Frío Corazón- Capítulo 3



Llego la hora de comer antes de que Hae saliera de su despacho, donde había estado haciendo esbozos para el diseño de un ático que, según la pareja que le había empleado, debía tener el aspecto de estar cerca del mar.

Lo primero que vio fue a Hyukjae, sin camisa, junto a un montón de leña, frente a la chimenea encendida.

–Es por si se va la luz –explicó él–. Todo es posible.

Hae asintió. Ver la piel desnuda de Hyukjae, brillando ante el fuego, le pareció una escena demasiado íntima. Él le miró con inocencia y se levantó para ojear por la ventana, hacia el cielo gris.

–Sigue sin funcionar Internet, así que he pensado que no te importaría que me pusiera cómodo. ¿Has podido trabajar?

–¿Trabajar?

–¡Llevas ahí metido cuatro horas!

Hae pensó en los esbozos que había tirado a la papelera porque sus pensamientos no le habían dejado concentrarse.


–Sí, me ha rendido mucho –mintió, y entró en el cuarto de estar.

–He apagado la calefacción central en esta habitación –informó él–. Espero que no te importe.

A Hyukjae le habían mirado muchos jóvenes en su vida. Pero no como aquél. Donghae lo miraba como si no quisiera hacerlo y, al mismo tiempo, no pudiera evitarlo. Era intensamente erótico. Mientras Donghae había estado en su despacho, se había lavado a mano la camisa, los calcetines y los calzoncillos. En ese momento, la desnudez que guardaba bajo la cremallera del pantalón amenazó con hacerse demasiado obvia.

–¿Cómo supiste dónde estaba la leña?

–Una pequeña cabaña en la parte trasera de la casa. Muy fácil –contestó él, y le dio la espalda, con la esperanza de que su erección bajara.

–Bueno, gracias pero no hacía falta. La calefacción es muy eficiente. ¿Te traigo algo que ponerte?

Hyukjae asintió

–Tengo que ir a preparar algo de comer. Debes de estar exhausto después de pasar toda la mañana cortando leña. Tengo algo de… pasta –balbuceó Hae, dando un paso hacia la cocina–. Te advierto que no soy muy buen cocinero, pero sé hacer espaguetis a la carbonara.

Donghae no pudo evitar fijarse en cómo la camiseta azul que él se había puesto acentuaba sus bíceps y su musculoso abdomen.

–Espaguetis a la carbonara… me parece bien. Tengo mucha hambre, pero no he querido rebuscar comida en tu cocina. Sé que a algunas personas no les gusta eso… Me sorprende que puedas trabajar con la mano vendada.

–No me duele –afirmó, moviendo los dedos para demostrarlo–. Exageraste un poco con la venda.

–¿No sabes que no hay nada que le guste más a un hombre que un joven en apuros?

–No soy un joven en apuros. Espérame aquí. Yo preparé la comida –se apresuró a decir Donghae.

Hae debería haber adivinado que su orden iba a tener el efecto contrario. Hyukjae apareció en la cocina al poco tiempo, mientras estaba deliberando si quitarse la venda para poder cortar mejor las cebollas.

– Deja que te ayude.

Donghae se puso tenso, pero no lo miró. Hyukjae le quitó el cuchillo de la mano y comenzó a cortar la cebolla como un experto. Le pidió a él que sirviera dos vasos de vino, pues tenía que aprovechar la oportunidad de tomar alcohol a la hora de comer, algo que rara vez se permitía.

Con su propio comentario, Hyukjae se sorprendió al darse cuenta de que apenas disfrutaba de su tiempo de ocio. Había cenado y bebido con muchos jóvenes en su vida, pero el resultado final siempre había estado escrito, incluso antes de la primera cita.

Aquello era diferente. Hyukjae no estaba allí por voluntad propia, pero se percató de que, al no tener la posibilidad de distraerse trabajando, estaba disfrutando al cortar cebollas y hacer una tarea doméstica al lado de un joven. No era el tipo de cosas que solía hacer. Sólo los llevaba a restaurantes caros y a teatros y les hacía el amor en su cama gigante.

Cuando terminó con las cebollas, Hyukjae lo miró y levantó el vaso de vino a modo de saludo.

–¿No te aburres aquí encerrado? supongo que no es lo que acostumbras a hacer los fines de semana.

–No.

–¿Qué sueles hacer? –inquirió Donghae, sin poder contener su curiosidad.

