La luz del
frigorífico se derramaba sobre Siwon en la oscuridad de la cocina. Había
abierto la puerta y estaba contemplando el gigantesco interior. No tenía hambre
y sabía que una cerveza no le aliviaría el nudo que se le había formado en la
boca del estómago. Sin embargo, acostarse en la cama para recordar la presencia
de Heechul a su lado tampoco iba a ayudarlo a relajarse.
Miró el
teléfono. Debería llamarlo. Pero no sabía si lo escucharía o si, por el
contrario, le colgaría directamente. Mientras se frotaba el pecho, soltó el
aire despacio y cerró los ojos.
Le daría un
día. Y después lo intentaría otra vez. Heechul no iba a librarse de él tan
fácilmente.
Su móvil sonó,
sobresaltándolo. Tras cerrar la puerta del frigorífico con brusquedad, alargó
el brazo hacia la encimera para cogerlo. Sintió un rayito de esperanza.
Esperanza de que Heechul hubiera
recuperado el sentido común.
—¿Heechul?
—Siwon, soy Donghae.
—Ah, hola. —Lo
embargó la desilusión.
—Siwon, Hyukjae
no contesta al teléfono.
El pánico que
transmitían sus palabras hizo que se le erizara el vello de la nuca.
—¿Cómo dices?
—Que no me coge
el telefono. Me dijo que lo llevaría encima en todo momento. Heechul tampoco
contesta. Lo he llamado al fijo y al móvil.
Mierda. Ni
siquiera se paró a pensar en lo que hacía. Fue corriendo al pasillo en busca de
los zapatos.
—He contratado
a un vigilante de seguridad para que controle el exterior de la casa. No me ha
llamado. A lo mejor solo es la tormenta.
—Es posible
—convino Donghae, si bien estaba tan poco convencido como lo estaba él—. Por
fin tengo el informe del detective privado. Acabo de leerlo, porque se había
caído mi servidor. Siwon, Youngmin Kim tenía una hija y un hijo joven. El joven
murió de cáncer hace cinco años. Jin Minyun.
Siwon se detuvo
con una mano en la puerta principal y las llaves del coche de alquiler en la
otra.
—Por eso Mithra
estaba relacionado con los Jin. Se casó con uno de ellos.
—Sí. Kim Youngmin
es, o era, Jin Hyunsuk, presidente de Epikhihg. Su hijo Minyun se casó con Kim
Mithra hace ocho años. Murió después de que la FDA prohibiera los ensayos
clínicos con el Tabofren. Creo que él participaba en dichos ensayos.
—Mierda. Por
eso se cabreó tanto. —Y por eso él no había reconocido el nombre de «Kim Mithra»
ni lo había relacionado con el hombre al que había conocido y con el que había
hablado en su despacho. Porque el hijo de puta usaba los dos nombres a fin de
mantenerse en la oscuridad mientras llevaba a cabo su ensayo clínico ilegal. Y
su suegro, se había asociado con él y con Woollim Pharmaceuticals para lograr
que la FDA aprobara el medicamento.
—Ajá —replicó Donghae.
Siwon corrió
hacia el coche bajo la lluvia y arrancó el motor una vez dentro.
—Está su hija
—añadió Donghae.
Siwon se apartó
el pelo húmedo de los ojos y dio marcha atrás para salir del camino de acceso a
su casa a toda prisa.
—¿Dónde?
—Aquí, en Seúl.
Siwon, trabaja para ti.
—¿Cómo? No hay
ningún Jin en mi empresa. Ni Kim.
—Siwon, su hija
es Tiffany Hwang.
—No. ¿Estás
seguro?
—Sí.
«Mierda»,
pensó. Tiffany, que había estado en Pekín varias veces ese mismo mes. Tiffany,
que había sido la responsable de la fusión con Woollim. Tiffany, que le había
comprado el coche y podría haberlo usado el día que murió Kwon Dahyun, después
de que él lo dejara aparcado en el garaje de la empresa. Tiffany, que conocía
todos los detalles del regreso de Heechul porque él había sido tan imbécil como
para contárselo.
