Vikingos I -23

 

Heechul encendió el fuego de la cocina y preparó una hogaza de pan achatado como tan a menudo había visto hacer a Donghae. Ahora se sentía mucho más sereno.
 
Después de que Siwon se marchara, lloró un poco más hasta que comprendió que había sido un tonto. Siwon estaba dispuesto a compartir su vida con él, a darle lo que pudiera. Debía aceptar eso y estarle agradecido. Algún día podría cambiar y amar otra vez. Después de todo, él había cambiado.
 
La casa estaba silenciosa con sólo el crepitar ocasional del fuego para romper el silencio. Bugsy estaba echado debajo de la mesa de modo que Heechul no vio cuando el animal irguió de pronto la cabeza. Sin embargo, oyó el ruido que llegó desde el exterior y que alertó al mastín blanco.
 
¿Podría ser que Siwon ya hubiera regresado? En ese caso, debió echar de menos su compañía. Heechul se sonrió al pensarlo y esperó que se abriera la puerta. Se abrió, aunque muy lentamente. El aire helado se precipitó en la habitación e hizo estremecer a Heechul, pero no tanto como el saber que ni Siwon, ni ninguno que él conocía, hubieran entrado en la casa de manera tan sigilosa.
 Heechul contuvo el aliento. No conocía a este vikingo y por la expresión de sorpresa que vio en su rostro, él tampoco lo conocía.
 
Bugsy vino a su lado y con su grave gruñido le devolvió algo de coraje. La daga que Siwon le había confiado colgaba de su cadera y esto también disminuyó algo sus recelos, aunque su arma era muy pequeña y de nada le habría servido contra un espadón.
 
— ¿Heechul?
 
Quedó desconcertado. ¿El hombre lo conocía, después de todo? Pero no, su tono era de interrogación. Sólo debía de haber oído hablar de él, y también debía de conocer a Siwon. Quizá no había nada que temer.
 
Heechul se mordió el labio, presa de indecisión, preguntándose si debía o no hablar la lengua del vikingo. Bugsy seguía gruñendo amenazador. ¿Acaso presentía peligro?
 
— El joven está solo, Seungri.
 
Heechul ahogó una exclamación y se volvió para verse frente a frente con un desconocido que había venido de otra parte de la casa. Antes de que pudiera estudiar la situación, el llamado Seungri lo aferró desde atrás. Gritó alarmado y en ese momento Bugsy mostró los dientes y atacó la pierna del vikingo.
 
Seungri gritó de dolor cuando Bugsy le hizo brotar sangre y levantó la espada para cortar la cabeza del animal.
 
— ¡No! — gritó Heechul y aferró el brazo del vikingo para detenerlo.
 
Olvidó sus propios temores y reunió todas sus fuerzas para impedir que la espada llegara a su blanco. Pero no fue por sus esfuerzos que Bugsy se salvó, porque él era como un ratón contra un halcón mortal. El otro vikingo actuó rápidamente y con un puntapié apartó a Bugsy de la espada que descendía.
 
— El no mataría al perro — dijo en tono de advertencia— de modo que tampoco podemos matarlo nosotros.
 
— ¡Ah! ¡Todo este embrollo es una empresa estúpida! — dijo Seungri y soltó a Heechul a fin de atenderse su pierna
 
— Tenemos al joven, Seunghyun. Eso es suficiente.
 
— Haremos esto como la mujer quería que lo hiciésemos — replicó Seunghyun— . Esta es la única razón por la que accedí, porque nunca sospecharán de nosotros.
 
Seungri gruñó y comentó, con sarcasmo:
 
— La bolsa de oro no ayudó a convenceros, ¿verdad?
 
Seunghyun ignoró esas palabras y miró furioso a su amigo .
 
— ¿La venganza contra un perro vale la cólera de vuestro padre?
 
— ¿Cómo?
 
Seunghyun alzó las manos exasperado y al hacerlo, un rollo de cuerda que llevaba en un hombro se deslizó.
 
