Amor en el aire- Capítulo 3



Su sonrisa era irresistible, igual que su voz, y sin previo aviso tomó su mano entre las suyas.

—Soy Siwon.

—Heechul —dijo, sin aliento, porque el tacto de él estaba haciéndole perder la cabeza—. Kim Heechul. Pero será mejor que me deje usted marchar... no quiero monopolizarlo.

—Mentiroso —le provocó él con suavidad, manteniéndolo agarrado por la muñeca—. Sabes que los dos queremos monopolizar al otro.

—¡Qué atrevimiento! —murmuró, pero no se movió del lugar.

Estuvieron hablando toda la noche. Heechul se sentía arrullado y a la vez estimulado por su mente rápida y su acento sexy. Él provenía del principado de Hyundae, pero hacía tiempo que había rechazado los privilegios de ser príncipe.

—Tal vez eso te decepcione —se burló él.


—Creí que no te gustaban las suposiciones —replicó resueltamente—, porque ésa es una enormemente arrogante.

—Hablas como un maestro de escuela mojigato —comentó él de forma sensual—. Aunque no tengas aspecto de ello.

Heechul enarcó las cejas, pero no contestó, tenía claro que no iba a decir nada que condujera hacia el tentador terreno de las fantasías sexuales.

—Bueno, ¿y qué hacen los príncipes cuando no hacen vida de príncipes?—preguntó.

—Oh, tienen sus asuntos —murmuró él, recorriendo su rostro con la mirada—. Igual que el resto de los mortales.

Heechul no creía que fuera igual. Otros mortales no tenían el rostro de morenos ángeles caídos.

—¿Algo en particular? —insistió él, tartamudeando, porque la forma en que Siwon le estaba mirando le hacía difícil respirar, por no decir hablar.

—Inmuebles —contestó él sucintamente.

Él le ofreció acercarlo a su hotel, pero Heechul rechazó la oferta, aunque sí le permitió que le buscara un taxi. No estaba seguro de poder confiar en el extraordinario carisma sexy de él como para ir en un coche a solas con el príncipe, o tal vez fuera que no confiaba en que no respondería a ese carisma.

Siwon se inclinó sobre el taxi y le alargó una tarjeta.

—¿Por qué no me telefoneas la próxima vez que estés en la ciudad? —le sugirió suavemente.

Heechul sonrió educadamente y tomó la tarjeta, pero la sonrisa era forzada, aunque Siwon pareció no darse cuenta. Tuvo la clara impresión de que él se sentía como si le estuviera haciendo un enorme favor al darle su número de teléfono. ¡Qué cara más dura!

No se molestó en telefonearlo. Su arrogancia le había decepcionado, sí, pero había algo más. Él era un príncipe, por todos los santos, y por tanto estaba completamente fuera de su alcance. Sólo alguien con ganas de sufrir se expondría  con tanto entusiasmo a un rechazo tan inevitable.

Pero Siwon nunca había sido ignorado por ningún joven o mujer.

Al principio, simplemente no pudo creerse que Heechul no fuera a molestarse en llamarlo. Pero, después de varias semanas, no le quedó más opción que creerlo.

¡Diantres, ni siquiera recordaba su apellido!

Pero eso, por supuesto, no suponía un gran problema. Siwon había dejado de lado su vida y sus compromisos de príncipe hacía mucho tiempo, pero alguna vez hacía uso de su título. Ya que tenía que convivir con sus desventajas, ¿por qué no disfrutar de algunos de sus beneficios?

¡Y en Aerolíneas Cherry estuvieron encantados de darle información sobre uno de sus auxiliares de vuelo a un príncipe!

Averiguó cuándo iba a volar la siguiente vez y compró un billete en Primera Clase, anticipando su reacción con deleite y sintiendo que empezaba a excitarse al ver un par de largas piernas que se acercaban por el pasillo del avión hacia él.

Heechul lo había visto, por supuesto. Habría sido difícil no hacerlo, incluso aunque el sobrecargo no les hubiera avisado de que llevaban a un príncipe a bordo.

