Choi Minho había entrado en este mundo sin muchas
perspectivas. Hijo bastardo de un infractor de la ley de carreras y una
stripper menor de edad de Bourbon Street, no era exactamente el que más
obedecía las leyes. De hecho, su consejero de la escuela intermedia lo había votado
como el candidato más probable para recibir la pena de muerte.
Pero una noche cuando Minho se había enfrentado a la
pandilla con quien andaba, el destino había cambiado su vida y enviado su ángel
de la guarda Dark Hunter, quien había tomado al chico de boca inteligente, lo
había limpiado, y dado un futuro real.
Ahora, nueve años más tarde, era un pre-estudiante de
leyes, y en lugar de jugar ruleta penal como su padre, era casi un ciudadano
respetable. Casi era la palabra correcta.
Todo gracias a Kangin de Tracia y Shindong.
No había ninguna cosa que no haría por ellos y era por
eso que estaba sentado en su coche, estacionado en un campo vacío poco después
de la puesta del sol, en lugar de estar con su último novio, poniendo una
sonrisa realmente grande en su cara.
Aún con el coche en marcha, hacia frío afuera. Un frío
húmedo y glacial que calaba los huesos y los hacia doler. Su termo de café se
había terminado, Minho sólo quería regresar a casa y descongelarse.
En lugar de eso, estaba esperando que llegara el refuerzo
de Kyuhyun por Mardi Gras, porque Yesung, habiendo pasado los últimos
novecientos años en Alaska, no tenía idea de cómo conducir un coche.
Aparentemente, los coches no eran el transporte de elección para los Dark
Hunter bloqueados por la nieve.
Maldita puta madre. Este era un acontecimiento por el que
podría haber esperado toda su vida.
–¿Minho, estas allí?
–Sí –dijo en el radio portátil que tenía en el asiento
del pasajero de su Jaguar que lo mantenía en contacto con el helicóptero–. ¿Cuánto
demoras en llegar?
–Cerca de dos minutos –dijo Mike.
Minho comenzó a escudriñar el cielo oscuro para ver el
helicóptero negro H-53E Sea Dragon Sikorsky. Era un helicóptero de largo
alcance, de tipo militar hecho a medida que los Escuderos a menudo utilizaban
para transportar a los Dark Hunter. El helicóptero era rápido y versátil, y
podía ser reabastecido de combustible en el vuelo. Y estaba acondicionado
especialmente para los Dark Hunter
Unos pocos Dark Hunter como Shindong poseían sus propios
helicópteros y los volaban cuando era necesario.
Minho había oído un montón de rumores a través de los
boletines de los Escuderos de la Web acerca de Yesung de Moesia, sobretodo que
era un sicótico. No estaba seguro qué tan precisa era esa información, pero en
unos pocos minutos lo sabría de primera mano.
–Oye –dijo, transmitiendo por radio al piloto–. ¿Qué tan
malo es él?
Mike resopló.
–Déjame exponértelo de esta forma. Si tienes una pistola,
entonces descárgala.
–¿Por qué?
–Porque si no lo haces, vas a dispararle a este idiota,
lo que sólo hará que se enoje aún más. Por una vez, realmente compadezco a los
Daimons.
Eso no sonó alentador.
–¿Qué? ¿Es peor que Shindong?
–Minho, toma mi palabra. Nunca has visto uno como éste.
Ahora sé por qué Artemisa y Shin lo encerraron en Alaska. Lo que no puedo entender
es por qué Artemisa quiere trasladarlo en medio de una población enorme. Mi
opinión, es como lanzar una granada en una gasolinera.
Oh, sí, sus tripas estaban anudadas ahora.
Minho esperó mientras el helicóptero aterrizaba en la
pista privada que Shindong usaba cuando hacía una visita. A un extremo del
campo había un edificio que parecía un hangar desvencijado. En realidad, era un
hangar moderno modificado, acondicionado con un sistema de alarma y puertas tan
gruesas que podían ser un refugio antiaéreo.
Shin había llegado con estilo el día anterior. Ahora Yesung.
Sí, Mardi Gras comenzaba a verse espeluznante.
Minho salió del coche y ajustó la radio en el auto, luego
se paró al lado del campo hasta que se detuvo el motor y las aspas dejaron de
girar.