— ¿Debo recordaron que vuestro padre detesta la beligerancia que iniciasteis vos y vuestros  hermanos?  Esto pienso yo, y vos también sabéis que Yang Hyun Suk no aprobaría esta fechoría. Si nos descubriesen, la paz de estos últimos años terminaría en un baño desangre.
 
Heechul permaneció silencioso entre estos dos hombres que discutían. No entendía bien por qué habían venido aquí, pero sabía que no era para nada bueno. Bugsy, aunque viviera, estaba herido y no podría acudir otra vez en su ayuda... y Siwon estaba divirtiéndose en la fiesta. Sintió una punzada de resentimiento porque Siwon lo había dejado solo para ir a divertirse.
 
Enseguida se reprochó ese pensamiento. No había sido culpa de él sino suya que ahora tuviera que enfrentarse a sólo Dios sabía qué.
 
Antes que Seunghyun terminase sus últimas palabras, Heechul se escabulló de entre ellos. Con frenética prisa, porque esta era su única oportunidad según podía ver, se volvió y empezó a correr. De pronto sus pies se enredaron en algo y cayó hacia adelante raspándose las palmas de las manos contra el suelo duro.
 
Con temor, comprendió su error mientras lo obligaban a ponerse rudamente de pie. Dirigió una mirada de odio a este vikingo que astutamente le había arrojado la cuerda a los pies para detenerlo. Sus ojos eran oscuros y violentos como una tempestad cuando vio que él recogía la corta cuerda y se la ataba alrededor de las muñecas.
 
— Tenemos el caballo y ahora al joven. Vámonos antes de que este plan fracase.
 
No esperó respuesta del hombre más joven, tomó una capa vieja que colgaba junto a la puerta y la arrojó sobre los hombros de Heechul. Después salió de la casa, arrastrándolo con tirones de la cuerda. Heechul se sintió degradado e indefenso, como un pobre animal atrapado. ¿Cómo se atrevían a tratarlo en esta forma?
 
Heechul fue llevado a lo largo del costado de la casa. Empezaron a descender el empinado sendero del acantilado que llevaba al embarcadero. Fue llevada a un barco que no conocía y de inmediato empezaron a alejarse del embarcadero, de todo posible rescate, de Siwon. Heechul luchó contra el pánico que amenazaba dominarlo. ¿Adónde lo llevaban? Y más importante aún, ¿por qué razón?
 
Observó atentamente a los vikingos. La corriente impulsaba al navío pero los dos hombres luchaban lo mismo con los remos. Si hubieran venido de la dirección que ahora seguían, ¿cómo habrían hecho para luchar contra la corriente? ¿Por qué traer un barco tan grande para robar un solo esclavo cuando habría bastado con un bote pequeño?
 
Heechul vio la razón cuando inspeccionó el barco vacío y comprobó que no estaba tan vacío. En las sombras, detrás de él, distinguió la silueta de un caballo. Como no estaba atado a nada que restringiese sus movimientos, se acercó y reconoció a Gibok.
 
Esto era aún más desconcertante. Siwon tenía muchos buenos animales. Si estos vikingos eran piratas, ladrones en su propia tierra, ¿por qué se llevaban solamente un caballo y un esclavo?
 
Heechul pensó en todas las conclusiones imaginables acerca de su situación y todas fueron desalentadoras. Esperó ansiosamente que los vikingos hablasen y le dieran más información, pero ellos guardaron silencio, enfrascados en su tarea. Por lo menos no lo llevaban mar afuera. Ahora se acercaban a un embarcadero en el lado opuesto del fiordo.
 
Cuando fueron sacados del barco, miró desalentado las aguas profundas del fiordo. Aun si lograba escapar de estos hombres, ¿cómo podría regresar junto a Siwon? Nunca sería capaz de manejar solo este barco ni tampoco podría intentar un regreso a nado hacia la salvación, porque no sabía nadar.
 
