Soulmate (DH3)- 25




–Mátalo, Theo –pidió Dionisio otra vez–. O perderemos la entrada.

Theo sacó una daga del interior de su abrigo.

Olvidándose de su lucha con Camulus, Kyuhyun intentó alcanzarlos. Pero no pudo hacerlo.

Theo levantó su mano y dirigió la daga directamente al corazón de Shindong . Él la enterró hasta la empuñadura.
  
Shindong  jadeó y arqueó su espalda como si algo lo hubiera poseído. La daga voló por el aire, chocando contra una pared encima de la cabeza de Dionisio. Luz salía de la herida, luego, chamuscándose se cerró.

En el próximo instante una onda expansiva pasó a través del cuarto, golpeando a cada uno y derribándolos. Theo fue lanzado a una esquina lejana mientras los dioses eran clavados al suelo.

Shindong se elevó del piso, para cernirse varias pulgadas encima de ellos.

Incapaz de estar de pie frente a la fuerza desconocida, Kyuhyun gateó lentamente hacia Sungmin y lo sostuvo cerca para poder protegerlo de lo que pasaba.

Nadie podría estar de pie. Ni siquiera los dioses.

Relámpagos de luz salían disparados del cuerpo de Shindong, volando ventanas y las luces. Energía eléctrica golpeaba y silbaba todo alrededor. Shindong puso su cabeza hacia atrás mientras los haces de luz perforaban sus ojos y boca. Ellos parecían manar a través de él y luego salían, al cuarto, emitiendo destellos brillantes de luz.


Los Daimons y los demonios explotaron en un destello brillante.

Un dragón alado pareció salir de la manga de Shindong y se arremolinó a sí mismo alrededor de él como si lo protegiera.

O quizás lo devorara.

En toda su vida, Kyuhyun nunca había visto nada como eso.

–¿Qué es esto? –Camulus preguntó–.¿Theo, qué hiciste?

–Nada. ¿Es esto por la apertura del portal?

–No –dijo Dionisio–. Esto es algo completamente diferente. Nadie me habló acerca de esto. –Él alzó la vista hacia el techo y gritó–: ¡Artemisa!

Artemisa apareció e inmediatamente fue arrojada al piso con el resto de ellos.

Kyuhyun apretó su sujeción sobre Sungmin, quien le asió ferozmente mientras temblaba contra él. Artemisa miró a Shindong y su cara se ruborizó de cólera.

–¿Quién es el idiota que molestó a Shindong? –exigió ella.

Los dos dioses indicaron a Theo.

–¡Idiotas! –gruñó–.¿En qué estaban pensando?

–Teníamos que matar a un Atlante para liberar a la Destructora –dijo Dionisio–. Shindong es el único que queda.

–¡Ah, ustedes son tan estúpidos! –soltó Artemisa–. Sabía que su plan tenía que ser malo. No pueden matarlo con una daga. En caso de que no lo hayan notado, él no es humano. ¿Dónde estaba su cerebro?

Dionisio curvó sus labios hacia ella.

–¿Cómo iba a saber que tu mascota era un asesino de dioses? ¿Qué clase de idiota se ata a uno de su clase?

–Bien, veamos, qué se suponía que tenía que hacer? –disparó Artemisa–.¿Tener sexo con el Sr. Todo Poderoso Asesino de dioses o conseguirme mi propia carroza de Mardi Gras y tenderme con él? –Ella apuntó a Camulus, quien parecía sumamente ofendido por su comentario.

–Tú eres tan idiota –le dijo a su hermano–. No es nada asombroso que seas el dios patrono de la fraternidad de los muchachos borrachos.

–Perdónenme. –Kyuhyun intentó cortarlos–. ¿Ustedes dioses podrían enfocarse por un segundo? Tenemos una pequeña situación aquí.

–Oh, cállate –interrumpió Dionisio–. Yo sabía que debería haber regresado cuando te atropellé.

La mandíbula de Kyuhyun se aflojó.

–¿Eras tú el que me golpeó con la carroza?

–Sí.

–Demonios, muchacho –dijo Camulus a Dionisio–. Estás cayendo en profunda picada. Ayer dios griego... hoy conductor incompetente de carroza. Mierda, ¿y yo me conecté contigo? ¿Qué estaba pensando?. Artemisa tiene razón, qué clase de idiota escoge una carroza para bajar a un tipo para que pueda ir a casa con su esposo muerto? Eres afortunado de no haberlo matado entonces y hacer volar el plan entero.

