Shindong y Kyuhyun estaban de pie en la calle atestada.
Había gente por todas partes, la mayor parte de ellos borrachos mientras
celebraban el Mardi Gras.
Kyuhyun dio un segundo vistazo a un hombre que bailaba al
lado de él llevando un pañal grande y un falso par de alas de oro. Su pelo
largo rubio estaba atado atrás con una cuerda de oro y sostenía una ballesta en
una mano y una botella de Jack Daniel`s en la otra. Borracho, el hombre
arbitrariamente disparaba sus flechas de oro sobre la gente que pasaba junto a
él.
–¡Eros! –dijo Kyuhyun bruscamente, agarrando el arco de
él–.¿Qué haces?
–Me divierto.
Shindong deslizó una menos divertida mirada sobre “el
traje” de Eros.
–¿Qué es ese traje?
Eros se encogió de hombros.
–Si no puedes vencerlos, únete a ellos. Ellos esperan a
Cupido en un pañal, entonces aquí estoy, un lindo Cupido en un pañal. –Él lanzó
un brazo sobre los hombros de Kyuhyun. El dios estaba tan bebido que apenas
podía sostenerse en pie solo–.¡Eh!, averigüé algo interesante. Dion ha formado
un equipo con otro dios para las festividades de esta noche. ¿Y creerías, que
es el mismo tipo sobre el que me preguntabas? ¿Cómo se llamaba, Camululu?
Kyuhyun quedó frío ante el nombre.
–¿Camulus?
–Sí, él. Oí que Dion decía que se reuniría con tu pareja
y que el Dark Hunter sicótico de Alaska iba a entregársela.
Su sangre hirvió, Kyuhyun apartó a Eros y emprendió el
viaje de regreso hacia su coche.
Shindong lo agarró. Por el aspecto de la cara de Shindong
, él pudo darse cuenta que esto no era nada que Shindong ya no supiera.
–Kyuhyun...
–¡Lo sabías! –Kyuhyun gruñó ante la traición–.¿Cómo
pudiste?
Shindong le
dirigió una mirada dura.
–Está bien, Kyuhyun.
–Como el infierno. –La rabia lo agarró con fuerza. ¿Cómo
pudo Shindong haberlo traicionado? ¿Cómo pudo poner a Sungmin en las manos de un hombre que él
sabía que iba a entregárselo a un dios que quería castigarlo?–. ¡Maldición,
maldito seas engendro del diablo!
Él golpeó a Shindong directamente en la mandíbula. Shindong
tomó el golpe sin estremecerse, pero
cuando Kyuhyun se movió otra vez hacia él, él atrapó su mano.
–Esto no sirve para nada.
–Esto me hace sentir mejor.
Shindong lo agarró
por el hombro de su chaqueta de cuero y lo sostuvo inmóvil.
–Escúchame, Kyuhyun. El único modo de salvarlos a los dos
es mantener tu control. Confía en mí.
–Estoy harto de confiar en ti, Shindong . Especialmente
cuando no es recíproco. Dime que pasa aquí y por qué le enviaste a Yesung
sabiendo que lo iba a entregar.
–Así es como se supone que sean las cosas.
La rabia lo derribó. Él no era ningún niño para ser
sermoneado sobre el destino.
–¿Quién demonios eres tú para decir eso? No eres un dios,
aún cuando pretendes serlo con tus vagos comentarios del culo y espeluznantes
poderes. Tú no conoces el futuro más que yo –gruñó Kyuhyun. –Si él muere por
ayudarme, te mataré.
–Escúchame, Celta –dijo él bruscamente–. Si quieres
romper la maldición de Camulus, los dos tienen que enfrentarlo juntos esta
noche. Este es el único tiro que jamás tendrás para liberarte.
A Kyuhyun no le gustó nada de eso. Condenado Shindong por su secreto.
–¿Dónde están ellos?
–Están en un depósito. Si te calmas, te llevaré. La noche
está lejos de terminar, Kyuhyun. Mira dentro de ti y halla la paz que solías
tener. Si no la encuentras, estarás perdido antes de que comiences a luchar.
