En Tu Busqueda- Capítulo 21



Siwon no estaba seguro que Heechul pudiera soportar ninguna sincera confesión ahora
mismo, así que mantuvo los sentimientos para sí mismo. Si Heechul se molestaba en mirar,
vería cómo se sentía por él.

Siwon lo tomó de la mejilla, deleitándose con la suavidad de su piel.

—Eso estaría bien. Gracias.

—Es lo menos que puedo hacer.


Siwon lo vio mover los labios y deseó como el infierno estar besándolo.

—Tu trabajo es peligroso —dijo Heechul. Deslizó los dedos por su cabello y tiró de su cabeza hacia abajo acercándola a la suya—. Si algo… malo te ocurriera alguna vez, me gustaría que alguien me avisara para que pudiera regresar y ayudarte a ti también.

Heechul ya estaba hablando de marcharse como si se tratara de una conclusión inevitable. Ni siquiera estaba pensando en quedarse.

“Oblígalo a quedarse… Átalo a ti”.

Era la orden de Shindong y exactamente lo que Siwon quería. El quería atarlo a él con tanta fuerza que no sería capaz de decir dónde empezaba uno y acababa otro.

Pero ¿y lo que Heechul quería?

“Haz que él lo desee”.

Él podría hacerlo. Simplemente no estaba seguro de que debiera. Su pueblo lo necesitaba, pero no tenía derecho a obligarlo a hacer nada. ¿Lo tenía?

Siwon cerró los ojos para bloquear la vista de Heechul. Era demasiado tentador para los sentidos. Incluso con los ojos cerrados aún podía oler su piel, calentada por el aire de la noche. Su propio cuerpo ardió en respuesta y sintió un fino cordón de sudor a lo largo de la frente.

Nunca haría nada para lastimarlo. Ni siquiera por sus hermanos. Pero ¿cuál era el perjuicio en usar las habilidades para convencerlo de que debía quedarse? Wook estaría aquí, así que podría estar cerca de su hermano. Estaría más seguro aquí que volviendo a Omaha. Él tenía un montón de dinero a su disposición, por lo que podría darle cosas materiales, también. No es que eso pareciera ser importante para Heechul, pero podría disfrutar de ellas. Estaría rodeado de amigos, siempre preocupados por él. Siempre querido.

—¿Siwon? ¿Estás bien?

Parecía preocupado, pero Siwon no se atrevió a hablar. Esta decisión era muy importante y él estaba sobrevolando el límite.

Sus dedos se fijaron sobre la mandíbula. No se había afeitado hoy y, probablemente, estaba arañándole la piel con la barba.

Se preguntó si le importaría que la barba raspara contra su torso, mientras lo besaba. Tal vez, el interior de sus muslos.

Heechul se estremeció en sus brazos y dejó escapar un pequeño gemido de excitación.

Entonces, él se dio cuenta de que se había deslizado en sus pensamientos, tratando de averiguar lo que estaba mal cuando él no le contestó. Había visto las imágenes que le bailaban en la cabeza, imágenes de Heechul colocado desnudo delante de él, excitado y con la boca sonrosada.

Siwon se quedó tan quieto como un Centinela de piedra. Si él lo sobresaltaba lo más mínimo, podría correr en otra dirección. Lo quería demasiado, y de una manera que Heechul apenas podía empezar a entender, basado en su educación humana.

Heechul acurrucó sus caderas contra él y estaba seguro de que era capaz de sentir lo que estaba provocándole. Cómo de duro estaba.

—No estoy corriendo —le dijo Heechul.

—Deberías.

—Tal vez. Pero no lo hago. Al menos no todavía.

Heechul lo besó en la comisura de la boca y Siwon tuvo que resistirse a tomar el control y besarlo como realmente quería.

—¿Y si es ahora o nunca? ¿Qué pasa si no te dejo ir? —preguntó él.

Heechul soltó una dulce risa.

