Amor en el aire- Capítulo 5



Heechul estuvo tan ocupado seleccionando qué debía ponerse para conocer al príncipe heredero, y preguntándose por qué había pedido hablar con él antes de la cena, que un asunto vital se le escapó por completo.

Su Alteza Serenísima, el príncipe heredero Choi Kangta.

Heechul se puso en pie conforme el imponente hermano de Siwon entraba en la habitación, y sintió el pulso acelerado y la boca seca.

Era extraño, aunque comprensible, que nunca le hubieran impresionado ni el título ni la posición de Siwon, pero sí estaba claramente nervioso ante su primera entrevista con el heredero al trono. Tal vez fuera porque había conocido a Siwon en un entorno social, una fiesta, cuando podría haber sido cualquiera; mientras que ahí, en palacio, se sentía como un niño pequeño que hubiera sido escogido entre sus compañeros de clase para entregarle un ramo de flores a la reina.

Aunque Siwon le había dicho que no lo hiciera, se sorprendió a sí mismo realizando una especie de reverencia, y él asintió en respuesta, con una sonrisa altanera en sus labios.

—Por favor, siéntese —dijo él, señalando una silla cerca de la suya, y miró a su hermano— ¿Siwon, puedes dejarnos solos?


Siwon asintió serenamente con la cabeza, en un gesto que contradecía el frío brillo de ira de sus ojos.

—Prefiero quedarme. A Heechul le gusta tenerme cerca, ¿no es así, cariño?

Heechul tenía un hermano, y reconoció la rivalidad y las cuentas pendientes entre Siwon y su hermano. Los dos hombres se miraban el uno al otro, cada uno desde un extremo del salón del trono, y él se sintió como el tercero en discordia. Aquello no prometía nada bueno para el bautizo, a menos que lograra conciliarlos para que ninguno de los hombres perdiera su posición y su prestigio.

—Sí, Siwon, me gusta —dijo suavemente—. Pero me encantaría hablar con tu hermano a solas, si crees que puedo apañármelas.

Siwon entrecerró los ojos y se enzarzó en un silencioso duelo con él. Estaba haciendo que pareciera que él le vigilaba para asegurarse de que no cometía ningún error monumental en cuanto a modales, y no le dejaba otra opción que no fuera retirarse. Frunció el ceño. ¿Por qué los jóvenes y mujeres siempre jugaban a unos juegos tan complicados?

—Voy a saludar a mi nuevo sobrino —dijo bruscamente, y dirigió a su hermano una mirada burlona—. Kangta, ¿podrías indicarle a Heechul cómo se llega a la habitación del niño cuando hayáis finalizado vuestra pequeña... charla?

Kangta asintió.

—Sí —respondió en coreano.

Cuando Siwon salió de la habitación, Kangta se giró hacia Heechul con una expresión de curiosidad en sus ojos negros, que eran incluso más duros que los de Siwon.

—Resulta muy curioso —comentó en un tono suave pero con una nota de censura de fondo—, que mis hermanos se sientan atraídos por jóvenes que están a años luz de ellos en cuanto a educación y experiencia.

Heechul no creyó que él tuviera intención de insultarlo, pero indudablemente aquello era un insulto, aunque estuviera presentado en términos dulces. «No estás a la altura de Siwon», eso era lo que él estaba diciendo en el fondo, y Heechul se lo quedó mirando. ¿Acaso creería que no lo sabía ya? ¿Que no se había dado cuenta de las flagrantes diferencias desde el primer momento? Pero su orgullo le hizo querer mantener su dignidad, no afirmar lo obvio y rebuscar en su humilde pasado.

Su entrenamiento le había aportado lecciones de incalculable valor a la hora de mantener una charla superficial, y las utilizó en aquel momento.

—A lo mejor les gusta la variedad —comentó, con desenfado.

El entrecerró los ojos, como si sospechara que lo había malinterpretado deliberadamente. Se detuvo por un momento y, cuando habló, el barniz de seda de sus palabras había sido reemplazado por el timbre más duro de la verdad.

—Tengo entendido que lleva viéndose con él casi un año.

—¿Siwon le ha contado eso? —preguntó sorprendido.

—No exactamente.

Heechul se dio cuenta entonces de que todo lo que Siwon hacía era observado y trasladado al príncipe heredero. No dudaba de que Kangta lo hacía porque quería lo mejor para Siwon, pero, ¿no era eso un método poco sutil de espionaje?

