Anhelos- 3



Minwoo lo miró enfadado y Hyungsik supuso que le molestaba que, a pesar de ser alto, él lo fuese más.
—No puedes retenerme aquí.
—Claro que puedo. Así que vuelve a sentarte para que hablemos.
 —¡No quiero hablar contigo! —protestó Minwoo.
Tenía el ceño fruncido y era evidente que se sentía frustrado.
—Y no quiero sentarme —añadió enfadado—. Quiero marcharme a mi habitación.
—Está bien, iré contigo.
—¡No!
—¿No? Anoche me pareció una buena idea.
—Lo de anoche fue un error.
—De acuerdo. Así que todo el escenario: las luces apagadas, las velas y tu desnudez fueron un error.
—¡Sí!
—¿Por qué será que no te creo?
—Porque eres demasiado arrogante para ir más allá.
—¿Qué quieres decir? ¿Estabas esperando a otra persona?
Acababa de ocurrírsele y la idea no le gustaba nada. Afortunadamente, Minwoo estaba demasiado desesperado como para mentir.
—No. Yo no me acuesto con cualquiera.
—¿Quieres decir que yo sí lo hago?
—Si te viene bien...
—No es cierto. Entonces, ¿lo preparaste todo para mí?
—Si quieres pensar eso...
—¿Qué otra cosa podría pensar?
Hyungsik levantó la mano y, a pesar de que quería contenerse, le agarró un mechón de pelo y lo colocó detrás de su oreja.
—No sabía que estuvieras tan desesperado —añadió.
—¡No estoy desesperado!
Hyungsik acarició su cuello y bajó.
—No puedes negar que anoche me deseabas.
—Deseaba... a un hombre, sí.
Hyungsik sacudió la cabeza. Quería desabrocharle la camisa y meter las manos por dentro de sus pantalones. Pero estaba seguro de que Minwoo no lo permitiría y no quería estropearlo todo precipitándose. Se contentó con ver cómo se le marcaban los pezones a través de la fina tela de la camisa y recordó lo mucho que le había gustado besarlos la noche anterior.
—Tenemos que hablar de ello. No puedes esperar que olvide lo que ocurrió anoche.
—¿Por qué no?
—Porque nos gustó mucho a los dos. Y quiero  repetirlo.
—No.
Hyungsik volvió a levantar la mano, pero Minwoo se echó instintivamente hacia atrás.
—¿Qué quieres que haga entonces? ¿Qué espere a que vuelva a apetecerte follar conmigo? ¿No crees que yo también tenga algo que decir al respecto?
—No utilices esa palabra.
—¿Qué palabra? ¿«Follar»? ¿Acaso no fue eso? Yo sí te hice el amor, pero tú...
—¡No!
—Sí, me equivoqué al pensar que podía ser algo más.
—¿Qué esperabas?
—¿Qué quieres decir?
—¿Ya te has olvidado del joven Jo? ¿Qué es, tu secretario? ¿Tu asistente personal? Desde luego, el puesto de asistente personal le va que ni pintado.
—Yeowool ya no trabaja allí.
—¿Desde cuándo?
—Desde que Hwi Gaesae se deshizo de él. ¿Qué quieres que te diga? No hacía bien su trabajo, así que lo despedimos.
—¿Entonces, cómo...?
Minwoo iba a preguntar cómo podía saber dónde estaba él en cada momento, pero se calló. Qué inocente era. Que Yeowool no trabajase más en Construcciones Zea no quería decir que Hyungsik hubiese dejado de verlo. Su marido debía de pensar que era tonto si creía que diciéndole que ya no trabajaba con él iba a pensar que lo suyo había terminado.
—¿Cómo qué?
Hyungsik quería que acabase su pregunta y Minwoo tuvo que pensar unos segundos antes de inventarse algo.
—¿Cómo se las ha arreglado sin una carta de recomendación? — preguntó para disimular—. ¿O sí le has escrito tú una? ¿Qué has puesto acerca de él?: «Poca capacidad de trabajo en la oficina pero mucha en la cama».