Kyuhyun lo hizo, pero eso era difícil. Casi imposible.
Pero no tenía ninguna opción. Él tenía que calmarse o sería inútil para Sungmin.
Cuando su cabeza estuviera clara, Shindong lo dejaría ir.
–Serénate. –La voz pareció venir de dentro de la cabeza
de Kyuhyun.
Shindong colocó
una mano sobre su hombro. Un instante ellos estaban sobre Bourbon Street, al
siguiente estaban fuera de un depósito.
–¿Qué hiciste? –Kyuhyun preguntó, preguntándose cuanta
gente los había visto desaparecer.
–Hago lo que tengo que hacer. No te preocupes, nadie nos
vio marcharnos o llegar. No cometo esa clase de errores.
Kyuhyun lo esperaba.
Shindong sostuvo
la puerta abierta para que él y Kyuhyun entraran en el edificio.
Ellos estaban a mitad de camino del cuarto principal
cuando una cosa semejante a un relámpago destelló desde arriba. Los gritos
desgarraron el aire.
Kyuhyun perdió su tranquilidad y salió disparó por las
escaleras con Shindong entusiastamente
sobre sus pantalones. Ellos se precipitaron por una puerta y casi fueron
atropellados por Yesung que estaba cubierto de sangre y llevaba a Sungmin en
sus brazos.
–¿Qué diablos? –Kyuhyun preguntó, aterrorizado por la
visión–.¿Qué le pasó?
Antes que Yesung pudiera contestar, la puerta voló de su
marco.
–¡Corran! –Yesung gritó.
Nadie tuvo la posibilidad. Un enjambre de demonios alados
entró volando al cuarto. Kyuhyun maldijo. Él nunca había visto nada como ellos.
Ellos tenían tres colas de púas que manejaban como fustas.
Shindong sostuvo sus manos en alto y los hizo estallar
con la energía eléctrica. Ellos retrocedieron, pero siguieron viniendo.
–Saquen a Sungmin de aquí –ordenó Shindong.
Ellos se dirigieron de nuevo a la escalera sólo para
encontrar a Daimons que subían desde abajo. Kyuhyun sacó dos srads, sacando a
cuatro de las criaturas, pero ni siquiera eso los hizo disminuir.
–Estamos rodeados.
Shindong habló en una lengua que Kyuhyun no podía
entender. Los demonios hicieron una pausa y volaron alrededor como si se
hubieran aturdido por su orden.
–Esto no detendrá a los demonios por mucho tiempo –gritó Shindong
, su voz apenas perceptible sobre el batir etéreo de las alas y los truenos.
Shindong levantó
sus manos y los Daimons entraron corriendo en lo que aparentaba ser una barrera
invisible entre ellos.
Kyuhyun condujo a Yesung abajo al vestíbulo esperando
encontrar otra salida del edificio. Él empujó abriendo una puerta a un cuarto
más pequeño.
–Creo que él se está muriendo. –La voz de Yesung envió
una frialdad eléctrica por él.
–El no está muriendo.
–Kyuhyun, pienso que se muere –repitió él.
Olvidando a los demonios, Kyuhyun lo tomó de los brazos
de Yesung y lo puso con cuidado en el suelo. Su cara estaba tan pálida que lo
sacudió.
–¿Sungmin? –susurró él, su corazón resonando–.¿Bebé,
puedes mirarme?
El lo hizo, pero en vez de la vibración que él estaba
acostumbrado a ver, vio el dolor y profundo arrepentimiento.
–Estás libre, Kyuhyun –susurró–. Lo hice romper la
maldición.
–¿Qué?
–Negoció su alma con Camulus para que te liberara. –Yesung
curvó su labio a él–. Le dije que no lo hiciera, que era un truco. Pero no me
escuchó y en cuanto accedió, el bastardo le disparó.
Kyuhyun se ahogó.
–¡No! –él rugió a ambos–.¿Sungmin, por qué?
–Él dijo que te mataría. Pensé que solamente tomaría mi
alma, Kyuhyun. Yo no sabía que él haría esto. Yo no sabía que él no podía tomar
posesión de mi alma sin matarme primero.
