Una Pasión En El Olvido- Capítulo 2



Kyuhyun observó con ojos entornados a Sungmin mientras lo acompañaba al Rolls-Royce negro que los estaba esperando frente a la puerta del hospital. No estaba fingiendo la amnesia. A pesar de su incredulidad inicial, Kyuhyun ya no tenía dudas. Sungmin no tenía ni idea de quién era o de lo que había hecho. Y estaba embarazado de él. Eso lo cambiaba todo.
Lo ayudó a entrar en el coche con delicadeza. No tenía equipaje. Uno de sus hombres había llevado el destrozado Aston Martin al taller mientras el otro se había ocupado del asunto del buzón. Sungmin llevaba puesto la misma ropa que había llevado al entierro de su padrastro el día anterior.
No llevaba maquillaje. Eso le daba un aspecto diferente. Kyuhyun jamás lo había visto sin brillo labial, aunque con su delicada piel, gruesos labios y brillantes ojos negros, no lo necesitaba para conseguir que todos los hombres, cualquiera que fuera su edad, se volvieran para mirarlo en la calle. Cuando Sungmin se giró y lo miró, sonriendo dulcemente, Kyuhyun tuvo que reconocer que distaba mucho de ser inmune a sus encantos.
—¿Adónde vamos? —le preguntó—. No me lo has dicho.
—A casa —replicó él mientras lo hacía entrar en el coche y cerraba la puerta.