—Supongo que tendremos que ver cómo funciona para ti. Por ahora, soy tuyo — pasó las manos por su espalda hasta que estuvo ahuecándole el culo—. Y tú eres mío.

—Sí, lo soy.

Levantó su rostro y lo besó, tratando de decirle sin palabras lo mucho que significaba para él y su pueblo. Lo precioso que era. Lo mucho que lo amaba.

El anillo zumbaba felizmente, calentándole el dedo.

Heechul se fundió en él, y abrió la boca bajo la suya. Su pequeña lengua malvada bailando con la suya envió una descarga de placer por la columna vertebral. Él gimió en su boca y le inclinó la cabeza, así podría besarlo más profundamente.

Toda la lujuria que Kevin había sembrado en él como una broma volvió bramando a la vida. Sentía la sangre como si estuviera en llamas y el corazón le latía con tanta fuerza que estaba seguro de que podrían oírlo hasta el final del comedor.

Siwon trató de mantener el control, pero era un esfuerzo inútil, una batalla perdida incluso antes de que comenzara. Lo levantó y lo llevó al interior del dormitorio antes de que perdiera la cabeza y lo tomara ahí fuera, donde cualquiera podría pasar. Por ahora, Heechul era suyo y sólo suyo, y él no quería que nadie más lo viera desnudo.

Y Heechul definitivamente iba a estar desnudo tan pronto como pudiera ingeniárselas.

Heechul apartó bruscamente la boca de la de él, justamente cuando él abría la puerta hacia el dormitorio.

—Aquí no. Grace nos oirá.

—No me importa.

—A mí sí.

—Entonces, bloquea el sonido. Levanta una barrera para evitar que salga de la habitación.

—¿Puedo hacer eso?

Siwon no quería hablar o enseñarle nada ahora. Quería tomarlo y hacerlo correrse tan duro y tantas veces que nunca fuera capaz de vivir sin él.

—Sí —dijo entre dientes.

Siwon lo dejó en la cama y sintió un tirón de poder abandonándole el cuerpo. El aire alrededor de ellos cambió y los oídos se taponaron cuando Heechul colocó la barrera en su lugar.

Siwon lo empujó sobre el colchón cubriéndolo con el cuerpo de manera que no pudiera escapar. Una oscura sonrisa tiró de su boca.

—Ahora puedes ser tan chillon como quieras.

—¿Crees que puedes hacerme gritar?

Era un desafío. Uno que Siwon estaba más que dispuesto a aceptar.

Las acciones hablaban más que mil palabras, así que en lugar de responderle, simplemente ató toda la abrasadora lujuria retorciéndose dentro de él y la empujó a través del enlace. El conducto de conexión tembló ante la fuerza de la necesidad por Heechul.

Lo mismo le hizo a Heechul.

Éste se arqueó sobre la cama y aspiró un jadeante aliento. Sus ojos se ampliaron en estado de shock y sus uñas se clavaron en los resistentes brazos lo suficiente como para dejar marcas.

—Oh. Dios. Mío —su voz era áspera por la insatisfecha lujuria, pero no por mucho tiempo.

Siwon no podía apartar los ojos de él. Le encantaba verlo así, casi indefenso en su necesidad, sabiendo que era el único que podría aliviarlo y darle lo que quería.

—Nadie más puede hacerte sentir así —le gruñó—. Sólo yo.

—No te detengas. Por favor.

Siwon montó a horcajadas sobre sus caderas y deslizó los dedos bajo su camiseta, rozando con los nudillos a través de su estómago. Heechul era suave, flexible, y él nunca tendría suficiente de tocarlo, ni aunque viviera para siempre.

—¿Te gusta esto?

Su quedo gemido fue la única respuesta.

—Quédate quieto y te daré lo que quieres.

Heechul le miró interrogándolo. Sus ojos estaban oscurecidos por el deseo. Su boca ya estaba inflamada por los besos. Para cuando él hubiera acabado, lo estaría mucho más.

