En Tu Busqueda- Capítulo 17



Heechul volvió a las habitaciones y encontró a Yesung en la puerta de la habitación de Wook. Él llenaba el espacio, así que apenas podía ver a su hermano durmiendo plácidamente en la cama. Pero lo estaba, y algo en el interior de Heechul se soltó y relajó.

—¿Qué estás haciendo? —exigió Heechul en un susurro.

Yesung se dio la vuelta como si no le hubiera oído acercarse. Frunció el ceño y cerró la puerta antes de avanzar más allá de él, ignorando su pregunta.

—No me ignores. Te he preguntado qué estás haciendo.

—Solo estaba vigilándolo.

—Siwon dice que te estás muriendo, y sonó como que antes de que lo hagas ibas a convertirte en algo desagradable. ¿Es verdad?

—Lo suficiente cerca. —Se dejó caer al sofá y encendió la tele.

Heechul le arrebató el mando a distancia y la apagó. El aspecto amenazador que cruzó su cara le hizo detenerse, pero no dio marcha atrás.

—Quiero que te mantengas alejado de él. Muy lejos.

—¿Que infiernos crees que voy a hacer, señor?

—No lo sé, y eso es el problema. No sé nada sobre vosotros chicos o que hacéis o de lo que sois capaces. Lo que sí sé, es que Siwon está preocupado, lo que debe ser malo, porque sabe cómo manejarte. Wook no.

—Estás jodidamente loco si crees que voy a hacer nada sólo porque lo digas.

—Soy su hermano. Es mi responsabilidad. Puedo no ser capaz de ganarte en una lucha limpia, pero si no te apartas, te encontraré y te mataré mientras duermes. ¿Está claro?

Yesung se levantó lentamente del sofá, con los músculos agarrotados en las poderosas piernas. Una luz realmente aterradora brilló dentro de los salvajes. Tan enfadado como estaba en el exterior, en el interior era peor. Mucho, mucho peor. Había algo oscuro allí. Algo peligroso al acecho detrás de la fachada que le mostraba al mundo.

Su voz se redujo a una amenaza baja y tranquila:

—Siéntete libre para venir y lograr tu mejor tiro. Habitación dos-diecinueve. Dejaré mi puerta sin cerrar. Pero ya que quieres que seamos claros, si vienes, estarás en mi territorio. Mis reglas. No voy a jugar limpio.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Significa que si quiero ver a Wook, no hay una jodida cosa que puedas hacer para detenerme. Y si lo intentas, te arrepentirás.

—El es demasiado bueno para ti.

Yesung se estremeció, pero lo encubrió rápidamente.

—También es demasiado bueno para ti, aparentemente. Estabas allí la noche que eso le sucedió, ¿no?

—Que. Te. Jodan.

Yesung le dedicó una sonrisa burlona.

—Cada vez que quieras.

—Mantente lejos de él. Es demasiado inocente para protegerse de gente como tú.

—Al menos soy capaz de mantenerlo a salvo. Protegerlo. Tú ni siquiera puedes hacerle comer.

Oh, Dios. Tenía razón. Heechul se sentía como si lo hubieran golpeado, pero intentó no dejarle verlo.

—Lo traje aquí, ¿no? Siwon se asegurará de que esté a salvo.

Yesung resopló.

—Siwon solo lo está ayudando para meterse en tus pantalones. Mantenerte con el collar. Si crees algo mas, estás lleno de mierda.

La mano de Heechul fue a la luceria alrededor del cuello. Estaba vibrando ahora, cálida bajo el contacto. Un segundo después, la puerta de las habitaciones de Siwon se abrió bruscamente y Siwon y Shindong entraron armados con sus espadas en las manos.

—¿Qué infiernos está pasando? —exigió Siwon.

Yesung dio un paso atrás.

—Ya me iba. Parece que ya no se me quiere aquí.

Siwon tenía el color subido, y parecía como si estuviera listo para derribar a Yesung.

—¿Te hizo daño?

Heechul tuvo que tragar para encontrar la voz.

—No. Estoy bien. Simplemente no le quiero más alrededor de Wook.

—Te he oído la primera vez —gruñó Yesung. Se abrió paso a través de los dos hombres armados y abandonó la habitación.

