Ride With Me- Capítulo 1



—Cariño, lo único que estoy diciendo es que espero que no estés ahí solo, compadeciéndote de ti mismo.

Park Leeteuk se colocó el teléfono debajo de la barbilla y después, se secó los ojos y se sonó la nariz, lo más silenciosamente que pudo. Sí, se estaba compadeciendo de sí mismo, pero su madre no tenía por qué saberlo.

—Cariño, ¿estás ahí?

Leeteuk se volvió a acercar el auricular a la boca.

—Sí, mamá. Estoy aquí.

—¿Te encuentras bien? Tienes una voz muy rara, cariño.

Leeteuk sintió que le ahogaba un sollozo y se apresuró a cortar la comunicación un momento. Se sonó la nariz y después, en vez de tomar la copa de champán que tenía delante, bebió directamente de la botella.


Le encantó el sabor y el modo en que las burbujas bajaban haciéndole cosquillas por la garganta. En realidad no era raro que supiera bien porque era un champán francés de la mejor calidad. Leeteuk lo había comprado el pasado otoño, junto con un par de copas, al poco de conocer al cerdo de Seunghyun. Las había comprado porque estaba segura de que un día u otro Seunghyun le pediría en matrimonio. Se había imaginado a sí mismo brindando con él para celebrar su compromiso.

Pero Seunghyun nunca llegó a pedirle que se casara con él y aquella rata ya hacía tiempo que había salido de su vida, así que para celebrar su cumpleaños había decidido beberse entera la prueba evidente de su estupidez. Además, en cuanto vaciara la botella, la estrellaría contra el suelo, junto con las dos copas.

—¿Leeteuk? Leeteuk… —había vuelto a recuperar la comunicación con su madre, que lo llamaba casi con desesperación.

—Creo que ha habido algún problema en la línea, mamá.

—Ah, era eso.

—Me parece que sí.

—Bueno, te estaba diciendo que no quiero que te amargues. Treinta y tres años no son tantos. Estoy segura de que éste será el año en que encuentres a tu media naranja.

Leeteuk tuvo que reprimir otro sollozo. Durante la pasada década su madre le repetía lo mismo cada primero de julio, día de su cumpleaños.

Su madre continuó hablando.

—Ya sabes que tu familia te quiere y que estaríamos todos contigo en este día tan especial, sí pudiéramos. Pero tus hermanos tienen ahora que ocuparse de sus propias familias. En cuanto a Boom y a mí, bueno, hemos estado muy ocupados últimamente —Lee Boom era el segundo marido de Lee Park Inyoung. Se habían conocido en un bingo hacía tres años y contraído matrimonio unos meses después—. Estamos volviendo a decorar la casa, ¿no te lo había dicho?

Al oír mencionar a su madre la decoración, Leeteuk echó un vistazo a la cocina, donde se encontraba. Seunghyun lo había dejado hacía siete meses y para evitar deprimirse se había puesto a cambiarle la decoración. Le había quedado preciosa, pero no le ayudaba en mucho, porque las cocinas tenían que tener niños correteando por ellas y maridos preguntando qué había para cenar.

—Leeteuk, ¿estás ahí?

—Sí, mamá, aquí estoy. Me estabas diciendo que has cambiado la decoración de la casa…

—La sala de estar ya está terminada. La hemos puesto en tonos malva y azules. Es de lo más acogedora y a la vez tiene mucho estilo. A Boom le encanta…

Inyoung siguió hablando de Boom, su casa de cuatro habitaciones y las reformas que estaban haciendo en ella. Leeteuk dejó de escucharla, se sirvió un poco más de champán y lo bebió entre «Umms», para que su madre pensara que estaba prestando atención a su monólogo, sin dejar de limpiarse las lágrimas que se empeñaban en empañarle los ojos.

Desde la calle le llegó el sonido de una potente moto que aparcó en el aparcamiento de su casa. Leeteuk se encogió de hombros. Su cafetería estaba ya cerrada así que no pasaba nada porque aparcara alguien unas horas en su aparcamiento.

