Sungmin yacía en su cama muy avanzada la mañana,
recordando el profundo, parejo sonido de la respiración de Kyuhyun mientras
dormía. Recordaba cómo le gustaba mantener su rodilla acurrucada alta entre sus
muslos, su brazo posesivo sobre su pecho.
Como lo echaba de menos.
Entonces, sus pensamientos fueron a la deriva hacia el
pasado. Lejos en su otra vida...
–No vayas, Kyu. Hay algo malo en esto. Lo sé.
Enfadado, él había tirado de su brazo para liberarlo de
su asimiento.
–Ellos asesinaron a mi tío, Shengmin. Lo destrozaron ante
mis propios ojos. No descansaré hasta que me haya vengado.
Como Shengmin, también había tenido miedo de perderlo por
presionar de esa manera. Él era su marido. Pero en su corazón, sabía que él
estaba a punto de poner en marcha asuntos que nunca se había imaginado.
Y había tenido razón.
Tal como sabía de algún modo que esa noche pondría todo
en marcha de una u otra manera. ¿Y si perdía a Kyuhyun?
No podía pensar más en eso, no podía pensar en llevar
adelante su vida sin él.
Echó un vistazo alrededor de su loft, a todas las cosas
familiares. Ahora, solo con sus cosas, éstas no parecían demasiado importantes.
Su arte no lo abrazaba por la noche. No lo hacía reír o
seducía. No hacía que su cuerpo ardiese con el deseo o temblara con los
orgasmos.
Sólo Kyuhyun lo hacía.
Sólo Kyuhyun podría hacerlo.
–No puedo dejarlo ir.
Si sólo supiera como conservarlo.
Yesung se sentó en la esquina oscurecida de la sala de
estar, escuchando que afuera, la ciudad estaba despertando. Él debería estar
durmiendo, descansando para la noche que iba a venir, pero parecía que no podía
encontrar la paz que necesitaba.
Su teléfono sonó.
Contestó para encontrar a Dionisio al otro lado.
–¿Estás listo para esta noche?
Yesung tomó un trago de vodka antes de contestar.
–Siempre estoy listo para causar problemas.
–Bien. Como Kyuhyun está ahora sobre Theo, se requiere un
poco más de esfuerzo para los preparativos de esta noche. Te necesitaré para
conseguir que Sungmin se separe del celta y que me lo traigas. El tiene que
estar en el depósito a las once y treinta. Ahora descansa y está listo para
matar a Kyuhyun y a Siwon.
Eso lo podría hacer sin problema.
–¿Que pasa con Shindong?
–Déjanoslo.
El teléfono estaba muerto.
Yesung abandonó su teléfono celular y volvió su atención
al vodka. Él ya había bebido tres cuartos de la botella. Era una pena que los
Dark Hunters no pudieran emborracharse. En realidad, ni siquiera podían
embotarse. El único placer inducido que podían obtener era de la sangre humana.
Cerrando sus ojos, él recordó al joven que había probado
anoche. Había estado lleno de pasión. Risas. Incluso amor. Y allí durante un
corto tiempo él no había sentido otra cosa que el dolor anidado en su interior.
Apoyó su cabeza hacia atrás contra la pared y terminó el
vodka, dejando que su terso sabor incendiara su garganta.
Y mientras se sentaba allí, solo, no podía menos que
preguntarse como sabría Sungmin.
Kyuhyun se levantó solo para oler el aroma de trementina
sobre sus sábanas. Debería haberlas lavado, pero no podía pensar en perder el
último rastro de Sungmin.
Lo quería. Lo necesitaba.
Y Sungmin estaba perdido para él para siempre.
Suspirando, se levantó, se duchó y se vistió, luego se
dirigió a la ciudad. Esta noche se decidiría todo.
Tan pronto el sol se puso, montó su motocicleta y se
dirigió hacia The Empire donde Shindong le había dicho que se encontrarían. En vez de
encontrarse en la misma barra, él fue al edificio de al lado que también
pertenecía al clan oso.
Unido al bar por una puerta cerrada en la cocina, el otro
edificio era donde los osos y ciertos were-miembros del personal vivían. The
Empire era más que sólo un bar. Era una zona segura para cualquier Dark Hunter
o para cualquier Were-Hunter que necesitara ayuda.
Cuando Kyuhyun fue admitido en el salón de la Casa Ah,
los cuatrillizos Ah ya habían sido enviados a patrullar la muchedumbre del
Mardi Gras buscando Daimons.