—Es increíble. No hay quien te entienda. No me quieres, pero piensas que tienes derecho a controlar mi vida.
—No.
—Claro que sí.
—No, tú no entiendes...
—Maldita sea, hace dos años que me hiciste saber que no me querías a tu lado. Estuviste sin hablarme semanas, meses, después del último aborto.
—¡Estaba traumatizado!
—¡Y yo! Pero sabía que no podía haber hecho nada para evitarlo.
—Porque tú sabías que no era culpa tuya —murmuró Minwoo.
—No fue culpa de nadie. ¿Acaso te eché la culpa a ti?
—No...
—Entonces, ¿por qué quieres convertirme en el responsable? Porque así fue como me sentí. Me castigaste sin poder tocarte.
—No fue así.
—¿Cómo fue, Minwoo? Dímelo. Dime por qué quieres seguir estando casado conmigo a pesar de no ser feliz. Nos hemos comportado como extraños durante meses, sólo nos hablamos o estamos juntos cuando es estrictamente necesario. Si quieres marcharte, dilo. ¿Por qué no me has pedido el divorcio?
—¿Por qué no me lo has pedido tú a mí?
—Porque no quiero  divorciarme.
—¿Por qué? ¿Porque sabías que si me abandonabas papá no  te dejaría la empresa?
— ¡No!
Hyungsik estaba perplejo, una cosa era que lo acusase de tener una aventura con ese joven, y otra bien distinta que pensase que era un depravado.
—¿De dónde te has sacado eso? Si piensas que sólo me casé contigo por la empresa...
—No soy yo quien lo piensa.
—¿Entonces quién?
—Jo Yeowool.
—¿Qué?
Hyungsik no cabía en su asombro. No podía creerlo. Pero sabía que era verdad.  Minwoo  debía  haberse  puesto  en  contacto  con  el otro joven. ¿Cuándo habían hablado las dos?
—Vino… vino a verme. Supongo que no estás al corriente.
—No.
Hyungsik empujó su silla hacia atrás y se puso de pie. Anduvo de un lado a otro  por  la  habitación,  intentando  mantener  el  equilibrio.  No   podía quedarse ahí sentado, mirándolo y dejando que se diese cuenta de que estaba intentando controlarse.
A través de la ventana el océano le pareció más azul que nunca. Pensó que el océano era constante, nunca cambiaba, al contrario que las personas. Pero el océano era libre e imparcial. Y ningún psicópata, como Yeowool, intentaba destrozarle la vida.
Miró hacia atrás y vio a Minwoo, que seguía en el mismo sitio y que desvió la mirada de él inmediatamente. ¿En qué estaría pensando?
—¿Estás diciendo que vino aquí? —preguntó Hyungsik a su esposo cuando se sintió capaz de construir la frase.
—Sí.
—¿Cuándo?
Minwoo parecía incómodo.
—Ayer —murmuró volviendo a la mesa y haciendo un esfuerzo para recoger los platos sucios—. ¿Quieres ensalada?
Hyungsik se sintió colérico y sus piernas recobraron las fuerzas necesarias para volver a la mesa. Lo agarró por el hombro para que lo mirase.
—¿Ayer? ¿Yeowool vino ayer? ¡De ahí toda la farsa de anoche!
—No necesariamente. De todos modos, eres mi marido. No sé por qué no iba a poder hacer el amor contigo si me apetecía.
—¿Qué te dijo?
—¿Yeowool?
—¿Quién si no?
—¿Qué crees que me dijo?
—No tengo paciencia para juegos.
—Qué miedo me das —se burló Minwoo—. Me estás haciendo daño.
—Suéltalo.
—¿Por qué no se lo preguntas a él si estás tan interesado?
—Porque ahora te lo estoy preguntando a ti.
Lo agarró por la muñeca y se la puso detrás de la espalda, acercándolo a él.

