Sapphire Wolf (T7)- 10



Jongkook vio con horror como hechiceros y brujas por igual se retorcían de dolor, algunos agarrándose de la cabeza y otros agarrándose de sus estómagos. Sonidos de arcadas comenzaron a llenar el aire y luego lamentos de angustia empezaron a trepar por las paredes de la sala de techo alto en la montaña.
Jongkook se adelantó, corriendo a la primera persona que pudo alcanzar. Era Indigo, uno de sus compañeros de armas, y vio como su piel estaba empapada en sudor y enrojecida con fiebre. Él puso su mano contra el rostro de Indigo y sintió que estaba ardiendo. Cuando el hombre volvió la cara hacia Jongkook, vio como sus ojos iban de verde a rojo ardiente. Indigo respiró profundamente varias veces y luego cerró los ojos.
Jongkook dio un paso atrás y esperó mientras trataba de aislarse de los gritos a su alrededor. Por último, el guerrero se enderezó, abrió los ojos que continuaban siendo de color rojo brillante, y dejó escapar un profundo suspiro.
—Indigo —dijo Jongkook con cautela—, ¿estás bien?
—Lo estoy —respondió Indigo.
Jongkook lo observó durante unos segundos, pero el ruido a su alrededor destrozó su preocupación por lo que estaba sucediendo con Indigo. Él sacudió la cabeza, tratando de alejar el dolor de cabeza rabioso que había aparecido repentinamente con un férreo control y que trataba de llevarlo a sus rodillas. No tenía tiempo para estar enfermo, no cuando su Rey estaba ausente y algo terriblemente mal estaba pasando con su gente.
—Bien —dijo con frustración—, ayúdame con los otros. —Jongkook hizo un gesto hacia la habitación que seguía llenándose de más y más hechiceros enfermos. Indigo asintió y luego se dirigió hacia la persona enferma más cercana.
Jongkook comenzó a dirigirse hacia otro guerrero, pero cambió de rumbo cuando vio a Taeyong, una de sus sanadoras, viniendo corriendo.
—Taeyong —casi gritó Jongkook—. ¿Qué es esta locura?
Taeyong miró a su alrededor lentamente y Jongkook se recordó de por qué ella era la jefa de los sanadores. Era famosa por su actitud tranquila y serena en momentos de estrés y era muy evidente ahora que ella era exactamente lo que necesitaba.
—Es la oscuridad —dijo Taeyong finalmente con frialdad—. La magia negra está trabajando en este lugar, General.
—¿Qué hacemos?
—No lo sé. —Lo miró y, a pesar de su control, aún pudo ver el miedo en sus ojos.
Jongkook sintió otra punzada de dolor en el estómago y entonces su visión nadó mientras caía de rodillas. Las palabras “magia negra” flotaron en su cabeza a medida que sentía que su mente era envuelta en una niebla de confusión.
Trató de empujar a través de la neblina y pensar con claridad, pero no pudo aferrarse ni a un solo pensamiento. Oyó su nombre siendo llamado, pero no pudo responder. Se sentía completamente fuera de control de sus facultades, y justo cuando estaba seguro de que iba a perder la cabeza, de repente, todo se despejó.
Se levantó del suelo mientras se abrían sus ojos. Hizo girar su cuello, quitando la rigidez. Cuando escuchó su nombre siendo dicho, esta vez, respondió.
—Mi Rey. —Jongkook se volvió para ver a Jungsoo acercándose a zancadas hacia él. Cayó sobre una rodilla mientras inclinaba la cabeza—. ¿Cuándo regresaste?
—He estado de vuelta desde hace aproximadamente una hora. ¿Te estás sintiendo mejor?
Jongkook se puso de pie y asintió.
—Estoy mucho mejor ahora, y toda nuestra gente va a estar bien.
Jungsoo asintió.
—Bien. Tenemos una guerra que planear.
—Exactamente mis pensamientos —concordó Jongkook.
—¿Hablaste con Hyungsik hoy?
—Sí, señor, va a hacer los arcos y las espadas.
Jungsoo asintió mientras observaba alrededor del gran salón. Vio cómo uno a uno los hechiceros y brujas que habían estado enfermos hace solo unos momentos ahora comenzaban a ponerse de pie, sacudiéndose los efectos y abriendo sus ojos revelando irises rojo sangre.
—Pídele que duplique la cantidad. Los Trolls pueden ser duros de matar.
—Jungsoo… —Una voz habló desde el otro lado del pasillo. Jungsoo levantó la mirada y sus ojos se estrecharon.