Heechul fue obligado a montar en el lomo desnudo de Gibok y después los hombres montaron sus propios caballos, partieron en la dirección que habían venido, nuevamente hacia el mar. Después de recorrer una corta distancia doblaron hacia el sur, alejándose más del fiordo y de Siwon.
 
Siwon. ¿Qué haría cuando descubriese que había desaparecido? Al ver que también faltaba Gibok, ¿pensaría que había vuelto a escapar? La idea podía ocurrírsele pero la desecharía. Le había dado su palabra de que no huiría, ¿pero se le ocurriría cruzar el fiordo para buscarlo?
 
Pasó menos de una hora y los caballos se detuvieron . Heechul apenas alcanzó a distinguir la silueta de una casa. Esforzó sus ojos para ver más pero no tuvo tiempo porque lo hicieron bajar de su yegua y lo llevaron rápidamente al interior de la morada.
 
Heechul dirigió su atención a los dos hombres. Seunghyun estaba quitándose las muchas pieles que lo envolvían mientras Seungri lo observaba con mucho interés. Sintió que se le helaba la sangre.
 
— Quizá demore mi partida — dijo Seungri, con los ojos fijos en Heechul.
 
Seunghyun alzó la vista y frunció el entrecejo.
 
— Vuestro placer puede esperar. Hemos discutido esto largamente mientras esperábamos para asegurarnos de que estaba solo.
 
— Lo sé — dijo Seungri, y comentó— Esa mujer. Adosinda, dijo que este joven era una beldad, pero es mucho más bello de lo que yo esperaba.
 
— Seungri.
 
— ¡Está bien! — respondió éste fastidiado— . Regresaré al festín de mi padre. Pero mañana volveré. Y él es mío primero, Seunghyun. ¡Recordad eso!
 
Seunghyun meneó la cabeza.
 
— Nada quiero de él. Tengo malos presentimientos sobre lo que hemos hecho.
 
Seungri rió.
 
— No creo a mis oídos.
 
— Decid lo que queráis. Él pertenecía a otro hombre, no quería dejar su casa y me temo que él no descansará hasta rescatarlo.
 
— ¿Qué estáis diciendo?
 
— Que habrá derramamiento de sangre a causa de esta fechoría. Lo presiento... sé que será así.
 
— Si tan bien sabéis lo que traerá el mañana, decidme entonces cómo hará él para encontrarlo — dijo Seungri con sarcasmo — Tengo un cobarde por amigo.
 
— Porque somos amigos no tomaré en serio lo que dice vuestra lengua suelta.
 
Seungri no mostró siquiera un asomo de remordimiento cuando fue hasta la puerta. Lanzó una última mirada a Heechul quien se estremeció cuando captó el significado de las intenciones de esos ojos helados.
 
— Cuidad bien de él, Seunghyun — dijo y se marchó.
 
Heechul estaba medio aturdido. Miró esperanzado a Seunghyun pero él rápidamente lo ignoró. El no le ofrecería ninguna ayuda y se ausentaría mientras el otro lo violaba. No podía dejar que sucediera eso, ¡no lo permitiría!
 
Recobró algo de su antiguo coraje. Había luchado contra Siwon y con cierto éxito. También vencería a ese Seungri. El esperaría que fuera una victima fácil, no que le hiciera frente. Heechul contaría a su favor con ese elemento de sorpresa.
 
También tenía su daga. Por alguna razón, ellos no se la habían quitado. Quizá no imaginaban que la usaría contra ellos o creían que la empuñadura enjoyada que brillaba en su cadera era un mero adorno. De todos modos se sintió reconfortado al pensar en que todavía poseía su arma.
 
Seunghyun empezó a moverse en la habitación para preparar de comer. Después reunió mantas para la cama de Heechul a las que puso sobre un tapete frente al fuego. Con señas, le indicó que podía dormir allí. Enseguida salió a ocuparse de los caballos.
 
