Último Deseo- Capítulo 7



—¿Dormir conmigo no es honorable?

Hyukjae le miró la boca otra vez y él vio la oscura necesidad destellar en sus ojos.

—No, si yo sé que no es lo que realmente quieres.

El calor en su interior empezó a disiparse, permitiéndole pensar con claridad. Estaba en lo cierto. No podían hacer esto. Por mucho que hubiera disfrutado de unos momentos fugaces de placer, tenía que vivir consigo mismo una vez que esto hubiese terminado. Era su oportunidad para romper con estas personas, no atarse a uno de ellos.
  
—Debes dejarme. Estaré bien solo.

Las fosas nasales de Hyukjae se ensancharon con ira y le apretó con más fuerza la mano.

—No voy a dejarte morir, que es lo que sucedería si te dejara en paz. Vamos a volver. Puedes elegir a otro para escoltarte.


—¿Alguien más que no hará exactamente lo que estás haciendo ahora? — preguntó—. ¿Hay allí un Suju que me permitirá vivir mi vida en paz? Porque si existe, solo nómbralo, y felizmente me iré con él.

Sus labios eran una línea, y Donghae juró que vio un destello de algo peligroso acechando en sus ojos. Sabía que no era humano, pero lo que vio le recordó cuán lejos de ser humano era en realidad.

—No quiero que estés con nadie más —le dijo—. Pero no puedes salvarme. Cuando te toco, es difícil recordar eso.

—Entonces no me toques. —A pesar de decir las palabras, esperaba que las ignorase. Por mucho que no deseara ser parte de su mundo, no quería perder la forma en que se sentía ahora, aquellas cálidas cadenas de burbujas reventándole dentro. El sentimiento de querer, desear. Se había sentido tan aterrado y frío durante tanto tiempo, y Hyukjae hacía incluso que el recuerdo del helado terror se difuminara.

Hyukjae le dirigió una mirada de resignación.

—No te muevas —le ordenó—. Me voy a apartar. Lentamente.

Asintió con comprensión y dejó que los dedos aflojasen el agarre. Él se echó hacia atrás, y luego deslizó sus caderas lejos, y poco a poco, dolorosamente, desenganchó los dedos hasta que sólo estaban en contacto la punta de los dedos índices.

Se apartó e inmediatamente palideció. Un gemido bajo de dolor brotó de su pecho y la frente se le perló con sudor.

Donghae se sentó completamente inmóvil, mordiéndose el interior del labio para impedir alcanzarle. El sabor metálico de la sangre le golpeó la lengua. El estómago se le retorció por la preocupación, mientras que la calidez que le burbujeaba en el interior desaparecía del todo. Odiaba ver a cualquier ser vivo padeciendo dolor, y a pesar del deseo de no tener nada que ver con él, no significaba que quisiese que sufriera.

Hyukjae se agarró el estómago y jadeó. Tenía los ojos cerrados apretadamente, y su poderoso cuerpo temblaba como si se estuviera congelando.

Recogió una manta de la cama y la arrojó sobre él, asegurándose de no tocarle ni la ropa.

Alzó la vista. Sus ojos estaban rojos y la piel pálida. Moretones oscuros le colgaban debajo de los ojos, marcando su agotamiento.

—Tengo que meditar. Recuperarme. Cuando termine, vamos a volver.

—Pero yo…

—No discutas conmigo ahora mismo. Te lo advierto.

Lo había herido. No fue su intención, pero su agonía era obvia. Lo menos que podía hacer era dejarlo sufrir en paz. Deseaba como el infierno que alguien le ofreciese la misma cortesía.

Donghae asintió, recogió el teléfono, y lo metió en el bolsillo del pantalón. El medallón de oro relucía sobre la alfombra sucia. Lo levantó también, y se lo guardó en el bolso.

—Estaré listo cuando quieras.

Hyukjae se arrodilló, desenvainó la espada, y la colocó frente a él. La hoja relucía.

