Frío Corazón- Capítulo 8



El piso de Hyukjae estaba a cinco minutos caminando. Era lógico salir del restaurante, ir a un sitio más íntimo para hablar, pero Hae se sentía aún más nervioso. Se abrazó a sí mismo, perdido en sus pensamientos.

–Hemos llegado.

Hae miró hacia la casa de cuatro pisos, nueva, con un camino hacia la entrada bordeado por arbustos impecables. Era un edificio de lujo, como lo demostraban también los coches caros aparcados a ambos lados de la calle. Incluso en la oscuridad, estaba claro que aquella era una parte de Seul destinada a los más ricos, muy diferente de la zona en la que él se había reservado una asequible habitación de hotel para pasar la noche.

Dentro, la entrada estaba adornada con más plantas muy bien cuidadas. Hae siguió a Hyukjae al ascensor, que subió al piso segundo. ¡La casa de Hyukjae ocupaba los dos pisos de arriba del edificio!

Hae miró a su alrededor por un momento, olvidándose de la seria situación que lo había llevado allí.


Los suelos eran de madera clara, abajo estaban el cuarto de estar, la cocina y algunas otras habitaciones. Subiendo por una escalera de caracol de hierro, estaban los dormitorios, los baños, más de los que pudo contar. Estaba increíblemente limpio y cuidado y pensó que la casa sería perfecta para la portada de una revista de decoración.

–Muy bonito –dijo Hae con educación, y se dirigió a uno de los sofás de cuero color crema, aunque no se atrevió a sentarse.

–No te morderá –dijo Hyukjae–. Es sólo un sofá.

El aire fresco de la noche había sacado a Hyukjae de su conmoción inicial. No quería volver a pensar cómo iba a cambiar su vida. Había tantas cosas que tener en cuenta que lo mejor era centrarse en el hecho de que iba a ser padre. Ponderar las consecuencias no lo llevaría a ninguna parte.

–Voy a servirme un café. ¿Quieres uno?

–Gracias, no. Creo que ya he tomado suficiente hoy.

Hae observó los cuadros abstractos de las paredes y las esculturas colocadas sobre la moderna chimenea.

Al estar allí, en el piso de Hyukjae, se dio cuenta de lo mucho que iba a afectarle a él el hecho de ser padre. Su piso reflejaba a Hyukjae a la perfección. Era un hombre que no daba cabida al desorden, algo que siempre seguía al nacimiento de cualquier bebé.

–Lo siento –se disculpó–. He pensado esto un poco y creo que podemos arreglarlo para que tu vida no se vea afectada –señaló, titubeante–. Puedo ocuparme del niño yo solo y, por supuesto, puedes visitarlo siempre que quieras o cuando tengas tiempo…

–¿Visitarlo cuando quiera…? ¿Cuando tenga tiempo…? No estamos hablando de una galería de arte, Donghae. Estamos hablando de un niño. Mi hijo.

–Bueno, sí, me doy cuenta…

Hyukjae tomó un trago de café y lo miró. Hae tenía la cabeza gacha, los ojos fijos en la alfombra persa a sus pies.

–No estoy seguro de que te des cuenta –continuó Hyukjae–. Mis derechos como padre irán más allá de las visitas ocasionales cuando tú des el visto bueno. Para empezar, está el tema del dinero. Puede que no seas materialista, pero un hijo mío no va a pasar por ningún tipo de penalidades. Tanto tu futuro como el futuro de mi hijo estarán asegurados. Te doy mi palabra.

Hyukjae se quedó en silencio unos segundos, para dejar que él asimilara lo que había dicho.

–¿Penalidades? ¡Hyukjae, tengo un trabajo! sé que quizá no gane lo que tú consideras suficiente para vivir. Pero tu idea de lo que hace falta para vivir… es diferente por completo de la de la mayoría de la gente –indicó él, y miró a su alrededor. Aquellos cuadros podían costar más de lo que costarían unas vacaciones en el extranjero. ¡Mucho más!–. ¡Esto no es la vida real!

