Marcado II -2



Zhoumi, Un Año Después

Tenía mi ordenador abierto y estaba trabajando en algo para mi clase de bioquímica. Heechul, mi compañero de cuarto  estaba  sentado  en  el  sofá  de  la  sala  de    estar pintándose las uñas en un verde neón deslumbrante antes de irse a trabajar, cuando la puerta de la habitación en la parte trasera de la casa se abrió. Empujé en alto las gafas que llevaba en mi nariz y di a Heechul la mirada. El se giró en el sofá, de modo que sus brazos colgaban sobre los cojines.
Esperamos y vimos.
Esto se había convertido en nuestro ritual en los últimos tres meses, desde que Henry se había venido a vivir con nosotros. Por lo menos dos o tres veces a la semana, sometíamos a cualquier joven que trajera a casa  con él la noche anterior a la (humillante para ellos, hilarante para nosotros) caminata de la vergüenza.
Heechul y yo habíamos empezado a clasificarlos en una escala de uno a diez dependiendo de cuán bien trabajadas se veían al día siguiente. Hasta el momento, Henry venía con sietes sólidos u ochos, pero un par de jóvenes se habían ido tan enfadados por su falta de interés en repetir su actuación, que habíamos tenido que darles cuatro y cinco. El que se había encerrado en el baño y se negó a salir hasta que Heechul amenazó con molerlo a golpes consiguió un uno.
Este de hoy era bastante bueno.
Era rubio y piernas largas. Tenía una buena quemadura pasando debajo de su barbilla debido al roce de una barba y tenía esa soñadora mirada enfermiza de amor que la mayoría de ellos llevaban cuando salían vagando de esa habitación.
Subí automáticamente su puntuación. Estaba bastante seguro de que su camiseta de seda estaba volteada de adentro hacia afuera. Su mirada se disparó desde Heechul a mí y viceversa, y un rubor  avergonzado calentó su cara.
No podía entender por qué Henry nunca les decía a estos jóvenes que tenía dos jovencitos como compañeros de cuarto. Supuse que era porque él era un bastardo enfermo y le gustaba el hecho de que tuvieran que pasar por esto cuando él terminara con ellos, pero nunca lo confirmó ni lo negó cuando le pregunté al respecto.
—Uh, hola —balbuceó, el pobre, un saludo incómodo, el cual hizo que Heechul sonriera como un loca. Heechul era bocón y ruidoso en un buen día; dale municiones o muéstrale una debilidad y era como una piraña que olía sangre en el agua.
Mi compañero de cuarto parecía una diminuta princesa de hadas; bueno, una princesa punk rock de hoy día. Heechul a menudo hacia que las pobres cositas caminaran a través de la sala sin estar preparadas para el ataque que estaba esperando lanzar. Éste estaba todo lleno del encanto de una volada post orgásmica, por lo que sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que Heechul desatara todo su descaro y desfachatez.
—¿Tuviste una buena noche?
Era una pregunta bastante inocente, pero viniendo del rubio combativo, sabía que era todo lo contrario.
—Por supuesto. Voy a, uh, solo me voy ahora. Díganle a Henry que dejé mi número en el tocador.
Heechul hizo un gesto con su mano de que siguiera adelante.
—Claro, porque absolutamente te va a volver a llamar. ¿Cierto,  Zhou?. Él no va a querer perder ese número.
No me gustaba cuando él trataba de arrastrarme en sus juegos verbales, así que solo me encogí de hombros y levanté mi taza de café hasta mi cara para ocultar una sonrisa renuente. Era como ver un accidente de tráfico ocurrir en frente de mis ojos.
Heechul agitó los brazos en torno a un amplio gesto dramático y le dijo al perplejo rubio:
—Estoy seguro de que llamó al pelirrojo que salió ayer por la  mañana. Estoy seguro que llamó al moreno que se quedó todo el fin de semana, y estoy absolutamente  seguro de que  probablemente va a    llamarte. ¿Cierto, Zhou?
El puso los ojos en blanco y se dejó caer en el sofá, como si no acabara de demoler las esperanzas y sueños románticos de este pobre.