Kyuhyun arrancó el medallón del cuello de Sungmin.
–Maldita seas, Morrigan –gritó él, lanzándolo contra la pared–.¿Cómo
pudiste abandonarlo también?
Sungmin presionó su mano fría contra los labios de él.
–Shh, Bebé. No digas eso. Esto es mi culpa.
–Le dije que siempre había una trampa. Pero él no hizo
las preguntas correctas.
Los lágrimas fluyeron por las mejillas de Kyuhyun
mientras lo miraba luchar por respirar. Una y otra vez en su mente él recordó
cada momento de su tiempo juntos, tanto en esta vida como en la anterior.
Él vio la cara brillante y sensible de Sungmin la primera
vez que habían hecho el amor. Lo vio luchar con Gamer por su atril.
Lo oyó cantar “Puff, el Dragón Mágico” mientras
garabateaba.
Él tomó sus manos en las suyas y las besó, manos que
crearon obras de arte impresionantes.
Las manos que podrían desgarrarlo con un simple
contacto...
–No voy a perderte otra vez –él suspiró–. No así.
Yesung avanzó.
–¿Qué estás haciendo celta?
–Aléjate de mí.
Kyuhyun colocó sus manos sobre su herida del pecho y
cerró sus ojos, se forzó a calmarse, obligando a sus emociones a que lo
abandonaran, y luego él convocó sus poderes de Dark Hunter, y dejó que se
derramaran sobre él. Su fuerza inmortal permitida, se levantó. Esta se hinchó y
se movió de sus manos hacia el cuerpo de Sungmin.
Sus brazos ardían mientras él absorbía su herida en su
propio pecho.
Normalmente, esto dolía cuando lo hacía. Esta noche, el
dolor mutilaba porque esta no era una herida pequeña.
Esta era mortal.
Jadeando por la desgarradora agonía de su corazón siendo
perforado, Kyuhyun cayó lejos.
Sungmin se quedó inmóvil, esperando que el dolor
volviese.
No lo hizo.
Con miedo de estar ya muerto, buscó el lugar en su pecho
donde Camulus le había atinado la explosión. No había más una herida allí.
–¿Kyuhyun? –se sentó para ver que Yesung lo miraba fijamente
a él–. ¡Oh Dios, no! –gritó mientras veía a Kyuhyun yacer en el suelo
sangrando. Se arrastró a su lado y lo tomó en sus brazos. – ¿Qué has hecho?
–Él tomó tus heridas en su propio cuerpo –explicó Yesung–.
Ahora, en vez de morir tu, él lo hará.
–¡No, Kyuhyun, no! Por favor no mueras –le pidió.
–Shh –Kyuhyun dijo silenciosamente–. Está bien.
Shindong atravesó
corriendo la puerta, los miró y maldijo.
–¿Qué pasó?
–El celta absorbió sus heridas.
La voz de Yesung era apenas más que un susurro y llena de
incredulidad.
Algo golpeó la puerta. Con fuerza.
–No te preocupes –dijo Shindong –. Tengo un escudo sobre
el cuarto. Los dioses no pueden pasar aquí hasta que ellos lo violen.
–Sí, pero de la forma que van, ellos tendrán la puerta
derribada en cualquier momento –dijo Yesung. Él empujó a Shindong hacia Kyuhyun–. Ve, sácalo de aquí. Te cuido
las espaldas.
–¿Estás seguro? –Shindong preguntó. Yesung asintió.
–Entonces ayúdame, Esclavo –gruñó Dionisio desde el otro
lado de la puerta– te veré aniquilado por esto.
Yesung se rió con frialdad.
–Ven, consigue algunos.
Shindong abrió la
puerta sobre el lado opuesto del cuarto.
Sungmin estaba aterrorizado. No sabía qué pasaba. Todavía
no podía creer que Yesung hubiera cambiado y los estuviera ayudado. Tampoco
podía pensar en la visión de Kyuhyun cubierto de sangre.
Todo pasaba tan rápido que quería escaparse y esconderse.
