—¿Qué pasó con lo
de “los duendecillos no son malos, los duendecillos no nos harán daño, los duendecillos
bla, bla, bla”? —dejó escapar un gruñido de frustración—. Porque odio decírselos,
pero ellos acaban de intentar aplastarnos como bichos con ramas de árboles.
¿Alguien más piensa que tal vez eso significa que no están interesados en
negociar?
Cuando nadie le
contestó, se dejó caer contra la pared frustrado y asustado.
Junjin, Kangin, Henry,
y Yesung no se giraron hasta que la conmoción afuera se hubo detenido y
hubiesen pasado veinte minutos sin ramas cayendo. Finalmente, cuando se dieron
la vuelta, los hombres comprobaron a sus compañeros con una minuciosidad casi
vergonzosa.
—Leeteuk, voy a
pasar por alto tu insolencia debido a la tensión y el miedo que todos estamos
experimentando. Sin embargo, en el futuro, sería sabio para ti recordar que
aunque sea tu suegro, también soy tu Alfa.
Teukkie bajó la
cabeza, su lobo queriendo someterse, aunque Teukkie quería Decirle que lo
guardara para después porque estaba demasiado molesto por su pareja y sus
amigos estando en peligro.
Junjin se alejó.
Yesung atrajo a Ryeowook
más cerca de él, necesitando asegurarse a sí mismo que había conseguido
atravesar la traición ileso.
—Podría
significar que Desdémona ya se ha asegurado de la lealtad de los duendes
—respondió mientras miraba hacia el bosque ahora destruido.
—Eso también
pienso yo —concordó Junjin.
—¿Realmente
necesitamos hablar con ellos? —preguntó Hyesung, hablando por primera vez en
mucho tiempo.
Junjin, como los
otros hombres, miró hacia el bosque, sus ojos escaneando, en busca de cualquier
peligro potencial.
—Los seres
maliciosos tienden a conocer cosas que los honestos no.
—Así que, en
otras palabras, sí, tenemos que hablar con los pequeños demonios —bromeó Teukkie.
Junjin dio un
paso tentativo fuera de la cubierta de la roca. Miró alrededor y por encima de
ellos en el bosque, intentando olfatear cualquier cosa que pudiera descubrir el
próximo movimiento del enemigo.
—Estén atentos
—les dijo mientras tomaba la mano de Hyesung y comenzaba a moverse de nuevo
hacia el bosque. Su progreso fue mucho más lento a medida que maniobraban
alrededor y sobre las ramas.
El día se
convirtió rápidamente en noche mientras el sol se hundía en el horizonte,
llevándose lo último de luz con él. Instalaron un campamento en una zona con
pocos árboles que los rodeara a fin de evitar estar bajo ramificaciones
potencialmente mortales. Los machos una vez más hicieron una fogata. Comieron
algo de la comida Fae que Henry había traído con él, que era más satisfactoria
que el pan y otros artículos que habían empacado para ellos mismos. Todos se
reunieron alrededor del fuego, buscando su calor contra el frío de la noche.
—Junjin… —Teukkie
miró a su suegro al otro lado del fuego—, ¿puedes explicar un poco acerca de
por qué las razas sobrenaturales están tan divididas? ¿Por qué siquiera fue
traído El Limbo a la existencia?
Junjin tomó una
respiración profunda mientras atraía a Hyesung más cerca cuando se sentó frente
a él, entre sus piernas dobladas.
—Vamos, Alfa. —Hyesung
le palmeó la pierna—. Todavía podemos ser diligentes y escucharte hablar.
Hyesung,
obviamente conociendo a su compañero mejor que los demás, sabía que él estaba
debatiendo la sabiduría de distraer a todo el mundo con una historia.
—Está bien —dijo
con una leve sonrisa mientras miraba a su compañero. Miró a Teukkie y comenzó.
—Hubo un momento
en que los seres sobrenaturales estuvieron unidos. No necesariamente como
mejores amigos, sino compañeros de armas, si se quiere. Si hubiese habido
alguna vez una necesidad de unirnos, entonces no habríamos dudado en hacerlo.
Había un equilibrio entre el bien y el mal en el mundo. Sin embargo, con el
tiempo, el equilibrio comenzó a cambiar. Como saben, las brujas empezaron a
crecer en número y su magia comenzó a corromper a los que una vez estuvieron
por el bien. Las brujas querían poder, siempre más poder. Nunca era suficiente.