—Y te he enviado algo especial, ¿lo has recibido?

Leeteuk se dio cuenta de que la pregunta de su madre requería una respuesta compuesta de palabras.

—No, mamá. Todavía no.

—¿Tienes catarro, Leeteuk? Parece como si tuvieras la nariz atascada.

Leeteuk aprovechó para sonarse sin disimulo.

—Sí, mamá. Ahora que lo mencionas, he debido pillar un resfriado.

—Cuídate, cariño.

—Lo haré.

En aquel momento alguien llamó a la puerta de la cocina, que daba al aparcamiento.

—Tómate ese medicamento que se disuelve en agua y sabe a limón. Va de maravilla. Boom tuvo un resfriado la semana pasada y…

—Escucha mamá, alguien está llamando a la puerta y tengo que ir a abrir.

—Pero, Leeteuk…

—De verdad que tengo que dejarte.

—Bueno, cuando recibas el paquete llámame.

—Lo haré. Te quiero.

Leeteuk colgó el teléfono y volvió a tomar la copa de champán.

Llamaron a la puerta de nuevo.

Dio un trago de su copa, saboreó el champán y dudó en contestar.

Pensó que no había razón para molestarse en hacerlo porque seguramente sería Kang Sora, su mejor amiga, que ya le había dicho que se pasaría en cuanto terminara de trabajar. La apreciaba de veras, pero en aquel momento no se sentía con ánimo para ver a nadie. Posó el vaso y se entretuvo en leer la etiqueta de la botella.

Pero entonces volvieron a llamar, esta vez con mucha insistencia, así que suspiró y se levantó para abrir.

—Escucha, Sora —empezó a decir antes de abrir—, la verdad es que no me apetece… —la frase murió en sus labios al darse cuenta de que no era Sora.

Se trataba de Kim Kangin, cuya madre, Park Seyoung, era la persona que ayudaba a Leeteuk en la cafetería. Se dio cuenta entonces de que el potente motor que había oído momentos antes pertenecía a la Harley de Kangin.

—Ah, hola —trató de esbozar una sonrisa amable, mientras se limpiaba una lágrima.

Kangin no le devolvió la sonrisa y no pudo ver sus ojos porque los tenía ocultos tras unas gafas de espejo. Su aspecto respondía, como era habitual en él, a una perfecta definición de hombre peligroso. Vestía unos vaqueros y una cazadora de piel y en su oreja derecha llevaba un pequeño diamante.

—Lamento molestarte, pero llamé a la cafetería y no me respondió nadie —le dijo con aquella voz suya tan personal.

—He cerrado más temprano de lo habitual.

Aunque no podía verle los ojos, tuvo la sensación de que lo observaba con extrañeza. Pensó que tal vez fuera por la cara de haber llorado que tenía o por la botella de champán que aún sujetaba en las manos.

—¿Te encuentras bien? —le preguntó de aquella manera tan dulce que le caracterizaba.

—Claro. Estoy fenomenal.

Se colocó la botella de champán debajo del brazo, sacó un pañuelo y se sonó la nariz.

Cuando terminó vio que Kangin se había metido las manos en los bolsillos de sus desgastados vaqueros, y miraba hacia otro lado, nervioso.

Al darse cuenta, Leeteuk se volvió a sonar y reprimió una sonrisa. Kangin era toda una leyenda entre los moteros que normalmente se congregaban en la taberna local. Le llamaban el Jinete de Medianoche. Incluso los que eran como él lo consideraban un ser solitario, un inconformista. Todos le respetaban, le tenían por alguien importante.

Pero estaba claro que no tenía ni idea de cómo tratar a un joven llorando.

Por alguna razón el hecho de haberle puesto nervioso le hizo confiar en él y pensó que no había motivo alguno para no dejarlo pasar, en vez de estar hablando en la puerta, a pesar de que la voz de su madre resonaba en su cerebro diciéndole que no debía dejar entrar en su casa a aquel ángel del infierno.