–¡Hey!, ¿alguna vez has intentado conducir una de esas cosas? Eso no es exactamente fácil. Además, él es un Dark Hunter. Yo sabía que eso no lo mataría. Solamente necesitaba algo que lo lastimara los suficiente para hacer que su esposito lo llevara a casa. ¿Necesito recordarte que eso realmente funcionó?

Artemisa les gruñó.

–Eres tan patético. No puedo creer que nosotros compartamos un gen en común.

Echándole una mirada de repugnancia a su hermano, Artemisa luchó contra la fuerza invisible que los dominaba. Como el resto de ellos, ella no podía alcanzar a Shindong .

–¡Shindong! –le llamó–.¿Puedes oírme?

Una risa incorpórea llenó el espacio.

Shindong  inclinó su cabeza hacia adelante y más relámpagos fluyeron por él. La bestia parecida a un dragón apretó su sujeción alrededor de él y escupió un aliento ardiente a la diosa.

Artemisa intentó alcanzar la pierna de él, pero fue forzada a retroceder, a alejarse de él.

–Ustedes saben, gente –gritó Camulus–. La idea era de matar a Shindong, liberar a Apollymi, y reclamar nuestro estado de dioses. No enojarlo y acabar el mundo. Personalmente, no quiero ser el jefe de nada. Pero si alguien no para a este tipo, ese cántico que él hace va a deshacer la vida como la conocemos y descrear el mundo.

–¿Qué vamos a hacer? –Sungmin preguntó a Kyuhyun. Sólo una cosa vino a su mente.

Él tenía que traer a Shindong a sus cabales.

Kyuhyun besó sus labios, luego se alejó de él. No había regresado de la muerte para recuperarlo, sólo para perderlo ahora.

Él convocó el resto de sus poderes y les permitió que anidaran en él. Él no tenía más su inmortalidad de Dark Hunter, pero realmente conservaba todos los poderes psíquicos que se le habían dado.

Esperaba que fueran suficientes. Él se elevó despacio de sus pies

Un rayo de relámpago vino hacia él.

Kyuhyun lo desvió. Él se movió despacio por el torbellino hasta que alcanzó el lado de Shindong . Mientras se calmaba, él parecía estar protegido de la ira de Shindong .

–Déjalo ir, T-Rex.

Shindong  le habló en una lengua que él no entendió.

–Él dice que te alejes o morirás –tradujo Theo–. Él está convocando a la Destructora.

–No puedo dejarle hacer esto –dijo Kyuhyun.

La risa resonó otra vez.

Queriendo distraer a Shindong de lo que estaba cantando, y sin saber qué más intentar, Kyuhyun se precipitó sobre él. Agarró a Shindong  aproximadamente por la mitad y tiró hacia el piso. El dragón se arqueó encima, chillando.

Kyuhyun no hizo caso de ello mientras golpeaba a Shindong .

Sungmin sostuvo su aliento mientras los miraba luchar. El edificio entero se sentía como si fuera a partirse en dos. El piso bajo ella se sacudía.

Ellos estaban encerrados juntos como dos grandes bestias primitivas y el destino del mundo dependía de quien ganara y o de quien perdiera.

Susurró una plegaria mientras los miraba, intimidado por la belleza mórbida y la gracia de su batalla.

Yesung atravesó la puerta, sangrando, e inmediatamente fue lanzado hacia atrás, contra una pared. Artemisa intentó otra vez alcanzar a Shindong y otra vez él la tiró atrás mientras luchaba con Kyuhyun.

–Le daré el crédito al muchacho –dijo Camulus–. Siempre ha sido un luchador.

Kyuhyun dejó de luchar cuando oyó aquellas palabras.

«Nunca pudiste aprender tu lugar,Kyuhyun. Tu nunca supiste cuando dejar tu espada y jugar limpio.»

Camulus había tenido razón. Hasta ahora, Kyuhyun nunca había sabido cuándo luchar y cuándo retirarse. Estar tranquilo era lo que le había permitido alcanzar a Shindong . Entonces, él recordó lo que Shindong le había dicho en la noche en que se había hecho un Dark Hunter.