Hyukjae y Kangin estaban encerrados en una celda de
arriba donde Mama Mew los protegería hasta la mañana. Incluso en el salón, Kyuhyun
podría oírlos amenazando con matar a Siwon, quien se apoyaba en la chimenea con
una sonrisa sarcástica en su cara. Minho estaba sentado en una silla rellena,
comiendo una bolsa de patatas
–Shindong, mejor me dejas salir de aquí –gritó Kangin
desde arriba–.¿Me oyes?
–Suena como si se hubiera perdido la fiesta –dijo Kyuhyun
a Shindong , quien estaba de pie con su espalda contra la pared más alejada.
–No tienes ni idea. Decidí que era lo mejor mantener a Kangin
y a Hyukjae encerrados hasta la mañana. Ya llamé y les dije a Leeteuk y a Donghae
que no se preocuparan por ellos.
–Realmente deseo que los sueltes –dijo Siwon a Shindong .
Shindong no se
molestó en contestar. En cambio, él miró fijamente a Kyuhyun.
–Tú casi pareces normal esta noche. ¿Te vas a mantener
así?
–Te dije que podría contenerme. Hasta ahora, está
funcionando.
Cuando Shindong dio un paso adelante para hablar, Kyuhyun cayó
en la cuenta que Yesung no estaba en ninguna parte que pudiera ser visto.
¿Él estaría arriba también?
–¿Dónde está Yesung? –le preguntó a Shindong .
–Lo tengo protegiendo a Sungmin.
Eso destruyó su calma.
–¡Con un infierno! –rugió Kyuhyun.
–Confía en mí, Kyuhyun. Creo que Yesung hará lo correcto.
La respuesta de Kyuhyun fue enfática.
–No confío en él. En absoluto. Y después de esto, no
estoy seguro de si confío en ti.
–Ya basta de discutir –dijo Shindong –. Sólo haz como te
dije y todo debería resolverse.
–¿Debería? –preguntó Kyuhyun.
Cuando Shindong habló, había una nota rara de su voz que hizo
a Kyuhyun preguntarse cuanto más Shindong sabía de lo que les decía.
–Tenemos designios, Kyuhyun, pero el humano puede ser
manipulado. Si cada uno lo hace como ha sido instruido, entonces las cosas
deberían resolverse del modo en que ellos lo proponen.
Kyuhyun apretó sus dientes.
–¿Y si no lo hacemos?
-Todos estaremos jodidos.
–Cristo, Shindong –dijo Minho sarcásticamente–, eres
verdaderamente un maldito consuelo.
Shindong le echó
una mirada sardónica.
–Intento serlo de todos modos.
La respuesta de Minho fue simple.
–Pues fallas admirablemente.
Kyuhyun todavía hervía.
Shindong les habló
a todos ellos.
–Necesito que cada uno sepa que tenemos una noche
realmente siniestra delante de nosotros. Parece que Dionisio y Camulus han
combinado sus fuerzas para intentar y conseguir rehabilitarse ante todos sus
dioses.
–¿Cómo piensan hacer eso? –preguntó Siwon.
–Los dos no son lo bastante fuertes para hacerlo solos.
Ellos necesitan el poder de un tercer dios para ayudarlos.
–¿Qué dios? –preguntaron todos ellos simultáneamente.
–Apollymi.
–¿Y quién demonios es Apollymi? –preguntó Kyuhyun. Jamás
había escuchado sobre ella. Una comisura de la boca de Shindong se levantó irónicamente.
–Ella es una vieja diosa que me remonta a mis tiempos.
Una que tiene poderes sobre la vida, la venganza, y la muerte. Los Atlantes se
referían cariñosamente a ella como la Destructora.
–¿Se parece ella a Hades? –preguntó Siwon.
–Ah no –dijo Shindong siniestramente–, esta diosa hace que Hades
parezca un Boy Scout. Apollymi remata a sus víctimas con un martillo de hierro
y comanda un ejército de demonios mal formados. La última vez que alguien la
liberó, plagas y sufrimiento impregnaron el mundo y ella envió Atlántida
directamente al fondo del mar. Ella se dirigió a través de Grecia, dejando
devastado el país entero, y retrasándolos culturalmente miles de años antes de
que finalmente fuera devuelta a su celda. La Destructora soltará el santo
infierno sobre esta tierra. Comenzando con Nueva Orleans.
–¡Ah, bueno! –dijo Minho sarcásticamente–. Justo con lo
que me gusta saber de esas cosas.