Hyukjae tiró de la manta sobre los hombros y la arrojó a la cama. Levantó uno de los gruesos brazos sobre su cabeza y se agarró la camisa. La sacó y la dejó junto a él. No miró hacia Donghae. Permaneció de espaldas, pero tenía una bonita vista de su magnífico dorso, recordándole exactamente lo que se había perdido.

Un surco profundo le recorría la espalda, los músculos a cada lado acordonados y apretados. Los amplios hombros afilaban hacia una cintura delgada, y todos los músculos en el medio estaban cubiertos de una piel lisa. Unas ramas desnudas de su marca de vida llegaban por encima de su hombro izquierdo, y mientras respiraba, parecía que se balanceaban.

Su cuerpo era aún más poderoso de lo que había imaginado.

Quiso alcanzarlo y tocarlo, pero había causado ya suficientes problemas por una noche. En cambio, apartó la mirada y se obligó a pensar sobre lo que tenía que hacer a continuación.

El viaje para encontrar una vida normal no había llegado muy lejos, pero apenas podía pedir a Hyukjae hacer más. Así las cosas, parecía como si apenas estuviera resistiendo, luchando por lidiar con el dolor que involuntariamente le había causado.

Estaban a sólo unas horas lejos de la SM. Le llevaría de regreso y buscaría a otro, alguien al que no tocaría. Nunca.

Donghae buscó en la maleta un par de guantes y una bufanda. No hacía demasiado frío para necesitarlos, pero en cuanto Hyukjae estuviese listo, se habría envuelto rigurosamente de tal forma que no se produjesen más accidentes.

Una vez que estuvo listo, se acomodó en la mesa junto a la ventana y encendió el portátil. Shindong no había vacilado cuando le había pedido uno. Se lo había entregado en menos de una hora desde su solicitud. Por supuesto que entonces no sabía que tenía la intención de usarlo para encontrar un nuevo lugar para vivir y un trabajo.

Abrió su currículum para trabajar en él mientras esperaba que Hyukjae terminase la meditación. La brecha de dos años en su historial de trabajo era dolorosamente evidente, mirándola desde la pantalla. No sabía cómo iba a explicar su desaparición sin parecer un lunático.

La única opción era mentir, detestaba hacerlo. Tendría que inventar una tía y decir que había dejado de trabajar para cuidar de ella durante una prolongada enfermedad. Si alguien indagaba en su historia, sería descubierto, pero no sabía qué otra opción tenía. No iba a decir que había estado en rehabilitación o enfermo, por temor a no ser contratado, y no había forma de que pudiera decir que había sido secuestrado por demonios y mantenido vivo por la sangre.

Con un suspiro de frustración, cerró el portátil y apoyó la cabeza sobre los brazos cruzados.

Realmente no había pensado en todos los detalles todavía, pero cuanto más lo hacía, con más problemas se topaba. Su casa estaba embargada era una enorme mancha negra en su crédito. ¿Y si ni siquiera podía encontrar un lugar donde vivir? Y si lograba encontrar una casa, ¿cómo iba a protegerse de los monstruos cada vez que se cortase con papel?

Un débil sonido le hizo alzar la cabeza. Miró a Hyukjae, pero estaba inmóvil, excepto por la lenta expansión de las costillas al respirar.

Lo escuchó otra vez, un suave sonido rascando. Venía del exterior.

El miedo hizo que se congelase en el lugar. La última vez que había salido de la SM, había sido atacado por monstruos con garras que habían intentado arañar a través de un coche para llegar a él. Si no hubiera sido por una barrera mágica que Heechul había erigido para mantenerlos fuera, hubiera muerto esa noche.

El sonido se repitió, esta vez más fuerte.

—Hyukjae —dijo, pero sonó poco más que un débil susurro.

Escuchó otro ruido. Un golpe contra el cristal, a menos de un metro del codo.

Donghae gritó y saltó de la silla, apresurándose por alejarse del vidrio.

—Hyukjae —su nombre esta vez fue más fuerte y lleno del mismo pánico que se deslizaba atravesándole el pecho.

Por el rabillo del ojo, lo vio girar la cabeza. Entonces hubo un fogonazo de movimiento -un borrón de piel y acero-, mientras saltaba hacia él.