Siwon llegó hasta Heechul y lo abrazó.

—¿Estás seguro que no te hizo daño?

—Sí. Solo me molestó.

Lo besó en la sien y apretó el abrazo.

—Él es bueno en eso.

Shindong se aclaró la garganta.

—Voy a comprobar esa cosa sobre la que me preguntaste, Siwon.

—Gracias.

—Nos pondremos al día después. —Shindong salió y cerró la puerta tras él.

Siwon le levantó el rostro para que le mirara.

—Pude sentir tu pena tan clara como si hubiera sido la mía propia. ¿Qué te dijo?

—Nada que no me haya dicho a mí mismo mil veces. Olvídalo.

—Eso no va a suceder. Me mata verte sufrir.

Su tono era tan dulce, tan cariñoso, que le iba a hacer llorar.

Heechul se apartó de él antes de que pudiera hacer eso.

—Solo déjalo ir. Quiero saber que vamos a hacer por Wook.

Siwon tensó la mandíbula de frustración, y tomó un profundo aliento.

—Kevin está en camino y Shindong está yendo a solicitar una audiencia con Sunny.

—Bien. Eso es bueno, ¿verdad?

—Sí. Eso es bueno. Vamos a cuidar de él.

—Yesung dice que solo estas ayudando a Wook para llegar a mí.

—Yesung es un imbécil.

—Eso no significa que no tenga razón —dijo Heechul.

Siwon se sentó en el sofá y tiró de él a su lado.

—Aunque nunca te hubiera conocido, todavía estaría haciendo todo lo posible para salvar a Wook.

—¿Porque es valioso para ti?

—Porque eso es lo que hago. Eso es lo que todos nosotros hacemos. Cada uno de nosotros ha tomado un voto de proteger a los humanos de los Sasaengs. Así que incluso si él no fuera uno de los nuestros, todavía estaría aquí, luchando por él. Esa es la razón por la que existo.

Heechul sentía la verdad de sus palabras resonando a través del vínculo. Sintió su convicción, su honestidad, envolviéndolo y apretándolo fuertemente. Se sentía tan bien no estar solo. Incluso si era sólo por unos pocos días.

Le ardieron los ojos, y no podía parpadear lo suficientemente rápido para hacer disipar las lágrimas. Una se deslizó por la mejilla, y se volvió para que Siwon no pudiera ver su debilidad.

—No —le dijo—. No te apartes de mí. No tienes que ser fuerte y controlado todo el tiempo.

—Sí, tengo que serlo. Tengo que seguir entero. Por favor intenta entenderlo.

Él se quedó callado durante un momento, y Heechul pudo sentir algo de su frustración pulsando a través del enlace. No disfrutaba frustrándole, pero sabía que si se agrietaba ahora, se rompería ampliamente y se destruiría. Tenía que mantenerse fuerte.

—¿Qué tal si nos busco algo de comer? ¿Te doy unos pocos minutos a solas?

Heechul asintió.

—Eso estaría bien.

—¿Alguna petición?

—Sorpréndeme.



Siwon vio a Kyuhyun venir por el pasillo hacia él como un ariete. Sus ojos estaban rojos, hundidos por la falta de sueño, y su piel tenía un tono gris enfermizo. Siwon no lo había visto en dos semanas y, en ese tiempo, había aumentado su delgadez, estaba más desesperado.

Todos los Suju habían oído los rumores de que posiblemente había encontrado a su pareja el mes pasado, y que había huido de él. Había estado buscándolo desde entonces. Sin suerte.

—¿Dónde están? —exigió Kyuhyun.

—¿Quiénes?

—Los hombres que trajiste aquí. Necesito verlos. Asegurarme de que no son mi Sungmin.

Siwon sostuvo en alto las manos para detener a Kyuhyun, evitando que se moviera.

—No son Sungmin. Te lo prometo.

Kyuhyun luchó contra el agarre de Siwon.

—Puedes estar equivocado.

No lo estaba, pero no se lo dijo. En este caso la diplomacia era un mejor y seguro camino de acción.

—Heechul mide 1,79, con el cabello oscuro y corto. Wook mide aproximadamente 1,73 y desde hace mucho tiempo, tiene el pelo blanco. ¿Se parecen a Sungmin?

