Amor en el aire- Capítulo 9



—No me mires así—rogó.

—¿Así, cómo? ¿Te refieres a la forma en que cualquier marido recién casado miraría a su esposo?

—¡Oh, por favor, Siwon! —exclamó—. ¡No somos en absoluto como unos recién casados!

—En algunas cosas sí lo somos —replicó él suavemente—. O mejor dicho, podríamos serlo.

El negó con la cabeza. De la forma que importaba no podían serlo.

—No.

—Entonces ésa es tu decisión, cariño, no la mía —le espetó él—. Y deberás cargar con las consecuencias.

Heechul se lo quedó mirando. Podía ver la luz ardiente del deseo iluminando aquellos ojos oscuros. En otra época, eso sólo le hubiera llenado de un embriagador orgullo de tenerlo en su poder. Pero ahora veía lo que era en realidad: banal e insignificante orgullo. El hecho de que aquel hombre lo deseara físicamente no significaba nada. Él deseaba a muchos, sólo dependía de quién se encontrara en el momento apropiado. Él se lo había demostrado en más ocasiones.


—¿Crees que el que tengamos sexo va a mejorar las cosas?—preguntó lentamente.

—Resumiendo, sí. Le daría a todo un tono más... cómodo.

Siwon se movió ligeramente, y vio la expresión de fascinación y horror en el rostro de Heechul cuando fijó la vista de nuevo en sus shorts.

—¿Te refieres al sexo como un ejercicio físico? ¿Una función corporal que necesita ser cubierta, como rascarse un sarpullido?

—No lo infravalores, Heechul —dijo él suavemente—. Antes no lo hacías.

Heechul agarró la botella de agua y bebió sediento, pero no le sirvió de mucho para aliviar la sequedad de su boca. La dejó de nuevo sobre el suelo; su mirada era terriblemente seria.

—¿No deberíamos estar discutiendo otras cosas, Siwon, cosas más importantes?

—¿Como qué? —preguntó él, enarcando las cejas.

—Bueno, para empezar... no hemos decidido aún dónde vamos a vivir.

Él aspiró una bocanada de aire caliente y seco. Aquello era parte del trato entre ambos.

—Eres tú quien decide eso, ¿lo recuerdas?

Heechul nunca habría imaginado que su hogar de recién casados se decidiría con algo tan formal como un acuerdo prenupcial.

—No quiero vivir en Nueva York.

—¿Hay alguna razón?

—No creo que tu apartamento sea adecuado para un bebé.

—Entonces nos mudaremos a un lugar que sí lo sea.

Heechul negó con la cabeza. Nueva York era la ciudad de Siwon. Se imaginaba que Siwon seguiría con su vida y él se quedaría en casa con el bebé, y la idea lo horrorizaba. Siwon no iba a salir con él y a presentarlo a sus amigos, y a hacer de amante esposo, ¿á que no? No, porque sería una fachada que le costaría mantener.

Y además, Nueva York estaba llena de tentaciones...

—¡No! —dijo, con calma.

—Entonces, ¿dónde quieres vivir?

¿Qué diría él si le sugería vivir en Inglaterra? En el fondo, Heechul sabía que aquello no tenía la más mínima posibilidad. Su madre, de un solo vistazo, adivinaría que su hijo era infeliz. No podía hacerle eso.

Lo cual le dejaba una sola posibilidad, el único lugar donde se sentía a salvo y acogido...

—Me gustaría vivir en Hyundai.

Siwon asintió. Debería haberlo visto venir. Había demostrado su poder para que se celebrara el matrimonio y ahora Heechul le estaba demostrando que podía hacer lo mismo. Él sabía qué opinaba respecto a la vida de una familia real. ¿Acaso Heechul esperaba que, al encarcelarlo allí, cedería ante él? ¿Que le daría el divorcio, la custodia del bebé y una pensión? Le dirigió una sonrisa. Su esposo iba a aprender muy pronto que a él no se le podía manipular.

—Como desees—dijo fríamente.

Heechul frunció el ceño. Esperaba mayor oposición. La explicación que había dado ya la tenía pensada, la había ensayado; esperaba el interrogatorio de él. Pero parecía que Siwon no tenía ningún interés en escucharla. ¿Qué demonios tenía que hacer para lograr que él reaccionara?