Aprendieron formas de tomar ese poder de otros seres sobrenaturales, y ese fue
el comienzo de la desintegración de la cooperación entre nosotros. Todo el
mundo comenzó a sospechar unos de otros, sin confiar en si las brujas les
habían corrompido o no. Se puso tan mal que no sólo eran diferentes razas en
conflicto entre sí, sino que cada raza comenzó a luchar entre sí. Los Canis
Lupis se dividieron, los hechiceros, los trolls, los duendes, incluso las
brujas comenzaron a luchar dentro de sus propias filas. A partir de ahí todo se
vino abajo. Nadie confiaba, nadie creía en el bien de otro ser.
»Las razas
sobrenaturales comenzaron a caer en el aislamiento de uno al otro y la magia
que llegó con su unidad empezó a desvanecer también. La salida de las Fae de
este reino provocó la mayor caída en el poder mágico. Desdémona podría no darse
cuenta, pero a pesar de que lo que está haciendo es horrible y muy posiblemente
podría matarnos a todos, ella también nos está uniendo.
—El enemigo de mi
enemigo —murmuró Teukkie.
—Exactamente
—confirmó Junjin—. La Gran Luna y su decisión de unir a dos razas lo ha
empujado un paso más allá. Simplemente, podríamos tener más oportunidad si
podemos conseguir que las Fae salgan de detrás de su velo.
El fuego crepitó
en el silencio, la luz naranja bailando en sus rostros, emitiendo un resplandor
misterioso. La noche era tranquila. No había animales corriendo, el viento no
aullaba a través de los árboles. Todo estaba en silencio en las montañas.
Entonces, el
silencio fue roto, hubo un suave zumbido, seguido de palabras:
“Mientras bajo al
río para orar
Estudiando sobre
esa buena vieja manera
Y quién debería
llevar la estrella y la corona
Buen Señor
enséñame el camino
O hermanas
bajemos
Bajemos, vamos
bajemos
O hermanas
bajemos
Hacia el río para
orar.
Mientras bajo al
río para orar
Estudiando sobre
esa buena vieja manera
Y quién debería
llevar la túnica y la corona
Buen Señor
enséñame el camino
O hermanos
bajemos
Bajemos, vamos
bajemos
O hermanos
bajemos
Hacia el río para
orar.
Mientras bajo al
río para orar
Estudiando sobre
esa buena vieja manera
Y quién debería
llevar la estrella y la corona
Buen Señor
enséñame el camino
O padres bajemos
Bajemos, vamos
bajemos
O padres bajemos
Hacia el río para
orar.
Mientras bajo al
río para orar
Estudiando sobre
esa buena vieja manera
Y quién llevará
la túnica y la corona
Buen Señor
enséñame el camino
O madres bajemos
Vamos bajemos,
¿no quieres bajar?
O Madres bajemos
Hacia el río para
orar.
Mientras bajo al
río para orar
Estudiando sobre
esa buena vieja manera
Y quién llevará
la estrella y la corona
Buen Señor
enséñame el camino
O pecadores
bajemos
Bajemos, vamos
bajemos
O pecadores
bajemos
Hacia el río para
orar.
Mientras bajo al
río para orar
Estudiando sobre
esa buena vieja manera
Y quién llevará
la túnica y la corona
Buen Señor
enséñame el camino”.
Si el silencio
era ensordecedor antes, ahora estaba abarcando todo mientras el grupo miraba
fijamente a Zhoumi. El estaba sentado en silencio, observando las llamas
danzantes, sin reconocer que acababa de cantar tan hermosamente que los demás
se quedaron mudos. Henry miró a su compañero recién descubierto en asombro y
disfrutó del rubor que vio arrastrarse hacia sus mejillas.
Ryeowook se
recuperó primero.
—Eso fue
increíble, Zhoumi. Nunca nos dijiste que tenías una voz tan increíble.
Zhoumi sonrió
mientras miraba a la sanador.
—Nunca surgió.
Teukkie resopló.
—Esa no es una
buena excusa. Eso fue tan sólo, quiero Decir, simplemente guau.
—¿La cantarás de
nuevo? —le preguntó Hyesung con una sonrisa.
Como si alguien
pudiera negar una solicitud de Hyesung.
Zhoumi asintió.
