Volver a Amarte- Capítulo 32




Los frenos del coche de Siwon chirriaron cuando se detuvo en el camino de entrada de la casa de Heechul. Al otro lado de la calle, estaba aparcado el coche del vigilante de seguridad. Sobre el volante había un cuerpo y los cristales estaban manchados con alguna sustancia viscosa. Se le aceleró el pulso mientras apagaba el motor.

Donghae llegó justo después que él.

—¡Quédate aquí! —gritó mientras él abría la puerta de su coche.

Pese al aullido del viento, se oyó un disparo.

Siwon corrió por el jardín delantero y abrió la puerta principal golpeándola con un hombro.

—¡Heechul!

Donghae le pisaba los talones mientras corría por el oscuro pasillo. Sus ojos se clavaron en Heechul, que se encontraba en el suelo de la cocina. Tenía el albornoz cubierto de sangre.
El corazón se le subió a la garganta. Se arrodilló y comenzó a tocarlo por todas partes, en un frenético intento por encontrar alguna herida.


—¿Dónde te ha dado?

—No es mía —logró responder—. La sangre no es mía.

—¿Estás seguro? Hay mucha.

—No. Estoy bien. ¡Siwon, por Dios, Hyukjae!

Siwon apartó la vista de él lo justo para ver que Hyukjae yacía en el suelo, inmóvil. Le sangraba la cabeza. Donghae estaba a su lado, tratando de despertarlo.

—Mierda. —Siwon se puso en pie y rodeó la isla de la cocina en dirección a los cajones. Se le revolvió el estómago al pasar sobre el cuerpo de Tiffany, de cuya herida aún brotaba sangre. Sus ojos, ya sin vida, miraban el techo.

Buscó paños de cocina en los cajones y tras coger unos cuantos, corrió para dárselos a Donghae y a Heechul.

—Presionenlos para detener la hemorragia.

—¿Hyukjae, me oyes? —Heechul se inclinó sobre su hermano mientras Siwon llamaba a emergencias y hablaba con un operador.

—¿Hyukjae? —dijo Donghae, abrumada por el pánico—. Quédate con nosotros. Si abres los ojos, te juro que me compro el conjuntito de cuero rojo que tanto te gusta.

Siwon intentaba hablar de forma coherente con el operador. En el exterior, se escuchaba el aullido de las sirenas, pero él solo tenía ojos para las toallas que Heechul tenía en las manos, empapadas con la sangre de Hyukjae.

Hacía escasos minutos rezaba para que Heechul no estuviera malherido. En ese momento, rezaba para que no lo estuviera Hyukjae.



Heechul abrió la puerta de la habitación del hospital y sonrió al escuchar la conversación que pilló a medias.

—¿Quieres dejarme ya tranquilo? —Hyukjae apartó la mano de Donghae cuando él intentó arroparlo con las mantas—. No tengo cuatro años.

—Te juro que eres el peor paciente de la historia. No sé cómo te soportan las enfermeras. —Lo miró con irritación.

Heechul entró. El sol de la tarde se filtraba por la ventana.

—¿Gruñón?

—Es peor que un grano en el culo —masculló Donghae.

—Tú también eres un cielo, cariño —replicó Hyukjae entre dientes.

Con una carcajada, Heechul se acercó a la cama y le dio un apretón en los dedos de los pies a su hermano.

—Un buen golpe en la cabeza le hace eso a la gente. Créeme, lo sé.

Tras dos días, Hyukjae estaba recuperando las fuerzas poco a poco. Aún tenía la cabeza vendada y había perdido unos cuantos mechones, ya que habían tenido que afeitarle parte del pelo para darle los quince puntos de sutura, pero iba recuperando su habitual humor sarcástico.

—Necesito cafeína. —Donghae bajó los brazos y echó a andar hacia la puerta.

—¿Por qué no compras el modelito de cuero rojo de camino? —sugirió Hyukjae. Cuando él lo miró con cara asombrada, añadió—: Sí, te oí, pececito. Y ni te creas que voy a olvidarme de esa promesa.

Donghae resopló y salió. Una vez que se quedaron solos, Heechul le sonrió a su hermano.

—Enhorabuena, por cierto.

—¿Por qué? —Hyukjae le cogió la mano y se movió un poco para que él se pudiera sentar en el borde de la cama.

—Por encontrar a tu pingüino. Sulli me ha hablado del libro que leyó.

Hyukjae puso los ojos en blanco.

—No voy a casarme con él. Solo estamos saliendo. Ahora mismo es lo único que he conseguido sonsacarle.

—Lo sé. —Heechul le apartó un mechón de la cara—. Pero deberías ser más amable con él. Estaba muy preocupado. Parecía que estabas muerto en mi cocina. Creo que creyó que estaba reviviendo lo de su marido.

