En Tu Busqueda- Capítulo 14



Muy dentro de Siwon, algo estaba pasando -algo verdaderamente maravilloso- pero no sabía qué era. No podía pensar con claridad. No con la boca pegada al pecho y el cuerpo retorciéndose bajo el suyo. No con la luz de la luna bañando su piel y el aroma de su excitación flotando fuertemente en el aire nocturno.

El poder fluyó fuera de él, goteando por todas las partes donde las pieles desnudas se tocaban. Era erótico sentirle absorberlo, sentirle aceptar lo que necesitaba darle.

—Oh —respiró hondo y le sintió contener el aliento durante un momento—. Eso es lo que querías decir.

Siwon no podía hablar. La garganta estaba demasiado tensa por la necesidad de empujar más poder en él y forzarle a tomarlo todo. Sólo su necesidad de protegerlo le contuvo y le permitió una valiosa medida de control.

La feroz necesidad de tomarlo se apoderó de Siwon. Si no podía tomar más poder, malditamente bien iba a tomar su polla en su interior tan profundo como pudiera entrar.


Los dedos fueron a la cinturilla de los vaqueros, desesperado por tenerlo desnudo.
Quería sentir su piel contra él y averiguar si estaba tan listo para él como necesitaba que estuviera. No creía que pudiera ser suave más. No la primera vez. Tal vez después de unas cuantas rondas, después de derribar los aspectos más ásperos de su necesidad.

Heechul se puso rígido y se movió para detenerle la mano, pero Siwon se sacudió el intento. Heechul lo intentó de nuevo y Siwon gruñó de frustración mientras le capturaba las manos y se las ponía por encima de la cabeza contra la descartada camiseta.

—Siwon —susurró su nombre como si estuviera asustado.

Él no quería parar, pero se vio obligado ante su promesa de mirar y descubrir lo que le asustaba. Una vez lo hubiera matado, podría volver a su dulce cuerpo firme.

Cuando miró alrededor, no vio nada.

—¿Qué? —le preguntó con la voz turbia de necesidad.

—Me estás sujetando.

—¿Y?

Estaba intentando detenerlo. ¿Qué esperaba que hiciera?

—Suéltame —los ojos estaban muy abiertos y brillantes, con franco miedo.

Siwon miró donde la mano encadenaba las muñecas de Heechul. Su presión era suficiente para magullar. Suficientemente apretado como para hacerle daño.

—Mierda —gruñó Siwon.

Lo soltó y se empujó apartándose. Estaba yendo demasiado rápido en su desesperación. Forzándolo. Esa no había sido su intención.

¿Lo había sido?

La erección palpitaba al ritmo del pulso acelerado y tenía la piel enfebrecida. En su interior, estaba temblando de necesidad, pero se las arregló para permanecer quieto tendido sobre la tierra seca y no asaltarle.

El rostro de Heechul entró en su línea de visión y tenía un tentativo ceño preocupado.

—¿Estás bien?

Siwon cerró los ojos. Ni siquiera podía mirarle sin luchar contra la necesidad de establecer su reclamo. E incluso con los ojos cerrados, todavía podía sentir su piel bajo las manos y su pezón contra la lengua. Eso no era el tipo de cosas que un hombre olvidaba.

Heechul le tocó la cara, y él apretó los dientes contra la tentación de echarlo hacia atrás y tomarlo fuerte y rápido, antes de que tuviera oportunidad de detenerle.

—No tenemos que parar, pero más lento es mejor —dijo Heechul—. ¿Puedes ir más despacio?

—Probablemente no. No sé que me haces, pero me estoy muriendo por ti. Necesito estar dentro de ti —sólo decirlo casi le volvió del revés de lujuria.

Heechul exhaló un aliento tembloroso. Su pecho le rozó el brazo, y pudo sentir la suavidad sedosa de su piel. Todavía estaba sin camisa.

Siwon abrió los ojos para mirar porque no tenía otra opción. Tenía que ver su pecho desnudo.