Los hombros de Kyuhyun se hundieron con derrota y la cabeza cayó hacia adelante.

—No. Maldita sea.

—Lo siento, hombre. Sé que esto te está matando. ¿Ha habido alguna pista?

—Un par. El siempre se había ido antes de que yo llegara.

—¿Es cierto que la marca de sangre que le pusiste no está funcionando? —Siwon había oído rumores, pero no los había creído.

—Sí, es verdad. No sé cómo lo hizo, pero ha sido capaz de bloquearla de alguna manera.

Siwon puso la mano sobre el hombro de su hermano.

—Estoy seguro de que lo encontrarás.

—O moriré en el intento —dijo Kyuhyun, y se dio la vuelta regresando por donde había venido.

Siwon clavó los ojos en su amigo, al verlo prácticamente tambalearse. Kyuhyun siempre había sido orgulloso y fuerte, y ahora estaba reducido a una desesperada confusión.

Y sólo había pasado algunos momentos con Sungmin.

Siwon había estado con Heechul durante dos días. Si se alejaba de él, iba a sufrir mucho más que Kyuhyun antes de morir.

Al menos, aún tenía esperanza. Era posible que Heechul deseara quedarse. Kyuhyun había sido rechazado categóricamente. Era un milagro que todavía respirara.

Si Kyuhyun no encontraba pronto a Sungmin, iba a ser otra espada colgada en el Salón de los Caídos antes de que pasara mucho más tiempo. Siwon estaba seguro de ello.

Otro hermano perdido.

El dolor brotó en Siwon hasta que amenazó con estrangularlo. Se estaban muriendo demasiado rápido. Todos ellos. No sólo sus hermanos, también los Zea. Incluso había oído que las filas de los Tvxq se estaban extinguiendo a un ritmo alarmante, su reducida descendencia ya no era capaz de soportar la magia que una vez ejercieron.

Si algo no cambiaba pronto, los Sasaengs iban a ganar e invadir la Tierra. Matarían a cada humano vivo, sin importar lo pequeño que fuera el indicio de poderosa sangre que ellos poseyeran, y usarían ese poder para abrir la puerta al reino de Trot. No habría nadie para detenerlos.

Un problema a la vez. Eso era en lo que necesitaba centrarse. Si pensaba en su futuro, o en la ausencia de él, no sería capaz de seguir adelante, y eso era lo que Heechul necesitaba que hiciera. Seguir adelante.



Acababan de terminar de comer, y Siwon regresó a comprobar el estado de Wook, cuando Siwon oyó un quedo golpe en la puerta. La abrió para encontrarse a Shindong allí de pie con Kevin, uno de los Zea.

Siwon dudó en dejarlos entrar No quería molestar el descanso de Wook, pero más que eso, no quería a uno de los Zea en ningún lugar cerca de los hermanos. Kevin iba a querer su sangre. Su instinto de protección hizo que le fuera difícil aceptarlo, a pesar de saber que Kevin estaba de su lado.

—Lo siento —dijo Shindong—. Sunny ya se ha ido.

—¿Cuándo va a volver?

—No lo sé. Dejó una nota diciendo que deberías haber llegado antes, como ella te pidió.

—No pude traerlo más pronto. Era demasiado arriesgado para Wook. Ella debería haber sabido eso malditamente bien.

—Tal vez lo sabía. Puedes preguntárselo a ella cuando vuelva. Mientras tanto, he traído a Kevin para ayudar.

—Tengo que verlos —dijo Kevin.

Siwon los dejó entrar.

—No necesitas ver a Heechul. Wook es el único enfermo.

—También debo catalogar la sangre de Heechul —dijo Kevin.

—De ninguna jodida manera. Hyungsik ya tomó suficiente. Oblígalo a compartir.

—Todo lo que él tomó ya se ha consumido. Utilizado para evitar que los ocupantes del hospital vieran el ataque. Necesitamos más.

—Mierda.

El rostro de Kevin era liso e impasible. Era inhumanamente pálido y sus ojos descendieron hacia el desnudo cuello de Siwon.

