Sungmin dejó la bolsa con ropa en el mostrador mientras
la puerta se cerraba de golpe.
–Supongo que no necesitarás esto después de todo.
–Lo siento. –Se apoyó contra el mostrador y lo miró–.
Entonces, dime como conociste a Hyukjae.
Sungmin se encogió de hombros.
–Vendo mis artesanías en un puesto
al lado de Judith. Hace un par de años, ella trajo a este tipo audaz para
trabajar con ella vestido con una remera ajustada y pantalones cortos. Hyukjae
realmente tenía el pelo largo en ese momento. De cualquier manera, había un
gran grupo de jóvenes y mujeres que se habían reunido para mirarlo. Judith
pensó que era un desastre, pero hice tanto dinero vendiendo bocetos de él que
no me importó.
Kyuhyun frunció el ceño mientras una ola muy peculiar de
celos le traspasaba. Y antes de que se pudiera detener a sí mismo, le preguntó
–¿Conservas alguno de esos bocetos?
–Sólo tenía uno, y se lo di a Donghae hace aproximadamente
un año.
Más aliviado que lo que admitiría, Kyuhyun lo miró
mientras él lo miraba. Su mirada siguió la curva de sus labios, la línea de su
mandíbula, y le hizo ansiar poseerlo, besarle los labios una vez más.
–Sabes, eres realmente guapo cuando sonríes.
–¿Lo soy? –preguntó, sintiendo una extraña satisfacción.
–Sí, lo eres.
Sungmin tragó mientras se daba cuenta que Kyuhyun ya no
tenía ninguna razón para quedarse allí. No es que a él le importara; debía
regresar a su trabajo. Y al mismo tiempo no quería que se fuera.
–Supongo que ahora te irás ya que estás todo vestido.
Él miró de reojo la luz del sol.
–Lo siento pero no puedo irme antes que el sol se
esconda.
–Oh –Sungmin trató de ahogar el vértigo dentro de él.
Él se aclaró la voz.
–Si tienes cosas que hacer...
–Oh no –dijo Sungmin rápidamente, luego hizo una pausa–.
Digo, yo... um... sería rudo, muy rudo, dejarte solo aquí. Especialmente cuando
no tengo una TV o cualquier otra cosa que puedas hacer. –se relamió los
labios–. Entonces, puesto que no puedes salir, que te gustaría hacer por el
resto de la tarde?
–¿Honestamente?
–Sí
–Nada me gustaría más que hacer el amor contigo.
Sungmin dio marcha atrás, sobresaltado ante la franqueza
de Kyuhyun. Pero más que eso, estaba aturdido, ya que quería lo mismo y apenas
lo conocía. Y aun así no podía negar cuánto deseaba hacer el amor con él.
Cuánto deseaba acariciar cada pulgada de ese cuerpo
poderoso.
Su lujuria no le parecía incorrecta. Parecía extrañamente
correcta y simplemente natural. De una forma extraña sintió como si ya lo
conociera. Como si se supusiera que ellos debían ser mucho más íntimos que dos
extraños que se habían encontrado casualmente en una calle oscura.
Lo deseaba a un nivel que no alcanzaba a comprender.
–No te andas por las ramas, ¿no? –preguntó
impertinentemente.
–No –contestó, con sus ojos quemándole con ardiente
potencia–, yo no.
El poder de su deseo le recorrió, cautivándolo. Él era
tan intenso, tan hipnótico. Y se encontró inexplicablemente atraído por él.
Él extendió la mano y tocó un mechón de su pelo. El deseo
se enroscó a través de sus venas, excitándolo. En ninguna otra parte sus
cuerpos se tocaban, pero juraba que podía sentirlo con cada célula de su
cuerpo.
Sungmin se estremeció con necesidad. Con calor.
Con deseo.
Se inclinó y murmuró en su oído, su respiración rozándole
la piel.
–Siempre he sido un firme creyente de vivir el momento.