Heechul le miró fijamente y se puso de rodillas.

—Más lento, ¿de acuerdo?

Siwon asintió, incapaz de hablar. No estaba seguro de si podía reducir la marcha, pero sabía que lo intentaría. Haría cualquier cosa para conseguir tenerlo de espaldas debajo de él, donde pertenecía.

Antes de que pudiera encontrar la voluntad para moverse, Heechul se puso a horcajadas sobre sus caderas.

—Funcionó —le dijo.

—¿Qué funcionó?

—La intimidad —Heechul tomó su mano y se la presionó contra el pecho—. Cuando me besaste aquí, sentí… sentí que nuestra conexión se hacía más fuerte.

—Tal vez debería hacerlo de nuevo, sólo para estar seguros.

Heechul le dedicó una sensual sonrisa que le hizo querer sentir sus labios rodeándole la polla mientras le chupaba. Todo el cuerpo se estremeció con el esfuerzo de permanecer inmóvil y no obligarlo a hacer precisamente eso.

—Eres hermoso —dijo Heechul.

—Soy un hombre.

Heechul pasó los dedos por la marca de vida, arrastrándolos hacia los vaqueros.

—Sigues siendo hermoso. Todo duro y musculoso. Es realmente excitante.

—Si estás tan excitado, entonces no te importará dejarme sentirte. ¿Estás listo Heechul?


Siwon le sostuvo la mirada mientras se desabrochaba los vaqueros y deslizaba la cremallera tan lentamente que le hizo doler las pelotas. En lugar de dejarle a él hacer el trabajo, se introdujo la mano dentro del boxer. Sus ojos se volvieron lánguidos y la cabeza le cayó hacia atrás cuando Heechul movió los dedos contra su propio miembro.

Siwon no podía aguantar más. Ni un sólo segundo. Le agarró la muñeca y le sacó la mano. Sus dedos brillaban con su excitación a la luz de la luna. Le había provocado eso. Lo había hecho endurecerse y ahora iba a saborearlo.

Tomó los dedos de Heechul en la boca y estuvo cerca de correrse ahí mismo. Heechul sabía a sal y a necesidad insatisfecha. Pero no por mucho tiempo. Le satisfaría y lo llenaría con su semilla para que no hubiera más dudas de que era suyo. Heechul olería a suyo. Sabría a suyo. Sería suyo.

Heechul le miró con los parpados pesados y él pudo sentir sus vaqueros ásperos contra el estómago cuando sus caderas se movieron como si tuvieran mente propia.

—Quítatelos —ordenó Siwon—. Te quiero desnudo.

Heechul levantó una ceja en desafío.

—Tú también.

Cualquier cosa que le desnudara valdría para Siwon. Se quitó el cinturón de la espada y lo dejó al alcance. Tan pronto como se separó del cuerpo, el arma se volvió visible, mostrando los intrincados grabados de vides en la vaina. Se quitó los vaqueros y las botas justo a tiempo de verle hacer lo mismo.

Todavía llevaba el boxer, pero Heechul lanzó el resto de sus ropas a un lado y sus ojos se clavaron en la dura erección. Ésta corcoveó en respuesta a su ansiosa mirada.

—Si sigues mirando, voy a deshonrarme.

Una sonrisa de pura codicia curvó la boca de Heechul.

—Oh, ¿sí? —Se acercó y envolvió los dedos alrededor de él, haciéndole aspirar un áspero aliento—. Creo que me gustaría ver eso.

—Tal vez mas tarde —le dijo, y lo puso de espaldas en el suave y espeso césped—. Ahora mismo, tengo otros planes.

Heechul lo acarició con el puño. Sus dedos eran lo suficientemente largos para hacer bien el trabajo, y lo sentía como el cielo. Siwon tuvo que apretar los dientes para contenerse de correrse sobre su mano.

Le separó la mano y su polla dio un latido de resentimiento, que él ignoró.

—Todavía llevas la ropa interior —dijo él.

—Soy tímido.