El apremio se
apoderó de él. Pisó el acelerador.
—Donghae, Tiffany
sabe que Heechul está en la casa de la playa esta noche.
—Estoy en el
coche, en la vía. Ya he llamado a la policía.
—Es posible que
yo llegue antes que tú. De todas formas, no entres sin mí o sin la policía. ¿Me
has oído?
La llamada se
cortó.
—¿Donghae?
Mierda, no
estaba seguro de que lo hubiera oído. Marcó el número del vigilante de
seguridad que había contratado.
No obtuvo
respuesta.
«¡Mierda!»
Tras pisar a
fondo el acelerador, arrojó el teléfono en el otro asiento y aferró con fuerza
el volante.
El agua
caliente se deslizaba por la piel de Heechul. Estaba rodeada de burbujas.
Puesto que no podía dormir, se estaba dando un baño con la esperanza de que lo
librara del frío que sentía en los huesos. De momento no funcionaba.
Usando el dedo
gordo del pie, abría y cerraba el grifo mientras contemplaba una mancha en el
borde de la bañera. El goteo del agua era el único sonido que se oía en la estancia.
Recordó la cara
de Siwon y cerró los ojos, deseando que el agua pudiera borrar su sufrimiento.
Tras pasar una
hora al teléfono con Jung Yunho haciendo planes para las próximas semanas,
estaba agotado. Desaparecer no era una buena opción dadas las circunstancias,
pero no se le ocurría otra cosa mejor. Sus padres lo entenderían. Y encontraría
alguna manera de lograr que Sulli lo entendiera. Además, no sería para siempre,
solo hasta que todo se tranquilizara. A esas alturas, ya no quería saber la
verdad. Quedarse en Seúl mientras la prensa lo perseguía por culpa de toda la
historia solo serviría para prolongar la agonía.
Se pasó una
mano por el pelo y suspiró, deseando no ponerse a llorar otra vez.
Las lágrimas no
iban a ayudarlo en absoluto.
Las luces se
apagaron.
Se sentó en la
bañera de repente, derramando el agua por el borde. El viento soplaba en el
exterior. Desde la planta baja le llegaba el traqueteo de la mosquitera de la
puerta trasera, que se movía azotada por el viento.
«Estás nervioso,
Heechul. Tranquilízate. Hyukjae está abajo. No pasará nada. Seguramente la
tormenta haya dejado a oscuras todo el barrio», se dijo.
Salió de la
bañera y cogió su albornoz blanco. Tras atarse el cinturón, se encaminó hacia
la escalera. En el pasillo reinaban las sombras, y se tropezó con el Power
Ranger negro de Siwan. El dolor que sintió en el dedo gordo fue tal que tuvo
que morderse los labios para no gritar mientras recorría el resto del pasillo
saltando a la pata coja e intentando aliviar el dolor de dicho dedo. ¿Por qué
todo le salía mal?
Los escalones
crujieron bajo sus pies. Sentía un dolor palpitante en el dedo. Al llegar al
último peldaño, contuvo el aliento, ya que no quería despertar a Hyukjae, que
estaría durmiendo en el salón.
Al entrar en la
cocina, sintió una ráfaga de aire frío. La puerta trasera estaba abierta y la
mosquitera se zarandeaba con el viento, golpeando el marco.
¿Qué narices
había pasado? Dio un paso al frente y se detuvo.
Había cerrado
la puerta antes de subir. El sentido común hizo que se detuviera a pensar.
Sintió un nudo en el estómago y se quedó sin aire en los pulmones.
«Ve en busca de
Hyukjae.»
Salió de la
cocina caminando hacia atrás y se golpeó con la consola del pasillo, tirando la
lámpara al suelo.
El susto le
provocó un subidón de adrenalina.
¡Por el amor de
Dios! Se estaba comportando como un adolescente nervioso viendo una película
de terror. Seguro que Hyukjae estaba detrás de él, riéndose.
Se llevó una
mano al abdomen mientras se volvía y miraba hacia el sofá del salón.