Hablar de las cosas importantes, eso era lo que tenía que hacer.

—¿Sabes? —comenzó lentamente—. Hay algo de lo que hemos evitado hablar.

—Estoy impaciente —dijo él, sardónicamente—. Dímelo.

¿Estaba Siwon actuando deliberadamente como si no se diera cuenta? ¿O estaba negando lo evidente?

—¡Me refiero al bebé, por supuesto!

La diminuta criatura que crecía en su vientre. Existía, pero casi no había recibido reconocimiento, al menos hasta ese momento. Quizás todos estaban negándolo.

Incluso su madre sólo se había referido al bebé fugazmente. ¿Había sido por delicadeza, por la anticuada idea de que un matrimonio en sus circunstancias no debía verse como tal? Como si la luna de miel fuera a limpiar su estado y, cuando regresaran, el mal comienzo sería olvidado y sólo entonces podrían empezar a hablar del bebé que estaba en camino.

—Nuestro bebé —añadió Heechul suavemente.

Siwon clavó la vista en el mar, sin verlo.

—No hay nada de qué hablar.

—¡Ya lo creo que sí!

Pero Heechul no estaba preparado para la expresión del rostro de Siwon cuando se giró hacía él. Siempre había creído que Siwon era frío y distante, pero en aquel momento fue como si alguien hubiera esculpido sus rasgos directamente en un trozo de hielo. Heechul apartó su mirada de aquella expresión, conmocionado.

—¿Qué sucede? —susurró.

Siwon hizo desaparecer los temores que empañaban su mente como nubes oscuras y recuperó la compostura.

—Creí que todo había quedado decidido. Serás atendido por los mejores médicos y el bebé nacerá aquí, en Hyundai.

¡Qué sangre fría demostraba! «Pero él tiene sangre fría», se recordó a sí mismo.

—¿Y después?

—¿Quién sabe qué pasará después? Podrían suceder millones de cosas hasta ese momento. Lo más importante —añadió ferozmente— es garantizar la seguridad del bebé. Y la tuya.

Sus últimas palabras fueron ásperas.

Un recuerdo olvidado acudió a la mente de Heechul. ¿Estaba Siwon pensando en su madre y en el parto de Hyuk? ¿No había sido su nacimiento lo que había anunciado la muerte de ella, lo que había significado la ruptura de la familia? Tal vez se tratara de una familia real, sí, rodeada de todos los expertos y el apoyo que su riqueza y su posición les permitían, pero no por ello menos vulnerable que cualquier otra familia.

Heechul quiso alargar la mano y tocarlo, no con una intención sexual, sino para consolarlo y darle cariño, para decirle que la historia no tenía por qué repetirse. Pero la postura gélida de Siwon le detuvo.

Además, algo terrible se le había ocurrido, que Dios le perdonara. Si él  moría, Siwon lamentaría la pérdida del appa de su hijo, pero nada más. Estaría fuera de su camino. El ya no tendría ningún obstáculo para realizar sus deseos.

Siwon le sintió estremecerse, y lentamente giró la cabeza y se encontró con un dolor indescriptible en el fondo de aquellos ojos. Y eso no fue capaz de ignorarlo.

—¿Cuál es el problema? —preguntó suavemente.

—¿Cuánto tiempo tienes para escucharme?

Heechul sacudió la cabeza, admitiendo que él ya había dado en el clavo antes, realmente sus pensamientos podían describirse como «melodramáticos». Se obligó a centrarse en los problemas reales que tenían delante y lo miró.

—¿Qué te parece el hecho de que los dos estamos en una playa maravillosa, deseando estar en cualquier otro lugar de la Tierra menos en éste?

—¿Tú deseas eso?

No. El deseaba lo imposible. Deseaba que el rostro de Siwon se suavizara por amor y no sólo por deseo. Que su bebé hubiera sido concebido bajo otra emoción que no fuera un deseo salvaje. Pero eso era vivir en un mundo de fantasía.

—Estoy intentando imaginarme el futuro —dijo con desesperación—. Y no lo logro.

