En Tu Busqueda- Capítulo 15



Siwon fue tan dulce que hizo llorar a Heechul, maldita sea. Se secó las lágrimas y se deslizó los arrugados pantalones vaqueros sobre las piernas. 
No tenía tiempo para llorar. Tenía un hermano que salvar. La energía pulsaba en su interior, haciéndole sentir la piel como si estuviera al rojo vivo. Tal como él dijo, la intimidad que había compartido con Siwon había funcionado, y ahora quería ver si tenía la capacidad de ayudar a Wook. O si tal vez necesitaba otro empuje con Siwon sobre la hierba.

Ambas opciones eran atractivas.

El cuerpo le cantaba, satisfecho y completo. Normalmente se habría sentido como dormir durante medio día, pero esto no era normal. Ni siquiera cerca. Por un momento, al final, pensó que podría haber sido capaz de ver a través de los ojos, sentir a través de la piel.

Seguramente era sólo una ilusión, un efecto secundario del sexo mágico o algo por el estilo.

—¿Crees que ahora nuestra conexión es lo suficientemente fuerte? —le preguntó.

Siwon descansaban desnudo en la hierba, observándole vestirse con ojos soñolientos.


—Es posible, pero si no lo es, no puedes correr este tipo de riesgo. No es seguro para él.

—Si puedo conseguir que coma será suficiente. Sólo tengo que mantenerlo con vida el tiempo necesario para hacerlo más fuerte —lo suficiente para que Heechul también fuera más fuerte. El proceso iba a ser definitivamente divertido.

—¿Entonces qué? —preguntó Siwon.

Hubo una extraña nota en su voz, ¿un indicio de desafío, tal vez? No estaba seguro.

—¿Qué quieres decir?

—Suponiendo que puedas sanar a Wook, ¿después qué?

Heechul se puso la camiseta.

—No he llegado tan lejos. Supongo que se vendrá a vivir conmigo. Terminará la escuela. Ese tipo de cosas. Tiene un montón de vida para ponerse al día.

—Quiero decir, ¿qué pasará con nosotros cuando ya no me necesites más?

Heechul se peinó el pelo dándose un momento para pensar. Todo se le venía encima demasiado rápido. No podía mantener el ritmo.

—No lo sé, Siwon. Te conocí anoche. Eso no es mucho para pensar sobre “nosotros”. Me gustas, pero Wook va primero.

Siwon apartó la mirada, pero tenía la mandíbula apretada con cólera o frustración. No le conocía lo bastante bien como para notar la diferencia, lo cual sólo sirvió para demostrar su punto.

Y sin embargo se había acostado con él, y disfrutado de cada momento.
Disfrutado tanto que ya se preguntaba si tendría oportunidad de hacerlo de nuevo.

—Estás utilizándome —contestó Siwon.

No podía negarlo. Después de lo que había hecho por él, le debía sinceridad.

—Lo hago.

—Por lo menos sé a qué atenerme. Eso es más de lo que tuve la última vez —se puso de pie y se marchó todavía desnudo, deteniéndose sólo lo suficiente para recoger la espada.

La última vez. Con Brian.

Un ataque de ira se filtró a través de la conexión antes de que Heechul la sintiera cerrarse definitivamente. Se frotó las manos sobre la cara. Era un buen hombre, no se merecía ser utilizado de esa manera, pero no tenía elección. Había sido honesto con él desde el principio. Wook era lo primero. Era de la única manera que Heechul podría vivir consigo mismo.



Siwon resistió la tentación de cerrar de golpe la puerta trasera de la casa Elf al entrar en la cocina.

No debería haberse sentido tan herido porque Heechul le estuviera usando.
Diablos, en cierto modo él también lo estaba haciendo. Era una relación simbiótica. Heechul necesitaba que él ayudara a Wook, y él le necesitaba para sobrevivir. Era un trato justo, uno donde se beneficiaba más de lo que lo hacía Heechul.

Pero si ese era el caso, entonces, ¿por qué le cabreaba tanto?

Yesung estaba en la cocina con un montón de sándwiches delante de él. No se tomó la molestia de tragar antes de decir:

—¿Qué diablos se arrastró por tu culo?

