Amor en el aire- Capítulo 6



Al día siguiente, resplandeciente con un traje de chaqueta verde jade acompañado de un pantalón de lino color beige, Heechul asistió al bautizo de Sik en la pequeña pero majestuosa catedral. La música del órgano y del coro acompañante se elevó celestialmente hasta los altos techos, y el templo se llenó con las personas más importantes de Hyundai, además de la familia más cercana. El único que no pudo acudir fue el Rey, ya que su salud era demasiado delicada y, según había dicho Siwon, apenas abandonaba ya sus habitaciones de palacio.

Aun así, a pesar de la grandeza y el esplendor, en esencia fue una celebración familiar. Como sucedía en cualquier otra familia del planeta, hubo intercambio de sonrisas cuando Sik comenzó a llorar al sentir el agua sobre su frente.

Sólo cuando salieron al exterior y les cayó encima una lluvia de flores olorosas, junto con gritos de celebración, y ante lo que parecía toda la población de la isla, Heechul se dio cuenta de que también era una celebración regia y de trascendencia.


La comida se ofreció en palacio, y fue mucho menos formal que el banquete de estado de la noche anterior. En esa ocasión, Heechul se sentó al lado de un joven llamado Shawn, una belleza más o menos de su misma edad, cuya piel color aceituna y sus ojos oscuros lo identificaban como nativo de la isla. Era dulce y encantador, y estaba muy interesado en saber cosas de Heechul.

—No puedo creer que Siwon haya traído por fin a alguien a su tierra —le comentó suavemente.

Heechul sonrió, aunque con una sonrisa crispada y poco natural.

La noche anterior, cuando al fin habían regresado a sus habitaciones, los dos se habían movido en círculos, contemplándose, como dos contendientes en pie de guerra. Él no se fiaba de él, se sentía confundido por Siwon, y había querido poner distancia, como él había hecho. Quería mostrarle, y probarse a sí mismo, que no tenía un irresistible poder sobre él.

Su reticencia lo embelesó, y Siwon empleó sus mejores recursos para seducirlo. Le acarició el pelo y le dijo que era hermoso. Lo desvistió lentamente... muy lentamente... como si tuviera todo el tiempo del mundo.

¿Quién podría haberse resistido a una seducción así mientras él le engatusaba, lo tranquilizaba y lo excitaba, todo al mismo tiempo?

Aunque una parte de Heechul intentó resistirse, se sintió incapaz de hacerlo. Él lo convirtió en lava ardiendo, en una persona receptiva y con un enorme deseo hacia él, como siempre lo sentía, y entonces se tumbaron sobre la cama y pasaron casi toda la noche haciendo el amor. Aunque tal vez esa era sólo su versión de lo que habían hecho.

El problema era que no parecía haber ninguna forma de describir algo entre «hacer el amor» y «tener sexo». 
Claramente, no había sido lo primero, desde luego no en lo que a Siwon concernía, y lo segundo sonaba tan... tan clínico. Y, fuera lo que fuera, estaba claro que no había sido algo clínico. Había sido algo indescriptible. Abrumador. Y, una vez que sus turbulentas emociones se habían derretido bajo el derroche de caricias de él, Heechul había tenido que contenerse para no animarlo a más.

¿Por qué se había liado con un hombre tan inalcanzable como Choi Siwon ? ¿Y por qué no había tenido la perspicacia de darse cuenta de que intentar aislar sus sentimientos hacia él era tan inútil como silbar en el viento?

—Cuéntame, ¿cómo os conocisteis? —preguntó Shwan con una sonrisa.

—En una fiesta.

Shwan mantuvo las cejas enarcadas de modo interrogante. Heechul tomó otro sorbo de champán.

—En Nueva York —añadió.

—A él le encanta Nueva York —comentó Shwan pensativo—. Pero cómo no, si es allí donde vivía su tía, con la que se fue a vivir cuando murió su madre...

—No... no lo sabía.

Shwan se encogió de hombros.

—Bueno, tú mejor que nadie sabes lo introspectivo que puede ser Siwon para ciertas cosas.

Desde luego que lo sabía.

—¿Lo conoces desde hace mucho?

—Oh, desde siempre —respondió, sonriendo de nuevo—. Créeme, he visto a Siwon en todas sus facetas. De pequeños jugábamos juntos. Es como... bueno, no exactamente un hermano, no tenemos una relación tan estrecha; más bien, como un primo, supongo.