–De acuerdo, pero ésta es mi vida y es la vida que disfrutará mi hijo.

–¿Qué intentas decir? –preguntó, y se llevó la mano al vientre, poniéndose pálido. No había pensado en eso. ¿Qué pasaría si Hyukjae quería quedarse con el niño y pedía la custodia?– ¡No me quitarás a mi bebé!

–¡Claro que no voy a quitarte al bebé! ¿Qué clase de persona crees que soy? Un niño necesita a su appa, a su padre también, lo que nos lleva adonde quería llegar.

Hae asintió, aliviado.

–Estoy dispuesto a daros seguridad financiera, pero un niño necesita más que eso –prosiguió Hyukjae–. Como tú dices, no se trata sólo de dinero…

–De acuerdo.

–Y tener a sus dos padres es algo más que dejar que yo lo visite una vez a la semana durante tres horas. Pretendo estar al lado de mi hijo de forma permanente. Vivir contigo. Con nuestro hijo. Juntos. Como una unidad. Casados.

Hae tardó unos segundos en procesar la información.

–¿Estás diciendo que quieres casarte? ¿Conmigo? –repitió, y se rió con incredulidad–. Es la cosa más ridícula que he oído en mi vida.

–Ningún hijo mío nacerá fuera del matrimonio –repuso Hyukjae, tenso.

–¡Hyukjae, estamos en el siglo XXI! Por si no te habías dado cuenta, el embarazo y el matrimonio no tienen por qué ir de la mano. Además, sería hipócrita, teniendo en cuenta que no te parecía bien que tu hermano hiciera lo mismo.

–Quería proteger a mi hermano de que alguien se aprovechara de él por su dinero. Es diferente. De todas maneras, nos estamos saliendo del tema –afirmó él, y se puso en pie.

Comenzó a dar vueltas por la habitación y, al fin, se detuvo delante de él y se sentó a su lado en el sofá.

–Tendrás que admitir que es mejor tener una familia con dos padres –dijo él después..

–Sí, en un mundo ideal. Pero no estamos viviendo en un mundo ideal, Hyukjae –le espetó él, pensando que nada le habría gustado más que Hyukjae le pidiera en matrimonio y formaran una familia feliz juntos–. ¿Por qué quieres que me case contigo, Hyukjae?

–¿No es obvio? –repuso él, frunciendo el ceño. Se había portado como un caballero, había hecho lo único que podía hacer y, en vez de alegrarse por todos los beneficios de su oferta, Donghae se reía de él y luego le pedía explicaciones por su oferta.

–Hyukjae, no puedes casarte con alguien sólo porque está embarazado de ti y esperar a que eso funcione. ¡Ni siquiera hemos salido juntos! –señaló él, y suspiró–. ¿Estarías aquí sentado, hablando conmigo, si no estuviera embarazado?

–No se trata de eso.

–Sí se trata de eso –contestó, y se dio cuenta de que Hyukjae no contaba con que rechazara su propuesta de matrimonio–. ¿Habías pensado alguna vez en volver a casarte o en tener una familia? No, no me respondas porque ya sé que la respuesta es no.

–Las cosas han cambiado… Nunca había estado en esta situación antes…

–No hace falta que me case contigo por eso…

Hae se dijo que estaba loco. ¡Lo amaba! No había nada que quisiera más que acostarse con él por las noches y levantarse con él por las mañanas. Quizá, si se casaba con él, Hyukjae llegaría a amarlo. Las relaciones se construían día a día, ¿no era así?

¿Pero y si no era así?

No era un mundo ideal, pensó Hae, y si Hyukjae se sentía atrapado en el matrimonio, enseguida se mostraría resentido. Estaba acostumbrado a hacer lo que quisiera. ¿Cuánto tiempo tardaría en querer recuperar su libertad?

–Sé que crees que haces lo correcto –le dijo con suavidad–. Pero mi respuesta tiene que ser no.