En tomar lo que quiero cuando lo deseo. Y ahora mismo, Sungmin, yo te deseo.
Quiero saborear cada centímetro de tu cuerpo. Sentir tu respiración sobre mi
cuello mientras te hago el amor. Explorar con mi lengua cada parte de ti hasta
que me ruegues que me detenga.
Tembló de la forma en que dijo eso.
–La vida es corta, supongo.
Kyuhyun rió suavemente mientras le acariciaba la mejilla
con sus labios.
–Más para unos que para otros.
Sungmin inspiró profundamente mientras la seriedad caía
sobre ellos. El humor de la habitación no sólo era serio, el aire entre ellos
era cada vez más cargado. Con electricidad sexual.
Kyuhyun movió su boca peligrosamente cerca de la suya.
Lentamente.
Tentadoramente.
El tiempo se detuvo mientras esperaba que sus labios lo reclamaran.
Mientras esperaba, para saborear su pasión otra vez.
Luego, le tomó entre sus brazos y lo besó tan
posesivamente que le dejó sin aliento.
Sungmin gimió mientras lo saboreaba con sus labios y con
su corazón. Él invadió cada sentido que poseía. Sus músculos se abultaban y se
flexionaban bajo sus manos en tanto su lengua se frotaba contra la suya. Lo
escuchó gruñir bajo y profundo en su garganta, como una bestia desenjaulada.
Cómo le gustaba la forma en que este hombre se sentía en
sus brazos. El perfume a cuero y a Kyuhyun invadió su cabeza y le hizo
tambalear. Kyuhyun lo rodeó con la fuerte dureza de su cuerpo.
Sintió su deseo mientras su erección presionaba contra su
estómago, y lo encendía, haciéndole ansiar su cuerpo, sus caricias. Lo deseaba
dentro de su cuerpo tan desesperadamente que lo dejó estupefacto. Nunca en su
vida había deseado a un hombre como a éste.
Lo levantó en sus brazos, soportando su peso mientras
profundizaba el beso. Sin esfuerzo alguno, sus manos firmes sostuvieron su
trasero contra sus caderas mientras su protuberancia presionaba su centro.
Gimió ante el contacto íntimo con el cuero y el hombre.
Devolviéndole el beso tan duramente como podía, envolvió
sus piernas alrededor de su cintura.
Sintió su risa satisfecha rugir fuera de su cuerpo.
¿Oh, cariño, qué estás haciendo?
Sungmin oyó su razonable voz en su cabeza. No había
tenido una relación de una noche, o en este caso de un día desde la
universidad. La única vez que lo había hecho, se había sentido tan barato
después, que había jurado que nunca lo haría nuevamente. Y acá estaba, próximo
a repetir ese fiasco. Dios mío, no sabía nada de este hombre. Ni siquiera su
apellido.
–Me gusta como te siento, Sungmin –suspiró contra sus
labios.
Sungmin no podía pensar claramente. Él sumergió la cabeza
en su cuello donde sus labios lo quemaron. Sus dientes le rasparon la piel
mientras le mordía tiernamente.
Estaba a punto de decirle cuán filosos eran sus dientes
cuando le dio un estremecedor lametazo caliente a su piel.
Sus pensamientos se esparcieron por todos lados.
El hombre era simplemente demasiado delicioso, no podía
dejarlo ir sin haber probado ese cuerpo delgado y duro. Le sacó la remera por
la cabeza y recorrió con sus manos el pecho y el tatuaje. ¡Oh, sí. deseaba
esto!
¡Lo deseaba a él!.
Kyuhyun le dio una sonrisa con labios apretados mientras
veía el hambre crudo en sus ojos café oscuros. Iba a saborear a este hombre.
Hasta la última diminuta pulgada suya.
Debido a su pasión y su pasión de vivir, sólo podía
imaginar lo buen amante que Sungmin sería.