Heechul trató de alcanzarlo, pero él capturó su mano y la colocó sobre la almohada al lado de su cabeza.

—No te muevas o me detendré.

Él asintió comprensivo y Siwon deslizó otra ola de lujuria a través del enlace. Fluyó más fácil esta vez, apenas llevándole algún esfuerzo para hacerlo jadear y retorcerse debajo de él.

Magnífico.

Siwon se desabrochó el cinturón de cuero de la espada y lo apoyó contra la mesita de noche para que aún estuviera fácilmente al alcance. Ahora que estaba fuera de su camino, podría moverse con más facilidad sin temor a arañarle. Se deslizó por sus piernas lo bastante como para poderle desabrochar los vaqueros. Bajó la cremallera y apartó la tela.

El deseo de Heechul era vidente, su erección hizo que el estómago se le apretase con deseo. Heechul gimió como si lo sintiera, también. Tal vez lo hizo. El no le estaba bloqueando. Estaba abierto y receptivo con él, absorbiendo todo lo que él le daba.

Heechul estiró el brazo para agarrarlo, pero Siwon dijo:

—No, no. No he terminado todavía.

Su brazo cayó al lado, pero apretó el puño con frustración. Sus ojos le avisaron del desquite, pero a él no le importó. Apenas podía esperar para ver lo que se le ocurriría. Siwon se inclinó y sopló una bocanada de aire sobre su ombligo. Heechul suspiró y su estómago se tensó, mostrando los músculos de sus abdominales. Los dedos apenas rozaron su piel, sólo agitando el fino vello.

Su amante se estremeció y la respiración se le aceleró. Un caluroso sofoco se extendió por su cuerpo, Siwon tenía que desnudarlo completamente y ver exactamente lo lejos que llegaba.

Se tomó su tiempo desnudándolo, besando cada nuevo parche de piel mientras era revelado. Para cuando hubo acabado, los dos estaban sudando y temblando de excitación. Siwon podía oler el aroma de su necesidad y sólo sirvió para aumentar el suyo.

No estaba seguro de cuánto más podría soportar. Tanto como había querido provocarlo, yendo tan lentamente, se había hecho lo mismo a él. Disfrutó de cada beso, cada golpe de la lengua sobre su piel, pero no era suficiente. Ni mucho menos. Quería estar dentro de su dulce cuerpo tan profundamente como estaba dentro de su mente. Llenándolo hasta que no hubiera espacio para ningún otro hombre, excepto él.

Se desnudó a sí mismo mientras Heechul le miraba.

El anillo estaba caliente con el reclamo que estaba poniendo sobre la luceria. La conexión era todavía demasiado nueva y frágil para la cantidad de energía fluyendo entre ellos y, sin embargo, no podía parar. Necesitaba empujarlo más, atarlos más estrechamente con su poder.

“Oblígalo a quedarse”.

La piel bajo la gargantilla era de un rojo brillante. Pasó el dedo a través de la resbaladiza banda y estaba caliente e hirviendo con ricas nubes de color azul zafiro.

—Me estás matando —suspiró Heechul, apretando las sábanas con el puño.

Siwon lo cubrió con el cuerpo y separó suavemente sus muslos, de manera que hubiera espacio suficiente para él entre ellos. Heechul se arqueó, intentando unirlos, pero Siwon lo evadió y lo inmovilizó contra la cama, sujetándolo allí con el peso. La erección palpitaba con urgencia, derramando gotas de líquido contra la cara interna de su muslo.

—Dime que lo deseas —exigió él.

Su fiera y pequeño guerrero le miró con frustración, lo cual le hizo ponerse más duro.

—Sabes que lo hago, maldita sea.

—Ningún otro hombre alguna vez podría hacerte sentir de esta manera, hacer que lo desees de la forma en la que yo lo hago. Lo sabes, ¿no?