Estaba vacío.
Miró hacia la cocina.
—¿Hyukjae?
No obtuvo
respuesta. El sudor le corría por la espalda, aunque estaba helado de frío.
«Piensa, Heechul.
¡No seas babo!», se reprendió. Reparó en el teléfono inalámbrico, que
descansaba sobre la mesa auxiliar del salón. Lo cogió con dificultad y se lo
llevó a la oreja con una mano temblorosa. No había línea.
Otra ráfaga de
viento estampó la mosquitera contra el marco. El ruido lo sobresaltó y le hizo
entrar en la cocina.
Había dejado su
bolso en la encimera, con el móvil y las llaves. Tenía que cogerlo. Respiró
hondo para tranquilizarse y comenzó a andar entre las sombras.
De repente,
pisó algo húmedo y resbaló. Se libró de caerse al suelo porque consiguió
agarrarse a una silla. Al mirar, vio que había un reguero de algo que comenzaba
en la puerta trasera y rodeaba la mesa.
De acuerdo.
Aquello no le gustaba un pelo. Algo iba mal. Era hora de largarse. Extendió el
brazo para coger el bolso.
Y algo duro lo
golpeó por detrás. El contenido de su bolso salió volando. Se tropezó contra un
taburete y cayó sobre la encimera, tras lo cual acabó en el suelo.
El brazo se
llevó lo peor del impacto, y el dolor le llegó hasta el hombro. Cuando abrió
los ojos, vio que Tiffany Hwang estaba de rodillas a su lado, con una pistola
en la mano.
—Bienvenido a
la fiesta, Heechul.
En ese momento,
Heechul vio que Hyukjae se encontraba en el suelo, detrás de la mesa. Estaba
inmóvil con los ojos cerrados. Le salía sangre de la cabeza.
Se le revolvió
el estómago. ¡Por Dios! No se había resbalado con agua.
—No, Heechul,
mírame a mí —le ordenó Tiffany—. ¿Sabes el lío en el que me has metido?
¿De qué mierda
estaba hablando? Heechul frunció el ceño. Abrió la boca para hablar, pero no
logró articular palabra.
—No te hagas el
tonto conmigo. Yo no voy a tragarme eso de «no recuerdo nada», como Mithra y Siwon.
Solo me has ocasionado problemas desde que empezó todo esto.
«Desde que empezó
todo esto. Mithra. ¡No!», pensó.
—Tú... —logró
decir a duras penas—. ¿Fuiste tú? Pero trabajas con Siwon. No lo entiendo.
—No eres muy
listo, ¿verdad? — Tiffany esbozó una sonrisa grotesca—. Seguro que es por culpa
de los medicamentos. El Tabofren habría salvado a Minyun. Y Siwon lo sabía.
Heechul frunció
el ceño. Intentó incorporarse protegiéndose el brazo herido con el otro.
—¿Quién es Minyun?
—Mi hermano. Siwon
estaba tan emocionado con el Tabofren que lo promovió de inmediato para los
ensayos clínicos. Y funcionó. Pero decidió echar marcha atrás cuando la FDA se
enteró de los efectos secundarios y frenó en seco la producción. Minyun murió.
Ese medicamento le habría salvado la vida.
Heechul tragó
saliva.
—Eso no lo
sabes.
—¿Ah, no? Yo
creo que sí. Heechul, ¿sabes lo que se siente cuando se pierde a un ser
querido? ¿O debería llamarte Jungwoo? ¿Qué prefieres? — La carcajada
amenazadora de Tiffany hizo que Heechul se sobresaltara—. Se me olvida con quién
estoy hablando. Por supuesto que sabes lo que se siente cuando pierdes a un ser
querido. Bueno, Siwon sí que lo sabe. Nosotros nos aseguramos de que lo
supiera.
—Ustedes... ¿lo
hicieron a propósito? ¿Por qué no me mataron sin más?