Había pasado bastante tiempo desde que hubiera encontrado
en alguien que le fascinara. Como Dark Hunter, había escogido a sus amantes al
azar, sabiendo que nunca los vería otra vez.
Por siglos, se había contentado con sexo de una sola noche.
Con parejas deseosas que no querían nada más de él que las pocas horas de
placer que les podía dar.
Los había encontrado a todas en la oscuridad de la noche.
Nunca a la luz del día.
Después de una conversación mínima, los había montado
salvajemente, y al terminar, se habían ido por caminos separados. La mayoría de
las veces, ni siquiera se había tomado la molestia de preguntarles sus nombres.
Pero en el fondo de su mente, sabía que algo era
diferente esta vez. Algo era diferente acerca de Sungmin.
No podía contar cuántos siglos habían pasado desde que compartiera
una risa real con un amante. Y este joven lo hacía reír. Lo volvía loco.
Mejor aun, lo hacía arder.
Sungmin había tropezado con su mundo y lo había puesto al
revés. Había tocado las emociones que había enterrado hacía mucho tiempo. Le
dio sentimientos que no entendía. Se sentía como un niño en la mañana de
Navidad, sobrecargado con vistas y olores. Sus sentidos lo estaban abrumando
con necesidad.
Con deseo por él.
Su cabeza dio vueltas al sentir como se envolvía
alrededor de él. El calor de sus muslos quemaron su cintura en tanto sentía su erección
contra su estómago.
Regresando a sus labios, lo llevó a la cama y lo acostó
sobre el colchón. Sin soltarse del abrazo, se colocó encima y lo besó
completamente, profundamente. Probó la calidez de su boca y escuchó sus gemidos
de placer.
Cerrando los ojos, inspiró su perfume único y dejó que lo
inundara.
Kyuhyun lo desnudó, tirando su ropa al piso. Sungmin se
sintió más que físicamente desnudo delante de él. Por alguna razón también se
sentía espiritualmente desnudo. Era como si pudiera ver profundamente dentro de
él de alguna forma, como si conociera cosas acerca de él que nadie más sabía.
Como si estuvieran conectados en un nivel que transcendía
el vínculo físico.
¡Al fin! Pensó, cuando volvió a acomodarse sobre él. Sungmin
siseó ante lo maravilloso que él sabía. Toda esa piel lujuriosa. Adoraba el
sabor de la mandíbula de un hombre.
Ninguno había tenido un sabor más perfecto. Su erección
era enorme. Echándose hacia atrás ligeramente, observó su cara mientras le
abría los pantalones y lo tocaba por primera vez.
Él cerró sus ojos y gruñó profundamente en su garganta
mientras se mecía suavemente en contra de sus manos. Oh, le gustó como lo
sentía. Estaba tan duro y listo para él.
Sungmin movió su mano más abajo, hasta poder ahuecar el
calor suave de él en su palma.
Kyuhyun gimió de placer. Se sentía tan increíblemente
bien que lo sostuviera de esa forma. Había tenido sexo más veces de las que
podía contar, y aun así había algo nuevo en esta experiencia.
Algo fresco.
–Simplemente amo este tatuaje –dijo Sungmin mientras lentamente
lo trazaba con su lengua bajando por su espalda.
–Amo cuando haces eso –dijo, lanzando sus botas y pantalones
hacia la esquina. Se aferró al borde de la cama mientras él seguía explorando su
espalda con la boca.
–¿Tiene un significado especial? –Kyuhyun cerró sus ojos
mientras Sungmin regresaba a seguir las marcas con su lengua
–Son símbolos célticos para la protección, el poder, y la
longevidad. –Kyuhyun apretó los dientes ante la ironía. Su tío no había tenido
idea lo que le aguardaba a su sobrino cuando había colocado esas marcas en su
piel. Cuán larga sería su vida.
–No puedo creer que tu tío hiciera esto. Mi padre se
intimidó cuando vio el mío.
Kyuhyun lo miró sobre su hombro.
–¿Tienes un tatuaje?