«Puedo mostrarte cómo enterrar ese dolor tan profundamente dentro de ti que no te molestará más. Pero te advierto que nada es dado libremente y que nada dura para siempre. Un día algo vendrá para hacerte sentir otra vez y con ello, traerá todo el dolor de los años sobre ti. Todo lo que has enterrado saldrá y esto podría destruir no sólo a ti, sino a alguien cerca de ti.»

Él se preguntó ahora para quién estaban destinadas esas palabras. ¿Para él o para Shindong ?

Él alzó la vista a Shindong y vio la furia del hombre que lo atacaba. Esto era lo que Shindong  había querido decir aquella noche.

Ambos habían mantenido tal control sobre ellos por tanto tiempo que su furia les cegaba la razón. Esto los hacía atacar cuando necesitaban retirarse y replantear la línea de batalla.

Cerrando sus ojos, Kyuhyun convocó a la calma tranquilizante, como Shindong le había enseñado. Shindong  se precipitó sobre él otra vez. Esta vez, en vez de luchar, Kyuhyun lo abrazó como a un hermano.

Poseído de una fuerza y un poder que Kyuhyun nunca había conocido antes, él ahuecó sus manos alrededor de la cara de Shindong  y trató que su viejo amigo lo mirara.

Los rasgos de Shindong  no eran más hermosos o humanos. Eran los de un demonio torcido. Sus ojos estaban rojos de sangre y amarillos, y no había ninguna piedad en ellos. Eran fríos. Viciosos

Los colores se arremolinaron y bailaron como el fuego. Kyuhyun nunca había visto nada como esto antes. ¿Quién sabía que Shindong  tenía esta clase de poder?

Pero él tenía que detenerlo. De una u otra manera.

–Shindong –dijo con calma, despacio–. Suficiente.

Al principio él no pensó que Shindong  lo había oído. No antes de que Shindong girara su cabeza para ver a Sungmin en el suelo.

–Kyuhyun –él habló con voz ronca.

Los ojos de Shindong  parpadearon, entonces él miró de nuevo a Kyuhyun.

De repente otra ola de poder se disparó a través del cuarto, ésta en dirección inversa a la del principio. Era como si el poder soltado retrocediera dentro de Shindong.

El dragón subió a lo alto del techo, luego desapareció.

Los rasgos de Shindong  se transformaron de nuevo en la cara del hombre que Kyuhyun conociera estos siglos pasados.

Shindong  parpadeó sus ojos ahora de plata y miró alrededor como si él se despertaba de una pesadilla.

Sin un solo comentario, Shindong  se alejó un paso de Kyuhyun, envolviendo su pecho con sus brazos, y caminó a través del cuarto como si nada hubiera pasado.

Al pasar al lado de Artemisa, ella quiso alcanzarlo, pero él esquivó su contacto y siguió andando. Artemisa se dirigió a su hermano con un gruñido.

–Solo espera hasta que Papá consiga poner sus manos sobre ti.

–¿Yo? Él sabía lo que yo había planeado para esta noche. ¡Espera hasta que yo le diga sobre Shindong!

Artemisa curvó su labio.

–Oh, cállate, sólo sabes relinchar. –Ella levantó su mano y lo desvaneció del cuarto. Theo se encogió mientras Artemisa le dirigía su fija mirada fija.

–Tú –dijo ella, su tono grueso con aborrecimiento.

Theo tragó de forma audible.

–¿Cómo puedes proteger algo como él? Después de que morí, fui enviado a los Campos Elíseos mientras él fue...

–No te concierne –ella dijo, interrumpiéndolo–. Tú y tu preciosa familia, ustedes le dieron la espalda y lo condenaron por algo que no era su culpa.

–¿No era su culpa? Por favor. –Theo intentó decir algo más, pero su voz desapareció.

–Así está mejor –dijo Artemisa–. Gracioso, ustedes dos suenan parecidos a pesar que tu lloriqueas. Agradece a Zeus, Shindong que no tienes esa característica repugnante. Pero claro, él siempre fue un hombre y no un niñito llorón.

Ella apoyó a Theo contra la pared.