—A posteriori
es muy fácil tomar decisiones. Me quedé en minoría, mi voto no contó. Mi padre
y Mithra pensaban que podías sernos útil a largo plazo. Así que un secuestro
era mejor. Sin embargo, el avión en el que supuestamente viajabas se estrelló y
todo el mundo te dio por muerto. Nos pareció adecuado que Siwon sufriera. Y
tuvimos suerte de que yo tuviera un conocido en la aerolínea, que se aseguró de
que tu nombre apareciera en la lista de pasajeros. La gente está dispuesta a
hacer cualquier cosa por dinero.
—Tú... ustedes...
¿me mantuvieron vivo a propósito?
Tiffany se
encogió de hombros.
—Mithra
necesitaba muestras de tejido para sus ensayos si quería que otra agencia
gubernamental aprobara el uso del medicamento. Nos daba igual que no tuvieras
cáncer. Lo que nos interesaba eran los efectos secundarios. Y como tú estabas
ahí...
Heechul levantó
un brazo y se frotó la herida de la cabeza.
—Pero ¿cómo...?
—Esa fue la
mejor parte. — Tiffany rio—. No fuiste muy dócil durante el secuestro. Al
final, provocaste un accidente de coche. Mithra no te mintió en eso. Te
golpeaste en la cabeza y entraste en coma. Eso fue lo que le dio la idea de
utilizarte para el ensayo clínico.
—Mithra...
Tiffany puso
cara de asco.
—Mithra era un
imbécil. ¿Quién iba a pensar que tenía conciencia? Cuando descubrió que estabas
embarazado, se negó a suministrarte los fármacos. ¿Sabías que Minyun estaba
embarazado cuando le detectaron el cáncer? Tuvieron que elegir. Su vida o la
del bebé. Y después murió de todas formas. Cuando Mithra descubrió tu embarazo,
supuso que el destino lo estaba resarciendo. Y esperamos.
—Kim Youngmin es
tu padre —dijo Heechul.
—Veo que no
eres tan tonto después de todo —replicó Tiffany con una sonrisa—. También se
hace llamar Jin Hyunsuk. Es el dueño de Epickhigh Publishing. Tu jefe.
Heechul sintió
una oleada de náuseas.
—¿Qué le pasó a
Mithra?
Los ojos de Tiffany
se tornaron gélidos.
—Se asustó.
—Lo mataste.
—No me
importaba que quisiera utilizarte a modo de venganza. ¿Follarse al esposo de Choi
Siwon de forma habitual, arrebatarle a su familia y a todo lo que antes tuvo?
Era una idea brillante. Pero después de que Siwon prohibiera el desarrollo del
Tabofren por segunda vez, después de la fusión con Woollim Pharmaceuticals, Mithra
perdió el fuelle. Le preocupaba demasiado que lo descubrieran, le preocupaba
que Siwon descubriera que tú estabas vivo y que tenías un hijo. Quería que lo
abandonáramos todo cuando estábamos tan cerca de conseguir nuestro objetivo. No
podía permitir que lo tirara todo por la borda. Entregué mi vida para
asegurarme de que ese medicamento veía la luz.
—¡Dios mío! —Heechul
sintió el amargor de la bilis en la garganta.
—Adelante,
vomita. A mí me da igual. No te queda mucho tiempo en este mundo. —Los labios
de Tiffany esbozaron una sonrisa satisfecha.
—Hiciste que...
hiciste que cambiaran la lista de pasajeros del avión para que pareciese que Mithra
murió en el accidente, como pasó conmigo, ¿verdad?
—Un
paralelismo. Artístico, ¿verdad? Y todo habría salido bien de no ser por ti.
Tenías que empezar a escarbar sobre ciertas cosas que estaban mejor muertas y
enterradas. Y de no ser por Mithra, ese imbécil. Cometió la estupidez de dejar
la foto en la casa. Debería haberlo matado hace años.
Heechul tragó
saliva. Nadie lo salvaría. Hyukjae no se movía. No sabía si estaba vivo o
muerto.
—Mataste a
todos los pacientes que participaron en el ensayo clínico.
Tiffany no
replicó.