–No se trata sólo del niño… Todavía… todavía me gustas…

–Pero puede que tú no me gustes a mí…

–¿Quieres que lo comprobemos? –preguntó él, y lo acercó a su lado, posando la mano en su nuca.

Hae se estremeció mientras lo besaba con pasión.

Hyukjae lo llevó a su dormitorio. Cuando lo tumbó en la cama, comenzó a sentarse, reuniendo fuerzas para salir de allí, pero se le quedó la boca seca al verlo desnudarse, dejando al descubierto ese hermoso cuerpo con el que no había dejado de soñar.

Sí, Hyukjae lo deseaba. Tenía la prueba delante y, aunque eso no tuviera nada que ver con el amor, era demasiado poderoso. Hae se quitó los zapatos. Hyukjae lo desvistió.

Cuando le acarició su miembro por encima de su bóxer, él gimió y le acarició lo hombros con ansiedad. Arqueó la espalda para ofrecerle su pecho y cerró los ojos.

Al sentir la lengua de Hyukjae lamiéndole los delicados pezones, Hae sintió un delicioso placer y deseó que no se detuviera nunca. Entreabrió los ojos y lo vio allí, dedicándole a toda su atención. Su excitación no pudo ser mayor.

Mientras continuaba lamiéndole los pezones, Hyukjae recorrió su cuerpo con la mano, se detuvo en su estómago e introdujo los dedos por debajo del boxer.

Cada milímetro del cuerpo de Hae gritaba de placer, mientras él seguía saboreándolo y acariciando su entrada con los dedos.

En un gesto de gran intimidad, Hyukjae comenzó a bajar y lo besó en el estómago, luego más abajo, besándolo hasta llegar a su duro miembro.

Hae se arqueó para acercarse más a su boca y se apretó contra él según las sensaciones que iban explotando en su interior eran más y más excitantes.

Durante el día, se había repetido muchas veces las duras palabras que Hyukjae le había dedicado antes de separarse, utilizándolas como una herramienta de autoprotección, pero por las noches no había podido dejar de soñar con aquello… La sensación de su lengua en su cuerpo, sus manos recorriéndole todo el cuerpo. Le pareció como si estuviera viviendo un sueño.

Entonces, Hae se escuchó a sí mismo gritando su nombre, mientras Hyukjae lo penetraba y poseía con lentas y seguras arremetidas.

Las oleadas de éxtasis llegaron a su clímax y tardaron un rato en difuminarse, dejando a Hae extenuado.

–Hacemos buena pareja –murmuró él, y lo tomó entre sus brazos–. Dirás que no quieres casarte conmigo, pero para que cualquier matrimonio funcione debe haber pasión y no puedes negar que entre nosotros la hay.

–No lo niego, Hyukjae –repuso, apartándose de él.

Hae se preguntó cómo había podido sucumbir a  sus encantos. si no fuera porque lo amaba, habría podido resistirse, habría tenido las fuerzas necesarias para no irse a la cama con él.

Tenía que pensar en el bebé y acostarse con Hyukjae no iba a hacer más que complicar las cosas, se recordó.

–No voy a casarme contigo porque no estaría bien –afirmó Hae, y se giró para salir de la cama.

–¡No vamos a pasar por esto de nuevo! –exclamó Hyukjae, deteniéndolo–. No vamos a fingir que no ha pasado nada. No puedes negar que disfrutamos al hacer el amor.

–¡Yo no he dicho lo contrario! sólo digo que ha sido un error.

–¿De veras? Tu cuerpo no decía lo mismo cuando lo tocaba.

–Hyukjae, eso no es suficiente. Ahora tengo que irme. Te he dicho lo que quería decirte. No tenemos por qué vernos más, al menos hasta que no se acerque la fecha del nacimiento. Entonces, podemos hablar de todo en más detalle –le espetó él. Salió de la cama y comenzó a buscar sus ropas, que estaban en el suelo, mezcladas con las de él.

–Necesitas que alguien te cuide.

–¡Estoy embarazado, no enfermo!

–Y eso de que vivas en mitad de ninguna parte no me conviene mucho.