Heechul caminó lentamente hacia su cama improvisada. Se sentía enfermo del estómago por la aprensión. Por la mañana mataría a un hombre o sufriría las consecuencias de su intento. No estaba impaciente por enfrentar el resultado, cualquiera que fuera.
 
El aroma de la sopa era tentador. No había comido en todo el día. Pero temía que si lo hacía no podría retenerla. Con ese pensamiento desenvainó su arma y la puso debajo del tapete, al alcance de sus manos. Antes de que Seunghyun regresara se quedó dormido.
 
 
 
El vikingo Seungri no regresó a la mañana ni tampoco al día siguiente. En realidad, Heechul quedó solo con Seunghyun más de una semana. Su resistencia fue puesta a prueba esos primeros días. Cada pequeño ruido que oía, hasta el gemido del viento, le parecía que era Seungri que volvía. Para ayudarse a pasar esos primeros días ni siquiera tuvo la esperanza de que Siwon lo encontraría, porque nevó la primera noche y durante tres días más. Ahora Siwon no sabría que no había dejado huellas que él pudiera seguir . Nunca imaginaría que se lo habían llevado en barco. Maldeciría a la nieve por haber cubierto las huellas pero eso de nada serviría, porque buscaría al norte del fiordo y nunca se acercaría a donde lo tenían oculta.
 
— ¡Maldita nieve! ¡Malditos Seunghyun y Seungri! ¡Maldita la mujer que dijeron que les había hablado de él! ¿Quién era esa mujer?
 
El segundo día Seunghyun se compadeció de él y le desató las muñecas. Esa noche, después que estuvo segura de que él dormía, Heechul trató de escapar sigilosamente. Pero él, muy astuto, había dejado una trampa inmediatamente pasando la puerta: un carro lleno de leña con el que tropezó en la oscuridad.
 
Antes que Heechul pudiera incorporarse éI estuvo a su lado y lo arrastró dentro de la casa. Heechul lo maldijo en lengua celta y luchó con toda su fuerza. Al fin él le dominó y después de eso lo tuvo atado de noche y lo dejaba suelto durante el día.
 
Después que pasó una semana Seunghyun empezó a impacientarse. Gruñía entre dientes y esto hizo que Heechul se tranquilizara un poco. Quizá algo le había sucedido a Seungri que le impedía regresar. Seunghyun ya había demostrado que él no quería tener a Heechul aquí, no más de lo que Heechul deseaba estar. Quizá lo dejara marcharse.
 
Pasaron nueve días sin señales de Seungri y Heechul por fin rompió el silencio y habló con Seunghyun. Ahora no tenía nada que perder, porque corno no había nadie con quien él pudiera hablar, no tenía posibilidad de enterarse de algo que pudiera servirle.
 
El estaba preparando pan para la comida matutina y se mostró irritable cuando Heechul se le acercó.
 
— Vuestro amigo parece haber olvidado que estamos aquí — empezó ganándose la sobresaltada atención de él— . ¿Cuánto tiempo me tendréis aquí?
 
— Habláis bien nuestra lengua.
 
— Tan bien como vos — replicó ella.
 
— Me dijeron que estuvisteis aquí poco tiempo. Debisteis tener un buen maestro para aprender una nueva lengua tan rápidamente. ¿Quién fue vuestro maestro?
 
— Un hombre que me enseñó muchas cosas — repuso con calma y se acercó más— . Una de esas cosas es que en esa tierra no se puede conservar lo que se le quita a otro, ni aun pagándolo muy caro.
 
Las palabras dieron en el blanco y Seunghyun saltó nerviosamente de la mesa como si Siwon va estuviese aquí para rescatarlo.
 
— ¡El joven Choi nunca sabrá que fuisteis traído aquí!
 
— Lo sabrá con el tiempo — dijo Heechul con esperanza— . El conoce bien la tierra y registrará cada centímetro. Y cuando no me encuentre allí, buscará por este lado.
 
— No, antes de eso renunciará.
 