Cuando todo dejó de moverse, el Escudero de mediana edad
salió del helicóptero.
–No te envidio esto –dijo el escudero mientras tiraba el
casco en el asiento.
–Vamos, deja de meterte conmigo. No puede ser tan malo.
Minho cambiaría de parecer tan pronto como diera su
primera mirada a Yesung de Moesia.
Yesung emergió por la puerta como Lucifer de su hoyo más
profundo, con un resentimiento tan grande, que Minho se asombró que hubieran
logrado conseguir que el helicóptero despegara.
Vestido todo de negro, Yesung traía puesto jeans, botas
de motorista Harley, y una remera con mangas, parecía completamente
inconsciente del aire húmedo y frío que hacía en la noche invernal de Nueva
Orleáns. Tenía un pendiente en su oreja izquierda, era una larga espada de
plata, con la empuñadura de una calavera y huesos cruzados.
Yesung salió con una risa sardónica. Su pelo lacio negro y
los ojos negro azabache estaban llenos de desprecio y odio. Minho estaba
acostumbrado a las malas actitudes, demonios él había sido destetado de eso.
Pero nunca había conocido a un hombre que tuviera una peor que Yesung.
Le recordaba a Minho, a los asesinos que su padre había
traído a casa. Frió. Insensible. Letal. Siempre que Yesung te miraba, sentías
que te estaba midiendo para el tamaño de tu ataúd.
Yesung afirmó su mano izquierda en el helicóptero, y se
reclinó adentro lo suficiente como para agarrar un gran bolso negro. Minho
clavó los ojos en la mano de Yesung con temor. Cada dedo, incluyendo su pulgar,
estaba cubierto por una garra larga, de plata articulada y se ladeaba en un
punto tan afilado que Minho supo que debía ser el arma de Yesung de elección. A
este hombre le gustaba derribar y ensuciarse con sus presas. Carajo, para Yesung,
que lo llamaran psicópata era un paso más.
–Bueno, si ya terminaste, ¿estás listo para irte?
Minho lamentó esas palabras tan pronto como Yesung lo
miró. La glacial, hostil mirada, le enfrió aún más que los vientos fríos.
–Dime alguna insolencia, niñito, y no habrá suficiente de
ti para atravesar un colador.
Minho no se asustaba fácilmente, pero esas palabras
dichas en un gruñido, con tanta sinceridad, realmente le hicieron dar un paso
atrás y por una vez mantuvo su gran boca cerrada.
Sin otra palabra, Yesung caminó hacia el coche, con la
gracia mortífera de un depredador, con los labios fruncidos en una permanente
mueca. Lanzó el bolso sobre el piso, luego entró y cerró de un golpe la puerta
del coche.
En ese momento, Minho lamentó seriamente haber comprado
un coche sin asiento trasero. No obstante, dada la naturaleza cruel,
imprevisible de Yesung, Minho preferiría más bien tenerle al lado y no detrás
de él.
El escudero que lo escoltó dejó escapar un suspiro de
alivio y lo golpeó en la espalda.
–Que los dioses te acompañen, niño. Juro que no me
gustaría estar en tus zapatos esta noche.
Minho nunca había sido excesivamente religioso. Pero
mientras caminaba a su Jaguar antracita, se reencontró con su religión una vez
más.
Él entró y arrancó el auto, luego fue hacia la ciudad. Se
suponía que debían encontrarse con Kyuhyun, Siwon, y Shindong en media hora. Carajo, éste iba a ser el paseo en coche más largo de su vida.
Apretó el acelerador aún más para alcanzar la velocidad que le satisfacía.
–¿Te gusta el rock? –preguntó.
La radio se apagó de golpe. Minho tragó mientras se daba
cuenta que uno de los poderes de Dark Hunter de Yesung era la telequinesia.
Cuando el radio del coche inesperadamente empezó a andar,
Minho realmente saltó. Oh, sí, Yesung era un sicótico hijo de puta y cuanto más
pronto lo sacara del coche y lo entregara a Shindong, más feliz seria Minho.
Kyuhyun aún pensaba en Sungmin mientras cruzaba el
Pedestrian Mall para encontrarse con Shindong. Miró calle abajo hacia donde
había encontrado a Sungmin la noche anterior, y sus tripas se anudaron. Cómo lo
extrañaba. Y eso era lo más loco de todo. Apenas lo conocía. El había barrido
con todo en su vida como un huracán, inflingiendo destrucción total y caos, y
todavía...
