Kangin miró a su
compañero hundirse en el agua turbia. Él gritó su nombre una y otra vez, pero Leeteuk
nunca respondió o incluso reconoció que él estaba allí. Corrió hacia el agua,
chapoteando y tratando de agarrarlo. Cuanto más trataba de llegar a él, más
lejos parecía estar.
—¡Kangin!
Oyó que llamaban
su nombre, pero lo ignoró. Todo lo que podía ver era su compañero. Se estaba
ahogando y él no podía hacer nada para salvarlo. De repente Kangin sintió algo
envolverse alrededor de su pierna y un potente tirón comenzó a halar de él
hacia abajo. Estuvo bien con eso y no luchó contra ello. Si podía adentrarse en
el agua podría llegar a Leeteuk, estaba seguro de ello.
—¡KANGIN! ¡Lucha
contra ello! ¡Él no se está ahogando! ¡KANGIN!
Lo último que oyó
Kangin fue su nombre ser gritado una y otra vez, pero no pudo responder cuando
su cabeza estuvo cubierta de agua, y él era halado aún más profundo. La oscuridad
lo envolvió mientras continuaba tratando de llegar a su compañero. Se estiró y
lo buscó pero fue en vano.
De pronto, el
agua se retiró y se encontró en una habitación oscura como una cueva. Se puso
de pie y miró a su alrededor. Trató de quitar el agua de su ropa y piel, pero
miró con sorpresa al ver que no se encontraba mojado.
—¿Hola?
Oyó una risa
aguda y retrocedió cuando una figura se materializó en la oscuridad.
—Hola, principito
—le dijo Mona mientras lo rodeaba.
—No eres real
—gruñó Kangin. Se apresuró hacia ella, sólo para atravesarla.
Ella se echó a
reír de nuevo.
—Tienes razón.
Ésta es simplemente una proyección de mí misma. Decidí que quiero explicarte
dónde te encuentras para que puedas apreciar mi ingenioso plan. Ustedes lobos
engreídos creyeron que tenían una oportunidad contra mí.
—¿Dónde está mi
compañero? —le gruñó.
—Oh, no retuerzas
tu cola. Tu compañero está bien. No me preocupo por él; no es una amenaza para
mí. Tú, sin embargo, tú y los otros machos son definitivamente una amenaza.
Sabía que el camino más seguro para atraparte era amenazar a tu pareja. Cuán
predecible eres. Realmente deberías trabajar en eso, después de todo, la
variedad es la sal de la vida.
—¿Qué es este
lugar? —escupió hacia ella.
—Estoy tan
contento de que preguntaras. Este es el Limbo. —Observó el rostro pálido de Kangin.
—Ah, así que tu
padre te ha estado informando. Excelente. Entonces no voy a tener que pasar
mucho tiempo en esto. Por lo tanto, todo lo que debes hacer es pensar en tu
miedo más grande y obtendrás el intenso placer de vivirlo una y otra y otra
vez. No trates de no pensar en ello, porque ahora que lo he dicho, tu pequeño
cerebro del tamaño de un guisante pondrá automáticamente las imágenes bailando
a través de esa cabecita tuya. —Ella vio como el rostro de Kangin lentamente
comenzó a transformarse en uno de pánico.
—Mi trabajo aquí
ha terminado. Tengo otras vidas que arruinar. ¡Adiós! —Y antes de que Kangin
pudiera parpadear ella se había ido.
Kangin puso las
manos sobre sus ojos y trató de alejar las imágenes.
—No es real, no
es real —dijo una y otra vez, pero las imágenes de la muerte de Leeteuk se
vertieron en su mente. Vio cómo su cuerpo fue atacado por los lobos de la
batalla entre ellos y Mona. Fue despedazado miembro a miembro y Kangin no podía
alcanzarlo, sin importa lo rápido que corriera. Él cayó de rodillas y gritó en
agonía.
Entonces él se
encontraba entero de pie delante de él. Alargó la mano hacia él.