— ¿De veras lo creéis, vikingo? Lo que vosotros no tomasteis en cuenta es que yo amo a Choi Siwon y él me ama a mí — dijo esta verdad a medias con convicción— Es el amor lo que nos une y el amor puede superar todos los obstáculos.
 
Seunghyun se sentó y lo miró fijamente, haciéndole poner se nervioso.
 
— Quizá. Pero eso no está en mis manos. Yo sólo estoy cuidándoos para otro.
 
— ¡Vos ayudasteis a traerme aquí! — lo acusó apuntándole con un dedo— . Me impedisteis huir. Sois tan responsable como vuestro amigo.
 
— ¡Basta de palabrerío! — estalló él— . Me gustabais más cuando parecía que no teníais lengua.
 
— Sabéis que yo digo la verdad. Siwon no perdonará esto a menos que me soltéis ahora.
 
— No me toca a mí esa decisión. Guardaos vuestros argumentos para Seungri. Ahora sois de él.
 
— ¡Moriré antes de ser suyo! — replicó Heechul profundamente asqueado y en seguida bajó la voz— . Seungri ahora no está aquí. Podéis dejarme en libertad antes de que regrese.
 
— El es mi amigo, el único que tengo — respondió él— . Yo puedo no estar de acuerdo con lo que hace, pero lo mismo él tiene mi lealtad.
 
— ¡Vuestro amigo os causará la muerte! — le advirtió Heechul, recurriendo a cualquier cosa para hacerlo razonar.
 
— Hay poca verdad en lo que decís, porque Choi Siwon no os buscará aquí. Y si llegara a hacerlo, sería demasiado tarde porque para entonces Seungri se habrá hartado de vos y os habrá vendido lejos de aquí. Sabed mi lealtad es para Seungri y su familia. Yo tengo una granja en tierra de ellos. Soy vasallo del padre de Seungri, Yang Hyun Suk. Lo que pedís haría que me cortasen el cuello antes de lo que lo haría vuestro amo.
 
— Entonces consideradme vuestro aliado. Por vuestras propias palabras, sé que él no aprobará lo que habéis hecho.
 
— ¡Basta! — Heechul hizo un último intento.
 
— ¡Por favor!
 
Se humilló inútilmente porque Seunghyun salió airadamente de la habitación, dejándolo exhausto por el intento y devastado por el fracaso. Cuando regresó, Heechul estaba otra vez callado. El no hizo ningún intento por cambiar eso. Y entonces, poco después del mediodía, por fin llegó Seungri.
 
Seungri se quitó la capa y los ojos de Heechul fueron atraídos por esos brazos desnudos, musculosos, cubiertos de cicatrices. Había fuerza allí y Heechul conocía el poder de un hombre decidido a someterlo, especialmente de un hombre con fuerza.
 
¿Qué posibilidades tenía? Claro que él nunca había querido matar a Siwon, ni siquiera al principio. A este hombre sí, a este hombre podría matarlo sin remordimientos.
 
— ¿Os ha causado problemas mi hermoso cautivo? — preguntó Seungri con sus ojos fijos en Heechul.
 
— No hasta hoy.
 
— ¿Cómo?
 
— Habla nuestra lengua Seungri, y muy bien.
 
— ¿Es verdad eso?
 
Heechul no respondió sino que se acercó a su cama improvisada donde estaba oculta su única esperanza. Debía tener el control de la temida situación cuando se produjera.
 
— También conoce nuestros nombres — continuó Seunghyun— Si Choi alguna vez lo encontrase, se lo contaría todo. Os dije que nunca debimos raptarlo.
 
— Parecéis preocupado cuando no hay necesidad. El nunca lo encontrará.
 
— ¿Lo venderéis pronto?
 
— No, creo que no. Si Choi lo busca aquí lo mataremos. Así de simple.
 
— ¿Habéis perdido el sentido, Seungri?
 