Siguió retrocediendo, mientras Hyukjae se colocaba entre él y el peligro.

—Es un pájaro o algo así —dijo, tratando de convencerse.

—Vamos a averiguarlo. —Echó hacia atrás las cortinas y allí mismo, a menos de tres metros de distancia, dos brillantes ojos verdes colocados en la cabeza de un monstruo.

Se alzaba en dos patas, casi tan alto como Hyukjae. Su cuerpo era pálido como el vientre de un pez, cubierto de parches al azar de pelaje negro. Puntiagudos dientes le llenaban la boca y la saliva amarilla fluorescente humedecía la parte frontal de su cuerpo. La cosa era muy musculosa, su mandíbula descendía hasta los gruesos hombros, totalmente privado de la necesidad de un cuello. Cada dedo tenía una punta con una garra negra de por lo menos dos centímetros de largo, y que utilizaba para raspar el cristal.

Sus ojos -inquietantemente humanos- se clavaron en él, y una luz verde enfermiza se encendió dentro de ellos, como si lo reconociese.

—Eso no es un pájaro —dijo Hyukjae—. Tenemos que salir de aquí.

El miedo tenía un férreo control sobre Donghae. Había estado luchando con él desde el rescate, pero los nervios parecía regresar a ese estado aterrorizado con mucha facilidad, bloqueándole el cuerpo de modo que no pudiese actuar.

—¡Ahora, Donghae! —gritó Hyukjae—. ¡Muévete!

Su orden atravesó el temor, y retrocedió hasta la puerta, agarrando el  asa de la maleta.

—Déjalo. No hay nada ahí que valga tu vida.

Soltó la maleta, pero su morral ya lo tenía cruzado al cuerpo. Además, ahí es donde llevaba su arma, y no estaba dispuesto a abandonarla.

Hyukjae agarró las cortinas cerrándolas y corrió por la habitación, cogiendo una cazadora de cuero de la parte superior de la bolsa. Donghae ya estaba en la puerta, buscando a tientas la cerradura, fallando en abrirla.

—Quita las manos. No puedo arriesgarme a tocarte en este momento.

Correcto. El dolor podría incapacitarlo, dejándolo solo para defenderse.

Qué idea más ridícula era esa.

Hizo lo que le dijo, moviéndose de manera que Hyukjae pudiera abrir la puerta. Un momento más tarde, se asomó por el pasillo.

—Está despejado. Vamos a correr a la salida al final del pasillo, ¿de acuerdo? Dirígete directamente a mi camioneta. No mires atrás. —sacó las llaves que le colgaban del bolsillo del vaquero—. Si algo me ocurre, vete sin mí. No dejes de conducir hasta que estés de vuelta en la SM.

—Nada va a pasarte —dijo, tanto para su provecho como el suyo.

—Toma las llaves. Ponte ésta chaqueta. Te protegerá.

—Llévala tú. Eres el que tiene que permanecer vivo para luchar.

—Haz lo que digo, y ambos estaremos bien. Sólo vi a uno de ellos. Es probable que sea un explorador. Ni siquiera voy a sudar matándolo.

Donghae agarró las llaves y la chaqueta, teniendo cuidado de no tocarle la piel.

Le hizo un gesto de aprobación.

—Mantente cerca.

No necesitaba decírselo dos veces.



Jiyoon no iba a fallar a su padre, uno de los señores Saesang más poderoso del continente, era el camino que su hermano seguía. El camino que Sooman tomó. Su padre, Jiyoung, no era conocido por su tolerancia o misericordia, cuando Jiyoung ordenó a Jiyoon perseguir a los seres humanos robados por Sooman y traerlos de vuelta, Jiyoon saltó a obedecer. Dos de ellos portaban descendientes Saesang, y el robo de sus crías no podía ser tolerado.

Conducía por la calle estrecha, mezclándose fácilmente entre los seres humanos. A diferencia de sus antepasados, parecía más humano que monstruo, con sólo unas pocas excepciones que se escondían con la ropa apropiada. El ganado que se movía delante y detrás de él, en el semáforo, seguían sin enterarse, completamente ajenos al hecho de que muy pronto todos ellos serían alimento o esclavos.