—Minwoo, ¿qué estás haciendo aquí?
El joven Guardian Fae caminó lentamente hacia él.
—Hyungsik mencionó que Jongkook parecía estar enfermo hoy, cuando él estuvo aquí. —Minwoo observó al Rey con el que había pasado más de un mes viajando y se dio cuenta que, como los demás, sus ojos eran de un rojo brillante. Su piel hormigueó al sentir la enfermiza sensación en el aire intentando adherirse a él. Pero rápidamente se retiró de la bondad que él tenía en su corazón.
Jungsoo rió sombríamente.
—Parece que todos hemos estado un poco enfermos hoy, pero como puedes ver estamos sanando muy rápidamente.
Minwoo miró a su alrededor y sus labios se apretaron. Algo estaba muy mal y estaba empezando a darse cuenta que era el único que pensaba así.
—¿Has notado algo diferente en tu gente, o en ti mismo, Rey?
Jungsoo sonrió.
—¿Aparte de sentirme más fuerte de lo que me he sentido en mucho tiempo? Pues no, no noto nada diferente.
—¿Cómo está tu compañera? —preguntó de repente. Sus ojos destellaron regresando brevemente a su amarillo habitual, pero el rojo estuvo de regreso en un abrir y cerrar de ojo.
—Ella no es mi preocupación en este momento.
—¿Por qué no? —preguntó Minwoo. Estaba buscando, pero qué no lo sabía aún. Por el momento, se contentó con solo mantenerlo hablando.
—En tiempos de guerra, no hay lugar para estar preocupado por una mujer. —Jungsoo cambió su peso de un pie a otro y Minwoo pudo notar que las palabras casi parecían forzadas, como si verdaderamente estuviera peleando para que ellas salieran.
—¿Guerra? —Minwoo alzó su voz solo un poco, atrayendo efectivamente la atención de los otros hechiceros en la habitación—. ¿Guerra con quién?
Los ojos de Jungsoo se volvieron aún más brillantes y una sonrisa que hizo que la piel de Minwoo hormigueara se desplegó en su rostro.
—Los Trolls. Ya es hora de que paguen por su traición.
Un rugido en acuerdo provino de los otros en la habitación mientras los puños se alzaban en el aire y las cabezas asentían. Tenía que irse, y tenía que irse ahora.
—Estoy de camino a ver a Junjin y sus lobos. ¿Debo enviarle un mensaje?
—Dile que él está ya sea con nosotros o en contra de nosotros.
Minwoo se movió con tal propósito mientras cruzaba a través del velo. Su mente estaba tan distraída por lo que acababa de ver y oír, que no se dio cuenta de a dónde se había llevado a sí mismo hasta que oyó su voz.
—Dos veces en un día, Guardian —dijo Hyungsik mientras observaba a Minwoo moverse a través del bosque hacia él como si fuera una parte de este—. Me siento honrado. ¿Qué te trae de vuelta a mi reino tan pronto? —El tono insinuante en su voz era uno al que Minwoo por lo general le daba la bienvenida, pero él se dio cuenta que no respondió en consonancia.
—Por mucho que disfrute tus burlas Príncipe, tengo que pedirte que nos privemos de esa parte de nuestra conversación habitual.
Hyungsik notó una vez que estuvo más cerca que su rostro estaba plagado de preocupación, su cuerpo rígido con la necesidad de actuar.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó él con la urgencia provocada por su evidente malestar.
—Mencionaste que Jongkook había parecido extraño hoy cuando lo viste, así que pensé que tal vez debía comprobar al Rey Hechicero y asegurarme de que todo estaba bien —explicó—. Resulta que todo está lejos de estar bien.
—¿Están enfermos?
—Algo los ha afectado. Lo último que Jungsoo me dijo fue que iba a la guerra con los Trolls.
Hyungsik dio un paso hacia él, bajando el arco que había estado sosteniendo.
—¿Guerra? —preguntó él. Minwoo asintió.
—Pero eso no fue lo único. Sus ojos brillaban de color rojo.
—¿Los de Jungsoo?
—No solo los suyos, los de todos ellos, cada hechicero, hombres, jóvenes y mujeres tenían brillantes ojos rojos. —Minwoo se estremeció internamente ante la imagen en su mente—. Sus ojos brillaban de color rojo —continuó—, y sus rostros eran una máscara de ira.
—¿Jungsoo dijo algo más? —preguntó Hyungsik mientras daba un paso hacia él.