—Por supuesto. —Y
así lo hizo. Mientras cantaba, su voz bailó a su alrededor, la melodía
fascinándoles mientras las palabras caían sobre ellos.
Teukkie sintió
como si una niebla estuviera siendo envuelta alrededor de su cerebro, sus ojos
cada vez más desenfocados. No sabía si le estaba pasando a los demás; realmente
no le importaba. Sólo sabía que tenía que ponerse en marcha. Tenía que
ponerse de pie y caminar hacia el bosque. La voz de Zhoumi se llevaba el
crepitar del fuego y el viento que empezaba a soplar. Teukkie sintió el aire
soplar a su alrededor, moviéndose a través de su cabello como el tacto suave de
los dedos de un amante.
Siguió
caminando, hasta que la luz del fuego se desvaneció detrás. Los árboles
se alzaron sobre él, vislumbrándose en su gracia encantada, hojas crujiendo y
ramas balanceándose. Una parte de él sabía que debía dar la vuelta y volver,
pero no podía, tenía que ir. Y a pesar de que ya no podía ver la luz del fuego,
todavía podía oír la voz de Zhoumi tan claramente como si estuviera sentado justo a su lado.
Teukkie no sabía
cuánto tiempo había estado vagando por el bosque, pero ahora veía un estanque
más adelante. La luz de la luna brillaba sobre la superficie mientras ondulaba,
el viento alterando la apariencia del cristalino. El agua lo llamaba, o algo en
el agua. El sabía que iba a ser refrescante, que lo purificaría. Seguramente
estaba sucio por todo el senderismo y correr en el bosque. La voz de Zhoumi
todavía continuaba.
“O hermanas
bajemos
Bajemos, vamos
bajemos
O hermanas
bajemos
Hacia el río para
orar.”
Teukkie se
encontró tarareando la melodía. Siguió caminando lentamente hacia el estanque
tranquilo. Una sonrisa serena tocó sus labios al pensar en la paz que iba a
encontrar en los brazos del agua. Sus pies llegaron al borde y, aunque vaciló
brevemente, pensó en lo tonto que era dudar del agua. El agua no le haría daño;
sino que lo lavaría. Dio un paso hacia el estanque y el barro blando se hundió
entre los dedos de sus pies. Al principio, el agua estaba fría, pero luego el
calor lo recorrió mientras continuaba entrando. Oyó su nombre siendo llamado,
pero no reaccionó hasta que estaba hundido hasta el cuello.
Justo antes que su
cabeza estuviera totalmente sumergida, se volvió y vio unos ojos brillantes
moviéndose rápidamente a través de la oscuridad. Su último pensamiento fue cuán
hermosos eran esos ojos.
Mona estaba de
pie en el aeropuerto lleno de gente, esperando a que su presa saliera del
avión. Ella odiaba ese lugar, que estaba lleno con el sonido de la charla
humana y el hedor que llevaban consigo. Incluso en su ignorancia captaban la
amenaza que representaba Mona: captaron su “otredad”, aunque era probablemente
subconsciente. Como cualquier depredador, estar en medio de la presa
simplemente la hacía querer atacar. Sonrió para sí misma al pensar en los
estragos que podría causar en este lugar donde los mortales se escabullían como
hormiguitas. Podría aplastarlos con un simple giro de su mano. Pero entonces,
¿dónde estaría la diversión en eso?
Girando su
atención de los que la rodeaban, se concentró en la señal de salida por encima
del pasillo donde Sora Park debería surgir en cualquier momento. Había ensayado
ser amable en el espejo. Ahora eso sí que era triste, se había dicho, tener que
practicar el ser agradable. Su sonrisa parecía más a una mueca de desprecio y
su risa podía rizar los dedos de los pies, incluso de los hombres más duros.
Sólo tendría que esperar que Sora no se intimidara fácilmente. Y si lo hacía,
entonces tendría que hacer algo para mantener la calma hasta que fuera capaz de
entregarla al Rey Hechicero.
Sí, pensó, este
promete ser un día interesante.