El hedor de sus cuerpos le ardía en la nariz, pero aspiró profundamente el aire de la noche, en busca de alguna señal, de un rastro.

Este plácido pueblo era el más cercano al lugar donde los prisioneros se habían escapado. Ciertamente, uno de ellos tenía que estar aquí, apestando a miedo. Y si algún alma valiente no tuviese miedo, el olor de la sangre distintiva Saesang se filtraría fuera de sus poros.

“Encuéntralos y te concederé todas las posesiones de Sooman”.

Eso es lo que su padre le había prometido, y no había nada que quisiera más que expandir su territorio, llenarlo con su descendencia y comida suficiente para atiborrar la barriga. Las posesiones de Sooman eran extensas, y un buen comienzo para el reino de Jiyoon.

No tenía necesidad de encontrarlos a todos, sólo a las personas en las que habían invertido un tiempo precioso y sangre. Llevó años crear un recipiente para sus vástagos, y el error de Sooman iba a ser la ganancia de Jiyoon.



El cuerpo de Hyukjae todavía palpitaba de dolor por perder el contacto de Donghae. Tanto que lo volvía más lento. Podía sentir el ligero retraso en los procesos mentales… simplemente una fracción de segundo, pero sin duda suficiente para hacerle vacilar y morir en una pelea.

Independientemente de lo que era esa cosa de ahí, nunca había visto nada así antes. Era nuevo, y no tenía ganas de averiguar qué sorpresas había en el almacén.

Salió disparado por el pasillo, controlando el constante golpeteo de los pies de Donghae tras él. Él se quedó cerca mientras abría de golpe la puerta y salía al frío aire de la noche.

La camioneta estaba aproximadamente a unos doscientos metros de distancia. Había sólo unos pocos coches en el aparcamiento del destartalado hotel y, con un poco de suerte, los ocupantes no estarían pasando el tiempo mirando por las ventanas.

Hyukjae se movió rápido, observando el entorno, buscando signos de que había más Saesang como aquel que había venido. El área estaba oscura, tranquila. No había muchos edificios alrededor, excepto un restaurante y una gasolinera al otro lado de la interestatal.

Escuchó un ruido a la izquierda y se dio la vuelta para afrontarlo. El demonio estaba en cuclillas junto a un arbusto en un lecho ajardinado. Sus ojos llamearon brillantes cuando los descubrió y dejó escapar un gorjeo y húmedo siseo. Saliva amarilla cayó a torrentes de su boca, deslizándose hacia abajo por su pecho.

—Sigue moviéndote —dijo Hyukjae—. Lo mantendré a raya.

A su favor, Donghae no perdió el tiempo haciendo preguntas. Corrió hacia la camioneta, dejando a Hyukjae en una posición más aventajada para matar a esa cosa sin tener que preocuparse de que sufriera daños en el proceso.

Hyukjae agarró firmemente la espada. El monstruo en el interior golpeaba su jaula, exigiendo ser puesto en libertad. A eso le gustaba matar. Era bueno en ello, pero con Donghae tan cerca, no podía arriesgarse. No podía correr el riesgo de ser incapaz de empujar toda la rabia y la violencia de vuelta a donde pertenecía. Era mejor mantener el control. Hacer esto con la eficacia de la fría lógica en lugar de liberar la ardiente ira.

Levantó la espada y cambió de posición. El demonio saltó hacia él, con las garras extendidas. Ordenó al cuerpo moverse, pero el ligero retraso causado por el dolor lo volvió torpe. En lugar de dar un paso limpio de la forma que debería haber hecho, vaciló, esquivándolo en el último segundo.

Una garra le separó el pelo cuando el demonio le pasó por encima. Hyukjae no sintió ningún dolor, ninguna picadura de veneno que le entrara en el sistema, pero no podía correr ningún riesgo con Donghae a sólo unos metros de distancia. Necesitaba a esta cosa muerta. Ahora.

Hyukjae giró y siguió al demonio hacia delante, haciéndole un corte superficial en uno de sus brazos. Eso aulló de dolor y luego le escupió a Hyukjae.