Pero no tenía ninguna intención de reaccionar a la mirada de apreciación que había suavizado aquellos ojos color ébano. No tenía ningún deseo de ser otra conquista más de un hombre guapo y rodeado de privilegios, y era lo suficientemente perceptivo como para saber que aquel hombre era un rompecorazones.

Llegó hasta él y esbozó una sonrisa imperturbable y profesional.

—Buenas tardes, caballero —dijo amablemente—. ¿Quiere algo de beber antes de que despeguemos?

Él había esperado... ¿el qué? ¿Que se sonrojara y tartamudeara? ¿Que pareciera arrepentido o incómodo? De repente, se echó a reír y el pulso comenzó a acelerársele.

—No, en lugar de eso puedes cenar conmigo esta noche —murmuró. Algo de su arrogancia había desaparecido cuando lo miró a los ojos—. Por favor.

Heechul debía de ser el primero que se resistía a aquella mirada, porque intuyó que él normalmente no tenía que añadir la petición del final. Así que salió a cenar con él y luego, después de poca resistencia, acabaron acostándose. Heechul lo deseaba más de lo que nunca había deseado nada en su vida, y mantenerlo alejado mucho más tiempo habría sido hipócrita.

Pero, a pesar de la pasión de aquella noche, un sentimiento instintivo de autoprotección le hizo no querer comprometerse con él la mañana siguiente. Estaba decidido a no parecer que quería agobiarlo, ni a comportarse como si el mundo fuera a acabarse si él no le pedía salir de nuevo, y su frialdad pareció fascinar a Siwon.

Heechul intuyó que Siwon nunca se había encontrado con algo así antes, y para un hombre hastiado de tantos ofrecimientos, aquél era un plato fresco y excitante. Dentro de poco tiempo ya no sería fresco, ni excitante, y perdería su encanto, pero estaría preparado para eso, o al menos eso era lo que se decía a sí mismo una y otra vez.

Después de un pequeño lapso al principio, comenzaron a verse una vez cada dos meses. Era perfecto, para lo que era. Cenaban, a veces iban al cine, y una o dos veces él le había invitado al teatro. Pero Heechul nunca había conocido a ninguno de sus amigos, ni él a los suyos. Jugaban a un juego complicado, con sus propias reglas no pronunciadas. Era como si tuviera asignado un compartimiento separado en la vida de Siwon, uno con la etiqueta «amante». Y, mientas aceptara esa situación, todo iría bien. En cuanto quisiera algo más, todo terminaría.

Entonces, ¿por qué le había llevado él a su apartamento ese día? ¿Por qué no habían ido al acostumbrado anonimato de un hotel?

Estaba contemplando su rostro dormido justo cuando sus espesas pestañas se abrieron y sus ojos negros la miraron soñolientos.

—Hola —murmuró él, y alargó la mano hacia su pecho—. Vuelve aquí.

—Enseguida.

Heechul le permitió acariciarle el pecho mientras el calor comenzaba a inundarlo. Si Siwon había roto una regla que había seguido toda su vida, ¿por qué no iba a hacerlo él? Heechul deslizó su mano hacia su vientre. Siwon gruñó de placer.

—Es muy halagador que me hayas permitido entrar en tu territorio, Siwon —comentó  suavemente.

—¿Y por qué no? —replicó él, mirándolo atentamente—. Aunque tú nunca hayas mostrado ningún deseo especial por ver dónde vivo.

—¡Ah! –exclamó, enarcando las cejas.

¡De haberlo hecho, seguramente el apartamento hubiera quedado prohibido para él!

—Qué interesante —añadió.


¡Era increíble cómo su autocontención lo embelesaba y a la vez lo exasperaba! Cualquier otro joven hubiera aprovechado mientras él estaba dormido para curiosear por el apartamento. Pero Heechul no, estaba ahí, desnudo y hermoso junto a él, ¡como si hubiera acudido a su casa todos los días de la semana!