A él, el modo en el que reaccionaba su cuerpo le resultaba irritante… y turbador a la vez. No le gustaba. Lo odiaba. Cuando la vio por primera vez en el hospital, Sungmin tenía un aspecto pálido y enfermo que distaba mucho del vivaz y voluptuoso joven que él recordaba.
Dormido tenía un aspecto inocente, mucho más joven de los veinticinco años que tenía. Parecía muy menudo. Frágil.
Kyuhyun había ido a Londres para destrozar su vida. Llevaba tres meses soñándolo. Sin embargo, ¿cómo podía vengarse de él si Sungmin no sólo no recordaba lo que le había hecho sino que, además, estaba embarazado?
Apretó los puños y se dirigió hacia el otro lado del coche. Aunque sólo estaban en septiembre, el verano parecía haber abandonado repentinamente la ciudad. En el cielo, había unas nubes bajas y grises y caía una pertinaz lluvia. Se montó a su lado y Sungmin, inmediatamente, se volvió para seguir preguntándole:
—¿Dónde está nuestra casa?
—Mi casa está en… Seul —dijo mientras cerraba la puerta.
—¿En Seul? —preguntó él, boquiabierto.
—Allí es donde yo vivo y tengo que cuidarte. Me lo ha ordenado el médico —añadió, con una tensa sonrisa.
—¿Y yo vivo allí contigo?
—No.
—¿No vivimos juntos?
—A ti te gusta viajar —respondió él con ironía.
—Entonces, ¿dónde está mi ropa? ¿Y mi pasaporte?
—Seguramente en la finca de tu padrastro. Mis empleados recogerán tus cosas y se reunirán con nosotros en el aeropuerto.
—Pero… Yo quiero ver mi casa. El hogar de mi infancia. ¿Dónde está?
—La finca de tu padrastro está en Buckinghamshire, según creo. Sin embargo, no creo que ir allí de visita te vaya a ayudar. Pasaste allí una noche antes del entierro. Pero hace mucho tiempo que ese lugar no es tu hogar.
—Por favor, Kyuhyun. Quiero ver mi casa…
Él frunció el ceño y contempló el suplicante rostro de Sungmin. Parecía haber cambiado mucho. Su amante de antaño jamás le habría suplicado nada. De hecho, ni siquiera lo recordaba pronunciando la palabra «por favor». Excepto…
Excepto la primera noche que se lo llevó a su cama, cuando, tras derribar todas sus defensas, Kyuhyun descubrió que el joven más deseado del mundo era, en contra de todo lo esperado, virgen. Mientras lo penetraba, Sungmin lo miró con una callada súplica en los ojos y él pensó… casi pensó…
Apartó aquel recuerdo violentamente. No pensaría cómo había sido el pasado con él. No pensaría en cómo Sungmin había estado a punto de hacerle perder todo, incluso la cabeza.
—Muy bien, te llevaré a tu casa, pero solo para recoger tus cosas. No podemos quedarnos.
El encantador rostro de Sungmin se iluminó. Parecía tener muchos menos años sin maquillaje.
—Gracias.
Otra palabra que jamás le había escuchado antes.
Se reclinó en los suaves asientos de cuero beige del coche mientras el chófer atravesaba la ciudad para dirigirse al norte del país. Observó la lluvia durante un rato y luego cerró los ojos. Se sentía tenso y cansado por el ajetreo de los últimos dos días.
Sungmin embarazado.
Aún no se lo podía creer. No era de extrañar que se hubiera estrellado con el coche. Sólo pensar que iba a perder su figura y que no iba a poder ponerse todos los modelos de diseño que poseía debía de haberlo desquiciado. Meses enteros sin poder beber champán, sin trasnochar con todos sus ricos, guapos y superficiales amigos. Sungmin seguramente debió de sentirse furioso.
Kyuhyun no le confiaría el cuidado de una planta, y mucho menos el de un niño. Ni siquiera parecía tener instinto paternal. No podría querer a un niño. Era la persona menos cariñosa que Kyuhyun había conocido nunca.
Lentamente, abrió los ojos. Hacía poco más o menos una hora que sabía lo del niño, pero estaba completamente seguro de una cosa. Tenía que protegerlo.
—Entonces, no vivo en Inglaterra —dijo Sungmin, de repente. Al mirarlo, Kyuhyun vio que tenía un aspecto triste y abatido—. ¿No tengo casa?
—Vives en hoteles —respondió, fríamente—. Ya te lo he dicho. Viajas constantemente.
—Entonces, ¿cómo consigo tener trabajo?
—No tienes trabajo. Te pasas los días comprando y asistiendo a fiestas por todo el mundo. Eres un heredero. Un joven bello y famoso.
—Estás bromeando…
