En Tu Busqueda- Capítulo 25



Tres horas después, se encontraban en la cueva donde Sunny estaba siendo retenida. La tensión en Heechul era casi más de lo que Siwon podía soportar. Se estaba obligando a sí mismo, y si él no hubiese sentido su desesperada necesidad de ver, si él no supiera que fracasar acabaría con algo en su interior, le habría exigido que se quedara atrás en el SUV.

No es que tuviese derecho alguno para exigirle nada. Quedaba menos de una hora antes de que su luceria le cayera del cuello y estuviese solo una vez más.

Se miró el anillo. Los colores se habían solidificado completamente, lo cual quería decir que el vínculo estaba completo. Romperlo lo mataría. A menos que Heechul cambiara de opinión acerca de dejarlo ir, no iba a vivir para ver la puesta del sol. Si intentaba retenerlo, Heechul acabaría pagando el precio. Ya había intentado obligarlo a quedarse con él una vez. Tan pronto como su alma empezara a morir, no habría nada que lo detuviese de acabar lo que él había empezado. La única manera de mantenerle a salvo era hacerse a un lado por su bien.

La triste parte de saber, no era que su vida estuviese llegando al final, había tenido una larga y completa vida. La parte triste era tener que dejar a Heechul solo. No se merecía eso. Se merecía ser feliz. Ser amado.
 

Quizás Hyukjae podría darle lo que realmente necesitaba una vez que Siwon estuviera fuera del camino.

Ahora estaba completamente oscuro, y basándose en la suciedad y la vegetación pisoteadas cerca de la entrada de la cueva, la mayor parte de los Sasaengs habían salido ya a cazar.

—¿Dónde está ella? —preguntó Changmin, el Caballero Gris. El hombre se veía como si apenas fuera capaz de mantenerse entero. El brazo de Yunho lo sujetaba, evitando que se tambaleara por la debilidad.

—Dentro —dijo Heechul—. A quinientos metros de aquí.

Zhoumi examinó la tierra circundante.

—Éste área es completamente baja. Acabaremos metiéndonos en el agua.

Mierda. Eso hacía todo este esfuerzo de rescate mucho más peligroso. No solo tendrían que luchar con demonios; también tendrían que asegurarse de que no se ahogaban.

—Los rastros que dejaron detrás de ellos no son fangosos, quizás logremos tener suerte —dijo Siwon.

—Sí —resopló Yesung—. Porque eso sucede todo el jodido tiempo.

—Suficiente —ordenó Yunho—. Vamos a entrar, cueste lo que cueste. Siwon, Heechul, Yesung, Zhoumi, Changmin y yo vamos a entrar. El resto de vosotros protegeréis nuestra salida. No dejéis que nada vuelva a entrar y que vayan furtivamente tras nosotros.

Todo el mundo asintió. Leeteuk levantó las manos y un anillo de fuego erupcionó alrededor de los vehículos y la entrada.

—Tendrán que atravesar eso primero —dijo.

—Bien —respondió Yunho—. Eso ayudará. Heechul, tú te quedarás detrás de mí y Changmin.

Heechul dio un paso hacia delante.

—Necesito entrar primero de modo que pueda ver el camino. Además, Changmin se ve como si fuera a desmayarse.

El Caballero Gris enderezó los hombros.

—Estoy bien, más fuerte que un niño como tú en su mejor día.

Yunho se puso delante de su esposo y le levantó la barbilla.

—Suficiente. Lo haremos a su manera. Ya nos ha traído hasta aquí de lejos, ¿no?

Changmin dio un ligero asentimiento y apartó la mirada.

—Bien. Déjalo ir primero.

Heechul ya estaba en la entrada de la cueva cuando Siwon lo retuvo.

—Necesitas estar en constante contacto con mi poder. Algo asqueroso podría aparecer, y no tendrías tiempo de reaccionar si no estás preparado.

—De acuerdo. Puedo hacerlo.

Lo sintió estirarse hacia él y abrirse a sí mismo. El vínculo era ahora más extenso de lo que había sido hacía sólo unas horas. El poder fluía fácilmente de él, haciendo que su cuerpo cantara.

—Háblale sobre esa cosa de ver-en-la-oscuridad —dijo Leeteuk—. Va a necesitarlo.