Siwon entrecerró los ojos mientras sentía el pulso del deseo apoderándose de sus venas. Como amante, él no podía haber pedido nada mejor. Era receptivo hermoso y no le exigía nada. ¡Qué diferente a la mayoría!

El gesto de la boca se le endureció al pensar en compromiso y expectativas. Y, sobre todo, al pensar en el suntuoso bautizo de su sobrino, que tendría lugar en Hyundae dentro de poco, y todo lo que aquello implicaba. Contempló al joven desnudo que tenía a su lado y una idea comenzó a aparecer en su mente. A lo mejor la fría indiferencia de Heechul podía resultar una ventaja a su favor...

—¿Te gustaría pasar el fin de semana conmigo por ahí, cariño? —sugirió él con desenfado.

Heechul no respondió inmediatamente, no quería parecer muy deseoso.

—¿Has pensado en algo concreto?

—Por supuesto.

Sus ojos centellearon mientras se preguntaba cómo reaccionaría. Porque, si le daba demasiada importancia, simplemente no funcionaría.

—He pensado que a lo mejor te gustaría acompañarme a Hyundae.

Hubo un silencio, durante un minuto, en el que Heechul creyó que se había inventado lo que había escuchado.

—¿A Hyundae? —repitió sin comprender nada.

—Intenta contener tu ilusión... —comentó él secamente.

¡Oh, si él supiera! Heechul sentía el corazón golpeándole fuertemente contra el pecho y estaba a punto de desmayarse. Siwon lo iba a llevar a su casa, ¡a conocer a su familia!

Una sonrisa fue dibujándose lentamente en su rostro.

—¿Y a qué debo este honor?

Siwon se concentró en rozar el pezón erecto con las yemas de sus dedos.

—A lo mejor quiero enseñarte la tierra donde nací —murmuró.

Heechul cerró los ojos, en parte porque al acariciarlo así apenas podía pensar con claridad, pero en parte para ocultar su mirada. Para que Siwon no advirtiera la abrumadora ilusión que estaba sintiendo.

«No lo asustes con tus sentimientos», se dijo a sí mismo. «Vayamos paso a paso».

—De acuerdo. ¿Por qué no? —dijo alegremente, como si aquello no tuviera importancia.

¡Cómo si aquello no tuviera importancia!

Él sonrió satisfecho ante su respuesta. ¡Era mejor de lo que se había imaginado!

—Y a lo mejor me gustaría que un bello joven me acompañara al bautizo de mi sobrino.

Hubo una larga pausa, después de la cual Heechul lo miró.

 —Dilo de nuevo.

—El hijo de mi hermano va a ser bautizado. ¿Te gustaría acompañarme?

Heechul parpadeó rápidamente. Un bautizo era algo privado y muy sagrado, y Siwon le estaba pidiendo a él... a él...

—¿Estás... estás seguro?

—No te lo pediría sí no lo estuviera —respondió él, deslizando un dedo por su hombro desnudo—. Necesitas comprarte ropa, eso desde luego. Podemos ir de compras después, ¿te parece bien?

Fue como si alguien le hubiera dado un regalo impresionante y luego se lo hubiera quitado de las manos. Heechul se quedó helado.

—¿Estás diciendo que no crees que yo tenga nada apropiado?

El rostro de él no mostró ninguna reacción.

—Cariño siempre estás maravilloso.

—Entonces, ¿dónde está el problema?

—No hay ningún problema —contestó él, escogiendo las palabras cuidadosamente—. Pero va a ser una ceremonia suntuosa. Y además, me gustaría comprarte algún atuendo.

—¿Crees que me voy a presentar en vaqueros y camiseta? —preguntó.

—¡Por supuesto que no!

—Muy bien, entonces... Puedo comprarme mi propia ropa —afirmó tercamente.

—Sí, ya sé que puedes.

Él apartó la cabeza para poder mirarle mientras escogía sus palabras de forma que no lo ofendiera.