De pronto, Heechul sintió un afán protector hacia su amante. Y se puso a la defensiva.

—No nos vemos muy a menudo —respondió apresuradamente—. Por la naturaleza de mi trabajo.

—Y por la naturaleza de Siwon.

Sus miradas se encontraron. Él le estaba diciendo que Siwon no era de los que sentaban la cabeza, y de nuevo sus palabras no fueron nuevas. Porque él también sabía eso.

—Tal vez—dijo lentamente.

—Entonces, ¿es una relación moderna? —continuó él suavemente—. ¿Son ustedes simples amantes?

Heechul nunca habría empleado el calificativo «simples», pero no pudo evitar sonreír fugazmente, como el sol que se filtra entre nubes de lluvia.

—Desde luego que lo somos.

Hubo otro silencio breve y entonces él habló, con tanta indiferencia que podría haber sido un comentario sin importancia, de no ser por el brillo de interrogación de sus ojos negros.

—Y usted no tiene ninguna esperanza de convertirse en joven príncipe de Hyunday algún día, ¿verdad?

Heechul sintió un profundo dolor ante aquel insulto, que implicaba que tenía ambiciones sociales, que no tenía sentimientos hacia Siwon como persona... y por Dios santo que sí que los tenía, aunque un instinto profundo de autoprotección lo había hecho esforzarse al máximo para reprimirlos. En aquel momento, sus propios sentimientos se redujeron a algo insignificante al darse cuenta de lo opresiva que podía ser la vida de un príncipe. ¡No le extrañaba que Siwon la hubiera rechazado!

Las palabras se le escaparon antes de que tuviera tiempo de pensar en las consecuencias.

—¡No, resulta que no tengo esa esperanza! —replicó—. ¡Pero si lo amara, entonces nada de lo que usted dijera me detendría de desearlo, independientemente de lo «poco adecuado» que usted me creyera como pareja de Siwon!

Kangta esbozó una irónica sonrisa, una combinación de admiración y alivio, y Heechul se dio cuenta de que le había contestado exactamente lo que él quería. Acababa de dejarle claro que eran sólo amantes, y que Siwon no tenía ninguna intención ni deseo de convertir su relación en algo más que eso. El no representaba ningún problema, ninguna amenaza. A Heechul no le extrañaba que la tensión hubiera abandonado el cuerpo de Kangta.

—Bien —dijo él lentamente—. Me alegro de que nos comprendamos.

Se puso en pie, haciéndole un gesto para que lo siguiera, y Heechul se encontró preguntándose fugazmente cómo sería organizar todas y cada una de las situaciones. Decidir cuando quedarse quieto de pie, cuándo sentarse, cuándo hablar o no hablar. ¿Alguna vez aquella carga sería demasiado pesada incluso para él? 
¿Por eso sonreía tan raramente?

—Sí, Su Alteza Serenísima —respondió con tranquilidad.

Él asintió, como reconociendo su reverencia.

—Hay un miembro del personal de servicio esperando fuera para conducirlo al bebé.

Heechul se despidió con otra reverencia y salió de la habitación, para seguir a un sirviente silencioso por uno de los largos y amplios pasillos, sintiéndose como un renacuajo que hubiera sido lanzado a un agua infestada de tiburones. ¿Era aquello lo que sucedía detrás de las puertas de palacio, tejemanejes entre bambalinas?

«Es lo que es», se dijo a sí mismo, «y alguien como tú no va a poder cambiarlo».

Sus pensamientos atribulados abandonaron su cabeza en cuanto entró en la habitación del niño. La escena que le dio la bienvenida hizo que el corazón le diera un vuelco de añoranza.

Apenas advirtió al hermano menor de Siwon, ni al joven de pelo castaño que estaba junto a él. Lo único que podía ver era a Siwon, su amante «ocasional», pensó con una punzada de dolor, acunando al bebé en sus brazos.

Le pareció que había algo muy dulce en un hombre no acostumbrado a los bebés y que estaba tratando con uno, aunque «dulce» no era la primera palabra en la que uno pensaba para un hombre como Siwon.

Pero parecía dulce. Hasta aquel momento, siempre que le había visto hacer lo que fuera, parecía no costarle esfuerzo, pero mientras sujetaba al bebé tímidamente, Heechul captó su mirada casi angustiada. ¿Necesitaba un poco de seguridad, tal vez? ¿Acaso no estaba acostumbrado a sostener algo tan precioso y necesitaba saber que estaba haciéndolo bien?