Leeteuk se guardó el pañuelo y agarró mejor la botella de champán.

—Vamos, ¿por qué no entras?

Al principio no se movió, sino que se limitó a mirar a su alrededor como si olfateara alguna trampa. Leeteuk pensó que iba a rechazar su invitación, pero le vio encogerse de hombros y cruzar el umbral. Una vez dentro miró con cautela a uno y otro lado como un animal salvaje al que se acaba de encerrar.

Leeteuk cerró la puerta y le señaló la mesa de roble francés que tenía en la cocina, rodeada de cuatro sillas.

—Siéntate.

Kangin negó con la cabeza.

—Sólo estoy buscando a mi madre. Pensé que tú sabrías dónde está.

—No la he vuelto a ver desde la una, más o menos. Como no había clientes le dije que se fuera a casa —pasó a su lado y se acercó al mostrador de la cocina, donde llenó la otra copa de champán de la botella que tenía en la mano, y sintiéndose travieso y desafiante le ofreció la copa—. ¿Champán?

Kangin se quedó muy quieto y como no podía verle los ojos, que le tapaban las gafas de espejo, no tenía ni idea de lo que podría estar pensando. Simplemente le miró o al menos eso creyó Leeteuk, durante largo rato.

Al final no pudo soportar aquel silencio y le empezó a temblar el labio. Se lo mordió para que se detuviera y le tendió la copa de nuevo.

—Acéptala, por favor.

—¿Por qué?

—Quiero que brindemos.

Le vio levantar una ceja por encima de las gafas de sol.

—¿Por qué quieres brindar?

—Por… la vida de solteros.

—¿Y qué tiene de maravilloso estar soltero? —preguntó él.

De repente, Leeteuk dejó de sentirse desafiante y empezó a sentirse desgraciado por su vida, por él mismo, en definitiva por todo. Pero al mismo tiempo lo suficientemente imprudente como para decirle la verdad.

—Estar soltero no tiene nada de bueno, pero tal vez si brindo por ello, consiga no sentirme tan desgraciado.

Se quitó las gafas de espejo y se las colgó de uno de los bolsillos de su cazadora de cuero.

Por primera vez consiguió ver sus ojos. Eran negros y muy hermosos acorde con el color de sus cabellos.

—Has tenido un mal día, ¿verdad? —le dijo, sonriendo por fin.

La risa que se le escapó a Leeteuk estuvo bastante cercana al llanto.

—Malo no es lo bastante fuerte como para definirlo —se detuvo un momento—. Es mi cumpleaños.

—¿Cuántos?

—¿Pero tú te crees que se puede preguntar eso?

—Probablemente no, pero me parece recordar que en el colegio estabas algunos cursos por delante de mí —le dijo, con una sonrisa.

—Vale, vale. Restriégamelo.

—Bueno, ¿cuántos cumples?

—Treinta y tres.

Leeteuk miró la copa de champán que aún sostenía.

—Mira, si no te la vas a beber…

—¡Demonios! —en dos zancadas se plantó a su lado y le quitó la copa de las manos.

Leeteuk parpadeó y lo miró. Realmente imponía, sobre todo teniéndolo tan cerca. Era muy ancho de hombros y unos brazos, duros como piezas de granito emergían de la camiseta con las mangas cortadas que llevaba puesta. Encima de la camiseta llevaba una cazadora de cuero con miles de cremalleras y bolsillos. Su cinturón y botas también eran de cuero y además llevaba unos guantes sin dedos de motorista del mismo material. Leeteuk pensó que podía oler la piel, lo que resultaba muy extraño, porque minutos antes no podía oler absolutamente nada de lo atascada que tenía la nariz.

Kim Kangin parecía ser el tipo de hombre que podía curar a cualquiera de sinusitis tan solo con tenerlo muy cerca.