—Lo has reclamado. Él es uno de los nuestros ahora. No puedes negar la necesidad de estudiar su sangre.

La sangre de Heechul. Sólo un poco, pero más de lo que Siwon estaba dispuesto a darles.

—No la necesitas ahora. Tal vez más tarde.

—Más adelante podría ser demasiado tarde —dijo Shindong—. Uno nunca sabe lo que puede pasar, y tenemos que ser capaces de averiguar de dónde viene. Otra pareja capaz de unirse con nuestros hombres simplemente aparece, con un hermano de sangre, nada menos ¿y estás ahí diciéndome que no es importante que hagamos un seguimiento de su línea de sangre?

—No es importante para mí.

Las facciones de Shindong se oscurecieron con ira.

—Por supuesto que no. Tú ya tienes a tu pareja. ¿Qué pasa con el resto de nosotros? Estamos perdiendo terreno día a día ¿y tú dificultas el camino de nuestra investigación de su línea de sangre? No pensé que fueras tan egoísta.

Siwon hizo una mueca. Era egoísta, pero la idea de derramar la sangre de Heechul y dársela a otro de los Zea era más de lo que podía soportar.

—Es su elección. No la mía.

—Su vida está a tu cuidado —dijo Kevin—. Lo has reclamado como propio. ¿Quién mejor que tú para tomar la decisión de derramar una pequeña porción de su sangre? Con vosotros aquí, cuidando de él, ¿cómo podría llegar a perjudicarle? Me matarías antes de que tuviera la oportunidad de tomar demasiada.

Siwon sintió que deslizaba la mano hacia su espada. No haría falta mucho para alcanzarla y agarrarla. Nunca le había gustado Kevin. Era demasiado falso. Sin demasiadas emociones. Al igual que un reptil.

—Esto no es negociable, Siwon —dijo Shindong —. No voy a darte a ti o a ellos una opción. Tenemos que saber de dónde vienen y cómo no pudimos encontrarlos hasta ahora, y el único hombre que puede hacerlo es Kevin. Así que llévanos con ellos o simplemente apártate de nuestro camino de una maldita vez, porque esto va a ocurrir.

—¿Qué está pasando? —preguntó Heechul detrás de él.

Siwon se acercó a él y colocó el cuerpo delante, en un gesto abiertamente protector.

—Quieren un poco de tu sangre.

—Para propósitos de investigación —aclaró Shindong—. Esperamos encontrar más información acerca de ti, sobre cómo eres capaz de absorber el poder de Siwon sin perjuicio.

—¿Crees que mi sangre te dirá por qué soy una esponja mágica? —preguntó él.

Kevin se rió, dejando escapar un melodioso y totalmente inhumano sonido.

—Encantadora imagen. Apropiado. Pienso que vas a gustarme.

—Deja de coquetear con mi hombre —gruñó Siwon.

—¿Tu hombre? —preguntó Heechul en un tono que era en parte alerta, en parte curiosidad.

Siwon sintió como le ardía la cara. Estaba sobrepasando los límites. Tenía que recordar eso. Heechul no le pertenecía, no importaba lo mucho que deseara lo contrario. Él podía hacer lo que quisiera. La idea lo cabreó mucho.

Siwon se hizo a un lado, por lo que ya no estaba protegiendo su cuerpo de la sanguijuela.

—¿Quieres que succione de ti? Estupendo. Sírvete.

—Uh. ¿Al igual que un vampiro chupasangre? ¿Cómo Hyungsik? ¿Ese tipo de succión?

—Sí —dijo Siwon, sintiéndose encantado con su apropiado disgusto.

—No —dijeron Shindong y Kevin, al mismo tiempo.

Heechul miró a los tres hombres y dio un corto paso acercándose a Siwon.

—Lo siento. Me asusté —dijo a los hombres.

Kevin disparó contra Heechul una fabulosa y hermosa sonrisa de modelo llena de dientes blancos.

—Es indoloro. Te lo prometo.

—Eso es lo que dicen todos los vampiros —le dijo Heechul.

—Encantadora criatura. Espero que tu hermano sea como tú. Podríamos usar un poco de humor para aligerar el lugar. Todos estos viejos aburridos Suju son casi tan divertidos como un funeral.