–¿Sabes qué, Hyukjae? No se trata de lo que te conviene o no –señaló y, ya vestido, sacó sus zapatos de debajo de los pantalones de él.

–No puedes volver solo –dijo él, se levantó de la cama y comenzó a vestirse.

Aquel día había resultado ser horrible, se dijo Hyukjae. De hecho, estaba ante la experiencia que más iba a cambiar su vida para siempre. Le resultaba cada vez más difícil recordar la tranquilidad de su matrimonio con Junsu. Aquellos tiempos le parecían casi irreales, sobre todo comparados con todos los enfrentamientos que estaba viviendo con Donghae.

–¡Claro que puedo!

–¡No pienso desaparecer de la escena y reaparecer cuando tú lo consideres oportuno!

–¡No te estoy pidiendo que desaparezcas! Pero todo va a ser pura rutina en los próximos meses.

–Tendré que hacer pública la noticia y contárselo a mi familia en China. ¿Qué esperas que les diga? ¿Qué voy a tener un hijo pero que su appa no quiere ni verme?

–¿De eso se trata? ¿De ajustarnos a los convencionalismos?

–Los convencionalismos no tienen nada de malo.

Hyukjae estaba furioso porque, incluso después de hacer el amor con él y confesar que seguía deseándolo, Donghae no dejara de comportarse de aquella manera. ¿Quería un príncipe azul? ¿Acaso no lo era él, que le había prometido un anillo de boda y una vida fácil? Donghae no tendría que preocuparse por el dinero y podría dedicarse por completo a criar al bebé. ¿Cuántos hombres en su caso habrían ofrecido tanto? sin embargo, nada parecía tener sentido en lo que se refería a aquel testarudo joven.

–¿Dónde vas a quedarte? –preguntó él, y se puso los zapatos, sin calcetines, pues Donghae ya estaba llegando a la puerta, en vez de estar lánguidamente recostado entre sus brazos, deseando hacer el amor de nuevo.

Donghae le dio el nombre del hotel y, a juzgar por la zona donde estaba, Hyukjae pensó que no era el lugar apropiado para que el appa de su hijo pasara la noche.

Hyukjae se dio cuenta de que, de ser un bloque de hielo en la boda, había pasado a ser solícito y sobreprotector. Había creído que, seduciéndolo de nuevo, lo suavizaría y que  reconsideraría su propuesta y aceptaría, pensando que sí, que era buena idea celebrar un matrimonio de conveniencia, tal y como mandaba la tradición. Por su parte, él pensaba casarse para evitar el deshonor de tener un hijo ilegítimo y disfrutar de su relación sexual con Donghae hasta que se cansara de él, pues sabía que la atracción siempre tenía un periodo de duración limitado. Donghae seguiría en su casa, disfrutando de todas las cosas que el dinero podía comprar, mientras él tenía sus aventuras. Lo respetaría como appa de su hijo, pero nunca lo amaría como a su esposo. El amor no entraba dentro de su oferta.

–De acuerdo, te llevaré allí yo mismo, pero no es un sitio apropiado. Tengo contactos en los mejores hoteles. Podría conseguirte una habitación en cualquiera de ellos –sugirió él.

–¡No quiero!

–¿Por qué demonios tienes que ser tan testarudo? –preguntó él, pensando que lo que más le apetecía hacer era tomarlo en brazos y llevarlo de nuevo a su cama, adonde pudiera vigilarlo. ¿Cómo iba a poder concentrarse sabiendo que Donghae andaba por ahí solo, embarazado de su hijo?

–¿Soy testarudo? Hyukjae, deberías mirarte a ti mismo. ¡Eres el hombre más obcecado del mundo! ¡No aceptas un no por respuesta!

–Estoy intentado ser práctico… y tú deberías estar deseando comprometerte…

–Me estoy comprometiendo. Vine a contártelo, ¿no es así? Podría habértelo ocultado. Podría haber desaparecido y nunca habrías sabido nada del bebé.