Una cruz de plata colgaba de su pecho. Leeteuk la observó y pensó que debía estar asustado por encontrarse a solas con él en casa, pero en realidad no le asustaba. Tal vez se debiera a que conocía muy bien a Seyoung, su madre, y sabía cuánto lo quería y como contaba con él. O tal vez a causa de Sungmin, su pequeño hermanastro, mucho menor que él, que lo adoraba.

Se dio cuenta de que le estaba mirando y en ese momento tendió la copa de champán que acababa de tomar de sus manos.

—¿Dónde está la tuya?

Señaló la mesa que tenía detrás; él se dio la vuelta y tras alcanzar la copa de Leeteuk se la entregó. Después levantó muy alto la suya.

—Por ti. Que tengas un feliz cumpleaños, Park Leeteuk.

—Gracias, Kim Kangin —bebieron los dos a la vez hasta que vaciaron las copas.

Kangin le tendió la suya y Leeteuk la llenó hasta el borde. Después se sirvió más también.

Propuso un segundo brindis.

—Por ti, para que encuentres lo que deseas, sea lo que sea —esperó a que bebiera con él.

Leeteuk se decidió a darle algunas pistas sobre su tipo de hombre.

—Me gustaría que fuera guapo, amable y que tuviera un trabajo fijo y ganas de casarse.

Kangin se echó a reír al oírle. Volvieron a beberse toda la copa y Leeteuk le tendió la botella, ofreciendo llenarle la copa.

Pero al ir a servirle se dio cuenta de que estaba vacía. Lo lamentó y sugirió:

—Creo que tengo una botella de brandy debajo del fregadero.

Kangin negó con la cabeza y dejó la copa encima de la mesa.

—Me tengo que ir.

—No sé por qué tenía la impresión de que ibas a decir eso —dijo con tristeza. Le vio observarlo largamente, de esa manera tan suya y contó hasta cinco, esperando a que dijera algo y como no lo hizo se respondió él mismo—. Sabía que ibas a decir eso por que es lo que siempre me dicen todos “Me tengo que ir” o “Leeteuk, no insistas, te he dicho que me tengo que marchar”.

Le observaba con detenimiento como tratando de estudiar su personalidad.

—Vamos, estás exagerando.

—No exagero —dejó la botella de champán encima del mostrador de la cocina y volvió a mirarlo—. Auyento a los hombres. Todo el pueblo sabe que me quiero casar y tal vez por eso huyen de mí. Nadie se casará nunca conmigo. Me quedaré soltero el resto de mi vida —no había posado la copa y gesticulaba acaloradamente con ella en la mano—. Todos mis hermanos están casados. Mi madre en segundas nupcias y han abandonado la ciudad, dejándome solo, con mi pequeña cafetería y mi acogedor apartamento de dos habitaciones, lleno de sueños muy sencillos, en los que tan sólo añoro tener una familia, pero que nunca se van a hacer realidad. Es patético. Yo soy patético —tendió los brazos hacia delante y se miró el cuerpo—. Mírame.

Kangin permaneció callado, como de costumbre. Después de un rato mirándose la camiseta blanca y los pantalones cortos que llevaba puestos, alzó la cabeza y sus ojos se encontraron con los de él. Algo muy cálido le recorrió el cuerpo por un momento, pero desapareció con la misma rapidez con que había aparecido.

Leeteuk tragó saliva y se dijo que no era nada, tal vez sólo el efecto de un exceso de champán en su sangre.

El silencio había empezado a ser incómodo y Leeteuk decidió acabar con él.

—Bueno, ahora que me has echado un buen vistazo, dime que tengo de malo.

—No tienes nada de malo. Se te ve muy bien.

Le miró, pero pronto frunció el ceño al darse cuenta de que estaba haciendo el ridículo. Miró al techo de la cocina, decorado con motivos vegetales.

—¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo?

—¿Qué quieres decir?

Le miró a los ojos.

—Te he hecho beber champán conmigo y te he contado cosas que no te interesan en absoluto. Debo tener escrita la frase “joven desesperado” en la frente.