El joven me miró y luego de vuelta a Heechul. Vi su boca apretarse antes de que pronunciara “perra” y saliera pisoteando por nuestra puerta. Le subí sus puntos aún más cuando vi que tenía los boxer de la noche anterior sobresaliendo de su bolsillo trasero.
Sin levantar la vista, Heechul levantó las manos por encima de su cabeza y extendió siete dedos en el aire.
—El ni siquiera luchó. Le habría dado al menos un ocho si me hubiera dicho que me fuera a la mierda o que me jodieran. Cualquier cosa.
Negué con la cabeza.
—Eres un poco perra.
Él soltó una risita.
—Tengo  que  encontrar  mi  diversión  de  alguna  forma.  ¿Cuánto  le diste?
Estaba a punto de contestar cuando otra figura salió de la habitación. Podrías pensar que después de tres meses de encontrarse con él entrando y saliendo del cuarto de baño que compartimos, o capturándolo corriendo sin camisa mientras se preparaba para salir, o incluso mirándolo bailar alrededor medio desnudo en el escenario, ya habría construido una inmunidad al ver el pecho desnudo de Henry Lau.
Pero mientras se abría camino por el pasillo, poniéndose una simple camiseta negra, olvidé cada uno de mis pensamientos a medida que mi mente se borraba, como siempre hacía.
Después del desastroso incidente fuera de mi apartamento el pasando invierno, habíamos desarrollado una extraña amistad. Yo conocía los límites que tenía que mantener alrededor de Henry, y él me trataba como si yo fuera una especie de diosa virginal a la que no se le permitía arruinar. Eso estaba funcionando para nosotros, más o menos.
Cuando Donghae había decidido en última instancia irse a vivir con Hyukjae y Kyuhyun, Heechul y yo nos habíamos preocupado por quién iba a asumir su parte  de la renta. Por suerte, el chico con el que Henry había estado viviendo se volvió un loca de mierda, y botó todas sus cosas en el césped mientras él se encontraba en su última gira, sin mencionarle que había encontrado a alguien que tomara su lugar cuando se sintió solo. Él terminó sin hogar y en la necesidad de un lugar para dormir, así que aquí estaba. Lo veía todos los días y pasaba un montón de tiempo simplemente pasando el rato con él.
Pero aun así, la visión de esos abdominales, la tinta que los cubría y los aros gemelos a través de sus pezones volteaban todas mis buenas intenciones y pensamientos estrictamente calculados en todas estas cosas sexys y traviesas, donde claramente no tenían que estar. Cuando lo miraba, tenía problemas  para recordar el rechazo y lo que debería hacer en lugar de dejar que su malvada sonrisa arruinara todo mi auto-control.
Aparté la mirada y me ordené no inhalar cuando se inclinó sobre mí para arrebatarme la otra mitad de mi bagel sin tocar. No se me permitía ir por allí oliéndolo, aunque oliera a tentación y rock and roll.
Él levantó una ceja en mi dirección y le dirigió un gesto a Heechul con   el bagel.
—¿Qué clase de estragos están causando ustedes dos por aquí? Oí la puerta cerrarse de golpe todo el camino desde la parte trasera de la casa. —Él estiró sus largas piernas, vestidas con jeans negros súper ajustados, en frente de mí y me pregunté una vez más cómo se metía en ellos. Yo nunca había visto a un hombre llevar pantalones tan ajustados, pero funcionaban bien en él. Pasaba una cantidad obscena de tiempo pensando en cómo conseguir sacarlos de él.
—Heechul solo le estaba deseando a tu última conquista un feliz regreso a casa.
Hizo una pausa antes de morder el bagel y centrar sus ojos en la parte posterior de la cabeza de Heechul.
—¿Qué es lo que realmente le dijiste?
Pudimos ver los hombros de Heechul sacudiéndose por una risa silenciosa, pero no volvió la cabeza.
—Nada. Bueno, nada que no fuera cierto.
Él le dio un gran mordisco a la delicia de desayuno y entrecerró los ojos. Eran tan oscuros que era difícil decir dónde se encontraban el iris y la pupila.