–No puedo creerte. Te di una existencia perfecta. Tu propia isla, llena de todo lo que alguna vez pudieras desear, y ¿qué has hecho? Has pasado la eternidad odiando a Shindong, tramando modos de matarlo. Tú no mereces piedad.

–No puedes matarme –chirrió Theo–. Si lo haces, Shindong muere también.

–Y maldigo el día que los Destinos ataron su vida a la tuya. –Ella estrechó sus ojos sobre él como si no quisiera nada más que astillarlo, ahí, donde él estaba de pie.

–Tienes razón. No puedo matarte, pero puedo hacerte vivir en el peor infierno que alguna vez pudieras imaginarte.

–¿Qué es lo que vas a hacer conmigo? –preguntó Theo. Ella rió malvadamente.

–Ya verás, pequeño humano, ya verás.

Theo desapareció.

Artemisa se dio vuelta para enfrentarlos. Ella suspiró y pareció calmarse evidentemente.

–Cuida tu alma, Celta –le dijo a Kyuhyun–. Sabes que ésta fue comprada para ti a un costo muy importante.

Entonces ella también desaparecido. Eso los dejó a solas con Camulus.

–Bien –dijo Kyuhyun al dios celta–. Parece que tus amigos te han abandonado.

Camulus suspiró.

–Qué pena. Exceso, Guerra, y Destrucción. Juntos, habríamos tenido un gran tiempo sobre la tierra. Ah bien. Yo solo tendré que contentarme con quitártela otra vez. Después de todo, él me dio su alma y ahora deseo reclamarla y desde luego, la cosa divertida sobre las almas, es que sólo pueden ser reclamadas de un muerto.

Camulus empezó a acercársele a Sungmin. Kyuhyun sacó sus srads, listo para dar batalla.

De ninguna parte, un destello brillante alumbró el cuarto. Este se convirtió en una forma que era casi tan querida para Sungmin como para Kyuhyun.

–¿Abue? –Sungmin preguntó con incredulidad.

Su abuela dio un paso entre ellos y Camulus. Ella se enfrentó al dios celta con un severo ceño fruncido.

–No temas, querido, no tienes nada...

Camulus estaba horrorizado ante su aparición.

–¿Morrigan? ¿Qué estás haciendo aquí? Esto no te concierne.

–Por supuesto, que sí –dijo su abuela transformada de una pequeña señora anciana en la hermosa diosa de la guerra que Kyuhyun había encontrado en sus días como un hombre mortal.

Kyuhyun estaba helado. Sungmin farfulló.

–¿Perdón? ¿Qué es esto?

Su abuela miró a Sungmin excusándose.

–No quería que lo supieras de esta manera, pequeño, pero Shindong y yo teníamos que detenerlos antes que soltaran a Apollymi. Y para conseguir liberar a Kyuhyun, necesitábamos a los dos aquí para enfrentar a Camulus.

Kyuhyun quedó pasmado.

¿Shindong  sabía sobre todo esto? ¿Por qué no se lo había dicho?

La Morrigan se volvió a Camulus.

–Lo lamento, Cam. Por una vez olvidaste leer la letra pequeña. Estuviste de acuerdo para dejar que Shengmin naciera de nuevo de padres mortales para tu artimaña. Pero nunca especificaste que sus abuelos debían ser mortales también.

–Ya que no pude ayudar a Kyuhyun a evitar su maldición y su pacto sin declararles la guerra a ti y a Artemisa, pensé que lo menos que podría hacer era devolverle a su esposo en el cuerpo de alguien que no pudieras tocar. Shengmin ahora ha nacido de nuevo como Sungmin, es la carne de mi carne, sangre de mi sangre. Como Kyuhyun bebió de su cuello, él tomó mi sangre en él y ahora él, también, tiene mi protección.

Camulus maldijo. Su abuela arrugó su nariz.

–¿Esto apesta, verdad? No puedes matarlo a él, a no ser que quieras luchar conmigo.

Kyuhyun intercambió una mirada atontada con Sungmin.

–Un día, Morrigan. Un día...

Camulus se desvaneció del cuarto.

La Morrigan suspiró, luego giró para enfrentarlos.

–Felicidades, niños.

–¿Estoy libre? –preguntó Kyuhyun, todavía incapaz de creerlo. La Morrigan asintió.

–Con tus poderes de Dark Hunter intactos.

Sungmin vaciló.