Pero no podía. Kyuhyun necesitaba que fuera fuerte por él y se rehusaba a
fallarle. Mientras comenzaba a alejarse de Yesung, él lo llamó.
–¡Eh!, ¿Sungmin? –él miró hacia atrás, a él–. Gracias por
el tazón.
Entonces él giró para esperar a los dioses, para
interponerse entre la barrera de Shindong y la puerta.
Asombrado por sus acciones, Sungmin corrió para ayudar a Shindong
a llevar a Kyuhyun abajo al vestíbulo y
dentro del último cuarto a la izquierda. Shindong lo puso con cuidado en el suelo, luego usó sus
poderes para sellar el cuarto.
La mano de Sungmin temblaba mientras se arrodillaba al
lado de Kyuhyun. Él estaba pálido y temblaba. Su cuerpo entero estaba cubierto
de sudor y sangre.
–Resiste, bebé –susurró, sin estar seguro si él podía
oírle ahora–.¿Él es inmortal, no? –preguntó a Shindong –. Él estará bien.
Shindong sacudió
su cabeza.
–Su corazón está perforado. Cuando deje de latir, él
morirá. Otra vez. –Su cara severa, Shindong alzó la vista al techo–.¡Artemisa! –gritó él
–pon tu culo aquí, ahora mismo.
Un destello de luz casi cegó a Sungmin mientras la diosa
aparecía a su ladoa. Artemisa le dirigió una mirada furiosa a Shindong.
–¿Cuál es tu problema?
–Necesito el alma de Kyuhyun. Ahora.
Ella se rió con incredulidad a él.
–Perdóname, Shindong, pero no has pagado el precio por
ella.
–¡Caray!, Artie, se está muriendo. No tengo tiempo para
negociar.
Ella se encogió de hombros.
–Entonces cúralo.
–No puedo y tú lo sabes. Esta es una herida mortal de un
dios. No me permiten interferir con esto.
Sungmin sintió un flujo de ondulación eléctrica por el
cuarto.
La rabia oscureció su visión mientras él miraba fijamente
a la egoísta diosa. Sungmin comenzó a abalanzarse hacia ella, pero Shindong lo agarró y lo tiró hacia atrás.
Sungmin tembló de miedo y de cólera.
–Dámela, ahora. –La profunda voz de Shindong parecía como
truenos–. Hazlo y te daré una semana de sumisión total.
Un destello interesado oscureció los ojos de Artemisa.
–Que sean dos.
Sungmin vio la furia y la resignación en la cara de Shindong
.
–Hecho.
Artemisa extendió su mano y una gran piedra castaña
apareció en su palma. Cuando Shindong fue a tomarla, Artemisa la alejó de su
alcance.
–Vendrás a mí al amanecer.
–Lo haré, lo juro.
Artemisa rió de satisfacción, luego le dio la piedra a Shindong
. Shindong se volvió a Kyuhyun.
Entonces, él encontró la mirada fija de Sungmin.
–Sungmin, vas a tener que tomar esto en tu mano y
sostenerlo sobre la señal de marca hasta que su alma vuelva a su cuerpo.
Él la alcanzó, pero Kyuhyun cogió su muñeca. No sabía que él estaba todavía consciente
hasta que sintió el debilitado apretón a su brazo.
–El no puede, Shindong .
–¡Kyuhyun! –dijo, enfadado porque él le detenía–.¿Qué
estás haciendo?
–No, Sungmin –susurró Kyuhyun, su voz tensa–. Si tomas
eso, va a dejar una cicatriz en tu mano. Esto podría dejarte incapaz de dibujar
o de pintar para siempre.
Su mayor miedo.
Miró dentro de los ojos llenos de dolor de Kyuhyun. Su
mayor amor. No había ninguna duda.
Agarró la piedra de la mano de Shindong , luego gritó
mientras esta chamuscaba su carne.
–Mira a los ojos de Kyuhyun. –oyó la voz de Shindong dentro de su cabeza–. Y por el bien de Zeus,
por favor no dejes que se vaya su alma. Concéntrate...
Lo hizo y el dolor disminuyó, pero de todos modos podía
sentir el fuego de la piedra que chamuscaba su mano.