—Pero nadie puede, Heechul —respondió él, tranquilo—. Y no deberías siquiera intentarlo. Casi nunca resulta ser lo que uno ha imaginado. Es el presente lo que debe importarte.

Quizás eso era más difícil aún. El estaba en el presente y se sentía perdido en medio del caos, sin saber cómo reaccionar ni qué decir. No estaba seguro de si era correcto o no sucumbir a la necesidad física de Siwon, si eso mejoraría su relación o simplemente la haría más consciente de sus flagrantes deficiencias.

—¡Ni siquiera nos conocemos el uno al otro! —exclamó Heechul, desesperado—. En el fondo no nos conocemos.

Siwon se quedó callado unos momentos.

—Si le presentaras este problema a una tercera persona, te diría que la solución más evidente es intentarlo.

—¿Cómo?

—Podrías empezar por no darme la espalda en la cama, por no dar respingos cada vez que me acerco a ti.

Estaban hablando de cosas diferentes, advirtió Heechul. Él se refería a derribar las barreras y abrirse al otro.
Siwon; por el contrario, estaba hablando de algo completamente diferente.

—¡No se trata sólo del sexo!

—¿Pero no es el sexo una buena base desde la que comenzar, abrazándonos, sintiéndonos cerca el uno al otro?

No era una cercanía real, pero ¿funcionaría? ¿No sería mejor tener algo que podía pasar por intimidad, mejor que no tener intimidad en absoluto?

Heechul asintió mientras tomaba una decisión. Se esforzó por encontrar las palabras que le permitieran mantener su dignidad, tal vez incluso que hicieran pensar a Siwon que el Heechul que había disfrutado del sexo sin compromiso tampoco había sido real.

—Muy bien —dijo, tranquilamente—. Consentiré en tener sexo contigo.

Una expresión de indescriptible furia se instaló en el rostro de Siwon, dándole el aspecto de un demonio.

—¿Que consentirás? —preguntó, incrédulo—. ¿Consentirás en tener sexo conmigo?

—¡No quería expresarlo como me ha salido!

—Oh, al contrario, Heechul —dijo él gélidamente—. Creo que es exactamente lo que querías decir.

Se puso de pie tambaleándose y el sol a su espalda dibujó su silueta dominando el horizonte. Heechul no podía ver su rostro en aquel momento, pero no lo necesitó, el tono amargo de su voz revelaba su estado.

—Bueno, deberás perdonar que decline tu generosa oferta. Nunca he estado con alguien que tuviera que soportar tener sexo conmigo, y no pienso empezar ahora.

—Siwon, escucha...

—¡No, escucha tú! —le interrumpió él.

Por primera vez Heechul vio a Siwon profunda e inquietantemente dominante. Era un príncipe distante y poderoso ante el cual todo el mundo deseaba rendir pleitesía.

—Cuando accediste a casarte conmigo, te dije...

—¿Acceder? —le cortó, y dejó escapar una risa amarga—. ¿Quieres decir cuando me obligaste?

—Te dije —continuó él furioso— que las condiciones del matrimonio las decidirías tú. Así que, si estás pensando en comportarte como un esposo de la época victoriana, ¡olvídalo! ¡O tengo una persona cálida y entregada en mi cama, o no tendré ninguna!

—¿Y si no tienes ninguna? —preguntó en un tono plano—. ¿Piensas buscar consuelo en alguna otra parte?

En aquel momento Siwon se agachó y él pudo ver su rostro. Casi pudo sentir el fiero calor que despedía su mirada.

—¿Tú qué crees, Heechul? —dijo él entre dientes—. ¿Que voy a vivir en celibato?

Heechul lo miró con tristeza. Habían llegado a un punto muerto.



Acortaron la luna de miel, por supuesto. Tuvieron que hacerlo, por el bien de su salud mental.
Después de su amargo enfrentamiento en la playa, se estableció entre ellos un estado de guerra gélida y silenciosa que convirtió su proximidad forzosa en algo casi insoportable.

Siwon salía por su cuenta para evitar a Heechul siempre que podía. Pasaba la mayor parte del tiempo navegando, corriendo y nadando, y regresaba cada día agotado por haber llevado su resistencia física hasta el límite.

Y en sus ojos había una expresión de ira a punto de estallar siempre que miraba a Heechul.