–Ése no es tu estilo, Donghae. Eres demasiado honesto. Además, ¿adónde te habrías ido? ¿No crees que Kyuhyun y Sungmin se habrían mostrado curiosos cuando empezaras a ganar peso? De todos modos… entiendo que quieras estar solo y tener tiempo para pensar en lo que te he propuesto…

–¿Recuerdas lo que te dije acerca de la testarudez y la incapacidad de aceptar un no por respuesta? –señaló Donghae, mientras se acercaban al coche.

–Créeme, aún no sabes todo lo testarudo que puedo ser –respondió él, pensando que llegaría a convencerla para que se casaran–. De acuerdo… por el momento, aceptaré que tengas tus dudas ante mi oferta. Aunque no entiendo por qué, pero no quiero discutir. Ahora no es momento de discutir.

En la oscuridad del coche, Hyukjae echó un vistazo su hermoso rostro y se dijo que era desconcertante lo fácilmente que había aceptado la idea de ser padre. Por supuesto, él era un hombre capaz de enfrentarse a cualquier cosa. Pero la noticia que acababa de recibir le había molestado menos de lo que hubiera esperado.

–No, no lo es –dijo Donghae–. Estoy embarazado y los jóvenes embarazados no deben discutir. El estrés no es bueno para el bebé…

–¿Es lo que te ha dicho el médico? –preguntó Hyukjae, tras detener el coche en el bordillo.

–¿Por qué has parado?

–Porque no quiero que me acusen de hacer nada que pueda dañar este embarazo.

–¡Hyukjae, era una broma! –exclamó Donghae, y lo miró, sorprendido por su reacción–. ¿No irás a decirme que te alegra el embarazo!

–Estoy diciéndote que… no deberías estresarte… –dijo él, que no estaba dispuesto a admitir nada más–. Estoy aquí y puedo hacerme cargo de cualquier cosa.

–Ah –dijo Hae, y pensó que él no parecía tan disgustado ante la idea de ser padre, incluso daba la sensación de que le gustaba. Pero eso no significaba que le complaciera que él resultara ser el appa.

–Pero, si yo estoy dispuesto a hacerme cargo de esto e incluirlo en mi vida, creo que tú también deberías hacer algún esfuerzo.

–¿No querrás estresarme?

–No. Lo cierto es que es al contrario… –afirmó él, y le miró con satisfacción–. Voy a hacer tu vida mucho más fácil y eso me hará sentir mejor –añadió, y puso el coche en marcha de nuevo–. Quiero que estés más cerca de mí –continuó, pensando que era extraño decirle aquello. Pero las circunstancias eran excepcionales–. Soy muy tradicional. Lo sabes y tendrás que aceptarlo.

Hae suspiró y prefirió no tener en cuenta la arrogancia de Hyukjae, que era parte de su forma de ser.

–El appa de mi hijo no puede vivir a sus anchas en el fin del mundo ni rechazar todas mis ofertas de ayuda a causa de su orgullo.

–¿A mis anchas? ¿El fin del mundo? ¿Orgullo? –repitió Donghae, pues todo lo que él acababa de decir le parecía grotesco.

–Mira, creo que sería mucho mejor idea que te mudaras más cerca de mí –dijo él, intentando calmarlo–. No digo que vivas en el centro de Seul. Me doy cuenta de que tienes trabajo, pero eres un profesional liberal y trabajas a distancia, ¿no? Podrías trabajar en cualquier parte.

–Sí, pero…

–Eso pensé. Podrías alquilar tu cabaña. Para turismo rural o algo así. La gente está encantada de alquilar cabañas en medio de ninguna parte para las vacaciones, por razones que nunca he entendido. Así que dejas tu cabaña y te compro algo más cerca, en algún sitio al que yo pueda llegar rápido sin tener que utilizar helicóptero. Hay zonas muy bonitas en los alrededores, con carreteras accesibles.

Hae abrió la boca para informarle de que era fácil moverse desde su cabaña a todas partes, que había decorado su casa él mismo y que estaba orgulloso de ella. Pensó en decirle que debía de estar loco si creía que iba a poder manipularle para que pensara como él.

