–¿Qué te hizo querer ser artista? –preguntó Kyuhyun
–Amo trabajar con mis manos.
Él lo alcanzó a través de la mesa y tomó su mano
izquierda con la suya.
–Tienes manos hermosas.
–Gracias. Ellas son lo más valioso que un artista jamás
puede tener. Solía tener pesadillas en que algo les pasaba, una herida severa o
quemadura lo que me impediría volver a usarlas para la cerámica o para dibujar.
El Arte es mi vida. No sé lo que yo haría si yo no pudiera crear.
Kyuhyun cerró sus ojos mientras la agonía lo invadía. Sus
emociones se arremolinaron, pero las controló. Él tenía que hacerlo. El reloj
hacía tictac para ellos.
Sungmin le dio un bocado de su ensalada y él hizo todo lo
posible por no estremecerse.
–¿Por qué tus ojos ya han cambiado? –preguntó Sungmin.
Él tragó el bocado y tomó un sorbo de vino.
–Parte de la carga de ser Dark Hunter. Nos convertimos en
depredadores para poder detectar y matar a los Daimons. Nuestros ojos se hacen
negros y se dilatan mucho más que los ojos humanos para que podamos ver en la
oscuridad.
–¿Y tus colmillos? ¿Los usas para chupar sangre?
Él sacudió su cabeza.
–No. La sangre nunca me ha gustado. Los colmillos son
solamente parte del asunto también.
–¿Y te gusta lo que haces?
–Hay veces cuando es divertido y desafiante y a veces es
un poco aburrido. Generalmente no me importa.
Él pareció aceptar eso. Sungmin comió durante unos
minutos antes de hablar otra vez.
–¿Kyuhyun, por qué entregaste tu alma?
Él miró al vacío. En su mente, él podía ver aquel día tan
claramente. Él había estado tumbado sobre el altar, sus manos atadas encima de
su cabeza, su pecho desnudo y habían marcado con sangre los símbolos
expiatorios. Ese había sido un día fresco, y cada miembro de su clan había estado
allí. Vestido con ropas negras, el sacerdote de Druida había mirado hacia él y
había reído cruelmente.
–Agarren a Ara.
Las palabras de su primo resonaron en su cabeza. Le había
tomado un minuto completo antes que entendiera qué estaba pasando. Horrorizado,
Kyuhyun había mirado a sus hombres agarrar los brazos de su hermana.
–¡Hermano! ¡Ayúdame, por favor!
Él había luchado contra las cuerdas hasta que sus muñecas
sangraron y ardieron. Él había gritado para que la liberaran.
Como un animal enjaulado, él había intentado alcanzarla.
Una y otra vez, ella le llamó.
–Es la voluntad de los dioses que ambos mueran por lo que
hizo su madre.
Su primo había hundido su daga profundamente en el
corazón de Ara.
Ella había contemplado a Kyuhyun, sus ojos aterrorizados
y llenos de lágrimas mientras luchaba por respirar.
Lo peor de todo, él había visto la decepción en sus ojos.
Ella había creído en él, había confiado en él para que la
protegiera.
Los hombres la habían liberado y había caído sobre la
tierra, aterrizando sobre sus manos y rodillas.
–¿Hermano? –Su voz había temblado mientras dirigía una
mano ensangrentada hacia él–. No quiero morir –susurró ella, su voz como la de
una niña.
Ante sus ojos, ella había muerto.
Jadeando en la furia, él había dejado que su grito de
batalla retumbara y luego él había maldecido a todos. Él había llamado a la ira
de Morrigan y ella no le había hecho caso.
Fue Artemisa quien había contestado a su grito de
venganza.
La última cosa que había visto era al Druida que tiraba
su cabeza hacia atrás y hacía un corte salvaje a través de su garganta.
Kyuhyun respiró profundamente una y otra vez y procuró
enterrar aquellos recuerdos. Eso era el pasado y ahora él tenía Sungmin para
cuidar.
–Fue furia de juventud –dijo con una calma que no
sentía–. Había perdido demasiado en tan corto tiempo... a mi tía, mi tío, a ti
y a nuestro hijo. Después de que te perdí, anduve vagando inmerso en la pena.