Él, mientras tanto, seguía fingiendo que leía su libro, incluso se molestaba en pasar bastantes páginas para cuando él regresaba.

Pero a Siwon no se le engañaba fácilmente.

—¿Por qué no me cuentas qué pasa? —le desafió burlonamente una noche.

El rostro de Heechul se volvió color escarlata mientras cerraba el libro apresuradamente.

—No podemos seguir así —le dijo la cuarta noche.

Siwon acababa de regresar de un paseo solitario por la playa, y él había estado dando vueltas por la casa como un león enjaulado.

Él tenía razón, cuando una pareja no hacía lo que tradicionalmente se hacía en la luna de miel, quedaban demasiadas horas que había que llenar con otras actividades.

Siwon se pasó los dedos por su pelo negro, mojado de agua de mar y enredado de haber nadado. En sus anchos hombros había rastro de fina arena blanca. Unos shorts que se ajustaban perfectamente a la curva firme de sus glúteos eran la única barrera ante su desnudez.

Siwon giró la cabeza para mirarlo, disfrutando de la turbación de su rostro. Deliberadamente, impulsó sus caderas hacia delante y vio que enrojecía.

—Estoy de acuerdo —dijo él, suavemente—. No podemos seguir así. ¿Hacemos las maletas y regresamos al palacio?

Heechul parpadeó. ¿Iba a ser tan simple como eso? ¿Acaso esperaba tener otra discusión, quizás con un final diferente esa vez? Tal vez uno que terminara en la cama, dejando que la pasión borrara la discordia entre ambos.

«Nada te detendrá si te abalanzas sobre él ahora», se burló una voz en su interior.

Pero sí que existía una barrera, por supuesto que sí. La distancia entre ambos había aumentado tanto, que no era capaz de imaginar nada capaz de volver a juntarlos. En lugar de eso, se vio obligado a soportar la terrible ansia que le corroía por dentro.

¿Y por qué Siwon no se acercaba a él? Se había tragado su orgullo una vez y le había ofrecido salir de aquel punto muerto. Y la forma arrogante en que él había rechazado su oferta había sido la causa de que la amargura ascendiera a la superficie. Heechul se encogió de hombros.

—Si quieres…

Siwon dejó escapar una risa corta. ¡Como si a Heechul le importara lo que él quería!
Siwon lo miró a los ojos.

—¿Qué sucede, princesa mía?

—¿Crees que podemos empezar a ser...?

«¿Amantes?», pensó él. Enarcó sus cejas.

—¿De qué se trata, Heechul? —preguntó suavemente—. ¿Qué quieres que seamos?

Amigos parecía demasiado pedir en las circunstancias en que se encontraban, pero seguro que había un punto desde el cual las cosas pudieran avanzar, aunque fuera lentamente, y mejorar entre ambos.

—Civilizados —señaló— El uno con el otro. Civilizados.

Siwon pensó que Heechul a veces empleaba unas palabras muy curiosas. Era una descripción extrañamente mecánica. O tal vez no. Después de todo, estaba describiendo el funcionamiento de un matrimonio. ¿Acaso no se daba cuenta de lo mucho que le estaba pidiendo?

—Creo que puedo lograr ser civilizado —murmuró él.

Heechul asintió, quedándose sin aliento en aquel momento en que parecía que las cosas volvían a la normalidad.

—¿Puedes esperar fuera? —preguntó él suavemente, metiendo los pulgares en la cinturilla de sus shorts—. Voy a quitarme esto.

Su comentario calculado sacudió la fugaz calma, y Heechul abandonó la habitación rápidamente, como si no hubiera visto un hombre desnudo en su vida, dando un portazo y con la risa burlona de él zumbándole en los oídos. Tomó aire profundamente varias veces mientras contemplaba las pintorescas montañas que dominaban el horizonte. Las impresionantes cimas estaban tomándose azul oscuro contra la llama del sol poniente, pero él fue inmune a su belleza Se sentía como si fuera un astronauta en una nave espacial, observando la Tierra desde muy lejos, con una desconexión total de ella.

Colocó una mano sobre su vientre abultado y cerró los ojos. Sólo su bebé parecía real en el mundo de fantasía en el que habitaba.