—No —dijo él, sin entrar en detalles. No podía explicarle cómo sus disolutos amigos y él se pasaban el tiempo viajando, bebiéndose todas las bebidas de cada hotel de lujo en el que se alojaban antes de pasar al siguiente. Si lo hubiera hecho. Sungmin podría haber notado el desprecio en su voz y cuestionar así la naturaleza de sus verdaderos sentimientos.
¿Cómo era posible que lo hubiera atrapado en sus redes un joven como él? ¿Qué locura se había apoderado de él para terminar convirtiéndose en su esclavo? ¿Cómo podía asegurarse de que su hijo jamás se viera descuidado, herido o abandonado por Sungmin después de que recuperara su memoria?
De repente, se le ocurrió un nuevo pensamiento.
Si no podía recordarlo a él, si no podía recordar quién era ni lo que había hecho, eso significaba que no tenía ni idea de lo que estaba a punto de venírsele encima. No tendría defensa alguna.
Una lenta sonrisa le frunció los labios. Preparó un nuevo plan. Se lo quitaría todo, incluso el hijo que llevaba en las entrañas. Y ni siquiera lo vería venir.
—Entonces, vine aquí para el entierro de mi padrastro —dijo Sungmin suavemente—, pero no soy británico.
—Tu madre lo era, según creo. Los dos regresasteis a Inglaterra hace algunos años.
—¡Mi madre! —exclamó él más contento.
—Murió —le informó él secamente. Entonces, recordó que se suponía que estaba enamorado de él. Tenía que hacérselo creer si quería que su plan tuviera éxito—. Lo siento mucho, Sungmin, pero, por lo que yo sé, no tienes familia.
—Oh…
Lo tomó entre sus brazos y lo estrechó con fuerza contra su pecho.
Le dio un beso en la parte superior de la cabeza. A pesar de su estancia en el hospital, el cabello le olía a vainilla y azúcar, los aromas que siempre asociaría con él. El olor hizo que el cuerpo se le tensara inmediatamente de deseo.
No entendía por qué no podía dejar de desearlo después de todo lo que Sungmin le había hecho. Había estado a punto de arruinarlo, ¿cómo era posible que su cuerpo aún siguiera anhelando su contacto? ¿Acaso era un hombre sin honor ni orgullo? Claro que los tenía, pero el modo como Sungmin tenía de actuar, incluso comportándose de un modo tan inocente, lo atraía como si fuera una llama. Recordó la fiera pasión que ardía dentro de Sungmin y que él era el único hombre que lo había saboreado…
«¡No!». No pensaría en él en la cama. No lo desearía. Demostraría que tenía control sobre su cuerpo.
Sungmin agarró con fuerza la manga de Kyuhyun y apretó el rostro contra la impoluta camisa.
—No tengo a nadie —susurró—. Ni padres. Ni hermanos. A nadie.
Kyuhyun lo miró y le hizo levantar la barbilla para poder ver cómo las lágrimas llenaban aquellos maravillosos ojos negros.
—Me tienes a mí.
Sungmin tragó saliva y examinó el rostro de Kyuhyun como si estuviera tratando de encontrar sentimientos detrás de la expresión de su rostro.
Él trató de reflejar preocupación y admiración, amor por él, sin sentir realmente nada de ello.
Sungmin suspiró. Entonces, una suave sonrisa se le dibujó en los labios.
—Y a nuestro hijo —dijo.
Kyuhyun asintió. Efectivamente, su hijo era la razón por la que tenía que asegurarse que el control que ejercía sobre Sungmin fuera absoluto. La razón por la que tenía que conseguir que creyera que sentía algo hacia él.
No era diferente de lo que, en una ocasión, Sungmin le había hecho a él.
Conseguiría que creyera que podía confiar en él. Haría que aceptara casarse con él. Y entonces…
En el momento en el que estuvieran casados, la finalidad de su vida sería conseguir que recordara la verdad. Estaría a su lado cuando Sungmin por fin rememorara todo. Contemplaría cómo la sorpresa se apoderaba de su rostro. Entonces, lo aplastaría. La venganza consiguió alegrar su corazón.
«No se trata de venganza, sino de justicia», se dijo.
Se inclinó hacia delante y lo estrechó con fuerza en el asiento trasero del Rolls-Royce.
—Sungmin —dijo, enmarcándole el rostro entre las manos—. Quiero que te cases conmigo.
¿Casarse con él?
«Sí», pensó Sungmin mientras observaba extasiado el hermoso rostro de Kyuhyun. Al sentir cómo las fuertes manos de él acariciaban la suavidad de su piel, experimentó una calidez que le llegó hasta el pecho y más allá.
¿Cómo podía ser un hombre tan masculino, tan guapo y tan poderoso al mismo tiempo? Kyuhyun representaba todo lo que su vacía y asustada alma podía desear. Él lo protegería. Lo amaría. Haría que su vida fuera completa.