—¿Por qué dejaste
que me mataran Kangin? ¿Por qué no me salvaste? —le preguntó, con los ojos
llenos de dolor.
—Lo intenté mi
amor, lo intenté. —De la nada Kangin miró a Mona apuntar sus manos a su
compañero y vio a Leeteuk caer de rodillas, gritando en agonía. Leeteuk lo
llamó, rogándole que lo rescatara.
—¡KANGIN! ¡Por
favor, te necesito! Ven por favor, por favor, por favor. —Sus gritos se
volvieron más y más débiles mientras Mona continuaba torturándole. Kangin
intentó arrastrarse hacia él. Se acercó a Leeteuk, viendo la sangre comenzar a
fluir libremente por su nariz, ojos y oídos. Cerró los ojos, tratando de
convencerse a sí mismo una vez
más que no era
real, pero no importaba cuántas veces se lo dijera. Todo lo que podía oír eran
los gritos de angustia de su compañero.
Las lágrimas
corrían por su rostro mientras lloraba por él.
—Estoy aquí, Leeteuk.
Estoy aquí, cariño. —su compañero no reconoció sus palabras.
Lo vio sangrar
hasta la muerte, lo observó mientras era aplastado una y otra vez por su
enemigo, observó cómo fue tomado por Sangchul, violado y golpeado. Él gritó y
gritó en vano. Las imágenes seguían llegando y continuaron rasgando su alma. Él
quería morir, quería que muriera de una vez por todas para que nunca sufriera
de nuevo. Él sabía que iba a romperse antes que esto se hubiera acabado. No saldría
de este infierno como un hombre entero. Su amor estaba siendo torturado y
asesinado ante sus ojos y no podía salvarlo.
Cerró los ojos y
se hizo un ovillo, tratando de silenciar imágenes, pero los gritos de Leeteuk lo
atravesaban.
Junjin miraba el
estanque en el que su único hijo había desaparecido.
De pronto, el
agua comenzó a burbujear y Leeteuk emergió tosiendo y escupiendo. Junjin
comenzó a ir tras él, pero fue detenido por Zhoumi.
—Déjame, Alfa —le
dijo mientras entraba en el agua.
Zhoumi alcanzó a Teukkie
y pasó un brazo alrededor de él y bajo sus brazos mientras lo empujaba de
espaldas hacia la orilla.
Cuando llegó a la
orilla, Junjin y Henry le ayudaron a levantarlo. Ryeowook corrió a su lado y se
arrodilló, comprobándolo para ver si respiraba y si su corazón latía.
Ryeowook dejó
escapar un profundo suspiro.
—Vive —dijo
mientras el alivio se derramaba sobre él.
Hyesung se
arrodilló al lado de su nuero y sostuvo su fría mano húmeda.
—Alfa, ¿dónde
está mi hijo? —preguntó él sin emoción.
Los ojos de Junjin
aún no habían dejado el estanque. Esperó y esperó a ver si Kangin resurgía,
pero en el fondo sabía que no lo haría. Sabía que no estaba muerto porque
habría sentido la pérdida en el vínculo de la manada, pero también sabía que
algo terrible le sucedía a su hijo. Podía sentir el tormento verterse a través
de su vínculo y no había nada que pudiera hacer. Tendría que esperar hasta que Teukkie
se despertara para ver si podía llegar a él a través del vínculo de compañeros.
Algo le decía a Junjin
que no sería capaz, y sabía que eso iba a aterrorizarlo.
Al mirar hacia
abajo, vio los ojos de su compañero y sostuvo su mirada.
—Él se ha ido,
pero vive. Vamos a traerlo de vuelta. Por ahora tenemos que atender a Teukkie y
averiguar nuestro próximo paso. —Junjin se inclinó y recogió a su hijo, por que
eso era en lo que se había convertido para él, un hijo, un miembro de la
manada, el amado de su hijo. No debía morir, porque si moría también lo haría Kangin,
y ninguna de esas muertes era aceptable para Junjin.