Shindong dejó escapar un gruñido de advertencia.

—Atrás, sanguijuela.

—¿Ves lo que quiero decir? Ninguna diversión en absoluto. Excepto tú y yo, querido, podríamos divertirnos mucho juntos.

La voz de Kevin rezumaba promesas. Dio un paso más cerca de Heechul, y al segundo, Siwon desenvainó su espada y mantuvo la hoja desnuda delante del demasiado hermoso cuello de Kevin.

—Ni un paso más —advirtió al Zea.

Kevin, levantó las manos en señal de rendición, pero no eran las manos las que eran peligrosas. Eran los ojos, del tipo que subyuga a las presas y los mantienen así mientras come. Los ojos estaban firmemente fijos en Heechul y él no apartaba la mirada a otro lado.

—Aparentemente, este es un mal momento —dijo Kevin.

—Cualquier momento es malo para que bebas la sangre de mi pareja —dijo Siwon.

—Me iré, pero regresaré cuando esté más dispuesto. Estoy seguro de que su hermano aguantará ese tiempo.

—¿Puedes ayudar a Wook? —preguntó Heechul.

—Por eso estoy aquí.

—Entonces hazlo —extendió los brazos como si le dejara decidir cuál de ellos era más sabroso—. Toma tanto como quieras. Sólo ayúdalo.

A Kevin le brillaron los ojos con hambre.

—Tan generoso. Qué desinteresado. Tu hermano tiene suerte de tenerte.

Siwon aumentó la presión sobre la espada.

—También quiere la sangre de Wook, Heechul.

—No la puede tener. Está demasiado enfermo. Tendrás que tomar la mía en su lugar.

—Esa no es la manera en la que funciona, precioso —dijo Kevin—. Voy a necesitar la suya, también.

—Hyungsik dijo que está demasiado débil.

—No soy Hyungsik. Mis habilidades son mucho mayores que la suyas, que es por eso por lo que estoy aquí ahora.

—¡Basta ya! —Gritó Shindong—. Yo estoy al mando aquí. Todos me elegisteis como líder y harás malditamente bien en aceptar este liderazgo, porque estoy seguro como el infierno que no hago este trabajo para divertirme.

Siwon miró Shindong, aturdido. Este exabrupto no era en absoluto propio de él.

—Ahora —dijo Shindong—. Kevin va a tomar un poco -y quiero decir un poco- de la sangre de Heechul para que podamos tratar de averiguar de dónde viene. Siwon, simplemente te vas a sentar y a permitirlo. Y, Kevin, si siento el más leve indicio de magia saliendo de ti, te cortaré el apéndice más cercano con mi espada, probablemente tu cabeza. Puedes quedar con tus compinches sanguijuelas para volver a unirte, si crees que son lo suficientemente buenos.

Siwon miró a Heechul, ignorando las órdenes de Shindong. No le importaba si le expulsaban por desafiarlo. Era su protegido, y no iba a renunciar el día después de haberle hecho el juramento. Se adelantó para que Heechul sólo pudiera verlo a él.

—¿Vas a permitir a Kevin tomar un poco de tu sangre? Podemos luchar contra ellos.

Los ojos de Heechul se abrieron con sorpresa.

—Estás bromeando, ¿verdad?

—Estoy mortalmente serio. Esas son nuestras dos únicas opciones.

—No podemos luchar contra estos tipos. Son los buenos, ¿no?

Siwon asintió con la cabeza.

—Aunque “buenos” puede ser un poco exagerado. Estamos en el mismo bando en la guerra, si eso es lo que quieres decir.

—Así es. Además, él es el único que puede ayudar a Wook.

—Haré lo que pueda —dijo Kevin.

Heechul tomó aliento profundamente mientras le decía a Kevin:

—Está bien. Toma un poco de mi sangre, pero mejor que haya un maldito zumo y galletas esperándome cuando hayas terminado.



A Heechul estaba empezando a no gustarle los vampiros casi tanto como a Siwon y Yesung. Si esto se mantenía, iba a estar seco antes de que la semana terminara.

Siwon se acercó a él, con la mano en su espada, mientras Heechul se sentaba junto a la mesa de la cocina, al lado de Kevin. Shindong se había excusado para hacerse cargo de algún tipo de emergencia, advirtiéndole a Kevin que se andara con pies de plomo.

