Vikingos I -19

 


Hacía frío. Mucho frío, en realidad. Por fortuna tenía su capa y sus polainas de piel. También había una vieja manta de lana sobre un banco angosto, el único mueble de la habitación. Pero no ardía ningún fuego y el ventanuco de la puerta dejaba entrar el frío.
 
Tampoco le habían traído comida. De pronto se sintió famélico, aunque hacía pocas horas había compartido un poco de carne de venado con Siwon. El regresaría. No era posible que lo dejara aquí hasta que se helara. Se sentó en el banco y se cubrió las piernas con la manta. Los primeros días de cabalgar sin apuro con Siwon habían sido fríamente silenciosos. Pero en los dos últimos días su humor mejoró y Heechul empezó a creer que no le haría nada cuando regresara. Menos creyó que él sería capaz de encerrarlo en esta celda.
 
Pasó una hora y después otra. La bruma azul del cielo desapareció, dejando solamente una oscuridad negra y deprimente, Heechul se estremeció y sintió las primeras señales de la fiebre. Un rato después sintió calor y se despojó de la capa y de las pieles sujetas con correas que le cubrían brazos y piernas.
 
El no iba a regresar. Ese doloroso nudo apareció otra vez en su garganta y las lágrimas le hicieron escocer los ojos. Después de todo lo que habían compartido, después que le salvó la vida, él no podía ser tan cruel como para encerrarlo aquí.
 Empezó a temblar otra vez y se tendió sobre el duro banco. Dormitó de a ratos y cuando despertaba, se cubría con la manta y la capa o las arrojaba a un lado.
 
  Estoy enfermo y  él  ni  siquiera  lo  sabe  — razonó, medio dormido— Debí decírselo.  Pero eso  no  habría hecho ninguna diferencia. El es una bestia. Nada le importa. — Se volvió, con los ojo llenos  de  lágrimas.—   Lo  lamentaréis,  Siwon,  lo  lamentaréis...  lo lamentaréis...
 
 
 
Siwon se volvió nerviosamente en su cama y golpeó la almohada con un puño. No lograba conciliar el sueño pese a todos sus intentos. Los demonios de su mente no cesaban de atormentarlo. Hora tras hora seguía haciéndose reproches.
 
Por fin no pudo soportarlo más. Saltó de la cama, se echó la capa sobre los hombros y salió de la habitación. Llegó a la pequeña celda en segundos y rápidamente abrió la puerta.
 
Los goznes crujieron y él se inclinó para entrar en la húmeda cámara, después se enderezó, puso la antorcha en un soporte que había en la pared y se acercó a Heechul.
 
Él dormía en el suelo, junto al banco, acurrucado como un niño, hecho una pelota, cubierto con nada, ni siquiera con su capa de terciopelo.
 
Siwon apretó los dientes, furioso. ¡El pequeño tonto! Así, sin taparse, podía morir de frío en este lugar. Sin duda, esa era su intención.
 
Se arrodilló junto a él y lo sacudió con rudeza, pero se detuvo cuando sintió el calor que pasaba a través de la gruesa túnica de terciopelo. Le tocó la cara con la mano y ahogó una exclamación.
 
Heechul ardía de fiebre.
 
— Santo Dios, Heechul, ¿qué habéis hecho?
 
Él abrió los ojos y lo miró confundido.
 
— ¿Por qué mencionáis a mi Dios? Vuestros dioses paganos se pondrán furiosos.
 
— ¿Importa qué dios mencione? — preguntó él con irritación— . Son uno solo, creo. Pero a ellos y a vos les pregunto, ¿por qué tratasteis de mataros?
 
— No estoy muerto — dijo en un suave susurro y cerró los ojos para hundirse nuevamente en el sueño. Siwon se puso pálido.
 
— ¡Lo estaréis si no lucháis contra esto, Heechul! ¡Despertad!
 
Como no se movió, lo levantó en brazos y llevó a la casa y a su habitación. Allí lo depositó sobre la cama y cubrió con el abrigado cobertor de armiño. Luego avivó el fuego y volvió j unto a la cama.
 