Suspiró. Sungmin había sido una agradable diversión. Pero
él tenía negocios que atender. Su salida con él estaba terminada. Nunca lo
vería otra vez.
Eso había sido todo.
A partir de este momento, Sungmin ya no existiría.
Sí, claro.
Kyuhyun ignoró la voz burlona en su cabeza. No tenía otra
alternativa que olvidarlo. Él había hecho un pacto siglos atrás y era un pacto
que honraría por el resto de la eternidad. Para él nunca habría una casa, una
familia, y más definitivamente no un esposo. Aún si no hubiese tomado el
juramento de Artemisa, esas cosas habrían estado prohibidas para él.
Además, le gustaba su vida como era. Tenía mucha
libertad. Tiempo para hacer lo que quisiera y bastante dinero para comprar
cualquier cosa que le atrajera.
La vida como un Dark Hunter era buena. Muy buena.
Entrando en la plaza, divisó a Shindong apoyado contra la
pared de un edificio con sus brazos doblados sobre su pecho. El alto guerrero
Atlante se separó de la multitud que escuchaba cantar a un artista callejero.
Con pelo púrpura metálico largo y lentes oscuros negros
bastante después de la puesta de sol, Shindong era un hombre difícil de
olvidar. Kyuhyun usualmente se refería a Shindong como T-Rex. El sobrenombre se
debía más a la presencia intimidante y carnicera que a su antigua edad.
Había algo verdaderamente extraño acerca del aura letal de
Shindong. Manaba de él como un tsunami peligroso. Y a juzgar por el espacio que
la multitud le había dado a T-Rex, Kyuhyun diría que él no era el único que lo
sentía. Su aspecto poco ortodoxo hacía que la gente lo dejara solo. Cualquier
cosa que fuera, nadie quería estar en el camino de este hombre.
Shindong volteó su cabeza.
Aun con los lentes oscuros cubriéndole los ojos, Kyuhyun
supo que T-Rex había clavado los ojos en él. Kyuhyun dio una risa corta en
tanto advertía el nuevo agregado facial de Shindong. Un clavo de plata en la
nariz.
T-Rex tenía dos inclinaciones muy extrañas: siempre
encontraba nuevos lugares para perforar su cuerpo, y el color de su pelo
cambiaba más rápido que el clima imprevisible de Louisiana.
T-Rex también tenía la extraña cicatriz de una mano que
iba y venia en su cuello. Nadie estaba seguro si la cicatriz era real o si era
un truco extraño para desconcentrarlos, que Shindong usaba.
Al guerrero antiguo le parecía divertido tener a las
personas adivinando acerca de él. Era incluso más privado que Kyuhyun y eso
decía bastante.
Shindong recuperó su mochila negra de cuero de ante, la
cual tenía un logotipo de anarquía de la calle. La lanzó sobre su hombro, y
luego lanzó unos pocos billetes a la caja de la guitarra del músico y se
dirigió hacia él.
Varios miembros de la muchedumbre se tensaron. Era
irónico, de verdad, ya que Shindong era la última persona en la tierra que
alguna vez dañaría a un mortal. Era el protector más viejo que el género humano
tenía.
Mientras Shindong se acercaba, Kyuhyun inclinó su cabeza
hacia el pelo púrpura de Shindong.
–Sabes, pienso que tengo que dejar de llamarte T-Rex y
empezar a llamarte Barney. Una esquina de la boca de Shindong se elevó.
–No empieces conmigo, Celta –él pasó una mirada divertida
sobre los pantalones de cuero de Kyuhyun, y la campera. –Encantado de verte
completamente vestido para la ocasión.
Kyuhyun hizo una mueca ante el significado subyacente de
sus palabras.
–Kangin habló de mí, ¿no?
–Oh, sí, la parte de la toalla rosada fue mi favorita.
Kangin pagaría por esto cuando Kyuhyun lo agarrara.
–Juro... ¿Minho lo sabe?
Shindong sonrió con una sonrisa verdadera que mostró un
pequeño pedacito de sus colmillos. «Demonios, estaba jodido».
Oh, que infiernos. Había valido la pena. Pasar la tarde
con Sungmin era más que recobrarse de cualquier vergüenza.
