Sapphire Wolf (T7)- 14



—Alguien tiene que ceder —le gritó Dambi a Alston.
La batalla contra los hechiceros se había estado llevando a cabo durante casi dos días. Junjin y Dambi habían organizado una rotación entre los Fae, los Elfos y los lobos para luchar en oleadas, de manera que todo mundo tuviera una oportunidad de descansar. El problema era que por cada diez hechiceros que noqueaban, cinco eran despertados. Siguieron luchando sin matar como había instruido Junjin, pero los niveles de frustración estaban corriendo alto y el agotamiento comenzaba a tomar el relevo.
—¡JUNGSOO! —gritó Dambi a través del pisoteado campo de batalla. Los árboles habían sido derribados y las plantas fueron aplastadas y destruidas a medida que los pies y cuerpos golpeaban el suelo. Hizo un llamamiento a su poder y atrajo en su interior la magia de todas las criaturas sobrenaturales a su alrededor—. ¿Cuánto tiempo más vas a librar una batalla que no puedes ganar?
Jungsoo se detuvo en su pelea con Junjin y la miró. Sus ojos ardían rojos con locura y rabia. Su cuerpo estaba tenso con la necesidad de destruir. Se quedó mirando a la Fae que estaba bañada por la luz. Sintió la bondad salir de ella y se preguntó por qué estaba peleando contra él. No había venido aquí para luchar contra las Fae, los lobos o los Elfos ya sea el caso. Él había venido a matar a los Trolls.
—Hasta que mi enemigo salga de su escondite —respondió calmadamente. Su cabeza giró de nuevo hacia Junjin y sacó la espada, dispuesto a segar al Alfa.

La mano de Dambi osciló al igual que lo hicieron la de Alston y Henry, y todos enviaron su poder hacia el Rey Hechicero, deteniendo a su espada de completar el arco.
—No tienes ningún enemigo aquí, Jungsoo, Rey de los Hechiceros. Has estado en paz con los Trolls durante siglos. No tienes motivos para declarar la guerra contra ellos. —La batalla en torno a Dambi se detuvo a medida que todos comenzaron a darse cuenta que Jungsoo ya no estaba luchando y que había una poderosa y resplandeciente Fae en medio de ellos.
—¡Tengo todo el motivo! Tomaron la vida de uno de los míos; la asesinaron. —Las palabras eran correctas, pero no había pasión, ni convicción detrás ellas en su voz.
—Ese crimen ha sido resuelto y la deuda pagada por las vidas de aquellos que cometieron el crimen. No condenarás a toda una raza como mala solo por las acciones de unos pocos. Estuviste de acuerdo a esto con el Rey Troll. ¿Por qué cambiar de opinión ahora, especialmente cuando has encontrado a tu compañera? ¿Por qué ir a la guerra ahora con tu compañera en peligro por parte de tu hermano? —Dambi estaba tratando de hacerlo pensar en sus acciones, de empujar más allá de este intenso deseo de destruir y hacerlo contemplar por qué quería destruir.
 Los ojos de Jungsoo brillaron brevemente a su usual color amarillo cuando habló.
—Compañera. —La palabra se sintió extraña en su lengua, y sin embargo sabía que era verdad en su corazón. Él tenía una compañera.
—Sí —le dijo Dambi—. Sora, tu compañera.
Sora, pensó, ese es su nombre. Ese es el nombre de mi compañera.  Sacudió   la cabeza mientras cerraba fuertemente los ojos. Sintió una neblina tratando de envolverse alrededor de su mente y empujar los pensamientos de ella fuera de él, pero se aferró a ellos como un perro rabioso prendido de su presa.
Tenía una compañera, pero ahora iba tras los Trolls. Eso no estaba bien, ¿verdad? ¿Quería ir a la guerra con los Trolls? Sabía que la respuesta era no, pero algo dentro de él lo impulsaba a atacar, a matar.
—Lucha contra esto, Jungsoo —dijo Junjin mientras regresaba a su forma humana—. Lucha contra el hechizo que tu hermano ha puesto sobre ti.
Dambi, Alston y Henry bajaron sus manos cuando observaron a Jungsoo bajar su espada.
Uno por uno, todos los lobos regresaron a su estado natural y observaron como los ojos del Rey cambiaban de rojo a amarillo, y viceversa, mientras luchaba por recuperar el control de su propia mente.