–No puedes comprarme una casa, así sin más –fue lo único que dijo.

–¿Por qué no? –replicó él, aparcando frente al hotel.

–Porque la gente no hace esas cosas.

–Pensé que ya habíamos dejado claro que no soy como los demás. Además, tienes derecho a ello. ¿Cómo te gustaría que fuera la casa?

Hae no tenía ninguna intención de aceptar algo así. De pronto, pensó en la casa de él, con sus suelos modernos, sus muebles incómodos de cuero y sus caras alfombras. Un sitio que no parecía hecho para ser usado.

–Desde luego, no como la tuya.

–¿Qué tiene de malo la mía?

–Odio los sofás de cuero. Es demasiado frío en invierno y se pega a las piernas en verano. El suelo debería ser de madera de verdad. Y los cuadros de círculos y líneas no tienen sentido.

–¿Algo más?

–¿No echas de menos tener un jardín? ¿Un pedacito de césped? ¿Un sitio donde puedas sentarte en verano a tomar un vaso de vino?

–No. ¿Qué más odias de mi piso?

–Lo siento –se disculpó, aunque demasiado tarde–. No parece un sitio para vivir –añadió, y se preguntó qué aspecto habría tenido la casa que él había compartido con su esposo–. ¿Cómo era tu casa en China cuando estabas casado?

Hyukjae frunció el ceño. No había pensado en ello antes. Cuando pensaba en un hogar, visualizaba la casa de Donghae, su calidez, su comodidad, la chimenea con candela en el cuarto de estar.

–Grande –contestó él.

Hyukjae pensó que debía dejarlo ir a su hotel, pero se sentía a gusto a su lado. Racionalizó ese sentimiento diciéndose que era parte del proceso de crear de una relación más fácil con él. Donghae había dejado de ser alguien con el que había tenido una breve aventura y que le había quitado el sueño por haber lastimado su ego. Se había convertido en alguien mucho más importante. Tenía el deber de sentarse con él, hablar, observarlo.

–No recuerdo cuántos dormitorios ni cuántas salas de estar tenía. Mucho mármol.

–Vaya. Algo grandioso –señaló.

–Muy grandioso –afirmó él–. Regalo de sus padres.

–Unos padres muy útiles –bromeó Hae–. Aunque creo que a mí me gustan más las casas pequeñas y acogedoras.

–Lo sé.

–Bueno, ya me voy –se apresuró a decir Hae, pues no quería caer en sentimentalismos–. Estoy cansado –añadió, y bostezó.

Aquella noche, se permitiría el lujo de soñar con ideas románticas y acunarse en la calidez de las palabras de Hyukjae, recordando cómo él le había dicho que quería tenerlo cerca, se dijo Hae. ¿Qué daño podía hacerle soñar un poco? a la mañana siguiente, lo llamaría y le diría que no iba a consentir que le comprara una casa y que sería él quien pondría las reglas.



Tres días después, Hae seguía intentando contactar con Hyukjae. Según su secretaria, estaba de viaje, cerrando un trato de negocios. Tampoco pudo localizarlo en su móvil. De una vez por todas, se convenció de que la noción romántica de que Hyukjae se preocupaba por él era sólo fruto de su imaginación. A Hyukjae lo único que le importaba era su trabajo. Era una prioridad absoluta para él.

Entonces, mientras estaba sentado delante de su  plato de cereales del desayuno, pensando con amargura lo que tenía que hacer y ensayando lo que iba a decirle a Hyukjae cuando al fin consiguiera localizarlo, el timbre de su puerta lo sobresaltó.

Hae abrió con una taza de té en la mano y allí estaba él. Parecía materializado de la nada y se preguntó si de veras sería posible atraer a las personas con sólo pensar en ellas con fuerza.

Se quedó boquiabierto. Eran las siete y media de la mañana y él tenía un aspecto increíblemente atractivo.