Sora recogió sus
pertenencias, moviéndose tan lentamente como era posible. Pensó de nuevo en el
día en que recibió la llamada telefónica. Ella sabía que no era Hyesung en el
otro extremo de esa línea, y por eso estaba de pie en un avión que acababa de
aterrizar en Corea. Algo estaba mal. Había pasado un tiempo desde que el sexto
sentido, como ella lo llamaba, había hecho acto de presencia. Pero podía sentir
profundamente en su interior que algo estaba pasando. Había tomado la decisión
de no llamar a Teukkie o cualquier otra persona en la manada Coreana hasta que
tuviera más información. Sora podía sentir que la “individua” con la que había
hablado era extremadamente peligrosa. No quería llamar a los lobos antes de
saber si al hacerlo pondría en peligro a Teukkie.
Simplemente había
empacado sus cosas, dispuso que su gerente se hiciera cargo de la tienda,
mientras que ella estuviera fuera, y ella misma había conducido al aeropuerto.
Había sido un largo vuelo, con su laboriosa especulación sobre lo que podría
estar mal. Había enviado un texto a Teukkie sólo para asegurarse que estaba
bien, pero no mencionó que estaba en camino a Corea.
Ahora aquí
estaba, estancada. La azafata asomó la cabeza y sonrió.
—¿Todo bien?
—preguntó ella dulcemente.
—Um, sí, todo
está bien. Me estaba asegurando de tener todas mis cosas —le dijo Sora mientras
ponía su bolso sobre su hombro y se dirigía a la salida. Ella siguió el largo
pasillo que une el avión al aeropuerto. Le habían dicho que la señorita
recogiéndola sería “diferente”. Sora no estaba segura de qué esperar, pero
cuando levantó la vista mientras salía al pasillo, la mujer esperándola era sin
duda era eso.
Entre más se
acercaba Sora a la mujer, más se daba cuenta que era el mal que emanaba de la
mujer lo que le estaba causando molestias.
La mujer llevaba
una capa roja, lo que era extraño en sí mismo, ya que parecía algo que alguien
se habría puesto hace un tiempo muy largo. El aire alrededor se tornó más
frágil y, como una barrera invisible, la gente en el aeropuerto le daba un gran
rodeo. Parecían sentir lo que Sora, que esta no era alguien con quien se juega.
—¿Sora?
La voz de la
mujer rastrilló sobre Sora y tomó todo en ella no dar un paso atrás. Pegó una
sonrisa en su cara y asintió.
—Eso es correcto.
¿Y usted es? —preguntó ella, tratando de invocar su educación sureña para ser
cordial, sin importar lo mucho que quería dar la vuelta y correr tan lejos como
pudiera del mal de pie delante de ella.
—Soy Mona. Hyesung
me ha enviado a recogerte.
Claro, pensó Sora,
y si digo Beetlejuice tres veces un tipo albino espeluznante con mal cabello se
mostrará.
—Bueno, es un
placer conocerte. —Sora extendió la mano para estrechar la de Mona.
Mona miró la mano
que le ofrecía y Sora vio una mirada de disgusto pasar rápidamente por el
rostro de la mujer antes que fuera enmascarada con lo que sólo podría
describirse como leve desagrado. Tomó la mano de Sora, agarrándola a la ligera
como si fuera a atrapar algo debido al simple contacto. Después de una sola
sacudida rápidamente apartó la mano. Sora limpió discretamente su palma en los
vaqueros, tratando de librarse de la fría maldad del tacto de Mona.
—¿Vamos? —Mona
hizo un gesto en la dirección que ella quería que Sora siguiera—. La manada
está esperando y sé que Teukkie se sorprenderá de que estés aquí.
—Apuesto a que lo
hará. —Sora sonrió mientras seguía a Mona—. Más que sorprendida, la pobre
siempre tan adorable —murmuró en voz baja.
Era evidente por
la forma en que Mona caminaba rápidamente a través del aeropuerto que ella ya
sabía a dónde iba. Sora casi tuvo que correr para mantenerse al día con las
largas piernas de la mujer frente a ella. Y mientras caminaban, se sorprendió
cuando vio a la gente moverse rápidamente fuera del camino de Mona. Caminaba
directo, nunca teniendo que caminar alrededor de alguien. La gente simplemente
se movía, como la división del Mar Rojo delante de ella. Sora quería estar
impresionada, pero, francamente, era un poco más que espeluznante.
La pareja
finalmente llegó a la entrada del aeropuerto. Cuando salieron, Sora vio que
había un auto negro esperando. ¿Por qué el auto siempre es negro cuando estás
siendo secuestrado?, pensó sombríamente. Cuán cliché.