—Tienes que luchar contra esto, Jungsoo. Tu hermano tiene a nuestras parejas —gruñó Siwon, mientras se levantaba de donde acababa de estar parado en su forma de lobo. Sus ojos todavía brillaban y sus caninos eran todavía demasiado largos para pertenecer a una boca humana, la evidencia de qué tan cerca todavía estaba su lobo de la superficie.
—¿Qué? —espetó Jungsoo, y esta vez sus ojos permanecieron amarillos un poco más de tiempo, y cuando cambiaron a rojo, éste fue mucho más débil.
—Eso me dijo Donghae , también —habló Hyukjae.
Junjin asintió mientras sus labios se tensaban en una línea recta.
—Hyesung dijo la misma cosa. Lorelle fue por ellos.
—¿Lorelle?
La voz de Dambi llegó desde donde se encontraba, todavía en su gloria Fae. La luz a su alrededor se puso más brillante y sus ojos empezaron a pulsar con poder
—¿Mi hermana los ha tomado? —Los hechiceros que habían estado de pie cerca de ella, poco a poco empezaron a retroceder, así como algunos de los Elfos. Los ojos de Dambi cayeron sobre Jungsoo—. Muy bien, tienes que superar toda tu mierda porque el bastardo de tu hermano tiene a mis niños y eso no es bonito. Así que, o bien agarras la onda y peleas contra el resto de ese hechizo en ti para sacarlo, o voy a azotar tu trasero con tanto poder que caminarás alrededor preguntando a todos ellos si son tu mami.
—Estoy con Dambi en esto —dijo Henry detrás de Jungsoo—. No tenemos tiempo para estar tonteando con una bola de hechiceros maldecidos, no si mi compañero está en manos de un perturbado psicópata.
Yunho salió de detrás de Junjin y encontró la mirada de Dambi.
—¿Por qué no vino Changmin a decírnoslo? ¿Por qué no se proyecta?
Dambi sintió una pequeña punzada de culpa en sus entrañas al pensar en Changmin.
—Até su poder para que no se pudiera proyectar.
Yunho dejó escapar un gruñido.
—Lo alejaste de mí.
Dambi dio un paso hacia él, imperturbable por su forma desnuda.
—No lo alejé de ti. Tú lo alejaste de ti cuando lo metiste en un avión con destino a las Américas. Solo quería evitar que metiera su trasero en problemas. Quería asegurarme que las parejas se quedaran juntas cuando yo no estuviera alrededor y no quería que ninguno de ellos convenciera a Changmin de hacer algo estúpido, que como todos sabemos, son propensos a hacer. No estaba tratando de ponerlo en peligro. Estaba tratando de mantenerlo a salvo. Recuerda esto, Yunho. Él era mío antes de que fuera tuyo y siempre lo consideraré mío.
Los brillantes ojos de Yunho sostuvieron la mirada de Dambi, ninguno de ellos dispuesto a dar marcha atrás.
—¡SUFICIENTE! —gruñó Junjin—. Yunho, tu pareja va a estar bien, al igual que las nuestras. Dambi, no desafíes a mis lobos cuando estamos en una crisis. Jungsoo, ¿ya te has recompuesto?
Jungsoo había estado escuchando el intercambio y luchando contra la maldición mientras se recordaba una y otra vez a Sora, su sonrisa, su risa, su acento sureño, y su agudo ingenio… su compañera. Sintió los efectos de la maldición fluir fuera de él, como agua en un techo liso y repentinamente pudo pensar con claridad.
—Estoy bien —le dijo al Alfa. Junjin asintió.
—¿Qué hay de tu gente? —Hizo una seña hacia los otros hechiceros.
Jungsoo recurrió a la magia que fluía en su sangre, su derecho de nacimiento, y la empujó hacia el espíritu de su gente. Les ayudó a luchar contra la magia negra y a recuperar su propio poder sobre sus mentes.
Poco a poco, los hechiceros empezaron a mirar a su alrededor como si fueran despertados de un profundo sueño. Sus ojos estaban muy abiertos y tenían también abiertas las bocas al ver en dónde estaban y el estado de los bosques a su alrededor.
Kangin se acercó a su padre entonces y puso una mano en su hombro.
—No puedo sentir a Leeteuk —le dijo.
—Lo sé. Yo tampoco puedo sentir a tu appa. De alguna manera los vínculos entre compañeros han sido cerrados. —Junjin miró a su alrededor para encontrar los ojos de cada uno de sus lobos y luego los de Siwon—. Necesitamos volver a la mansión. —Se volvió hacia Dambi y la miró como diciendo: tu turno.