Luché para hacerlo cada minuto de cada día. La única cosa que me mantuvo fue
saber que el clan y Ara me necesitaban. Cuando los Druidas vinieron a mi y me
dijeron que tendría que entregar mi vida a los dioses para proteger al clan,
fue en realidad un alivio. No pensé dos veces permitirles colocarme sobre el
altar de sacrificios.
Kyuhyun rechinó los dientes mientras veía a su hermana en
su mente otra vez. La forma en que ella había lucido aquel día.
–Ara lloraba, pero ella intentaba ser fuerte. Todo iba
como debía, hasta que mi primo se dirigió hacia ella y les dijo a los miembros
de mi clan que la agarraran. Él dijo que ambos teníamos que morir para
apaciguar a los dioses.
–¿Eso era la verdad?
–No. Él quería ser rey. Necesitaba que tanto Ara como yo
estuviéramos fuera de su camino, éramos herederos legítimos. Puedo entender su
deseo de matarme, pero no que tuviera que matar a Ara. Esa fue la injusticia
que no pude soportar.
Sungmin colocó su mano sobre la de él.
–Bebé, lo siento tanto.
Él estrujó su mano mientras parpadeaba contra la agonía
en que caía. El único consuelo que jamás conocería en la vida era el contacto
de este joven.
–Entonces eran ellos al final.
–¿Qué hiciste?
Kyuhyun aclaró su garganta cuando intentó aplastar los
recuerdos de aquella noche. Las excusas. Él había parecido un monstruo rabiando
contra su pueblo.
El único pensamiento en su mente había sido alcanzar a su
primo. Hacer que el bastardo pagase.
-Fui a través del pueblo que matando a cada hombre que se
interponía entre mi y los que habían matado a Ara. Después de que me vengué de
él, quemé el pueblo entero hasta la tierra.
–¿Y has estado sirviendo a Artemisa desde entonces?
Él asintió.
–¿Alguna vez la has encontrado?
–Solamente un momento cuando ella vino para negociar
conmigo por mi alma. Ella me encontró en la región inferior donde las almas
están atrapadas después que abandonan este mundo, pero aún tiene que viajar al
siguiente.
–¿No la has visto desde entonces?
Él sacudió su cabeza.
–No nos permiten tener contacto con los dioses. Ellos nos
ven como una abominación.
–¿Pero que pasa con Eros?
Él suspiró y sintió una punzada de humor al pensar en el
irreverente y amante de la diversión dios del amor.
–Él es un poco diferente. Por alguna razón, le gusta
andar con nosotros.
Sungmin consideró sus palabras mientras terminaron la
cena. Pobre Kyuhyun. Él había pasado por tanto dolor. Tanta pena. En cierta
medida le molestaba que todavía lo confundiera con Shengmin. Ellos podrían
compartir un alma, pero en última instancia, eran dos personas completamente
diferentes.
No, que es que realmente importara. Mientras que él
estuviera destinado a Artemisa y maldecido por Camulus, no podría ser libre. Él
nunca podría tener un futuro. Cuando había hablado con Psique, la diosa le
había dicho cómo convocar a Artemisa. Sungmin realmente quería tener una
agradable charla con aquella diosa y ver si tal vez Kyuhyun podría ganar su
libertad otra vez. Si lograra eso, entonces tal vez ellos podrían hacer
algo para detener a Camulus también.
Después que pagaron por la cena, abandonaron el
restaurante y se dirigieron al club de su padre.
Sungmin no sabía por qué Kyuhyun quería llevarlo a casa,
pero trataría que pasaran inadvertidos para que pudieran tener un poco más
tiempo a solas.
Kyuhyun lo condujo a la pista de baile. Sungmin nunca
antes había comprendido cuan caliente podría ser un hombre cuando bailaba.
Personalmente, siempre había pensado que la mayor parte de hombres parecían
bastante ridículos. Pero no Kyuhyun. Él era la cosa más sexy que alguna vez
hubiera visto en su vida.
Cuando la canción se terminó, Kyuhyun le urgió para que
le presentara a su padre y hermano. Ellos estaban sentados uno al lado del
otro, ocupándose del trabajo administrativo y embelesados con las cuentas del
club mientras Jonghyun los ayudaba.
–Hola, Papá, Rain, Jonghyun.