Siwon realmente deseó haberse acordado de recoger la ropa antes de volver dentro. No había nada tan incómodo como hablar del propio culo con otro hombre mientras estabas de pie desnudo. Así que hizo caso omiso de la pregunta.

—¿Cómo está Wook?

—Durmiendo.

—Bien. ¿Estarás atento de vigilar a Heechul por mí mientras me visto? Estoy seguro de que estará aquí dentro en un segundo.

—Lo que sea.

Siwon pensó que eso era lo más cercano a un sí que obtendría de Yesung.

—Gracias.

—Las únicas ropas de repuesto están en la habitación de Wook, pero si lo despiertas te cortaré las pelotas.

—Sí. Gracias por la advertencia, hombre —contestó Siwon.

Yesung gruñó en respuesta y volvió al sándwich.

Cuando Siwon deslizó la puerta del dormitorio para abrirla, Wook ni siquiera cambió de posición. De hecho estaba tan quieto que se quedó con la mirada fija, intentando detectar el leve movimiento de las sábanas sobre el pecho mientras respiraba. Cuando la manta se movió dejó escapar un suspiro de alivio. Gracias a Dios que todavía estaba aguantando. Si hubiera muerto mientras Heechul y él se encontraban fuera haciendo el amor, Heechul nunca se habría perdonado a sí mismo, aunque no hubiera nada que pudiera haber hecho para impedirlo.

Siwon se deslizó en silencio en el vestidor, buscando entre las ropas pulcramente etiquetadas para su tamaño. Todo era sin estrenar y rígido, pero la ropa estaba limpia, le quedaba bien, y le cubría completamente.

—Sabes, podrías haber salido y recoger tu ropa —dijo Heechul desde la puerta del vestidor.

No lo había oído entrar en el dormitorio, lo que le hizo preguntarse dónde tenía la cabeza. Tal vez simplemente era muy silencioso.

Sus mejillas estaban ruborizadas, y el cabello todavía tenía restos de hierba. Los labios estaban rojos e hinchados donde lo había besado con demasiada fuerza, y la luceria alrededor de la garganta se había profundizado en un remolino de ricos azules zafiro. El Caballero Zafiro. Le gustaba.

Infiernos, le encantaba. Sólo con pensar en conservarlo hizo que la polla se le hinchara de anticipación. De ninguna manera podían estar juntos mucho tiempo sin repetir lo que había ocurrido fuera.

—Normalmente no me marcho furioso y desnudo —aseguró él.

Heechul se encogió de hombros.

—No me importó. He disfrutado viendo el espectáculo, tienes un culo estupendo.

Una amplia sonrisa cosquilleaba en la boca y cedió. Le gustaba cómo lo conseguía, cómo le podía hacer sonreír cuando no parecía haber ninguna razón para hacerlo.

—El tuyo también es bastante bonito.

—Entonces, ese es el motivo por el que has venido aquí enfadado. ¿Quieres hablar de ello?

¿Cómo podía explicarle lo que sentía por él sin parecer un hijo de puta necesitado? Sin duda no quería decirle que moriría sin él. Nadie debería tener que vivir con una presión como esa. No quería ser una carga. Si iba a quedarse con él, quería que fuera por una razón verdadera. No por culpabilidad.

—Tal vez más tarde. Creo que primero deberíamos ver lo qué podemos hacer por Wook.

Heechul asintió.

—Está bien. Entonces en otra ocasión.

—Claro.

Lo vio cambiar el chip hacia Wook. Esa familiar mirada de culpable preocupación que había llegado a reconocer le llenó los ojos, y Heechul echó un vistazo por encima del hombro, donde yacía Wook.

—¿Qué hacemos? —le preguntó.

—Ojalá lo supiera con seguridad. No sé qué le pasa, así que tendremos que improvisar. Ir despacio y con calma.

—¿Existe el riesgo de que puedas hacerle daño?

No podía mentirle.

—Sí. Pero llegados a este punto, ¿qué opciones tienes? ¿Y él?

—Dijiste que había personas en tu casa que podrían ser capaces de ayudarlo, ¿no? —la voz la tembló con inseguridad.

Siwon ignoró sus propios problemas. Ya se preocuparía más tarde. En este momento Heechul le necesitaba. Le agarró de la mano y una sutil ráfaga de calor fluyó entre los dedos. Sería tan fácil centrarse en lo físico e ignorar los problemas a su alrededor, pero eso no iba a resolver nada.