—Creo que una reunión está en camino con mi querida y demente hermana —le dijo ella con un tono dulzón que destiló disgusto ante la mención de su hermana.
—Salúdala de mi parte —dijo Henry—, y por “salúdala de mi parte”, quiero decir pártele la madre.
—Dalo por hecho —le dijo Dambi y luego desapareció.
—Junjin. —La voz de Jungsoo rompió a través de la murmuración de los hechiceros—. Los acompañaré a tu mansión, ¿si eso está bien?
—También tiene a tu compañera, Jungsoo —dijo Junjin en respuesta.

En cuestión de minutos los lobos habían cambiado y una vez más estaban en la carrera hacia la mansión Coreana. Jungsoo corrió con ellos después de haberle dicho a Jongkook que llevara al resto de su gente a casa y que pusiera a los sanadores a atenderlos. Los Fae aceptaron ayudar y le dijo a Junjin que estarían allí tan pronto como hubieran oído algo de Dambi. Hyungsik también había accedido a ayudar en el rescate y ofreció cualquier ayuda que su pueblo pudiera dar.
Junjin corrió lado a lado con sus lobos, lo movía una desesperación que no había sentido en mucho tiempo. Su compañero, había sido tomado, justo bajo sus narices. Y ahora que la batalla con los hechiceros se había evitado, sintió todo el peso de la noticia caer sobre él. Su compañero, su príncipe, estaba fuera de su alcance, no solo físicamente, sino también mentalmente, y eso estaba volviendo loco a su lobo.
Siwon se empujó tan fuerte como pudo. Su lobo deleitándose en el ardor de sus músculos mientras corría, la flexión de los tendones y el endurecimiento de los ligamentos mientras sus patas golpeaban el suelo con vigor discordante. Corrió como si los perros del infierno estuvieran en sus talones. Y si hubiera podido correr aún más rápido, lo habría hecho.
Era su culpa. Era su culpa que él hubiera sido secuestrado. Si tan solo lo hubiera mantenido aquí, a su lado, en donde pertenecía, sin importar el dolor del vínculo siendo roto, él estaría a salvo.
Pero ahora estaba en manos de un loco, más allá de su ayuda si lo necesitaba y embarazado de su bebé.
¿Cómo había podido dejar que esto sucediera? Sintió su corazón golpeando en su pecho y sus pulmones quemando por el agotamiento mientras arrastraba aire dentro de ellos. El dolor de la separación y la ruptura de su vínculo eran un constante recordatorio de lo que había hecho, una constante espina en su costado por la decisión que había tomado sin consultar a su compañero.
¿Era este su castigo? ¿Estaba siendo reprendido por querer proteger a su hijo y a su compañero? Las preguntas y temores siguieron supurando como una herida infectada dentro de él. Una que se negaba a sanar, por lo que, con cada paso su ira creció.
Estaba cansado de que su familia estuviera en peligro. Estaba cansado de tratar de mantener la compostura cuando lo único que quería era meterse en los brazos de su esposo y llorar por su pérdida, ya sea si fuera él o su hijo. Estaba tan cansado y sin embargo no tenía el lujo de ceder a la extenuación que acumulaba su cuerpo.

Kangin miró a Siwon mientras corrían, y notó que el enorme lobo negro estaba corriendo a toda velocidad. Tenían un muy largo camino por recorrer, pero entendía la necesidad del Alfa de presionarse a más.
Teukkie había sonado bien cuando había estado hablando con él y le había dicho que habían sido secuestrados. Estaba nervioso, pero parecía más enfadado que asustado. Fue por esas razones que no había perdido por completo la calma, pero ahora que la adrenalina de la batalla estaba cayendo, una nueva oleada de adrenalina comenzó a bombear en sus venas, una alimentada por el miedo y la rabia.
¿Cuántas  veces  el  mal  intentaría  apartar  a  sus  compañeros  de   ellos?
¿Cuántas veces tendrían que soportar ver a sus compañeros que amaban ser lastimado? Le gustaría decir que él no estaba en su punto de ruptura, todavía no. Pero no sabía si podía decirse lo mismo y seguir siendo honesto. Él había estado en su punto de ruptura hace tan solo unos días y cuando finalmente había cedido a la necesidad de saciar al lobo y la rabia del hombre, había comenzado a sanar. Ahora aquí estaba de nuevo, preocupado por la seguridad y el bienestar de su compañero y sin poder hacer una maldita cosa al respecto.

