Kyuhyun se despertó sintiendo su brazo en llamas.
Siseando, sacó la mano de un tirón, fuera de la luz del
sol, que entraba a raudales a través de la ventana, que estaba al otro lado de
la cama extremadamente rosa. Se empujó a sí mismo contra el cabezal blanco de
mimbre para evitar así un mayor contacto de los rayos mortíferos con su cuerpo.
Sopló aire fresco a través de su mano, pero todavía le
ardía y dolía. ¿En dónde diablos estaba?
Por primera vez en siglos, sintió una ola de
incertidumbre recorrerlo.
Kyuhyun nunca estaba fuera de su elemento. Nunca fuera de
control. Su vida entera había sido balance y moderación extremos.
Nunca en su existencia de Dark Hunter se había encontrado
inseguro o confundido.
Pero ahora mismo, no tenía idea dónde estaba, la hora del
día, o quiénes eran las personas que escuchaba al otro lado de las cortinas
rosadas.
Entrecerrando los ojos contra la brillante luz solar que
perforaba dolorosamente sus ojos, miró alrededor de la excéntrica habitación y
se dio cuenta que estaba atrapado entre dos ventanas abiertas. Su corazón
martillaba. No había ninguna forma segura de poder salir de la cama. La única
dirección en que podía salir era a la izquierda y hacia una esquina en la que
había una endeble mesita de luz rosada.
Demonios.
A pesar del fuerte dolor de cabeza, empezó a recordar lo
hechos de la noche anterior con abrumadora claridad. La pelea.
El joven...
Aquella cosa grande, no importa qué, estrellándose contra
él.
Si bien el cuerpo le dolía y estaba lastimado, sus
poderes de Dark Hunter le habían permitido cicatrizar mientras dormía. En unas
horas desaparecería hasta la menor dolencia.
Hasta entonces, necesitaba salir de esa trampa mortal de
luz solar. Cerrando los ojos, Kyuhyun convocó una nube oscura que cubriera el
sol así la brillante luz del día no haría estragos a su vista.
Si él quisiera, podía convocar suficientes nubes para
convertir el cielo del día en uno tan oscuro como el de la noche. Pero no le
serviría de nada. La luz del día aun era la luz del día.
Su exclusivo poder de Dark Hunter le permitía controlar
los elementos, el clima y poder cicatrizar rápido, pero no tenía control sobre
el dominio de Apolo. Claro u oscuro el día todavía pertenecía a Apolo, y si
bien Apolo estaba técnicamente jubilado, el dios griego nunca toleraría que un
Dark Hunter caminara en su territorio.
Si Apolo le divisaba afuera o cerca de una ventana
durante la luz del día, Kyuhyun no sería nada más que una tira de tocino en la
acera.
Ser un celta extracrujiente no le atraía en lo más
mínimo.
Con sus ojos aun ardiendo, Kyuhyun empezó a dejar la
cama, y se detuvo. No había nada entre él y las sábanas con aroma a patchoulí y
trementina.
¿Qué sucedió con mis ropas? Estaba realmente seguro de no
haberse desnudado anoche. ¿Habían ellos...?
Frunció el ceño mientras buscaba en su memoria. No, no
era posible. Si hubiera estado despierto el tiempo suficiente para tener sexo
con él, habría estado lo suficientemente despierto para dejar el lugar mucho
antes de la salida del sol.
–¿Dónde está?
Levantó la mirada al escuchar la voz tan poco familiar al
otro lado de la tela anudada teñida de rosado, la cual estaba colgada para
formar una pared alrededor de la cama.
Dos segundos más tarde, la tela se deslizó para revelar a
una atractiva mujer que parecía estar a finales de los treinta. El pelo largo y
negro estaba peinado en una trenza gruesa y vestía una falda larga de color
negro y una túnica.
Era notablemente parecida al joven que encontrara anoche.
–Oye, Sungmin, tu amigo está despierto. ¿Cuál es su
nombre?
–No lo sé, Sunny. No pregunté.
Oh, esto se ponía cada vez extraño y más extraño.
Inmutable por su presencia, la mujer entró al cuarto y se
paró del lado de la cama donde estaba la mesa de luz.