–Trabajo durante el día y me divierto por la noche. A veces, me salto lo de la diversión.

–¿Con qué te diviertes? –quiso saber Hae, y se sonrojó de inmediato por su propia pregunta, pero el vino le había soltado la lengua. Había comenzado a entender por qué Hyukjae tenía tanto éxito con el género opuesto. Empezó a apreciar que había una persona compleja, inteligente e ingeniosa debajo de esa apariencia tan masculina y atractiva.

Hyukjae confesó que llevaba casi seis meses sin divertirse con nadie. Cuando llegó su turno, Hae tuvo que admitir que llevaba mucho más tiempo sin tener pareja. Sin darse cuenta, empezó a hablarle de su antiguo novio, algo que no solía contarle a nadie, ni siquiera a su amigo Sungmin.

–Ésa es mi historia. Es verdad que los hombres son bastante predecibles respecto al tipo de pareja que prefieren. Y yo no soy de ese tipo.

Por alguna extraña razón, Hyukjae sintió un aguijón de rabia contra el extraño que le había roto el corazón a Donghae.

–Es mejor que me calle ya, antes de que me ponga a lloriquear –bromeó él, y se levantó para empezar a poner la mesa–. Creo que he bebido demasiado vino. Si tomo un vaso más, tendrás que tener cuidado. Cuando estoy borracho, empiezo a ponerme llorón y a sentir lástima de mí mismo.

–Tengo hombros anchos sobre los que llorar.

–Ya me he dado cuenta.

Un eléctrico silencio invadió la cocina. A pesar del vino que había bebido, Hae se dio cuenta de que se le había escapado algo que debía haber permanecido oculto.

Hyukjae le miraba con intensidad.

–Cuando estabas… alimentando el fuego… –comenzó a decir Donghae, deseando que se lo tragara la tierra–. No suelo ver a hombres medio desnudos en mi casa…

–No, desde hace años.

–No debí haberte contado eso –protestó Donghae, y llevó la cazuela a la mesa.

–¿Por qué lo dices?

–¿Decir qué?

–Que no debiste haberme hablado de tu ex.

–Porque no necesito que ni tú ni nadie utilice la información en contra mía. No necesito que nadie me tenga lástima. Decidí tomarme un tiempo sin pareja después de lo de Kang y no me avergüenzo por ello –le espetó.

–Lo amabas mucho, ¿no?

–Me importaba. Si no, no habría estado con él dos años.

–¿Estabas con él con la esperanza de que la relación terminara en matrimonio?

–Supongo que sí.

–¿Y nunca intuiste que algo fallaba?

–No quiero hablar de ello, de verdad.

–Me parece justo. Aunque…

–¿Aunque qué?

–Estamos aquí atrapados –dijo él, y se encogió de hombros–. Con un poco de conversación se pasa mejor el tiempo. El teléfono tampoco funciona, ¿sabes? No podemos hablar con nadie más. Tampoco puedo usar mi móvil porque no tengo cargador y quiero conservar algo de batería.

–¡No puede ser! –exclamó Donghae, y descolgó el teléfono. Comprobó que así era–. No funciona.

–Ajá. He podido llamar a Kyuhyun desde mi móvil y le he dicho que estoy bien, pero que mi coche está atrapado por la nieve. Te alegrará saber que no le he mencionado que he pasado aquí la noche. Si no tenemos Internet, ni teléfono y acceso limitado al móvil, ¿qué otra opción hay aparte de hacernos compañía el uno al otro?

–¿Es por eso por lo que has empezado a comportarte con un poco más de amabilidad? –inquirió Donghae, sintiendo un poco de vértigo por el vino que corría por sus venas, mezclado con el hecho de estar a solas con él, mientras él le sonreía.

–Me intriga que te sientas en posición de psicoanalizar mi relación con los jóvenes como reacción a la muerte de mi esposo hace doce años y, sin embargo, no seas capaz de ver que tu exilio de los hombres es tu respuesta a una relación fracasada –señaló Hyukjae, y siguió comiendo–. ¿No comes?

–Me he quedado sin apetito.

–¿Porque te sientes incómodo hablando de un tipo que te dejó tirado? No soy el monstruo que crees que soy ni me estoy riendo de ti porque hayas elegido el celibato durante un tiempo –afirmó Hyukjae, y se percató sorprendido de que, por primera vez desde hacía mucho, estaba sintiendo interés por el terreno emocional de un joven y no meramente el físico. Sus relaciones con el género opuesto solían ser siempre muy superficiales.