Hyukjae buscó a Donghae  una y otra vez mientras corría. Él había estado allí en su mente y luego, incluso cuando había cerrado el vínculo podía sentirlo, como ruido blanco en el fondo. Él siempre estaba allí, hasta ahora. No había nada. Se sentía vacío, carente de cualquier cosa buena, como si no tuviera compañero en absoluto. El pensamiento fue como un cuchillo en su corazón, retorciéndose en el órgano, evitando que latiera.
El dolor irradió a sus extremidades y se tambaleó brevemente antes de que una vez más sintiera sus piernas recuperar el ritmo mientras corría con su manada. Nunca podría volver a una vida sin Donghae. El era su luz, su calor, su sanador, y había restaurado todos los lugares dentro de él que ni siquiera se había dado cuenta que habían sido rotos.
Intentó de nuevo en vano sentirlo y de nuevo sintió su corazón retorcerse. Su lobo estaba a punto de hacerse cargo ante la idea de perder a su compañero y tuvo que luchar para mantener el control. No podría encontrarlo si perdía el control.
No sería capaz de ayudarlo y así se aferró a ese conocimiento y corrió lo más rápido que pudo. Tendrían a sus parejas de vuelta, y destruirían al que las tomó, tal como habían destruido el mal que vino antes que él.

***
—Sal, sal, dondequiera que estás —cantó Dambi en el bosque cerca del velo al reino Fae. Podía sentir a su hermana y podía sentir la ira que irradiaba de ella y la locura que había comenzado a supurar en su mente serpenteando alrededor de sus pensamientos y emociones. Le había dado al mal un punto de apoyo y ahora éste quería toda la maldita montaña—. Sal ahora, Lorelle, ¿desde cuándo has sido una cobarde? Enfréntame como la poderosa Fae que eres.
—No tan poderosa como tú. —Su voz llegó desde detrás de los árboles y Dambi esperó a ver si emergería.
—Esas son tus palabras, no mías —señaló Dambi.
—Sin embargo, es la verdad. —Lorelle salió del refugio de los árboles y miró a su hermana con cautela.
—¿A qué juegos has estado jugando, Lorelle? Parece que últimamente te has involucrado con algunos nuevos compañeros de juego y tengo que decir que no lo apruebo. Ellos parecen ser niños del cartel de: Cómo convertirse en una descerebrada retorcida y malvada de la noche a la mañana.
Lorelle rió y Dambi notó que incluso su risa había cambiado. Ya no era un sonido feliz, sino más bien el sonido que se producía justo antes de que una bruja loca te apuñalara con su tenedor.
—Dambi, siempre tan ágil con las palabras, siempre hablando pero nunca diciendo nada —coreó Lorelle—. Me he cansado de vivir en tu sombra. Quiero mi propio poder, por mi propio derecho, no porque compartamos la misma sangre.
La frente de Dambi se arrugó mientras miraba a la mujer con la que había crecido y que ahora apenas reconocía.
—¿Te das cuenta de lo ridículo que suenas? Todos poseemos el poder que tenemos debido al lugar de dónde venimos, ya se trate de un gran poder o de uno pequeño. No te puedes desangrar a ti misma hasta dejarte seca para librarte de nuestra línea de sangre y luego llenarte de nuevo. Ya sea que yo viva o muera, Lorelle, tú siempre tendrás el mismo poder en ti que fluye en mí.
—¡NO! —gritó ella—. Solo tendré el poder que tú me permitas tener. Tú has tomado todo poder que yo podría haber tenido y lo has mantenido para ti sola. Siempre te has asegurado de que yo estuviera un paso detrás de ti y estoy cansada de mirarte el trasero.
Dambi estaba empezando a darse cuenta que no habría ningún razonamiento con su hermana. Lorelle se había engañado a sí misma pensando que Dambi le había robado su poder o que lo mantenía lejos de ella.
De lo que no se daba cuenta, era que ella era muy poderosa, pero su poder todavía tenía que alcanzar su completo potencial debido a su propio espíritu. Ella deseaba el poder por el mero hecho de tenerlo, no para el bien para el que podría utilizarlo.