T- Rex miró sobre su hombro como si sintiera algo, y una
esquina de su chaqueta de cuero se deslizó de su garganta para mostrar que la
impresión de la mano desaparecía otra vez. Kyuhyun siguió su mirada y vio a Siwon
acercándose. Él sólo se había encontrado con el general romano una sola vez,
cuando Siwon había llegado a asumir los derechos de Dark Hunter de Kangin.
Siwon miró la campera de Kyuhyun y su colgante, y dijo con
desprecio: «Celta», dejando saber a Kyuhyun que la amistad con este Dark Hunter
era tan probable como encontrar una plaza de estacionamiento para un tanque en
Bourbon Street durante Mardi Gras. Y pensar que estaba condenado a pasar la
eternidad en Nueva Orleáns con este pelmazo. Como Minho diría, «Maldita puta
madre».
Vestía pantalones plisados negros, mocasines, cuello de
tortuga, y un abrigo largo de cachemira. Si uno no lo conociera mejor,
parecería ser un abogado adinerado, no un ejecutor de Daimons.
Y era todo lo que Kyuhyun podía hacer para no reírse al
ver lo fuera de lugar que quedaba Siwon parado al lado de él, y más
especialmente de Shindong, quien era un niño del póster por el movimiento
gótico. Directamente, hasta el clavo de plata en la nariz de Shindong y las hebillas
de plata, que decoraban el costado de sus botas puntiagudas.
–Qué puntual eres –dijo Shindong a Siwon mientras miraba
el reloj que había sacado del bolsillo de la chaqueta. El reloj de pulsera
había sufrido un accidente cerca de cien años atrás durante la mayor
insurrección Daimon. El reloj de pulsera había sobrevivido, los Daimons no.
Los ojos negros de Siwon ardieron con resentimiento
mientras miraba a Shindong.
–Tal vez no me guste el hecho que seas mi comandante,
griego, pero como un soldado te obedeceré a pesar de mi aversión personal a tu
compañía.
Kyuhyun sonrío burlonamente.
–¿Eh, T-Rex, no te pone caliente y encrespado estar cerca
de él?
–Demuestra respeto a tus mayores, Celta –gruñó Siwon,
curvando su labio superior. –O te mostraré cómo los romanos nos ocupamos de los
del tipo barbárico como tú...
Las palabras no produjeron más emoción que un divertido
aburrimiento, pero Kyuhyun nunca había sido el tipo de hombre que dejara pasar
un insulto sin comentario. Él era ciertamente demasiado viejo ahora para
cambiar su forma de ser.
–Ah, respecto a eso –dijo, lanzando por el aire a Siwon.
Shindong apenas atrapó a Siwon en tanto éste se
abalanzaba sobre Kyuhyun. Se posicionó físicamente entre ellos; no es que Kyuhyun
lo necesitara, pero a juzgar por la furia en los ojos de Siwon, el romano
ciertamente sí.
–Niños, no me hagan separarlos otra vez. –Shindong miró a
Siwon y obligó al romano a dar un paso hacia atrás–. Créeme, Won, no necesito
que peleen mis batallas y yo no me siento ofendido por Kyuhyun.
–Mi nombre es Siwon. –Siwon enderezó su regio abrigo, de
forma arrogante–. Y yo me doy por ofendido con él.
Sí, bien, ¿eso era nuevo? El hombre parecía ofenderse por
todo.
Como siempre, cuando fuera que dos o más Dark Hunter se
juntaran, Kyuhyun sentía sus poderes debilitarse. Era una defensa con la que
Artemisa solía asegurar que sus Dark Hunter no pudieran combinar fuerzas e ir
tras los dioses, o atacar a la humanidad. La única excepción a eso era Shindong.
Como el entrenador designado y el mayor de su raza, su presencia no reducía sus
poderes, pero todos los demás sí. No podían estar juntos mucho tiempo o
estarían agotados para la noche.
Kyuhyun pasó la mirada sobre el hombro de Siwon para ver
a Minho y Yesung caminando frente a la panadería y dirigirse hacia ellos.
–Parece un no-muerto –dijo para Shindong y Siwon–, aquí
viene nuestro refuerzo.
Siwon dio la vuelta y largó una maldición vulgar que
pareció muy contraria a su regio aire romano de refinamiento y buena crianza.