–Te pareces a un Shan –dijo mientras se inclinaba y
levantaba la tela que cubría la mesita de luz y buscaba en una pila de revistas
que estaban escondidas bajo esta–.¿Tienes hambre, Shan? –Antes de que él
pudiera contestar, alzó la voz–. No esta aquí.
–Está bajo las viejas copias de los artículos sobre arte.
–No esta aquí.
Sungmin entró en el cuarto, se estaba limpiando la
pintura de las manos con una toalla mientras se movía hacia la mesita de luz
sin echarle aún una mirada.
–Está justo aquí –dijo, tirando de una revista y
dándosela a la mujer mayor. Finalmente, Sungmin miró hacia la cama y encontró
su mirada–.¿Tienes hambre?
–¿Dónde están mis ropas?
Sungmin lanzó una vergonzosa mirada a Sunny.
–¿Le preguntaste el nombre?
–Es Shan.
–No es Shan.
Sungmin no le prestó atención mientras rodeaba a Sunny
para quedar frente a él. Ambos lo miraron ahí, acostado en la cama,
como si fuera una curiosidad inanimada.
Kyuhyun subió la sábana rosa más arriba sobre su cintura.
Luego, repentinamente cohibido, movió su pierna desnuda bajo la cubierta y
dobló la rodilla a fin de que la parte central de su cuerpo no fuera tan obvia
debajo del delgado algodón.
–¿Ves lo que te decía? –preguntó Sungmin–. ¿No tiene el
aura más increíble que alguna vez hayas visto?
–Definitivamente tiene un alma antigua. Con sangre
Druida. Estoy segura de eso.
–¿Lo crees? –Sungmin preguntó.
–Oh, sí. Necesitamos hablarle y que nos deje hacerle una
regresión a la vida pasada y ver con que nos encontramos.
«Ok, ambos estaban locos».
–Señor, Señora –dijo abruptamente–. Necesito mis ropas, y
las necesito ahora.
–Mira –dijo Sungmin–. Mira la forma en que cambia su
aura. Está absolutamente viva.
–Sabes, nunca vi algo así. Es realmente inusual. –Luego Sunny
salió del cuarto hojeando la revista. Sungmin aun se limpiaba la pintura de las
manos.
–¿Hambre?
¿Cómo podía hacer eso? ¿Cómo podía cambiar de un tema a
otro y luego regresar otra vez?
–No –dijo él, tratando de mantenerlo en el tema
principal–. Quiero mis ropas.
Él realmente se acobardó.
–¿Que sucedió con las etiquetas de tus pantalones?
Kyuhyun frunció el ceño ante la extraña pregunta. Él
estaba refrenando su irritación y su temperamento, pero algo alrededor de este
joven lo hacia muy difícil.
–¿Perdón?
–Bueno, tú sabes, estaban cubiertos de sangre...
Un mal presentimiento se asentó en su estomago.
–¿Y?
–Los iba a limpiar, y...
–¿Oh mierda, los lavaste?
–No fue el lavado el que los estropeó tanto como el
secado.
–¿Secaste mis pantalones de cuero?
–Bueno, no sabía que eran de cuero –dijo suavemente–. Se
sentían realmente suaves y extraños que pensé que era cuerina o algo por el
estilo. Lavo mis pantalones de cuerina todo el tiempo sin que se desintegre y
se encoja como les paso a tus pantalones.
Kyuhyun se frotó la frente con la mano. Esto no estaba
bien. ¿Cómo diablos haría para salir de su departamento en la mitad del día y
sin ropa?
–Sabes –continuó Sungmin–, realmente no deberías haber
recortado las etiquetas de tus ropas.
Había pasado mucho tiempo desde que él se sintiera
realmente exasperado, pero comenzaba a sentirse así ahora.
–Esos eran pantalones de cuero hechos a mano. Nunca
tienen etiquetas.
–Oh –dijo, mirándolo aún más avergonzado– Te habría
comprado algo de ropa, pero como no tenían etiqueta no sabía que talla comprar.
–Genial. Vivo para quedarme desnudo clavado en un lugar
extraño.
Sungmin comenzó a sonreírle, y luego apretó los labios
como si estuviera pensando sobre eso.