—Creo que estás enojado porque Lady Gaga te copió el corte de cabello y te estás desquitando con todos estos jóvenes inocentes por todo el país.
Una risa sorprendida salió disparada de mí cuando Heechul se puso de pie y lanzó la botella de esmalte de uñas que había estado utilizando a la cabeza de Henry. Por suerte, él tenía buenos reflejos y la atrapó en el aire antes de que le golpeara en la cara o se rompiera en el suelo de madera.
—¡He tenido este corte de cabello por siempre! No es mi culpa que él decidiera ser una rocanrolera de repente. —salió resoplando de la habitación y yo compartí una sonrisa con Henry.
—Está sensible por eso. Pórtate bien.
—No es agradable que ustedes dos tengan una escala móvil para todas las parejas que traigo a casa, pero no me oyes quejándome, ¿verdad?
Yo no tenía una respuesta para eso, así que volví a la pantalla de mi ordenador.
—Uno de estos días va a haber un diez y no van a saber qué hacer con ustedes mismos.
Me sorprendió que él estuviera al tanto de lo que estábamos haciendo. Eso no hablaba bien de su respeto por quien traía a casa con él regularmente.
Metí las puntas de mi cabello, el cual ahora estaba corto, liso y uniforme, detrás de una oreja y lo miré por encima de mis gafas. No estaba seguro de lo que sentía por esto ahora que sabía que él estaba consciente del juego.
—¿Por qué no dijiste algo, si sabías lo que estábamos haciendo?
Él levantó un hombro a modo de encogimiento y yo lo observé mientras su boca se giraba hacia abajo en una de las esquinas como si frunciera solo la mitad. Henry tenía un rostro expresivo. Creo que eso venía de intentar proyectar cada uno de sus sentimientos, cada pasión, a una multitud de personas, mientras estaba en el escenario. Conocía bien ese medio fruncimiento: significaba que estaba pensando en algo de lo cual no quería hablar particularmente. Siempre me había preguntado qué lo ponía allí.
—Ellos consiguen lo que vienen buscando, y luego se van a casa satisfechos. Si a la salida tienen que enredarse con ustedes, par de idiotas, supongo que es parte del precio de la entrada. —Clavó su mirada de nuevo en mí y frunció el ceño de verdad—. ¿Dónde estuviste anoche? Todo el mundo vino a Canada y se quedaron por unas horas. Donghae dijo que ibas a encontrarnos allí, pero nunca apareciste.
Me aclaré la garganta y jugueteé con el mango de mi taza de café.
—Estaba en una cita con Calvin. Él no quería ir, así que solo le dije que me dejara aquí y luego hice algunas tareas que he estado posponiendo.
Vi sus ojos abrirse de par en par, centellearon brillantes y claros. Henry no era un fan de Calvin, y Calvin odiaba que yo viviera con Henry con cada fibra de su ser. Trataba de mantenerlos separados, una tarea que era cada vez más difícil ahora que Calvin estaba presionando para que fuéramos más que compañeros de citas ocasionales. Habíamos estado viéndonos durante unos cuatro meses y lógicamente yo sabía que era el momento de seguir de un modo u otro, pero siempre había algo que me detenía.
—Por supuesto que Calvin no quería ir. ¿Cuándo ese tipo alguna vez hace algo que tú quieres hacer? Caray, Zhou, ¿a cuántas malditas óperas, ballets y aburridas exposiciones de arte vas a dejar que ese idiota te arrastre? ¿Por qué no puedes simplemente venir y reunirte con tus amigos y relajarte en el bar por un minuto?
Habíamos  tenido  esta  conversación  más  de  una  vez,  así  que   solo suspiré.
—Mis amigos lo intimidan. Hyukjae y Kyuhyun no gritan exactamente “comité de bienvenida” y tú y Jjong toman demasiado placer en burlarse de cualquiera y todo aquel que no les gusta. Sería incómodo para todos nosotros, así que prefiero evitarlo por completo. Calvin es un buen chico.