Minwoo perdió el equilibrio y tuvo que apoyarse en su pecho.
El roce de su cuerpo lo perturbó tanto que se quedó callado un momento. Lo que había pasado la noche anterior había sido un error. Había pensado que sería capaz de seducirlo sin implicarse emocionalmente, pero estaba equivocado. Aunque había intentado evitar sus besos, su cuerpo lo había traicionado y volvía a traicionarlo al responder al de él.
—¡Minwoo!
Su voz lo sacó del ensimismamiento en el que estaba. Pero su cálido aliento y el olor a hombre que desprendía su piel le impedían concentrarse.
Finalmente abrió la mano y la apoyó en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón y dándose cuenta de que él también estaba pensando en la noche pasada.
—Hyungsik... —murmuró Minwoo sin saber lo que buscaba realmente.
—No, Minwoo.
Podía ver la emoción en los ojos de su marido, y sus labios estaban muy cerca. Iba a besarlo. ¿Por qué no aceptar lo que le ofreciese sin pensar en las consecuencias, como hacían otras personas?
—¡Minwoo!
Cuando Hyungsik pronunció su nombre, se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Se había equivocado al pensar que su esposo estaba tan excitado como él. Sólo estaba enfadado y frustrado.
—Déjame.
—No hasta que no me cuentes qué te ha dicho Yeowool. ¿Te ha dicho que estamos teniendo una aventura?
—Sabes que sí, pero no te preocupes. Hace tiempo que lo sé. No soy tonto.
—¿Qué quieres decir?
Minwoo empezaba a cansarse del juego, así que se separó de él.
—Sé que lo llevas al apartamento que tienes alquilado en el centro. El que dijiste que alquilabas para los clientes.
A Hyungsik se le hizo un nudo en el estómago. Recordaba haber llevado allí a Yeowool, pero no para acostarse con él. Había sido cuando trabajaba para Hwi Gaesae. La empresa había alquilado un apartamento amueblado y Hyungsik necesitaba que alguien hiciese un inventario de lo que había en él y que anotase lo que faltaba para que el lugar estuviese habitable para los clientes.
Gaesae le había dicho que se llevase a Yeowool, Hyungsik supuso que porque el trabajo no era demasiado difícil. El lo había llevado hasta allí en su coche, se lo había presentado al portero del edificio para que supiese que era de la empresa, le había mostrado el apartamento y se había marchado. Eso era todo.
Había sido varias semanas después cuando había cometido el error de invitarlo a cenar una noche en la que se sentía triste. Pero entonces no lo había llevado al apartamento. Recordó lo que había pasado aquella noche y se dijo que le había dado la oportunidad perfecta para mentir al respecto.
—Nunca he llevado a nadie allí. El apartamento es de la empresa, puedes preguntárselo a Hwi Gaesae si no me crees.
—¿Así que nunca has dormido allí?
—Sí, en un par de ocasiones, pero yo solo.
—Si tú lo dices...
—Claro que lo digo, Minwoo, no sé lo que te ha contado ese joven , pero no estoy teniendo una aventura con él.
—¿Entonces cómo es posible que vaya a tener un hijo tuyo?
—¿Qué has dicho?
—Ya me has oído.
A pesar de haber sido capaz de acusarlo, Minwoo no podía mirarlo a los ojos, se volvió hacia la mesa y movió la ensalada. Poco después, cuando el silencio empezaba a ponerlo nervioso añadió:
—Deberías comer algo. El joven Moon se ha molestado en hacer la comida y...
—¡Al diablo con el joven Moon!
Hyungsik observó a su esposo durante un par de minutos e intentó mantener la calma. Su mente funcionaba a toda rapidez. Pensaba que ya había oído todo lo que tenía que oír. Pero estaba equivocado.
No obstante, no era sólo el hecho de haber oído de labios de su esposo que Yeowool estaba embarazado lo que lo había dejado atónito. Porque no era verdad. Lo que le ponía enfermo eran las repercusiones de la manera de actuar de Minwoo. No le había seducido porque quisiera acostarse con él. Ni siquiera habían dormido juntos. Ni tampoco estaba desesperado por estar con un hombre.
—¿Por qué me miras así?
Minwoo debía de haber visto en su rostro la repugnancia y la sensación que tenía de haber sido utilizado, porque dejó lo que estaba haciendo y lo miró fijamente.
—¿No lo sabes?
—¿Qué pasa? ¿No pensabas que Yeowool fuese a contarme que estaba embarazado? Pues está muy orgulloso. ¿Cómo has podido hacerlo? ¿Cómo has permitido que venga aquí a pedirme que te conceda el divorcio?
—Todo eso es mentira y lo sabes. No tengo nada que ver con el embarazo de Yeowool. Pero lo que no entiendo es lo que estás intentando hacer tú. Anoche no me sedujiste porque me desearas, ni siquiera lo hiciste porque quisieras hacer el amor. Te creíste las mentiras de ese joven y decidiste darme una lección. Y si al mismo tiempo te quedabas embarazado, tanto mejor.