Con el pecho desnudo y sin máscaras o armadura de ninguna clase, Hyukjae era un blanco fácil para un ataque envenenado. Y la cosa lo sabía.

Él levantó la espada, permitiendo que ésta tomara la peor parte de la brillante y amarilla saliva del demonio, pero un poco le aterrizó en el brazo.

Sacudió la espada para arrojar el veneno en el suelo y avanzó, cerrando el espacio entre ellos. Esa cosa obviamente iba a seguir escupiendo desde la distancia si Hyukjae lo dejaba, por lo que inclinó el cuerpo, obligando al demonio a dar la vuelta hacia atrás, hacia la pared donde sería inmovilizado.

El monstruo no era lo bastante inteligente para entender lo que Hyukjae hacía, pero apenas importaba. El veneno en el brazo comenzó a hormiguear, diciéndole que se quedaba sin tiempo. Aún no había entrado en el corriente sanguíneo, pero se filtraba a través de la piel demasiado rápido para hacer esto de forma lenta y metódica.

Tan pronto como tuvo el ángulo correcto, saltó hacia delante y entró en un golpe bajo, atravesando el muslo del demonio.

Esa cosa gritó de dolor y se agachó para sujetarse la pata.

A la izquierda, un juego de cortinas se separó, dejando que la luz de dentro saliera en tropel. La gente del interior no podía ver al demonio desde donde estaban, pero el ruido iba a atraer compañía.

Dejar que los humanos fueran testigos de la pelea era algo arriesgado. El saber que los Saesang existían podría exponerlos a un ataque. La mayoría de los humanos no poseían la suficiente sangre antigua para que los demonios los molestaran, pero aquellos que lo hacían -los humanos de Sangre Pura- estaban en peligro de ser capturados o asesinados como alimento.

Hyukjae estaba obligado por honor a proteger a todos los humanos con la mayor habilidad, lo que significa poner punto final a esta lucha ahora.

Mientras el demonio estaba agachado, Hyukjae se lanzó a matar. Antes de que pudiera cruzar la pequeña distancia, la bestia se tragó algunas piedras decorativas y se las escupió a Hyukjae.

Él se echó a un lado.

—¡Detrás de ti! —gritó Donghae.

Demasiado tarde, Hyukjae se dio la vuelta para afrontar a la nueva amenaza. Otro demonio cargó, disparado hacia él con las garras extendidas y los amarillos dientes al descubierto.

El primer demonio ahora tenía acceso a su desprotegida espalda.

Hyukjae maniobró para conseguir salir de la rodeada y vulnerable posición incluso mientras se disponía a encontrarse con la carga del demonio. En el último segundo posible, dio un paso hacia un lado, cayendo hacia abajo y realizando un arqueado giro. La espada cortó la cara de la bestia, cercenando la parte superior de su cabeza.

Sangre negra, brillante saliva y trozos de cerebro salpicaron la pared del hotel con una húmeda bofetada. Todo eso había llevado sólo unos segundos, pero en ese tiempo, el primer demonio se había acercado lo suficiente como para ser una amenaza real.

Tenía las mejillas hinchadas, apenas conteniendo lo que sostenía en la boca.

Hyukjae se movió para matarlo antes de que fuera demasiado tarde. El demonio respiró profundamente y propulsó los empapados pedazos de grava de la boca. Brillante roca de color amarillo voló hacia él.

Él saltó, a mitad de camino, apartándose de las rocas tanto como podía, pero unas pocas le pasaron rozando el pecho y el brazo. Un frío quemazón le golpeó la piel, y un segundo más tarde, una oleada de vértigo le abofeteó de la nada cuando el veneno entró en el sistema. Él no había pensado en perder el control, pero ya era demasiado tarde para eso.

La rabia detonó en el interior cuando se dio cuenta de lo que había pasado. Soltó un bramido lo suficientemente estridente para sacudir los cristales y cargó.