—Cierto. Si canalizas algo de poder a tus ojos, podrás ver en la oscuridad. Aunque ten cuidado de no poner demasiado. Podría hacerte daño.

—Lo tengo. Puedo verlo todo. Gracias.

El túnel bajaba escarpado unos seis metros antes de nivelarse. No era una agradable y bien construida mina. Era una cueva natural con muchos giros y vueltas y ninguna superficie llana sobre la que caminar.

En este punto, tuvieron que deslizarse de uno en uno por una abertura no más ancha que un par de hombros.

El olor de la tierra húmeda y la decadencia saturaban el aire. Un goteo constante procedente de cientos de lugares hacía eco en las paredes. Las botas derraparon detrás de ellos, y Yesung gruñó mientras trataba de hacer entrar su cuerpo a través del agujero.

Heechul y Siwon esperaron al otro lado de la pequeña abertura para que todos pasaran. Changmin se deslizó fácilmente a través de este, pero Yunho no fue tan afortunado. Zhoumi tenía el mismo problema y terminó por perder un trozo de la camisa en el proceso.

Siwon podía sentir los nervios de Heechul saltando con ansiedad. Quería seguir moviéndose, y no podía culparlo. Cada segundo que Sunny estaba con los Sasaengs, estaba en peligro. Tan pronto como Zhoumi pasó, Heechul y Siwon se movieron a otro túnel que se adentraba aún más en la tierra. Aquí tuvieron que arrastrarse sobre las manos y rodillas, y lo hombros de Siwon rasparon las paredes del túnel.

El túnel se amplió hasta que Heechul fue capaz de ponerse de pie. Siwon tenía que mantener la cabeza baja, pero al menos le dio a sus rodillas un respiro.

—Así que —dijo Heechul, rompiendo el espeso silencio—. ¿Cuánto tendré que estar en la oscuridad antes de que mis ojos se vuelvan mas oscuros?

Siwon no tenía idea de que estaba hablando.

—¿Por qué deberían volverse mas oscuros tus ojos?

El túnel acabó y la boca de éste se abrió en una enorme caverna con sitio suficiente para respirar. Todos la llenaron y Heechul avanzó cruzando una apertura a la izquierda.

—Eso fue lo que me dijo Sunny. Sus ojos eran mas oscuros la última vez que la vi, y dijo que era por haber estado tanto tiempo en la oscuridad.

Desde detrás de ellos, se escuchó a Changmin, y su tono fue muy extraño, tan lleno de sorpresa y temor, que detuvo a todo el mundo en seco.

—¿Viste a una niña que se parecía a Sunny con ojos oscuros?

—Sí.

Yunho desenfundó su espada.

Todo el color se desvaneció de la cara de Changmin.

—¿Qué te dijo?

—Me mostró un mapa para que pudiera encontrarla —dijo.

Changmin apretó el brazo de Yunho.

—Esa no era Sunny. Era Jessica. Nos dirigimos directamente a una trampa.

Un estruendo sacudió el suelo alrededor del cuerpo de Heechul. El polvo se derramó desde el techo, seguido de pequeñas rocas. Miró hacia arriba impactado y vio que una grieta se estaba formando. Y se ensanchaba.

Siwon sacó a Heechul del camino y lo empujó hacia el túnel para cubrirlo justo cuando las grandes rocas comenzaban a caer.

Los gritos se elevaban desde el lado contrario de la caverna. Changmin gritó. Entonces Heechul no pudo oír nada excepto el sonido de rocas crujiendo unas contra las otras mientras llenaban el espacio.

—Baja al túnel —gritó Siwon, empujándolo para ponerlo en movimiento.

Heechul se movió. La adrenalina hizo que los brazos y piernas se movieran tan rápido como los latidos del corazón. Corrió por el túnel hasta que se lanzó en una fosa poco profunda. Se deslizó fuera de la abertura y bajó hasta que estuvo de pie sobre un nicho de roca. Se movió hacia adelante para que hubiera suficiente espacio a su lado para Siwon.

El polvo le cubría el cuerpo, y tenía un feo rasguño en la mejilla.

—¿Estás bien? —le preguntó en medio de una tos.

—Sí. ¿Y tú?