«Sí, sí, sí».
Sin embargo, cuando estaba a punto de pronunciar las palabras, algo se lo impidió. Algo que no podía comprender le hizo apartar el rostro de las caricias de Kyuhyun.
—¿Casarme contigo? —preguntó mirándolo a los ojos. Sintió que los latidos del corazón se le aceleraban—. Si ni siquiera te conozco.
Kyuhyun parpadeó. Sungmin comprobó que él estaba sorprendido. Entonces, frunció el ceño.
—Me conociste lo suficientemente bien como para concebir a mi hijo.
Sungmin tragó saliva.
—Pero no me acuerdo de ti. No sería justo casarme contigo. No estaría bien.
—Yo me crié sin padre. No tengo intención de que mi hijo tenga que soportar eso. Daré un apellido a nuestro hijo. No puedes negármelo.
¿Negárselo? ¿Cómo podía alguien negarle algo a Cho Kyuhyun?
«Sin embargo, no me parece bien».
Respiró profundamente y apartó la mirada. Miró por la ventanilla y comprobó que habían dejado atrás las afueras de Londres para adentrarse en la dulce y verde campiña.
—Sungmin…
Miró a Kyuhyun. Era tan guapo y tan poderoso… Su gesto indicaba que estaba claramente decidido a salirse con la suya, pero algo en su interior lo obligaba a resistirse.
—Gracias por pedirme que me case contigo —dijo—. Es muy amable por tu parte, pero aún faltan meses para que nazca mi niño…
—Nuestro niño.
—Y yo no puedo convertirme en tu esposo cuando ni siquiera me acuerdo de ti.
—Ya veremos.
El silencio se apoderó de ellos durante lo que restaba de viaje. Por fin, el coche se apartó de la carretera y tomó un sendero. Sungmin vio por fin una mansión situada en la base de las colinas, cuya silueta se reflejaba en un amplio lago.
—¿Es ésa la casa de mi padrastro?
—Sí.
El coche fue avanzando por los jardines de la casa hasta que, por fin, se detuvo en la entrada. Sungmin contuvo el aliento y estiró el cuello para poder verla bien. No se creía lo que veía.
—¿Y yo he vivido aquí?
—Sí. Y ahora es tuya, junto con una gran fortuna.
—¿Y cómo lo sabes tú?
—Tú te enteraste ayer, cuando asististe a la lectura del testamento.
—¿Pero cómo lo sabes tú? —insistió él.
—Me aseguraré de que recibes una copia del testamento. Vamos —dijo, invitándolo a entrar en la casa. En el interior, cinco sirvientes esperaban en el vestíbulo, acompañados por la que debía de ser el ama de llaves.
—Oh, señorito Lee… —susurró la mujer sollozando sobre el delantal—. Su padrastro lo quería mucho. ¡Se alegraría tanto de ver que por fin regresa usted a casa!
¿Casa? Pero si no era su casa. Aparentemente, llevaba años sin poner el pie en aquella casa.
—Era un buen hombre, ¿verdad? —preguntó. Decidió cambiar de tema al ver el rostro entristecido del ama de llaves.
—Sí que lo era, señorito. El mejor. Y lo quería a usted como si fuera hijo suyo de verdad, aunque en realidad no lo fuera. Se alegraría tanto de ver que por fin ha regresado después de tanto tiempo…
—¿Tanto ha sido?
—Seis o siete años. El señor Lee siempre lo invitaba a que viniera por Navidad, pero usted…
El ama de llaves interrumpió de nuevo sus palabras y volvió a secarse una vez más las lágrimas con el delantal.
—Pero nunca lo hice, ¿verdad?
La anciana negó tristemente con la cabeza.
Sungmin tragó saliva. Aparentemente, había aceptado el dinero de su padrastro y había dejado que pagara sus facturas mientras él se divertía por todo el mundo, pero ni siquiera había tenido la amabilidad suficiente como para volver a visitarlo.
Y había muerto.
—Lo siento —susurró.
—Deje que lo acompañe a su habitación. La encontrará exactamente igual que la dejó la última vez que estuvo aquí.
Poco después, en la oscuridad de su dormitorio, seguido siempre por Kyuhyun, Sungmin apartó las cortinas y, al volverse a ver su dormitorio, ahogó un grito de desolación. Todo era rojo y negro. Moderno. Sexy. De mal gusto.
Siempre observado por Kyuhyun, examinó el dormitorio, tratando desesperadamente de encontrar algo que le dijera lo que necesitaba saber. Abrió las puertas del armario y deslizó las manos por las prendas que colgaban de las perchas. La ropa era como la habitación. Ropa apropiada para un joven que deseaba la atención de los demás y sabía cómo mantenerla.
Se echó a temblar.
Abrió más puertas y tocó cada artículo ligeramente con las manos.