Ellos alzaron la vista sonrieron hasta que vieron a Kyuhyun
detrás de él.
–¿Sungmin, estas bien? –preguntó su padre.
–Estoy bien. Solamente quería que conocieran a Kyuhyun.
Kyuhyun ofreció su mano, pero su padre declinó.
–Soy un chamán y no puedo tocarte.
Kyuhyun cabeceó con una mirada que dijo que entendía.
–Lo lamento, no estaba pensando.
Jonghyun se excusó.
Después de que se marchara, los ojos marrones oscuros de
su padre brillaron severamente mientras recorría con su mirada fija a Sungmin.
–Sunny no me dijo que tu novio era un desalmado, conejito.
–Ella probablemente pensó que te darías cuenta. ¿O no?
–Sí.
Sungmin rápidamente procuró cambiar de tema.
–¿Cómo está Mamá?
–Ella está bien. ¿Y tu, como estás?
–Estoy bien, Papá. No te preocupes.
–Soy tu padre, Sungmin. Preocuparme por ti es mi
ocupación de jornada completa.
–Y lo haces muy bien.
De todos modos le miró menos que apaciguado. Kyuhyun dio
un paso a adelante.
–¿Señor, podría hablar con usted?
Sungmin frunció el ceño ante la nota siniestra de la voz
de Kyuhyun. Los ojos de su padre se estrecharon todavía más antes de asentir
con la cabeza sutilmente.
–Sungmin, quédate con Rain.
Miró como los dos se iban y una ola de terror se estrelló
contra él. Algo estaba definitivamente mal. Kyuhyun condujo a su padre a la
otra esquina de la barra. Él echó un vistazo a Sungmin y su corazón se
retorció.
–¿Qué es lo que quieres conmigo?
–Mire, ya sé que no le gusto.
–¿Que no me gustas? Eres un asesino sin alma. Te concedo,
que lo haces de manera protectora, pero eso no cambia el hecho básico que hace
mucho que no eres humano.
–Lo sé. Es por eso que estamos aquí. Voy a liberar a Sungmin
a su protección esta noche. Hay algunas personas que quieren dañarlo y yo realmente
apreciaría si usted lo cuidara. Me quedaré cerca, fuera de su vista, hasta
mañana por la noche por si acaso la cosa detrás de él intenta tomarlo otra vez.
–Por lo que mi esposo me dice, Sungmin no te dejará
abandonarlo voluntariamente.
–En unos cuatro minutos, él jamás querrá poner sus ojos
sobre mí otra vez. Lo prometo.
Él frunció el ceño.
–¿Qué quieres decir?
Kyuhyun aclaró su garganta mientras echaba un vistazo al
gran reloj sobre la pared de la barra. Su tiempo estaba acabando.
Condenados, Destinos.
–Nada –dijo silenciosamente–. Sólo tiene mi palabra, que
su hijo es suyo.
Mientras Kyuhyun volvía a Sungmin, todo su interior le
dolía. No podía soportar el pensar lo que Eros estaba a punto de hacer. Esto lo
lastimaba a un nivel tan profundo que era incalculable.
Pero tenía que ser hecho.
Ellos no podían estar juntos. Era tonto pensar de otra
manera. Él tenía que hacerlo para salvar la vida de Sungmin.
Por el rabillo del ojo, vio a Eros aparecer en su forma
de dios. Invisible a la gente, el dios del amor era fácilmente perceptible para
los sentidos de Dark Hunter de Kyuhyun.
-¿Estas seguro?. –La voz de Eros retumbó en su cabeza.
Kyuhyun se inclinó, besó a Sungmin con cuidado en los
labios, y luego asintió.
Él sostuvo su cara entre sus manos, y miró fijamente a
sus ojos marrones, esperando el momento cuando se volvieran oscuros por el
odio. Esperando que se supiese rígido y lo maldijera.
Eros levantó su arco y disparó directamente a Sungmin.
Kyuhyun tragó mientras esperaba dolorosamente que le
atinara a él. «Adiós mi amor».
Sungmin le hizo una mueca.
–¡Ow! ¿Kyuhyun, me golpeaste?
Él sacudió su cabeza y esperó que el odio entrara en sus
ojos. No ocurrió.