El tiempo se detuvo mientras él se miraba fijamente en
los ojos de Kyuhyun. Los recuerdos de esta vida y de la antigua combinados en
su mente. Recordó su propia muerte, a Kyuhyun que le sostenía en su final.
Se agachó y lo besó.
–Estoy contigo, amor.
Kyuhyun tomó su último aliento y se relajó. Su propio
corazón dejó de latir cuando el terror crudo lo consumió. ¡Por favor, por
favor, deja que esto funcione!
Shindong colocó su
mano sobre la marca de arco y flecha de Kyuhyun. Despacio, el calor se desvaneció
y la piedra cambió de apagada a colores.
De todos modos su mano se quemó.
Cuando estuvo completamente fría, dejó caer la piedra y
esperó. Kyuhyun no se movía. No respiraba.
Él yacía ahí, completamente inmóvil y sin responderle.
–¿Kyuhyun? –preguntó, todo su cuerpo sacudido por el
miedo de que se hubiera ido.
Justo cuando estuvo seguro que Kyuhyun estaba muerto,
él dio un aliento profundo y abrió sus ojos. Sungmin soltó un alegre grito mientras
miraba sus ojos.
Lo abrazó mientras la puerta detrás de ellos volaba al
abrirse.
Los Daimons, los demonios, y los dos dioses irrumpieron
en el cuarto. No había ningún signo de Yesung en ninguna parte. El sólo
esperaba que ellos no lo hubieran matado.
Kyuhyun se levantó de un salto y se puso entre Sungmin y
los demás. Shindong se puso de pie,
listo para luchar.
–Es medianoche –dijo Dionisio con una carcajada–. Que
comience la función.
Los demonios se movieron a un lado y en el medio apareció
el “gemelo" de Shindong.
–¡Hola!, Shindong –dijo Theo en un tono que no era cálido
ni de bienvenida. –¿Ha pasado tiempo, verdad? Once mil años más o menos.
Kyuhyun contuvo el aliento. Él no podía creer lo que
veía.
Él lo había sospechado, pero ahora la realidad caía sobre
él. Shindong había tenido un hermano
gemelo todo este tiempo. ¿Por qué lo había ocultado? ¿Y cómo podía Theo todavía
estar vivo y no ser un Dark Hunter también? Esto no tenía sentido.
Theo se acercó a Shindong.
–Retírate, Theo –dijo Shindong severamente. –No quiero hacerte daño, pero voy
a hacerlo si me obligas. No te dejaré liberarla.
Theo encontró la mirada fija de Kyuhyun y se rió.
–Esto se parece a alguna telenovela mala, verdad? Gemelo
bueno, gemelo malo. –Su mirada furiosa retornó a Shindong–.¿Pero, somos
realmente gemelos, o no, Shindong? Solamente compartimos la misma matriz por un
ratito.
Theo se movió para estar de pie detrás de Shindong ,
quien estaba notablemente tenso. Eso no parecía propio de Shindong permitir a alguien hacerle eso y aún él
parecía estar congelado por alguna fuerza invisible.
Theo estaba tan cerca de él que apenas una mano los
separaba. Ellos no se tocaban.
Theo se inclinó hacia adelante para hablar en un tono
bajo cerca del oído de Shindong .
–¿Le contaremos quien es el bueno de Shindong? ¿Yo
debería decirle cuál de nosotros vivió su vida con dignidad? ¿Cuál de nosotros
era respetado por los Griegos y Atlantes y de quién se reían?
Theo extendió su mano alrededor del cuello de Shindong y la colocó en el punto exacto donde la
cicatriz de Shindong con frecuencia
moraba.
Él tiró a Shindong hacia atrás contra él para que poder susurrar
al oído de Shindong en una lengua que Kyuhyun
no podía entender. Shindong jadeó como
si estuviera en las convulsiones de una pesadilla.
Sus ojos estaban atormentados y con la mirada ausente, su
respiración desigual. De todos modos él no se movió para romper el asimiento de
Theo.
Kyuhyun miró, inseguro de lo que él debería hacer.