Siwon dejó escapar una carcajada que no pudo contener. No tenía un solo hueso tímido en el cuerpo. Se estaba burlando de él y eso estaba bien. Dos podían jugar a ese juego.

Lo besó en la boca hasta dejarlo sin aliento, y luego se trasladó por su cuello y sobre sus clavículas. Amó cada pezón con la boca y la lengua, provocando dulces gemidos de placer en Heechul hasta que no pudo aguantar más. Arrastró besos por sus costillas y sobre su tenso vientre, deslizando el boxer mientras bajaba.

Sus piernas eran largas y musculosas. También era suave y blando. Tenía que tocarlo y disfrutar de la sensación de su piel bajo él. No estaba seguro de si iba alguna vez a tener lo suficiente de su pareja, pero estaba malditamente bien yendo a intentarlo.

Volvió hacia arriba por su cuerpo, abriéndole las piernas mientras lo acariciaba. Cada centímetro que subía enviaba un nuevo escalofrío en Heechul, otro suave gemido. Contenerse casi le mata. Habría sido tan fácil simplemente deslizarse derecho en su interior. Pero Heechul le había pedido que fuera más lento, así que lo haría.

Cuando deslizó los dedos por su sexo, saltó ante el contacto.

—Oh —exhaló en un largo suspiro mientras el cuerpo quedó inerte.

Siwon no estaba esperando una invitación. Le separó las piernas lo suficiente para hacer espacio para los hombros y se estableció entre ellas. La hierba le hizo cosquillas en el cuerpo, pero era lo suficientemente suave que no se preocupó por la espalda de Heechul. Podría montarlo tan fuerte como quisiera y no temer hacerle daño. Lo cual era bueno. No confiaba en su contención una vez sintiera de cerca su cuerpo rodeándole la polla.

El aroma de su cuerpo caliente le hizo girar la cabeza y la boca agua. Separó su carne, y el cuerpo de Heechul se tensó. No sabía si era porque estaba impaciente o ansioso, pero le presionó suaves y blandos besos a lo largo del interior de sus muslos para tranquilizarlo y le dejara darle placer.

No funcionó. Estaba nerviosamente apretado, vibrando de tensión.

La mente quería relajarlo y aliviar su ansiedad, pero el cuerpo tenía otras ideas. Necesitaba saborearlo de nuevo, hacerlo correrse. Después de un orgasmo o dos, estaría plenamente relajado.

La idea era demasiado potente para resistirse, así que no lo hizo. Abrió sus piernas, las alzó y las sostuvo allí mientras le tomaba con la boca.

Heechul le agarró el pelo en sus puños y dejó escapar un agudo grito de necesidad. Sus caderas se movieron debajo y él las sostuvo inmóviles mientras pasaba la lengua por toda su longitud.

Entonces Siwon lo sintió. Heechul estaba empujando en su mente frenéticamente, intentando encontrar la manera de entrar.

Brian nunca había querido esa cercanía con él. Siempre había mantenido la distancia. Frío y distante. Nunca le había permitido más que besarlo.

Pero no Heechul. Estaba intentando acercarse a él, tratando de convertirse en una parte de él. El alma de Siwon se llenó de satisfacción y lo dejó entrar, sintiendo una oscura sonrisa en la boca. No tenía nada que esconderle -ya no- pero lo orientó hacia lo que él más quería que viera. Iba a verlo todo de él, sentir su deseo y eso aumentaría el de Heechul.

En su inocencia, no se daba cuenta que él estaba canalizándole a través de los pensamientos, dirigiéndole hacia la vibrante y consumidora necesidad de tenerlo y mantenerlo para siempre. Le siguió fácilmente y él lo dejó sentirlo, lo liberó del control y le permitió sentir cuánto le deseaba.

Un crudo gemido se escapó de los labios de Heechul, y se arqueó, sosteniendo la cabeza de él apretada contra sí. Como si él necesitara algún estimulo. Podía sentir lo cerca que estaba, cuánto lo deseaba. Lo necesitaba. Su cuerpo estaba temblando en el borde, y todo lo que necesitaba era el mínimo empujón para enviarlo sobre él.