Los segundos pasaban lentamente mientras que su ceño se
hacía más profundo.
–No me siento bien. –Sungmin frotó su corazón donde Eros
le había disparado.
Entonces, increíblemente, buscó y enfocó su mirada en
Eros.
–¿Cupido?
Eros miró alrededor nerviosamente.
–¿Puedes verme?
–Pues, sí –dijo.
Eros cambió y lucía un poco verde.
Kyuhyun frunció el ceño mientras un mal sentimiento lo
atravesaba.
–¿Qué pasó, Eros? ¿Por qué Sungmin no me odia?
Eros lucía hasta más incómodo.
–Lo que pasa es que ustedes dos deben ser compañeros del
alma, verdad?
–Sí –contestó Sungmin–. Psique dijo que lo éramos.
Eros emitió una sonrisa burlona y vergonzosa.
–Oops. Creo que necesito tener una conversación con mi
esposa. Maldición, ella debería habérmelo dicho.
–¿Oops? –repitió Kyuhyun–. Eros, oops mejor que no esté
en tu vocabulario.
Eros aclaró su garganta.
–Nadie me dijo que ustedes dos eran compañeros del alma.
Mira, éste –él mantuvo firme su arco– sólo trabaja sobre la lujuria y el
encaprichamiento. Los compañeros del alma son del todo, otro juego. Esa clase
de amor, no puedo matarlo. Nada puede.
Sungmin jadeó mientras entendía qué estaba pasando. En
aquel momento, quiso estrangular a Kyuhyun.
–¿Intentaste conseguir hacer que te odiara?
Ahora Kyuhyun la miró tan avergonzado como Eros.
–Cariño, puedo explicarte.
Él lo miró airadamente mientras la rabia agitaba cada
partícula de su cuerpo.
–Oh, vas a tener que explicarte bien. ¿Cómo te atreviste
a intentar poner en ridículo mi mente y mi corazón? No aprecio que hayas hecho
algo tan rastrero.
–Sungmin –dijo su padre–. Él tiene razón. No puedes tener
un futuro con él. Él no es humano.
-No me preocupa qué es él. Él y yo tenemos algo juntos y
no puedo creer que él hiciera algo como esto.
–Te prohíbo que lo vuelvas a ver. –El tono de su padre
era severo. Giró su cólera hacia su padre.
–No tengo trece años. No me preocupa que me prohíbes o
no, Papá. Esto es entre él y yo.
–No te veré morir otra vez –dijo Kyuhyun despacio,
acentuando cada palabra.
–Y yo no seré manipulado. Ni me rendiré.
Kyuhyun giró y salió hecho una furia del club, sus
emociones bullían. Él no podía hacer esto. Él no podía.
Tenía que dejarlo ir. Era por el bien de ambos.
Sin mirar atrás, fue hacia su motocicleta. Subió, pero
antes de que pudiera arrancarla, Sungmin lo agarró del brazo.
–No vas a deshacerte de mí así.
Él le mostró sus colmillos.
–¿No entiendes qué soy?
Sungmin tragó. De repente todo lo que Psique le había
dicho tuvo sentido. Él no era el líder de su gente. El pequeño muchacho
asustado que había convertido su corazón en piedra para vivir. El hombre que
había robado el corazón de Shengmin y luego le había reclamado como ningún otro
podría.
Este era Kyuhyun, el Dark Hunter que pasada la eternidad
protegiendo a extraños del oscuro mal en la noche y lo amaba mucho más.
Él hacía que su corazón cantase. Sin él, jamás podría
imaginarse un futuro.
No sabía como vencer todo lo que se interponía entre
ellos, pero valía la pena luchar por él.
–Sé que eres, Kyuhyun. Eres el hombre que nací para amar.
El único hombre que nací para amar.
–No soy un hombre. No más.
–Tú eres mío y no te dejaré sin luchar.
Kyuhyun no sabía que hacer. El tono de su voz lo
desgarró. Él quería estrujarlo y abrazarlo para siempre. Quería apartarlo y
maldecirlo. Hacer que lo odiase.
Sungmin dio un paso hacia sus brazos y lo besó
profundamente.