Aquella mañana había notado unos mínimos golpecitos, demasiado leves como para saber si eran un movimiento del bebé o simple indigestión. Y le había invadido una insoportable ola de tristeza. Si las cosas fueran diferentes, habría llamado a Siwon y él habría colocado su mano en el lugar de los golpecitos, y habrían contenido el aliento, mirándose a los ojos, con la sonrisa cómplice de los futuros padres.

Pero tal y como estaban las cosas, Heechul no había dicho nada, sólo había hecho una tetera de té de hierbas para distraerse.


Extrañamente, cuando regresaron, el palacio Arco Iris le pareció muy acogedor a Heechul. ¿Quién hubiera dicho que estaría tan contento de ver el enorme y brillante edificio? Lo sentía como su hogar.

O tal vez sintió aquello porque Hae y Hyuk salieron corriendo a recibirlos.

—¡Habéis regresado antes de tiempo! —exclamó Hae.

—Náuseas matutinas —explicó Heechul, sin atreverse a mirar a Siwon a los ojos.

—Pero ahora que estás de vuelta, te sientes mucho mejor, ¿verdad, Heechul? —afirmó Siwon suavemente.

—¿Qué tal lo habéis pasado? —preguntó Hae muy contento, enganchándose al brazo de Heechul en un gesto muy fraternal.

Aquel contacto físico fue extrañamente conmovedor e hizo que Heechul casi se echara a llorar.

—¿A que las montañas son las más hermosas que has visto nunca? —preguntó Hae.

El instinto hizo asentir a Heechul, pero entonces Hyuk empeoró las cosas más.

—Oh, Hae —susurró con una sonrisa—. ¡No creo que hayan salido mucho de paseo!

En aquel momento Heechul sí elevó la vista, directamente al hielo negro y burlón de los ojos de Siwon.

El severo semblante de Kangta se suavizó cuando vio a Heechul.

—¿Estás bien? —le preguntó. Heechul asintió.

—Oh, sí —respondió fervientemente, como si su vida dependiera de ello—. Muy bien.

Y, por supuesto, estaba Sik, exultante y haciendo ruiditos que a Heechul le encantaban.


Siwon apareció en el baño de la habitación del niño una vez, justo cuando él lo estaba secando con una toalla. Él tenía espuma de jabón en el pelo y su rostro estaba sonrosado, y al levantar la vista después de haberle hecho unas pedorretas al bebé, se encontró con que su marido estaba en la puerta y le observaba, con una emoción indefinible en su rostro. Pero se recordó a sí mismo que él no tenía sentimientos.

—Hae y Hyuk han salido a comer —dijo, dando una explicación que él no había pedido.

Él frunció el ceño.

—¿Y dónde está la niñera?

 Heechul abrochó el pañal de tela al pequeño, ya que en palacio no había los modernos pañales de usar y tirar, y lo miró.

—Hoy es su día libre. Y además, a mí me gusta hacerlo.

La forma en la que estaba arrodillado junto al bebé no dejaba dudas sobre la dimensión de su vientre, y Siwon se preguntó cómo lograba estar tan sexy, chorreando agua y manejando a un bebé que se movía constantemente. Siwon sintió la sacudida de su deseo. Dios, si tenía que soportar un solo segundo más aquella frustración, explotaría.

—Supongo que tienes que llenar tu día con algo.

Él asintió. Era una pulla poco sutil pero decidió ignorarla. No pensaba tener una discusión con un bebé cerca. Todos los libros de cómo cuidar a los bebés, que estaba devorando en las últimas fechas, decían que los pequeños eran muy sensibles a la atmósfera que los rodeaba.

 —Necesito toda la práctica que pueda obtener, por supuesto.

—Por supuesto —repitió él, se quedó unos momentos de pie y luego habló—. Tengo que viajar a Nueva York.

Heechul dejó de abrochar el trajecito del bebé y elevó la vista, sintiendo que la sangre abandonaba su rostro.

—¿A Nueva York? —preguntó débilmente.

—Eso es.

—¿Y hay alguna razón para eso? —inquirió con un hilo de voz.

Él sonrió.

—Tengo algunos negocios que atender, ¿qué otra cosa iba a ser?