Él asintió distraídamente, pero estaba mirando el camino por el que llegaron, como si esperase ver al resto del grupo.

—Quedaron atrapados al otro lado, ¿verdad? ¿No debajo de todas esas rocas? —
Heechul rezó por que fuera cierto.

La expresión sombría de Siwon no le dio mucho consuelo. Tenía la mandíbula apretada con furia, y los ojos prometían retribución.

—Estamos por nuestra cuenta ahora. Podemos regresar o avanzar hacia la trampa. ¿Qué quieres hacer?

—Aún si es una trampa, no podemos dejar a Henry aquí. O a Sunny. Al menos ahora sabemos lo que está por llegar.

—Si los rescatamos, no vamos a tener ninguna diversión tratando de encontrar una salida.

—Haré volar una abertura si lo necesito.

En ese momento, la luceria cayó del cuello. Heechul la atrapó antes de que pudiera golpear el suelo.

Siwon soltó un suspiro dolorido.

—Nuestro tiempo se termina.

—Necesitamos más —dijo Heechul.

—Esa es tu decisión. No la mía.

—¿Qué hago?

—Póntela. Dame un nuevo voto. —Se veía como si estuviera a punto de decir algo más, entonces apretó los labios.

Heechul aseguró la luceria de regreso a su lugar. Los ojos de Siwon fueron hacia allí y la mirada de nostalgia en su rostro casi le hizo llorar. Él cayó de rodillas y se cortó una línea en la piel, a través de la camisa.

—Mi vida por la tuya, Heechul. Siempre.

Heechul vaciló. Necesitaba tiempo para pensar. ¿Qué le ocurriría a Siwon si muriera al llevar puesta esta cosa? ¿Qué pasaría si no lograra salir con vida? Era una trampa. Tenía que recordar eso.

Siwon quería un para siempre. No podía permitirse querer eso también. Al menos no hasta que estuviera seguro de que no sería una carga para él... Hasta que su gente supiera si había más parejas allí afuera, que pudieran ser una mejor pareja para él.

Siwon creía que quería un para siempre ahora, ¿pero qué pasaría si encontraran a más parejas la semana que viene? No quería atraparlo. No quería que muriera junto a él si estropeaba esto y fallaba en sacar a todo el mundo vivo.

—Una hora —susurró—. Eso debería ser suficiente para que salgamos de aquí, ¿verdad? Si no, podemos ir a por otra hora.

La boca de Siwon se apretó y la mandíbula se trabó con furia.

—Una hora. Ahora entiendo.

No estaba seguro de lo que entendía, pero no lo dejaba entrar en su mente para que pudiera aclararlo. Estaba frío y rígido a su lado.

La banda alrededor del cuello se apretó, se acomodó sobre la piel. No apareció ninguna visión, pero realmente no necesitaba ninguna para saber cómo se sentía.


Estaba cabreado.

—Será mejor que nos movamos.

Heechul ansiaba explicarle, pero no había tiempo.

—No es mucho más allá.

Se movieron el resto del camino cuidadosamente. Siwon mantuvo los ojos en el techo de roca por encima de ellos, buscando más señales de peligro.

La mayor parte de esa hora había pasado para cuando se acercaron a un rincón y Heechul sintió que una oleada de maliciosa intención barrió sobre él. Le robó el calor del cuerpo hasta que los huesos le dolieron de frío. Se paró en seco, incapaz de dar otro paso.

Un gemido profundo de Siwon le dijo que lo había sentido también.

—Esto no es bueno —dijo él.

—Que me vas a contar.

—No. Quiero decir que no podemos permanecer aquí mucho. Esto nos matará.

No le molestaba la idea.

—Ese no eres tú. Es la niebla hablando. Ignórala. Piensa en algo feliz y ponte en movimiento.

Algo feliz. La cara de Henry surgió en la cabeza. La sonrisa torcida exhibiendo el hueco de los dos dientes frontales. El olor de su pelo cuando habían descansado sobre el sofá juntos y habían visto dibujos animados. El sonido de su risa nerviosa cuando lo había hecho girar a su alrededor sujetándolo de los brazos.

El hubiera tenido dieciséis años si hubiera vivido... Demasiado grande para hacerlo girar.

Sentía la bolsa vacía sobre el hombro como si pesara una tonelada. No era grande, pero Siwon le había prometido que sería lo suficiente espaciosa para contener los huesos.