La polla de Siwon palpitó cuando deslizó un dedo dentro de su apretado cuerpo caliente. Heechul dejó escapar un quejido casi doloroso, así que lo chupó con fuerza, dándole lo que necesitaba. Eso fue todo lo que necesitó.

Sintió barrer su orgasmo atravesándolo y sintió sus músculos contraerse cuando estalló en su boca. Dejó salir un alto grito de liberación que hizo que el mundo de Siwon cambiara bajo él. El eco ni siquiera había cesado todavía y ya quería que volviera a hacerlo de nuevo. Y otra vez.

Su cuerpo se relajó bajo él, volviéndose suave y flexible. Todavía estaba flotando dentro de su mente, pero su presencia era débil y contenida. Sus piernas estaban ampliamente extendidas, su sexo brillando con la luz de la luna.

Si hubiera sido un hombre mejor, se habría apartado y lo habría dejado descansar. Pero no era bueno. Lo necesitaba demasiado. El sudor le cubrió la piel y los músculos estaban anudados de dolor. Tenía que tenerlo. Ahora, antes de que tuviera la oportunidad de negarse.

Ascendió por su cuerpo besando el camino, rezando para que Heechul comprendiera su necesidad.

—Lo siento —dijo crispadamente cuando alineó el cuerpo para adaptarse a él.

Heechul abrió los ojos. Siwon esperaba ver conmoción o tal vez rechazo, pero en cambio, le abrazó y tiró de él. Sus caderas se movieron por propia voluntad, facilitando la entrada a la erección. Estaba ajustado, pero relajado que se deslizó sin hacerle daño.
Gracias a Dios.

Los brazos se sacudieron en contención mientras apuntalaba el peso sobre el cuerpo de Heechul. Se estaba muriendo por empujar más profundamente y clavarse en su interior, pero se contuvo.

—¿Estás bien? —encontró la fuerza para preguntar.

Heechul ronroneó y arqueó la espalda para que se deslizara más profundamente. Siwon tomó aire y apretó los dientes para evitar el orgasmo sólo un poco más. Por mucho que necesitara correrse, necesitaba estar seguro de que esta no sería la única vez. Tenía que ser bueno. Solo tenía unos pocos días para demostrarle que no podría vivir sin él, y eyacular en su interior a los treinta segundos escasos no era el modo de hacerlo.

Calmó su cuerpo y se concentró en la cara de Heechul, la suave curva de sus mejillas, el blando abultamiento de su boca, el modo en que sus parpados aleteaban cuando la polla se contraía dentro de él.

—No te estás moviendo —susurró Heechul, y apretó los músculos a su alrededor.

Siwon jadeó por aire.

—Estoy intentando mantener un poco de control aquí. No estás ayudando.

—No quiero tu control. Te quiero a ti.

—Sería demasiado rudo ahora mismo.

Heechul le devolvió una sexy sonrisa conocedora.

—Rudo es agradable de vez en cuando —cogió el labio inferior de él entre los dientes y deslizó la lengua por él antes de dejarle ir—. Además, soy resistente. Puedo tomarlo.

No sólo podía tomarlo, lo quería. Él podía ver el deseo brillando en sus ojos, sentirlo parpadear a través de la conexión.

El control de Siwon se rompió. Se deslizó de su cuerpo y se sumergió en él de nuevo, forzándolo a tomarlo todo de él. Los ojos de Heechul se abrieron ampliamente y sus pupilas se dilataron cuando se quedó profundamente en su interior y encajó las caderas contra él.

—Oh, Dios —exhaló y se aferró a su trasero—. Otra vez.

Siwon obedeció, pero no porque Heechul lo hubiera pedido. No tenía otra opción. Los instintos eran violentos ahora, el cuerpo moviéndose fuerte y rápido en respuesta. En algún lugar en el fondo de la mente, pensó que debería hacer algo más. ¿Besarlo, acariciarlo? Ya no estaba seguro. Nada importaba excepto el férreo control de su entrada contra la polla y el calor resbaladizo formado entre ellos. Estaba estrecho y resbaladizo, y su cuerpo amortiguaba sus embates, aceptando lo que él le diera.