Unas cuantas razones acudieron a la mente de Heechul, y una de ellas fue lo suficientemente turbadora como para hacerle temblar. Pero si lo desafiaba, él las negaría, y luego parecería como si no confiara en él.

¡Pero era cierto, no confiaba en él!

Siwon se quedó callado, como una estatua oscura en la puerta.

—Podrías venir conmigo.

La sugerencia estaba hecha desde el otro lado del cuarto de baño, aunque a Heechul le pareció que sonaba a millones de kilómetros.

Intentó imaginarse cómo sería, los dos solos en territorio de Siwon, con él ocupado con su trabajo mientras él se sentía atrapado en un amplísimo apartamento de lujo. Al menos ahí en Hyundai se sentía a gusto, rodeado por una familia que parecía quererlo.

Negó con la cabeza.

—No sé si es buena idea viajar en mi...

—¿Estado? —se burló él—. Oh, vamos, Heechul. ¡No puedes usar al bebé como excusa para todo! ¡Creí que, en los tiempos modernos, los jóvenes y mujeres escalaban montañas casi a punto de dar a luz!

—Aquí soy feliz —añadió tozudamente.

—Sí —reconoció él, dirigiéndole una mirada pensativa—. Parece que has aceptado la vida de joven príncipe con pasión.

Heechul se sentó sobre los talones.

—¿Qué se supone que significa eso?

Él sonrió, pero fue una sonrisa dura y cruel.

—Sólo que supongo que los lujos de la vida de palacio deben compensar de alguna forma otras áreas que tienen algunas... deficiencias.

¿Le estaba acusando de desempeñar su rol demasiado bien? Lo único que había querido era que estuviera orgulloso de él...

Levantó a Sik en brazos.

—¿Y cuánto tiempo vas a estar fuera?

Él enarcó las cejas.

—¿Porqué?

—¿Que por qué? ¡Porque eres mi marido y tengo derecho a saberlo!

Él tensó los labios.

—Yo no me metería en una conversación sobre «derechos» si fuera tú —dijo cáusticamente—. Y no sé por qué te refieres a mí como tu marido. Puede que estemos casados pero, en lo que de verdad importa, desde luego que no soy tu marido.


5 comentarios:

  1. Ummmm me preocupa que las cosas entre estos dos esta cada vez peor. Confieso que me da miedo de que Siwon le monte el cuerno pronto a Hee por culpa de la actitud de este

    Gracias por el cap...

    ResponderEliminar
  2. En verdad,aquí van de la mano en cuanto al porcentaje de la culpa.
    Cierto,que el sexo no solucionará sus problemas,pero vamos,aquí y en china,el sexo es un buen aliciente y comienzo,así fue como comenzaron..no?...entonces ahora no entiendo porque la retinencia....tampoco quieren hablar de lo que sienten,es más,no pueden ni mantener una conversación... Hee no confía en él como para dejarlo ir solo a NY,pero bien que enseguida se pone a hablar de derechos.
    Esta a full de orgullo,bien que se dicen sus cosas,pero nunca dicen lo que en verdad sienten... prefieren herirse con palabras que sanar heridas con verdad.......por de tontos

    ResponderEliminar
  3. Parece que las cosas están cada día peor entre ellos, ambos están tomando decisiones equivocadas y lo único que consiguen es ser más distantes y fríos entre ellos cuando en realidad no es lo que sienten por el otro.

    Ojalá y pudieran hablar y lograr un mejor acuerdo, esa manera en que viven no les ayuda en nada.

    Gracias por el Mp. Nos vemos

    ResponderEliminar
  4. ouch!! esas ultimas lineas de Siwon fueron muy duras, creo que las cosas van empeorando cada vez mas.
    Ademas no me gusta como Siwon se refiere al gusto que tiene Heechul por vivir en donde viven, sinceramente tambien me sentiria mas comoda alli y no por los lujos de un palacio sino por la gente que vive alli.
    Estupido Siwon!!!

    ResponderEliminar
  5. ahhhh diablos siwon, porque eres asi? que paso que te daño tanto?, Hee sufre porque te ama y tu eres tan indiferente con el lo siente como obligacion.

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...