Me lo decía por lo menos diez veces al día. Calvin era un buen hombre y era mucho más adecuado para un futuro seguro que un tipo que tenía previsto tocar heavy metal para ganarse la vida. Por no mencionar que Calvin no me hacía querer perder el control y echar una cana al aire en todo momento, no como Henry lo hacía.
—Somos tus amigos, Zhoumi, y Donghae es tu chico. Si este tipo tiene planes de quedarse por aquí, ¿no te parece que tiene que aguantarse y acostumbrarse a todos nosotros? ¿O estás planeando simplemente zanjarnos por el ricachón tan pronto como te sea posible?
Había algo en su voz que manifestaba una conversación más profunda que la que estábamos teniendo actualmente. Pero, como siempre, antes de que pudiera indagar más, decidió cambiar de tema a algo que, obviamente, consideraba más seguro.
—Además, si no quería que Jjong y yo nos burláramos de él, no debería llevar un maldito chaleco adonde quiera que va. Incluso ¿quién es usa un chaleco hoy en día?
Yo le di una patada ligera bajo la mesa.
—Pórtate bien. Los chalecos no son tan malos.
Él hizo una mueca y se puso de pie. Traté de no babear cuando estiró los brazos por encima de su cabello desordenado y el dobladillo de su camiseta subió por encima del borde de sus pantalones. Tendrían que torturarme para conseguir que lo reconociera, pero mi principal objetivo en la vida era ver qué tan bajo iba ese maldito tatuaje de ángel y trazar toda la cosa con mi lengua.
Me aclaré la garganta para tratar de sacar mi cabeza de la cuneta y me di cuenta de que me estaba observando de cerca.
—Ese es el punto; no ves nada malo en salir con un tipo que piensa  que usar un chaleco es genial, y yo no veo nada malo en ligar con un joven que luego es clasificado por mis compañeros idiotas la mañana siguiente. Dos mundos diferentes, Zhou, dos mundos totalmente diferentes.
Él sacudió mi cabello, consiguiendo que varias de las hebras más largas se enredaran en sus anillos mientras se alejaba. Yo lo observé solemnemente hasta que desapareció en su habitación, antes de soltar el aliento que había estado conteniendo. Me tomó un minuto abrir los dedos aferrados con fuerza  a la taza de café.
Henry no tenía ni idea de cómo era en realidad por debajo de todo el esmalte y preparado que había implementado antes de mudarme a Seul con nada más que la ropa en mi mochila. En realidad, nadie lo sabía. Había hablado con Donghae al respecto breve y vagamente, pero ni siquiera mi mejor amigo tenía idea de la clase de vida que había vivido antes de comenzar la universidad hace tres años.
Yo solo tenía veintidós años, pero sentía como si hubiera vivido cien vidas en este corto período de tiempo. El chico bueno, el chico que Henry veía como tan intocable y tan diferente a él, era una ilusión que había luchado todos los días por mantener. Tenerlo tan cerca y tan presente ponía a prueba mi deseo de dejar enterrado al viejo Zhoumi en las colinas de China cada minuto de cada día.
—¡Oye! —farfullé indignado cuando un paño de cocina de repente me abofeteó en la cara. Heechul se dejó caer en la silla que Henry acababa de abandonar  y me dio una mirada de complicidad.
—Creo que es posible que lo quieras para limpiar la baba de tu barbilla.
Entrecerré los ojos.
—Ya basta.
—Lo que sea. Todo el tiempo, Zhou, es como si estuvieras en celo o  algo así. No sé cómo ustedes dos ignoran todos los estallidos, crujidos y chasquidos que ocurren cada vez que respiran en el rango del otro, pero te  digo que es agotador verlo.
Abrí la boca para decirle, en términos muy claros, que no nos  sentimos atraídos el uno del otro, pero él levantó una mano y me apuntó con una mirada láser antes de que pudiera decir ni una palabra.
—Y no me vengas con esa estupidez sobre ser solo amigos. Tengo amigos hombres. De hecho, tengo más amigos hombres que jóvenes y no veo  ni a uno solo de ellos como si quisiera halarlos del cabello, dejarles una marca de mordida, o tener sexo que rompa la cama con ellos. Cuando lo miras y él no está prestando atención, Zhou… —él hizo una gran producción abanicándose con el paño de  cocina que recuperó—, siento que necesito una ducha fría.