–Volviendo a ti –gruñó Yesung mientras se paraba al lado
de Shindong. El disgusto era evidente en la cara de Siwon.
–No, otro maldito griego.
–¿Qué ocurre, Romano? –preguntó Kyuhyun–.¿Los griegos te
molestan?
Sus fosas nasales se abrieron, Siwon inclinó la cabeza
con desprecio hacia Yesung.
–Confía en mí, si hubiera estado en Troya cuando dejaron
atrás el caballo, hubiera habido griegos asados en la playa aquel día.
Kyuhyun siseó con falsa simpatía.
–Carajo, T-Rex, él realmente odia a tus ancestros.
Shindong lo miró divertido.
–Sin intención de ofender, Kyuhyun, yo estaba por ahí
antes que ellos estuviesen.
–No me digas, lo siento –Kyuhyun intercambió miradas con Minho,
quien estaba mucho más callado que lo normal. El Escudero se veía un poco
tenso.
Hmm, eso era interesante. Tendría que mantener a Yesung
alrededor si el hombre tenía ese tipo de poder de supresión. Era agradable
saber que Minho tenía un interruptor de apagado.
–¿Algún problema con tu vuelo? –preguntó Shindong a Yesung.
–No me comí al piloto si eso es lo que estás preguntando.
Y el pequeño Minho, está aquí todavía respirando y sin sangrar.
–Bien –dijo Shindong, en tono neutro–. Supongo que esa es
una mejoría desde la última vez.
Kyuhyun no estaba seguro si Shindong estaba bromeando o
no, pero conociendo la reputación de Yesung, realmente no dudó que fuera
verdad. El rumor decía que Yesung había acuchillado y comido al último Escudero
que Shindong le había enviado.
Kyuhyun pasó la mirada sobre los cinco allí reunidos.
¿Eran ellos un grupo unido o qué? La única cosa que tenían en común era la
altura.
–Entonces, ¿por qué nos hemos reunido? –preguntó Yesung.
El odio repugnante en los ojos de Siwon era abrasador.
–¡¿Alguien te habló, esclavo?!
Shindong apenas atrapó la mano de Yesung antes de que su
garra cortase en rodajas la garganta vulnerable de Siwon. Nunca antes Kyuhyun
había visto a Shindong esforzarse tan duro para hacer a alguien hacia atrás.
Eso decía bastante del poder de Yesung. Y su temperamento.
–¡Desiste! –ordenó Shindong a Yesung–. Sé que hace
demasiado tiempo que no estás cerca de otro Dark Hunter, Y, recuerda,
cualquier cosa que le hagas a él, lo sentirás diez veces. La cara de Yesung se
endureció.
–El dolor lo puedo soportar, es a él al que no puedo
aguantar.
Siwon todavía tenía los labios apretados.
–No veo por qué necesitamos a un cabeza de turco para que
los Daimons jueguen. Tú sabes, él tenía tan poco valor en su vida que mi padre
tuvo que pagar a un esclavista para quitárnoslo de encima.
Yesung dejó escapar el gruñido de una bestia salvaje. Un
instante más tarde, Shindong fue lanzado con fuerza y Yesung se echó sobre Siwon.
Él atrapó al romano por la cintura y lo dos golpearon la calle. Duro. Antes de
que Kyuhyun pudiera separarlo de Siwon, Yesung consiguió meter una serie de
golpes sólidos y una última patada a las costillas del romano mientras Kyuhyun
lo levantaba.
Tal como Shindong había dicho, la cara de Yesung mostraba
cada golpe que le había dado a Siwon. Su nariz y labios sangraban profusamente.
Yesung no pareció notarlo y si lo hacía, el brillo satisfecho en los ojos
negros decía que el ex-esclavo romano pensaba que bien valía el costo.
Siwon estaba sólo ligeramente más sosegando mientras se ponía
de pie.
–Deberías ser azotado por esto.
Kyuhyun agarró más tensamente a Yesung. Colérico, Yesung
lo apartó de un empujón.
–Saca tus jodidas manos de mí, Celta. –Luego se volvió
hacia Siwon–. Trata de derrotarme, pedazo de mierda, y te forzaré a comer ese
negro corazón que tienes.