Apoyó su pierna izquierda alrededor de su cintura y le
mostró la parte interna del tobillo. Era un sol celta muy pequeño, con el
símbolo dentado para la creatividad.
Sonriendo, lo recorrió con la mano.
–Muy bonito.
–Sí, pero dolió por días. No puedo imaginar cuánto peor
ha debido ser el tuyo.
No tenía idea. Especialmente desde que había sido creado
mucho tiempo antes de que existieran las agujas esterilizadas. Su tío
meticulosamente había insertado el diseño en su cuerpo, por medio de golpecitos
durante tres meses. Algunas veces se habían infectado y sólo las habilidades
herbarias de Shengmin le habían salvado la vida.
–No fue tan malo.
–Ooh –dijo Sungmin en broma, arrugando la nariz–. El
Señor Tipo Rudo.
–¿Preferirías que dijera que dolió?
–Nunca duele admitir que sentiste dolor.
–Nene –dijo él quedo–. No siento dolor. En toda la vida.
Lo miró sorprendido.
–¿Realmente? ¿Ni siquiera uno pequeño? –negaba con la
cabeza mientras suprimía las emociones. No se atrevía a permitirse sentir el
dolor de todo lo que había perdido. Aún después de todos estos siglos, lo
destruiría.
–Es un desperdicio de tiempo y energía. También agota a
la mente y te hace débil.
–Pero sin dolor, no puedes tener alegría. Es el
equilibrio lo que nos hace apreciar los extremos.
Bueno eso era un concepto profundo. Muy profundo,
considerando que estaban desnudos, sentados en su cama.
–¿Siempre filosofas mientras estás desnudo con un hombre?
Sungmin mordió su hombro traviesamente con los dientes.
–Es bastante difícil encontrar a un hombre que esté
dispuesto a hacer eso. –Bajó la mirada hasta su pecho–. Imagino que sería mucho
más fácil si no te viese tan condenadamente bien sin tus ropas.
Gimió mientras bajaba la cabeza y tomaba uno de sus pezones
en su boca. Se recostó en la cama arrastrándolo con él.
Kyuhyun suspiró al sentir su aureola arrugada bajo su
lengua. Rozó con su mano la curva de la cadera, su muslo suave, hasta que pudo
tocar la parte que más ardientemente deseaba.
Sungmin gimió y tembló mientras él cuidadosamente
separaba sus redondos pliegues y atormentaba su hendidura.
Oh, sí, él quería esto. Quería ver su cabeza contra las
almohadas y oír su grito cuando se corriera por él.
Sungmin le aferró firmemente la cabeza contra su pecho
mientras abría mas las piernas, dándole un mayor acceso a su cuerpo. Ardía y
latía al sentir su mano acariciándole. Y cuando introdujo sus dedos en él,
gritó fuertemente.
Su cuerpo ardía por el de él de la forma más increíble.
Era tan caliente y feroz que le hacía temblar de necesidad.
Incapaz de esperar más, bajó la mano entre sus cuerpos a
fin de poder guiarlo profundamente dentro de su cuerpo.
Gimieron al unísono.
Sungmin arqueó la espalda, arrastrándolo aún más
profundo.
Era tan duro y caliente, tan completo. Nunca había sentido
nada mejor que él llenándolo.
Tenía tal forma de mover sus caderas mientras se
deslizaba adentro y afuera, duro y profundo. Lo atormentaba con sus manos, sus
dedos le acariciaban al mismo tiempo que sus empujes. El placer de su toque
impregnó cada fibra de su ser.
Y cuando se corrió, el orgasmo fue tan intenso que gritó.
Kyuhyun gruñó ante el sonido de su éxtasis mientras su
cuerpo se aferraba al de él. Gritando se estiró y lo arrastró encima.
Luego, hizo la cosa más extraña de todas... acarició con
la nariz su cuello y su cara, dejando caer besos por toda su mejilla y hombro. Kyuhyun
se congeló.