–De acuerdo, quizá soy un poco cauto, tal vez no me gusta intimar demasiado. De hecho, tu hermano es el primer hombre con el que me he sentido cómodo desde hace siglos –admitió. Kyu estaba demasiado enamorado de Sungmin y, por eso, podía estar con él y ser su amigo sin preocuparse porque pudiera haber nada más entre ellos.

–¿De veras? –preguntó él, observando cómo Hae sonreía.

–Sé que has tenido tus diferencias con Kyu, pero te sorprenderá descubrir lo práctico que puede ser cuando quiere.

–Práctico… –repitió Hyukjae, y se dijo que aquello era una buena recomendación sobre su hermano.

Hyukjae se levantó y le dijo a Donghae que se fuera al cuarto de estar y se pusiera cómodo. Para no malgastar la candela.

–Tengo que ayudarte a recoger.

–Eres un inválido.

–Ah, sí, claro, un joven en apuros –dijo Donghae, y se miró la venda–. Estoy empezando a comprender que no he jugado bien mis cartas. Quizá, en vez de intentar ser independiente debería haber estado ensayando mi caída de pestañas y dejando caer pañuelos al suelo para que los hombres se tiraran a mis pies, ansiosos por ayudarme.

–Quizá deberías –comentó él, fijándose en las largas pestañas de su anfitrión.

Cuando Donghae se hubo ido de la cocina y Hyukjae se vio a solas con la pila de cacharros sucios, tuvo tiempo para pensar. ¿Qué significaría aquella mirada soñadora que Donghae había mostrado mientras había alabado a su hermano? Los pensamientos que había estado teniendo la noche anterior tomaron forma.

Donghae no se había acostado aún con Kyuhyun, se dijo Hyukjae.

Entonces, le pareció más obvio lo que Kyuhyun representaba en ese rompecabezas. Su hermano no estaba con nadie por el momento. Hyukjae lo sabía porque Kyuhyun llevaba tiempo sin gastar el dinero en “juguetes” caros y fines de semana.

Hyukjae se apoyó en el fregadero y miró por la ventana. Afuera seguía nevando. Cada vez le resultaba más claro que Donghae estaba interesado en su hermano. Lo había visto en la expresión de su cara cuando había hablado de él y lo había notado en el tono de su voz.

Donghae le había dicho que no era materialista, pero eso era algo que no podía ser creído al pie de la letra, se dijo Hyukjae. A la gente le gustaba alardear de la vida en libertad pero, si les mostrabas un buen fajo de billetes, cambiaban de opinión en un momento.

¿Querría Donghae convertir su amistad con Kyuhyun en una relación que le diera seguridad financiera para el resto de su vida?

Al pensar en ello, Hyukjae se sintió incómodo e irritado. Donghae parecía también interesado en que Kyuhyun consiguiera su herencia. ¿Cuántas veces le había mencionado lo maravilloso y responsable que era su hermano? Por supuesto, era posible que hablara bien de él sólo porque eran amigos y nada más. Por otra parte, podía hacerlo impulsado por motivos mucho más sospechosos.

Sin embargo, se dijo que su hermano y Donghae no se habían comportado en el club como una pareja en medio de un apasionado romance. Se habían susurrado algunas conversaciones y habían compartido algunas miradas furtivas, pero no se habían tocado ni habían desaparecido de la vista juntos de forma misteriosa.

¿Sería Donghae un cazafortunas? Y, si lo fuera, ¿era eso asunto suyo?, se preguntó Hyukjae, y se dijo que, tal vez, lo que haría sería dar a Kyuhyun acceso total a su herencia y dejarle que se las arreglara solo. ¿O sería mejor no dejarle tocar la herencia y proteger los intereses financieros de su hermano? En ese caso, ¿hasta cuándo?

Hyukjae frunció el ceño, sin poder dar con una respuesta a sus propias preguntas. De pronto, se dio cuenta de que deseaba a Donghae. Era algo instintivo. Un sentimiento que desafiaba a la lógica y lo tomó por sorpresa, pero estaba claro.

Cuando se dirigió al cuarto de estar, lo encontró sentado en un sofá, frente a la chimenea, con un libro en la mano. Aunque no era de noche todavía, había encendido las luces.