–Tengo algunos pantalones de gimnasia rosados que no te
quedarían, y aun si te entraran, estoy seguro que no querrías usarlos de
cualquier manera, ¿no?
–No. ¿También lavaste mi billetera?
–Oh, no. La saqué.
–Bien. ¿Dónde esta?
Sungmin se quedó callado otra vez y un sentimiento de
condenado temor lo consumió.
–¿Voy a querer saberlo? –preguntó él.
–Bueno... –ya comenzaba a odiar esa palabra desde que
parecía augurar alguna condena para él y sus pertenencias–. La coloqué sobre la
lavadora en la lavandería con tus llaves, y me di cuenta que no tenía cambio
para la lavadora, por lo que fui hasta la maquina expendedora de cambio. Solo
me ausenté un segundo, pero cuando regresé tu billetera ya no estaba. –Kyuhyun
hizo una mueca
–¿Y mis llaves?
–Bueno, ¿sabes que cuando lavas algo se desestabiliza la
máquina? Tus llaves terminaron sacudiéndose de allá arriba y se cayeron en un
pequeño desagüe.
–¿No las recuperaste?
–Traté pero no pude alcanzarlas. Tres personas también
trataron pero después se fueron.
Kyuhyun se sentó con atónita incredulidad. Peor, no podía
enfurecerse con el joven ya que sólo había estado tratando de ayudarle. Pero
realmente, realmente quería enojarse.
–No tengo dinero, ni pantalones, ni llaves. ¿Todavía
tengo mi campera?
–Sí, está segura. Y tus botas y cuchillo están justo aquí –dijo,
levantándolos del piso cerca de la cama.
Kyuhyun asintió, sintiendo un extraño alivio por saber
que no había destruido todo lo que tenia la noche anterior. Gracias a los
dioses que su moto la había dejado en la cervecería. Se estremeció de pensar lo
que ese joven le podría haber hecho.
–¿Hay un teléfono que puedo usar?
–En la cocina.
–¿Podrías traérmelo, por favor?
–No es inalámbrico. Siempre pierdo esas cosas o las dejo
caer en algún sitio y las rompo. El último que tuve terminó en el inodoro.
Kyuhyun miró dificultosamente al joven y a la débil luz
solar en el cuarto. Se preguntó cuál de ellos era más letal para él.
–¿Te molestaría bajar las persianas? –le preguntó. Él frunció
el ceño.
–¿La luz del sol te molesta?
–Soy alérgico al sol –dijo, cayendo en la mentira que los
Dark Hunter usaban en situaciones similares.
Aunque dudaba que alguna vez un Dark Hunter se hubiera
encontrado en una situación parecida a esta.
–¿En serio? Nunca he sabido de alguien que fuera alérgico
a la luz del sol.
–Bueno, yo lo soy.
–Entonces ¿eres como un vampiro?
La palabra “como” estaba muy cerca de la realidad.
–No, exactamente.
Se movió hacia la ventana, pero cuándo bajó la persiana,
se cayó. La luz del sol se derramó a través de la cama.
Con una maldición Kyuhyun se disparó contra la esquina,
escapándose por poco de los pálidos rayos de sol.
–Sungmin, yo... –la voz de Sunny se quebró mientras
entraba en el cuarto y su vista quedaba atrapada por el hombre desnudo parado
en la esquina. Lo miró en una forma extraña, abstraída, como si él fuera un
mueble muy interesante.
Kyuhyun y la modestia eran desconocidos, pero la forma en
que ella lo miraba lo hacía sentir malditamente incómodo.
A pesar de la luz del sol. Kyuhyun agarró la manta rosa
de la cama y la sujetó firmemente en su cintura.
–Sabes, Sungmin, necesitas encontrar a un hombre como
éste para casarte. Alguien tan bien dotado que aun después de tres o cuatro
niños, todavía sería una roca.
Kyuhyun boqueó. Sungmin se rió.
–Sunny, lo estas abochornando.
–Oh, créeme, no es nada sobre qué avergonzarse. Deberías
estar orgulloso. Apúntatelo. Confía en mí, a los jóvenes de tu edad les
gustaría tener algo de eso.
Kyuhyun cerró de golpe su mandíbula boquiabierta.