Yo no sabía qué decir a eso, así que me apegué a lo que sabía.
—Somos amigos. No somos del tipo de estar uno sobre el otro y ya te dije lo que pasó la única vez que dejé que el alcohol tratara de convencerme  de lo contrario.
Se recostó en la silla y me miró con sus locos ojos. Era difícil engañar a Heechul, pero  eso no quería decir que dejara de intentarlo. Con el fin de construir la vida  que quería, la vida que ansiaba tan desesperadamente, tenía que convencer a todos de que esto era lo que había merecido desde siempre. Quién era yo antes, no era un factor al que se le permitiera intervenir sobre quien era ahora, y sin importar cuán ardiente fuera Henry o lo mucho que me hiciera desear pasear fuera del camino de las buenas intenciones, simplemente no podía permitirlo.
—Además, fundamentalmente queremos cosas diferentes en la vida. Una vez que me gradúe iré directo a un programa de maestría. Henry ha estado jugando a ser una estrella de rock desde que era un adolescente. No puedo entender que no tenga la ambición de querer algo más que eso, querer un futuro seguro. Queremos cosas diferentes en todos los sentidos. —Por no hablar de que, la forma en que él me hacía desear olvidar todo lo que ya sabía acerca de los peligros del lado salvaje, me asustaba por completo.
Heechul sacudió la cabeza pareciendo una versión crítica de Tinker Bell. Era difícil entender que hubiera tanta actitud embalada en un empaque como el suyo.
—Voy a ser honesto contigo, nene. Mirándolo desde el exterior, tú y ese chico quieren exactamente lo mismo, solo que los dos están demasiado asustados por algo como para admitirlo. Y para tu información, nadie, y quiero decir nadie, se ve bien en un chaleco, así que deberías dejar de tratar de vender a ese pobre chico Calvin como material de novio. —se puso de pie y agarró el respaldo de la silla, y en el típico estilo de Heechul cambió de tema, mientras yo estaba tratando de procesar la última parte de la visión que había lanzado sobre mí—. Entonces, nunca me diste tu puntuación para el groupie del día, ¿qué te parece?
Me molestaba cada vez que un joven salía tambaleándose de esa habitación, pero me negaba a reconocerlo, así que levanté nueve dedos y seguí le corriente como se suponía que debía.
—Tenía un siete gracias a la camisa al revés, pero después de llamarte perra y meterse su ropa interior en su bolsillo trasero, su calificación mejoró.
Heechul estalló en carcajadas y se agarró los costados. Estaba cacareando tan fuerte que me preocupaba que todo el ruido hiciera que Henry saliera de su habitación.
—Mierda, me perdí por completo lo de la ropa interior. Sabes, él tiene razón; algún día va a tener un diez, un joven tan bien trabajado que ya no va  a ser divertido, porque vamos a saber que él obtuvo el mejor material.
Me mordí el interior de la mejilla para no fruncirle el ceño.
—No puedo esperar.
No engañé a Heechul ni por un minuto.
—Por supuesto que no puedes.
Frustrado con la conversación y la mañana en general, cerré el portátil y me puse de pie.
—Voy a ir a correr antes de que tenga que ir a clases —anuncié esto a nadie en particular, porque Heechul ya estaba tonteando con su teléfono y Henry no había vuelto a aparecer. Me puse ropa que fuera lo suficientemente caliente y me calcé mis zapatos para correr bien gastados.
Me encantaba correr. Me ayudaba a aclarar mi cabeza. Me puse mis auriculares. Me gustaba escuchar música que no me hiciera pensar. Sabía que Henry prefería lo ruidoso y pesado, pero en verdad el tipo era  un snob de la música, y después de conocerlo durante más de un año,  peleando por lo que era bueno y lo que no, no cesaba de desconcertarme.