El joven de pelo castaño le sonrió abiertamente.

—¡Vaya, Siwon, lo estás haciendo muy bien! —exclamó, con un acento que sorprendió a Heechul, porque no era muy distinto del suyo.

El príncipe Hyukjae había desafiado las convenciones y se había casado con un joven  ingles.

Heechul vio que Siwon se ponía tenso antes de que él se adelantara. Todos levantaron la vista, pero todo pareció pasar a un segundo plano, porque lo único que existía para Heechul eran los ojos de ébano que lo cautivaban con su fuego; oscuro.

—El es Heechul —presentó Siwon, en un tono que no comprendió muy bien—. ¡Ya ha vuelto de su pequeña charla con Kangta!

¿Le había molestado que él insistiera en enfrentarse a su hermano solo? ¿Y aquello no partía, no tanto del deseo de querer protegerlo, como del hecho de que le gustaba tener el control de todo?

Dejando a un lado sus pensamientos atribulados, Heechul sonrió y se acercó a él.

—Qué bebé tan precioso —dijo con suavidad, y tímidamente acarició su cabecita.

El joven podía ser un joven príncipe, pero ante todo era un appa, y sonrió abiertamente a Heechul con un profundo orgullo.

—¿A que sí? —susurró, esbozando una sonrisa contagiosa mientras le tendía la mano—. Soy Hae y éste es mi marido, Hyuk.

Hyuk, el príncipe Choi Hyukjae, era más joven que Siwon, pero tenía el mismo cuerpo delgado y musculoso. Ambos hombres eran arrebatadoramente guapos, pero las facciones de Hyuk eran más suaves que las de su hermano, y destilaba un cierto aire de serenidad al contemplar a su esposo y a su hijo.

«Eso es amor, no lujuria», pensó Heechul. Y una nube le rozó el corazón.

—Encantado —murmuró él, besándole la mano en un gesto que logró ser a la vez cortés y gloriosamente pasado de moda.

Luego Hyuk se giró hacia su hermano, con una mirada traviesa en sus ojos.

—Sin duda es un joven valiente a la par que hermoso, ¿no?

—¿Valiente? —preguntó Heechul, enarcando las cejas.

—Habrás necesitado mucho valor para tratar con mi hermano mayor —bromeó Hyuk.

—¿Cómo ha estado Kangta? —preguntó Siwon, arrastrando las palabras.

—Encantador —respondió Heechul con diplomacia, y advirtió que Hae le dirigía una fugaz mirada de comprensión.

«Apuesto a que él tuvo que soportar el mismo interrogatorio», pensó. Pero en su caso, Hae tenía garantías. 
Estaba enamorado de Hyuk, y él de Hae. Mientras que en su caso, estaba allí porque... porque...

Frunció ligeramente la frente. ¿Por qué lo había llevado allí Siwon? ¿Para que le calentara la cama por las noches? Desde luego que no. El nunca había mostrado necesidad de compañía.

Con un gran esfuerzo, Heechul apartó de su mente aquellas preguntas sin respuesta y bajó la vista hacia el pequeño dormido en brazos de Siwon. Resultaba un gran contraste, el bebé diminuto en aquellos poderosos brazos.

—¿Cómo se llama?—preguntó.

—Sik —respondió Hae, esbozando otra sonrisa—. Bueno, ¡en realidad es Choi Hyungsik! ¿Te gustaría sujetarlo?

—¡Claro que sí! ¿Puedo?

—¡Por supuesto que puedes! ¡Bueno, si Siwon puede soportar el soltarlo! —respondió Hae con picardía.

—¿Te gustan los bebés? —preguntó Hyuk suavemente.

Heechul contempló ese rostro que era tan parecido al de Hyuk y a la vez tan diferente.

—Me encantan —respondió Heechul con fervor.

Siwon entrecerró los ojos.

—Toma Heechul —dijo en un murmullo—. Será mejor que lo sujetes tú.

Se produjo un momento muy íntimo al sujetar al bebé que Siwon le estaba tendiendo con el mismo cuidado que si fuera una bomba con temporizador, y al principio sujetó al bebé de la misma forma. Por un momento, fue muy consciente de que tenía a un príncipe en sus brazos, tal vez el futuro rey de Hyundai, ya que ni Siwon ni Kangta habían dado señales de tener descendencia. Todos los bebés eran preciosos, pero aquél en concreto...