—Los Zea, los hombres como Hyungsik, son nuestros sanadores. Podrían ser capaces de ayudar, si lo podemos recuperar hasta el punto en el que les pueda dar su sangre.

—Por eso no sé si él lo hará, pero podemos intentarlo.

—Pueden hacerlo indoloro para él. Tomar su sangre mientras duerme, asegurándose de que no lo sepa nunca.

—Eso es un poco espeluznante, ¿no te parece? ¿Cómo sabes que nunca te ha pasado?

Siwon había vivido con ello durante tanto tiempo que ya no le molestaba.

—No lo sé. Sólo elijo no preocuparme por eso. Tan pronto como estemos allí, estará a salvo. Nunca permitiré que nadie le haga daño más de lo que tú lo deseas. Pero esa no es nuestra única opción. Incluso si el Zea no puede ayudarlo, Sunny puede saber qué hacer.

—¿Quién es Sunny?

—Es una vidente. Sabe cosas que nadie más sabe. Podría ser capaz de ver lo que tenemos que hacer para sanar a Wook. Hay artefactos mágicos alrededor del mundo que pueden hacer cosas asombrosas. Puede conocer alguno que podría ayudar, y decirnos dónde encontrarlo.

—Así que hay esperanza —comentó Heechul estrechándole la mano con fuerza.

Siwon deslizó el dedo a lo largo de su mejilla, deleitándose con la suavidad de la piel.

—Hay muchas esperanzas.

—Si existen todas estas personas que pueden ayudar, tal vez yo no debería interferir con él. Podría empeorar las cosas. Sólo lo deberíamos llevar a tu casa, donde esas personas saben lo que deben hacer.

—Ten un poco de fe en ti mismo. Conoces a Wook. Lo quieres. No vas a hacer nada que le haga daño. Además, Hyungsik dijo que estaba demasiado débil para viajar —no quería decirle que había temido que estuviera muerto cuando entró en la habitación. No había ninguna garantía de que incluso sobreviviera a esa noche.

Heechul le miró a los ojos, rogándole silenciosamente que lo ayudara.

—No sé qué hacer, Siwon. No sé cómo ayudarlo.

—Está bien. Te lo mostraré.



Wook ni siquiera se movió cuando Heechul se deslizó en la cama a su lado. Bajo el peso de Heechul, su delgada figura se hundió en el colchón, aunque siquiera parpadeó. Heechul presionó la mano sobre la cabeza de Wook. Estaba frío al tacto. El pulso que revoloteaba en su cuello era débil e inestable.

—Lo haremos como lo hicimos antes, ¿recuerdas? —Preguntó Siwon—. Sólo tienes que abrirte a ti mismo y dejar que te guíe. Primero sólo echaremos un vistazo.

Heechul asintió. La mano de Siwon le rodeó la nuca, su anillo trabándose con la gargantilla. Sintió la banda caliente alrededor del cuello. La respiración se aceleró, y una especie de burbujeante presión se acumuló en su interior. La cabeza empezó a latir y el estómago se revolvió con nauseas.

—Estás luchando contra ello —dijo él.

—No es mi intención hacerlo.

Trató de relajarse, apretando la mandíbula contra el dolor y las náuseas. No iba a ser capaz de hacer esto. Iba a ser como perder a Henry una vez más. Simplemente iba a levantarse y observar, mientras su hermano se escabullía y…

—Basta ya —gruñó Siwon—. Eso no va a suceder. Céntrate.

Heechul tomó una profunda respiración y trató de hacer lo que él decía. La presión se elevó hasta que el sudor irrumpió sobre la piel, estaba temblando por la fuerza de la misma.

Sin embargo, no pasó nada.

Heechul abrió los ojos y miró el pequeño cuerpo de Wook. Estaba tan débil. Indefenso. Su mente era una retorcida masa de locura e imágenes demasiado horribles para ser reales. Aquella noche lo había destruido. Tal vez fue el trauma, o tal vez fue algún tipo de infección de la amarilla saliva del monstruo. Le había lamido las heridas, bebiendo a lengüetadas su sangre. Algo podría haber entrado en su cuerpo e infectarlo con esta enfermedad. Tal vez, necesitaba un antibiótico mágico.