Sus brazos lo mantuvieron apretado, mientras envolvía su
cuerpo alrededor del suyo. La ternura de su toque y sus acciones lo punzaron,
penetrando a través del férreo control que mantenía sus emociones.
Era como si Sungmin realmente se preocupara por él. Como
si significara algo para él. Como si le estuviera haciendo el amor a él. Sólo
un joven lo había sostenido así... Apenas podía respirar. Por primera vez en mil
quinientos años él sentía que realmente le estaba haciendo el amor a alguien y
no solo satisfaciendo un deseo primitivo.
No, éste no era sexo sin sentido.
Él le sentía. Se sentía conectado. Sentía como si fueran
más que desconocidos sin ataduras entre ellos.
Cuando se corrió en sus brazos, tembló hasta el centro de
su maltratado y cansado corazón. Yació allí, vulnerable y aterrorizado.
No, él no podía haber sentido eso. Él no podría tener
estos sentimientos por Sungmin. No era posible. Estaba equivocado. Lo que
tuvieron fue sexual. Sexo increíblemente genial, pero nada más que eso. Sexo.
Simple.
Básico.
Elemental.
Y se lo iba a probar a sí mismo de una u otra manera
Sungmin yacía completamente satisfecho, respirando
trabajosamente, regresando muy lentamente a la deriva a sí mismo. Ese fue el
orgasmo más increíble que alguna vez había experimentado. No podía creer la
forma en que lo había sentido, la forma en que le había tocado.
Mantuvo su cabeza cerca de su corazón y sintió su
respiración desigual contra su pecho. Lo acunó con su cuerpo entero y absorbió su cálido peso.
Acostumbrado a hombres que rápidamente se salían de
encima después de correrse, no estaba preparado para cuando Kyuhyun se dio
vuelta sobre la espalda y lo jaló para atravesarlo sobre su pecho.
–¿No pensarás que ya he terminado, no? –preguntó él en su
oído.
–Bueno, sí.
Él se rió.
–Lord Sungmin, apenas he comenzado.
Para su delicia y temor, él confirmó esas palabras en el
transcurso de las siguientes horas: Hicieron el amor en la cama, en el piso, en
el sofá. La tomó en tantas posiciones diferentes que sintió como si él
estuviera recreando el Kamasutra.
¡Oh cielos, el hombre se sentía increíble! Él tenía más
energía que un equipo entero de atletas y era completamente atrevido cuando le
hacía el amor. Nunca había estado con un hombre y se había sentido así a gusto
con su cuerpo y sus expectativas.
Un hombre como éste era difícil de conseguir. Después que
acabaron en la barra, la cual nunca podría mirar otra vez sin sonrojarse, Kyuhyun
se paró desnudo, mirando dentro de su refrigerador con sus dos trenzas detrás
de su oreja mientras buscaba comida.
Él inspiró abruptamente entre sus dientes y se enderezó.
Sungmin le sonrió tan traviesamente que se ganó un rápido
beso antes de que regresase a la búsqueda en su heladera.
–¿Milord, tienes algo hecho de carne?
Sungmin pasó la mano a través de su espalda, calmando las
marcas rojas en donde le había hundido las uñas durante su último orgasmo.
–Tengo hamburguesas de soja, y recogí algunas barras de
cereales, germen de trigo, y harina de avena mientras estaba fuera. –Él
realmente lloriqueó–. Lo siento. Soy estrictamente vegetariano.
Él suspiró.
–Y yo soy estrictamente carnívoro.
Sungmin se chupó los labios y sonrió al recordar sus
mordiscos y pellizcos juguetones en su carne.
–Me di cuenta.
Giró hacia él y acercó su cuerpo desnudo contra él. Besó
sus labios como si aún pudiera saborearlo después de todo lo que habían hecho
esa tarde. Luego, se echó para atrás.
–A pesar de lo mucho que te deseo otra vez, necesito algo
más para alimentarme que tu ardiente y lujurioso cuerpo.