—¿Dónde están las parejas, Lorelle? —Decidió ir con un acercamiento directo, aunque Dambi tenía la sensación de que iba a tomar un poco de esfuerzo el obtener la verdad de su orgullosa hermana.
—¿Parejas? ¿De qué estás hablando, hermana?
Dambi puso los ojos en blanco y se reclinó casualmente contra un árbol, como si tuviera todo el tiempo del mundo que, de hecho, definitivamente no tenía.
—Está bien, refrescaré tu memoria, seis parejas lobos o así, una de las cuales está embarazada, un Fae y una humana, todos pasando el rato en el gran estado de Texas. ¿Ya te suenan algunas campanas? —Lorelle simplemente se le quedó mirando—. De acuerdo, ¿qué hay de los compañeros de dichas parejas que arrancarían la cabeza de tu cuerpo, se pelearían por quién se quedaría con los huesos, y luego te escupirían solo por pensar en llevartelas? ¿Recuerdas algo ahora?
—Dambi, ¿de verdad crees que perdería mi tiempo con algunos sin valor que pertenecen a los despreciables lobos? —Lorelle se miró las uñas como si fueran más interesante que la conversación presente.
—Creo que parece que te gusta perder el tiempo con gente como Gura y si supongo correctamente, apostaría que te has convertido en su lacayo. Pensé que querías poder, y sin embargo, ¿eliges trabajar para él como alguien a su entera disposición y una prostituta, pasando sus recados y recolectando a su presa en lugar de sentarte en el Alto Consejo Fae? ¿Lo resumí bastante bien para ti?
Dambi vio la mandíbula de Lorelle apretarse y sus manos cerrarse en puños a los costados. Estaba luchando tan duro como podía, pero estaba perdiendo. La necesidad de poner a Dambi en su lugar era muy fuerte y demasiado tentadora.
—He aceptado que, por ahora, Gura será más poderoso y, por lo tanto, tiene la última palabra. Pero no siempre será así, y aunque no soy conocida por mi paciencia, por esto puedo esperar. Te veré pronto hermana, aunque no sé si tú me verás.
—¡Maldición! —gritó Dambi, cuando su hermana desapareció. Pensó que la tenía, pensó que la había empujado lo suficiente para que le dijera en dónde estaban las parejas, solo para demostrarle a Dambi que había sido lo suficientemente poderosa como para capturarlas a todas por su cuenta.
Había subestimado el deseo de su hermana de verla en una tumba, porque sin duda Gura había prometido precisamente eso si Lorelle cooperaba con él.
—Realmente quisiera decir que las cosas no podrían empeorar, pero estoy segura de que algo peor podría suceder, como que me creciera un cuerno en el trasero o que todos los hombres arrancaran a correr y se metieran en problemas como terminar convirtiéndose en piedra o algo así. Entonces yo tendría que salir corriendo para salvarlos, luciendo como una maldita avispona verde mágica.
Dambi rió entre dientes ante su descripción, y supo que Hee la apreciaría. Bueno, si tan solo pudiera regresarlos para así poder decirle a Hee sobre sus ridículos pensamientos.
—Ahora lo único que tengo que hacer es encarar una habitación llena de lobos furiosos, ¿así o más fácil? —murmuró mientras se proyectaba a la mansión Coreana.


—Maldición, gracias por encender las luces —dijo Teukkie cuando de repente pudo ver a todos y todo a su alrededor. Aunque verlo no le dio mucho alivio.
—Uhm, ¿alguien más siente que hemos sido lanzados al pantano de fuego de La Princesa Prometida? —preguntó Donghae  cuando echó un vistazo hacia el oscuro y destrozado bosque alrededor de ellos. El aire olía a vapores sulfurosos que quemaban sus pulmones y luchó contra el impulso de vomitar.
—Probablemente deberíamos estar buscando RDAG3  —agregó Hee.
—Solo voy a fingir que sé de lo que están hablando —dijo Zhoumi, mientras se ponía de pie y se limpiaba el trasero—. Pero si lo que sea de lo que están hablando es espeluznante, entonces estoy de acuerdo.
—Pero ya, en serio, ¿en dónde nos dejó esa loca Fae? —preguntó Teukkie.
Hyesung caminó alrededor del claro donde se encontraban. Tan pronto como extendió la mano para tocar uno de los retorcidos árboles, sintió una descarga de electricidad correr a través de su cuerpo lanzándola varios metros hacia atrás.