Shindong no le
hizo caso.
–¿Bueno, y cómo intentan liberar a la Destructora?
–preguntó Kyuhyun. Shindong suspiró.
–El único modo de hacerlo es con la sangre de un Atlante.
–Tu sangre –dijo Kyuhyun.
Era algo cantado, ya que Shindong era el único Atlante que quedaba vivo. Shindong
asintió.
–En la medianoche, el umbral entre este plano y en el que
ella vive será lo bastante delgado para atravesarlo. Si ellos la sueltan...
–¿Alguien más tiene una úlcera? –preguntó Minho. Kyuhyun
no hizo caso a su pregunta.
–¿Cómo los detenemos?
–Con mucha fe y haciendo exactamente lo que les diga que
hagan.
Minho resopló ante eso.
–¿Algún otro aparte de mí piensa que Shindong está siendo un poco demasiado vago acerca de
todo esto?
Cada uno excepto Shindong levantó sus manos.
–No son graciosos –les dijo Shindong .
Shindong contempló
a Siwon.
–Te necesito en las calles con los Ha. A las once y
treinta, Dionisio planea soltar a sus Daimons sobre la población para
distraernos. Mata a cualquiera de ellos que encuentres.
–Minho –dijo Shindong –, quiero que estén preparados para
movilizarse si son necesarios–. Los Escuderos asintieron. Shindong se puso sus gafas de sol–. Kyuhyun, tú te
quedas conmigo. Tú y yo vamos detrás de Dionisio y su equipo.
–¿Solamente por curiosidad –dijo Kyuhyun, –¿cómo sabes
todo esto?
Shindong no le
hizo caso.
–Bien, niños –dijo Shindong –, salgan y cuiden las
calles.
–¿Sólo una pregunta? –dijo uno de los escuderos.
–Seguro.
–Tal vez estoy siendo denso, pero por qué están estos
tipos buscando el poder ahora? ¿Por qué no hicieron esto el año pasado o en
algún otro momento? ¿Por qué esperaron?
La respuesta de Shindong no fue consoladora en lo más mínimo.
–Esta no es la primera vez que ellos han intentado
recuperar sus poderes. Esta es solamente la mejor oportunidad de éxito que han
tenido.
–Bien –dijo otro escudero–.¿Entonces, qué pasó con sus
poderes para empezar?
Kyuhyun contestó por Shindong .
–Cuando un dios deja de ser adorado, sus poderes
disminuyen. Si un dios es derrotado por otro dios, entonces una parte de sus
poderes es absorbida por el vencedor y él pierde su capacidad de recuperar su
antigua posición.
–Bien, una última cosa. ¿Qué pasa si ellos realmente
recuperan sus poderes?
Shindong miró a lo
lejos.
–Esperemos que no lo averigüemos.
–¿Por qué?
–Por que según el mito Atlante, la Destructora, se
supone, es quien causará el fin del mundo. Sin duda Dionisio y Camulus piensan
que Apollymi estará tan embargada por la gratitud cuando ellos la liberen, que
no pensará dos veces en unirse a ellos y compartir su poder con ellos. Lo que
no saben es que hubo realmente una buena razón para que Apollymi fuera
encarcelada por los dioses Atlantes. Incluso otros dioses temieron la ira de
Apollymi, y en el final, ella los mató a todos. Cualquier cosa que hagamos, no
debemos dejar que escape. Si ellos la liberan esta noche, todo que lo conoces
sobre esta existencia cambiará. Todo.
–Tenemos que salvar al mundo –dijo Kyuhyun–. Otro día en
la vida.
Shindong suspiró.
–Y no se olviden que tenemos cosas que hacer.
Kyuhyun asintió, pero en su corazón, él sentía no poder
ver a Sungmin una vez más. Él no quería morir sin ver su cara otra vez.
El deber, como apestaba.
Siwon salió primero. Kyuhyun, Minho salieron por la
puerta de atrás con Shindong cerrando la
marcha.
Mientras Shindong dejaba la casa, la puerta se cerró de golpe,
atrapando el final de la cola de su largo abrigo negro. Shindong se detuvo por el tirón y maldijo.
Minho aulló de risa al ver a Shindong atrapado.
–No te la agarres con el malvado que esta dentro de ti..
Shindong arqueó
una ceja. La puerta se abrió por sí misma, liberando su abrigo, entonces se
cerró de un golpe otra vez. Minho se puso serio al instante.
–Y esto te pone de nuevo en tu lugar.