El primer ataque fue una chapuza. Era más lento de lo normal, el dolor y el veneno sobrecargando los miembros. Le llevó un momento comprender que había calculado mal la distancia y había pasado a través del aire. Tropezó, luchando por recuperar el equilibrio. La visión se alargó, en forma de túnel, como si mirara a través de unos prismáticos. Todo parecía demasiado lejano.

Pero él sabía que el demonio estaba allí, riéndose de él. Sólo tenía que darle un buen golpe y derribarlo… hacerle gritar mientras moría.

Hyukjae se volvió a ciegas, balanceando la espada mientras avanzaba hacia el demonio, que parecía ser una diminuta mota en el horizonte. La cosa se movió, como si esquivara un golpe, y Hyukjae estuvo seguro de que casi le había dado.

Golpeó otra vez, y la resistencia en la punta de la espada le dijo que había entrado en contacto con algo. ¿El demonio? ¿El edificio? ¿Un arbusto? No podía estar seguro.

El sudor le goteó por la frente a los ojos, quemándolos. El cuerpo le empezó a temblar, y sentía la espada pesada. Obligó a los brazos a levantarla, pero el esfuerzo le hizo sacudirse.

El demonio siseó con ira, y el sonido se volvió más cercano mientras él se aproximaba. Hyukjae se giró otra vez, siguiendo aquel sonido.

Una debilidad fría, insidiosa, comenzó a extenderse del pecho a los miembros. Los músculos comenzaron a contraerse, a engarrotarse involuntariamente. No tenía mucho tiempo hasta que el cuerpo le fallara, tenía que matar al demonio para que no pudiera tocar a Donghae.

Sólo el pensamiento era suficiente para hacer que el monstruo interior aullara de rabia. La sangre bombeó más rápido, enviando el veneno a toda velocidad por las venas. Estaba fuera de tiempo. Tenía que terminar con esto.

Los neumáticos chirriaron cerca. Donghae se marchaba. Él estaba a salvo.

Su monstruo siseó ante su pérdida, exigiendo que las piernas se movieran para poder ir tras él. Él era suyo. Lo necesitaba. ¿Cómo se atrevía a abandonarlo?

Hyukjae trató de tomar el control antes de que el monstruo interior hiciera algo irrevocable. Y luego las rodillas le cedieron y se dio cuenta que el veneno del demonio le impedía hacer nada.

Donghae se había ido. No podía ir tras él. Todo lo que podía hacer ahora era acabar con el último Saesang para que Donghae estuviera a salvo.

El demonio parecía tan lejos ahora que no era más que una mota de brillante luz en la oscuridad. O quizás era una luz del jardín. Hyukjae ya no podía estar seguro.

Mantuvo la espada en movimiento, girando y cortando de modo que la cosa no pudiera acercarse sin llevarse un golpe.

—No te muevas —ordenó Donghae, con un tono imperioso. Estaba cerca. Demasiado cerca.

Su monstruo soltó una risotada de victoria, reclamando su derecho sobre Donghae como si fuera un botín de guerra. Hyukjae intentó golpear a la bestia de nuevo, pero estaba débil y se debilitaba más a cada segundo.

Un disparo sonó, tan fuerte que tuvo que haber sido disparado a tan sólo unos metros de distancia.

—¡Corre, maldita sea! —gritó él.

La pistola detonó, una y otra vez.

Hyukjae sentía las piernas entumecidas y temía que si daba siquiera un paso más, terminaría derrumbado en el suelo.

—Está muerto —dijo Donghae, su voz un delgado hilo de pánico.

—Tengo que cortarle la cabeza. Sólo para estar seguro. —Se cayó, sin sentir nada excepto la abrupta parada del cuerpo al chocar contra el suelo.

—¿Qué te pasa? —le preguntó.

—Veneno. No te preocupes por eso. Toma mi espada y córtale la cabeza. Si no lo haces, te seguirá.

Su voz era vacilante, incierta:

—No creo que pueda hacerlo.

A lo lejos, escuchó débiles sirenas de policía.

—La policía está a punto de llegar. Date prisa.

—Ellos lo verán. Tengo que arrastrarlo al bosque.

—¡No lo toques! —Si Donghae tuviera siquiera un uñero, podría terminar igual que él, ciego y vulnerable.