«Dioses, sáquenme de aquí».
Sunny miró a Sungmin en la ventana.
–¿Qué estas haciendo?
–Él es alérgico al sol.
–Está muy nublado afuera, esta casi oscuro.
–Lo sé, pero él dice que no puede estar en la luz.
–¿Realmente? ¿Así que trajiste a casa a un vampiro?
Genial.
–No soy un vampiro, –repitió.
–“No exactamente” dijo él antes –dijo Sungmin–.¿Qué es
“no exactamente” un vampiro?
–Un Hombre Lobo –dijo Sunny.
–Con su aura, eso tiene sentido. Wow, Sunny, encontraste
un hombre lobo.
–No soy un hombre lobo.
Sunny lo miró realmente decepcionada por la noticia.
–Que pena. Tu sabes, cuando vives en Nueva Orleáns, uno
espera conocer a un no muerto o un condenado de vez en cuando. –Ella miró a Sungmin–.¿Crees
que deberíamos mudarnos? Tal vez podríamos atrapar a un vampiro o un hombre
lobo.
Sungmin colocó la cortina.
–Estaría feliz con ver a un zombi.
–Oh, sí –asintió la mujer mayor. –Tú sabes, tu papi dijo
que vio a uno en el bayou justo antes de que nos casáramos.
–Eso debió de ser el peyote, mami.
–Oh, buen punto.
La mandíbula de Kyuhyun se aflojó otra vez mientras los miraba.
¿Madre e hijo? Ciertamente no actuaban de ese modo, y Sunny no se veía mucho
mayor que Sungmin, pero no se podían negar las similitudes de sus características.
Oh sí, la locura corría profundamente en las raíces de
este árbol genealógico. Sungmin bajó la persiana de la otra ventana.
Envolviendo la manta alrededor de él, Kyuhyun
cuidadosamente dio un paso a través del cuarto y se alivió al encontrar un
desván más bien desnudo, abierto al otro lado de las cortinas. Conservando la
manta envuelta alrededor de sus caderas, caminó hacia el teléfono que estaba en
la cocina.
–Bueno, Sungmin, ahora que él esta despierto y estoy de
acuerdo que no es amenazador...
Kyuhyun arqueó una ceja ante ese comentario. ¡Nunca había
habido un tiempo en su vida que él no hubiera sido amenazador! Él era un Dark
Hunter. Ese término solo inspiraba terror en las cosas que le daba a la maldad
un mal nombre.
–...voy a bajar al club y pagar algunas cuentas, hacer
algunos pedidos, y hacer el verdadero trabajo.
–De acuerdo, Sunny, te veré más tarde.
Él tenía que salir de este lugar. Estas personas no sólo
carecían de sentido común, sino que además eran demasiado extrañas para
decirlo.
Sunny besó la mejilla de Sungmin y salió.
Después de varios minutos de buscar, Kyuhyun encontró el
cable del teléfono en la pared y lo siguió hasta un teléfono de dial pasado de
moda, el cual estaba escondido en un cajón de la cocina que también contenía un
gran surtido de pinceles secos y de tubos de acrílicos.
Sacó el teléfono, pintado con fuertes colores
fluorescentes, fuera del cajón y lo colocó en el mostrador al lado de un
recipiente rosa con forma de cerdo que tenía pequeños pasteles de arroz sabor a
canela.
Descolgando el teléfono, marcó el número de Choi Minho,
quien una vez había sido el Escudero, o el ayudante humano de Kangin de Tracia.
Desde que Kangin se había casado, hacia unos meses, con Park Leeteuk, había
dejado atrás su estado oficial de Dark Hunter, y Minho se había convertido en
Escudero extraoficial, de medio tiempo de Kyuhyun. No era que Kyuhyun quisiera
un Escudero. Los humanos tenían una horrible forma de morir a su alrededor, y Minho
era un bocazas lo que garantizaba que un día lo asesinaría. Aunque, había veces
que era necesario tener a un Escudero a mano. Ahora era definitivamente una de
esas veces.
El teléfono sonó hasta que apareció el mensaje que el
cliente del celular no estaba disponible.