La presión dentro de Heechul se liberó de pronto, como si una burbuja hubiera estallado. Dejó escapar el aliento que había estado conteniendo y, cuando levantó la vista, ya no estaba en el dormitorio con Wook. Estaba en algún oscuro lugar.

Se oía el goteo constante de agua rebotando en las duras paredes y el olor a moho de la humedad en el aire. Hacía frío aquí, el tipo de frío que se colaba en la sangre y robaba la voluntad para moverse.

—No deberías estar aquí —dijo Wook.

El apareció cerca de una pared de roca, su imagen traslúcida y brillando tenuemente, como una especie de holograma. Era más joven, tal vez dieciséis, y su cabello oscuro y ondulado, como había sido antes de la noche en que Henry y mamá murieran. Llevaba puesto una sudadera negra, y aunque estaba delgado, no era flaco.

—¿En qué lugar estoy? —preguntó Heechul, mirando a su alrededor.

Era algún tipo de cueva, pero no aquellas con bonitas formaciones brillantes. Se trataba de un opresivo agujero negro en la profundidad de la tierra.

—Shh —susurró Wook—. Te van a oír. Tienes que irte.

—No puedo. Tengo que ayudarte.

—No hay nada que puedas hacer por mí. Ya no.

—Por favor, Wook. Déjame ayudarte.

Wook frunció el ceño con confusión, ladeando la cabeza.

—Me ves y, sin embargo, todavía no me crees.

—¿Creer el qué?

Wook se giró repentinamente, abriendo los ojos de par en par.

—Ya vienen. Tienes que irte. No trates de volver. Te encontrarán y os matarán a ambos.

Antes que Heechul pudiera preguntarle quién venía o lo que quiso decir con ambos, fue empujado fuera de la mente de Wook regresando de nuevo a la habitación.

Wook se movió agitadamente en la cama con los ojos desorbitados y temerosos.

—Vienen por él.

Heechul se tragó un grito de angustia y mantuvo sujeto a Wook.

—¿De qué estás hablando, cariño?

—Henry. Vienen por él. Van a hacerle daño otra vez —se cogió de la camisa de Heechul con un agarre sorprendentemente fuerte—. Tienes que ir a buscarlo. Salvarlo.

La puerta del dormitorio se abrió tan bruscamente como para hacer un desconchón en la pared. Yesung entró a la carga con la espada desenvainada. Tenía la boca torcida en una mueca de furia, y las venas del cuello y los brazos sobresalían totalmente en relieve.

—¿Qué demonios le hiciste? —exigió.

Siwon se levantó y puso el cuerpo entre Yesung y los hermanos.

—Estábamos tratando de ayudarlo.

—Menuda ayuda. Estaba durmiendo hace un minuto. Te dije lo que te haría si lo despertabas.

La clara invitación a cruzar metal contra metal, hizo que los pelos de la nuca de Heechul se erizaran.

—Podrías intentarlo —dijo Siwon.

—Estoy bien —dijo Wook, luchando por sentarse.

Heechul no iba a permitir que estos hombres se mataran el uno al otro por un simple caso de envenenamiento por testosterona. No estaba seguro de lo que estaba haciendo, pero pensó que cualquier cosa era mejor que no hacer nada, así que tiró del poder de Siwon y lo utilizó para apartar de un empujón a ambos hombres con un rígido muro de aire.

Los hombres golpearon las paredes del dormitorio con una sacudida y allí se quedaron, como si estuviesen pegados con cola.

¡Caray! No esperaba que funcionara tan bien.

—Basta ya —les ordenó—. Vosotros dos vais a calmaros y actuar como seres humanos racionales. No me importa si sois hombres.

La voz de Wook tembló desde de la cama.

—Deberías liberarlos, Heechul. No creo que esto sea inteligente.

—No me importa lo inteligente que es. No van a ir a ninguna parte hasta que esté seguro de que no van a matarse el uno al otro.

La sobrecarga de energía a través de los miembros le hizo temblar, pero mantendría la presión contra los dos hombres hasta que estuviera seguro de que no era peligroso. Siwon se tranquilizó en primer lugar, su rostro perdiendo rápidamente la rabia. Wook se deslizó de la cama y se acercó hasta donde estaba clavado Yesung gruñendo. Parecía ahora estar más estable sobre sus pies. Más fuerte.