—Supongo que eso responde la pregunta de si podemos o no vaguear en este desolado lugar —murmuró Hee.
Hyesung miró hacia Changmin mientras intentaba librarse de los efectos de la sacudida. Vio exactamente lo que esperaba: absoluta conmoción y miedo en los ojos de la Fae.
—Changmin —Hyesung pronunció su nombre en voz baja—, por favor comparte con nosotros lo que sabes.
Changmin siguió mirando hacia el negro bosque que parecía estar lleno de sombras danzantes y ojos misteriosos que vigilaban cada uno de sus movimientos. Negó con la cabeza mientras su boca se abría y un chillido muy poco característico de Changmin emergió. Cerró la boca de golpe y tomó varias respiraciones profundas mientras intentaba recomponerse. Finalmente se encontró con la mirada de la Alfa.
—Lo siento, pero estoy tratando de averiguar cómo es posible que estemos aquí. ¿Cómo es posible que Lorelle fuera capaz de traernos aquí?
—¿Y dónde es aquí? —preguntó Hongki.
Los ojos de Changmin nunca se apartaron de los de Hyesung mientras contestaba:
—El bosque oscuro en el reino de los Fae.
Hyesung trastabilló y estuvo cerca de tocar una vez más uno de los árboles, pero se contuvo y retrocedió. Sus ojos se abrieron aún más y negó con la cabeza en un intento de negar las palabras que penetraron sus oídos.
—Eso no puede ser —susurró—, no es posible.
—Lo sé —concordó Changmin—, pero nuestra presencia aquí sugiere lo contrario.
—Odio interrumpir este, obviamente, impactante momento, pero, ¿podrían por favor compartir con nosotros lo que saben, para que así podamos asustarnos correctamente? —preguntó Hee con toda naturalidad.
—No es algo de lo que se habla, nunca —le dijo Changmin.
—Bueno, las circunstancias han cambiado, por lo que creo que es hora de empezar a hablar del pequeño y sucio secreto de las Fae.
—Creo que será mejor que todos nos sentemos para esto —le dijo Hyesung al grupo.
—Mierda —murmuró Teukkie—, nunca es una buena señal cuando nos dicen que tenemos que sentarnos.
—Estoy de acuerdo contigo en eso, joven príncipe lobo. Por lo general, significa que están a punto de dejar caer una nueva criatura sobrenatural en nuestro regazo, y juro que si es un destellante vampiro entonces voy a empujar a alguien fuera de la cornisa de la ridiculez en la que todos estamos posados como imbéciles — resopló Hee mientras se sentaba en el suelo, tratando con gracia, pero fallando miserablemente debido a su hinchado vientre.
—¿Es un ciempiés gigante que libera secreciones viscosas mientras aplasta todo a su alrededor? —preguntó Donghae . El grupo colectivamente se volvió y miró al sanador con frentes arrugadas y cejas alzadas—. ¿Qué? —murmuró—. Podría suceder.
—De acuerdo, me retracto. Destellantes vampiros son un paso adelante del inesperado ciempiés baboso e infectado de Donghae . ¿De dónde sacaste eso, gitano? Quiero decir, ¿ese es tu único gran miedo como el de las personas que se aterrorizan de las arañas? De todas maneras, ¿cómo se le llamaría al temor hacia los ciempiés gigantes? ¿Ciempiesfobia?
Todos los ojos ahora habían girado en torno a Hee quien no pareció darse cuenta de las incrédulas miradas.
—Si ustedes, han terminado, puedo iluminarlos en cuanto a por qué Changmin y yo estamos tan estupefactos por nuestra aparición aquí —espetó Hyesung.
—Ignórenme —dijo Hee—. Son las hormonas. Estar embarazado de alguna manera me ha llevado a divagar sobre cosas completamente sin importancia y a esperar que a otros les importe. Estaré llorando en un minuto.
Sora palmeó la pierna de Hee con simpatía antes de volver a Hyesung.




1 comentario:

  1. Yo enswrio no puedo con Dambi y con Hee~
    Su nivel de sarcasmo es eñevado al mil!!! Y me encanta!!!
    Amo est adaptacion con mi corasoncito!!!!!
    Solo espero que las parejas estan bien...
    Y he pensado en el lobo que se quiere sacrificar por Hee y Siwonshis, y despues de darle vueltas, creo que es Hongki????
    Es el unico lobo sin pareja(?)
    No?

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...