Maldición. Eso significaba tener que hacer la única
llamada que solo haría a menos que lo estuvieran por matar otra vez. Si los
otros Dark Hunter alguna vez se enterasen de esto, jamás dejaría de oírlo. Los
escuderos o squire hacían un juramento de secretismo. Tenían prohibido revelar
cualquier cosa que fuera embarazosa acerca de un Dark Hunter o cualquier cosa
que los pusiera en peligro.
Desgraciadamente, otro que no fuera escudero humano no
hacía esta clase de juramento. Oh, sí, Choi Minho era hombre muerto cuando pusiera sus
manos sobre él.
Preparándose mentalmente para lo que vendría, llamó a Kangin
de Tracia que contestó a la primera llamada.
–¿Kyuhyun? –dijo Kangin tan pronto reconoció su voz–. Es
mediodía, ¿qué está mal?
Kyuhyun deslizó una mirada sobre Sungmin, quien cantaba
“Sopla el Dragón Mágico” mientras lo pasaba para entrar en la cocina.
–Yo... uh... necesito un favor.
–Cualquier cosa
–Necesito que vayas a mi casa y obtengas mis llaves de
repuesto, otro teléfono celular y algo de dinero.
–De acuerdo. ¿Tuviste que abandonar tu moto?
–Sí, está en el estacionamiento de la cervecería por lo
que necesito que la recojas y me la traigas para esta noche.
–¿De acuerdo, a dónde la llevo?
–Espera. –Kyuhyun separó el teléfono de su oreja–.¿Sungmin?
Él giró para mirarle.
–¿Dónde diablos estoy?. –Aun con el teléfono en su
hombro, oyó la risa burlona de Kangin.
–¿Conoces el club Vampire en Canal Street? –él asintió. –Estamos
directamente sobre él.
–Gracias. –Pasó la información a Kangin.
–Kyuhyun, te lo juro, tus hormonas te van a matar algún
día.
Él no se molestó en corregir a Kangin. Se conocían por
más de mil años y Kyuhyun nunca antes había sido pillado así. Kangin nunca
creería la verdad de cómo llegó a estar dentro de este desván. Diablos, él
apenas podía creerlo.
–También necesito que me traigas algo de ropa. –El
silencio en su oído era ensordecedor. Oh, sí, Minho sería hombre muerto cuándo Kyuhyun
le pusiera las manos encima.
–¿Qué? –preguntó Kangin con vacilación.
–Perdí mis ropas.
Kangin se rió. Muy fuerte.
–Cállate, Kangin, esto no es divertido.
–Oye, en donde estoy parado es tan gracioso como el
infierno.
Oh, sí, pues bien, en donde Kyuhyun estaba parado, con
una manta rosada envuelta alrededor de sus caderas, no lo era.
–De acuerdo –dijo Kangin, serenándose–. Estaremos allí
tan pronto como podamos.
–¿Nosotros?
–Hyukjae y yo.
Kyuhyun se encogió otra vez. Un Dark Hunter y un Oráculo.
Genial. Simplemente genial. Ellos nunca le dejarían pasar esto y para el
anochecer uno de ellos se aseguraría de enviarlo al sitio Web de Dark Hunter.com
para que todos se pudieran reír.
–Bien –dijo Kyuhyun, aplastando su ira–. Te veo dentro de
poco.
–Sabes –dijo Sungmin cuando colgó. –Yo podría salir a
comprarte algunas ropas. Te las debo.
Kyuhyun miró alrededor del desván. Parecía como si una
botella de Pepto-Bismol hubiera explotado, o que el “Gato en el Sombrero”
hubiera venido de visita. Había rosa por todos lados. Pero lo que más le golpeó
fue la condición gastada de su mobiliario y sus decoraciones fragmentadas.
Definitivamente un artista muerto de hambre, la última cosa que este joven podía
afrontar era un par de pantalones de dos mil dólares, y la tierra podía
quedarse inmóvil y hacerse pedazos antes que Kyuhyun se pusiese vaqueros.
–Está bien –le dijo–. Mis amigos se encargarán de eso. Le
trajo un plato de muffins y algo que parecía ser pasto. –¿Qué es esto?
–El desayuno... o el almuerzo. –Cuando él no lo tomó,
agregó–. Necesitas comer. Es bueno para ti. Es un muffin de salvado con arándano
rojo, semilla de lino y brotes de alfalfa.