La base de la columna vertebral se tensó y chispas se formaron en su vista. Estaba cerca y quería a Heechul allí mismo con él, hundiéndose en el borde.

Siwon forzó el paso al interior de la mente de Heechul y lo dejó sentir lo que estaba sintiendo. Canalizó el poder hacia su cuerpo, estrechando los límites del vínculo tan fuerte como pudo, obligándolo a tomar más de lo que nunca había tomado antes. Heechul gritó contra la presión, pero él no cedió. Esto era lo que Heechul quería -lo que necesitaba para ayudar a Wook- y él iba a dárselo.

Heechul arqueó el cuerpo, elevando las caderas. Eso le enterró más profundamente en su interior, y Siwon se perdió, deleitándose en las sensaciones de su cuerpo y mente cuando le llenaron. Su orgasmo le agarrotó la garganta y le estranguló el aire del cuerpo. Lo empujó de vuelta a la tierra y se introdujo hasta la empuñadura mientras disparaba la semilla en su interior.

Los pulsos de energía llenaron a Heechul a la vez que los de su cuerpo hasta que Siwon pudo sentir sus esfuerzos contra la sensación. Era demasiado para él, y cuando Heechul le siguió, gritando, cuando llegó al clímax sacudió las caderas contra él. Su estómago se tensó rítmicamente y una luz resplandeciente fluyó de sus brazos y salió de la punta de sus dedos, hundiéndose en la tierra.

Lentamente, la luz se desvaneció y el silencio descendió sobre ellos. Incluso los grillos estaban silenciosos. Una suave brisa le refrescó la piel mientras luchaba para frenar la respiración irregular.

Había tenido siglos de sexo y nunca había sido así. O bien tenía algo que ver con la relación que compartían, o había estado haciendo algo realmente mal durante un tiempo muy largo.

—Creo que me has matado —dijo Heechul. La voz estaba ronca y áspera.

—Tal vez, pero es una buena manera de morir.

Siwon se apartó de su cuerpo, pero no fue lejos. La cruda necesidad salvaje que había sentido se había ido ahora, pero cuando miró su agotado cuerpo húmedo yaciendo allí y vio la prueba de la unión brillando en la polla y los muslos de Heechul, sabía que no se apartaría mucho tiempo. Heechul era suyo ahora y no iba a dejarle olvidarlo.

—Eres sólo un poco posesivo, ¿huh? —le preguntó sin abrir los ojos.

Heechul percibía sus pensamientos. Siwon se deleitó con el conocimiento de que eran lo suficientemente cercanos como para que él pudiera sentirlos.

—Absolutamente. Te sugiero que te acostumbres.

Una pequeña sonrisa elevó un lado de su boca.

—Este chico puede acostumbrarse a este tipo de sexo realmente rápido.

Y sólo con eso, Siwon estuvo duro y listo para empezar de nuevo.

—Nunca sería igual con nadie más —le dijo. La voz sonaba áspera, casi enfadada, pero tenía que hacerle saber que no era reemplazable.

Heechul abrió un ojo.

—Abajo, chico. No soy de salir corriendo. Puedes relajarte.

No, no podía, pero si no daba marcha atrás, iba a asustarlo o enfadarlo tanto que nunca le dejaría tenerlo así de nuevo. Y eso no podía pasar. Tenía que calmarlo. Rápido.

Heechul se levantó y se miró entre los muslos. Una mirada conmocionada le cruzó la cara, después se convirtió en aflicción.

—No puedo creer que olvidara hacerte cubrir.

—¿Cubrir?

No sabía lo que quería decir, pero parecía tan disgustado que necesitaba solucionarlo. Lo que quiera que fuera.

—No usaste un condón. Por favor, dime que no estás sufriendo algún tipo de mágica podredumbre de entrepierna.