Agarró el queso de soja del estante de arriba y las
galletas saladas de harina integral que tenía en la barra. Sungmin empezó a
advertirle sobre el queso, pero cambió de opinión. Necesitaba algo más aparte
de él para morder, aunque para ser sincero, le gustaba ser su juguete para
masticar. El hombre era insaciable, y lo mejor de todo, era un campeón en lo
que hacía.
–Entonces dime, si no estuviera aquí, ¿qué estarías
haciendo hoy?
–Estoy seguro que probablemente me sentaría más
cómodamente, en primer lugar.
Con cara divertida, bajó su cabeza para acariciar con la
nariz el cuello.
–¿Puedo darte un masaje para hacerte sentir mejor?
Sungmin siseó ante su voz profunda y sensual.
–Tu masaje es lo que me metió en problemas.
Recorrió con su lengua la clavícula, luego se echó hacia
atrás y comió una galleta salada. Se ahogó.
Sungmin le paso el vaso con agua. Kyuhyun la tragó rápido
y la miró con ceño.
–¿Qué tan vieja es esta cosa? –comprobó la fecha de
vencimiento del queso y frunció más el ceño–. ¿Soja? –dijo cuando finalmente
reconoció el paquete–.¿Me dejaste comer queso de soja?
–Es bueno para ti.
–Es repugnante.
–Oh –dijo, como si le hablara a un niño–. Pobre bebé.
Estoy tan apenado.
–No, no lo estás.
–No, verdaderamente. Siento no tener cualquier cosa que
pueda ingerir un macho grande como tú.
Kyuhyun se sentó hacia atrás y sacudió la cabeza. Debería
haber pedido a Kangin que le trajera una hamburguesa con sus ropas. Aún así,
había disfrutado el día con él.
Aún si eso significaba comer cosas que deberían estar
clasificadas como desperdicios tóxicos.
Encogiéndose, alcanzó otra galleta, más preparado esta
vez para el sabor repugnante. A pura fuerza de voluntad, engulló seis galletas
saladas con queso, aunque apenas quitaron el borde de su hambre.
–¿Estás realmente muy dolorido? –preguntó.
Tomando todo en consideración, debería estarlo, pero su
toque era tan tierno que no lo estaba.
–No lo estoy. ¿Y tú?
–Nunca mejor.
Se reclinó en el piso y lo empujó a través de él. Sungmin
lo montó a horcajadas, para su asombro, estaba duro otra vez.
–¿Nunca te cansas?
Él ahuecó su cara en sus manos y le dirigió una mirada
fija, seria.
–Eres tú, amor. Definitivamente tú. Con cualquier otro,
me habría acomodado y estaría durmiendo hace horas.
–¿Lo dices en serio?
Él condujo su mano hacia su hinchada verga
–¿Qué piensas?
–Pienso que debería haber tomado más vitaminas esta
mañana.
–Y yo pienso que aún hay varias posiciones que no hemos
probado.
Kyuhyun despertó en la cama de Sungmin justo a la puesta
del sol. Sonrió con placer somnoliento mientras olía el perfume de trementina y
patchoulí en su piel.
Sungmin.
Todavía estaba acunado entre sus brazos, profundamente
dormido. Para su asombro, sintió que su cuerpo comenzaba a endurecerse otra
vez. Después de esta tarde, debería estar saciado por uno o dos días mínimo, si
no por una semana completa.
Debido a eso, no debería poder moverse.
Aun así quería tomarlo otra vez. Ahora mismo. Quería
sentir sus brazos y piernas envueltas a su alrededor, sosteniéndolo cerca
mientras se perdía a sí mismo con la sensación de su cuerpo deslizándose contra
él.
Sólo Shengmin lo había hecho sentirse así. Había sido
completamente insaciable con él. Mirarlo era arder.
Quería pasar el resto de la noche dentro de Sungmin.