No había ninguna cosa en ese plato que pareciese comida.
Especialmente para un hombre que había nacido y crecido para ser un jefe celta.
De acuerdo, Kyuhyun, puedes hacer frente a esto.
–¿Tienes algo de café?
–¡Ew! No, esa cosa te mataría. Sin embargo, tengo té de
hierbas.
–¿Té de hierbas? Eso es una mezcla de paja y hojas, no
una bebida.
–Ooooh, el Señor Exigente se despertó del lado incorrecto
de la cama.
Ningún humano había sido tan frívolo con él. Aun Minho
tenía mejor criterio. Sintiéndose completamente fuera de su elemento, Kyuhyun
se rindió.
–Bien. ¿Dónde esta el cuarto de baño? –después de decir
eso le vino un pensamiento. –Por favor dime que tienes uno en el interior de
este desván y no afuera, en el estacionamiento.
Sungmin apuntó hacia una esquina oscura.
–Allí mismo. –Era otra área del loft sectorizada por una
cortina. ¿Qué tan maravilloso era eso?
Y él equivocadamente había pensado que la Edad Media
había terminado. Oh, qué recuerdos memorables… no.
Kyuhyun caminó hacia allí y acababa de cerrar la cortina
y tirar la manta al piso, cuando Sungmin se le unió. Sostenía una toalla rosa y
un paño para lavarse en las manos y se paró en seco cuando lo divisó parado ahí
desnudo.
Puso la toalla en el fregadero y se movió alrededor de
él, mirándole de arriba a abajo.
–Simplemente eres perfección masculina, ¿sabías eso?
Se habría sentido halagado si no lo mirase como alguien
admirando un auto. No era deseo por él por lo que había dicho eso. Su tono era
abstraído, del mismo modo que el de su madre lo había sido.
Sungmin deslizó su mano caliente, suave por su espalda,
sobre su tatuaje.
–Quienquiera que hiciera este tatuaje era un artista muy
talentoso.
Sintió escalofríos cuando su mano se deslizaba abajo,
sobre su columna vertebral hacia su cadera.
–Mi tío lo hizo–dijo antes de poder detenerse. No había
hablado de su tío con alguien por siglos.
–¿Realmente? Wow –deslizó su mano hacia arriba, a través de
la marca de arco y flecha de Dark Hunter en su hombro derecho.
–¿De dónde vino esto?
Kyuhyun se alejó de su contacto. Esa era una marca de la
que él nunca hablaría con un humano no iniciado.
–No es nada.
Fue ahí cuando su mirada fija cayó en su erección. Su
cara se tornó tan rosada como la toalla.
–Lo siento–dijo rápidamente–. Tiendo a no pensar antes de
actuar.
–Lo he notado. –Pero lo que hizo peor, fue que Sungmin continuara
con la mirada fija en su erección. Tenía que mirar hacia otro lado.
–Realmente eres un hombre grande.
Por primera vez en casi mil años, sintió enrojecer sus
mejillas. Agarrando la toalla, Kyuhyun se cubrió a sí mismo.
–Aquí, déjame darte una hoja de afeitar. –Se dejó caer
sobre sus rodillas, dándole una vista bonita de su trasero mientras buscaba en
un improvisado gabinete de mimbre rosa al lado del fregadero. Sus caderas se
movieron provocativamente, aumentando su deseo.
Apretó los dientes. Ese joven tenía el trasero más sexy que
alguna vez hubiese visto. Uno que hacía arder su ingle aún más mientras pensaba
en enterrarse profundamente en su interior. A deslizarse adentro y afuera por
su calor húmedo hasta que ambos estuvieran sudorosos y exhaustos.
Oh, sí. Definitivamente era un joven que podía satisfacer
a un hombre. Siempre había sido partidario de jóvenes y mujeres con curvas
exuberantes y...
Sungmin emergió con una hoja de afeitar rosa y un cepillo
de dientes. Kyuhyun hizo una mueca ante el pensamiento de usar algo tan poco
masculino.
–¿No posees algo que no sea rosado?
–Tengo una hoja de afeitar púrpura si la prefieres.
–Por favor.