Siwon parpadeó, completamente perdido. El cuerpo todavía le estaba tarareando, la mente aún no se había puesto al día y tenía que obtener la cuota de suministro de sangre.

—¿Mágica qué?

—ETS —dijo Heechul, como si debiera saber que quería decir—. Ya sabes, enfermedades de transmisión sexual.

Finalmente, lo cogió.

—Oh, lo entiendo. Enfermedades humanas. No, no tienes que preocuparte. Nuestra especie no enferma, al menos no así.

Heechul levantó la mano.

—No quiero saber nada más ahora mismo. Tal vez más tarde.

—No puedo darte un niño, tampoco —le dijo por obligación.

Heechul se quedó quieta e inclinó la cabeza a un lado.

—¿Hablas en serio? Soy hombre.

—Las parejas Suju pueden quedar embarazados, bueno podían. Nuestros hombres no pueden engendrar hijos. Nos hicieron algo. No sabemos qué, pero todos somos estériles ahora.

Heechul frunció el ceño y le alcanzó. Tal vez había sentido la ira que le había robado la alegría, o tal vez algo en la cara se lo había dado a entender. No estaba seguro. Pero lo que fuera, Heechul le acariciaba la mano como si le ofreciera condolencias, lo que supuso era apropiado. La ausencia de vida era casi tan desoladora como la pérdida de la misma.

—Lo siento. Quiero decir, no sabia que podía embarazarme, y con el loco camino que lleva mi vida, probablemente no lo haga, pero al menos tengo la opción. Lamento que tú no.

—Yo también lo lamento. Pero son viejas noticias. No tiene sentido demorarse en ella. Sólo pensé que deberías saberlo.

Estuvo extrañamente tranquilo durante un momento mientras recogía su ropa. Cuando se dio la vuelta, tenía los ojos brillantes, como si hubiera estado conteniendo las lágrimas.

—Sabes, de algún modo, eres afortunado. Nunca tendrás que preocuparte de que tu hijo te será arrebatado en mitad de la noche, o que se vuelva una babeante cáscara aterrorizada en lugar de lo que fue una vez. Nunca tendrás que preocuparte de si eres lo suficientemente bueno para mantenerlos a salvo y protegerlos del peligro. Nunca conocerás la angustia de fallarles.

Ahora estaba hablando de su hermano Henry, aquel que había sido secuestrado esa noche hacia ocho años. Lo sabía porque lo había visto pasar, y sentía la culpabilidad de Heechul por no haber sido lo suficientemente fuerte como para detenerlo.

Siwon lo tomó en los brazos porque no podía dejar de abrazarlo. Le necesitaba ahora, y era su deber -su honor- darle lo que necesitara.

—No le fallaste a tus hermanos —le dijo.

—Sí. Lo hice. Todavía estoy fallándole a Wook.

—Tal vez no —dijo Siwon—. Eres más fuerte ahora. Somos más fuertes ahora. Podemos intentarlo de nuevo.

Heechul dejó escapar un tembloroso suspiro y se aferró a él con desesperada fuerza.

—¿Y si fallo otra vez?

—Entonces lo haces, pero no puedes perder la esperanza. Conozco gente que puede ser capaz de ayudarlo incluso si nosotros no podernos. Haremos lo que sea necesario, ¿de acuerdo?

Sintió su gesto de asentimiento contra la mejilla.

—No estoy seguro de cuánta esperanza queda en mí.

—No te preocupes —dijo, apretando el abrazo—. Tengo suficiente esperanza por ambos.



El Príncipe Hyesung estaba de pie en el balcón, mirando desde lo alto hacia la ciudad a sus pies. El viento glacial le azotaba el cabello alrededor de la cabeza, produciéndole picazón en los ojos. Las lunas gemelas se estaban desvaneciendo. Mañana, la puerta a la Tierra se abriría y a través de ella se encontraría con sus hijos. Allí sería verano, si su calendario era correcto. El octavo verano desde que había visto por última vez a sus hijos.