Envió una imagen al interior de su mente, junto con las palabras. Le mostró lo hermoso que se había mostrado cuando se corrió en su boca, recordándole lo bien que se sintió cuando lo hizo.

—Dios, sí. Más.

Al final, no pudo negarle nada. Todo lo que tuviera para dar, era de él. Así que se deslizó en su interior, disfrutando del resbaladizo calor de su cuerpo rindiéndose al suyo.

—Mírame.

Heechul abrió los ojos, que se habían oscurecido con pasión. Cuando esta vez trató de alcanzarlo, él no lo detuvo. Sus dedos le rozaron la frente y las mejillas hasta que se fijaron como la luz a las mariposas en la mandíbula. Su cuerpo se apretaba alrededor de la erección, succionándolo en un entrecortado aliento. Al mismo tiempo, lo sintió usar el vínculo para devolver algunos de los deseos que sentía por él, igual que él había hecho.

Su urgencia era más suave, menos afilada y dura que la suya, pero no menos exigente. Dejó que lo llenara y se inflamara dentro de él, calentando todos los lugares oscuros, que habían permanecido vacíos y fríos durante tanto tiempo. Siwon nunca había sabido lo sólo que había estado hasta ahora, hasta que él barrió con todo y lo hizo uno.

—Ahora lo entiendo —murmuró.

—Entiendes ¿qué?

—Intimidad. Los dos juntos, así, compartir el mismo espacio. Es como una especie de magia.

Eso le hizo sonreír.

—Así es. ¿Quieres ver otro truco?

—Mmm. Casi no puedo esperar.

No lo hizo. Bajó la boca y se ajustó perfectamente a la suya. Heechul sabía a esperanza y silenciosos deseos, y Siwon no podía tener bastante de él.

Deslizó la mano a lo largo de su costado, absorbiendo su calor mientras se deslizaba dentro de su mente, dejando que se uniera totalmente con la suya. Heechul no se resistió. De hecho, lo recibió con un suspiro de entrega.

Al instante, las percepciones de Siwon cambiaron hasta que pudo ver lo que Heechul veía, sentir lo que él sentía.

A través de su mente, se vio a sí mismo como se cernía sobre él. Tenía el rostro rígido, con el esfuerzo del autocontrol. Los músculos hinchados en el pecho y brazos, las venas palpitando con la sangre calentada por la lujuria. La marca de vida estaba en plena floración, de color verde brillante con el mero indicio de pequeñas hojas brotando sólo empezando a formarse. El pelo era un desastre, pero a su guerrero le resultaba encantador.

Tenía la piel tan caliente y sensible al tacto que podía sentir en el momento que los surcos de las huellas raspaban contra su piel. Su pecho le dolía por el húmedo calor de la boca y el resbaladizo deslizamiento de la lengua. Las paredes de su entrada se estiraron al aceptarlo y, sin embargo, no se había quejado.

—¡Caray! —dijo Heechul—. Esto es… ¡Caray!

Así que estaba sintiéndolo también, lo que significaba que podía sentir que no había nada suave en su necesidad. Le provocó para que empujara duro y profundo, para tomarlo y correrse en su interior. Su tono era alto y desesperado.

—Realmente es necesario que te muevas ahora.

Siwon se movió. Se deslizó dentro y fuera de él, dejando que el cuerpo se moviera para complacerlo en sumo grado. Se inclinó, de manera que pudiera besarle y amar sus pezones con la lengua y dientes. Heechul se apretó alrededor de él, y ya pudo sentirle acercándose al orgasmo. Heechul le respondió tan rápidamente que le humilló. Nunca había tenido un amante tan receptivo como él.

—No te atrevas a pensar en otro ahora —le advirtió.

Los celos se apoderaron de Heechul, haciendo que las palabras salieran en un gruñido feroz. Le clavó las uñas en el cuero cabelludo y envió una corriente de excitación envolviéndose a lo largo de la columna vertebral.