Un conductor
rápidamente rodeó el auto y abrió la puerta de atrás. Mona entró en este
primero y Sora subió detrás. Antes de darse cuenta, estaban fuera. Las ventanas
estaban tintadas tan oscuramente que Sora apenas podía divisar el paisaje a su
alrededor. Fue sacada de su intento de ver a dónde iban cuando Mona habló:
—¿Cómo estuvo tu
vuelo?
—Estuvo bien.
Largo, pero bien. —Sora sonrió.
La sonrisa de
Mona regresó pareciendo que podría funcionar como la doble de la máscara
utilizada en las películas Scream.
—Entonces, ¿cómo
están Teukkie y los demás? —preguntó Sora, buscando cualquier grieta en la persona
que Mona parecía haber adoptado.
—Les está yendo
bien —fue la única respuesta que Mona dio. La mirada tensa en su cara le dijo a
Sora que cualquier otra pregunta sería ignorada. Continuaron el viaje en
silencio, con Mona mirando por la ventana del pasajero y Sora su reflejo en el
otro lado.
Finalmente, el
auto giró hacia un camino de tierra, que pronto comenzó a serpentear una
montaña. Los árboles crecían encima de la carretera, sus ramas se extendían
sobre ella, buscándose el uno al otro a través de la extensión. La oscuridad
había empezado a descender a medida que continuaban más arriba en las montañas.
Sora estaba a punto de preguntar cuánto tiempo más iba a ser cuando una gran
casa apareció a la vista. El conductor giró en el largo camino de entrada.
Se detuvieron en
el camino circular frente a lo que Sora ahora veía no era una casa grande, sino
más bien una pequeña mansión. Salió del auto y miró hacia arriba, y arriba, y
arriba, a lo más alto de la casa, que era por lo menos tres pisos de altura, si
no más.
Ella vio mientras
Mona bajaba del auto. Esta vez la sonrisa en el rostro de Sora fue una lobuna.
—Ahora sería un
buen momento para cortar el rollo, ¿no crees? Las dos sabemos que no eres un
miembro de la manada Coreana. No me has traído aquí a ver a mi hijo y podría
valerte una mierda cómo fue mi vuelo. Entonces, ¿quién eres y qué es lo que
quieres?
Mona echó la
cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
—Oh, hombre,
puedo ver de dónde Teukkie consiguió sus agallas. Definitivamente lo vas a
hacer sudar.
—¿Hacer sudar a
quién? —preguntó Sora, sin ocultar la impaciencia que sentía.
—Personalmente,
no hago un hábito el estar al aire libre y fresco. Llámame lo que quieras, pero
me gusta mi aire viciado y estancado. —Mona hizo un gesto a los escalones que
conducen a la entrada de puerta doble—. ¿Por qué no vamos dentro y te explico
todo?
Sora decidió que
las cosas se moverían un poco más rápido si no discutía a este punto. Habría
tiempo de sobra para eso más tarde. Subió los escalones con Mona justo detrás
de ella. La puerta se abrió antes de llegar a ella. Sora dio un paso atrás y
dejó en claro que quería que Mona entrara primero. Siguió a Mona por el umbral
de la puerta y mientras lo hacía sintió un cambio en el aire y un cambio en su
interior. Su vida había cambiado y nunca sería la misma.
Los ojos del
hombre brillaban de color amarillo como un gato y tenía una marcada nariz recta
y labios delgados. Incluso con sus cualidades obviamente inhumanas, era más que
guapo. Sora se sintió atraída por el extraño, y algo en ella le dijo que su
futuro siempre lo había tenido en él.
—Rey Jungsoo.
—Mona salió del camino y empujó a Sora adelante—. La he traído tal como dije
que haría… su compañera.
Oh, maldición,
pensó Sora. No vi esa venir.
Si saben como es Tukkie para que el alfa se esponja!!!!
ResponderEliminarAhhhh
Sora!!!!!
Oh si~ ya llego!!!
Me encanto!!!
oh ya se durmieron espero y no les `pase nada malo
ResponderEliminarEso.....es cosa de la Luna(?)
ResponderEliminarTengo mi teoria pero también pueden ser los duendecillos...aunque prefiero mi teoria.
Inteligente y todo pero,ahí va a "caer" en la trampa de la bruja...supongo es cosa del destino.
Quiero pensar que eso traera beneficios por una parte y por otra no tanto,pues ahora el rey tiene que cumplir con el trato.