Por un momento pareció incómodo.

—Bueno, no te preocupes.

Se apoyó en el mostrador de la cocina y pasó el dedo por el borde de la copa que tenía en la mano.

—Sé muy bien que he dicho un montón de tonterías, lo que pasa es que no me lo vas a decir, porque eres un caballero —Kangin se echó a reír y al oírlo Leeteuk sonrió, sorprendido—. ¿He dicho algo gracioso?

—No, lo que pasa es que no estoy muy acostumbrado a que me llamen caballero.

—Bueno, pues deberías porque eso es lo que eres —dejó de apoyarse en el mostrador y se puso derecha—. Antes has dicho que no encontrabas a Seyoung.

—Sí.

—¿Ha estado Min contigo?

Kangin asintió.

—Hemos estado de acampada el fin de semana.

—Lo sé, Seyoung me lo dijo. He echado de menos a Min en la cafetería.

A Min, que tenía once años le encantaba estar en la cafetería, charlando con los dientes o ayudando cuando lo dejaban. Además algunas tardes cuando terminaba de trabajar recibía su visita. A Leeteuk le encantaba estar con él porque había crecido en una casa llena de jóvenes hermanos y le gustaba tener a otros jóvenes cerca de él. Solían ver la televisión juntos e incluso lo había ayudado con la decoración de la cocina.

Leeteuk preguntó:

—¿Está en casa?

—Sí —Min y Seyoung vivían en una casita que les había comprado Kangin, muy cerca de allí—. Lo he dejado durmiendo en el sofá. ¡Pobre crío!, ayer lo tuve todo el día montando en bicicleta. No volvimos a casa hasta tarde y como esta mañana tenía trabajo en mi cabaña no lo he podido traer hasta ahora —Kangin poseía un taller de construcción y reparación de máquinas y vivía en una cabaña que tenía al lado—. Tengo que regresar al taller, pero no quiero dejar a Min solo en casa sin saber dónde está mamá.

—Antes de marcharse dijo que las calabazas de la montaña estaban ya maduros. Al parecer a Min le encanta la tarta de calabaza.

Kangin tomó las gafas de sol.

—Gracias, iré a ver si la encuentro.

Leeteuk le observó mientras volvía a ocultar sus preciosos ojos y recordó todas las historias que se contaban sobre él. Había sido un chico muy rebelde, siempre metido en problemas.

Lo peor había sido aquel escándalo de la violación, cuando Kwon Hakyeong le pilló en la cama con su joven hijo. Un asunto muy feo, complicado además por el hecho de que el hermano de Hakyeong había estado casado en segundas nupcias con Seyoung.

La mayoría de la gente de la ciudad lo había definido como peligroso y malo.

Pero dijeran lo que dijeran, para él Kangin era una buena persona que lo había escuchado pacientemente mientras se compadecía de sí mismo. Además era tan responsable con su familia…

Leeteuk se oyó a sí mismo preguntar:

—¿Sabes dónde está la mejor zona de calabazas? —Kangin negó con la cabeza y entonces Leeteuk posó su copa en la mesa—. Vamos, te lo enseñaré.

Tal como imaginara, había dejado su enorme moto en el aparcamiento de la cafetería.

Kangin se puso el casco y dijo:

—Vamos, sube.

Leeteuk suspiró y pensó que aunque ahora sabía que Kangin era un buen chico, eso no quitaba para que no le apeteciera que lo vieran subido en su moto, porque en una ciudad tan pequeña como aquella daría lugar enseguida a todo tipo de rumores.

—No, no tengo casco —aunque no podía verle los ojos sabía que él conocía la verdadera razón por la que no quería subir a la moto. Sin embargo no le dijo nada—. Podemos caminar —se apresuró a añadir, sin atreverse a mirarlo—. No está tan lejos y además no podrías llegar en moto hasta allí mismo. Vamos —empezó a caminar y se sintió aliviado al sentir sus pasos tras de él.