–¿Él es todavía un Dark Hunter?

–No –dijo su abuela–. Artemisa lo liberó de su juramento cuando devolvió su alma. Una vez que los poderes psíquicos son otorgados a alguien, ellos permanecen con él para siempre.

Sungmin rió.

–¿Entonces él puede salir en la luz del día ahora?

–Sí. –La Morrigan pareció, de repente, incómoda–. A propósito, hay algo que tengo que decirles a los dos.

–¿Qué? –preguntaron al unísono, ambos con miedo de lo que ella pudiera decir.

–A causa de cómo trabaja nuestro panteón, ustedes dos son... –Ella se mordió el labio y retorció sus manos.

–¿Somos qué? –la incitó Kyuhyun, aterrorizado de lo que venía después. Cuando se trataba con un dios, uno nunca podía ser demasiado cuidadoso.

–Tú eres inmortal a no ser que renuncies.

Sungmin parpadeó.

–¿Qué?

Su abuela se aclaró su garganta.

–Tu y tus hermanos nacieron inmortales, dulce. Es por eso que todavía pareces un bebé aun cuando estás en los treinta.

–¿Esto significa que Mamá es inmortal también? –preguntó Sungmin.

–No. Ya que tu padre no lo es, ella decidió que renunciaría a su inmortalidad para envejecer con él. Pero ya que era mi sangre la que le dio su inmortalidad, esto ha pasado de ella a ti y luego de ti a Kyuhyun.

La alegría se abrió paso a través de Kyuhyun.

-¿Quieres decir que nunca tendré que verlo morir otra vez?

–Nunca. No a no ser que lo escojas.

–Oh, diablos, no –dijo Kyuhyun, riendo.

–Me lo figuraba. –La Morrigan se distanció–. Bien, estoy segura que tienen mucho que hacer. Como planear una boda. Ir haciendo muchos bebés. –Ella tomó sus manos en las suyas y luego las presionó juntas–. Espero un gran número de bisnietos de ustedes dos.

La Morrigan desapareció, dejándolos para mirarse fijamente el uno al otro maravillados.

Sungmin se pasó la lengua por sus labios mientras miraba hacia arriba. No podía creer todo lo que había pasado esa noche.

Sobre todo, no podía creer que tuviera a Kyuhyun para él.

–¿Entonces cuál es nuestro primer curso de acción?

Una familiar mirada

–¿Intentar hacer un bebé?

Sungmin se rió de él.

–Suena bien, pero probablemente nos tomará el resto de la noche regresar a tu cabaña.

–Verdad, pero tu loft no está esto demasiado lejos...

Sungmin rió.

–No, no lo está.

Él besó su mano y luego lo condujo fuera del cuarto

Ellos abandonaron el edificio y se mezclaron con la monstruosa muchedumbre de celebrantes del Mardi Gras que se dirigían a casa. El corazón de Sungmin estaba ligero mientras ellos caminaban de la mano, hasta alcanzar la calle.

Se quedó sin aliento, cuando tiró a Kyuhyun hacia atrás mientras una gigantesca carroza por poco lo choca. Entonces se echó a reír.

–¿Qué pasa contigo y las carrozas de Mardi Gras?

–No son las carrozas, amor, eres tú. Siempre que estés alrededor, todo lo demás desaparece de mi vista.

Él mordió su labio traviesamente.

–Si sigues hablando así, definitivamente te llevaré a casa, te encerraré, y tiraré la llave.

–Eso está bien para mí, solamente asegúrate de estar desnudo cuando lo haces.



Yesung miró mientras Kyuhyun y Sungmin desaparecían en la muchedumbre. Él estaba feliz por Sungmin, pero no podía entender lo que ellos sentían el uno por el otro.

Él nunca había conocido ninguna clase de amor.

–Mierda –gruñó, cojeando al alejarse del edificio. Él necesitaba regresar a su casa de la ciudad.

–Dionisio vendrá por ti.

Él hizo una pausa ante el sonido de la voz de Shindong detrás de él.

–¿Entonces?

Shindong  suspiró mientras se acercaba.

–¿No podemos tener una tregua?

Yesung se burló del pensamiento.

–¿Por qué? El mutuo desdén nos sienta tan bien.