Kyuhyun gimió ante su sabor. Aunque sabía que no debía, lo
atrajo a través de su moto y arrancó, luego se marcharon en el tráfico.
Con su amor y su cólera mezclada, él los condujo fuera de
la ciudad, todo el camino al borde de su pantano. Todo el tiempo el aroma y la
sensación de ella impregnándolo, haciendo sus emociones hasta más volátiles. El
cuerpo de Sungmin estaba presionado al de él que era en todo lo que podía
pensar.
Su calor, su amor. Tenía que tenerlo.
Incapaz de soportarlo, entró en los bosques y apagó el
motor.
Sungmin estaba un poco temeroso de la mirada salvaje de
él mientras lo observaba fijamente. Sus ojos ardían con el fuego y la pasión
mientras le agarraba y lo besaba fieramente. Su hambre se derramó por él,
incitándolo.
–Te necesito, Kyuhyun –susurró.
Kyuhyun quería poseerlo. Cada parte de él gritaba por
ello. Nunca en toda su vida sintió algo como esto. Tenía que entrar en él.
Tenía que tocarlo. Tenía que sentir sus manos sobre su propia piel, su aliento
contra su cuello.
Era una necesidad tan poderosa que lo sacudió.
Sungmin lo palpó mientras desabrochaba sus pantalones,
liberando su erección. Él tembló cuando lo tomó entre sus manos. Él se ahogó
ante lo maravilloso que se sentían sus manos sobre él.
–Eso es, Sungmin –susurró él contra su cabello–. Llévame
a casa.
Él arqueó su espalda y con cuidado lo dirigió hacia el
húmedo calor de su entrada. Kyuhyun gruñó ferozmente al sentirlo.
Como un animal, le hizo el amor furiosamente.
Jadeando y débil por el deseo, Sungmin lo aferró mientras
él se frotaba contra su cuerpo hasta que estuvo mareado por el placer. Por
primera vez desde que se habían encontrado, él no le ocultó sus colmillos. Le
dejó verlo como realmente era.
Le dejó conocer la bestia indómita que habitaba en este
cuerpo de hombre.
Sus miradas se encontraron, Sungmin vio el éxtasis en su
cara mientras se mecía entre sus muslos. Tomó la cara de Kyuhyun entre sus
manos, hipnotizado por el hombre y el depredador que él era. Toda su vida había
oído los cuentos de seres inmortales, de vampiros tomando posesión de sus
víctimas.
Esa noche, él quería ser suyo.
Kyuhyun estaba fuera del control. Lo sabía. Con sus
emociones surgiendo, él no podía pensar. Él sólo podía sentir. Sungmin era su
foco. Su todo. Su aroma impregnaba su cabeza, cubriendo su cuerpo, aumentando
sus sentidos. Oyó la sangre que precipitarse por sus venas, sintió su corazón
palpitando contra su pecho. El calor de su suave piel, que se
deslizaba contra él.
¡Tómalo!
Ese era el mandato salvaje. Primario.
Exigente.
Si hubiera estado en sus cabales, se habría controlado.
Como estaba, él no pudo.
Ahora, él era la bestia que acechaba la noche. Su único
pensamiento era tenerlo, se deslizó profundamente dentro de su amante y luego
hundió sus colmillos profundamente en su cuello.
Él sintió su sorpresa durante sólo un instante hasta que
el completo éxtasis sexual se derramó por ambos.
Sus cuerpos y mentes estaban unidos. Acoplados.
Él sintió cada pensamiento de Sungmin. Cada emoción. Cada
miedo. Cada alegría.
Él vio que en lo profundo de su corazón Sungmin temía que
él no lo amara tanto como había amado a Shengmin. Que él nunca lo amara tanto. Sintió
su desesperación y su determinación. Sobre todo, él sintió su amor.
Gruñendo con ferocidad, él dejó que su esencia se
derramase sobre él. No había más secretos entre ellos. No más dónde ocultarse.
Sungmin estaba tan desnudo para él como él lo estaba. Y su
amor por él era el sentimiento más increíble que alguna vez hubiera
experimentado.
Kyuhyun se empujaba profundo mientras su cabeza y cuerpo
explotaban. Sus orgasmos fueron tan feroces que no pudo mantener la motocicleta
derecha. Antes de que él supiera qué había pasado, ellos estaban sobre la
tierra, todavía enredados mientras recuperaban el sentido.