—Eso no es feliz —dijo Siwon.

Heechul intentó reenfocar los pensamientos, pero no fue fácil. Tenía demasiadas cosas bailando alrededor del cerebro para concentrarse.

—Vamos solo a terminar con esto.

Siwon desenvainó la espada y dieron juntos un paso hacia la esquina. Una jaula de metal de cerca de tres metros por cada lado estaba en la esquina lejana de la caverna. El suelo estaba cubierto de basura, huesos y pedacitos de pelaje. Dentro de la jaula, Sunny estaba sentada abrazándose las piernas. Al lado de ella había una pila de huesos y restos andrajosos de ropa. Un pijama blanco y estaba cubierto de polvo.

Alcanzó el brazo de Siwon para estabilizarse. Apenas podía respirar. Ver el cuerpo de su hermano después de todos estos años era más de lo que podía aguantar. La pena casi lo aplastó y le rasgó el corazón hasta que ya no le importó si aspiraba el siguiente aliento. Si la muerte aliviara este dolor, entonces le daría la bienvenida. Se envolvería alrededor de su hermano y dejaría que viniera a llevárselo.

—Detente con eso —gruñó Siwon—. Estás dejando entrar a la niebla.

Ante el sonido de su voz, Sunny levantó la cabeza. Heechul esperaba ver lágrimas, pero los ojos claros estaban secos y su cara estaba tranquila. Sólo la voz reveló su decepción.

—No deberías haber venido. Mi hermana va a matarnos a todos ahora.

Otra Sunny bajaba flotando desde una cornisa por encima de ellos. La falda negra se hinchó mientras se situaba en el suelo. Esta Sunny tenía ojos oscuros y una sonrisa
cruel ladeando la boca pintada.

—No voy a matarlos a todos —dijo la chica—. Te necesito a ti, hermana, y a tu bonita alma brillante.

Repentinamente, las cosas comenzaron a encajar en su lugar para Heechul. Todas las pequeñas diferencias tuvieron sentido. Había dos de ellas. De alguna manera había terminado en la cabeza de esta niña cuando fue a buscar a Sunny. Había encontrado a Sunny cuando había estado en su cama, pero una vez que tuvo a la muñeca para contactarla... La de ojos negros vidriosos... De alguna manera había alcanzado a la otra niña en su lugar.

Siwon dio un paso frente a ella.

—¿Quién diantres eres tú?

—Jessica. Sunny es mi hermana. Pensé que el parecido era una señal obvia.

—Mantente lejos de ella —advirtió Sunny—. Es peligrosa.

—Demasiado tarde para eso. Deberías haber escuchado cuando tuviste la oportunidad —dijo Jessica. Levantó la mano diminuta y monstruos fluyeron como agua, babeando fuera de los altos túneles arriba de las paredes. Aterrizaban como pesadas gotas de lluvia o se arrastraban hacia abajo por las paredes de la caverna, adhiriéndose como arañas.

El miedo se apoderó con firmeza de Heechul y le pegó los pies a la tierra. Había muchos de ellos. El y Siwon no iban a atravesar esto con vida.

—No hay tiempo para eso —dijo Siwon—. Trabajaremos codo con codo —agarró su brazo y lo arrastró hacia la jaula que contenía a Sunny—. Vamos, Heechul. Te necesito aquí conmigo.

Correcto. Sunny lo necesitaba, también.

Heechul se dio una palmada mental e intentó pensar en lo que podría hacer para salvarlos. No había forma de que pudiera combatir con todos ellos. Lo que en realidad necesitaba era encontrar la manera de impedir que los monstruos les lastimaran.

No sabiendo qué más hacer, formó una burbuja alrededor de ellos para mantener atrás a los monstruos babeantes. Se requirió de una enorme cantidad de poder... Más de lo que alguna vez había usado antes. Las terminaciones nerviosas gritaron ante la fuerza de esa cantidad de energía viajando a través de su cuerpo, pero se las arregló para traspasar el dolor.

Cosas peludas, con garras hicieron eco fuera del escudo mientras iban a la carga, haciéndole ondear como olas sobre un estanque.