—Alguien nos vio a través de la ventana. Tenemos que irnos. Lo siento, pero voy a tener que tocarte.

—Déjame aquí. No hay tiempo. —Las palabras salieron mal pronunciadas.

—Cállate, bastardo testarudo. Ya lo estoy haciendo.

En lugar de perder el aliento, hizo todo lo que pudo para ayudarlo a arrastrarle el culo al interior de la camioneta. No estaba exactamente seguro de cómo Donghae logró tal hazaña.

Por otra parte, se mantuvo entrando y saliendo de la consciencia, por lo que no estaba seguro de casi nada en estos momentos.

Lo único que sabía era que se congelaba y estaba siendo empujado a la oscuridad.

Su monstruo gritó de rabia, exigiendo que Hyukjae lo agarrara y lo abrazara para que así no pudiera escaparse. No se molestó en gastar fuerzas en intentar combatirlo. Tenía el cuerpo demasiado débil para cooperar, frustrando con eficacia los planes del monstruo.

—Llama por ayuda —masculló—. Shindong —Apenas podía oírse sobre los siseos de rabia dentro de él.

Y de repente, se detuvo. Todo quedó en silencio, como si Donghae de algún modo hubiera calmado al monstruo hasta dormirlo.

—Silencio. Conduzco con una sola mano. No tengo otra para telefonear en estos momentos.

Vagamente se preguntó lo que hacía con la otra mano, pero después de pensar unos agotadores segundos, renunció al esfuerzo. La lucha por permanecer consciente tomaba un considerable peaje, chupándole toda la fuerza. Pero él no podía desmayarse y dejarlo solo. Estaría completamente desprotegido.

El frío entumecimiento se deslizó hasta el cuello.

—Llama a Shindong —insistió, antes de que ya no pudiera hablar. Las palabras fueron mal pronunciadas y esperó que pudiera haberlas entendido.

—No te atrevas a morir —le ordenó Donghae.

Él ya no podía mover la boca. Ni siquiera podía sentirla. Unos segundos más tarde, no podía sentir nada en absoluto.


19 comentarios:

  1. Aigooo hae salva a hyukie please please hyukie hermoso no te mueras please, me encnta tu fic unnie gracias x el capi te agradezco el que sigas adaptando gracias x todo kamsamnida

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  2. no puede ser, por que al querer publicar mi comentario se borro?, no lo entiendo.

    bueno decia que esos dos son muy testarudos, no pueden estar juntos y tampoco separados, si se unieran serian una pareja muy poderosa, espero que dejen de lado todos sus miedos y lo hagan de una buena vez.

    hasta el proximo unnie, gracias por el mp.

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  3. Oh no! no mueras Hyuk, no mueras, noooo...
    Okay mucho drama XDD
    Estuvo intenso este cap y muy, muy bueno...
    Increíble de principio a fin, pero aun no muy clara algunas cosas
    como el tipo sesang que es más humano que los otros.
    La lucha fue dura, pero Hyuk no puede morir...
    Vaya tal vez esta sea una oportunidad para que ambos se acepten por fin XD
    Gracias por el aviso, espero el siguiente.
    Un saludo, que estés bien :D

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  4. owww!!! Esto se pone cada vez mas interesante!! Babbp Hyuk no te atrevas a morir!!
    ¬¬ Hae le dice testarudo...ajam, claro...no menos que él kkk
    Gracias por seguirme mandando MP y por seguir adaptando :)
    Espero con ansias el próximo capitulo!!
    Hasta pronto! Saludos!!~

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  5. Nooooo Hyukkie ! D8 Espero no le pase nada ! el que Hae no se haya ido es importante pienso ! y me imagino que estaba manejando con una mano por que con la otra lo estaba tocando a Hyukkie me da la sensacion esa !!

    Waaaaaaa osea que estan buscando a Hae tambien ;; espero que no logren llegar a el !