A Heechul nunca le había parecido que él tuviera una relación estrecha con sus hermanos, pero no dijo nada, y además, supo que el subtexto de lo que Shwan le estaba contando era que no había ningún romance, ni deseo de tenerlo, entre Siwon y él. Aquella certeza le resultó extrañamente reconfortante, y Heechul sonrió.

—¡Y tú eres mucho mejor que el último joven con el que salió! —exclamó Shwan fervientemente.

Aquélla era una de esas situaciones de las que Heechul leía en las revistas, en la cual sabía que debía ignorar por completo esa frase y continuar hablando de otra cosa. Pero no pudo contenerse.

—¿Ah, sí? —preguntó con desenfado—. ¿Y cómo era?

—Oh, ya sabes —comenzó Shwan, e hizo una mueca—. ¡Uno de esos rubios de ojos pintarrajeados de negro que parecen fabricados!

Aunque quiso contenerse, Heechul no pudo evitar reír. No era tan ingenuo como para pensar que Siwon había llegado hasta su cama siendo virgen.

—¿Y eso cuándo fue?

—Uff, hace mucho tiempo. El pasado otoño, creo. Sí. Yo había ido a Nueva Inglaterra, y llamé a Siwon para quedar con él antes de regresar.

El sonido de la charla fue reemplazado por un repentino zumbido en los oídos de Heechul. La boca se le secó y se apresuró a beber más champán, lo que le hizo sentirla aún más seca. El pulso le latía fuertemente en las sienes, como si alguien estuviera golpeándole rítmicamente con un martillo.

¿El pasado otoño?

¿Cuándo había sucedido exactamente? ¿En septiembre, o incluso octubre?

¡El había comenzado su romance con Siwon en junio!

Sintió el amargo sabor de la traición, que hizo que el sabor del champán pareciera un recuerdo lejano. ¿Había estado Siwon engañándolo con otro? Qué idea tan horrible...

Nunca supo cómo logró que su rostro no reflejara su reacción. Tal vez se había convertido en un experto en esconder sus sentimientos, practicaba a cada momento con Siwon. Fuera como fuera, logró esbozar una sonrisa fría y madura. Después de todo, podía existir una explicación, ¿no era eso lo que sucedía en las novelas? ¿Que el rubio de ojos pintarrajeados era en realidad su joven hermano?

¡Pero el no tenía!

¿Sería su primo?

Mantuvo la forzada sonrisa. No sacaría ninguna conclusión, decidió. Ni pondría a Shwan en una situación incómoda. Se lo preguntaría él mismo a Siwon. Más tarde.

Y entonces, interrumpiendo sus pensamientos con la precisión de un canto rodado lanzado a un estanque ya turbulento de antemano, oyó el profundo y rico acento de él.

—¿Estás divirtiéndote, cariño? —murmuró Siwon.

El giró la cabeza y lo miró. Llevaba un traje y una camisa prístina, y una corbata de seda tan azul como el mar que se veía a través de las ventanas de palacio.

La noche anterior él había estado muy tenso, casi irritable, pero era increíble lo que una noche de buen sexo podía hacer, porque ahora Siwon estaba tan alegre como le era posible. Sus ojos negros resplandecían con fuego y vida, y su piel brillaba con una especie de luminosidad que se generaba en su interior. Desprendía energía y vitalidad, y estaba terriblemente irresistible, y Heechul notó que el pulso se le aceleraba.

—Esto es encantador —respondió tranquilamente, porque de alguna manera así era.

Si le mostraran a alguien una fotografía de la escena, seguro que esa persona habría deseado estar allí. El bebé estaba dormido, y había una charla suave y tranquila después de una reunión muy agradable.

—Es encantador de veras —repitió Heechul, mirando a su alrededor como si quisiera congelar la escena y guardarla en su mente para no olvidarla nunca.

Siwon entrecerró los ojos. Había algo en la expresión de Siwon que no lograba interpretar, y pensó, y no era la primera vez, en lo enigmático que era. Parecía resistirse a la tendencia moderna de desvelar sus ideas y sus sentimientos más profundos al poco de conocer a cualquiera. ¿Acaso no había algo intrigante y devastadoramente atractivo en un joven que siempre se guardaba algo para sí?