Él lo llevó y los
demás lo siguieron solemnemente a su campamento. Todos ellos en estado de
alerta mientras caminaban de regreso a través del bosque en la fría oscuridad.
El fuego de su campamento ardía aún más adelante como si nada malo hubiera
tocado su grupo esta noche.
Junjin colocó a Teukkie
sobre un camastro que Hyesung dispuso para él. Henry, después de comprobar que Zhoumi
se encontraba bien, montó guardia en el borde del campamento mientras los demás
se sentaban alrededor del fuego.
—¿Qué crees que
le pasó? —le preguntó Hyesung a su compañero.
—Creo que Mona ha
influido en los duendes mucho más rápido y más efectivamente de lo que hubiera
creído posible. Son una raza tan meticulosa. Pero tengo la sensación de que era
su hechizo sobre el estanque, y por cualquier razón éste llamó a Teukkie. Mona sabía
que Kangin iría tras Teukkie, así que si su intención desde el principio era
atrapar a Kangin, entonces todo lo que tenía que hacer era llegar a su
compañero. Lo mismo será verdad con las otras parejas acopladas.
—Tenemos que
hacerles saber —habló Ryeowook. Yesung se encontraba detrás de él, con la mano
en su hombro en silencioso apoyo.
Junjin asintió.
Sacó su teléfono y llamó a Henry.
—Henry, necesito
un poco de ayuda con mi teléfono. Te pediría que buscaras a Dambi, pero tengo
la sensación de que no vas a dejar a tu compañero.
Henry sonrió.
—Podrías estar en
lo cierto, Alfa. Zhoumi no dejará mi vista. —Él extendió la mano y tocó el
teléfono de Junjin, dándole una carga.
Junjin marcó el
número de Siwon y esperó.
—¿Cómo crees que
les está yendo? —preguntó Hee a su compañero mientras yacía en sus brazos.
Siwon gruñó.
—Creo que tienes
que estar preocupándote por lo que está sucediendo en tu propia cama, compañero,
y no en la de otra persona.
Hee se rió.
—Ciertamente
tienes una habilidad con las palabras.
Siwon le dio la
vuelta hasta que cubrió su cuerpo con el suyo. Lo besó suavemente y luego
colocó besos en sus ojos, nariz, sus mejillas, por debajo de su mandíbula y su
cuello. Él se rió entre dientes mientras Heechul gemía, complacido por su
respuesta.
—¿Crees que todo
está bien con Junjin y los otros? —preguntó a través de un jadeo cuando él
mordió suavemente sobre la marca que había dejado en él desde sus Ritos de
Sangre.
—¿Por qué
insistes en traer a otros en nuestra cama, Heechul? Debo estar haciendo esto
mal si lo único que puedes hacer es pensar en los demás.
Luego, mientras
seguía besándolo y amándolo, lo rodeó. Cada pensamiento de Heechul se centró
sólo en él y decidió muy rápidamente que lo estaba haciendo todo muy bien.
Hee abrió los
ojos lentamente y se dio cuenta de inmediato que no se encontraba realmente
despierto. Se encontraba en un mundo de ensueños, que se veía igual que el
lugar donde Dambi lo había encontrado cuando murió.
—Esto no puede
ser bueno —dijo en el espacio brillante y vacío. Se dio la vuelta en un
círculo, pensando que tal vez Dambi aparecería de nuevo, pero no hubo suerte.
Era sólo él y el espacio brillante a su alrededor.
Comenzó a
caminar, sin saber a dónde iba, a cualquier lugar. Por lo que sabía caminaba en
el mismo lugar ya que el paisaje no cambiaba. Poco a poco se dio cuenta que la
luz se iba atenuando a su alrededor.
Temblando, sintió
que el aire se tornaba frío. Miró hacia abajo y se dio cuenta que todo lo que
tenía puesto eran los pantalones cortos y la camiseta en la que se había ido a
la cama. Siwon era como su propio calentador de espacio personal en su cama,
demasiada ropa y sudaría toda la noche.