—Le dije que iba a ver a Junjin y le pregunté si había un mensaje que le gustaría que yo le diera. Solo quería ver lo que iba a decir. —Sus ojos se encontraron con los de él—. Me dijo que le dijera a Junjin que los lobos estaban con ellos o contra ellos.
—¿Jungsoo está dispuesto a correr el riesgo de ir a la guerra con los lobos? —Hyungsik negó con la cabeza—. Ese no es el Jungsoo que conocemos, Minwoo.
—Estoy de acuerdo.
—¿Le has dicho a Junjin?
Negó con la cabeza.
—Pensé que estaba en mi camino allí, pero luego terminé aquí.
Los labios llenos de Hyungsik se extendieron en una sonrisa.
—¿Estás preocupado por mi seguridad, Guardian? ¿Viniste a protegerme?
Minwoo puso los ojos en blanco.
—Vine para decirte que no hagas las armas para ellos. Jungsoo planea usarlas contra los Trolls.
—Tienes razón. Definitivamente no queremos que los hechiceros tengan armas Élficas si van a posiblemente esgrimirlas contra los Trolls. —Sus cejas se juntaron mientras la miraba. Pareció estar estudiando sus rasgos mientras daba otro paso hacia él—. Me encuentro bastante frustrado por el momento —dijo él.
Minwoo inclinó la cabeza hacia un lado.
—¿Por qué? —preguntó lentamente.
—Porque finalmente te tengo en mi vida de nuevo… —Hizo una pausa.
—¿Y eso te frustra? 
Él se rió entre dientes.
—No amor, lo que me frustra es que todo el mundo parece empeñado en matarse los unos a los otros, cuando lo único que quiero hacer es pasar tiempo con el joven que amo, lo que no puedo hacer, porque el joven que amo tiene un corazón muy bueno y generoso y se niega a dejar a estas especies a su propia desgracia.
Minwoo sonrió cálidamente y se sonrojó.
—¿Crees que soy generoso?
Hyungsik dio otro gran paso hacia él y lo envolvió en sus brazos. Minwoo se quedó sin aliento ante la velocidad de sus movimientos, pero no lo empujó.
—¿Te acabo de decir que te amo, y lo único que escuchaste fue que creo que eres generoso?
—Ya sabía que me amabas —le dijo él con naturalidad.
—¿En serio?
Minwoo asintió.
—Pero no tenía ni idea de que pensabas que era bueno y generoso, y eso lo cambia todo —bromeó.
Hyungsik echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. Minwoo raramente jugaba; era por lo general muy serio, pero cuando jugaba, cuando le mostraba su lado más suave, Hyungsik se encontraba a sí mismo queriendo acaparar toda la alegría que le traía.
Él tomó un último aliento después de recomponerse y lo miró a los ojos.
—Tenemos que advertir a los lobos.
—Sí —le dijo, pero no trató de apartarse de él. Encontró su mirada con la misma intensidad de la que él le estaba dando.
—Pero antes que pueda hacer cualquier otra cosa, tengo que darte un beso.
—¿Tienes o quieres? —susurró.
—Ambas.
Minwoo asintió y se lamió los labios nerviosamente. Los ojos de Hyungsik siguieron la punta de su lengua mientras ésta viajaba a través de su boca y gimió cuando se inclinó hacia delante y cerró la distancia entre ellos.
Hyungsik lo besó profundamente, con una validez de siglos de pasión. Envolvió sus brazos alrededor de su cuello y se acercó más a él, finalmente cediendo a las emociones que amenazaban con consumirlo.
Lo había deseado durante mucho tiempo, pero se mantuvo lejos porque él se negaba a ser parte de cualquier mundo, excepto el suyo propio. Sabía que no podría estar con alguien que pensara que las necesidades y seguridad de su propia gente eran más importantes.
Pero todo eso había cambiado cuando había acudido a él en busca de ayuda hace apenas unos meses. Él había dado un paso adelante y le dijo que ya no mantendría a su pueblo separado del resto del mundo sobrenatural o humano. Estuvo de acuerdo en que, como una de las más poderosas razas sobrenaturales, era su deber ayudar y proteger cuando fuera necesario. Cuando él había decidido eso, Minwoo había decidido que si todavía lo quería, sería suyo.
Cuando finalmente se apartaron el uno del otro, sus respiraciones eran rápidas y sus labios brillaban con la pasión de su beso. Levantó la mano y trazó sus labios con las puntas de sus dedos y el calor de su aliento sobre su piel le hizo temblar.
—¿Es eso un sí? —dijo él finalmente una vez que su respiración estuvo tranquilo de nuevo.
—¿Sí? —preguntó.