—Te prometo que no te hará daño —dijo Kevin, cuando se inclinó hacia adelante.

—Toca su cuello y morirás aquí mismo —advirtió Siwon.

Heechul levantó la vista y no pudo dejar de mirarlo. Nunca lo había visto con un aspecto tan feroz, ni siquiera cuando se había enfrentado a los demonios que habían secuestrado a Sammy. Parecía un guerrero decidido a cobrar venganza, casi sin poder controlar la ira.

Los anchos hombros bloqueaban la luz de la sala de estar detrás de él, moldeando la silueta de su cuerpo. Las sombras fluían por los lados de la cara, proyectando los masculinos rasgos hacia un rudo relieve. La mandíbula estaba apretada y las aletas de la nariz llameaban.

Heechul le tocó el brazo en un intento de calmarlo, pero sólo logró hacerle sobresaltarse.

—¡Date prisa y termina! —le dijo a Kevin.

—Su brazo, mi señor —dijo Kevin.

Heechul no era el señor de nadie, pero no se detuvo a discutir el punto. No estaba seguro de cuánto tiempo más podría resistirse a Siwon. Podía sentir su posesividad latiendo a fuego lento a través de su unión.

Heechul extendió el brazo.

—¿Me prometes que no dolerá?

Kevin le dedicó una suave sonrisa que habría hecho derretir a la mayoría.

—Basta con que me mires a los ojos y todo habrá terminado antes de que te des cuenta.

—No —gritó Siwon—. Él es mío —su voz era tan tosca que las palabras apenas fueron descifrables.

Heechul no estaba seguro si la posesividad de Siwon lo halagaba o lo molestaba. Si no hubiera sido por su conexión y el miedo que sentía por él saliendo en ondas de Siwon, podría haber estado furioso con su bárbara declaración. Como fuera, sabía que él sólo estaba tratando de protegerlo de lo que percibía como una amenaza.

—Si no quieres que le mire, tal vez, deberías ser tú el que me distraiga —dijo Heechul, con lo que esperaba fuera una seductora sonrisa.

Él se inclinó, cogió el corto pelo con el puño de la mano, le reclinó la cabeza hacia atrás, y tomó posesión de la boca en un abrasador beso. El mundo de Heechul se inclinó hacia el borde y suspiró en su boca. La mano libre se acercó y se envolvió alrededor de su nuca para sujetarlo en el lugar y que no pudiera alejarse esta vez. En algún lugar más allá de la esfera flotante del beso de Siwon, Heechul apenas era consciente de que le estaban haciendo algo en el otro brazo. No le importaba el qué.

La lengua de Siwon jugueteó con su boca abierta y él saboreó su gruñido de aprobación mientras se deslizaba en su interior. Su mano se tensó en su pelo -un agradable mordisco de dolor. Siwon le presionó la espalda contra la silla, con los labios y la lengua deslizándose sobre él con una necesidad casi frenética.

El vientre de Heechul se calentó y los miembros se volvieron maleables y dispuestos. La luceria zumbó felizmente, resonando con el ronroneo del anillo contra el cuello. Sus cálidos dedos se presionaron contra el pulso, y estaba seguro de que la zumbante sangre de ahí se había calentado cerca de la ebullición.

La respiración se le aceleró, y pudo sentir el ardor del deseo arrollando por el pecho. Todo aparte de ellos dos se desvaneció en insignificancia. Heechul nunca había sentido nada tan devorador antes, y si hubiera quedado algún sitio dentro de su hormigueante cuerpo para el temor, se habría aterrorizado.

Este no era el tipo de beso que llegaba al final con cada uno de ellos yendo por caminos separados. Este era el tipo de beso que mezclaba corazones entre sí y cambiaba vidas. Había una especie de magia en eso -una especie de poder- que los tejía conjuntamente con delicados zarcillos de necesidad. Heechul estaba seguro de que no había nada aparte del desnudo, sudoroso sexo que pudiera apagar el fuego que le ardía. Estaba totalmente a favor de eso.