Cuando toda la
luz se fue y quedó de pie en la negrura, una franja de luz de repente atravesó
la oscuridad y se hizo más grande. Se dio cuenta que era una puerta abriéndose
y se quedó allí de pie, debatiendo la sensatez de pasar por esa puerta. Después
de unos momentos de deliberación, decidió que realmente no había otra opción a
menos que despertara. Se pellizcó por si acaso, sólo para ver si podía sacarse
de este sueño extraño.
Hee se dirigió
lentamente hacia la puerta abierta, todo el tiempo tratando de calmar su acelerado
corazón. No quería tener miedo. Ya había muerto una vez, seguramente una
segunda vez no sería tan malo. Al cruzar el umbral de la puerta, sus ojos se
abrieron a lo que se hallaba frente a él.
Era una
habitación grande, con escaleras que conducían hacia abajo desde la puerta de
entrada a una plataforma. En esta plataforma había tres seres… realmente no
sabía de qué otra manera podía llamarlos. Definitivamente no eran humanos y en
realidad no tenían cuerpos físicos, pero estaban muy vivos. Parecían brillar y
vibrar mientras sus formas cambiaban constantemente.
Por lo que él
podía ver, guardaban la forma de humanos sin rasgos y cambiaban a animales de
aspecto extraño, y luego pasaban a otra cosa. Sintió un tirón que no pudo
ignorar y que lo llevó por las escaleras. Casi en trance, mientras caminaba
lentamente, paso a paso. Su mente gritó una advertencia, pero ninguna vez de Decirle
a sus piernas que se detuvieran hacía ningún bien. Así que se dejó llevar y se
acercó ante los tres seres.
Una vez que estuvo
a escasos metros de los tres seres se detuvo bruscamente, como si hubiera
chocado contra un muro. Y cuando oyó las voces en su mente sintió la sangre
volverse fría por todo su cuerpo.
—Heechul Kim,
antiguo residente de Coldspring, Texas, compañero de Choi Siwon, antiguo Beta
de la manada Coreana, ahora Alfa de la manada China. Somos las Parcas y te
hemos llamado aquí ante nosotros para saldar tu deuda.
—Sabía que no
debería haber pasado por esa puerta —murmuró en voz baja.
—Tu vida debió
finalizar a los 18 años de edad. Tu tiempo en la tierra estaba acabado.
—¿Me estás
tomando el pelo? —interrumpió Hee—. Mi vida apenas había… ha comenzado. ¿Cómo
pueden Decir que a los 18 mi tiempo se ha terminado? No he hecho nada. ¿No se
tiene que haber hecho algo con el fin de terminar?
—¡SILENCIO! —Las
tres voces resonaron en su cabeza.
—Un simple
“cállate” habría sido suficiente —se quejó.
—Dambi de las Fae
interrumpió tu ciclo de vida. Ella tomó tu muerte de nosotros. El precio por
eso es una vida. Lo que siempre ha sido… una vida por una vida. Debido a que tu
muerte no fue tomada, entonces la de otro debe serlo.
—¿Es que ustedes
tres siempre hablan de sí mismas en tercera persona? Porque si van a ser
espeluznantes, se han superado con creces sin añadir esa extraña peculiaridad.
—Hee no pudo evitar el sarcasmo que se filtró por su boca.
Una vez más,
pensó, mis nervios han apagado la válvula que filtra las declaraciones sabias
de las declaraciones de “vas a ser golpeado”.
—La vida no puede
ser de cualquiera. Tiene que pertenecer a alguien por quien tu alma clame. El
precio es muy bueno para la elección que hiciste y nuestra decisión está
tomada, la vida ha sido elegida, y será tomada a partir de ahora.
Hee sintió como
si el aire hubiera sido sacado de sus pulmones. Alguien por quien tu alma
clame. Sólo había uno que clasificara para eso y ese era su compañero.
