sorprendido, pues no entendía nada.

—Un socio irlandés y yo nos vamos a fusionar con una de las constructoras más grandes de Estados Unidos, así que, dentro de poco, seré el presidente de uno de los conglomerados de construcción más grandes del mundo.

—Creía que tu empresa ya era una de las más granas del mundo... —comentó Ryeowook.

—Sí, Pero siempre se puede mejorar —comentó Yesung.

—Querrás decir que siempre se puede ser mas ambicioso —murmuró Ryeowook. Yesung ignoró su comentario.

—La constructora de Estados Unidos es de un hombre que se apellida DiCaprio. Nos ha costado mucho convencerlo. La verdad es que han sido años de arduas negociaciones para llegar hasta donde estamos ahora y sólo nos queda firmar. Después de estas tres semanas todo habrá terminado.

Dicho aquello, Yesung sintió que la satisfacción se apoderaba de él. Aquello sería la guinda del pastel, por fin podría demostrar que se podía llegar a lo más alto habiendo partido de la nada y no estaba dispuesto a permitir que algo le estropeara aquel momento. Sobre todo, cuando tantas personas dependían de él.

Yesung deslizó el brazo sobre el respaldo del sofá. Al hacerlo, la camisa se le pegó al pecho y Ryeowook no pudo evitar fijarse en sus músculos fuertes y torneados. Yesung también se dio cuenta y lo miró divertido, haciéndolo enrojecer.

—¿Y? supongo que habrá algo más.

Yesung se quedó mirándolo y sintió que se le endurecía la entrepierna.

—A pesar de que nos ha costado mucho convencerlo, DiCaprio es el único inversor que queremos. Controla sólo una de las compañías más grandes de Estados Unidos, pero tienes los mejores contactos con Europa, lo que nos ayudará aquí también. Sin embargo, es un hombre muy prudente. Entre sus planes está presentarse al senado de Estados Unidos. Esa ha sido una de las cosas que lo ha llevado a aceptar la fusión. Así, tendrá más tiempo para dedicarse a la política. Claro que, por otra parte, es muy puntilloso con su reputación.

Ryeowook estaba cada vez más confundido.

—¿Y qué tiene todo eso que ver conmigo?

Yesung no contestó, se limitó a meterse la mano en el bolsillo de la chaqueta y a sacar un periódico doblado. Ryeowook lo reconoció inmediatamente y sintió que el corazón le daba un vuelco. Aquello sólo podía querer decir una cosa. Yesung lo colocó sobre la mesa.

¿Quién es el misterioso joven que le da vida a Yesung?, leía el titular.

A pesar de que aquello era exactamente lo que había querido, verlo así le resultó de lo más incómodo.

—Oh, Dios mío —se lamentó.

—Lo mismo digo. Supongo que el fotógrafo llevaba una cámara digital más pequeña y mi guarda de seguridad no se dio cuenta y le confiscó solamente la grande.

Ryeowook se dijo que no podía pedirle perdón por enésima vez, así que se puso en pie muy nervioso. Había seguido a aquel hombre para acusarlo de un delito que no había cometido y las cosas iban de mal en peor.

—No sé qué decir —comentó sinceramente mientras recordaba aquel beso y sentía que se derretía por dentro.

Yesung lo miró muy serio y Ryeowook tuvo la sensación de que no le iba gustar lo que le iba a decir.

—Podrías contestar que sí cuando te pida que vuelvas conmigo hoy mismo al Jeju para ser mi invitado durante la duración de las reuniones de las que te he hablado.

—¿Cómo? —contesto Ryeowook.

_He dicho que...

_Te he oído perfectamente —lo interrumpió Ryeowook volviéndose a sentar—. ¿Por qué demonios quieres que sea tu invitado durante las reuniones?

Yesung miró el periódico.