Todos esos pensamientos quedaron olvidados en cuanto olió el aroma particular a bebé y vio la calidez y la confianza de su sueño inocente. Instintivamente, lo atrajo más hacia sí. También por instinto, el bebé movió la cabeza, buscando su pecho, y Heechul se sonrojó. La risa de Hae disipó cualquier vergüenza, pero Heechul levantó la vista y se encontró con la mirada de Siwon, y su sentimiento de aprensión aumentó.

¿Se estaba preguntando, como le sucedía a él, qué había pasado con el joven independiente que había llevado allí para acompañarlo? Era cierto que dejaba salir su sensualidad en la habitación, pero parecía que a él no le gustaba que estuviera acunando a su sobrino, haciéndole carantoñas y sonrojándose.

Pero ahí estaba el asunto: debajo de todo, él era una persona normal con deseos normales. Estaba muy bien, en un principio, decirse a sí mismo que iba a tener un romance salvaje y apasionado, que no permitiría que se entrometiera ninguna emoción. Pero algunas personas estaban programadas para reaccionar de una cierta manera, sobre todo cuando había bebés cerca.

—Ven, Heechul, dámelo —dijo Hae, alargando los brazos—. Será mejor que le dé de comer antes de que bajemos a cenar. Puede que Kangta consienta muchas cosas en lo que concierne a su sobrino, ¡pero dudo que aprobara el que yo empezara a darle de comer en un banquete de estado!

¡Un banquete de estado! ¡Siwon no le había dicho nada de eso! Aunque, cuando lo pensó mejor, ¿qué era lo que él esperaba, que cenarían cada uno con su bandeja, delante del televisor?

Miró a Siwon, pero ni siquiera estaba orientado hacia él. Su mirada se paseaba distraídamente por la habitación. Como si estuviera viéndola por primera vez.

Como si estuviera preguntándose qué demonios estaba él haciendo allí.


Cuando acudieron a cenar, Heechul agradeció su suerte por haber permitido que Siwon le comprara ropa para el viaje, porque de no haber sido así… De no haber sido así, hubiera parecido un extraño, en lugar de simplemente sentirse un extraño.

Se había lisado el cabello, como a veces llevaba al trabajo, y su pelo brillaba en un lustroso tono rojizo, añadiéndose al impacto del traje de gala bello por sencillo.

Advirtió que a Siwon se le dilataron las pupilas al verlo, pero aunque una parte de él se emocionó ante aquella silenciosa y sensual aprobación, algo en su expresión severa lo puso en guardia.

Porque aquella noche él estaba muy distante. Y no sólo en cuanto a distancia física. Estaba sentado al otro extremo de una larga mesa, adornada con hermosos centros de flores, copas de cristal tallado y porcelana.

Era como si él fuera un globo de helio y alguien hubiera cortado la cuerda que lo mantenía unido a la tierra, dejándolo volar más alto de aquella atmósfera aristocrática en la cual se movía con tanta facilidad. Y mientras, él era el niño pequeño que se quedaba mirando la cuerda que caía rápidamente, sabiendo que nunca recuperaría el globo.

«Oh, para ya, Heechul, y recupera la compostura», se ordenó a sí mismo. ¡Todo, porque él no le sonreía desde el otro extremo de la mesa!

¡Para ser un joven que no buscaba significados donde no los había, estaba siendo muy quisquilloso!

Así que se obligó a esbozar una sonrisa, aceptó una copa de champán y rió obedientemente lo que decía el anciano conde que estaba a su derecha. Después de un rato, se relajó y la risa le salió natural, mientras conversaba con un lord a su izquierda que estaba de visita, y que claramente había salido de Gran Bretaña para flirtear en nombre de su país. También le resultó fácil ignorar a los jóvenes y mujeres que estaban intentando abiertamente llamar la atención de Siwon, como un grupo de buitres haciendo círculos sobre un bocado especialmente delicioso.


Siwon miró a Heechul, preguntándose por qué las cosas que parecían tan simples tenían la manía de complicarse.