Hyukjae se sentó en el extremo opuesto del sofá.

–¿Te molesta no poder comunicarte con nadie? –preguntó Donghae para romper el silencio, pues se estaba poniendo nervioso por el modo en que él le miraba.

–Me estoy acostumbrando. Puede que tenga que empezar a tomarme descansos de vez en cuando sin llevarme el portátil ni el teléfono.

–Pero sí una muda de ropa.

–Eso se puede arreglar. He lavado mis calzoncillos y me gustaría ponérmelos y meter los pantalones en la lavadora, pero si te parece mal… –dijo él, mirándose los pantalones, sucios después de haber estado caminando por la nieve y cortando leña.

–No creo que sea buena idea –repuso Donghae, sintiendo que la temperatura de su cuerpo se elevaba

–Te parecería mal…

–No es eso. No soy un monje –señaló Donghae, pensando que no quería delatar la atracción que sentía y que sería sospechoso que se pusiera tan nervioso por verlo en calzoncillos.

–Puedo quedarme en mi dormitorio hasta que estén secos –murmuró él.

–Si me los das, los lavaré –dijo, fingiendo decisión.

–¿Estás seguro?

–¿Por qué no iba a estarlo?

–Por nada. Lo que pasa es que no quiero que te sientas incómodo… –respondió él, mirándolo con una sonrisa inocente–. No me los quitaré aquí. No llevo nada debajo. Los calzoncillos están secándose en el radiador que hay arriba –explicó en tono de disculpa–. Ya sé que no te importaría, pero prefiero no ponerte a prueba. Los dejaré en la puerta del dormitorio de invitados. Dame un par de minutos…

Hyukjae nunca habría imaginado que no poder trabajar tenía tantos beneficios. En todo el día, no había pensado ni una sola vez en todos los correos electrónicos que esperaba ni le había molestado tener apagado el teléfono móvil. Estar incomunicado no era tan malo.

Se acercó al fuego. Sobre la chimenea, había varios libros, la mayoría de ellos sobre diseño y arquitectura, y eligió uno de ellos. Minutos después, Donghae entró en la habitación.

–¿No te importa que vea tus libros, verdad? –preguntó él, sin mirarlo.

Donghae abrió la boca pero no dijo nada. Al verlo allí delante, con el fuego reflejado en su piel, se le quedó la boca seca. Sintió la necesidad urgente de sentarse porque le empezaban a temblar las rodillas. Tenía que dejar de mirarlo, se dijo, enojado consigo mismo. Se moriría de vergüenza si Hyukjae lo sorprendiera, pero no era capaz de apartar los ojos del fabuloso cuerpo de Hyukjae, sus piernas largas y musculosas, sus muslos y pantorrillas perfectamente moldeados. Ahí parado, de pie junto a la chimenea, parecía una estatua griega.

–Claro que no –respondió Hae, buscando alguna excusa para salir de la habitación y recuperar el aliento.

–No me has dicho qué tipo de diseños haces –comentó Hyukjae, girándose despacio.

–No lo habías preguntado.

–¿Por qué te quedas en la puerta? –preguntó él, y se sentó en el sofá con el libro en la mano. Señaló el espacio que había a su lado–. Tienes muchos libros de arquitectura.

–Empecé a estudiar arquitectura –dijo, ignorando el asiento al lado de Hyukjae y sentándose en una silla junto al fuego–. Pero tuve que dejarlo para ponerme a trabajar.

Hyukjae ladeó la cabeza y se mostró interesado.

–Mi madre acababa de morir y el esposo de mi hermano se quedó sin trabajo justo cuando nació su hijo. Mi hermano necesitaba mucho más que yo el dinero de la venta de la casa de mi madre…

–Vaya.

–Son cosas que pasan. Me gustaba mucho el diseño de interiores, así que decidí que me dedicaría a ello. Y se me da bastante bien porque puedo ofrecer algo más que consejos sobre los colores y los muebles. Puedo ayudar a reformar casas y a mis clientes no les cuesta tan caro. Si es necesaria la certificación de un arquitecto, éste suele limitarse a firmar los diseños que yo ya he hecho –explicó con orgullo.

–Un joven de talento.

–Me las arreglo –repuso, y se sonrojó ante el cumplido–. No estoy nadando en dinero, pero pude comprar esta casita. El marido de mi hermano volvió a trabajar y me devolvieron el dinero.

–¿Vive él por aquí?