—Eso funcionará —dijo Siwon, el orgullo vibrando en la voz—. ¿Cuánto tiempo lo puedes sostener?

El sudor ya empezaba a perlar la piel por el esfuerzo.

—No lo sé.

—Me apresuraré.

La correa de la bolsa sobre el hombro desapareció. No se podía permitir distraerse pensando en lo que eso significaba, así que no lo hizo. Oyó el chirriar del metal doblándose demasiado rápido y una suave palabra de agradecimiento de Sunny.

Los monstruos golpearon el escudo, y sintió cada uno de los impactos como un martillo pesado explotándole en el cerebro. El sudor se deslizó por las sienes y las piernas comenzaron a temblarla. El poder de Siwon fluyó en él, pero destinó todo lo que le llegaba al escudo, no dejando nada para recobrar las fuerzas. Se sintió hueco... Una delgada concha de piel quebradiza era todo lo que quedaba de él, y que amenazaba con desmoronarse.

El seco golpe de huesos llenó sus oídos, tuvo que cubrirlos y bloquear el sonido. Siwon estaba recogiendo lo que quedaba de su hermano. Pobre, dulce Henry.

Lo siento, cariño.

Las lágrimas se unieron al sudor que le corría por el rostro.

El escudo vaciló y una de las cosas con ojos verdes encendidos lo atravesó.

—¡Siwon! —gritó, y levantó las manos para canalizar más poder hacia la brecha. No estaba seguro si el movimiento de la mano sirvió de algo, pero valía la pena intentarlo.

La espada de Siwon entró dentro de su campo visual. Cortó a través del aire entre él y el monstruo que embestía, cercenando una de las patas de la bestia. La cosa aulló y la sangre negra salió a chorros sobre las rocas.

Lo terminó con una serie rápida de cortes que enviaron la cabeza rodando lejos. Pateó el cuerpo hasta donde el escudo lo permitiría, donde se retorció mientras la sangre se drenaba de eso.

Heechul volvió a formar el escudo para conseguir que la cosa se alejara de todos ellos antes de que la sangre los pudiera quemar. Sintió el calor de la luceria mientras forzaba aún más poder dentro del cuerpo. El sudor se evaporó de la piel en pequeñas guedejas de vapor. La cabeza le latía al ritmo de los choques de los monstruos contra el escudo.

No iba a poder sostenerlo mucho más tiempo.

Una mano pequeña, fría se metió calladamente en la de él.

—Puedes hacer esto —dijo Sunny, la voz infantil estable y confiada, como si no hubiera pasado ese día encerrada en una jaula con los restos del hermano de Heechul que no había podido salvar.

—Tiempo de irse —gritó Siwon.

—¿Ir a dónde? —jadeó Heechul. Estaban rodeados. Sólo la burbuja que había construido mantenía alejados a los demonios. Ya los monstruos lo estaban cubriendo, rascando y arañando, como si trataran de encontrar un camino hacia dentro.

—¿Cómo te sientes sobre volar? —preguntó Siwon.

—Es genial si estoy dentro de un bonito caparazón de metal.

—El camino por el que entramos está bloqueado. No veo ninguna elección aquí.

Ni tampoco Heechul. Mierda. Tanto que no quería hacer esto.

—Arriba será. Agárrate.

Siwon le deslizó la mano alrededor de la nuca, trabándolos, liberando más de su poder para que fluyera dentro de él. Sunny se le aferró a su cintura y Heechul se agarró de los hombros de Siwon.

—No puedo creer que esté haciendo esto —masculló antes de poner toda su atención en la tarea.

La energía brotaba de Siwon, lanzándose a su disposición. Dejó que la burbuja se encogiera hasta que estuvieron nariz con nariz con los monstruos hambrientos. Tuvo que cerrar los ojos para bloquearlos fuera, para poder concentrarse, pero de alguna manera se imaginó cómo usar una explosión de fuerza para empujar la burbuja del suelo. No fue muy lejos, y trataron de acurrucarse en el centro de la esfera, pero se elevó, dándole la confianza de que realmente podría funcionar.

Empujó más duro, y uno por uno, los monstruos comenzaron a deslizarse fuera del suave escudo, aligerándolo y facilitando moverse. Algunos todavía se aferraban con piernas de insectos, pero no lo podía evitar.