Cuando había tenido al bebé en los brazos esa tarde, ¿qué había provocado aquel extraño sentimiento de incomodidad y la punzada de una pena olvidada durante tanto tiempo? ¿Habían sido los recuerdos de su madre y de su muerte? ¿O se trataba simplemente de que acudir a la isla con una pareja hacía que todo pareciera diferente? Él estaba recibiendo un trato diferente, como si tener pareja le convirtiera en alguien más humano y más accesible.

¡Pero no era así! Heechul estaba allí como su amante. Como pareja suya, Heechul estaba enviando un mensaje poderoso a las matronas de Hyundai que siempre intentaban presentarle a sus «preciosos» hijos.

¿Acaso él no había deseado siempre una relación con alguien que pensara como él? ¿Alguien a quien le gustaran las cosas buenas, como el sexo y la risa, y que no desarrollara el espectro de emociones que hacían la vida tan deprimente y tortuosa?

¿Era eso lo que le preocupaba? ¿El hecho de que Heechul se había transformado en un joven sensiblero nada más ver a Sik? El problema era que él tenía una imagen suya en la cabeza. Al salirse de esa imagen se había dado cuenta de que no le conocía.

Lo miró desde el otro extremo de la mesa. Heechul estaba riéndose de algo que el hombre inglés estaba susurrándole al oído. Siwon frunció los labios.

Aquél era todo el asunto, en el fondo. Que él en realidad no lo conocía, ni deseaba hacerlo. Eso era lo que mataba la pasión, cuando uno empezaba a caer en la trampa de preocuparse, de compartir y de analizar hasta el mínimo detalle. O mejor dicho, cuando la gente caía en esa trampa. Él no quería comprometerse.

Heechul giró la cabeza y lo miró, y deliberadamente él se humedeció los labios con la lengua. Esperó a ver qué hacía después, y sintió una punzada de frustración al verlo girar la cabeza de nuevo fríamente y continuar hablando con el hombre que estaba a su lado.

Después de eso, la noche se convirtió en una pesadilla que había que soportar. Siwon estaba impaciente por encontrarse a solas con él de nuevo, pero sabía que debía esperar, y el asunto se volvía más exasperante ante el hecho de que Heechul parecía estar tomándoselo con calma.

A Siwon se le hizo interminable hasta que pudo acercarse, cuando por fin lo logró, acercó su cabeza a su oído.

—¿Nos marchamos ya? —sugirió suavemente.

Heechul lo miró con recelo, aunque por dentro estaba furioso. Desde que habían visitado al niño, él le había ignorado completamente, excepto por su ocasional mirada de carácter sexual. Y ahora, a la primera oportunidad, quería acostarse con él. ¡Ni siquiera lo había invitado a bailar!

—Pero Siwon, eso sería un gesto de mala educación—le regañó dulcemente—. ¿En qué estás pensando? ¡La orquesta acaba de empezar a tocar y tengo, al menos, tres ofertas para salir a bailar!

¡El apostaba a que sí! No le gustó el tono de su voz, ni lo que decía. ¿Acaso unas pocas horas en palacio le habían hecho olvidar su lugar?

—¡No necesito que me des consejos sobre cómo comportarme en mi propia casa! —le espetó él.

—¡Bueno, pues yo creo que sí! —replicó, suavemente.

«Que sufra un poco», pensó. Y entonces ahogó un grito, porque Siwon lo tomó entre sus brazos sin avisarle, apretando su cuerpo firme contra la suavidad del suyo.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —preguntó.

—¿A ti qué te parece? —le preguntó él mientras le acariciaba la nuca, trazando minúsculos círculos que le hicieron estremecerse—. Estoy reclamando el primer baile.

Reclamando. Sonaba posesivo... de hecho, era posesivo. Entonces, ¿por qué estaba permitiéndole que le acariciara así? ¿Era incapaz de resistirse a él o simplemente no quería hacerlo?

Heechul echó la cabeza hacia atrás, y sintió el aliento cálido de él sobre su piel.

—Siwon —dijo débilmente—, debes detener esto.

—Pero si no estoy haciendo nada —replicó él, mientras apretaba su ardiente dureza contra él.

—Sabes perfectamente lo que estás haciendo —dijo, ahogando un pequeño grito—. Estás usando el baile para seducirme.

Dios mío, era cierto. Él podía oler el deseo en la piel de Heechul, y lo aspiró como un hombre que hubiera estado a punto de ahogarse.

—¿Y no te gusta?