–¡Suficiente! –rugió Shindong–. Otra palabra de
cualquiera de ustedes dos, y juro que les arrancaré el corazón a ambos.
Siwon enjugó la sangre de sus labios. Yesung pasó su mano
a través de su cara, quitando la sangre, mientras miraba criminalmente a Siwon.
Shindong era un hombre de paciencia infinita y Kyuhyun
nunca había visto a Shindong exasperado antes. Pero lo vio ahora. Shindong miró
encolerizadamente a los Dark Hunter.
–La próxima vez sólo les enviaré e-mails a los tres. ¿Qué
estaba pensando cuando decidí hacer esta reunión?
Minho habló.
–Oh, yo sé. ¿Pensabas que hombres que tienen un par de
miles de años, realmente podrían comportarse como adultos?
Yesung codeó a Minho en el estómago.
–Uy –dijo Yesung a Shindong–. Fue un espasmo involuntario
del brazo.
Shindong maldijo por lo bajo.
–Juro, Daimons o no, si no te comportas, Y, voy a
enviarte a la Antártida y te dejaré allí para que te pudras.
–Ooh –Yesung aspiró en un tono aburrido–. Estoy
aterrorizado con esos pingüinos asesinos y esas focas peludas, dan realmente
miedo.
Shindong gruñó en advertencia a Yesung.
Kyuhyun se compadeció por su líder frustrado. Él sabía
porqué Shindong había establecido esta reunión. El Atlante había querido saber
qué ocurriría cuándo lo tres se cruzaran en el camino. Mejor ver cuánta
hostilidad habría y estar ahí para monitorearla que arriesgar una reunión al
azar donde Yesung podría aventajar a Siwon sin alguien allí para separarlos.
Ahora Shindong sabía exactamente con qué estaba lidiando
y cuánto espacio debía poner entre ellos. Kyuhyun tenía que saludar la
sabiduría del Atlante. Shindong podía ser joven en apariencia, pero era
verdaderamente un antiguo en sus poderes, conocimiento, y habilidad para
maniobrar a los bribones Dark Hunter que respondían ante él.
Shindong pasó la mirada por cada uno de ellos.
–Si se pueden controlar por cinco minutos, entonces nos
repartiremos la ciudad. Como soy el único capaz para tomar los cementerios,
agarraré esos. Siwon, te quiero en los jardines y el distrito de los negocios, Yesung
y Kyuhyun puede tomar el barrio Francés. En Mardi Gras, todos estaremos en el
Vieux Carre no más tarde de las nueve. –Se volvió hacia Minho–. Tú estarás preparado
para salir. En caso de que uno de nosotros caiga, necesito que te movilices
rápidamente.
–Solo un pequeño problema.
–¿Y ése es?
Minho señaló a Siwon con su cabeza.
–Si él cae, él estará por su cuenta.
Yesung sonrió.
–Sabía que me gustaba este niño por una razón.
Minho le
disparó una mirada incrédula.
–Minho –dijo Shindong, su voz ligada con una
advertencia–, tu deber es para todos nosotros. Siwon es un Dark Hunter tal como
yo, Kyuhyun, y Yesung.
–Lo sé, hice mi juramento, pero juré proteger a Kangin de
Tracia y el infierno se congelará más frío que el iceberg de Santa, antes de
que alguna vez mueva siquiera una ceja para ayudar al hombre que lo torturó y
lo crucificó
Los ojos de Siwon llamearon.
–Ese fue su abuelo, no él.
Minho señaló con el dedo a Siwon.
–Él estaba allí, también, observando lo que ocurría, y no
hizo nada para detenerlo. Me rehúso a dar ayuda a alguien que podría hacer eso
–miró a Shin–. Tú, culo sicótico, y Kyuhyun, estarán cubiertos, pero él no.
–¿Culo sicótico? –repitió Yesung–. Hmm, me gusta.
Shindong ignoró a Yesung.
–Minho...
–Está bien, griego –lo interrumpió Siwon–. De cualquier
forma preferiría morir antes que tener su plebeya ayuda.
–Entonces eso hace tres votos –dijo Yesung–. Preferiría
que él también muriera. Ahora todos juntos, votemos que este idiota salga de la
isla.