Zapatos de diseñador. Una bolsa de Gucci. Una maleta de Louis Vuitton. Encontró su pasaporte y lo hojeó, buscando respuestas que no encontró. Zanzíbar, Bombay, Ciudad del Cabo…
—Veo que no bromeabas —dijo—. Viajo constantemente. En especial durante los últimos tres meses.
—Sí, lo se…
Sungmin echó el pasaporte en la maleta junto a algunas de aquellas seductoras prendas y zapatos que le resultaban completamente ajenos, como si pertenecieran a otra persona. Se apoyó contra la cama y miró a su alrededor.
—Aquí no hay nada.
—Te lo dije.
Con desolación, recorrió la librería con la mirada. Tenía revistas de moda, de hacía muchos años, y unos cuantos volúmenes sobre etiqueta y encanto personal. Encima de éstos, había otro libro cuyo título lo hundió por completo Cómo atrapar a un hombre.
—Nunca has tenido problema con eso —comentó él.
Sungmin sintió que el corazón estaba a punto de rompérsele al ver que Kyuhyun era capaz de hacer bromas. Agarró el libro y se lo lanzó a él.
Kyuhyun lo atrapó sin dudar.
—Mira, Sungmin. No importa…
—Claro que importa. ¡Todas estas cosas me dicen quién soy! —exclamó, señalando el armario—. Acabo de descubrir que era la clase de joven al que sólo le preocupaban las apariencias, que no le hacía ni caso a un padrastro que lo adoraba y que jamás se preocupaba por regresar a casa en Navidad —añadió, con los ojos llenos de lágrimas—. Además, dejé que muriera solo. ¿Cómo puedo haber sido tan cruel?
Lleno de desolación, tomó una polvorienta fotografía. En ella, se veía a un hombre guiñando el ojo con descaro, una hermosa mujer de cabello oscuro que reía de alegría y, entre ambos, un niño regordete que sonreía a la cámara.
Sungmin miró a los adultos que aparecían en la fotografía durante un largo tiempo, pero no pudo recordar nada. Tenían que ser sus padres, pero no se acordaba de ellos. ¿Sería cierto que no tenía alma?
—¿Qué has encontrado?
—Nada. No me ayuda —respondió, arrojando la fotografía sobre la cama. Entonces, se cubrió el rostro con las manos—. No me acuerdo de ellos. ¡No puedo!
Kyuhyun cruzó la habitación y lo agarró por los hombros.
—Yo apenas conocí a mis padres, pero eso no me ha hecho daño.
—No es sólo el pasado —susurró—. ¿Por qué ibas tú a querer estar con una persona como yo, sin personalidad alguna y sin corazón?
Kyuhyun no respondió.
—Ahora, es demasiado tarde —añadió—. He perdido a mi único familiar. No tengo hogar.
—Tu hogar es el mío.
Sungmin lo miró, sin saber si podía creerlo.
—Deja que te lo demuestre —añadió, acariciándole lentamente los brazos.
Sungmin se enfrentó al impulso de acercarse a él, de apretarse contra su pecho. Sacudió la cabeza y respiró profundamente.
—No puedo.
—¿Por qué?
—¡No quiero que te cases conmigo por pena!
Kyuhyun lo envolvió lentamente con los brazos.
—Te aseguro que lo último que siento por ti es pena.
Sungmin cerró los ojos y, muy a su pesar, se inclinó hacia delante.
Ansiaba sentir más caricias. Quería notar su calor, su tacto… Kyuhyun lo abrazó más estrechamente. Sungmin aspiró el aroma que emanaba del cuerpo de él y la calidez que se desprendía de sus ropas.
—Vente conmigo —susurró—. Vente conmigo a Seul y conviértete en mi esposo.
Sungmin sintió la dureza del cuerpo de Kyuhyun contra el suyo. Era mucho más alto que él, más poderoso. Le acarició suavemente las caderas, recorriéndole la espalda.
Tragó saliva y se echó a temblar.
—No puedo marcharme así. Necesito recuperar la memoria, Kyuhyun. No puedo dejarme llevar sin saber quién soy. No me puedo casar con un desconocido, aunque tú seas el padre de mi hijo…
—En ese caso, te llevaré al lugar en el que nos conocimos. Al lugar en el que empezó todo —susurró él sin dejar de mirarle los labios—. Te mostraré el lugar en el que te besé por primera vez.
—¿Y cuál es?
—Venecia…
—Venecia —repitió. Sabía que debía negarse. Sabía que debía quedarse en Londres y consultar al especialista que el doctor Kim le había recomendado, pero no pudo pronunciar ni una palabra.
Permaneció atrapado en sus sueños románticos. Atrapado en él.
Kyuhyun levantó una mano para acariciarle suavemente el labio inferior con el pulgar.
—Ven a Venecia —dijo—. Te lo enseñaré todo —añadió mientras le enmarcaba el rostro con las manos—. Y luego, te casarás conmigo.