— ¡Heechul, Heechul!
 
No despertó. Lo sacudió de un hombro pero el joven no abrió los ojos. El pánico empezó a apoderarse de Siwon. El nada sabía de fiebres. Había que llamar a Jooahn, quien conocía de hierbas y pociones. El había curado a Yunho, cuando era muchacho, de una fiebre muy intensa.
 
Siwon salió de la habitación. Después de despertar a Jackie y decirle que enviara los jóvenes a la casa, él mismo fue a buscar a Jooahn. Regresaron antes de una hora y Jooahn se encerró en la habitación con Heechul, prohibiendo la entrada de los demás.
 
Siwon empezó a pasearse incansablemente frente al fuego del hall. Leeteuk entró en silencio y le trajo comida y bebida , pero él no tocó nada. Jackie, sentado a la mesa y observando a su joven amo, tenía una expresión de profunda preocupación.
 
— Es un joven fuerte — dijo para animarlo— . En mi vida he visto muchas fiebres. Es sólo cuestión de refrescarlo cuando tenga calor y calentarlo cuando tenga frío.
 
Siwon lo miró sin cambiar de expresión. Como si n o hubiera oído una sola de las palabras del anciano. Siguió caminando de un lado a otro, infectado por la falta de sueño. Pasaron las horas y el día volvió a hacerse noche.
 
Jooahn entró en el hall con aspecto demacrado y cansado. Siwon contuvo el aliento cuando ella lo miró un largo momento sin hablar. Por fin Siwon no pudo resistir el suspenso.
 
— ¿La fiebre ha pasado?
 
Jooahn meneó lentamente la cabeza.
 
— Lo siento, Siwon. Hice todo lo que pude. — El se le acercó.
 
— ¿Qué estáis diciendo? ¿Qué él no ha mejorado?
 
— Mejoró por un rato. La fiebre bajó. Tomó mis pociones y bebió un poco de caldo. Pero después la fiebre volvió y le hizo vomitar todo lo que le di. No puede retener nada y ahora está mucho peor que antes.
 
— ¡Tiene que haber algo que podáis hacer!
 
— Ofreceré un sacrificio por él — sugirió Jooahn— Es lo único que queda por hacer. Si los dioses quedan satisfechos, podrían salvarle la vida.
 
Siwon se puso pálido y subió corriendo la escalera hasta su habitación. Jackie, quien había acompañado a Siwon todo el día, se levantó de la mesa con los ojos llenos de lágrimas .
 
— ¿De veras está tan enfermo? — preguntó. Jooahn lo miró con desdén y dijo, en tono altanero:
 
— Lo está. Y los dioses no lo ayudarán. ¿Por qué van a ayudarlo? Morirá antes de mañana.
 
Jooahn no dijo más, salió del hall y regresó a su casa. Una vez afuera, una sonrisa de satisfacción asomó a sus labios. Ofrecería un sacrificio, sí, pero para asegurar la muerte del joven, aunque dudaba que la ayuda de los dioses fuera necesaria. Con las pociones de Jooahn y la puerta del balcón abierta, la muerte estaba asegurada.
 
Si Jooahn se hubiera percatado antes de la amenaza que representaba el joven, se habría librado de él antes que Siwon lo viera. Estuvo seguro de que Siwon no tomaría al joven, que lo
dejaría a un lado como hacía con todos. Sin embargo, todo llega para quien sabe esperar... y ella no tendría que esperar mucho tiempo más.
 
 
Jackie entró en la habitación de Siwon y lo encontró de pie junto a la cama con el aire de un hombre derrotado. Ardía un fuego en el hogar pero la estancia parecía terriblemente fría.
— Si yo pudiera hacerlo todo de nuevo, todo sería diferente, Heechul— dijo Siwon con voz hueca— . Nunca me perdonaré por lo que he hecho.
 
Jackie se le acercó con el rostro demudado por la pre ocupación.
 
— Él no puede oíros, muchacho.
 