Kyuhyun ocultó su diversión y se preguntó cuánto tiempo
pasaría antes de que Shindong hiciera de Yesung y Siwon pequeñas piezas de Dark
Hunter. Tal vez debería decirle a Minho que preparara una pala para recoger la
basura. La apariencia en la cara de Shindong decía que la espera no sería muy
larga.
–Muy bien, entonces –dijo Shindong a Minho–. Llama a
Jonghyun y dile que reasume su estado de Escudero vernáculo, por si Siwon
necesita algo.
Minho asintió.
–¿Puede él cubrir a Yesung también? Todavía tengo la
escuela por la que preocuparme.
Antes de que Shindong pudiera contestar, Siwon se burló
–Yo no trabajaré con un esclavo como un igual ni
compartiré a un criado con él.
Las ventanas de nariz de Yesung aletearon.
–Confía en mí, chico, no somos iguales. Estás tan por
debajo de mí que antes me sentaría sobre mierda que dejar que me limpiaras el
culo.
Kyuhyun atrapó a Siwon antes de que alcanzase a Yesung.
Intercambiaron miradas con Shindong.
–Esto va a estar divertido, ¿no? Constantemente separando
a los dos mientras peleamos con los Daimons. ¿Deberíamos olvidar todo el asunto
y quedarnos en nuestras casas hasta que se acabe?
Pero aún más desalentador era el saber, que si Kangin se
enteraba que Siwon estaba en la ciudad, haría que el ataque de Yesung pareciera
un amoroso abrazo. Y desde que Kangin no era un Dark Hunter, sus poderes no
estarían disminuidos por la restricción de Artemisa. Él tendría rienda suelta
para matar al romano.
Shindong siseó irritado.
–Estoy casi de acuerdo contigo. –Se volvió a Siwon–. Ve y
patrulla tus distritos.
Siwon le hizo un saludo romano más bien sarcástico, luego
se volvió y los dejó.
El aire entre ellos se calentó considerablemente.
Demonios, Yesung parecía casi... tolerable. Una cantidad notable de tensión
dejó el cuerpo del hombre.
–¿Estoy quedándome contigo, Kangin o Minho? –preguntó Yesung.
Shindong se quedó callado mientras sacaba una llave del
bolsillo de la chaqueta.
–Pensamos que era mejor que tuvieras tu propio lugar. Le
pedí a Minho que alquilara una casa en el centro. Él pintó las ventanas de
negro y se aseguró que todas bloquearan la luz del día.
La cara de Yesung regresó a ser una piedra y sus ojos
negros resplandecieron. Por alguna razón, el hombre estaba furioso mientras
arrebataba la llave de la mano de Shindong y giraba para irse.
–Minho te mostrará en donde está –dijo Shindong.
–No necesito que alguien me muestre una maldita cosa
–gruñó Yesung–. Lo encontraré por mí mismo.
Después que Yesung saliera a zancadas, Minho hizo una
mueca.
–Ya sé –dijo para Shindong–. Minho, ve tras el culo sicótico
y muéstrale donde vive. ¿Pero puedo señalar que al hacer esto, debería
calificar para remuneración por trabajos peligrosos?
Shindong arqueó una ceja.
–¿Puedo señalar que quedarte aquí conmigo es mucho más
arriesgado para tu salud?
Minho fingió sorpresa.
–¿Qué? ¿Aún estoy aquí? Oh no, lo siento, pensé que había
partido hacía diez minutos. –Corrió a toda velocidad tras Yesung.
Una vez que estuvieron solos, Kyuhyun pasó una mano a
través de su pelo.
–Algunas noches no vale la pena levantarse, ¿no?
–No tienes idea. –Shindong dejó escapar una respiración
larga, profunda como si expulsara toda la tensión de su cuerpo.
–Entonces, dime, T-Rex, ¿qué le hiciste a Artemisa para
echarte esto encima?
Como esperaba, Shindong no dijo nada. Que Kyuhyun
supiera, él nunca había divulgado algo personal acerca de él o la naturaleza
exacta de su relación con la diosa.
–Camina conmigo, Kyuhyun. –Eso no sonó bien, pero Kyuhyun
lo siguió.
Shindong guardó silencio mientras caminaban.
Justamente al lado de la catedral de St. Louis, cerca del
jardín que había detrás, Shindong se detuvo. Kyuhyun echo una mirada ansiosa. A
los Dark Hunter no les hacía bien acercarse a lugares santos. Ya que ellos eran
hombres que habían perdido sus almas, las almas que habían perdido sus cuerpos
tendían a querer establecerse con ellos. Un Dark Hunter fuerte podía rechazar
las almas, pero sólo Shindong era completamente inmune a la posesión.