Sungmin le miró bajo la luz de la luna, con su ropa
desarreglada y adoración en su rostro.
En su mente, todavía podía oír los pensamientos de él. Su
miedo de perderlo, su necesidad de protegerlo. Vio su culpa porque había
permitido morir a su hermana. Su necesidad de corregir lo que había hecho mal
con Shengmin.
La tristeza y la pena que vivían dentro de él como
compañeras constantes. Sobre todo, vio su necesidad de tenerlo. Su necesidad de
no fallarle.
Sungmin sintió su poder y fuerza, que eran diferentes a
lo que él se había imaginado. Él era un depredador.
Y ese era el hombre que él amaba. El que lo amaba y el
que estaba dispuesto a hacer cualquier por él.
Incluso entregar su propia vida.
–Te amo, Kyuhyun –suspiró.
Kyuhyun no podía creer lo que había hecho mientras
frotaba su mano contra el cuello de Sungmin y quitaba los signos reveladores de
sangre. Su gusto impregnó su mente, sus sentidos.
Yesung había tenido razón, era el más increíble vuelo que
jamás hubiera conocido. Y ahora que él había visto dentro de su corazón...
¿Dioses, qué había hecho?
En un momento de pasión descuidada, él había sembrado las
semillas de la destrucción de ambos.
Sungmin no parecía fijarse en el hecho que él lo había
mordido, lo que era una cosa muy buena. Pero él no podía sacarlo de su mente.
Su gusto. Sus sentimientos. Su amor.
Esto lo atormentaría por siempre.
Sungmin fue al cuarto de baño a arreglarse mientras él
encendía la lámpara de su escritorio. Unos segundos más tarde, alguien llamó a
la puerta. Kyuhyun sacó su srad de su bota. Los visitantes no venían a menudo a
su casa.
–¿Quién es?
–Soy Shindong , Celta. No tengas un ataque al corazón.
–¿Es Shindong o Theo?
–Es T-Rex y no llevo gafas de sol.
Preparado para un truco, Kyuhyun abrió la puerta con
cuidado. Realmente eran los “viejos ojos espeluznantes” y no parecía contento.
–¿Qué haces aquí? –preguntó Kyuhyun.
–Daimons Peleadores. ¿Qué pasa contigo?
Él entendió el sarcasmo y la condenación en la voz de Shindong
.
–¿Había Daimons aquí? ¿Dónde?
–Ellos atacaron la guarida de los Katagaria y fui a
ayudar a Kevin y a Hyungsik.
Kyuhyun se estremeció ante las noticias. Él debería haber
estado ahí para ayudar a luchar. Maldición, la había jodido espléndidamente.
–¿Están bien?
–No. Su hermana y sus cachorros fueron asesinados en la
pelea.
El corazón de Kyuhyun se estremeció ante las noticias.
Ese era un dolor que conocía demasiado bien. Los hermanos estarían devastados
con su pérdida.
–Hombre, lo siento.
–¿Entonces, dónde estabas?
Antes de que pudiera contestar, Shindong contestó por él.
–Espera, eso lo sé. Estabas en The Empire luciendo tus
poderes ante un autobús completo de turistas japoneses que estaban armados con
cámaras digitales y videocámaras. Felicidades, amigo, nos hemos vuelto
globales.
Kyuhyun se cubrió la cara con la mano.
–¿Oh Cristo, lo dices en serio?
–¿Parezco que estoy bromeando?
No, él parecía realmente cabreado.
–No puedo creerlo –dijo Kyuhyun.
–¿Tú? ¿Tú no lo puedes creer? Yo soy el que tiene que ir
ante Artemisa para salvarte el culo. Ella ya está jodidamente encaprichada con Yesung,
ahora ¿cómo infiernos le explico que el Señor-Frío-Tranquilo-y-Calmado estaba
haciendo su versión del Hombre Araña en un bar cargado de turistas para
terminar siendo la atracción principal en las noticias de Tokio como muestra de
lo que está mal en la cultura americana? –Pregunta. – ¿Cuántas reglas has roto
en menos de un minuto? –prosiguió–, lo peor de todo, ahora tengo a Minho que me
llama, queriendo saber por qué él tiene que mantener todo en secreto mientras
tipos como ustedes corren por ahí exponiéndose a sí mismos al azar. El pequeño
idiota hasta quiere un aumento porque él puede guardar un secreto mientras que
ninguno de ustedes puede.