Ni siquiera había pasado un año en Athanasia desde el ataque Sasaeng a su familia de la Tierra. Sin duda, no el tiempo suficiente para que dejara de afligirse por Heeyeon. Para detener la melancolía con cada aliento que daba.

Pesados pasos sonaron detrás de él en el suelo de piedra.

Hyesung ni siquiera necesitó volverse para ver la expresión de disgusto en el rostro de su hermano mayor. Pudo oírlo suspendido en el tono serio de voz.

—No irás —dijo Junjin.

—Sí. Iré.

—No es seguro. Podrían matarte.

La ira se apoderó de Hyesung, aunque trató de controlarla. Si esperaba sobrevivir al viaje a través de la puerta, necesitaba mantener la calma y centrarse.

—Me está matando igual no saber si mis hijos están vivos o muertos.

—Los encontraré por ti y te informaré. Así es más seguro.

—¿Y si me necesitan?

Junjin colocó la amplia mano sobre el hombro de Hyesung. La voz se suavizó con comprensión.

—Ese es el riesgo que todos asumimos cuando nos decidimos a recorrer este camino. Sabíamos que nuestros hijos crecerían sin saber de nosotros. Es el precio que debemos pagar.

Hyesung se dio la vuelta apartando la mano de su hermanastro. El cuidadoso control hecho pedazos en escombros, sin posibilidad de reparación.

—Mis hijos pueden estar muertos. Ninguno de nuestros hermanos ha sido capaz de encontrar algún rastro de ellos. Tengo que volver. Necesito saber.

Los amarillos y dorados de los ojos de Junjin se agitaron, arremolinando y retorciéndose alrededor de las pupilas. La compasión le serenó los rasgos, y puso la mano sobre el pecho de Hyesung.

—Este camino se ha vuelto más difícil de lo que ninguno de nosotros hubiera imaginado, pero tenemos que seguir centrados en nuestra misión.

—Sólo quiero ver a mis niños. No voy a interferir en nuestros planes.

—Sabes que no es tan simple. Sigues estando débil después de tu último viaje, para librar a Wook del veneno de los sgath. No serás capaz de escudar tu entrada, y advertirás a Padre que cruzaste.

—Estoy lo suficientemente fuerte.

—No. No lo estás. Todavía no. Padre te matará y entonces, ¿qué pasará con tus hijos?

Hyesung inclinó la cabeza sobre el brazo de Junjin. Tenía razón. Estaban tan poco tiempo en la Tierra, que ninguno de los demás podría conseguir más para cuidar de sus niños.

Tenían los suyos propios que cuidar.

—No puedo seguir haciéndolo —afirmó Hyesung—, el precio es demasiado alto.

—Igual que para los demás, pero los informes muestran que nuestras previsiones eran correctas. Los Sasaengs son cada vez más poderosos, y no quedan suficientes Centinelas para contener la puerta. Debemos perseverar.

—Así pues, vuelves a empezar.

No era una pregunta. Hyesung sabía que Junjin era el más entregado de todos ellos, sin importar el coste personal. Pero por otro lado, si sus planes fracasaban tendría más que perder aquí que cualquiera de ellos.

—Voy. Solo.

Hyesung negó con la cabeza.

—¿Cómo puedes continuar insistiendo, después de saber lo que mis hijos han sufrido?

Junjin miró con cuidado las lunas, luego hacia abajo, al interior de la campiña salpicada por las luces de las casas que se extendían a través de ella.

—Voy yo porque es la única manera de salvar lo que tenemos aquí. La única manera de proteger mi hogar. Mi familia —se volvió para mirar a Hyesung con los ojos girando velozmente con el dorado fuego de la determinación—. No debemos fallar.

Hyesung suspiró con resignación. Al principio el camino le había parecido tan glorioso, tan justo.