–Y, estoy demasiado cansado para esto. Dame algo para usar con Artemisa. Algo que le haga querer darte otra oportunidad.

Yesung se rió amargamente.

–Sí, claro. ¿Después de lo que vi allí francamente no esperarás que crea que ella tira de tu cadena, verdad? ¿Tan estúpido parezco?

–Las cosas no son siempre como parecen.

Tal vez, pero Yesung no estaba dispuesto a aceptarlo. Él se había jodido espléndidamente esa noche. En el momento en que había atacado a los dioses, él sabía que se lo harían pagar.

No es que eso le preocupara. Que vinieran por él.

–Mira –dijo, dando su espalda a Shindong–, estoy cansado y hambriento, y sólo quiero acostarme hasta que mis heridas se curen, de acuerdo?

–De acuerdo.

Yesung hizo una pausa mientras un grupo de estudiantes de colegio tropezó, riendo y embromándose el uno al otro. Él los miró curiosamente.

Ellos giraron en la esquina y desaparecieron.

Él miró a su alrededor, a los turistas borrachos y a los vecinos que gritaban y ovacionaban. Era casi la una de la mañana y de todos modos la ciudad estaba viva y vibrante aún cuando la muchedumbre había comenzado a dispersarse.

–¿Cuándo vuelvo? –preguntó Yesung, temiendo la respuesta.

–Mañana. Minho irá a recogerte aproximadamente a las dos. Él tendrá una furgoneta con cristales oscurecidos que pueda llevarte hasta la pista de aterrizaje sin exponerte a la luz del día.

Yesung cerró sus ojos y se estremeció al pensar en volver a Alaska. Unas semanas más y llegaría la primavera.

Él estaría atado a la casa otra vez.

Un destello a su izquierda llamó su atención. Tres segundos más tarde, un Daimon vino corriendo atravesando la muchedumbre. El Daimon mostró sus colmillos y gruñó a Yesung como si no tuviera ninguna idea de a quien se enfrentaba.

Yesung rió malvadamente, anticipando lo que estaba a punto de hacer.

–¿Qué eres tú? –preguntó el Daimon cuando no logró asustarlo o intimidarlo. Yesung torció sus labios.

–Ah por favor, déjame darte una descripción de mi trabajo. Yo, Dark Hunter. Tu, Daimon. Yo golpeo, tu sangras. Yo mato, tu mueres.

–No esta vez. –El Daimon atacó.

Actuando por instinto, Yesung lo cogió por la garganta y usó su garra para matarlo.

El Daimon se evaporó mientras Siwon venía corriendo a través de la muchedumbre.

El romano respiraba con fuerza y obviamente había estado persiguiendo al Daimon por algún tiempo. Siwon miró a Shindong  e inclinó su cabeza, entonces echó un vistazo a Yesung y se congeló.

Yesung encontró su mirada conmocionada sin estremecerse. Según las ordenes de Shindong , él se había afeitado la barba sobre su barbilla.

El reconocimiento oscureció los ojos de Siwon mientras estaba de pie allí sin parpadear. Yesung le dirigió una sonrisa sardónica.

–Sorpresa –él dijo tranquilamente–. Apuesto a que no lo viste llegar.

Sin otra palabra, él se mezcló con la muchedumbre, dejando a Siwon y Shindong sus propios finales.



Al amanecer

Hermanos. La palabra pesaba en el corazón de Siwon mientras miraba fijamente el busto de mármol en su vestíbulo. Esa era la cara de su padre.

Esa era la cara de su hermano. Yesung.

El dolor lo atormentó mientras estaba parado allí intentando reconciliar el pasado con el presente. ¿Por qué nunca había visto la semejanza?

Pero él sabía. Él nunca había realmente mirado a Yesung antes de esa noche.

Esclavo de baja extracción, Yesung había estado tan por debajo de él que apenas le había dado un vistazo al muchacho.

Sólo hubo un tiempo en sus vidas cuando él realmente lo había mirado.

Él no podía recordar ahora por qué había sido golpeado Yesung. En realidad, él ni siquiera podía recordar cuál de sus hermanos había cometido el acto que había causado el castigo de Yesung. Tanto podría haber sido su fechoría como la de los demás.

Él sólo recordaba que esa era la primera vez que él había reconocido a Yesung como una persona.