El aire frío abrasó contra mi cara, mientras me encontraba a un ritmo constante por mi ruta habitual. Cuando corro me gusta bloquear todo, cerrar el constante zumbido de todas  las cosas que me acosan, y solo sentir el suelo bajo mis pies y el aire fresco en mi cara. Pero no estaba funcionando tan bien para mí hoy.
No podía ignorar el hecho de que estaba más o menos viviendo una mentira. Estaba el Wang Zhoumi, un don nadie, de China, y el Wang Zhoumi, estudiante de química, en Seúl, Colorado. Eran dos partes de un todo y, a veces, pensaba que uno iba a ahogar al otro y no quedaría nada más que cenizas y malos recuerdos.
Wuhan no era una mala ciudad, pero era pequeña, muy pequeña,  y todos se conocían. Cuando tu familia era, la familia de la ciudad de la que todo el mundo de tú misma edad chismorreaba, de la que todos los mayores hablaban y de la que todos los que iban y venían contaban historias, la vida no era precisamente fácil.
Mi madre no era una mujer mala, simplemente no estaba preparada para manejar el ser madre a los dieciséis años, y mucho menos preparada para ser madre de un hijo joven difícil de manejar y un hijo que nació buscando problemas. Mi hermano mayor, Kangin, nunca conoció un crimen que no quisiera cometer o una ley que no quisiera romper. Dado que ninguno de nuestros padres se quedó alrededor, mamá se quedó sola, con nosotros corriendo salvajes y tratando de mantener los daños al mínimo. He aprendido por las malas que si escuchas las veces suficientes que eres algo, con el tiempo no tienes más remedio que empezar a creer en eso.
A pesar de que lo sabía mejor, me encontraba con el tipo de gente que podría destruir un futuro perfecto, llevado allí por la mano de un hermano mayor al que solo le importaba él mismo y su estafa actual. Éramos basura, nunca íbamos a llegar a nada y con todos los problemas y el drama que Kangin había creado, era un milagro que todavía respiráramos.
Si no hubiera sido por un profesor de ciencias, bienintencionado y demasiado perceptivo, de mi escuela secundaria, probablemente hubiera terminado como mi madre, embarazado y sobreviviendo bajo el ojo crítico de todos los demás en Wuhan, para siempre.
Pero me apliqué en la escuela, conseguí becas y trabajé día a día para asegurarme de nunca terminar allí de nuevo. Nunca iba a darle a nadie una razón para pensar que era fácil, estúpido, o que no valía nada, nunca más.
Iba a cuidar de mí mismo, construir un futuro sólido como una roca, y Dios mediante, sacar a mi madre de esa pequeña ciudad. Iba a demostrarle que había más en la vida que unas Miller, un paquete de cigarrillos y cualquier conductor de camión que se hubiera enganchado por el mes. En lo que a mí respecta, Kangin era una causa perdida y lo último que había escuchado es que estaba cumpliendo condena, pero era el primero en admitir que entraba y salía de la fábrica de chismes de Wuhan, así que realmente no estaba seguro y estaba más allá del punto de querer salvar a mi hermano de sí mismo.
Había cometido un montón de errores y hecho un montón de cosas malas, pero estaba en el camino correcto ahora. Logré visualizar mi recompensa por vivir mi vida de la manera correcta, finalmente, obtuve buenas calificaciones en la escuela, mantuve amistades con gente buena que me amaba sin importar nada, y sin tener que preocuparme por despertar con nada, nunca más.

Si eso significaba que tenía que enterrar la atracción y asfixiar  la lujuria que sentía por Henry, entonces esa era la forma en que iba a tener que ser.


4 comentarios:

  1. Tarde o temprano saldra a la luz el verdadero Zhou y entonces si, la que se va a armar

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  2. oh henry eres cruel al pasearte asi delante de zhou mi
    espero y cuando salga ese tonto de henry se de golpes

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  3. Rayos con estos dos son una bomba de tiempo y más tarde que temprano explotara y nada lo evitara, Zhoumi si que a tenido una vida difícil pero a salido adelante y eso es admirable gracias por el cap espero el siguiente bye.

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  4. O_____O
    Así que eso es lo que le paso a Mimi, lo que lo atormenta
    TT______TT
    Nooo

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...