El techo estaba llegando a ellos rápido ahora, y no podía encontrar la manera de bajar la velocidad.

—Vas a tener que abrirte paso —dijo Siwon.

—Hay mucha roca por arriba.

—No —dijo Sunny—. Estamos sólo algunos metros de profundidad.

Algunos metros. Podría hacerlo si eso era lo qué se necesitaba para llevar a Sunny y a Siwon a la seguridad. Para meter el cuerpo de su hermano en la tumba vacía junto a la de su madre.

Heechul contempló la roca, buscando un punto débil. Una sola hendidura se extendía por toda la longitud del espacio desde una esquina, así que apuntó a eso.

Formó una cuña de aire, al igual que la burbuja del escudo, la endureció con la mente, y empujó la cosa en la grieta.

El cuerpo la vibró bajo la presión, y sintió los ojos como si se la fueran a evaporar bajo el calor que brotaba de él. En algún punto había dejado de sudar, o tal vez sólo se secaba más rápido de lo que el cuerpo generaba. Cualquiera que fuera el caso, estimó que tenía otros pocos segundos antes de que se desmayara completamente y todos ellos aterrizaran en el centro de la masa de dientes y garras de abajo.

No iba a permitir que terminara así.

Se le formaban puntos blancos en la vista, haciéndole difícil ver, pero podían sentir el aliento de Siwon en la oreja mientras le hablaba.

—Lo estás haciendo muy bien. Sólo un poco más.

Estaba empujando la energía dentro de él ahora, ayudándole tanto como podía.
La recogió, aferrándola hasta que la presión fue demasiado para sujetarla. Apenas podía ver ahora, justo lo suficiente como para distinguir el lugar donde había empujado la cuña.

Heechul la soltó, golpeando ese punto con la fuerza de un ariete. Las rocas llovieron sobre ellos, y debajo del trueno de piedras, podía oír los gritos doloridos de los monstruos mientras eran aplastados. La burbuja se mantuvo, resguardándolos de los trozos grandes, pero los granitos de arena comenzaron a atravesarla. El escudo se estaba debilitando, y no iba a resistir por mucho más tiempo.

—Una vez más —jadeó Siwon. Sonó sin aliento.

No podía verlo ahora. No podía ver nada. Dejó que el instinto lo guiara mientras reunía la fuerza y aporreaba la cuña otra vez. Otra tanda de rocas cayó en cascada. Esta vez trozos del tamaño de grava estaban atravesándola.

—¡Veo las estrellas! —gritó Sunny.

Heechul no podía, pero creyó en la voz excitada de la chica, y guió la burbuja hacia arriba para que pudieran salir del infierno.

—A la izquierda —dijo Siwon—. Allí.

Los oídos le comenzaron a zumbar y ahora no podía oír nada, tampoco. No estuvo seguro si estaba afuera del hueco de la caverna o no, hasta que sintió el triunfo de Siwon cantando a través del enlace.

Condujo la burbuja lateralmente, asegurándose de que no cayeran de nuevo dentro del hueco una vez que la burbuja reventara de pronto.

"Estamos a salvo. Puedes dejarla ir ahora."

Era la voz de Siwon en su cabeza, la presencia reconfortante; así que la dejó ir. Aterrizaron con un golpe.

Aspiró enormes bocanadas de aire y se recostó en el pasto frío. El corazón le martilleaba, desacelerando con cada pulsación. Podía sentir los dedos de Siwon entrelazándose con los suyos y deleitándose con el orgullo irradiando de él. Lo había conseguido. Los había sacado vivos.

Y entonces su presencia se fue como si alguien hubiera apagado un interruptor. Trató de alcanzarlo en su mente, pero se estrelló contra una pared. No estaba allí. Estaba solo otra vez.

La luceria se abrió y se deslizó desde el cuello hasta el pasto. Trató de alcanzarla, pero los brazos no funcionaban. Nada funcionaba. Todo estaba roto ahora, y Siwon se había ido.

El mundo se desvaneció y no hubo nada que pudiera hacer para detenerlo.

1 comentario:

  1. Hayyyy nooo.
    Me alegro de que salvaran a Suny, pero que pasara ahora con Siwon?? Morira solo porqie Hee tiene miedo de estar con alguien?? No es justo u.u

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...