A este ritmo, no iba a durar mucho, cualquiera de los dos. No es que le importara. Estaba allí con él, mostrándole lo que necesitaba, y estaba más que dispuesto a dárselo. Lo que quisiera.

Le empujó hasta el borde y lo mantuvo ahí suspendido, dirigiéndose más profundamente en su interior con cada poderoso empuje de las caderas. Sabía exactamente cuándo retirarse para mantenerlo en el borde, calmándolo con suaves caricias de la mano. Finalmente, después de la tercera vez que lo hubo hecho, Heechul le agarró de los hombros y usó una oleada de poder mágicamente realzado para girarlo, hasta que estuvo a horcajadas sobre él.

Echó la cabeza hacia atrás con un suspiro de placer mientras se dejaba caer sobre la erección. Tenía el pecho enrojecido por la barba. Las costillas se expandían con cada pesada respiración que daba, y el sudor brillaba sobre la ruborizada piel.

Heechul estabilizó sus manos en el pecho y meció las caderas. Las ramas de la marca de vida se balanceaban en respuesta a su contacto, arqueándose hacia sus dedos extendidos.

Siwon sentía un estruendo de sensaciones cada vez que se unía contra él así, de manera perfecta. Si era de Heechul o de él, no podía saberlo. Ya no importaba. Todas las emociones que sentían, que compartían, ya no las podía separar. Heechul lo apretó estrechamente y ahora él era el único que estaba en el borde, apretando los dientes para contener el orgasmo sólo un poco más.

No funcionó. Aceleró el ritmo y lo envió volando de cabeza al orgasmo. Siwon estuvo inmediatamente con él. El cuerpo se tensó y dejó escapar un áspero grito de consumación mientras la primera ola de liberación se estrelló contra él. La voz de Heechul se elevó, junto con la suya, resonando en la barrera que había creado en torno a ellos dos.

Siwon lo atrajo hacia sí y lo besó en la boca abierta cuando se corrió en su interior.
Perdió la vista, pero a él no le importó. Tenía su tacto contra el cuerpo y en la mente, el sonido de su voz cantando en los oídos, su sabor en la lengua y su aroma en los pulmones. Y, sin embargo, no fue suficiente para saciarle. Nunca tendría bastante de él.

Sus cuerpos se calmaron hasta que sólo quedaron pequeños temblores de la culminación. Heechul estaba extendido flácidamente sobre su pecho, respirando duramente. Siwon le unió las piernas y lo giró, pero no se atrevió a salir de su cuerpo.
Todavía no.

Colocó los brazos hasta que pareció cómodo. En el momento en que hubo terminando, Heechul se alejó de él, filtrándose fuera de la mente de manera que sintió el espacio de alguna manera vacío y oscuro.

—¿Me dejas?

—Pensé que querrías tu espacio ahora que hemos terminado —dijo Heechul.

Heechul aún no lo entendía.

—Esta es la forma en la que se supone que será entre nosotros. No solamente durante el sexo, para cualquiera de los dos.

—No creo que pueda tratar contigo en mi cabeza todo el tiempo. Está un poco concurrido ahí arriba.

El comentario le hirió los sentimientos, pero Siwon trató de no dejar que se notara.

—No lo sentí lleno de mí.

—Estás acostumbrado a todo esto.

Heechul le empujó por el pecho y él lo tomó como una sutil insinuación de que quería alejarse.

Siwon no se movió. Le gustaba demasiado estar dentro suyo. De hecho, probablemente, podría hacer otro par de rondas antes de que se agotara lo suficiente para detenerse. Con sólo mirarle, sabiendo que el rubor de su piel lo provocó él, lo hizo endurecer.

—Te acostumbrarás, también, si lo dejas.

—Te estoy dando casi una semana. ¿Qué más quieres?

—Toda una vida —le disparó a su vez—. Varias, en realidad.