—Porque, gracias a tu actuación, ahora todo el mundo cree que somos pareja —le explicó con desdén—. Siempre me ha dado igual lo que dijeran los medios de comunicación sobre mí, pero, desgraciadamente, en estos momentos, no me puedo permitir ningún escándalo. DiCaprio proviene de un entorno muy conservador, es un hombre de familia y ya ha comentado en más de una ocasión que yo soy el único de todos los que participamos en la fusión que no tiene esposo e hijos.  Para despejar sus miedos, hemos animado a todos los que participan en las negociaciones a que lleven a sus familias durante las dos últimas semanas si así lo desean. DiCaprio se mueve con pies de plomo, así que hay que tener mucho cuidado. Todos los medios de comunicación estarán pendientes de esta fusión y de nosotros. La presencia de parejas e hijos ayudará a tranquilizarlo. Si se echa atrás, habremos perdido millones y nadie querrá acercarse a nosotros, así que, ahora que todo el mundo cree que somos pareja, vas a tener que acompañarme, actuar como el perfecto invitado y tranquilizar a DiCaprio para que no se crea que se va a asociar con un playboy.

A Ryeowook no le pasó por alto que en lugar de pedírselo se lo estaba ordenando, pero estaba tan sorprendido que ni siquiera se enfadó ante su arrogancia.

—¿Y no será peor? No soy tu esposo.

—No —contestó Yesung—. Nunca he involucrado a una parejas en mis negocios, así que, al hacerlo ahora la prensa y DiCaprio creerán que la relación va en serio, si no me volvieran a ver contigo, los medios de comunicación se abalanzarían sobre mí y la idea que DiCaprio se haría no me convendría en absoluto.

Ryeowook se retorció los dedos. Había palidecido y Yesung no estaba muy seguro de que le estuviera gustando su respuesta.

—¿Y el joven del otro día? Me refiero al joven que mencionaron los periodistas...

Yesung frunció el ceño y, de repente, su rostro reflejó una expresión de desprecio.
—Ya no forma parte de mi vida.

Ryeowook se estremeció ante aquella contestación.

—No puedo —contestó—. Me tengo que quedar al cuidado de mi hermano. Ya viste ayer lo débil que está y, además tengo que buscar un trabajo para pagar sus consultas. Si no lo hago...

Ryeowook parecía realmente preocupado y, durante unos segundos, Yesung se compadeció de él. Hacía ya muchos años que no tenía que preocuparse por llegar a fin de mes, pero sabía la ansiedad que aquello producía.

—Tu hermano tiene a Hyukjae. Hyukjae se va a quedar con él —le aseguró poniéndose en pie.

—¿Cómo?

—He hablado con mi hermano. Se van a mudar a mi casa, que está a la vuelta de la esquina de la consulta. Hyukjae va a volver a trabajar en las oficinas de Japón. Así, estará a cinco minutos de Donghae y él estará al lado de su doctor. Además, contarán con los servicios de una mujer de la limpieza para que no tengan que hacer nada y he contratado a una enfermera durante un mes para que vaya todos los días a curarlo.

—Yo soy enfermero. Yo soy la persona que mejor de cuidar de él —protestó Ryeowook.

—Pero tú tienes que trabajar, tal y como acabas de decir. ¿Cómo lo harías para trabajar y cuidar de tu hermano a la vez? La enfermera que he contratado tiene muy buenas referencias y está especializada en obstetricia y urología.

Ryeowook comprendió que ya estaba todo organizado.

—Y supongo que mi hermano podrá disfrutar de todo eso si accedo a acompañarte hoy mismo a Corea y a jugar a la familia feliz durante la conferencia.

Yesung se encogió de hombros.

—Me estás chantajeando, me estás castigando y estás castigando a mi hermano también.

—El único culpable de esa portada eres tú —le espetó Yesung—, pero deberías saber sacarle provecho. Gracias a ella, tu hermano tendrá el tratamiento médico que necesita, una casa lujosa y alguien que lo cuide. ¿Es eso un castigo? ¿Serías capaz de negarle todo eso?

—Claro que no —contestó Ryeowook al borde del llanto.

¿Cómo iba a soportar estar más del tiempo estrictamente necesario junto a aquel hombre?