—¡NO! —gritó—. No
lo van a tomar… ¡pueden tenerme a mí! Voy a aceptar mi destino. Pero no tomen
la vida de él por la mía.
—No nos has
entendido, Heechul, compañera de Siwon. Tu destino fue cambiado desde el
momento en que Dambi te arrebató de nosotros. Tu elección tuvo consecuencias y
tienes que enfrentarlas.
—Pero lo amo. Él
no debe sufrir a causa de mi elección —dijo Hee con firmeza.
—Quien va a cumplir
con esta deuda no es un hombre, ni ha comenzado la vida. Tu descendencia ha
sido elegida como el precio. En nueve meses, se pagará la deuda.
Hee sintió que
sus piernas se desmoronaron bajo él mientras caía al suelo. Incluso en su
sueño, sintió el dolor irradiar a través de él. Trató de aspirar el aire, pero
sus pulmones no funcionaron. Su cuerpo comenzó a temblar y se sintió caer en un
agujero negro. La oscuridad lo envolvió como una manta. Su cerebro no quería
creer lo que le habían dicho, su corazón ya se estaba rompiendo por la vida que
no había tenido, aunque hasta hace unos momentos, supiera que existía.
Su descendencia,
habían dicho. Siwon y él habían creado una vida. Se permitió sentir la alegría
de esa revelación de forma breve pero la apartó igual de rápido. ¿Cómo iba a Decirle
a Siwon, el padre de su bebé, que había asesinado a su bebé? No un hombre,
habían dicho las Parcas. Un hijo joven o una hija, él le había matado. ¿Cómo
podría perdonarle por eso? ¿Y cómo iba a vivir después de perder lo que habían
creado con amor?
Sintió las
lágrimas correr por sus mejillas y su cuerpo siendo agitado por alguien. Una
voz familiar atravesó la oscuridad, una voz que no estaba lista para escuchar.
—¡Heechul!
Despierta, cariño. Por favor, despierta. —La voz de Siwon era profunda y llena
de preocupación.
Sus ojos se
abrieron a regañadientes y vio su rostro fuertemente trazado a través de sus
lágrimas. Lo tomó en su regazo y lo abrazó mientras él seguía llorando y
agitándose. No se sentía lisoa para hablar, sólo necesitaba que lo sostuviera.
Tenía que tener esta oportunidad con el hombre que amaba con cada fibra de su
ser. Porque una vez que se enterara de que estaba embarazado y que su hijo
joven o hija estaba destinado a morir debido por su culpa, él nunca querría
sostenerle de nuevo.
Después de un
tiempo, Hee finalmente comenzó a calmarse, eso o se había quedado sin lágrimas.
Él se echó hacia atrás para poder mirar su rostro. Hee no se permitía pensar en
lo que había aprendido en su sueño. Lo enterraría profundamente debajo de una
mentira.
—Princesa,
¿tuviste una pesadilla? ¿Estás bien? —le preguntó suavemente mientras le
limpiaba las lágrimas.
Hee asintió.
—Fue una
pesadilla. Yo… yo sólo estaba soñando con el peor resultado posible para todo
esto. Estoy preocupado por Teukkie y cómo no hemos sabido nada de ellos, estoy
preocupado por Donghae y Hyukjae, y estoy preocupado por Yunho y Changmin.
Supongo que todo me alcanzó y simplemente fue demasiado, ¿sabes? —No podía
creer la facilidad con que le contó la mentira, pero sabía que en ese momento
no sería capaz de manejar su disgusto si le decía la verdad—. Estoy bien ahora.
—trató de apartarse de él, pero él no quiso ceder.
—Heechul, estabas
temblando y llorando. En un momento dijiste: “Él nunca me perdonará”. ¿De quién
estabas hablando? ¿Quién no te va a perdonar?
Hee cerró los
ojos, apartando su mente de él, y sintió su aliento engancharse ante el dolor
de ello.
—¿Por qué? —gruñó.