Pero ahora... Hyesung sacó su posesión más preciada de la bolsa que le colgaba sobre el corazón. La fotografía usada y descolorida de su mujer y sus tres hijos, aunque no le hacía falta para recordar las líneas del rostro de su amada Heeyeon, o la dulce curva de las mejillas de sus bebés. Tenía la imagen grabada en la memoria, donde los felices rostros y el conocimiento de que les había fallado vivirían para la eternidad.

Con la mano temblorosa le entregó la fotografía a Junjin.

—¿Los buscarás por mí? ¿Averiguarás si mi pequeño escapó de la captura?

Junjin miró la imagen e hizo una solemne inclinación de cabeza.

—Lo intentaré.

—¿Cuántas horas permanecerás en la Tierra?

—Nueve. No más.

Hyesung rezó para que fueran suficientes.

—El verano siempre nos priva de nuestro tiempo con ellos.

Lucien se encogió de hombros.

—Es como debe ser.

—Lo sé. Supongo que no debería seguir haciéndome más daño por ello. Heeyeon está muerta, y mi tiempo con ella se acabó.

—Tal vez los humanos tienen razón y su cielo existe.

—Es una hermosa idea, poder reunirse con aquellos que amamos para vivir por siempre en paz. Heeyeon lo creía.

Si alguien se merecía semejante destino, esa era la amada de Hyesung.

Con el agudo golpe de apresurados tacones por el pasillo, Venus se deslizó bordeando la esquina. El largo y pálido cabello estaba alborotado por la carrera, y las mejillas sonrojadas en un color rosa brillante. Los ojos del color de una puesta de sol estaban muy abiertos a causa del miedo, los suaves labios entreabiertos para facilitar la dificultosa respiración. Era la más bella de las mujeres en su mundo, e incluso Hyesung, cuyo corazón pertenecía a otra, tenía que detenerse por un momento cada vez que ella entraba en la habitación. Era una sierva, pero como el tesoro más preciado del Trot, conocía más la libertad que la mayoría.

También era su aliada más poderosa.

—El Trot viene —susurró.

Junjin escondió la fotografía en la chaqueta.

—Debo irme ahora. La puerta estará alineada para abrirse dentro de unos momentos.

—Ve, pues. Me quedaré aquí y distraeré a Padre. Si encuentras a mis hijos, dales mi amor.

—Lo juro —los ojos de Junjin brillaron en la oscuridad, los remolinos de colores activándose en respuesta a su voto. Ahuecó la mejilla de Venus y le habló en un tranquilizador pero urgente tono—. El Trot no puede saber dónde he ido, o nuestras vidas y las de nuestros hijos en la Tierra estarán perdidas. No voy a permitir que eso suceda.

Ella bajó la cabeza.

—Sí, Alteza. Entiendo.

Junjin salió a través de una puerta oculta, y Hyesung volviéndose hacia Venus le tendió la mano.

—Ven conmigo. Vamos a distraer a Padre y, al mismo tiempo, cubriremos las señales de su rápida carrera.

Venus fue a sus brazos sin titubear. Cuando Hyesung la besó, ella fingió disfrutarlo como un buen siervo haría, dejando escapar un suave gemido. Hyesung no sintió nada. Tan bella como era, no era Heeyeon. No olía como su Heeyeon, ni tenía su sabor. Pero falseó su respuesta en el abrazo de todos modos, sabiendo que distraería a su padre como nada más podría. La vida de los niños de Hyesung, si todavía vivían, dependía de ello. Si el Trot descubría que sus hijos habían quebrantado la ley, los masacraría a todos sin hacer caso del hecho que esos niños eran sus nietos también.

Hyesung lo sabía. Lo había visto ocurrir antes.


1 comentario:

  1. Kyaaa!!!! Hasta que por fin Lemon SiChul!!!!!!! ^o^
    jjejejejeje espero que las cosas entre ellos mejoren mucho y que Heechul desista de la idea de dejar a Siwon en cuanto Wookie este bien.

    Por otro lado?? Quien es el personaje que busca a sus hijos?? Es el padre de Hee y sus hermano???

    Please no tardes tanto en actualizar.

    Gracias por el capitulo ^,~

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...