—Déjame decirlo de otra manera —continuó él suavemente—. Tú eres mi amante, Heechul, y la tradición dicta que, como amante mío que eres, tengo permiso para mimarte. Y quiero mimarte.

Aquello también era parte del juego, advirtió Heechul. Si iba con él, tendría que tener el aspecto adecuado. Su presupuesto era demasiado limitado como para poder competir con otros jóvenes y mujeres en una reunión de una Casa Real.

Y él quería ir. Se moría por ir. Si permitía que su terco orgullo lo dominara, Siwon no querría llevarlo con él. Y si se empeñaba en ponerse algo de su ropa, ¿no existía la posibilidad de defraudarlo?

Además, siendo cien por cien sincero consigo mismo, ¿acaso no todos los jóvenes y mujeres tenían cierta nostalgia por parecerse a Cenicienta, y que alguien apareciera con una varita mágica y los transformara de personas normales y corrientes en príncipes y princesas? Bueno, eso era lo que Siwon se estaba ofreciendo a hacer y, siempre que no esperara un final como el del cuento, ¿por qué no dejarse llevar y disfrutarlo? ¿Qué otra cosa iba a hacer? ¿Decirle que no y dejar que la relación se fuera apagando?

Esa idea le dolía más de lo que hubiera querido o deseado, y se encogió de hombros, como si la puñalada de la realidad, que no era bien recibida, no estuviera clavándosele en el corazón.

—Muy bien, Siwon —dijo lentamente—. Acepto.

—Me estás poniendo a prueba, cariño —comentó él en un tono plano.

—¿Cómo?

—Un hombre no hace un regalo para que la otra persona lo trate como si fuera un castigo que hay que soportar.

—Un regalo debería hacerse sin condiciones ni expectativas —replicó dulcemente—. ¿No sabías eso?

—¿Siempre tienes una respuesta inteligente para todo, Heechul?

—Espero que sí —contestó, y entrecerró los ojos—. Si lo que quieres es tener una sumisa gratitud, Siwon, entonces debe de haber muchos deseando proporcionártela.

¡Tenía razón, maldición! Heechul le gustaba por muchas más cosas además de por su forma de hacer el amor, porque lo desafiaba y lo intrigaba, y no podía querer prescindir de esas cualidades cuando a él le convenía.

Llevó la mano a su entrepierna y le escuchó ahogar un gemido.

—Voy a hacerte el amor de nuevo —anunció él, con voz ronca—. Y después voy a llevarte de compras y a vestirte de pies a cabeza.


Heechul le permitió que lo paseara por Manhattan, incapaz de quitarse de encima la sensación surrealista de estar dentro de una película, conforme Siwon lo llevaba de tienda de lujo en tienda de lujo. Se decía a sí mismo una y otra vez, maravillado, que esas cosas no pasaban en la vida real.

Pero parecía que sí pasaban.

Primero compraron prendas de delicada seda. Una enérgica y eficiente mujer francesa lo midió, ¡y Heechul descubrió que llevaba toda su vida comprando una talla inadecuada.

—Nos llevaremos ambos —anunció Siwon con despreocupación, arrastrando las palabras, al verlo dudar entre un pantalón de color crema y uno azul.

—Y también el negro —añadió él.

—¡Siwon, no! —protestó, en cuanto la dependienta salió de la habitación.

—Siwon, sí —replicó él, con una sonrisa de satisfacción.

—¡No voy a ponerme más de dos en un fin de semana!

—Pero después del fin de semana sí te pondrás más, y quiero verte con ellos puestos. Y sin ellos —terminó él, con una nota de promesas eróticas en su voz.

Heechul no siguió discutiendo, porque las palabras de Siwon implicaban que su romance iba a continuar cuando regresaran de Hyundae.

Heechul acalló la cruel vocecita de su interior que le preguntaba durante cuánto tiempo lograría dedicar su vida a una relación que estaba condenada a no llegar a ninguna parte.

En la sucesión de boutiques, él le compró un atuendo para el bautizo, dos trajes de gala y ropa informal.