Shindong revolvió
el cabello de Minho como un hermano mayor.
–Cuida nuestras espaldas y calma los nervios de Leeteuk
hasta que Kangin regrese.
–Lo tienes.
Shindong y Kyuhyun
abandonaron el ornamentado patio y se dirigieron a la muchedumbre de turistas y
vecinos que eran tan espesos como la niebla. Había cientos de personas fuera.
Cientos quienes no tenían ni la más mínima idea que el destino mismo del mundo
descansaba en las manos de los dos hombres vestidos de negro que caminaban
despacio hacia ellos.
Dos hombres que estaban cansados esta noche.
Desalentados.
Uno porque hacía mucho que había dejado de sentir algo
excepto la pesada carga de sus responsabilidades.
Shindong no quería
nada más que sólo un día poder acostarse y descansar. Un día para encontrar un
momento de merecida comodidad.
Él había pasado la eternidad esperando una segunda
oportunidad.
Esperando para escapar de los restos de su pasado y la maldición
que había hecho de su futuro. Esta noche, él tenía que enfrentar a su hermano
por primera vez en once mil años.
Los dos nunca habían estado en un mismo pie de igualdad. Theo
lo había odiado desde el momento de su nacimiento.
Para Shindong , esta iba a ser una larga, larga noche.
Los pensamientos de Kyuhyun estaban en Sungmin. En la
curva apacible de su cara. La belleza de su contacto.
¿Estaba él pintando en su loft? ¿Estaba pensando en él?
–Te amo.
Sus palabras se rasgaron por él.
Kyuhyun apretó sus dientes, deseando estar tocándolo.
Esperando que en el final de esta noche Sungmin estuviera a salvo de Camulus
para siempre.
–Fe, Kyuhyun –dijo Shindong como si conociera sus pensamientos.
–Lo estoy intentando.
Kyuhyun suspiró.
Su propia muerte no le importaba. Era Sungmin al que no
podía permitir morir.
Correcto o equivocado, él se ocuparía de eso, y cuando
llegara la mañana Sungmin estaría a salvo. Sin importar lo que costara.
Sungmin siguió las indicaciones de Yesung hacia al
Distrito Warehouse, pero llegar allí a través del pesado tráfico no había sido
fácil. Ellos probablemente podrían haber caminado más rápido.
Normalmente el tráfico no la hubiera molestado; sin
embargo, Yesung no estaba exactamente amistoso, y entre su humor ácido y los
parrandistas borrachos en la calle quienes se mantenían tambaleantes en el
camino, sus nervios estaban bastante alterados.
No estaba realmente seguro por qué ellos tenían que salir
esa noche, pero Yesung le había asegurado que Shindong quería que él se moviera por seguridad.
Le había prometido que Kyuhyun sería capaz de luchar
mejor si sabía que él estaba escondido de Camulus y Theo.
–¿Desde cuando has sido Dark Hunter? –Preguntó,
intentando hacer algo para aliviar la tensión entre ellos.
–¿Si no te importa, porqué preguntas?
–Bien, en verdad eres el Sr. Cálido y Poco Claro, ¿no?
Yesung le miró con frialdad.
–Cuando matas cosas para vivir, eso te da derecho a dejar
la calidez y claridad de lado.
–Kyuhyun no es así.
–Bien, bravo por él.
Sungmin gruñó mientras apretaba de golpe los frenos para
evitar golpear a un hombre disfrazado como un toro. Él golpeó el capó de su
coche y gritó, luego se precipitó a través de la calle.
Sungmin avanzó otra vez, cada vez más despacio,
parachoques-contra-parachoques.
–No te gusta Kyuhyun, ¿verdad?
–Deseo verlo muerto cada vez que lo veo.
Frunció el ceño ante el tono hastiado de Yesung.
–No puedo darme cuenta si piensas eso o no.
–Lo pienso.
–¿Por qué?
–Él es un estúpido y he tenido demasiados estúpidos en mi
vida.
–¿También odias a Shindong ?
–Nene, odio a todo el mundo.
–¿Incluso a mí?
Él no contestó. A Sungmin después de todo no le importaba
eso. Había algo realmente espeluznante en Yesung. Algo frío e inalcanzable. Era
como si él obtuviera placer en el hecho de alejar a todo el mundo de él. Al
menos pasaron veinte minutos antes que Yesung le impresionara haciendo una
pregunta personal.
–¿Estás enamorado del celta, verdad?
–Sí.