Heechul frunció el ceño, como si no hubiera entendido que decía, para luego abrir más los ojos conmocionado cuando se dio cuenta de que él estaba hablando literalmente. Aguijoneó en su mente, buscando la verdad; luego empujó completamente y una gruesa pared se cerró de golpe entre ellos.

Mierda. Lo había perdido. Asustándolo completamente.

—No puedes querer decir eso.

—Puedo. Eres mío, y estoy reteniéndote —para enfatizar su propósito, movió las caderas contra las de él, haciéndole sentir cada centímetro de la todavía caliente y dura polla en su interior.

Sus ojos fuertemente cerrados se agitaron y se mordió el labio para contener un suave sonido de placer. Él lo oyó de todos modos.

—Para. Por favor. Esto es demasiado.

No era suficiente. La urgencia de poseerlo estaba en su apogeo dentro de él. Tenía que encontrar una manera de retenerlo para siempre. Tres días no iban a ser suficientes. Maldita sea, para siempre, no iba a serlo, tampoco.

“Oblígalo a quedarse”.

Era una orden, dada a él por su líder. Desafiarlo a él era lo mismo que traicionar a su pueblo. Debía obligarlo a quedarse.

Esa brillante y resplandeciente piscina de poder dentro de él se inflamó en respuesta. Nunca había sido capaz de acceder a ella antes de Heechul, pero ahora que estaban conectados, podría utilizar su vínculo para recurrir a ese poder y canalizarlo a través de él durante cortos períodos de tiempo. Podría utilizarlo para hacer su voluntad. Obligar a Heechul a hacer lo mismo.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con voz débil, asustado.

Siwon no respondió. En cambio, llamó a su poder y sintió las hirvientes olas alzarse para hacer cumplir sus deseos. Arrojó una densa columna hacia el vínculo.

—Siwon —susurró Heechul—. No puedes. No puedo tomar más.

—Puedes. Lo harás.

Ese sonido no parecía suyo. Había una oscura y discordante nota en sus palabras, como si hubiera otra voz hablando junto a él, áspera y sin armonía. Cuanto más cerca la columna de candente energía llegaba al vínculo, más parecía como si él estuviera tratando de canalizar una cascada a través de una pajita. Tal vez Heechul tenía razón. Tal vez era demasiado.

Pero se sentía tan bien. Estaba muy cerca de algo importante, algún tipo de avance que cambiaría su vida.

—Por favor —la voz de Heechul sonaba débil y lejana.

—Relájate —dijo él con voz confusa—. Será más fácil para ti.

Las primeras gotas de energía golpearon el enlace. El poder tiró de él disparando como un tirachinas hacia Heechul y de regreso a él. La sensación era increíble. Las chispas goteaban de los dedos y se deslizaban sobre su piel, dejando un rastro de furiosas vetas rojas.

Él podría curarla más tarde, cuando todo hubiera terminado y le perteneciera para siempre.

—Me haces daño.

Él hizo una pausa. Algo aquí no estaba bien. Simplemente no podía entender lo que era.

—¡Siwon! —su nombre fue un grito de dolor.

Estaba hiriendo a Heechul. Matándolo con su reclamo para que permaneciera a su lado. Le amaba y estaba matándolo.

No podía hacerlo. Tenía que parar.

Esa colosal columna de poder cayó de nuevo dentro del resplandeciente océano de su interior. Abrasadora agonía pasaba como un rayo a través de los miembros, pero él apretó los dientes y lo recibió. El cuerpo enfrentando cara a cara al dolor.

—Tienes que respirar, maldita sea —oyó decir a Heechul.

El estaba tan lejos.

Tenía los pulmones aplastados bajo una ola de presión. No había espacio para respirar.

Entonces, su boca estuvo sobre la suya, besándolo, llenándolo con aire. Él deseó poder verlo. Era tan hermoso. Quería verlo otra vez antes de morir.