Sentir su respiración contra su cuello mientras se enterraba en su calor húmedo
una y otra vez.
Pero no podía. Se suponía que debía encontrarse con Shindong.
Sin mencionar que habían Daimons en la calle listos para
matar, y tenía que proteger a la gente inocente.
–¿Kyuhyun?
Interiormente, se encogió ante el sonido de su voz
somnolienta. Había esperado hacer una salida silenciosa mientras él dormía.
Cómo odiaba las salidas confusas.
–Buenas noches, amor –murmuró él, besando su frente. El
le dirigió una sonrisa que lo deslumbró.
–¿Te estás yendo?
–Sí, tengo que encontrarme con alguien.
–Ok –le dijo.
Sungmin se levantó de la cama, y se envolvió con una
sábana.
–Fue realmente genial conocerte, Kyuhyun. Gracias por un
día maravilloso.
Lo dejó solo.
Kyuhyun frunció el ceño. Esta era normalmente la parte en
donde sus amantes le rogaban que se quedara, al menos un poco más de tiempo.
Donde le decían que era el mejor amante que alguna vez habían conocido y luego
lloraban ante el pensamiento de nunca tenerlo otra vez.
Pero Sungmin parecía completamente de acuerdo con su
partida. No parecía sentir la más mínima tristeza.
¿Qué era esto?
Salió de la cama y dejó la habitación para encontrarlo en
la cocina, sosteniendo un pastel de arroz entre sus dientes mientras se servia
una taza de jugo rosado.
–¿Sungmin, estás bien?
Se sacó el pastel de arroz de la boca y lo miró.
–Estoy bien.
Su cara empalideció un poco.
–¿Oh, Dios, no irás a ponerte posesivo o extraño conmigo
ahora, no? Por favor dime que no eres uno de esos tipos de los que Sungjin me
contó, de esos que tienen un poco de sexo con alguien y luego creen que lo
poseen.
¿Un poco de sexo? ¡Un poco de sexo!
Kyuhyun se quedó sin palabras. Estaba acostumbrado a
dejar a sus amantes, pero esta vez era la más fácil que había vivido, y lo
encontró extrañamente desconcertante.
Perturbador.
Humillante.
Especialmente después de la forma en que los dos se
habían llevado. Ésta había sido la mejor maratón de sexo que alguna vez había
tenido. Sungmin había igualado su pasión y energía de un modo que había sido
increíble.
¿Ahora estaba bien con él simplemente saliendo por la
puerta?
–¿Estás seguro que está bien? –preguntó otra vez.
–Mira, está bien, ¿sí? Sabía cuando accedí a esto, que tú
no estarías rondando después. No soy estúpido, sabes. Soy un chico grande. Tú también
lo eres y estoy seguro que tienes una vida a la que regresar. –El pánico paso
por sus ojos–. Oh Dios, no estás casado, ¿no?
–No, no lo estoy.
Dejó escapar un suspiro de alivio.
–Entonces, ningún daño, ninguna culpa. –Cruzó la corta
distancia hasta la heladera para devolver la jarra de jugo.
–¿Sungmin?
Hizo una pausa para darle una mirada resentida.
–¿Qué, Kyuhyun? ¿No estás teniendo ansiedad por la
separación, no? Hoy estuvo divertido y valió la pena, pero debo regresar al
trabajo. Tengo una tonelada de cosas que necesito hacer esta noche.
–Sí, pero... –no terminó la frase. Se rehusaba.
–¿Pero…?
Él mantuvo su mandíbula cerrada. Muy bien, si quería que
se fuera, entonces él se iría. Igualmente no debería haber pasado el día con él.
Tan cerca de Mardi Gras, no podía distraerse. No importa si venía en la forma
de un tentador de pelo oscuro.
–Nada –dijo.
Él se vio aliviado.
–Ya que tienes que encontrarte con alguien, toma una
ducha mientras hago algo para cenar. –Kyuhyun se duchó, pero cuando terminó,
rechazó comer su ensalada de tofu y bistec de soja.