–¿Qué estás haciendo aquí? –gruñó Hae, recordando sus vanos esfuerzos por dar con él– ¡He estado intentando hablar contigo!

–¿Siempre llevas eso puesto? –preguntó él a su vez, mirando de arriba abajo la misma ropa tan poco favorecedora que Hae había llevado puesto cuando había ido a encontrarse con él en el hospital.

–¿Dónde estabas? –inquirió él con voz estridente.

–Tendrás que ir a cambiarte y ponerte algo más… menos de andar por casa.

–¿Por qué? ¡No voy a ir a ninguna parte contigo!

–Y deja de ser testarudo. Hay algo que tienes que ver.


8 comentarios:

  1. Este par me esta sacando canas verdes, amarillas, azulesssss
    Parece la competencia al terco del año!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Muchachos lo que no pueden negar es la atracción que los ronda y convengamos que Hae se muere por decir que si y Hyuk esta más que encantado con la noticia que va a ser papá

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  2. Jajajaj rs bueno que a su manera Huyk muestre interes en Hae y el bebe.
    Espero que lo que tiene que ver no sea la casa wur Hae no quiere que le compre.
    Gracias por el cap ^_^

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  3. Ohhhh me gusto mucho este capitulo!!! ambos son tan tercos espero que Hae le diga que si, hyuk se preocupa por ambos a su manera y Hae quejandose de la casa de hyuk me parecio gracioso
    gracias por el cap!!

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  4. aaaaaaaaaaaaa me encanta yo pense que cuando hyukki se enterara jamas volveria a hablarle me encanto su reaccion y aunque hae no quiera va a tener que aceptar casarse con el por que eso es lo que quiere aaaaaa ya quiero seguir leyendoooo

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  5. Pues claro que no lo tomo a mal,alguien que alardea mucho cuando de la nada le sale un bebé,reacciona muy diferente cuando ese bebé es suyo.
    Pero que fea forma tiene de decirse las cosas,hyukjae quiere matrimonio,l niño,pero no cree amar a hae y mantenerlo por siempre como su esposo,a alguien que ama.
    no le encuentra interes a las casas en medio de la nada....eish...solo porque hae ya esta embarazado y sus situaciones son diferentes,pero yo que hae me lo llevo a los más refundido del mundo,y le hago saber los beneficios de estar en un lugar alejado....♥
    es que son un par de bobos,pero entiendo a hae,esta claro que hyuk no lo ama,por ahora,o que no se ha dado cuenta,y esta difrazando todo,con tener a él y a su hijo cerca,y muy cómodos...tonto hyukjae
    ah... pero bien que seguro ya le compro casa,y espero que la haya decorado a como la casa que le enseño hae en uno de sus libros...asi lo dos veran que estan mal en su forma de pensar respecto al otro y que además,hay cosas que no saben o no se han dado cuenta

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  6. amo esta pareja son tan bellos hae es testarudo pero hyuk tambien, ahora un bebe y hyuk no esta tan disgustado con la idea, ahora hae, que esta enamorado que pasara con ellos esperare un proximo capitulo.

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  7. pfff te apuesto a que compro casa nueva y por eso era que estaba perdido durante unos dias!!!!
    Tan predecible Hyukjae XD.
    Ambos son la mata de la testarudez, son tan distintos ambos que hasta creo que es por eso que se sienten tan atraidos hacia el otro.
    nuevamente gracias por el mp, habia estado esperando noticias de ti.

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  8. Esto va a ser una guerra de voluntades xD Hyuk reaccionó mejor de lo que pensaba claro en lo de reconocer a su futuro bebé, pero luego sale que quiere casarse lo cual no es malo, lo malo es la verdadera idea de lo que piensa que va a ser ese matrimonio, porque eso de estar con Hae como su esposo pero no amarlo es algo tonto, sobre todo porque ni él se da cuenta de lo que ya siente por Hae.

    Al menos Hae tiene las cosas claras, me pregunto cuanto va a durara su paciencia.

    Gracias por el Mp, me voy a leer el que siga antes de que salga MAMACITA xD

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...