Siwon inclinó su cabeza un poco más para que sus palabras resultaran más seductoras al decírselas al oído.

—Esto va a terminar en breve. ¿Qué te parece si nos vamos a la habitación... para echarnos la siesta?

Heechul tragó saliva. Estaba seguro de que la idea de Siwon de una siesta no tenía nada que ver con la definición tradicional pero, de alguna forma, ¿no era eso justo lo que él necesitaba? No la parte física, que era indiscutiblemente su razón para hacerle aquella propuesta, sino la oportunidad de preguntarle acerca del rubio y de algo más...

Sonrió.

—Sólo si estás seguro de que a tu hermano y a tu cuñado no les parecerá una descortesía que nos marchemos.

—¿Estás loco? —preguntó él, enarcando las cejas—. Mi hermano creería que he perdido el juicio si no lo hiciera. Ven.

Silenciosamente, abandonaron la reunión, y Heechul se sintió casi mareado mientras recorrían los pasillos de frío mármol. Porque todo aquello era una farsa, ese fingir que nadie sabía adonde iban, ni suponía cuál era su intención, o más bien la de él. Los otros invitados advertirían su ausencia, pero era más que eso, había sirvientes por todo el camino, siempre estaban rodeados de sirvientes. A veces, como en aquella ocasión, conscientes de que estorbaban, desaparecían, como si no estuvieran hechos de carne y hueso.

Y aun así, Heechul sabía que, si Siwon tenía la más mínima necesidad o deseo de una bebida, o un periódico, por ejemplo, entonces esos sirvientes tan iguales unos a otros, interpretarían mágicamente qué necesitaba y aparecerían discretamente a su lado para cumplir su voluntad.

¿Acaso ese tipo de atenciones durante toda una vida no cambiaba a cualquiera? Debía de hacerlo. Cuando uno se acostumbraba a tener a un ejército de sirvientes a su alrededor, se le podía perdonar que pensara que las reglas normales de circunspección y fidelidad no eran necesarias.

¿O sí?

Bueno, él lo iba a averiguar muy pronto.

En cuanto regresaron a la suite, Heechul se quitó la chaqueta del traje que él le había comprado. Al permitir a aquel hombre que le comprara ropa, ¿no había puesto a la venta también algo de sí mismo?

—¿Te he dicho lo hermoso que estás hoy? —murmuró él, acariciándole la barbilla y elevándola después ligeramente entre sus dedos, como queriendo examinar su rostro más de cerca.

Heechul había planeado no permitirle que le tocara, pero ¡oh!, qué seductora podía ser una caricia dulce, casi protectora. Tal vez si él hubiera intentado seducirlo abierta y ardientemente, no habría respondido tan bien. Pero tal y como Siwon lo estaba haciendo, todos sus nervios parecían a flor de piel, profundamente sensibilizados.

¿Debía dejarlo continuar?, se preguntó, ¿fingir que no tenía preguntas que le torturaban, y rendirse a su abrazo y a lo que siguiera después, consciente de que tal vez fuera la última vez que pudiera experimentarlo? ¿Debía permitirse saborear por última vez aquel aquello?

No. La pasión era poderosa, pero su orgullo podía serlo más. Se apartó de Siwon y se colocó frente a la ventana para contemplar el paisaje.

En el exterior, la brisa hacía temblar los pétalos de las fragantes rosas. Eran flores de color rosa, dorado, carmesí y melocotón. Una masa de flores blancas rodeaba a una estatua, que parecía tan pura y perfecta como las nubes que cruzaban el cielo azul. ¿Quién hubiera pensado que un chico normal y corriente como él podría terminar en un lugar como aquél? Un palacio. Y con un príncipe arrebatadoramente guapo junto a él deseando quitarle la ropa y hacerle el amor una vez más.

«Estoy viviendo un sueño», pensó. Pero en su interior, tan incesante como el latido de su corazón, estaba la conciencia de que el sueño estaba en peligro de estropearse.

Heechul se giró y se encontró con que él tenía los ojos entrecerrados y la mirada vigilante. Siwon era un hombre muy perceptivo. Había tenido la sensación de que algo no marchaba bien pero, como los consumados jugadores de póquer, estaba esperando el momento oportuno, estaba esperando a que él jugara sus cartas antes de aplastarlo con su victoria. ¿Podía él hacerlo?, se preguntó Heechul. ¿Eran sus recelos y sus temores no pronunciados completamente infundados? Heechul rezó por que así fuera.