Tal vez lo que había hecho le había ayudado de alguna manera, aunque Heechul no tenía ni idea de lo que había hecho para ayudar.

Siwon se frotó el hombro como si le doliera mientras el orgullo brillaba en su rostro.

—Esa fue una maldita hazaña. No sabía que podías hacer eso.

—Ni yo —dijo Heechul.

Wook puso la mano sobre el pecho de Yesung y su cuerpo se quedó inmóvil, como si temiera dañarlo si respiraba.

—Vuelve a la cama —le dijo bruscamente.

—No hasta que te calmes.

—Voy a patearte el culo, si no vuelves a la cama.

—No, no lo harás —dijo Wook con total confianza—. Tú nunca me golpearías.

—Yo no lo provocaría —le advirtió Siwon.

Los ojos de Yesung se iluminaron con una promesa de violencia.

—Escucha a los adultos, dulce, o terminarás lamentándolo.

—Soy un adulto —dijo Wook.

Yesung resopló.

Esto no iba a acabar bien. Heechul se acercó a su hermano antes de que pinchara demasiadas veces a la fiera enjaulada. Tomó a Wook por los hombros y lo llevó de regreso a la cama.

—Él tiene razón. No deberías estar todavía levantado y caminando. Sigues estando débil.

—Me siento mejor desde que comí —dijo Wook.

—¿Comiste? —preguntó Heechul. La banda de miedo alrededor del pecho se aflojó un poco, dejándole espacio para respirar—. Esa es una gran noticia, cariño.

Wook miró hacia donde estaba clavado Yesung.

—Él me ayudó.

Tanto Siwon como Heechul miraron a Yesung en estado de shock. Él tenía razón. Lo había obligado a comer. ¿Cómo lo hizo? En agradecimiento, Heechul dejó que la fuerza de sujeción contra la pared se disipara. No trató de abalanzarse sobre él o atacarlo, aunque lo miraba como si lo deseara ardientemente. Sus grandes puños se abrían y cerraban repetidas veces, haciendo crujir los huesos cuando se movían.

—Ahora voy a irme. Que ninguno de vosotros me siga —apuntó con el grueso dedo a Wook—. Especialmente tú.

Salió de la habitación, cerrando la puerta tras él.

Wook se dejó caer sobre las almohadas. Estaba pálido, pero la fiereza en sus ojos se había desvanecido. Por ahora.

Heechul tomaría el regalo sin preguntar y lo atesoraría el tiempo que tuviera con su hermano tanto como durara.

—¿Crees que podrías comer un poco más?

Wook sacudió la cabeza. Los párpados caídos.

—Ahora no. Tengo que dormir más. Tal vez más tarde.

Heechul le retiró el pelo blanco hacia atrás y sintió que su cuerpo se aflojaba y se deslizaba casi instantáneamente en el sueño.

—No sé lo que hicimos, pero parece haber ayudado —dijo Heechul.

Siwon seguía observando el camino por el que Yesung se había ido, con mirada especulativa.

—No estoy seguro de que hiciéramos nada —le dijo él—. Quiero decir, me encantaría decir lo contrario, pero estaría mintiendo.

Otro fracaso, pero este casi no escocía tan pésimamente como si hubiera sido de cualquier otra forma. No le importaba cómo Wook consiguió la ayuda, con tal de que la tuviera.

—Parecía lúcido en este momento.

Siwon seguía mirando la puerta, con el ceño fruncido.

—Sí que lo parecía.

—Y comió. Eso es más de lo que yo esperaba. ¿Crees que ya es seguro moverlo?

Él asintió con la cabeza.

—Vamos a ver cómo se siente cuando se despierte, pero creo que sería más seguro trasladarlo a la SM que quedarse aquí otra noche. Además, Sunny está esperando. Ella quería que estuvieras allí esta noche, así que ya vamos con retraso.

—Si viajamos durante el día, los monstruos no nos pueden encontrar, ¿verdad?

—Correcto.

—Saldremos por la mañana, entonces —se inclinó y besó la cabeza de Wook—. ¿Has oído eso, nene? Vas a estar bien. Vamos a conseguir ayuda.


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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...