—A la pregunta que hice hace mucho tiempo. ¿Serás mío y solo mío?
Minwoo sonrió una de sus raras sonrisas que mostraba cuán hermosa era, no solo en el exterior sino en el interior también.
—Lo es —respondió.
Hyungsik se inclinó y lo besó de nuevo, pero esta vez fue suave.
—Finalmente —susurró él contra sus labios.
—¿Podemos ir a decirle a los lobos ahora? —preguntó.
—Sí, pero cuando todo esté dicho y hecho, no voy a olvidar lo que ha sucedido hoy aquí, Minwoo.
Él se echó hacia atrás y sonrió con picardía.
—Si lo llegaras a olvidar, entonces yo por lo visto no hice las cosas bien y tal vez tendría que preguntarle a Sora qué estoy haciendo mal, ya que a Jungsoo parece gustarle regresar para segundas partes tan a menudo.
—Habrá un montón de veces para segundas, y terceras partes, para lo que importa una vez que tratemos con los hechiceros.
—Y Gura —agregó.
—Está bien —acordó él—, y Gura.
—Oh, y tenemos que traer de regreso a las parejas de los Estados Unidos. Ah, y poner a salvo al bebé de Hee y Siwon.
Hyungsik agarró su mano y empezó a tirar de él rápidamente.
—¿Hyungsik? —gritó casi riendo—. ¿Tienes prisa?
—Sí, al ritmo que sigues lanzando nombres para ser salvados por nosotros, nunca llegaré a las segundas.
—O terceras partes para el caso —agregó Minwoo y luego se rió cuando lo oyó gruñir.
—Puedo llevarnos allí más rápido, Príncipe —le dijo mientras continuaba riéndose ante su evidente frustración. Lo hizo detenerse y luego en un instante estuvieron parados delante de la mansión de la manada Coreana.
Minwoo se volvió y lo miró.
—¿Mejor?
—Te mantendré informado. —Pero suavizó sus palabras con un guiño mientras él le conducía rápidamente hacia la puerta principal.



—La librería parece que ha ido bien —le dijo Teukkie a su madre mientras caminaba por el espacio familiar. Habían estado de vuelta en los Estados Unidos por más de un mes y, aunque Sora había ido a la librería casi todos los días, los otros no se habían aventurado a salir mucho de la casa gracias al interludio de Dambi con Gura.
Todo el mundo estaba poniéndose claustrofóbico y Donghae  realmente quería ver a sus padres. Hee sabía que iba a tener que ver a sus padres también, pero no estaba muy seguro de cómo iban a reaccionar al ver que su hijo de 18 años estaba bien y absolutamente embarazado.
Así que hicieron planes para unirse a Sora en la librería esa noche para ayudarla con el inventario. Pidieron pizza, bajaron las cortinas de las ventanas, pusieron música, y trataron de olvidar el mundo exterior.
—Ha ido bien, y me alegro porque es de esperar que eso signifique que será más fácil de vender.
La espalda de Sora estaba hacia la habitación cuando hizo la declaración por lo que no vio el shock en los rostros de Teukkie, Hee y Donghae .
—¿Qué? —espetó Hee finalmente—. ¿Estás vendiendo tu tienda?
—Bueno, va a ser un poco difícil cuidar de una tienda cuando viva en otro continente —dijo Sora mientras continuaba desempacando la caja de libros en el suelo junto a ella. Era una de las muchas que tendrían que ser desempacar esa noche.
—¿Cuándo decidiste esto, mamá? —preguntó Teukkie.
—Después de hablar con Jungsoo hace más o menos una semana — admitió—. A su lado es donde se supone que debo estar, Teukkie. Sé que entiendes eso.
Teukkie lo entendía, tan raro como era escuchar a su madre decirlo. No podía discutir con ella porque sabía exactamente lo que quería decir. Junto a Kangin era donde se suponía que debía estar, y en su lugar estaba en Coldstone, Texas, en una librería. Sí, la vida apestaba a veces.
—Bueno, es tu tienda, así que si eso es lo que quieres hacer, entonces hazlo. —Donghae  sonrió mientras miraba a Sora.
—Gracias Donghae . —Sora rió.
La sonrisa de Donghae  vaciló cuando su teléfono comenzó a sonar a todo volumen. Lo sacó de su bolsillo trasero y tragó saliva cuando vio el nombre emergente de su mamá.
—Son los padres, ¿no? —preguntó Hee. Donghae  asintió en silencio.