—Cierto —Cerró los ojos—. No había caído en eso.

—Ya me lo imaginaba. Después de todo, eres un mono.

—¿Cómo estás?

Heechul tomó una honda bocanada de aire. Salvo por el acoso de la prensa desde que saltó la noticia y la agonía que le invadía cada vez que pensaba en Siwon, iba tirando. A duras penas.

—Estoy bien. —Consiguió esbozar una sonrisa, aunque sabía que no le llegó a los ojos—. Será un alivio cuando las cosas se calmen. Hyukjae, yo...

—Como se te ocurra darme las gracias, te echo a patadas de aquí.

Heechul esbozó una sonrisa real.

—Ni se me pasaría por la cabeza.

—Bien. —Su hermano frunció el ceño—. Porque mi reputación está por los suelos. Me ha dado una paliza una chica.

—Una psicópata. Hay una diferencia. Y no fuiste el único.

Hyukjae suavizó la mirada.

—¿Cómo está el otro?

Se refería al vigilante de seguridad que Siwon había contratado para que protegiese su casa a espaldas de Heechul. Tiffany le había disparado en el pecho antes de ir a por Hyukjae.

—Vivirá. La ambulancia llegó a tiempo.

—Gracias a Dios —murmuró Hyukjae. Le dio un apretón en la mano —. ¿Has hablado con Siwon?

Las lágrimas le quemaron los ojos y tragó saliva para evitar que el dique se rompiera de nuevo.

—No.

 —Heechul...

—Hyukjae, no empieces. Ahora tienes que concentrarte en otras cosas.

La puerta se abrió y tanto Hyukjae como él miraron hacia ella cuando Siwon asomó la cabeza. Lucía una sonrisa en la cara, y al verlo así Heechul sintió un montón de mariposas en el estómago.

—Hola. ¿Se ha ido el enfermero quisquilloso?

—Acaba de irse —contestó Hyukjae.

—Estupendo. —Hyukjae se sacó la mano de la espalda al entrar en la habitación y les mostró una bolsa—. Porque me sacaría a patadas si ve esto. —Sacó una botellita de cerveza y se lo dio a Hyukjae.

—Oh, hombre. —Hyukjae cogió la botella—. Si no fuera por mi hermano, me casaría contigo.

—Siento tener que decírtelo, cariño, pero no eres mi tipo.

A Heechul le dio un vuelco el corazón cuando Siwon lo miró. Tenía el pelo algo revuelto y llevaba unos vaqueros desgastados de cintura baja y camiseta blanca.

Quería sentir esos fuertes brazos a su alrededor, tal como los sintió antes de que todo eso pasara. Por primera vez, deseó no poder recordar lo desdichada que era su vida.

Donghae abrió la puerta. Se quedó paralizado, con una taza humeante en la mano.

—¿Qué es eso?

Siwon musitó «Mierda» en dirección a Hyukjae antes de volverse.

—Jarabe —contestó Hyukjae antes de dar un largo trago.

Donghae se acercó a la cama y dejó el café en la bandeja que había al lado.

—No puedes beber eso cuando estás tomando calmantes.

Hizo ademán de coger el botellín, pero Hyukjae se lo apartó. Donghae se inclinó sobre él para quitárselo. Tras dárselo a Siwon, Hyukjae lo rodeó con los brazos y lo obligó a ponerse sobre él.

—¿Qué haces? Suéltame. Vas a hacerte daño.

Hyukjae se limitó a abrazarlo con más fuerza.

—Ay, cariño, eres la única persona que se preocupa por mí.

Donghae intentó zafarse de él.

—Lo digo en serio.

—Yo también. —Continuó en voz baja—. Te quiero, Donghae.

Los ojos de Donghae adquirieron un brillo soñador.

—Ay, Hyukjae.

Heechul se apartó de la cama, sonriendo de verdad por primera vez desde hacía unos cuantos días. Al menos, había salido algo bueno de toda esa pesadilla.

—Creo que ese es mi pie para hacer mutis. Volveré después, Hyukjae.

—Me mandan a casa —musitó él contra los labios de Donghae.

—A mi casa —precisó Donghae entre beso y beso.

—Ay, cariño —dijo él con voz bobalicona—, es la mejor proposición que me han hecho nunca.

Siwon dejó el botellín en la bandeja y se pasó una mano por el pelo.

—Supongo que yo también me voy.

—No más cerveza, Siwon — ordenó Donghae contra la boca de Hyukjae.

—Bien. De acuerdo. Yo... lo recordaré para la próxima. Nos vemos.