–Gracias otra vez, Sungmin –dijo mientras se colocaba la
campera sobre la remera. –realmente tuve un muy buen día.
–Yo también –dijo sonriendo mientras masticaba su
ensalada y ojeaba una revista de arte.
Aún no podía creer lo bien que se estaba tomando el que le
dejara. Maldición. Una parte de él esperaba que le rogara que lo llamara.
Preguntara su e-mail. Algo. Pero Sungmin no lo hizo.
Hombre, como odiaba el siglo XXI. Sungmin levantó la
cabeza cuando se apresuró hacia la puerta.
–Cuídate, Kyuhyun, y en el futuro, por favor prueba a
permanecer fuera del camino de las carrozas de Mardi Gras, ¿ok?.
Kyuhyun levantó la ceja, estupefacto.
–¿Cómo?
–No recuerdas la última noche, ¿cuándo no podías moverte?
Kyuhyun asintió con vacilación, incapaz de creer que eso
era lo que se había estrellado contra él.
–¿Fui atropellado por una carroza de Mardi Gras?
–Sí, fue Baco.
Ahora esto añadía un insulto a la herida. Ahora, sólo
esperaba que Minho no se enterase. Nunca.
Ya sabía yo que el Kyumin se iba a dar duro y parejo.
ResponderEliminarDaría mi vida por la versión kyuminezca del kamasutra.
Me parece que la versión superada de Min no es muy del gusto de Kyu, es más me encantó el fue hermoso y cuídate con el que lo despacho del departamento salvo que a Kyu no le hizo mucha gracia
Ya sabía yo que el Kyumin se iba a dar duro y parejo.
ResponderEliminarDaría mi vida por la versión kyuminezca del kamasutra.
Me parece que la versión superada de Min no es muy del gusto de Kyu, es más me encantó el fue hermoso y cuídate con el que lo despacho del departamento salvo que a Kyu no le hizo mucha gracia
ahh!!!! Dios!!!! jajaja a Kyu le dio a Min como a violin prestado, duro contra el muro, el suelo, la cama, el sofa y la barra!!
ResponderEliminarjajajjajajaj
esos dos me van a matar de la risa, Min cada vez deja mas sorprendido y confuso a Kyu!!!
jajajajja que capitulo tan genial!!!
imaginarse a esos dos en esas es tan ajksfhahsdgfyasdgtagfsjdfhgasfajsfa
me encanto!!! gracias!
Hahah de seguro Kyu y Minnie se conocen de una vida pasada(?) jdjfjdj pobre Kyu todo desconcertado porque le deja ir así nomás xD estoy follan como conejos Haha aunque Min es conejo xD espero un nuevo Capi con ansias *^*
ResponderEliminarPues a mi me queda la duda de que es lo que pensaba SungMin mientras KyuHyun se despedía, porque con la tarde que se han pasado dudo mucho que le importe tan poco, si un poco más y salen chispas de esos dos. Pobre KyuHyun se sentía abandonado xD Vamos a ver como será su próximo encuentro.
ResponderEliminarYo sigo con las sospechas sobre ShengMin y SungMin xD
Gracias por el cap!!
Ok.......el KyuMin nos esta poniendo cardiaca la situación,y ninguno de los dos tiene llenadera.
ResponderEliminarKyuhyun se va porque el deber le espera,y Sungmin se resigna por que así debe ser,solo fue algo de un día,aunque aquí el afectado sea Kyu,pero no dudo que Min sienta un vacio con la partida de Kyu.
Gosh,este par no dejo lugar sin bautizar *0*
No sé,mucha y muy buena interacción entre ellos. A veces nos desespera que no concreten algo desde el inicio,pero esto me da mala espina,y más con eso de que kyu siente una afinidad con Min,y luego los nombre "parecidos",los tatuajes,el gusto por algo.....esto se va a poner mal....lo sé