Yesung había estado sobre el piso empedrado, con sus brazos cruzados sobre su pecho, su espalda desnuda, llena de cicatrices, ensangrentada y herida.

Antes de comprender lo que hacía, había extendido la mano y había tocado uno de los verdugones sobre la espalda de Yesung. En carne viva y sangrando, lucían tan dolorosos que le era imposible imaginarse como se sentiría tener semejante herida, mucho menos la espalda entera llena de ellas.

Yesung no se movió.

–Necesitas... –Siwon se había ahogado sobre el final de la oración.

Él había querido ayudar a Yesung, pero sabía que ambos serían castigados si alguien lo viera hacer tal cosa.

–¿Qué estas haciendo?

La voz enfadada de su padre hizo que él brincara.

–Y-y-yo estaba mi-mi-mirando su espalda –contestó francamente. Su padre había estrechado sus ojos sobre él.

–¿Por qué?

–Tenía c-c-curiosidad.

Siwon odiaba cómo siempre tartamudeaba cerca de su padre.

–¿Por qué? ¿Piensas que esto lo lastima?

Siwon también había tenido miedo de contestar. Su padre tenía esa mirada muerta que a menudo aparecía en sus ojos. Una mirada que significaba que el afectuoso y amante padre se había ido y que el brutal comandante militar estaba allí, en cambio.

Por mucho que amara a su padre, él temía al comandante militar, quien era capaz de cualquier clase de crueldades a sangre fría, hasta contra sus propios hijos.

–Contéstame, muchacho. ¿Piensas que esto le hace daño?

Él asintió.

–¿Te preocupa si esto le hace daño?

Siwon había parpadeado para alejar sus lágrimas antes que lo traicionaran. La verdad era que realmente le importaba, pero él sabía que su padre volaría de rabia si él alguna vez lo desafiara al decir eso en voz alta.

–N-n-no. No me i-i-importa.

–Entonces demuéstralo.

Siwon parpadeó, de repente con miedo de lo que esto significaba.

–¿Demostrarlo?

Su padre había recuperado la fusta del soporte y se la había dado.

–Dale diez latigazos más, o yo veré que le den veinte.



4 comentarios:

  1. Sorpresa son hermanos y siwon no lo sabia pero yeye siempre lo supo que cruel ya estoy llorando . Linda hermosa presiosa chula guapa yota por favor adapta los libros de theo y shindong la verdad valen la pena leerlos tanto las dos historias por favor me harias MUY FELIZ

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  2. Ahhh Yo sabía que la historua de Kyu y Min terminaría muy buen! Pero que La Morrigan fuera la abuela de Min! Eso si que fue "wau"... Realmente genial!!!
    Me encantó!
    Pero una pregunta, el Siwon de ahora es él mismo que torturó a Kangin???
    No entiendo? Yeye y él son hermanos!? No he entendido la histotia de Yeye!

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  3. Uuuuuh,Shin,el hombre de las sorpresas,cada día sale algo nuevo de Shin,y seguro faltan más.
    que dioses tan idiotas,pero aun asi representan peligro,y mas por eso,por sus idioteses.....ㄱㄱ
    Ooooh,la aburla fue en ayuda,ahora los dos son inmortales,no sufriran por la perdida del otro,algo a lo que kyuhyun le tenia pavor......*0*.

    Wooooow
    Siwon,padre e hijo son unos idotas,perp ya que cada hunter tuvo que pasar por algo para ser uno,por ahora no juzgare a siwon,pero desde el principio dije que era idiota,y aun lo sostengo.

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  4. Y aquí es donde todos tuvieron su merecido por desgraciados xD Pensaron que matar a Shindong iba a ser fácil y casi se los carga a todos, ni Artemisa pudo con él, sino hubiese sido por KyuHyun todos morían.

    Finalmente las cosas para KyuHyun y SungMin están como debe de ser, ellos juntos, sin tener que temer a Camulus nunca más y lo mejor hasta son inmortales ^^

    Lo de Yesung me dejó impactada, no solo es que los dioses van por él y que lo vayan a regresar a Alaska, sino que es hermano de Siwon. El recuerdo de Siwon, me mostró que él no es como parece, no es como el maldito de su padre o como su abuelo. Me rompió el corazón que Yesung hubiese pasado eso.

    Ahora a leer el final ^^

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...