–¿Por qué? ¿Qué tiene él que te hace preocuparte por él?
Sintió que Yesung estaba preguntando algo mucho más
profundo que eso. Era como si el concepto de amor fuera tan ajeno a él que
luchaba por encontrarle sentido.
–Él es un buen hombre que me hace reír. Él me mira y me
derrito en el piso. Cuando estoy con él, parece que puedo volar.
Yesung giró su cabeza, alejándola de él y miró a la
muchedumbre del Mardi Gras fuera
–¿Alguna vez has estado enamorado? –intentó otra vez.
Otra vez, Yesung no contestó. En cambio le dirigió a un
depósito sobre la calle St. Joseph.
El lugar era oscuro e imponente.
–¿Esto es adónde se supone que vamos? –preguntó. Él
asintió.
Estacionó en un callejón detrás del edificio, y
abandonaron el coche.
Yesung lo condujo por una puerta de atrás y por una serie
de escaleras. Abrió una puerta al final de un vestíbulo y le dejó entrar
primero.
Sungmin dio un paso hacia dentro. A primera vista, pensó
que el alto hombre rubio era Shindong con un nuevo color de cabello. Pero
cuando vio a Camulus parado a su lado, supo que no lo era.
Era Theo quien estaba de pie entre Camulus y un hombre
moreno que no reconoció. Sungmin se dio vuelta para correr.
Yesung cerró la puerta siniestramente y tomó posición
bloqueándola. La expresión de su cara le dijo que no tenía ninguna intención de
dejarla pasar.
–Ven, ven, dijo la araña a la mosca –dijo Camulus.
Sungmin levantó su barbilla mientras enfrentaba a los
hombres. Camulus era sumamente hermoso, pero tenía una sonrisa que era pura
maldad.
Incluso más que Yesung y eso era difícil de lograr.
El hombre que no conocía era monstruosamente alto con el
cabello rubio y una barbita de chivo. Él tenía un aspecto sumamente refinado,
de alguien bien educado.
–Voy a arriesgarme a suponer que tú eres Dionisio –dijo Sungmin,
recordando lo que Judith le había dicho una vez sobre el dios patrono del Mardi
Gras.
Él rió como si se sintiera adulado por que lo conociera.
–Culpable.
Camulus soltó un largo suspiro.
–El es tan brillante. Es casi una vergüenza matarlo. Pero...
Oh bien.
–No puedes hacerle daño –dijo Yesung desde la puerta–. Me
prometiste que no sería dañado si lo traía aquí.
–Entonces mentí –dijo Dionisio–. Demándame.
Yesung comenzó a dirigirse al dios, pero Sungmin lo
detuvo. No estaba realmente segura de por qué había hecho eso, sólo le pareció
que él era la cosa más cercana a un aliado que tenía en aquel cuarto. Se volvió
a Camulus, sabiendo exactamente como él planeaba hacerle daño a Kyuhyun esa
noche.
–No voy a dejarte matarme delante de Kyuhyun.
Todos ellos se rieron. Todos excepto Yesung.
–Tú no puedes detenernos –dijo Camulus.
Yesung echó un vistazo hacia él, luego lo volvió a hacer
mientras su mirada oscura caía sobre su collar.
–Uh, dioses, pienso que ustedes han olvidado algo.
Dionisio curvó su labio.
–No olvidamos nada.
–Oh, bien –dijo Yesung sarcásticamente, –entonces ustedes
deben estar preparados para saber que él lleva un Medallón de Señal.
Ellos se pusieron serios al instante.
–¿Qué? –Camulus gruñó.
Sungmin sacó el collar de su abuela de entre su camisa y
lo sostuvo ante ellos. No podía creer que podría ayudarle, pero vamos,
cualquier cosa en este punto valía la pena el intento.
–Mi abuela dijo que la Morrigan siempre me protegería.
Camulus maldijo.
–Ah, esto no está bien. –Él maldijo otra vez.
–¿Esa cosa realmente funciona? –le susurró a Yesung.
–Más de lo que supones –él susurró detrás–. Él no puede
matarte sin hacer enojar a Morrigan.
–Bien, ¿quien lo diría? –dijo asombrado por el conocimiento–.
Bien.
–Sip –Yesung asintió–. Mejor que una cruz con Drácula.
–¿Esto también trabaja contra Dionisio? –Él asintió–. Ah,
eso está bien. Muy, muy bien. Ok, entonces, vamos a conversar.
–¿Conversar sobre qué? –Dionisio siseó.