Era la razón principal por lo que los Dark Hunter vivían
sólo en casas nuevas y por qué Minho había llevado a un psíquico a la casa de Yesung
para asegurarse que no hubiera fantasmas en el lugar. Un Dark Hunter poseído
era una cosa espeluznante.
–Cuéntame sobre el joven con el que pasaste el día.
Él comenzó a andar ante las palabras de Shindong. Los
poderes del hombre nunca dejaban de asombrarle.
–Nada que decir, realmente.
–No me mientas, Kyuhyun. Sungmin está todavía dentro
tuyo. Lo puedo sentir allí. Está en tus pensamientos y en tu sangre.
El hombre era verdaderamente extraño.
–Mira, sé cuáles son mis obligaciones. Hice un juramento
a Artemisa y no estoy tratando de encontrar la forma de romperlo.
–Eso no es lo que me preocupa.
–¿Entonces qué es?– Kyuhyun preguntó.
–¿Recuerdas lo que te dije la noche que tomaste la
venganza en contra de tu clan?
–Nada viene sin un precio.
–Exactamente. Este joven está dentro tuyo, pequeño
hermano. Si no lo sacas, entonces él desatará esas emociones que te enseñé a
enterrar.
–¿Sería eso tan malo?
Shindong se quitó los lentes oscuros y le dio una mirada
dura, seria, con esos ojos brillantes sin edad, eternos.
–Sí, lo sería. Tú eres el único Dark Hunter del que puedo
depender, que tenga la cabeza clara. Necesito que te mantengas enfocado,
especialmente cuando tenemos el festival de Daimons y a dos Dark Hunter en la
ciudad que se odian mutuamente. Tus emociones son la llave para tus poderes, Kyuhyun.
Cuando pierdes el control, pierdes tu inmortalidad de Dark Hunter con él, y no
quiero verte muerto porque no puedes controlar tu libido.
–No te preocupes. Estoy bajo control.
–Bien. Asegúrate de mantenerte así porque si no,
resultarás muerto.
Si ya apareció el mortal yeye gracias por este hermoso capítulo una pregunta theo es el de luna fly o quien es el gemelo como no conozco a todos los grupo ando pérdida
ResponderEliminarNOS VEMOS CUIDATE MUCHO
Tanta testosterona junta hace mal. De sólo imaginar una reunión pública entre Kyu, Yeye, San Siwon y MinHo mi imaginación vuela a lugares oscuros y lujuriosos.
ResponderEliminarKyuHyun deja de hacerte el superado porque todos sabemos que Min es inolvidable y vos todavía lo necesitas aunque lo niegues
Eaaaa al fin aparecieron todos xD se llevan de mal a peor Haha aún no terminamos el Kyumin y ya quiero leer el SiChul y el Yewook *^* espero con ansias el siguiente Capi.
ResponderEliminarWoooooooo tanto hombre *0*
ResponderEliminarDios,tengo una idea de como se ve Yesung *0*....Siwon es un agresivo,joder,ahi estaba cuando el otro Siwon le hizo todo eso a kangin....bah,necesito saber la historia de siwon para no odiarlo como odio a su abuelo....¬¬
Shindong cuenta con Kyuhyun para todo esta cosa que esta pasando y Shin no quiere decir,y Kyu con su mente en Sungmin,con la forma en que lo voto de su cama y su casa.....y Shin lo sabe,pero todo esta planeado....Shin sabe mucho,deberia decirles para estar preparados.....
P.D: Alucino con Yesung.....no le tengo miedo....quisiera ser Minho *0*
No es por nada pero me he divertido horrores con la reunión de Dark Hunters xD Yesung está re loco y Siwon es algo pesado con eso de "esclavo" el pobre de Minho estaba asustado, pero bien que se le pasó cuando hubo que oponerse a ayudar a Siwon, me encanta que sea tan leal a Kangin ^^
ResponderEliminarAhora KyuHyun podrá decir que va a olvidar a SungMin pero del dicho al hecho...ahora la advertencia de ShinDong de verdad da miedo xD
Gracias por el cap :D