—Creo que no hace falta que nos prestes tu casa. Ahora que Hyukjae ha aparecido, va a ayudar a mi hermano, así que encontraremos otra casa y con su sueldo y el mío...

—¡Dios! —le espetó Yesung furioso ante tanto teatro—. ¿Has echado   cuentas? ¿Sabes cuánto cuesta vivir en el centro de Japón durante cuatro meses? ¿Sabes cuánto cuesta ese médico?

Ryeowook negó con la cabeza. Le daba vergüenza admitir que todavía no se había atrevido a preguntarlo porque sabía que la cifra iba a ser astronómica.

Yesung se sacó un papel del bolsillo y se lo entregó, Ryeowook palideció al ver la cifra.
Era mucho peor de lo que esperaba.

—Eso es lo que cuesta la consulta básica durante un mes, pero no incluye ningún servicio extra y, por supuesto, no incluye futuras operaciones ni alojamiento ni comida ni nada. Tener un hijo resulta caro, pero, si el appa necesita constantes cuidados, es mucho peor.

Ryeowook se dejó caer en el sofá y Yesung se sentó también.

—El ingenuo de Hyukjae se cree que es el padre del bebé de Donghae y quiere jugar a las familias felices...

Ryeowook sintió como si le hubieran dado un puñetazo en la boca del estómago.

—Puedes creer lo que quieras, pero algún día tendrás que reconocer que te habías equivocado.

—A ustedes se les da muy bien manipular a los hombres. Te voy a decir lo que pasó. Es cierto que tu hermano y mi hermano estaban liados, pero Hyukjae se fue. Entonces, él se lió con otro tipo, se quedó embarazado y vio la oportunidad perfecta.

Ryeowook abrió la boca para protestar, pero Yesung levantó la mano para interrumpirlo.

—Estoy dispuesto a perdonarlos.

«A cambio de ti».

—He hablado con mi hermano y está de acuerdo en esperar a que el bebé nazca para hacerse las pruebas de paternidad antes de casarse. Hasta entonces, consideraremos que están prometidos, compartirán casa y tendrán oportunidad de ver qué tal les va en la convivencia. Todo el mundo sale ganando.

Ryeowook no se dejó engañar por su tono conciliador. Sentía náuseas, pero también cierto alivio, pues era cierto que su hermano y Hyukjae eran muy jóvenes y no parecían preparados en muchos aspectos de la vida. De repente, Ryeowook tuvo la certeza de que tanto Yesung como él habían mantenido a sus hermanos entre algodones y les habían ocultado las verdades del mundo.

De pronto, se le ocurrió una cosa.

—¿Por qué no mencionaste en ningún momento a tu hermano? Sabías perfectamente que habían salido juntos.

Yesung volvió a ponerse en pie y comenzó pasearse por el salón.

—Porque, cuando llegaste gritando y acusándome, me di cuenta de que Donghae estaba intentando atraparme. No mencionaste a Hyukjae ni una sola vez. Evidentemente, tu hermano se dio cuenta de que podría sacarme mucho más a mí que a Hyukjae, pero, de repente, apareció mi hermano sumiso como un cachorro y dispuesto a aceptar su responsabilidad.

—Supongo que volvería porque mi hermano le dijo que estaba embarazado y decidió estar a su lado —contestó Ryeowook apesadumbrado—. Es increíble lo retorcido que puedes llegar a ser.

—No soy retorcido ni incrédulo sino simplemente realista. No quiero que la portada de ese tabloide se nos vaya de las manos. No quiero que se aprovechen.  La situación todavía se puede salvar. No quiero que los medios de comunicación se fijen en mí, no me interesa que me vigilen. Ahora que Hyukjae ha vuelto, estoy dispuesto a olvidar todo esto... de momento.

—Muy amable por tu parte.

Ryeowook lo miró desafiante y Yesung recordó que lo había visto durmiendo con los puños apretados.

—¿Y si no vuelvo a Corea contigo?