6 comentarios:

  1. Aaaww....pobresito Sungmin,se iente solo,pero que bueno que no se quiere casar con Kyuhyun,en realidad no sabe para que lo quiere en verdad,y que se le niegue,le da tiempo para recuperar su memoria...aunque yo aun tengo mis dudas,.....no sé...no sé...Kyuhyun quiere venganza,quien me dice que Min no quiere lo mismo?

    pero bueno,suponiendo que en verdad no recuerda nada,muy bien por kyu,porque de alguna manera quiere complacerlo y que recupere sus recuerdos...y es que este también es otro..la venganza..y ese bebé en camino debe ayudar..

    ResponderEliminar
  2. waaaaaaaaaaaaaaa pobre Minn creo que este es el que estaba atrapado en su interior que lo cambio tanto?, Y SE CONVIERTIERA EN ESE min, cielos y Kyu solo quiere vengarse de el....Oh Yota gracias esta increible....

    ResponderEliminar
  3. me da mucha pena sungmin al enterarce de la clase de persona que fue y ahora kyu con sus deseos de venganzas pero ete sungmin es distinto y espero que le sirva a apreciar a las personas y uidar de su hijo mil gracias por este hermosos kyumin ♥ y por el mp en verdad es un verdadero placer leerte .hasta pronto y exitos ♥

    ResponderEliminar
  4. Tengo curiosidad por saber como era Min en el pasado en realidad, por que se comportaba como lo hacia y que fue lo que hizo para lastimar a Kyu y que este lo deteste "tanto".
    No me gusta nada el plan de Ky8u, y en mi opinion se le van a voltear las cosas cuando menos se lo espere y se arrepentira.
    Muchas gracias por la actu =)

    ResponderEliminar
  5. uuuuuuuuuuuuuuuuhh kyu busca venganza! pero ahora el Sungmin que tiene al lado no es el Sungmin quien lo lastimo!! esto sera de mucho angst!! este Sungmin me da tanta tristeza porque no sabe en quien confiar y al estar embarazado se estresara y puede repercutir en el bebe!! y este Cho que solo busca lastimarlo!

    Muchas gracias por el mp!! me encanto el cap!

    ResponderEliminar
  6. Todo debe ser un enredo en la mente de SungMin, darse cuenta de lo vacía frívola que fue su vida, lo hace sufrir, además se siente solo y desamparado al no tener familia y por otro lado los sentimientos que tiene por KyuHyun lo confunden más, quiere estar con él, pero hay algo que no logra convencerlo de hacerlo.

    Sigo preguntándome que fue exactamente lo que hizo SungMin. KyuHyun no se va a rendir en sus nuevos planes, sin embargo es innegable que sigue sintiendo cosas por SungMin.

    Gracias por el Mp. Bye ^^

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...