Cuando llegó a la oficina, Hyungsik encontró un sobre marrón en el que había escrito:
«Privado y confidencial».
Supuso que Taehoon, que era el encargado de distribuir el correo, lo había puesto allí debido a que era personal. El correo ordinario le llegaba a su secretaria. Ahro abría las cartas, trataba lo que podía y le entregaba el resto.
Estudió el sobre durante unos segundos antes de tocarlo. Se imaginaba lo que era y no pudo evitar que, de repente, se le acelerase el pulso. El médico le había dicho tres semanas antes que los síntomas que tenía eran causados por el estrés, el exceso de trabajo y el estilo de vida que llevaba. Aun así, no lograba dormir por las noches ni tranquilizarse con respecto a las pruebas que le habían hecho.
Una semana antes había estado en una clínica privada donde le habían realizado un examen exhaustivo del corazón. El cardiólogo había dicho que un ecocardiograma no era suficiente, así que le habían puesto una vía intravenosa en un vaso sanguíneo de la ingle y le habían inyectado una especie de tinta que se veía después en la máquina de rayos X.
Todo le había parecido irreal e incómodo, y le hubiese gustado poder compartir la angustia que sentía con alguien. Pero no se hablaba con Minwoo desde la pelea que habían tenido después de la noche que habían hecho el amor. Sabía que él no le pediría disculpas porque pensaba que no había hecho nada mal. Y él tampoco tenía por qué rogarle que creyese que Jo Yeowool no significaba nada para él. ¿Cómo podía pensar que lo había engañado?
Estaban pasando una mala racha y la preocupación que tenía por su estado de salud no era de gran ayuda. Odiaba la sensación de no ser el dueño de su propio cuerpo y de haber dejado que fuesen los médicos quienes controlasen su vida. Hasta habría sido capaz de perdonar a Minwoo si no hubiese tenido tanto miedo.
Decidió que no merecía la pena posponer lo inevitable, así que tomó el sobre, lo abrió con el abrecartas de plata que le había regalado su esposo y sacó el informe médico.
Ante su asombro, era de una clínica privada de uroginecología, los resultados de una prueba de embarazo.
—¿Qué demonios...?
Hyungsik juró mientras miraba el papel que tenía delante. No podía creerlo. El informe decía que habían examinado a Jo Yeowool tres días antes y que el resultado era positivo. Según el especialista estaba embarazado de unas dieciséis semanas.
¡Dieciséis semanas!
Hyungsik tiró el informe encima de la mesa como si le quemase en las manos. Después volvió a recogerlo y buscó en la cabecera la dirección y el número de teléfono de la clínica. Era evidente que Yeowool había querido darle una prueba de que estaba diciendo la verdad ¡Pero no era su hijo!
Hyungsik suspiró, sintió ese aturdimiento que empezaba a serle familiar. Intentó averiguar qué era lo que estaba intentando hacer Yeowool. Era evidente que quería acabar con su matrimonio. Pero debía saber que no se saldría con la suya.
No habían tenido una aventura. Ni siquiera se había acostado con él. Si no lo había denunciado ya a la policía por acoso era porque sentía una cierta gratitud hacia él. La noche que habían ido a cenar juntos había sufrido su primer ataque de verdad. ¿Tendría algo que ver con eso el hecho de que se hubiese desmayado en la puerta de su casa?
Llevaba tiempo sufriendo algunos síntomas extraños: le faltaba el aire, el corazón le latía con rapidez. Había imaginado que todo se debía a su acelerado ritmo de trabajo. Desde que Minwoo y él habían dejado de dormir juntos, había empezado a pasar más tiempo en la oficina. Hacía poco deporte y seguramente comía lo que no debía. Y, en general, llevaba una vida gobernada por el estrés.
Pero el desmayo en la puerta de Yeowool había sido la gota que había colmado el vaso. Al despertar, se había encontrado tumbado en el sofá, sin chaqueta, con la corbata aflojada y sintiéndose como el hombre más tonto del mundo.
Había fingido que era culpa del alcohol, pero Yeowool debía de saber que casi no había bebido vino durante la cena. A partir de ese momento, vivía con miedo.
El joven había creído que estaba bebido y había insistido en que pasase la noche en el sofá de su casa. Le había dicho que no estaba en condiciones de conducir y Hyungsik no había sabido cómo salir del paso. En ese momento se daba cuenta de que el ofrecimiento no había sido en absoluto inocente. ¿Lo había tenido ya por aquel entonces todo planeado? ¿Habría imaginado que no volvería a invitarlo a salir una segunda vez?
Tenía la boca desagradablemente seca, así que se levantó y fue al cuarto de baño a beber un vaso de agua. Se miró en el espejo que había encima del lavabo y no le sorprendió que estuviese demacrado. Se sentía mal. Pero cuando le había colgado el teléfono a Yeowool dos semanas antes, no había pensado que intentaría algo así.