—¿De verdad lo quieres saber? Hyukjae cree que todo esto lo controla él, pero van a estar viviendo en mi casa y el dinero que se va utilizar para pagar el tratamiento v la recuperación de Donghae va a ser mío. Por lo visto mi hermano se ha olvidado de todo eso. No hace falta que te diga que, en cualquier momento, esa casa y ese dinero podrían dejar de estar a su disposición.

—¿Serías capaz de hacer eso para vengarte de Donghae y de mí?

Yesung apretó los dientes.

—No te pongas así, Ryeowook. Le estoy ofreciendo todo lo que puedo a tu hermano, incluido el poder vivir con Hyukjae. Tú lo único que tienes que hacer es venirte a Corea conmigo y ser mi invitado...

«Y mi amante».

Yesung sabía perfectamente que no iba a poder reprimirse, que, si Ryeowook accedía a irse con él a Corea, no iba a poder mantener las manos quietas. A lo mejor, Ryeowook no se había dado cuenta todavía, pero la atracción entre ellos era mutua.

—Claro —comentó Ryeowook enfadado—. Mientras yo esté contigo, tendrás vigilado a mi hermano para que no te robe la plata de la familia.

Yesung sonrió.

«Exactamente. Ninguno de las dos podrá hacer nada sin que yo me entere», pensó.

—Querido, mi familia no tenía plata. Lo que hay en mis casas me lo he ganado yo con el sudor de mi frente.

Aquellas palabras hicieron que Ryeowook lo mirara confuso ¿Qué quería decir? ¿Qué más daba? Le imanaba un bledo lo que quisiera decir.

Yesung agarró su chaqueta, se la puso con elegancia v avanzó hacia la puerta.


—Me tengo que pasar por mi oficina de Japón encargarme de un par de asuntos. Vendré a buscarte esta tarde a última hora. Nos vamos a Seúl esta noche para estar en Jeju mañana. Ten el equipaje preparado  —le  indicó—. Bueno, la verdad es que es mejor que no hagas ningún equipaje. Ya compraremos la ropa que necesites.

Ryeowook abrió la boca indignada, pero Yesung no lo dejó hablar.

—Vendré a buscarte a las siete. Te advierto que no voy a llamar al timbre. Te esperaré durante cinco minutos. Tú verás si te quieres arriesgar o no a declinar mi invitación.

Y, dicho aquello y sin mirar atrás, abrió la puerta y la cerró tras él.

Mas tarde, exactamente a las siete, Ryeowook tenía una mano en el pomo de la puerta y de la otra colgaba una pequeña bolsa de viaje.

Oía el motor del coche que lo esperaba fuera. También oía el reloj. Los segundos y los minutos iban pasando y la desesperación se iba apoderando de él a pasos agigantados.

Le hubiera gustado poder parar el tiempo, soltar la bolsa, meterse en la cama y olvidarse del mundo y de Kim Yesung, pero se había pasado por el hospital y había visto a Donghae y a Hyukjae, muy enamorados, encantados de estar juntos, con muchos planes, felices ante la idea de irse a vivir al centro de la ciudad.

Por primera vez en su vida, su hermano no lo necesitaba, así que su suerte estaba echada. Había llegado el momento. No podía permitir que su hermano tuviera que vérselas con Yesung, así que tomó aire y abrió la puerta.

Lo estaba esperando el coche que ya conocía. Una de las puertas traseras se abrió desde dentro. El conductor se bajó y Ryeowook vio una figura sentada en el asiento de atrás.
Aunque se estremeció, se obligó a andar.

Yesung había hecho un gran esfuerzo para no salir del coche. Habían pasado cinco minutos. Cuando ya casi creía que Ryeowook no iba a ir con él y enfurecido ante la idea de que un joven lo estuviera haciendo sentirse así, como si estuviera caminando sobre un alambre, le había dicho al conductor que acelerara, pero justo en ese momento, la puerta se había abierto.

—Has tomado la decisión correcta —le dijo a Ryeowook cuando se sentó junto a él.

—No he tenido otra opción —contestó él.

El conductor cerró la puerta, dejándolos a solas en la oscuridad. Yesung se obligó a relajarse, a apartar la mirada de él y a concentrarse en el paisaje que veía por la ventana mientras el coche avanzaba.