— Estaba hablando cuando entré en la habitación — replicó Siwon — Hablaba de una forma infantil.
 
— Sí, sin duda está reviviendo su pasado. He visto antes este sueño profundo, donde los demonios quedan sueltos en la mente. Para algunos no es tan malo; para otros puede ser un infierno en vida, donde la muerte es bienvenida.
 
— ¡Él no puede morir!
 
— ¿De modo que amáis al joven, Siwon?
 
  ¿Amarlo?  ¡Amar es  para  los  tontos!    repuso  él  con  vehemencia— . Yo nunca volveré a amar.
 
— Entonces, ¿qué importa si el joven muere, si para vos es solamente un esclavo más? — dijo Jackie con sensatez.
 
— ¡Importa! — repuso Siwon con energía, y en seguida toda su cólera se apagó— .Además, es demasiado empecinado para morir.
 
— Ruego que tengáis razón, muchacho — dijo Jackie— . En cuanto a mí, no creo en la opinión de Jooahn. Siempre hay una posibilidad, con la ayuda de Dios.
 
 
 
Heechul estaba sentado en el regazo de su padre y sostenía en su manita su nueva espada llena de gemas.
 
— ¿Os di las gracias, padre? ¡Oh, gracias otra vez! Mi propia espada, hecha especialmente para mí. ¡No hubiera podido ocurrírseme un presente mejor!
 
 
La nieve empezó a caer. Un espeso manto cubría la tierra. Heechul surcaba la superficie del lago helado, patinando. Agitó una mano a Jaejoong, quien estaba de pie junto a un árbol, envuelto en una capa gris y con su pelo rojizo como una llama contra el blanco fondo de nieve.
 
— Qué vergüenza, Heechul. Un joven de vuestra edad comportándose como una criatura. El hielo se romperá y caeréis al agua. ¿Qué haréis entonces?
 
El hielo crujió con un ruido ensordecedor y Heechul cayó en el agua negra y helada tal como había anunciado Jaejoong. Empezó a temblar en forma descontrolada. Las manos se le adormecieron por el frío y no pudo arrastrarse hasta el hielo sólido.
 
— Ayudadme, Jaejoong. Me estoy helando.
 
— ¿No os dije que caerías al agua?
 
— Jae, por favor, ayudadme a salir. El agua está muy fría. Duele, duele terriblemente.
 
— También sentiréis dolor cuando vuestro esposo os tome por primera vez. Entonces conoceréis lo que es el verdadero dolor.
 
 
Boah venía de muy lejos caminando lentamente hacia Heechul desde la oscuridad. Por fin la mujer llegó frente a él. Tenía el rostro cansado y triste cuando sacó a Heechul del agua helada y empezó a envolverlo con mantas y más mantas, hasta que el joven sintió como si el calor fuera a sofocarlo.
 
— Sooman ha muerto, Heechul.
 
— ¡No! — gritó Heechul presa de dolor— . ¡Mi padre n o puede morir!¡ No es así!
 
Toda la aldea lloraba. Estaban sepultando a Sooman. El sol todavía no estaba alto pero hacía mucho calor para una hora tan temprana.
 
— Vienen los vikingos, lord Heechul.
 
 
— Yo soy Yoomi, esposa de Kangta . Seréis dado a mi hijo Siwon.
 
— ¡Nadie será mi dueño!
 
— ¿He encontrado la forma de domaros?
 
— El me violará. Dios mío, ¿cómo soportaré el dolor que Jaejoong dijo que sentiré? ¿Dónde está el dolor? ¡Jaejoong mintió! Me hizo mostrarme temeroso ante el vikingo cuando no era necesario. Pero fue hermoso. El es hermoso. Qué cuerpo magnífico, tan sólido y tan fuerte. El me hace olvidar que lo odio. Se adueña de mi voluntad.
 
Llegaban carcajadas desde lejos. Jaejoong y Jooahn reían. Kangta y Yunho reían.
 
Heechul temblaba.
 