Pero la pregunta que hizo, cuando logró articular palabra, no fue la que había planeado preguntarle. Fue como si estuviera buscando información para plantear la pregunta que seguía a continuación. Como si estuviera documentándose.

—¿Por qué me has traído aquí, Siwon?

—Sabes muy bien por qué. Creí que te divertiría hacerlo —respondió, y frunció el ceño—. Creía que te estabas divirtiendo. ¿No es así?

Heechul no respondió a la pregunta.

—¿Se trata sólo de eso? Quiero decir, ¿no hay ningún otro motivo?

Hubo una pausa. Él no sólo era un joven independiente, también era inteligente. ¿Resultaría un insulto a su inteligencia si él intentaba convencerle de que su único objetivo había sido que conociera la vida de una familia real en el lujoso entorno de Hyundai?

El asunto era si él era lo suficientemente maduro para aceptarlo a él como el hombre que era de verdad, con los defectos y también las cualidades de cualquier otro hombre.

Siwon se encogió de hombros y esbozó una sonrisa compungida.

—Es útil tenerte aquí —murmuró.

De las palabras más insultantes que él podría haber empleado, «útil» estaba entre las cinco primeras, pensó Heechul. ¿A qué se refería exactamente?

—¿Útil? —repitió, atónito.

Siwon comenzó a desanudarse la corbata. ¿Cómo podía hacérselo comprender?

—Mi presencia aquí siempre invita a alimentar el frenesí.

—¿Alimentar el frenesí? —repitió él de nuevo, sintiendo como si estuviera aprendiendo un idioma repitiendo frases—. ¿A qué te refieres?

—Me refiero a que los habitantes de esta isla parece que necesitan casar a sus príncipes. A Kangta le presionan al respecto, pero sobre todo me presionan a mí. La pareja de Kangta será escogida de entre un grupo reducido y exclusivo, pero el campo es más amplio en mi caso. Sobre todo ahora que Hyuk, el más joven de nosotros, ha sentado la cabeza y ha dado a Hyundai un posible heredero.

Siwon tuvo el detalle de parecer ligeramente avergonzado mientras lo miraba, casi como un niño que se hubiera perdido, con sus ojos negros que le hacían derretirse. ¿Acaso Siwon pensaba que ese encanto iba a absolverlo de lo que acababa de confesar? ¿O que, por haber tenido el privilegio de ver un atisbo de su vulnerabilidad, se lo perdonaría todo?

—A ver si me aclaro —dijo Heechul, con una voz que no sonaba en absoluto a su voz normal—. ¿La invitación para que yo viniera aquí, aparte de los obvios beneficios de tener una pareja sexual siempre dispuesta y que no iba a exigirte nada, era una especie de talismán que mantendría alejado de ti a las posibles parejas?

—¡Ésa es una manera muy simplista de verlo! —protestó él.

—¿Lo es?

Heechul advirtió que Siwon no negaba lo que él había dicho pero ¿cómo iba a hacerlo cuando lo que había dicho era verdad? ¿Contestaría a la siguiente pregunta, cuyas consecuencias podrían poner fin a su relación? Heechul se recordó a sí mismo que la palabra «relación» era falsa en su caso. Lo que había entre ellos no 
era una relación, era una farsa.

La mirada de Heechul era firme y resuelta, pero su voz sonó un poco estrangulada, y las palabras le salieron a trompicones.

—¿Te acostaste con un rubio el pasado otoño?

Él detuvo su acción de quitarse la corbata y entrecerró los ojos.

—¿Cómo? —preguntó suavemente.

—¿No me has oído? ¿O no lo has comprendido? —preguntó Heechul, pero el dolor había comenzado a apoderarse de él al ver que Siwon no lo negaba—. Es una pregunta muy sencilla, Siwon, con una respuesta sencilla, sí o no. ¿Te acostaste o no con un rubio en otoño?

—¿Cómo te atreves a interrogarme de esta manera?

—¿Eso es un sí? —preguntó con firmeza—. ¿O un no?

Se miraron el uno al otro, y el espacio entre ambos pareció aumentar a cada instante.
Él asintió.