Hacía fresco para ser el mes de julio y más cerca del río, pero para Leeteuk hacía un calor pegajoso y el pelo se le estaba pegando a las sienes. Mientras caminaba Leeteuk no se olvidaba nunca de sujetar las ramas para que no golpearan a Kangin que iba detrás, y de vez en cuando se paraba para llamar a Seyoung. Pero nadie contestaba.

—Ya queda poco —dijo a Kangin para animarlo cuando ya estaban terminado de subir una colina. Por desgracia continuó caminando sin mirar hacia delante primero y se tropezó con una raíz que estaba al descubierto y fue a caer sentado en el suelo.

—¿Estás bien?

—Se me va a poner morada la parte donde nunca me da el sol, pero sobreviviré —gruñó, frotándose la zona dolorida—. Vaya, uno de estos días aprenderé a mirar donde… —le vio mirándole callado, como siempre, con una media sonrisa en los labios—… pongo los pies.

No pudo seguir hablando, pero tampoco le importó. Sentía algo demasiado especial en aquel momento como para molestarse en hablar.

De repente el aire se había vuelto más cálido, más dulce y parecía como si Kangin… llenara el mundo. Podía oler el cuero y el polvo y no pudo evitar fijarse en la mancha de sudor que tenía en la camisa. Quiso tocarle y comprobar si su piel era tan suave como parecía, lamerle el sudor…

Leeteuk se estremeció al darse cuenta de lo que estaba pensando porque a él esas cosas no le habían interesado nunca demasiado. Por supuesto había salido con muchos chicos durante todos aquellos años de búsqueda infructuosa de marido, pero no se había acostado con ninguno de ellos excepto con aquel gusano de Seunghyun, que ya se había encargado antes de desaparecer de dejarle bien claro que era nulo en ese terreno.

Debía reconocer que así era. A pesar de haber tratado de convencer a Seunghyun y a sí mismo de que disfrutaba en la cama, como cualquier joven moderno, le parecía que se sudaba demasiado y que además Seunghyun hacía unos ruiditos muy desagradables. A veces el único modo de soportar aquello era pensar en la decoración que pondría cuando se casaran y tuvieran su primera casa. O en si sería pretencioso poner las iniciales de ambos en las toallas.

Pero en aquel momento no le importaban nada de decoración. Su propio sudor le parecía erótico y pensaba que el de Kangin olía de maravilla. Incluso el aire parecía tener un aroma especial. Sentía el cuerpo pesado y muy ligero a la vez.

Pensó que debía ser el champán, aunque en realidad sabía que no era verdad, porque el paseo había hecho que la nebulosa que sentía en la cabeza en su apartamento hubiera desaparecido. Estaba sobrio y muy excitado.

Kangin dijo:

—Venga —seguía sonriendo y le miraba a los ojos—. Mira a ver si te puedes poner en pie —le tendió la mano.

Leeteuk la tomó y como no se había quitado los guantes sintió de inmediato su mano envuelta en cuero y calor. Un estremecimiento le recorrió el cuerpo antes de ponerse de pie.

—¿Estás bien? —le preguntó él.

Leeteuk tosió antes de hablar.

—Sí, claro.

Le soltó la mano y, sonriendo como un idiota se sacudió el trasero con la mano y echó a andar la primera, tal y como le pedía él.

Continuaron en silencio. Todos los sonidos de la naturaleza le resultaban sensuales, incluso el croar de una rana o el zumbido de una abeja.

Se sintió ridículo. Al fin y al cabo no había pasado nada entre ellos. Se había caído y él lo había ayudado a levantarse. Punto final.

Encontrarían a Seyoung y cada uno se iría por su parte. La próxima vez que se encontraran le sonreiría educadamente y seguiría su camino. Ya estaban muy cerca de las calabaceras. De repente, al dar la vuelta a una curva pronunciada, Leeteuk no pudo dar crédito a sus ojos. En el suelo, delante de él, una mujer yacía en el suelo, a la sombra de un abedul.