–No contigo. Con él. –indicó a Camulus con una
cabeceada–. Quiero hablar sobre la maldición de Kyuhyun.
Los ojos de Camulus ardieron contra él.
–¿Qué pasa con eso?
–Quiero que la levante.
–Nunca.
Él le presentó su medallón.
–Hágalo o... –dio un vistazo de costado a Yesung–.¿Esto
tiene algún poder de hacerle daño?
–Sólo si él te hace daño primero.
Maldición. ¿Qué tipo de protección era eso? Necesitaba
tener una conversación con quienquiera que aclarara las cosas. Un destello
interesado aligeró los ojos de Camulus. Él le miró como si lo aburriera.
–Ah bien, ya que no puedo matarte, me imagino que tendré
que contentarme con matar a Kyuhyun a cambio.
El terror lo consumió.
–¿Qué?
Camulus se encogió de hombros despreocupadamente.
–Es bastante insustancial dejarlo vivir felizmente para
siempre cuando mi intención era hacerlo sufrir. Ya que tú no puedes morir,
tendrá que ser él.
Su mano tembló mientras sostenía el medallón en un
repentino apretón sudoroso.
–¿Artemisa no se enojará si usted mata a uno de sus
soldados?
Él miró a Dionisio, quien se echó a reír.
–Artemisa, querida como es, definitivamente se
preocuparía. Sin embargo, ella no comenzará una guerra con el panteón celta por
eso. A diferencia de mí, Cam está a salvo de su ira.
–¿No apesta esto? –Camulus preguntó. Su risa feliz
desdijo sus palabras horribles.
Sungmin quiso gritar. Esto no podía estar pasando.
Por salvarse a sí mismo, había condenado a Kyuhyun a
morir. ¡No! No podía dejar que eso pasara.
-Bien, tiene que haber otro camino.
Camulus estrechó sus ojos como si estuviera pensando en
el asunto.
–Quizás lo haya. Dime, Sungmin. ¿Cuánta felicidad
significa Kyuhyun para ti?
–Toda –dijo sinceramente.
–Toda. Bien, eso seguramente es mucho. –Su mirada se
tornó acero helado, espantoso–. ¿Eso significa tanto como tu propia alma?
–Sungmin –dijo Yesung–. No lo hagas.
–Tú, despojo –gruñó Dionisio.
Yesung hizo crujir sus nudillos.
–No me digas qué hacer. No me gusta eso.
Sungmin no les hizo caso.
–¿Qué me dice, Camulus?
Él metió sus manos en sus bolsillos y actuó
despreocupadamente como alguien que estaba charlando sobre el tiempo, no
sellando la suerte de su destino inmortal.
–Un trato simple. Yo levanto su maldición. Tú me das tu
alma.
Sungmin vaciló.
–Eso parece fácil.
–Lo es.
–¿Qué va a hacer con mi alma una vez que la tenga?
–Nada en absoluto. La mantendré conmigo, justo como
Artemisa mantiene a Kyuhyun.
–¿Y mi cuerpo?
–Un cuerpo no necesita un alma para funcionar.
Yesung puso una mano sobre su hombro.
–No lo hagas, Sungmin. Nunca puedes confiar en un dios.
–Seguro que puedes –dijo Theo–. El confiar en ellos es la
mejor cosa que hice jamás.
–No sé –suspiró, buscando en su corazón y en su mente,
intentando decidir lo que debería hacer.
No entiendo como Yesung aceptó todo eso, aunque al parecer al final si terminó ayudando a SungMin, al decirle lo del collar que le dio su abuelita, al menos sabemos que Camulus no puede matarlo. Claro que ahora la cosa tal vez está peor, no me gusta nada ese trato que le ofrece Camulus a SungMin, no le puede dar su alma, ojalá que Yesung haga algo productivo.
ResponderEliminarSolo nos queda esperar que el plan de Shindong funcione, porque sino se los va llevar la destructora xD
Jajajajaja Hyuk y Kangin encerrados para su propio bien,seguro hacen revuelo y es lo que menos necesitan....bueno,ellos solo quieren matar a Siwon,pero por ahora es de ayuda.
ResponderEliminarYo espero que Yesung haga algo,él lo llevo ahí y seguro que sabía a qué lo llevaba.....él mismo le dijo a sungmin que no confie en los dioses....¿por qué el sí lo hizo?......algo trama.
Ahora estamos mejor.....no puede matar a Min pero sí a Kyu.....no pues que avance.....¬¬