—Sólo necesito un
minuto, Siwi. Por favor, déjame reponerme. Fue un sueño muy realista. —se
retiró de él—. Déjame ir a lavarme la cara y luego te voy a mostrar lo que
soñé, ¿de acuerdo? —Trató de mantener su voz suave.
Él asintió y le
dejó alejarse de él y ponerse de pie. Entró al baño y cerró la puerta, luego se
dio la vuelta en el lavabo y bloqueó la puerta. Empujando la realidad a la
parte posterior de su mente, pensó en algunos de los temores que tenía con
respecto a los próximos días. Pensó en el plan que Mona había puesto en marcha,
en el resultado posible para su manada, para su futuro. Se echó agua en la cara
y se recompuso.
Hee no sabía con
quién podía hablar de esto. Estaba tan avergonzado por quien iba a pagar el
precio por su egoísmo. ¿Cómo le dices a tu pareja, a tus mejores amigos, a tu
manada algo tan horrible? No, no tenía ni idea de lo que iba a hacer; no tenía
idea de cómo iba a sobrevivir a esto. Pero sí sabía que haría cualquier cosa
que fuera necesaria para salvar la vida de su hijo o hija. Lo que fuera para
ver lo que imaginaba como los ojos y
oscuros cabellos gruesos en su rostro, él lo haría.
Una vez que se
recompuso completamente, abrió la puerta del baño para encontrar a Siwon en el
teléfono. El estómago se le cayó cuando vio la expresión de su cara. Se acercó
a su lado, se sentó y esperó.
Cuando él por fin
terminó la llamada lo miró. Le apartó algunos mechones de cabello de la cara y
dejó escapar un largo suspiro.
—Kangin está
desaparecido —dijo en tono áspero.
Hee inhaló
bruscamente.
—¿Teukkie?
—preguntó.
—Inconsciente.
Fue atraído a un estanque con magia. Kangin entró tras él y nunca reapareció. Teukkie
volvió a emerger después que Kangin se hundió bajo el agua.
—Él no está
muerto si Teukkie todavía está vivo —dijo. Con todo, ni siquiera sabía, no
confiaba aún en la verdad de sus palabras.
—Eso es correcto
—concordó Siwon.
—¿Qué va a hacer Junjin?
—En este momento
están a la espera de que Teukkie se despierte. Necesitan ver si puede ponerse
en contacto con Kangin a través del vínculo. Vamos a partir en su dirección
mañana en la mañana.
Hee asintió.
—Bien, quiero
estar con Teukkie y sé que Donghae también una vez que se entere. ¿Deberíamos
ir a Decirles?
—No, vamos a
dejar que ellos tengan su noche.
Hee estuvo de
acuerdo con eso también, y no pudo evitar sentir un peso pesado en el estómago
al saber que sus noches con Siwon estaban contadas. Inconscientemente se frotó
el estómago.
—¿Tienes malestar
estomacal? —le preguntó Siwon.
El apartó la mano
rápidamente con un pequeño jadeo.
—Oh, bueno, tal
vez un poco.
—Recuestate y
descansa, princesa. Tienes tiempo antes que nos vayamos.
Hee hizo lo que
le dijo y cerró los ojos. Su corazón estaba destrozado. No sabía cuánto tiempo
más podría ocultar esto de él. Tenía más miedo de decirle a Siwon su destino
que de cualquier mal que se había enfrentado o alguna vez enfrentaría. La idea
de ver el amor por él desvanecerse y convertirse en odio era más de lo que
podía soportar. Cayó en un sueño irregular e incluso cuando los fuertes brazos
de Siwon lo rodearon, la paz siguió eludiendo su alcance.
TT____TT
ResponderEliminarAy~ el mapachito!!! Venga, que fue lo que le paso a Tukkie!?????
No se vale!!!
Ahhhhh
Sho sabia, se veía venir que reclamarían la vida de Hee!!!
Ay~ pero el bebé!???? No se vale!!!!
-se hace bolita y shora-