— Tengo mucho frío. Estoy enfermo y él ni siquiera lo sabe. Lo lamentará cuando me encuentre muerto. ¿Cómo puede hacerme esto después que le salvé la vida?
 
Hace frío, mucho frío.
 
— Jooahn, cerrad la puerta antes de que... antes   de que...
 
Heechul flotaba en el lavo tibio con los ojos cerrados bajo el bienvenido sol. Ni una arruga surcaba su frente. Ni un solo pensamiento turbaba su tranquilidad.
 
Flotaba suavemente y el agua tibia era como un bálsamo natural. Despertó y el tibio lago fue remplazado por una cama blanda que por alguna razón le pareció incómodamente dura. Parpadeó varias veces antes de reconocer la habitación de Siwon. Entonces volvió la cabeza y lo vio sentado junto a la cama en una de las sillas como tronos. Con aspecto terriblemente demacrado y desaliñado. Sin embargo, le sonreía. Y sus ojos eran tiernos.
 
— No os veis bien, Siwon. ¡Habéis estado enfermo! — El rió de su preocupación.
 
— No, yo estoy bien. ¿Pero cómo os sentís?
 
Heechul trató de sentarse pero sólo logró gemir.
 
— Me siento todo dolorido, como si alguien me hubiera apaleado — le echó una mirada re celosa— . ¿Me golpeasteis mientras dormía?
 
El pareció ofenderse.
 
  ¿Cómo  podéis  pensar  una  cosa  semejante? Habéis  estado gravemente enfermo durante dos días. Sin duda, la enfermedad os ha debilitado y os ha dejado dolorido — se levantó y lo arropó— . Te han preparado sopa caliente para vos. Os traeré un poco.
 
Heechul se relajó en la gran cama cuando él se marchó. ¿Está arrepentido? Demuestra preocupación, ¿pero de veras le importo algo? No pudo esperar la comida. El sueño lo dominó otra vez y lo hundió en una serena oscuridad antes de que él regresara.
 
 
 
El último mes del año fue muy frío y trajo a la tierra nieve y hielo en abundancia. Heechul pasó en cama buena parte del mes, solícitamente atendido por Leeteuk y Donghae. Los jóvenes servían a Heechul con afán. Era uno de ellos que había escapado apenas a la muerte. Y sin embargo, también era el favorito del amo, lo cual se hacía más evidente con cada día que pasaba, aunque Heechul no parecía notarlo.
 
Cuando Siwon por fin lo declaró lo bastante restablecido para reiniciar sus tareas y volver a su propia habitación, a Heechul le costó disimular su alivio. Sin embargo, la tarea más ardua que le permitieron realizar fue untar con miel el cuarto trasero de un pequeño jabalí, y lo fastidió mucho comprobar que, por órdenes de Siwon, los otros sirvientes seguían atendiendo sus necesidades.
 
Heechul abrió sin llamar la puerta de la habitación de Siwon. El levantó la vista de su comida vespertina, más sorprendido por su presencia en la habitación que por la forma violenta en que se abrió la puerta. Ignoró la rígida actitud de Heechul y siguió comiendo.
 
— Tendríais que estar acostado — dijo con severidad, sin mirarlo—.  Sin duda habéis tenido  un  día  agitado y   necesitáis descansar.
 
Él entró resueltamente en la habitación.
 
— Lo que necesito es que ceséis de preocuparos tanto. No estoy baldado, Siwon — dijo con sequedad, tratando de controlar su temperamento.
 
Sabía  que  era  inútil  discutir  con  él  cuando se mostraba  tan benévolo. Odiaba esta nueva actitud. El se comportaba como un padre indulgente con una criatura díscola, cuando lo último que necesitaba era su indulgencia.
 
— ¿No creéis que me encuentro bien? — continuó Heechul. El meneó la cabeza, todavía sin mirarlo.
 
— Sí, creo que estáis curado pero no es posible permitiros que os excedáis en lo que hacéis, Heechul. Estuvisteis muy cerca de la muerte, pero se os concedió la vida. ¿No es razonable que empecéis esa nueva vida con un poco de cautela?
 