Heechul salió al pasillo. Se le pusieron los nervios a flor de piel cuando Siwon lo siguió. Era la primera vez que estaban solos desde aquella tarde en el porche trasero de Donghae.
La puerta se cerró al salir Siwon.

—¿Tienes que irte?

Sintió que se le encogía el corazón al mirar esos ojos. Sería muy fácil arrojarse a sus brazos, olvidar todo lo que había pasado. Pero sabía que eso no le ayudaría en nada.

—Sí, tengo cosas que hacer hoy.

—Los niños están con mis padres. ¿Qué tienes que hacer que es tan importante?

Escuchó el anhelo en la voz de Siwon. Y eso aumentó el deseo que sentía por él.

—Hacer el equipaje. Siwon, me voy.

—¿Qué? ¿Adónde?

—A Washington. Solo durante un par de semanas —añadió al ver el pánico reflejado en su mirada—. El monte Santa Helena está cobrando vida. La revista quiere hacer un artículo. He convencido a Yunho para que me lo asigne. Necesito... necesito un poco de tiempo ahora mismo.

Siwon guardó silencio tanto tiempo que no estaba seguro de que le hubiera oído. Después, dijo:

—¿Cuándo te vas?

—Mañana por la noche. He hablado con mis padres para que se queden hasta que vuelva. Les encantaría pasar más tiempo con Siwan. No sabía si tú...

—Es hijo mío. Quiero que esté conmigo.

Claro que sí. Menuda tontería había dicho. Con independencia de lo que sucediera entre ellos, Siwon quería muchísimo a Siwan.

—Lo sé. Pero tú trabajas. Y no quería molestarte.

—Heechul. —Su voz se suavizó—. Tú nunca molestas.

Ay, Dios. Si seguía mirándolo con tanta emoción en los ojos, jamás se iría. Tragó saliva con fuerza.

—¿Te parece bien que ellos lo cuiden mientras tú trabajas?

—Claro. No tienes ni que preguntarlo.

Heechul sintió una opresión en el pecho. La situación era insostenible. Compartir a los niños iba a destrozarlo. Tener que verlo los fines de semana, cuando se los cambiaran, sabiendo que si no fuera tan terco podría tener justo lo que deseaba...

Sin embargo, le seguía doliendo. Sus mentiras le seguían haciendo daño. Le dolía que no hubiera confiado lo bastante en él como para sincerarse. También estaba harto de todas las mentiras y de todos los secretos que habían regido su vida durante tanto tiempo. En el fondo, temía pasarse la vida cuestionándose si Siwon le estaba diciendo la verdad.

—Bien. —El silencio se alargó entre ellos. Cuando ya no pudo soportarlo más, dijo—: Yo... tengo que terminar de hacer la maleta. Se lo diré a Sulli cuando la vea esta tarde. —Hizo ademán de dirigirse al ascensor.

Siwon lo detuvo cogiéndolo del brazo. El calor se extendió por su piel, provocando un incendio en su interior.

—Espera, tenemos que hablar de nosotros.

Unas emociones con las que no quería lidiar lo abrumaron. Intentó calmar su temblorosa voz.

—Lo sé, Siwon. Pero ahora mismo no puedo. Necesito tiempo para ponerlo todo en perspectiva. Las cosas entre nosotros han sucedido demasiado deprisa. No estoy seguro de lo que necesito.

—¿Cuánto crees que tardarás en pensártelo bien?

—No lo sé. No... no pretendo que me esperes.

—Ah, princesa. Te esperaría toda la eternidad.

Heechul cerró los ojos con fuerza para contener las lágrimas. Sabía perfectamente lo que decir para que el corazón se le subiera a la garganta.

—Tengo que irme, Siwon.

Se zafó de su mano y entró en el ascensor. Siwon seguía mirándolo cuando se dio la vuelta, tenía las manos en los bolsillos y en su cara se veía toda la desolación que lo abrumaba.

Mientras las puertas se cerraban, tuvo la certeza de que esa cara lo atormentaría toda la vida.



2 comentarios:

  1. Esto fue tan corto.....esto solo indica que el final esta a la vuelta de la esquina.

    Ay pero por fin llegaron,tardaron mucho.
    La tipa muerta,hyuk sangrando inconsciente,hae espantado.....esto ya debe de tener final.
    aaawww hae dandole incentivos a hyuk para que despierte.....y al parecer sera complacido.

    Que alguien le de un zape a Hee,que no haga tanto teatro y se
    onga en los zapatos de siwon,despues de tanto sufrir,no queria hacerlo más....no lo entiende?
    deberia darle un poco de credito,siwon solo queria respuesta y no exponer a hee.....y ahora se va....puff

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  2. ¿Para cuándo el próximo capitulo?
    Me dan ganas de buscar el original.. Quiero saber como va terminar u.u

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...