Era Seyoung.

18 comentarios:

  1. pobre teuk sintiéndose tan mal en su cumpleaños menos mal que aparecié el mapache para aligerar un poco las cosas, creo que en algo va a cambiar la situación de todos si en verdad la mujer que encuentran es la mama de kangin .......
    gracias por el mp, esperaré tu próxima actu
    saludos ^^

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  2. Aigooo teuk solteron, pero si esta bn bueno!! Bno pero ya le llego su mero toro macho ahora si que se deje de cosas y borre sus experiencias pasasas poco agradables por que al parecer este hombre le va a poner bn claro todo ajjaja unnie kamsamnida x el capi lo ame!! Esperando con ansias la.conti nos leemos bye!!!

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  3. Miércoles que le pego mal el cumple a Teuk, mijo eso lo llamamos depresión por estos lados.
    Veremos que te depara el destino ahora que parace que la mamá de Kangin parecería que ya no está más y alguien tiene que encargarse de Min

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  4. nadie deberia pasar un cumpleaños asi tu tranqui ya te llego el remedio y tiene cara de mapache jajajaja
    lo ame q primer cappp
    atte: nicol_HKS

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  5. Quéé?
    No era shot?
    No me puedes dejar así!!!!
    Pero bueno, espero el siguiente.
    Qué hubiera sucedido si no hubieran encontrado a Seyoung?Creo q Teuk estaba a poco o nada de lanzarse a Kangin...bueno, para la próxima.

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  6. rosaliehale:
    Omo pero que intenso es Leeteuk aca, que ganas de conseguir marido, su madre tiene razon aun es joven y tiene chance de conseguir a alguien bien (aunque sus requisitos son un poco grandes). Ya vi unos ratros de quimica entre estos dos pero no me parece correcto que le de pena subirse en la moto con el solo por el qué diran.
    Muchas gracias por avisarme de tu actu =)

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  7. Se como se siente Teukkie, waa solo que yo no tengo alguien tan sexy cerca ni lo tendre a menos que me vaya a vivir a corea ahora, (jajaja si sueña), pero no pierdo las esperanzas como nuestro hermoso angel, de encontrar aquel que haga girar mi mundo, (ya lo hice se llama Hyuk y vive malditamente lejos sin contar que es un idol y nunca me vera, diablos debo dejar de seguir pensando), me encanto creo que seguire algunos consejos del angelito.

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  8. Apenas llevas un pedazo de historia y ya siento pena por Teukkie, solo espero que Kangin no sea igual a su antiguo novio.
    Gracias por el MP y esperare por ti en el siguiente capitulo, que ya te dije que esta pareja no es lo mio pero ya me empezó a gustar el fic.

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  9. ahh!! con esa descripcion de tukie del mapache me dieron ganas de darle...y no precisamente concejos!! ahh no me digas que la mama del mapachito la murieron!! ahhh noooooo lo vas a traumar y al pobre del conejito!! que mala!! esperare por el procimo cap!! hracias!!

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  10. Vampire13:

    En verdad quisiera enfocarme en la historia para hecer un comentario bien, pero POR SAN SIWON Y TODA SU SANTA CORTE CELESTIAL !MI AMADO KANGIN DE CUERO EN MONTO, ARETE Y TODO EL PAQUETE INCLUIDO! *¬* *rueda en el piso* SOY UNA CHICA MUY FELIZ EN ESTE MOMENTO POR LA IMAGEN hdg fvg yfdg gy.

    OK daré mi mejor esfuerzo para comentar... pobre de mi pato hermoso, como que nadie se quiere casar con el, yo me apunto *kangin la mira feo* ok no pero es que como pudo pasar esto. Lo bueno que Kangin lleva enamorado de ti hace tiempo (por lo menos yo lo quiero creer así) y mi querido Teuki el hombre te llama no lo niegues que bien que querías probar su sudor y luego lame... bueno ese no es el punto así que como que sacrifico el unir tu vida con el no es... HAAAA NO SALE KANGIN DE MI MENTE ES QUE ES TAN SEXY Y GUAPO HAHAAAA.