–En otro lado del mundo. En Canadá.

–Entonces, estás aquí solo… –observó él, y pensó que quizá por eso Kyuhyun y él habían intimado tanto, por ser dos almas solitarias–. Este sitio… ¿dónde está? –quiso saber, señalando una foto en el libro–. Me gustan las dimensiones de las habitaciones.

Donghae titubeó un poco antes de acercarse para verlo. De manera deliberada, Hyukjae mantuvo el libro sobre su regazo para que Donghae tuviera que sentarse a su lado.

–Es una de las remodelaciones de apartamentos que más me gusta –dijo, sin acercarse demasiado a él–. El diseñador ha conseguido combinar la comodidad con líneas claras y modernas. Algunos apartamentos carecen de encanto cuando son demasiado modernos, pero mira esto –indicó, señalando los detalles–. Utiliza mucha madera en sitios cruciales y la adición de esas vigas es… brillante…

Donghae se interrumpió cuando, sin querer, rozó el brazo de él con su cuerpo. Se apartó de golpe y contuvo la respiración. Hyukjae lo miró a los ojos, diciéndole muchas cosas sin necesidad de palabras. O, quizá, fuera sólo fruto de su imaginación, después de haber pasado tanto tiempo sin estar con alguien, se dijo.

–Supongo… que ésta es una de las pocas casas modernas en las que me gustaría… vivir… –dijo Donghae, nervioso, parpadeando.

Entonces, Hyukjae levantó la mano y la posó en su nuca. Empezó a acariciarle despacio, provocando fuegos artificiales en su interior.

Hae no tenía ni idea de qué estaba pasando, pero no iba a llevarle la contraria. En lo más profundo, reconoció que no había hecho más que desear que llegara el momento de que él le tocara.

Así que cerró los ojos con un suspiro, mientras lo tomaba entre sus brazos…


8 comentarios:

  1. OH MI ......ESA ATRACCION QUEMAAAAA!!
    y aun sigue sospechando de Hae este mono!
    omo que pasara que pasara?! ambos solos sin
    comunicacion en una cabaña *-*
    muchas gracias por el mp!

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  2. hjaghutdsfakjdhsvgjkds

    dl soivydsuhdsluh ESTO ES MUY INTENSOOOO!!!!!!!!! gucdvsjds ya quiero saber que pasa!!! este par XDXd solo de ONFIRE XDXDXD chghgracias por el mp yotix !!

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  3. Ahhhhhh el mono lo tienta demasiado!!! me encanto el capitulo!!!! quiero saber como sigue!!!! gracias por el MP esperare de nuevo
    cuidate

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  4. Waaaaa que buena me encanta el Eunhae, son tan dulces y sexys al mismo tiempo si es que se puede decir, maravillosos, gracias por el MP ya te habia extrañado unnie, gran adaptacion me gusta mucho

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  5. Esa jodida atracción mierda carajo!!!! hasta a mi se me erizo la piel mierda mierda Hae está perdido!!!

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  6. Pues tanta pelea iba a terminar en esto, ambos estaban atraídos y se esforzaban mucho en negarselo a sí mismos, pero como bien dicen que polos opuestos se atraen, y creo que es precisamente eso lo que hace que estén interesados el uno en el otro. Sobre todo Hyuk quien a pesar que todavía no confía plenamente y que supuestamente Hae no es su tipo, no puede ocultar su deseo por Hae.

    Estaré esperando por la actu. Gracias por el Mp.

    Nos vemos en el próximo cap.

    Bye

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  7. oh my!!!! Estos tienen una atraccion muy fuerte, tras esas pequeñas discusiones, hay mucha tension sexual.
    Me molesta que Hyuk desconfie de todo el mundo, pobre de mi Min cuando Hyuk se entere que esta en una relacion con Kyu.
    Ademas que tonto pensar que Hae se siente atraido hacia Kyu, esos dos se ven como hermanos.

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  8. La tensión es tanta que puede cortarse con una hoja de papel.
    HyukJae no les gusta lo que Hae ha sufrido en el amor,y mucho menos la tan li da amistad que yiene con Kyu.
    Solo espero que hyuk no se enoje mucho cuando se entere que la labor de hae era persuadirlo para que le diera el visto bueno al proyecto de kyu

    JO....Tan cerca,tan cerquita,estan perdidos,me emociono,pero capaz y se separan.....aaaaaaaa

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...