— ¡No, es de lo más irrazonable! — estalló él, perdiendo el control— . Primero me tuvisteis confinado en la cama más tiempo del necesario. Ahora me tratáis como a una frágil muñeca que se romperá si se mueve. ¡Estoy bien, os digo! — Heechul levantó las manos, exasperado— , i Santo Dios! No soy una persona ociosa. Hasta estuve dispuesto a trabajar en vuestro establo pero dijisteis no. Si todo lo que me permitiréis hacer es trabajar aquí, así sea. Pero debo tener algo que hacer.
 
— Eso no es lo que vuestro hermano quiso hacerme creer.
 
Heechul, sorprendido, se olvidó de su cólera.
 
— ¿Hablasteis con Jaejoong?
 
— Sí. Largamente.
 
Heechul apretó los puños. La imagen de Siwon y Jaejoong hablando, riendo, haciendo juntos el amor, borró todo lo demás de su mente. De modo que había estado acertado. Esas muchas noches que Siwon había regresado tarde, haciéndolo esperar ¡había estado con Jaejoong!
 
— Heechul, venid aquí.
 
— ¿Qué? — preguntó sin escucharlo.
 
— ¡Venid! — repitió él.
 
Aún Heechul no se movió ni lo miró. Por fin él se le acercó y le tocó en la mejilla. Los dedos contra su piel fueron como un choque. Le dio una palmada en la mano y se apartó de él.
 
— ¡No me toquéis! — gritó con voz cargada de cólera y dolor— . ¡Nunca volváis a tocarme!
 
Siwon lo miró confundido.
 
— ¡Thor me asista! ¿Qué pasa con vos?
 
— ¡Estáis... estáis loco si pensáis que voy a compartiros con mi hermano! Si lo queréis a él podéis tenerlo, pero no volváis a acercares a mí, lo juro que os mataré!
 
Los ojos de Siwon se iluminaron, y a sus labios asomó una sonrisa divertida.
 
— ¿Por qué podría querer a vuestro hermano cuando os tengo a vos? ¿Y por qué pensáis eso cuando yo solamente dije que hablé con él?
 
— ¿No le hicisteis el amor?
 
— No. Pero si lo hubiera hecho, ¿por qué tendríais que enfadaros?
 
Heechul sintió que la cara se le enrojecía intensamente y comprendió cuán tonto debió parecer, casi como un esposo celoso. Se apartó de él y se asombró de su propia reacción.
 
— ¿Heechul?
 
— No me importaría que tuvieseis otro — replicó quedamente, sintiendo ese nudo doloroso en su garganta— . Si otro puede satisfacer vuestras necesidades yo me alegraré de ello, porque entonces me dejaréis. Pero no está bien que me tengáis a mí y a mi hermano al mismo tiempo. ¿No veis que eso está mal?
 
— ¿Es esa la única razón que me daréis? — Heechul abrió muy grandes los ojos.
 
— No hay otra.
 
— Muy bien, no insistiré — Heechul lo miró con furia.
 
— ¡Os digo que no hay otra razón! — Siwon le sonrió y sus hoyuelos se acentuaron.
 
— Os ofendéis fácilmente esta noche — dijo con voz llena de humor, y se acercó a su cofre— . Quizá esto calmará vuestro mal genio.
 
Heechul siguió con la mirada fija en él, sumido en trance, fascinado por la forma en que el pelo le caía sobre la frente dándole una apariencia de muchacho inofensivo, nada semejante al guerrero vikingo, al amo violador y cruel que conocía. No quería apartar los ojos de ese rostro pero al fin miró la caja que él sacó del cofre y sus ojos brillaron de curiosidad. Cuando él se le acercó, Heechul vio que la caja era un cofre en miniatura tallado con diseños orientales y con incrustaciones de marfil. Era muy hermoso. Lo miró a los ojos cuando él le entregó el cofrecillo.
 
— ¿Para qué es esto?
 
— Abridlo.
 