Minwoo no estaba embarazado. Desde que se había hecho la prueba, dos días antes, no conseguía pensar en otra cosa, pero por muchas vueltas que le había dado al test de embarazo, no consiguió que saliese el color que estaba esperando.
Se había convencido de que estaba embarazado. Después de  la noche en que había hecho el amor con Hyungsik, estaba seguro de que lo que le había dicho a Jo Yeowool ya no era una mentira.
Así había sido las veces anteriores. Esa era una de las razones por las que había rechazado a Hyungsik cuando éste había intentado retomar las relaciones sexuales después del último aborto. Por eso, y porque se sentía deshecho e incompetente como pareja. Y totalmente incapaz de volver a arriesgarse a quedarse embarazado.
Pero había vuelto a arriesgarse y no había funcionado. En cualquier caso, una sola noche no había sido suficiente. La verdad era que no podía estar seguro de que las anteriores veces se hubiese quedado embarazado a la primera, ya que Hyungsik y él habían sido sexualmente muy activos.
Se estremeció. ¿Qué podía hacer? No conseguía pensar en otra cosa y no podía arriesgarse a que Hyungsik, que había adivinado su motivación oculta, lo rechazase.
No conseguía concentrarse en nada y el hecho de que su marido no hubiese abordado el tema otra vez le hacía pensar que sus sospechas eran ciertas. Tenía una aventura con ese joven.
En esos momentos estaba en su estudio. Llevaba dos años ilustrando los libros de un mismo autor y hasta entonces siempre había conseguido escapar de los problemas trabajando, pero ese día no lograba centrarse.
Oyó un ruido que lo alertó de que no estaba sola, y se imaginó que sería el joven Moon, que le llevaba algo de beber. Pero no era el mayordomo. Su marido estaba apoyado en el arco de la puerta y parecía estar muy cansado.
—Ah, eres tú. ¿Estás bien?
—¿Es tu manera de decirme que no tengo buen aspecto?
—No —se defendió Minwoo—. Es que pareces cansado. Es evidente que no duermes bien últimamente.
—Lo dices como si te importase.
—Si eliges pasar las noches acostándote con tu amante... ¿Por qué debería importarme?
—No me paso las noches acostándome con nadie.
—¿Entonces cómo es posible que Yeowool esté embarazado?
—Ya te he dicho que no tiene nada que ver conmigo.
—¿Entonces qué haces aquí, te atormenta tu conciencia?
Hyungsik estaba demasiado cansado como para discutir.
—Mira, la verdad es que hace tiempo que no me encuentro bien. Esa es la razón por la que hoy he vuelto a casa a... las cuatro de la tarde.
Minwoo se sintió de pronto nervioso. No pudo evitarlo. Pero reprimió su ansiedad y se volvió hacia su trabajo.
—Pídele una aspirina a el joven Moon —dijo con indiferencia—. Seguro que te sentirías mejor si te acostases temprano por un día.
Hyungsik tuvo que reconocer que en eso tenía razón. Cada vez pasaba más tiempo en la oficina. Pero en casa no era bienvenido, y en el apartamento de la empresa se sentía demasiado solo. En el estado en el que estaba, prefería la compañía de la señora de la limpieza a pasar la noche solo.
—No creo que una aspirina vaya a ayudarme —respondió midiendo sus palabras—. Pero gracias por preocuparte por mí, Minwoo, significa mucho para mí.
La puerta del estudio estaba abierta cuando llegó, así que la dejó abierta al marcharse. Al infierno con Minwoo, había sido muy inocente al pensar que le interesaría cómo se sentía. Ya le había dejado claro lo que sentía por él la mañana después de haber hecho el amor.