    Gracias por el mp ! espero ansiosa la conti ! y que Hae de una vez se una a Hyuyk ;;

    Cuidate bye Gynka WonAh

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  6. Y como fue que llego ese monstruo ahi?....ya se que andan patrullando,pero,justamente donde se encontraban hyuk y hae?
    Resiste hyuk,obvio no puedes,ni debes morir.
    Espero que hae piense las cosas,o al menos,trate de analizarlas,le haria bien a él

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  7. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO......
    Hae por lo más sagrado no dejes que HyukJae muera, hace el orgullo de lado y pedi ayuda a la SM si no te cuesta nada.
    Par de hombres testarudos, ambos saben cual es lo solución a todos sus problemas pero los 2 se niegan a llevar a cabo la vinculación: uno por miedo y el otro por un antiguio concepto de honor, Hyuk cualquiera de tus compañeros Suju no hubiera dudado un segundo en vincularse con Hae para salvarse y lo que menos habría hecho es pensar en vos.

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  8. Kyaaaaaaaaa unni yota Gracias por el mp
    estare al pendiente gracias gracias debo ponerme al dia con este fic
    no he podido leer en esta semana -no m dejan leer mucho :P-
    prometo hacerlo el fin de semana.....

    gracias una vz mas por el mp .)

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  9. que solo este inconsciente! por favor!
    me encanto el capitulo!! lastima que no hubo EunHae!
    pero para la proxima sera!
    muchas gracias por elmp!

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  10. OMG nooooo, que solo este dormido, mi pobre Hyukkie, nooo Donghae tienes que hacer algo mas pliss, el monito esta mal diablos hasta la otra publicacion nooooo cuandoo Yota diablos que ansiedad ahora, esta cada vez mejor

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  11. gracias x el Mp xDDD hae salva a hyuk!! necesito actu prontoooo...
    xDDD

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  12. nooooooooooo por favor hyuk no puede morir así ...... este capítulo fue muy bueno ya quiero saber como continua seguramente hae hará algo para salvarlo después de todo ellos deben de terminar juntos no ??
    gracias por el mp con el aviso de la actu
    saludos y cuídate ^^

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  13. hahahahahah
    gracias por el mp hyuk no puedes morir y dejar a hae solito los se quieren pero se hacen daño al mismo tiempo tienen que estar juntos ya que asi son mas fuertes y pueden destruir a los demas espero tu mp cuidate muchoo

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  14. noooo hyuk no
    porfa que no le pase mada grave salvalo...!!!
    no quiero q hae se quede solito u.u

    gracias por el MP unnie y porfa salva a hyuk....bye bye

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  15. Rosaliehale:

    Oh por dios que capitulo!!! Estuvo muy emcionante, espero que con esto Hae se de cuenta del peligro que corre al tratar de recuperar una vida que, lamento informar, ya perdio, en mi opinion salir de la SM fue como decirle a los monstruos "hey aca estoy solo y desprotegido, tomen mi sangre", eso fue muy imprudente y ahora por culpa de esos actos Hyukjae esta herido y envenenado.
    Esperemos que encuentren una casa elf y todo mejore.
    Muchas gracias por actualizar =)

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  16. omg omg me late que Hae para salvar la vida de Hyuk tomara su luceria.

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  17. aaaaaaahhhhhhhhhhhhhh nooooooooooo hyukie no puede morir
    Hae debe hacer que hara? este capitulo -y todos los demas- me han encantado aaahhhh ya porfin pude ponerme al dia wiiiiiiiiiiii
    Gracias por el mp unnie *-*

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  18. OMG Yotaaaaa como siempre gracias por los MP

    sabes lo amooo con mi sucia alma en verdad Hyukk no puede morir Hae regreso por ti es lo importante verdad el tambien siente algo por ti Hyuk déjate amar no te pongas así ademas Hae no te dejara no nunca yo se que Hae no te desilusionara sera complicado los dos son un par de obstinados pero aaaaaaa me moriré >////////< hasta que actualices XD JAJAJAJA ok no tanto pero gracias en serio nos leemos ^^ saludos

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  19. salva al monito dios que capppppp esos dos dicen no querer nada pero van a terminar mas revueltos que comida en estomago jajajaja
    gracias por el mp
    atte: nicol_HKS

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...