—¿Cómo van a ser las cosas exactamente? —preguntó Ryeowook mientras el avión sobrevolaba Japón.

—Esta noche vamos a dormir en Seúl —contestó Yesung—. Tienes cita en una boutique por la mañana. No vamos a tener mucho tiempo para comprarte todo lo que vas a necesitar. Los invitados van a empezar a llegar en tres días.

Ryeowook lo miró orgulloso.

—Sabes perfectamente que no puedo permitirme el lujo de comprarme un vestuario nuevo. Te pido que la ropa que elijas sea normal. De lo contrario, tardaré una eternidad en devolverte el dinero.

—No te preocupes por el dinero.

—¿Cómo no me voy a preocupar? Es un gasto innecesario.

—No, no lo es —contestó Yesung mirándolo con deseo. Ryeowook sintió que se derretía. —Al ser mi pareja, se supone que tienes que mantener un cierto estatus.

Ryeowook se acordó del joven con el que lo había visto en las escaleras del hotel. No quería ni imaginarse los vestidos que se suponía que se iba a tener que poner.

—Un joven amigo mío va a cuidar de ti —comentó Yesung—Tiene ochenta años,  para que lo sepas —añadió al ver que Ryeowook había creído que sería uno de sus amantes

—¿Y qué quieres que piense con la fama que tienes? —le espetó confirmando sus sospechas—. Además, todo el mundo va a creer que soy tu última adquisición, así que no me vengas ahora queriendo hacerte el noble.

—Después de lo que hiciste, ¿qué ibas a esperar? —contestó Yesung, a quien se le ocurrían otras formas de hacerle callar la boca.

Ryeowook decidió no discutir y, desde luego, no iba a volver a cometer el error de ponerse en pie en el avión.

—Te recuerdo que fuiste tú quien me besó.

—¿Y qué querías que hiciera? ¿Querías que te dejara decir a voz en grito que era el padre del bebé de tu hermano, que estaba en un hospital en Japón cuando yo no sabía nada de eso? Tenía que hacerte callar de alguna manera.

Ryeowook se echó hacia atrás en su asiento y, de pronto, sintió que se desinflaba. De alguna manera, saber que Yesung lo había besado con premeditación le había dolido. También lo había besado el día anterior, pero lo había mirado con frialdad a continuación, como si estuviera realizando un experimento, como si su mundo, a diferencia del de Ryeowook, no hubiera estallado en llamas.




3 comentarios:

  1. Algun dia todo lo malo que le haces a Wook se te devolvera y te dolera YeyoAntonio...

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  2. La verdad que amable yeye por darles el derecho de la duda a tu hermano y y a el lindo pecesito y de paso ATAS a wookie

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  3. A Ryeowook ya le está costando esa impulsividad que lo llevo a buscar a Yesung solo,con lo que Hae le dijo en un momento de lucidez...
    Pero es entendible,su hermano y su sobrino al borde de la muerte,él sin un peso y con el dato de que "el padre" de su sobrino,tiene los medios para ayudarlos...cualquiera haría lo mismo.

    Yesung está casi convencido de que Hyukjae no es el padre de ese bebé...aparte insiste en que Hae y Wook solo les quieren sacar dinero a como de lugar...no ve que su hermanito está completamente enamorado y que Hae como Wook no quieren nada más lo que cada un anhela....Hae quiere a Hyuk para poder seguir y Wook quiere que Hae este bien...de topes en la pared que se a a dar Yesung cuando vea las cosas como son...la realidad...al menos,y le voy a dar a Yesung un punto porque,apesar de lo que cree,mientras los está ayudando con lo del hospital,la casa y el doctor para Hae.

    Aunque el mismo Yesung está labrando un camino del cual después no podrá salir ni queriendo...pero tampoco es tonto,al mismo tiempo se está dando un gustazo con Wookie *0*
    Ya le robo dos besos y le metió mano una vez...va subiendo de nivel,ahora lo tendrá de prometido *0*

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...