    NONNA creo que sabes cuanto me gusta el KANGTEUK en cuanto leí el prologo, es más desde que vi la imagen *se va a kangteuklandia* si soy muy feliz.

    Gracia espero impaciente los próximos caps.

    Saludos ^_^

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  11. Puff...he visto mi futuro en la vida de teuk T.T
    peto si me llego a encontrar a un kangin,bien valr la pena esperar.
    ay pero que feo,y luego la mamá hablandole y aventandole tal sermon,jode más.
    espero que la mamá de kangin se encuentre bien

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  12. Nyaa~~ ^~^
    Ya esperaba este capítulo desde que leí la introducción.
    Muy emotivo el principio, aww fue tan real el dolor de Teuk
    Diablos quien es el tipo feo que lo lastimo de ese modo...
    Vaya! a su edad hay que admitir que se ve muy joven y apuesto :3
    KangIn realmente me encanto con en esta nueva faceta,
    de apariencia ruda e interior cálido, el sueño de toda mujer XDD
    El final quedo interesante... aww que habrá pasado en la cosa de calabaza?!
    Gracias por el aviso, espero el siguiente.
    Un saludo, que estés bien :D

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  13. Nueva lectora!!

    Me gustó el prólogo, pobre Teukie sufriendo horrores por su soltería y justo en su cumpleaños, al menos llegó KangIn y su compañía sirvió para que Teukie descargará algo de su frustración aunque después se avergonzará y KangIn quién diría de un motociclista rudo que podría ser tímido xD

    Lo que sí me dejó muy sorprendida fue el final, ya quiero saber que pasa.

    Gracias por el Mp, nos leemos en el próximo capítulo.
    Bye ^^

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  14. AHAHAH pobre de mi segun yo!! tengo cuenta en google pero no recuerdo mi contraseña XD asi que sere anonima hasta nuevo aviso!! pobre Teukie sufre por no encontrar al amor de sus vida!! no solo quire un anillo en su dedo eso no es bueno!! por otra parte imaginarme a Kangin todo vestido de cuero con sus hermosos ojos negros!! fue genial yo creo que ya encontro el angel a la persona indicada!! solo espero que se de cuanta pronto!! que le paso a la madre de Kangin espero que nada malo!!
    muchas gracias por MP espero los siguientes capitulos besos!!

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  15. me encanto!!! pero sufro pobre mi teukie maldito ese que lo dejo!!! y como la pasa en su cumple abuuuuuuu me dio mucha penita T-T peeeeeeeero tenia que llegar kangin y su masculinidad xD, ya teukie ya cayo!!! y como no con semejante hombre *-*...
    me dejaste en suspenso con la mama de kangin :o
    nos vemos en otra actu unnie
    bye saranghe

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  16. tan bonito, jajajaja me dio risa como Teuk pensando que todos los sonidos son eroticos, pero bueno yo tambien pensaria lo mismo si fuera con appa :D, gracias por el Capi

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  17. Recién llego a comentar! A penas pude conectarme en la compu T.T
    Waaa!! Estoy comenzando a amar este fic!!!
    Que mal por Teukie, donde se encuentra ese tipo pa' ir a golpearlo!? Como se atreve a dejarlo ¬¬ bueno, mejor así podrá estar con Kangin kkk aun así, quiero golpearlo kkk
    Me encanta como es el personaje de Kangin es tan :Q____ Derrocha sensualidad!!!
    A quien encontraron y como?? o.o!
    Gracias por los MP!!
    Saludos y abrazos de oso!!! Hasta la próxima!

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  18. me encanta como es kangin, se que ayudara al sufrido de leeteuk, este chico tan bello y me lo abandonan que pasa en este mundo!!! bueno lo bueno sera que todo sera para q kangin se case con el, amo esto, enviame mensaje cuando actualices

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...