—Y a Kwon
Dahyun. Aquella mañana cogiste el coche de Siwon. ¿Te había amenazado con
delatarte?
—¿De verdad
crees que voy a contestar a tus preguntas?
Heechul captó
un movimiento detrás de Tiffany.
—¿También
mataste a tu padre?
—Eso fue un
accidente. —El rostro de Tiffany reflejó el dolor que sentía—. Tuvimos una
discusión. Pero su sacrificio no es nada comparado con el número de personas
que han muerto porque los fármacos que deberían usarse para salvar vidas se les
niegan a aquellas personas que los necesitan. ¿Qué sentido tiene desarrollarlos
si luego no van a usarse?
Hyukjae se
levantó, detrás de Tiffany. Le brotaba sangre de la frente. Parpadeó varias
veces y se tambaleó.
Heechul sintió
una oleada de pánico. Necesitaba que Tiffany siguiera hablando con él.
—La FDA se
encarga de establecer las normas que garanticen la seguridad de los
pacientes...
La ira
relampagueó en los ojos de Tiffany.
—No me des
lecciones sobre la seguridad. Si los pacientes hubieran podido acceder a ese
medicamento, mi madre estaría viva. Mi hermano estaría aquí también. Si mueren
unas cuantas personas por el bien general, así son las cosas.
Hyukjae golpeó
a Tiffany desde atrás, estampándola contra la encimera. La pistola resbaló por
el suelo. Hyukjae gimió y tras sentarse en una silla, cayó al suelo. Heechul se
puso en pie como pudo, con la intención de coger un candelabro de la mesa de la
cocina. Al ver que Tiffany trataba de levantarse, la golpeó.
Le dio en la
cara y después se apartó para que no lo agarrara. Sin embargo, resbaló en un
charco de sangre. Tiffany logró levantarse y se lanzó a por él. Forcejearon,
rodando por el suelo de la cocina hasta que Tiffany lo inmovilizó.
A Heechul le
dolían los brazos y le palpitaba todo el cuerpo, pero no pensaba morir así. Tiffany
alargó el brazo para recuperar la pistola y él forcejeó con brazos y piernas,
hasta que logró aferrarle la mano que empuñaba el arma.
«No, no y no»,
pensó. Así no. Tenía muchos motivos para seguir viviendo. Continuó luchando con
la energía que le quedaba. Siwan. Sulli. No podía perderlos.
La pistola se
disparó y Tiffany abrió los ojos de par en par. Se quedó paralizada mientras
miraba a Heechul como si estuviera en estado de shock.
El cañón de la
pistola apuntaba directamente a su pecho. Cayó hacia un lado, liberando a Heechul.
El arma golpeó el suelo con fuerza.
Heechul se puso
de rodillas a duras penas para comprobar si Tiffany tenía pulso. No lo
encontró.
—Vamos,
vamos... —murmuró al tiempo que comenzaba a hacerle un masaje cardíaco. La
sangre manaba de la herida y se extendía bajo su cuerpo.
Heechul
retrocedió y cayó al suelo de culo. Miró a su alrededor, presa de los
temblores. Y en ese momento vio que Hyukjae yacía inmóvil en el otro extremo de
la cocina.
O.o
ResponderEliminarahora ya muchas cosas tienen sentido!!!
la vida a vuelto a mi! jajajajajaja tenia que llegar a este capitulo para entender algo!!! jajajajajaja
pero que genial!!! pero si la zorra muere, digo Tiffany muere, a quien le van a hechar el agua sucia!!! no es justo!!! no se puede morir, al igual que Hyukkie~ ahh!!!
me voy a volver loca esperando la actualizacion!
Omg nuevo cap por favor!!!
ResponderEliminarJO.....eso en verdad no me lo esperaba.....pero era claro que tenia que ser alguien cercano a Siwon y saber todos sus movimientos,de la unica forma en que podian inculparlo por eso del carro y ademas asociarse son saber del todo de lo que iban las cosas.
ResponderEliminarAaaaaah,hyuk herido,la tipa esa a punto de morir *0*....que ya llegue alguien