—Sí, pero no significó...

—¿Nada? —terminó Heechul sarcástico, sintiendo que el vacío de su corazón aumentaba, y alguien introducía en su interior una sustancia dolorosa y abrasiva—. Eso es lo que dicen siempre, «no significó nada». ¡Así no sólo insultan a su pareja a la que han traicionado, sino también a la persona con quien la han traicionado!

—¿Traicionado? —explotó él—. ¡No emplees palabras tan emotivas conmigo, Heechul! ¡En aquel momento había estado contigo solamente en dos ocasiones!

—¡Pero te habías acostado conmigo! —gimoteó.

—¿Y qué? Por Dios santo, ¿no crees que te lo estás tomando demasiado en serio?

Heechul se sentía enfermo.

—¿Cómo es eso? —preguntó, temblando—. ¿Por qué me lo estoy tomando demasiado en serio?

—Porque en aquel tiempo lo que había entre nosotros era algo ocasional. Era nuevo, inseguro. Era todas esas cosas que son verdaderas al principio, y a veces el principio es el final.

—¡No intentes confundirme con tu lógica enrevesada! —rugió Heechul.

—Estoy intentando contártelo como es —replicó él con una forzada paciencia que era un territorio extraño para él—. No habíamos quedado en volver a vernos de nuevo, ¿recuerdas?

A través de la niebla de su dolor, Heechul buscó en sus recuerdos, intentando encontrar algo que hiciera todo aquello aceptable. La niebla se disipó. El había ido enlazando una serie de vuelos transoceánicos que coincidían con los viajes por el mundo de Siwon en la dirección opuesta. Y sí, en teoría él tenía razón, no habían quedado en volver a verse de nuevo.

De hecho, él le había dicho que lo llamara cuando quisiera, pero Heechul no se había molestado en hacerlo. Estaba en esa primera fase de toda relación en el que no estaba muy seguro de Siwon, no estaba seguro de si realmente quería verle de nuevo, y él no deseaba ir detrás de Siwon, perseguirlo, porque eso sólo conducía a lograr un corazón roto y a la pérdida de respeto.

Heechul se había dado cuenta de que, para un hombre como Siwon, ser él quien fuera detrás de la otra persona lo era todo, y si un joven invertía el rol, no tenía ninguna posibilidad con él.

Casi lo había dado por terminado cuando él le telefoneó cuando menos se lo esperaba.

—¡Creí que ibas a llamarme! —lo acusó Siwon suavemente.

—He estado ocupado —replicó él.

—¿Ah,sí?

Él rió, y su voz sonó como una cañeta. Siwon había intentado olvidarlo. Heechul le había llegado al alma de una forma a la que no estaba acostumbrado, una forma que implicaba un peligro desconocido, no del tipo que le apetecía afrontar. Pero no había funcionado. No había logrado olvidarlo.

—Te he echado de menos, Heechul —había murmurado, y él había estado perdido.

A nivel intelectual, Heechul podía ver en ese momento la lógica detrás del razonamiento de Siwon, pero los celos eran otro asunto, y florecían y crecían como una mala hierba.

—¿Y cuántos más? —preguntó él acaloradamente—. ¿Cuántos más desde entonces?

—¡Ninguno! —exclamó él, explotando—. Después de él sólo has estado tú... ¡y lo sabes!

En algún nivel sí lo sabía, porque la forma en que habían hecho el amor había sido completamente diferente cuando habían vuelto a juntarse. Era como si durante la separación las barreras que existían entre ambos hubieran desaparecido, desde luego las sexuales sí. Heechul se había sentido más libre y más liberado, capaz de permitirle a Siwon realizar sus fantasías. Y las suyas propias.

Tal vez en aquel momento podría haberlo perdonado si no hubiera sido por el motivo por el que Siwon lo había invitado allí. Su sueño secreto, que él quisiera presentarlo a su familia y profundizar en su relación, había sido tan irreal como todo sueño.

—Eso no cambia la razón por la que me has traído aquí —afirmó, mirándolo triste— ¿He alcanzado una consideración tan alta por tu parte, que debo alegrarme de que me hayas traído aquí para espantar a otros? ¿Para protegerte de su acoso como si yo fuera un perro guardián?

—Estás haciendo...

Por primera vez desde que lo conocía, Siwon parecía tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas.