–Puedo explicarte.
–Bien, estoy esperando.
Kyuhyun intentó encontrar una razón para lo que había
hecho. No había ninguna.
–Bien, no puedo explicarlo. Dame un minuto.
Shindong estrechó
sus ojos.
–Todavía estoy esperando.
–Estoy pensando.
Sungmin salió del cuarto de baño, luego palideció en
cuanto vio a Shindong. Agarró uno de los bastones de Kyuhyun de la pared y fue
por él. Shindong lo cogió en su mano mientras lo balanceaba sobre su cabeza.
–¡Hey!
Sungmin se dio vuelta hacia Kyuhyun.
–¡Él es quien me secuestró!
–No lo hice –dijo Shindong susceptiblemente mientras se
liberaba de su apretón.
–Este es mi jefe, Sungmin. Shindong.
Sungmin formó una pequeña O con su boca.
–Kevin me dijo que los dos parecían iguales. Él no estaba
bromeando. Aunque ahora que estoy un poco más tranquilo, realmente te pareces
mucho a él. Él era espeluznante, pero tú... tú eres realmente espeluznante.
–Si tuviera más tiempo, lo tomaría como un cumplido. –Le
hizo a Kyuhyun un gesto de mando–. Afuera, Celta, así podemos terminar nuestra
conversación.
A Kyuhyun no le gustaba ser mandado, pero en este caso no
tenía ninguna opción. Él realmente lo había estropeado y Shindong tenía derecho a expresarse. Kyuhyun los había
puesto a todos en una situación muy mala.
Él salió para pararse sobre el muelle donde Shindong esperaba con las manos sobre sus caderas. La
cara de Shindong estaba moteada por la
furia.
–Sabes, realmente he tenido una noche maravillosa esta
noche. Conseguí decirle a Hyukjae y a Kangin que Siwon está en la ciudad y
pasé, oh no sé, tres, cuatro horas intentando impedirles ir tras el romano.
Entonces, justo cuando podía relajarme y hacer mi trabajo, encuentro que hay
Daimons en el pantano y Kyuhyun no está aquí para matarlos. ¿Y por qué no
estaba Kyuhyun aquí? Porque Tarzán se balanceaba de un balcón para salvar a
Jane de Chita. Ahora todo lo que puedo hacer es pararme aquí y decir, por favor
próximo fiasco, derecho por aquí.
Kyuhyun lo miró airadamente.
–No tienes que ser tan sarcástico. Sé que la jodí, ¿está
bien?
–No, joderlo fue encontrarte sin tus pantalones en el
apartamento de Sungmin. Esto es un poco más de grande que sólo joderlo.
–No voy a disculparme por lo que hice.
Un tic apareció en su mandíbula mientras Shindong miraba a la distancia.
–Hay muchas cosas que van a pasar hasta mañana por la
noche. Muchos factores desconocidos. Que sabemos que no es bueno. Tengo a Hyukjae
y a Kangin, que quieren poner a Siwon en una caja de pino. Siwon, que no quiere
levantar un dedo para ayudar a alguien que no descienda de los Romanos. Dos
lobos cabreados que quieren venganza por lo que pasó esta noche, Yesung que
está más loco que nunca, y que actualmente es el más buscado de Nueva Orleans. Minho
que grita que renuncia porque está harto de limpiar detrás de los psicóticos.
Una diosa enfadada quien va a querer la cabeza de todo el mundo por esto. Y el
único Cazador que tengo, que es confiable, eres tú. –Shindong hizo una pausa y lo miró con un brillo severo
en los ojos–. Y amigo, sin ofender, pero no has sido confiable estos días.
–Estoy bien, T-Rex.
–No, Kyuhyun, no lo estás. Estuviste balanceándote de las
vigas y golpeando a inocentes humanos debido a Sungmin. No sólo te arriesgaste
a ti mismo, sino a todos nosotros y a los Ha sólo por proteger a un joven de
que lastimaran sus sentimientos. ¿Dónde estaba tu cabeza?