Sacó una rosa oscuro.
–Eso no es púrpura –dijo Kyuhyun. –Es rosa también.
Sungmin puso sus ojos en blanco.
–Pues bien, eso es todo lo que tengo a menos que quieras
mi cuchilla del sacapuntas.
Sumamente tentado, tomó la hoja de afeitar.
Sungmin no se movió hasta que se metió en la bañadera de
pie y cerró la cortina de la ducha. Sólo entonces se permitió morderse los
nudillos ante la vista deliciosa de ese trasero desnudo. Definitivamente tenía
que dibujarlo.
Ese hombre era caliente. Ardiente. Y cada vez que hablaba
con ese acento salvajemente exótico suyo, se derretía. Sonaba como una
combinación de inglés y escocés.
Abanicando su cara, se forzó a dejar el cuarto de baño y
dirigirse a la cocina. Pero lo que realmente quería hacer era sacarse sus
ropas, meterse en esa ducha detrás de él, y enjabonarle ese cuerpo exuberante,
alto, delgado hasta que le implorase piedad.
La percepción de toda esa flexible y dura piel bajo sus
manos... paraíso. Puro paraíso.
¡Y él realmente no se había enfurecido acerca de sus pantalones!
Todavía no podía creer lo bien que se lo había tomado. Normalmente, los tipos
ya le estarían gritando y él ya los habría empujado fuera de su puerta.
Pero él meramente se había desentendido del asunto.
¡Oooohhh!, le gustó eso.
Ahora que pensaba en eso, él realmente no tenía un rango
de emociones que exteriorizara. Era paciencia encarnada, lo cual era un cambio
muy agradable de paso.
–¿Oye, Shan? –lo llamó.
–Mi nombre no es Shan –dijo desde la ducha–. Es Kyuhyun.
–Kyuhyun ¿qué?
–Solamente Kyuhyun.
Sungmin sonrió. Kyuhyun. Le iba bien.
–¿Qué quieres? –llamó él.
–¿Qué? –preguntó.
–Me llamaste como si me quisieras preguntar algo. ¿Qué
necesitas?
Sungmin se mordió los labios mientras trataba de
acordarse..
–¡Uy! Me olvidé.
Realmente le oyó reírse. Wow. Eso era un principio. En
estos momentos la mayoría de los tipos se enfurecerían con él.
Por favor no puedo con Sungmin jajajajajjajajajajajaja esto será diferente jajajajajajajaja me reiré mucho por lo que veo!!!
ResponderEliminartanto rosa, no lo veo pero en mi imaginación me empalagó!! Kyu de verdad es alguien muy paciente,yo ya estaba muriendo del coraje cuando contó lo de la billetera y las llaves como si no fuera la gran cosa!!!
kangin y HyukJae, esos dos se han unido otra vez!!! quiero verlos reírse de Kyuhyun, ahora es a él al que le toca estar en el lugar de ellos!!
Hha dios con sungmin xD que hombre tan desesperante y rosado (?) xD pobre Kyu lo qe tiene que pasar Haha espero con ansias otro capiiii, realmente morí y daría lo que fuera para poder entrar a la web de darhunter.com xD gracias pR el Capi :3
ResponderEliminarSungMin es un caso perdido, algo así como una ola de destrucción masiva y encima olvidadizo. Mira que arruinar los pantalones, dejar que se robaran la billetera y que se le cayeran las llaves xD
ResponderEliminarKyuHyun va a terminar con paciencia de santo o con un ataque nervioso. Claro eso sin contar la burla que va a recibir por esto ante Kangin y HyukJae. Además de que las costumbres de SungMin parecen ser tan diferentes a las de KyuHyun que no se como se van a tolerar.
Gracias por el capítulo, literalmente muy rosado(?
Jajajajajaja
ResponderEliminarSanta madre,dónde se fue a meter Kyuhyun jajajajaja
esos dioses tienen razón en decir que Sungmin los tendrá muy distraido jajajaja. Sungmin no da una *0*
Kyu terminará con un coma rosado......y luego la mamá de Min.....no pos como
Hyuk y Kangin se darán vida cuando vayan por kyuhyun.
Al menos le ha sacado una sonrisa a kyu *^*