—... una montaña de un grano de arena —terminó él, acaloradamente.

Heechul sintió aquello como una bofetada, y explotó, igual que había hecho él.

—¡A mí no me lo parece! —exclamó, furioso—. ¡Y creo que las cosas no han cambiado, para que lo sepas! ¡Era algo ocasional entonces y lo sigue siendo ahora!

¿No le había dicho lo mismo a Kangta el día anterior?

Se produjo una pausa extraña y tensa, que no podría describirse como silencio, porque el sonido de su respiración llenaba el aire de acusaciones y dolor.

—¿Y qué quieres hacer al respecto? —dijo él de pronto—. ¿Vas a gritar y a enfurecerte un poco más, y luego vas a venir aquí y a dejarme que te bese como nunca?

¡Como si aquello fuera un rasguño en la rodilla en lugar de una profunda herida en su corazón!, pensó Heechul. Cerró los ojos unos instantes para ocultar el brillo de sus lágrimas y negó con la cabeza.

—No. Quiero irme a casa —dijo con voz temblorosa—. Y no quiero volver a verte nunca.

Siwon se lo quedó mirando, incapaz de creer lo que decía.

—No juegues conmigo, Heechul —le advirtió suavemente—. Porque no tengo ganas de jugar. Si me amenazas con marcharte, lo dispondré todo para que así sea. Pero no voy a salir corriendo detrás de ti, ni voy a rogarte que te quedes. No es mi estilo.

No, él no podía imaginárselo así. Pero no estaba jugando, estaba hablando muy en serio.

—Entonces disponlo todo. Por favor.

Siwon lo recorrió con la mirada una última vez.

—Así será —gruñó, como un patinador clavando su cuchilla en el hielo.

Luego se giró sobre sus talones y salió de la suite dando un portazo, dejando a Heechul contemplando el lugar donde había estado antes y conteniéndose para no echarse a llorar.

Y mientras se maldecía a sí mismo en silencio por no haberle preguntado nada, el asunto que no había planteado surgió en su mente como un oscuro fantasma.

Pero no tuvo dificultades en volver a relegarlo al fondo de su mente.


Su filosofía de vida se había desarrollado mucho porque su trabajo implicaba volar a menudo. Los accidentes sucedían de vez en cuando, pero no tenía sentido preocuparse por ellos hasta que sucedían.

5 comentarios:

  1. O...o holy sh***** ...... Me gusta la actitud de heechul que el idiota de siwon baje de su altar y sepa sueño toda mueren por el(que se que es mentir xddd porque simba es hermoso y perfecto) pero aquí es un idiota engreído como se atreve a engañar a la chula mas bella del mundo y mentirle aaa que rabia yme alegro que se quiera ir para herirle el orgullo de donjuan 77* uyyy tengo rabia con siwon >.<*** porfis actualiza pronto porfis porfis que me comete los dedos en la espera x.x y gracias por la actuuuu :3333 alegras mis dias con estas actualizaciones aunque suene contradictorio porque estoy enojada con silba xdd pero amo los cap nuevos :333

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  2. Ohh Dios Hee, hasta que explotaste. Y como no haceto despues de esa bella charla.
    Espero que las cosas mas adelante salgan bien.
    Siwon es un idiota, en vrrdad que no tiene tacto para nada

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  3. Muy buen capitulo!!!! Siwon por que tiene que ser tan engreído!!! y espero que se solucione todo!!!
    esperare la próxima actualización

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  4. Bueno,Obviamente Hee siente algo,tal vez esa no fue la manera de preguntarselo,pero al menos la respuesta hubiera sido menos hiriente,claro que desde un principio sabian que solo era sexo,y que fue incremenando y cambió....cosa que solo Hee se dio cuenta,eso o que siwon no quiere reconocer.....pero aqui ya los dos asumieron la posible respuesta de cada uno.....asín nunca van a avanzar,par de tontos

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  5. Desde el principio los motivos que tuvo Siwon para llevar a HeeChul no fueron los correctos, debio haber sido sincero, ahora que HeeChul lo sabe no solo fue doloroso sino también ofensivo, es más que justificada la actitud de HeeChul sobre todo por que siempre se está conteniendo y Siwon en lugar de disculparse se pone a discutir, creo que el orgullo no lo deja darse cuenta de todo.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...