Levantó la tapa. Adentro, sobre un lecho de terciopelo azul, había un par de ajorcas iguales de oro en forma de serpientes enroscadas y con rubíes por ojos. Heechul sabía que entre los vikingos, las ajorcas como éstas eran muy apreciadas. Había visto al esposo de Yunho luciendo llamativas ajorcas en sus brazos desnudos. Hasta Yoomi usaba ajorcas. También los hombres las llevaban. Más rico el hombre, más costosas las ajorcas.
 
Estas que Siwon le mostraba eran hermosas. Heechul levantó una y comprobó que era pesada, sin duda de oro macizo. Lo miró otra vez a los ojos
 
— ¿Por qué me mostráis esto? — preguntó, devolviéndole el cofrecillo.
 
Siwon mantuvo sus manos a los costados.
 
— No lo saqué para que lo vierais, Heechul. Os lo regalo. Las ajorcas son vuestras... el cofrecillo también — Heechul volvió a mirar las joyas y después lo miró a él con incredulidad.
 
— ¿Por qué?
 
— Es mi deseo.
 
— ¿Regalar a un esclavo unas joyas como éstas? — Se encolerizó. Esta era una forma de acallar su sentimiento de culpa por haberlo encerrado en esa terrible celda. Pero no se lo perdonaría a causa de este presente— ¿Cuándo tengo que usarlas, Siwon? ¿Cuando lave vuestra ropa? ¿Cuando friegue el suelo del hall? No, no usaré vuestro presente.
 
— ¡Lo usaréis! — dijo él con sequedad. Sus ojos se ensombrecieron— . Y también usaréis el conjunto que mi madre está haciendo ahora para vos. Lo usaréis cuando vengáis conmigo al festín que se hará en la casa de mi padre para celebrar el solsticio de invierno.
 
Heechul estaba confundido y sorprendido.
 
— ¿Vuestra madre está haciendo ropa para mí?
 
— A petición mía — repuso él.
 
Heechul no podía creer que Yoomi hubiera accedido a confeccionar ropa para un esclavo. Sabía que Yoomi era cristiana y bondadosa, pero aun así, era increíble que destinase parte de su tiempo a coser para un sirviente. Igualmente sorprendente era que Siwon lo llevara a la vivienda de Kangta , y nada menos que para un festín.
 
— No entiendo, Siwon. ¿Por qué queréis llevarme ahora a la casa de vuestro padre, cuando cada vez que os pedí que me llevaseis allí, os negasteis?
 
— Necesitabais tiempo para adaptaros a vuestra nueva vida, sin remembranzas de vuestro hogar. Ya lo habéis logrado.
 
— ¿De veras creéis que me he adaptado después que he tratado de huir de vos?
 
— No dije que os hayáis adaptado a mí sino a vuestra nueva vida.
 
— ¿Pero por qué queréis llevar un esclavo a un festín? ¿Es eso lo acostumbrado?
 
— No, pero yo no sigo estrictamente las costumbres. Vendréis conmigo para atender mis necesidades.
 
Heechul ahogó una exclamación.
 
— ¿Y si me niego?
 
— No podéis negaros, Heechul — rió él— . Vos iréis donde quiera que os lleve yo.
 
— Quizá. Pero puedo hacer que os resulte muy difícil — comentó torvamente— Sin embargo, iré con una condición : que me dejéis llevar una daga.
 
  Concedido.
 
Heechul sonrió y fue hacia la puerta con el regalo en sus manos. Sintió que esta vez había ganado. Siwon empezaba a ablandarse.
 
— En cuanto a que deberé atender a vuestras necesidades mientras estemos allí, lo discutiremos cuando llegue el momento.
 
— No habrá ninguna discusión.
 
— Podéis estar seguro de que la habrá — replicó y salió, dejándolo que pensara en sus últimas palabras.
 
 
 

1 comentario:

  1. No creí que lo encerrara pero lo hizo,claro después del remordimiento bajo a verlo estando enfermo era lógico que lo cuidara porque también se empieza a enamorar de el, Jooahn que diablos esta planeando porque quiere matar a Heechul gracias por el cap bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...