Heechul abrió los ojos de par en par y empezó a jadear, como si hubiera estado corriendo una carrera muy, muy larga. No entendía cómo era posible sentir una abrumadora pasión al mismo tiempo que un dolor profundo y pesado en su corazón al darse cuenta de que aquello era lo que Siwon quería de él. 
Probablemente, lo único que quería.

Pero lo había torturado, así que iba a probar su propia medicina.

—Oh, me encanta —le susurró—. Pero está haciéndome desear que estemos solos. Así podrías bajarme los pantalones...

—¿Y... por qué querría yo hacer eso? —preguntó él, estremeciéndose.

—Para comprobar si llevo o no algo debajo, por supuesto.

—¿No llevas? —preguntó él con voz ronca.

—Bueno, sí, de hecho llevo. Pero podríamos prescindir ¿no crees?

Fugazmente, se apretó contra él, y le tocó a él gemir.

—Y luego podrías subirme en brazos, enrollar mis piernas alrededor de tu cintura, y podríamos hacerlo aquí... aquí... aquí mismo y ahora mismo, Siwon. Porque eso es lo que tú querrías, ¿o no?

Él cerró los ojos. La ardiente sacudida del deseo amenazaba con dejarlo incapaz de hacer nada, excepto tal vez materializar su escandalosa fantasía.

—¿Puedes sentir lo que me has provocado? —preguntó.

¿Que si podía? Heechul tragó saliva.

—Ehm, sí.

—¿Y cómo demonios voy a poder abandonar la pista de baile?

—Piensa en algo que te repugne sólo de pensarlo y que haga desaparecer ese deseo en un instante.

Hubo una larga pausa. Y por fin lo encontró, fue fácil. Pensó en el matrimonio, y de repente regresó al punto en el que deseaba estar. Con todo controlado.

Heechul lo miró, advirtiendo que sus ojos negros habían adquirido un destello gélido, y de pronto se sintió furioso consigo mismo. ¿Por qué había jugado a ese estúpido juego con él?

—Siwon... —comenzó, y extrañamente su voz sonó débil e insegura.

Él esbozó una sonrisa de anticipación casi cruel. Estaba disfrutando de la sensación, una vez que las tornas habían cambiado y era él el que sufría de deseo.

—Te dejo para que bailes, Heechul —dijo él suavemente—. Cuando quieras sexo, házmelo saber.

Y algo en su mirada hizo sentirse a Heechul inexplicablemente asustado.


7 comentarios:

  1. Ummm.yo cada vez veo las cosas mas enredadas entre estos dos. Por como van las cosas Hee si quedara embarazado en algun momento??
    Gracias por la actualizacion ^_^

    ResponderEliminar
  2. No quiero que avances lo confieso lei una parte de este libro nada de lo ahora solo quería ver cuando quedaba embarazado y nooo odio a siwi no lei lo que seguía solo quería saber en que cap era y nol así como va ya veo todo clarooo x.x no lo vuelvo a hacer lo prometo u.u pero aún así siwon malo ..... Tonto simba T.T
    Gracias yoga por seguir actualizando <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estupido corrector del celular 77.... Perdon mi culpa :///

      Eliminar
  3. El capitulo estuvo muy bueno!!! pero que líos entre ambos!!! celos posesión inseguridad!!! quiero saber mas
    gracias por el cap!!!

    ResponderEliminar
  4. HeeChul estaba tan ocupado que un asunto vital se le olvido por completo...me late que por eso tendrá una linda sorpresa xD

    Creo que HeeChul está intentando hacer lo mejor que puede, pero Siwon no se la pone fácil con el trato que está dándole, siendo frío y nada cortés con él. No me gusta la manera en que Siwon está utilizando a HeeChul.

    Gracias por el Mp, nos leemos en el siguiente capítulo.

    Bye ^^

    ResponderEliminar
  5. Estos dos se estan enterrando ellos mismos en sus pensamientos e ideas
    juegan algo que no podran controlar,y ya empezo ganando uno,o al menos eso parece. Se supone que ninguno quiere un compromiso,pero entre mas tiempo estan juntos,mas se unen,por ahora,ya ninguno de los dos sabe lo que exactamente quiere.....estan jugando con fuego y se van a quemar

    ResponderEliminar
  6. Ay la actitud de Siwi es un poco chocante, aunque tiene sus causas para serlo, pobre Hee ha de ser muy duri tratar con alguien asi.

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...