—Bueno, tiempo para hacer frente al pelotón de fusilamiento. —Hee dio unas palmaditas en el hombro de Donghae  mientras caminaba junto a él—. Acabemos con ello rápido Hae, como arrancando uñas.
—¿No quieres decir curitas? —preguntó Zhoumi. Hee negó con la cabeza.
—Uh, no. Cada vez que estás tratando con los padres, no es como arrancar una curita. Siempre es mucho, muchísimo más doloroso.
Zhoumi se rió entre dientes.
—Estoy tan contento de haber sido un joven lobo durante todo este tiempo.
Donghae  finalmente golpeó la tecla para contestar el teléfono y lo puso en  su oreja.
—Hola —dijo tentativamente.
—¡Donghae ! —La voz de su madre llegó gritando a través del aparato y Donghae  tuvo que apartar el teléfono de su oreja.
—Sí, soy yo —respondió—. ¿Cómo estás?
—¿Cómo estoy? ¿Preguntándome cuánto tiempo va a estar mi hijo de vuelta sin venir a verme? ¿Y trajiste a ese chico tuyo? ¿Cómo va la escuela? ¿Te gusta Corea? ¿Cómo están Teukkie y Hee?
—Mamá, mamá. —La voz de Donghae  se elevó mientras trataba de hacer que su madre redujera la velocidad—. Un momento, ¿de acuerdo? No puedo responder a todas tus preguntas a la vez.
—Oh, lo siento, simplemente te he extrañado.
—Lo sé. Te he echado de menos. —Donghae  se sorprendió al sentir sus ojos comenzar a llenarse de lágrimas, pero rápidamente las secó antes que pudieran escapar—. ¿Puedes venir con papá a la librería de Sora?
—Oh, cariño —arrulló su mamá—, tu papá está de viaje. No va a estar de vuelta en una semana o más.
Donghae  sintió que su pecho se apretó por la culpa de no ponerse en contacto con sus padres antes. Si lo hubiera hecho, habría llegado a ver a su padre, pero había esperado y ahora él no estaba. Tal vez estaría de vuelta antes que se fuera. Pero ese pensamiento era una espada de doble filo, porque a pesar de que quería ver a su padre, estaba bastante listo para volver a Hyukjae.
—Pero yo puedo ir. —Su madre terminó sacándolo de sus pensamientos.
—Está bien, estamos todos aquí ahora mismo.
—¿Todos, quiénes?
—Um, bueno, Sora, Hee, Teukkie y los demás —dijo Donghae  vagamente.
—¿Oh, así que trajiste a tu chico?
—No mamá. Son solo parejas. Oh, mamá, ¿puedes parar y recoger a los padres de Hee? Ellos no saben que Hee está aquí, así que vamos a hacerlo una sorpresa.
—¡Oh! Esa es una idea maravillosa; nos vemos dentro de poco.
Donghae  golpeó la tecla finalizar y ya se estaba moviendo antes de oír la voz de Hee detrás de él.
—¡Voy a patear tu dulce trasero gitano, Donghae Lee! —Risas nerviosas revolotearon alrededor de la tienda mientras los demás observaban a Hee intentar perseguir a Donghae .
Dambi extendió la mano y agarró el brazo de Hee antes que pudiera agarrar el caballo de Donghae.
—Cálmate Hee o vas a entrar en labor y hacer que el lindo suelo de Sora quede bastante sucio con tus fluidos corporales embarazados.
Hee miró a Dambi y sonrió.
—¿En serio acabas de decir fluidos corporales embarazados?
Dambi puso los ojos en blanco.
—Sí, lo hice, ¿y por qué ustedes tres siempre insisten en preguntar si alguien dijo algo en serio? ¿Creen que no lo dicen en serio, y por eso sienten la necesidad de comprobar su audición preguntando?
—¿En serio acabas de preguntar eso? —preguntó Hee y la sala estalló en carcajadas.
Dambi resopló mientras empujaba a Hee.
—¿Por qué demonios decidí venir con ustedes?
—Debido a que somos entretenidos —le dijo Changmin.
—Sí, y también lo es una jaula de chimpancés. Solo estoy esperando a que todos comiencen a cagar en el piso y luego arrojarlo los uno a los otro, todo el rato chillando y señalando.
La risa saltó a un nivel superior.



1 comentario:

  1. Ahhhh
    Ahora si los hechiceros estan jodidos!!!!
    Nooo guerraaaaaahhhhh
    Jajajajaja esa Dambi "fluidos corporales embarazados"
    Creo que alguien pasa demasiado tiempo con las parejas americanas(?)
    jajajajaja

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...