— ¡Basta! Me he demorado demasiado pues mi padre me envió a buscar un caballo comprado a su primo. Todo el tiempo no pensé en otra cosa que en él y no esperaré más para tomarlo— de pronto soltó una carcajada— . ¿Os quedaréis a mirar, Seunghyun? ¿No es tiempo de que vayáis a presentar vuestros respetos a mi padre?
 
Seunghyun miró a Seungri. Después miró a Heechul y vio su silenciosa petición de ayuda, pero rápidamente se volvió. Exasperado, salió de la habitación y dio un portazo al marcharse.
 
Heechul se marcharía de aquí con sangre en sus manos, o sería violado por este joven bastardo y perdería para siempre la esperanza de ganarse el amor de Siwon.
 
Siwon no era diferente de otros hombres que no querían compartir lo que reclamaban como propio. Lo había demostrado cuando él estuvo involucrado. Nunca le perdonaría, aunque fuera inocente. Qué injustos eran los hombres en sus juicios. Sin embargo, todavía no había ocurrido, aunque el momento estaba definitivamente cercano. Seungri se le aproximaba, lentamente, como una serpiente preparándose para atacar.
 
— Venid, hermoso mío — dijo en tono zalamero— . Habláis mi lengua. Vos sabéis lo que quiero.
 
Heechul no dijo una sola palabra pero sus ojos hablaron con elocuencia, despedían llamaradas de disgusto, y de odio, que hablaban de su profundo desprecio. Sin embargo él no se amilanó, ni siquiera se sorprendió .
 
  ¿Entonces  lucharéis  conmigo?    dijo  enarcando  una ceja  y curvando  los  labios  en  forma  repulsiva—.  No  me  importa, estoy seguro de que presentasteis un combate admirable cuando fuisteis tomado por primera vez. Pero ahora no sois doncell, nada tenéis que defender. Si preferís fingir que aún sois virgen, a mí no me importa.
 
Heechul no pudo seguir conteniendo su disgusto.
 
— ¡Cerdo despreciable! — siseó— ¡Si llegáis a tocarme, no viviréis lo suficiente para lamentarlo!
 
El se rió de la advertencia.
 
— Yo no lamentaré nada sino que disfrutaré al tocaros. ¿De veras creéis que vuestro amo entrará por esa puerta para impedirme que os someta a mis deseos? No, querido, nadie habrá aquí para detenerme.
 
Heechul, prudentemente, contuvo su lengua. Que él lo creyera indefenso. Que cayera descuidado en la trampa. Era su única posibilidad.
 
Seungri empezó a quitarse lentamente sus armas. ¿Cuántos hombres, habían sido muertos por este joven fanfarrón? ¿Sería un pecado matarlo? ¿Acaso no tenía derecho?
 
Seungri saltó de pronto sobre él tomándolo por sorpresa. Heechul gritó, no de miedo sino de furia, porque ambos cayeron demasiado lejos de donde estaba oculta su daga y no veía forma de acercarse.
 
— Ahora el vencedor reclama los despojos — murmuró él antes de desgarrarle la ropa hasta el cinturón.
 
Enseguida luchó por desatar el cinturón y Heechul luchó desesperadamente por detenerlo, golpeándolo con los puños. Un golpe dio en el blanco y del labio partido de él empezó a manar un hilillo de sangre. El le abofeteó, dejándolo casi inconsciente. En medio de su aturdimiento, Heechul sintió que su cinturón parecía abrirse mágicamente y que el resto de su ropa era desgarrad por la mitad.
 
Un dolor cegador le aclaró la mente adormecida cuando las dos manos de él empezaron a torturarle el pecho, retorciéndolos con crueldad sus pezones, deleitándose con sus gritos de dolor.
 
Seungri continuó, sin misericordia, pareció que interminablemente, hasta que por fin Heechul no pudo seguir soportándolo y se desmayó para huir del dolor.
 
 


1 comentario:

  1. Oh diablos como puede pasar esto maldita mujer quien habrá sido solo espero que no se aproveche de Heechul en su estado de inconciencia sera que Siwon lo busca ratos que pasara, gracias por el cap bye.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...