Seguramente Shindong podría manejar
esto. Él nunca había conocido nada que Shindong no pudiera manejar.
–He aquí, Shindong –dijo Theo, entre dientes apretados.
–Recuerda el pasado. Recuerda qué eras. Quiero que vuelvas a vivir todo
aquello. Que vuelvas a vivir cada cosa asquerosa que alguna vez hiciste. Cada
lágrima que hiciste verter a mis padres por ti. Cada momento que tuve que
mirarte y avergonzarme de que llevaras mi cara.
Kyuhyun miró como lágrimas llenaban los ojos de Shindong y temblaba. Él no conocía qué secretos
ocultaba Shindong , pero ellos debían ser horribles para afectarlo de tal modo.
Personalmente, no le preocupaba qué hubiera hecho Shindong en su pasado. Durante mil quinientos años, él
nunca supo que Shindong hiciera nada que
no fuera caritativo y decente.
Secretos o no, los dos eran amigos.
–Déjalo ir –ordenó Kyuhyun.
Theo levantó su cabeza, pero se rehusó a liberar a Shindong
. Él apretó su sujeción sobre la garganta de Shindong .
–¿Recuerdas cuándo moriste, Shindong? ¿La manera en que
mi padre y yo te encontramos? Nunca he sido capaz de olvidarlo. Cada vez que he
pensado en ti, esa es la imagen que tengo. Eres repulsivo. Asqueroso.
–Mátalo –pidió Dionisio–, y abre la entrada.
Theo no pareció oírlo, su atención estaba fijada en Shindong
.
Camulus se abalanzó hacia ellos con una daga. Kyuhyun se
precipitó y ellos lucharon por el arma. Los demonios atacaron mientras Theo
seguía burlándose e insultando a Shindong .
–Mátalo, Theo –pidió Dionisio otra vez–. O perderemos la
entrada.
Theo sacó una daga del interior de su abrigo.
Olvidándose de su lucha con Camulus, Kyuhyun intentó
alcanzarlos. Pero no pudo hacerlo.
Theo levantó su mano y dirigió la daga directamente al
corazón de Shindong . Él la enterró hasta la empuñadura.
Me va a dar urticaria!
ResponderEliminarSi están atacando a Shing y Artemisa esta ahí porque no hace nada!
Ming salvo a Kyu???
Me voy a volver loca!
"Asi es como deben ser las cosas"
ResponderEliminarodio esa frasecita,porque se puede evitar algo,pero ese algo debe de suceder.......porque?
Ay,yesung le dijo que no confiara en los dioses,y ahi va él a entregarles a Min....ㄱㄱ que se ponga de acuerdo......pero supongo que ahí es cuando entra esa frase.
Aaawww Min y Kyu estan dejando todo por el otro. Min es herido de muerte para liberar a Kyu,Kyu absorbe sus heridas para que no muera,Shin recupera el alma de Kyu y a Min no le importa herir sus manos para salvarlo,ahora kyu se enfrenta a los daimos,demonios y dioses para protegerlos.
Oh Shin...Theo no dijo nada y solo hirio a Shin......si Shin fue muy "malo",seguro con sus 11 mil años enclaustrado como dark hunter ya pago sus pecados.
solo tengo una pregunta.....¿DÓNDE ESTA MI ATERRADOR Y SICOTICO DARK HUNTER?
Artemisa deberia de hacer algo....digo,si deja morir de nuevo a Shin,ya no tendra sus 2 semanas que tanto queria.
Cómo sufrí con todo esto de las "heridas de muerte" primero Min, herido por culpa del maldito de Camulus y luego KyuHyun tomando la herida en su cuerpo, pase de sufrir por Min a sufrir por KyuHyun. Menos mal que Shindong invoco a Artemisa (y de paso tuvo que negocial con la muy bitch) y le dio el alma de KyuHyun, así Min pudo salvarlo, ahora KyuHyun tiene alma de nuevo. Claro que como las cosas nunca son fáciles, ahora viene Theo y compañía a atacar a Shindong ><
ResponderEliminarPor cierto, que habrá sido de Yesung, espero esté bien T__T