—No vas a morirte a menos que sea yo quien te mate.

Otro aliento lo llenó.

Heechul dio un tirón a su poder, aunque no tenía ni idea de lo que estaba haciendo con él. Fuera lo que fuera, se sentía bien. Fresco. Limpio. Al igual que él.

Mío.

Ese pensamiento rebotó en la cabeza tan fuerte que estaba seguro de que Heechul lo habría oído. Estaba seguro de que no iba a gustarle.



Heechul retrocedió conmocionado ante la posesividad de Siwon. No estaba sólo jugando a la actitud de hombre de las cavernas. Hablaba en serio. Como el para siempre, que para él era realmente mucho tiempo.

No tenía ni idea de por qué Siwon querría estar junto a una persona tanto tiempo, mucho menos alguien que había fallado tan a menudo como él lo había hecho. Tenía que haber sufrido algún tipo de daño cerebral en algún momento. Era la única explicación que se le ocurrió.

Lo había visto por dentro. Sabía que le había fallado horriblemente a su familia cuando el tener éxito hubiera significado todo. Había visto las consecuencias de su fracaso en cada uno de los delirios terroríficos de Wook.

Wook se estaba muriendo porque Heechul había fallado, y sin embargo Siwon todavía lo deseaba. ¿No sabía que sólo terminaría consiguiendo que le mataran también?

Estaba durmiendo ahora. Podía sentir las oleadas de descanso fluyendo de él. Le calmaba lo suficiente de la frenética necesidad de huir, para permitirle quedarse a su lado.

Le apartó el alborotado pelo del rostro. Era un hombre tan sexy, tan guapo de modo rudo, con lo suficiente de chico malo para hacer que su miembro estuviera perpetuamente latiendo. Era una fantasía andante. La gruesa erección exigente era sólo un beneficio adicional.

Siwon había culminado, pero seguía estando duro. Por él. Lo había visto con suficiente claridad para saber la verdad. No estaba cerrando los ojos y pensando en alguien más cuando lo tocaba. Lo deseaba sólo a él.

Parte de Heechul brillaba por el conocimiento, pero el resto se preguntaba cómo Siwon podía sentirse así cuando sabía cuan defectuoso era en realidad.

Tal vez no le importaba cuan cobarde fuera mientras le gustara su cuerpo. Sí, eso era probable. Tenía perfecto sentido.

Y dolía como el infierno.

Se frotó la cara con las manos. Había estado tan confundido desde que lo había conocido. Todo se había vuelto del revés y siempre estaba un paso por detrás, intentando frenéticamente ponerse al día y descubrir lo que estaba pasando.

Si eso ayudaba a Wook, todo habría valido la pena. El continuaría su camino, y tal vez cuando volviera a visitar a su hermano, también podría ver a Siwon.

Eso estaría bien. No quería pertenecerle o atarlo, pero tampoco deseaba no volver a verlo nunca. Podían quedar cuando las cosas no fueran tan perturbadoras y tal vez conocerse como personas normales. O, al menos tan normales como la gente como ellos podía ser.

Disfrutaría acostumbrándose a tener a un guerrero grande y sexy, que blandía una espada con una erección perpetua alrededor. ¿Quién no lo haría?

Podría funcionar. Podrían incluso terminar tan cerca como para que estuviera dispuesto a dar una oportunidad a esa cosa de para siempre, una vez que estuviera seguro de que Siwon supiera que no era del tipo confiable. Cuando se deshiciera de las ilusiones acerca de él, estaría dispuesto a intentarlo.

Había posibilidades de que no funcionara, pero seguro que se divertirían dándole una oportunidad.


1 comentario:

  1. Hee si supieras el daño que le haces a Siwon al pensar constantemente en el momento de irte dr su lado. Por Dios date una oportunidad y deja las dudas a un lado. Erea una gran persona y Siwon lo sabe

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...