—¡Espera!


3 comentarios:

  1. Bueno...aquí aplica el dicho:"no hagas cosas buenas,que parezcan malas"
    Todo ha estado friamente calculado...lo del Yeon con su embarazo...y Minwoo con su noche de amor...y Sik como una vela en medio de todo y ni enterado.
    Un embarazo...un no embarazo y Sik con sus malestares,que trio más bonito.
    Eso fue cruel,de verdad que lo utilizo,aún lo ama sí,pero centrandose solo en su dolor de las perdidas de los bebé,ha utilizado a Sik y eso ni él mismo puede negarlo cuando pasadas dos semanas ya se está haciendo prueba de embarazo...que feo
    A veces...muchas veces me caen mal las parejas porque solo escuchan lo que les conviene.
    Me encanto que Sik regresara a casa y que retuviero a Minwoo hasta que le dijo que el otro tipo había ido....bien por él.
    Y si el tipo se aprovecho y lo agarro dormido??...ay que risa si fue eso,ni siquiera estaba borracho😂😂😂😂😂

    P.D: Ya sé por qué hace esto...con este Sik quiere redimir a su hijo de todas las infidelidades...a que sí😂😂😂😂

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    1. Jajjajajajajaja me ha hecho reír jajjajajaj. No lo hago para eso, lo hago para que vean que en muchos casos las apariencias engañan :P y ven "lo que quieren ver" así como ud dice "oyen lo que quieren" jajajajjajajajajajaja

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  2. Ay Minu no cometas un error tienes que confiar en Sik yo se que el te ama TvT
    Ese Wool es como una piedrita en el zapato ¬¬ espero y Minu no se deje engañar por sus mentiras
    Sik esta enfermo?! Nooo que tiene TnT Minu cuidalo!! aprovecha xD
    Gracias por el cap ~~

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...