La cólera se abrió paso a través de él.
–No soy un niño, Shindong . Sé qué priorizar.
–Normalmente, lo haces. Pero piensas con tu corazón, no
con tu cabeza, y esto hará que nos maten a todos. Somos Dark Hunters, Kyuhyun,
no sentimos.
En cualquier otro momento, concordaría con eso, pero en
este momento Kyuhyun sentía una enorme y frustrante rabia. Él no necesitaba
este sermón. Conocía los riesgos y los peligros aún mejor que Shindong . Sabía
más que nadie lo que estaba en juego.
-Lo tengo bajo control.
–¿Tú? –preguntó Shindong –. Porque desde donde estoy
parado, no lo haces. Me has desobedecido directamente cuando te dije que
mantuvieras a Sungmin aquí. Has hecho pactos con los Katagaria y con Eros, y
ese no es tu lugar. Tú no tienes esa clase de deberes, Kyuhyun. ¿Tienes alguna
idea cómo puede acabar esto?
–Tuve que hacerlo. Tengo que proteger a mi esposo. No me
preocupa lo que cueste.
–¿Tu esposo? –Shindong sacudió su cabeza–. Kyuhyun, mírame.
Kyuhyun lo hizo. Shindong le miró fijamente atentamente, su mirada fija
fría e insensible.
–Tu esposo está muerto. El murió hace mil quinientos años
y fue enterrado en tu patria. Sungmin no es Shengmin.
Kyuhyun rugió con su cólera y dolor. No era verdad. Sungmin
era su esposo. Él lo sentía. Él lo sabía. Sungmin era todo lo que le importaba.
Todo lo que importaba.
Antes de que pudiera pensarlo dos veces, él atacó a Shindong.
Cogió la garganta del Atlante entre sus manos y lo sacudió, intentando hacerlo
entender.
–¡El no está muerto! –rugió–. Maldito seas, él no está
muerto.
Shindong rompió su
asimiento y usó sus poderes para inmovilizarlo.
Ay no!!!
ResponderEliminarEstán todos bien jodidos!!!
Ah pasado muchi en tan poco tiempo...
Nooo ayyyy pobres cambia firmas, como amaban a su hermana...
Nooo
Yo tambien quiero que maten a ese Siwon malo..aynque tengo esperanzas de ver Sichul...
Que capítulo tan intenso~
Al diablo, las cosas si que se salieron fuera de control, pobre los Katagarian, la hermana de Kevin y sus pequeños no merecían morir u.u de seguro que las cosas no sé quedarán así.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de Siwon, creo que él no es tan malo como parece, pero va a ser difícil que HyukJae y Kangin entiendan eso y más siendo el nieto del hombre que les hizo tanto daño.
Me alegra que Eros no pudiera hacer nada con SungMin, aunque después KyuHyun se llevó una buena regañiza, parece que todo, hasta el padre de SungMin y el mismo Shindong, están en contra de su relación. Yo lo único que espero es que puedan encontrar alguna manera de romper esa maldición. Al menos SungMin tiene la esperanza de hablar con Artemisa.
Shindong va a tener que buscar alguna manera de llegar a un acuerdo con KyuHyun, así no va a lograr nada y ambos están ofuscados >_<
Nooooo,si algo le pasa a Min,estoy segura que sus pesadillas se harán realidad....sus manitas....T^T
ResponderEliminar¿Qué?.....no puede ser...¿cómo que la hermana de Kevin y los cachorros murieron?
no puede ser,no los habían ido a ayudar?....¿qué paso?...y obvio que no es por culpa de kyu...¿ o sí?
Jajajaja, a Kyuhyun le salio el tiro por la culata,queria hacer que Min lo odiara, el pobre no sabe que Min lo ama aún más.
Y bueno,ya Kyu le ha dicho algo de su vida a Min,el como se hizo un hunter o el porqué,eso es mucho más que el "no exactamente" que le daba al principio.
Shin tuvo buena noche con todo lo que sucedió, y ahora viene y se encuentra con esa escenita y luego se ponen a discutir. Pobre Kyu al menos eso le sirva para que se de cuenta de que Sungmin no es Shengmin.