El cuerpo de Siwon se tensó con el esfuerzo; entonces Heechul sintió que empezaba a alejarse. Heechul apretó el agarre sobre él, usando toda su fuerza para sujetarlo en el lugar. Pero él era más fuerte y, cogiéndole de la mano, lo mantuvo a raya.

Heechul quedó jadeante, necesitado y dolorido. Ahora que estaban separados,pudo sentir la lujuria de Siwon -separada de la suya propia- estrellándose sobre él en violentas ondas. Le deseaba tanto como le había deseado a él y, sin embargo, se había detenido.

Lentamente, a medida que su confusa mente se despejaba, recordó que tenían audiencia. El rostro de Heechul ya estaba ruborizado por la pasión, de modo que estaba seguro que nadie notaría su sonrojo.

Kevin se aclaró la garganta con una delicada tos.

—Yo he, ah, terminado.

Heechul retiró la mano con fuerza y se miró la muñeca. Ahí no había nada, excepto inmaculada piel.

—No sentí nada —admitió.

—No estoy de acuerdo —murmuró Kevin—. Pero me alegro de no haberte lastimado.

—Ve a ayudar a Wook —ordenó Siwon.

Estaba de pie a pocos metros, medio encarado hacia las ventanas. Heechul podía ver la expresión de dolor en su semblante, y el rígido control que estaba tratando de mantener.

Kevin elevó las oscuras cejas.

—¿Estás enfermo, Suju?

—Estoy bien. Ve a ayudar a Wook.

Heechul se levantó, necesitando tocarle para calmarlo. Trató de alcanzarlo. Pero Siwon se apartó de un tirón.

—No te acerques más, o te tendré desnudo debajo de mí sobre el suelo en treinta segundos. No me importa quién esté observando.

El interior del cuerpo de Heechul brillaba tenuemente, con los efectos residuales del beso. Le requirió un esfuerzo de voluntad mantener la compostura y evitar dirigir las manos sobre la tensa espalda de Siwon.

—Él tiene razón —dijo Heechul, echándole un vistazo a Kevin— Wook te necesita.

Kevin inclinó respetuosamente la cabeza.

—Como quieras.

—¿Estarás bien? —le preguntó Heechul a Siwon, empezando a preocuparse.

—Sí. Esto es simplemente la versión de los Zea de una broma. Estaré allí en un minuto.

Heechul no estaba riéndose. Le dolía demasiado para encontrar algo de esto gracioso. Miró el rostro de Kevin y no pudo ver ningún rastro de humor acechando en sus ojos.

—¿Dónde está tu hermano? —preguntó él.

—Te lo mostraré.

Heechul llevó a Kevin a la habitación donde estaba descansando Wook. Abrió la puerta silenciosamente. Estaba oscuro, por lo que encendió las luces. Wook no se movió, pero había pasado años con médicos y enfermeras invadiendo su sueño, así que a estas alturas probablemente estaba acostumbrado.

Estaba tan delgado y frágil, casi esquelético. El cabello claro se mezclaba con las almohadas de blanco brillante. Las azules venas se extendían a través de las sienes y sobre el dorso de las manos. Los cardenales de las correas y las intravenosas eran oscuros, desagradables marcas que aún no habían comenzado a curar.

El destrozado corazón de Heechul se abrió y sangró por su hermano. Si esto no funcionaba…

—¿Cuánto tiempo ha estado dormido? —preguntó él, frunciendo el ceño hacia Wook.

—Horas. Se despertó y tomó algo de comer antes de salir de Nebraska, pero se durmió el resto del camino hasta aquí. Yesung le dio un poco de agua cuando llegamos, para irse directo a dormir.

Kevin se sentó en el borde de la cama. Cogió la huesuda mano con un cuidado exquisito. Los largos dedos revolotearon sobre su pulso por un momento. Cuando miró a Heechul, el rostro era sombrío.

—Ya no está durmiendo. Está inconsciente.


1 comentario:

  1. Inconsiente??? Que quiere decir eso?? Ya no podran hacer nada por WooK?? En verdad Yesung puede ser tan malo como dicen???

    jejej gracias por el capitulo y sorry por solo generar preguntas. Me gusto mucho el cap y espero con ansias saber que pasara con Wook

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...