—A veces la brisa nocturna que baja desde las montañas puede enfriar la piel —murmuró— Sobre todo una piel tan magnífica y tan blanca como la tuya, Heechul.

 Deslizó sus dedos suavemente sobre su brazo y Heechul comenzó a temblar. Lacónicamente, pidió que envolvieran las prendas y se las enviaran a su apartamento, y luego lo llevó allí y le hizo el amor de nuevo. 
Siwon lo estaba deseando, y él también, y el sonido de sus gritos de éxtasis siguieron resonando en la enorme habitación mientras se estremecía en sus brazos un rato después.

Pero una vez que la tormenta de la pasión se calmó, Heechul se sintió diferente. Algo había cambiado, al menos en su imaginación, y se preguntó si habría abandonado algo de sí mismo al aceptar los regalos con tanta facilidad. ¿Sería su independencia lo que había cambiado?

Se acurrucó en la parte interna del brazo de su amante y sus párpados comenzaron a cerrarse.

«Sólo me pondré esta ropa en Hyunday», se prometió a sí mismo.


«Y después de eso volveré a ser yo».

8 comentarios:

  1. Pobre Hee en verdad se ha de sentir abrumado por su situación actual con Siwon.

    Cuando se enterara que esta embarazado???

    ResponderEliminar
  2. Que bello capitulo me encanta tus adaptaciones!!! gracias por tomarte el tiempo y compartirlo con nosotras!!! ahhhh Hee definitivamente ya lo ama aunque duda en hacerlo eso creo yo!!
    ahh me entra las ganas de que Hee ya quede embarazado=D

    ResponderEliminar
  3. Ami tb m da penita la situación de hee..... pobrecito:-(
    Creo q siwon L esta ocultando algo y cuando heechul se d cuenta. Siwon lo va a lamentar
    Adiosito besiussss:-)

    ResponderEliminar
  4. Si... en definitiva estas cosas no pasan en la vida real,y diré lo contrario cuando me suceda a mí o a alguien muy cercano a mí.

    No debe sentirse así,el aceptar esto,no quiere decir que así será siempre,además,no es como si siempre Siwon ganara o se hiciera su voluntad,Hee no se deja ganar tan facil,a menos que a partir de aqui,Hee quiera seguir haciendolo,eso ya es diferente,y sí cambio algo,pero no solo en él.
    Bien puede dejarle las cosas en claro a Siwon, es obvio que los dos siente algo... llegar a un acuerdo,puede ser muy el amante de un exprincipe,pero no es su dueño

    ResponderEliminar
  5. No me he perdido ni un capitulo, es lindo.
    Por lo regular no leo cosas cursis, pero esta adaptación se me esta haciendo muy linda
    Gracias por hacerla

    ResponderEliminar
  6. HeeChul si que no se la hizo fácil a Siwon, fue el mismo Siwon el que tuvo que buscarlo si quería algo con él.

    Lo de la visita a Hyundae me sorprendió bastante, todo eso aunque HeeChul no quiera admitirlo solo está haciendo que sus sentimientos e ilusiones crezcan, solo espero que no termine mal.

    Gracias por el Mp.

    Nos leemos la otra semana.

    ResponderEliminar
  7. No todo va a ser tan sencillo como Heechul lo esta planeando, es mas casi nunca sale bien algo que en la mente se ha planeado tanto y a la perfeccion.
    Aun sigo sin tener en claro que pasa por la mente de Siwon, este hombre me tiene muy confundida en este fic.
    Ninguno de los dos se la esta poniendo facil al otro!! Son arrogantes los dos.

    ResponderEliminar
  8. Creo que no va a ser tan sencillo como toda una salida a visitar a la familia del amante, no no no, Hee la va a pasar algo mal, cierto?? Aaah!! Muero por leer el siguiente capitulo. Esto se esta poniendo emocionante.
    Y Siwon...ultimanente me da no sé que leerlo en fics con personajes fríos y distantes, pero me gusta XD

    Saludos!!

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...