Devil´s Heart (DH4)- 4




No habló mientras el joven rozaba con la mano su brazo y no podía imaginar por qué no lo apartaba de un empujón lejos de él.

Por alguna razón, lo mantenía inmóvil con su toque.

Su pesada erección ardía de cruel necesidad. Si no lo supiese mejor, juraría que él lo animaba a propósito.

Pero había una inocencia en su toque que le decía que sólo quería "verle". No había nada sexual en esto.

Al menos no de su lado.

Yesung se alejó y puso un metro de distancia entre ellos. Él tenía que hacerlo.

Un minuto más y lo tendría desnudo en esa cama y a su merced...

No es que él tuviese compasión por alguien.

El joven dejó caer su mano y se quedó quieto como si esperara que lo tocara. No lo hizo. Un toque y sería el animal que todos pensaban que era.

—¿Cuál es tu nombre? —formuló la pregunta antes de poder detenerse.

El le ofreció una sonrisa amistosa que sacudió su erección.


—Ryeowook. ¿Y el tuyo?

—Yesung.

Su sonrisa se amplió.

—Eres griego. Pensé eso por tu acento.

Su lobo giró en torno a sus pies y se sentó al lado de Ryeowook para escudriñarlo. Relampagueando sus dientes amenazadoramente.

Realmente comenzaba a odiar a ese animal.

—¿Quieres algo, Yesung?

“Sí, gatea desnudo a esa cama y deja que te viole hasta el amanecer.”

Tragó ante el pensamiento y su erección se tensó aún más al sonido de su nombre en sus labios.

No podía haber estado más duro si él le hubiera estado acariciando con su mano.

Su boca...

¿Qué estaba mal con él? ¿Estaba corriendo por su vida y lo único que podía pensar era en sexo?

Estaba siendo un idiota total.

—No, gracias —dijo. —Estoy bien.

Su estómago retumbó, traicionándolo.

—Suenas hambriento.

Muerto de hambre, para ser honestos, pero en este mismísimo momento deseaba ardientemente su sabor mucho más que el de la comida.

— Sí. Supongo que lo estoy.

—Vamos —le dijo él, extendiendo la mano. —Puedo ser ciego, pero puedo cocinar. Prometo que a menos que N haya movido las cosas en la cocina, no he envenenado mi estofado.

Yesung no tomó su mano.

Ryeowook tragó como si estuviera nervioso o abochornado, luego dejó caer la mano y salió del cuarto.

N le gruñó otra vez.

Yesung gruñó en respuesta y golpeó con el pie al perro molesto, quien lo miraba como si no quisiese nada más que arrancarle su pierna.

Percibió el gesto de censura en la cara de Ryeowook mientras éste se detenía en la puerta y se devolvía hacia ellos.

—¿Estás siendo malo con N?

—No. Solo le devuelvo el saludo —. Las orejas del lobo estaban erguidas hacia atrás como lanzándolo de la habitación. —Parece que no le gusto mucho a Rin Tin Tin.

Ryeowook se encogió de hombros.

—A él no le gusta mucho nadie. Algunas veces ni siquiera yo.


Ryeowook cambió de dirección y se dirigió hacia el vestíbulo con Yesung detrás. Había algo muy siniestro acerca de este hombre. Mortífero. Y no era solamente la fuerza que había sentido en su brazo cuando lo tocó.

Exudaba una oscuridad antinatural que parecía alertar a todo el mundo, aún a los ciegos, de mantenerse alejados. Ese era más que nada a lo que N reaccionaba. Era sumamente desconcertante.
Aún atemorizante.

Tal vez Artemisa estaba en lo correcto. Tal vez debería juzgarlo culpable y regresar a casa...

Pero no le había atacado. Al menos, no todavía.

Ryeowook lo dejó ante la barra del desayunador en donde tenía tres banquetas. Sus hermanos las habían colocado allí más temprano cuando habían venido a visitarla y advertirle sobre su última asignación.

Todos sus hermanos, los tres, habían estado sumamente descontentos con su decisión de juzgar a Yesung para su madre, pero al final, no habían tenido más elección que dejarle hacer su trabajo.

Para la eterna consternación de ellos, había algunas cosas que ni aún los Destinos podían controlar.

El libre albedrío era una de esas.

—¿Te gusta el estofado de carne? —preguntó a Yesung.

—No soy muy exigente. Estoy simplemente agradecido por tener algo caliente que no tenga que cocinarlo yo mismo.

Ryeowook notó la amargura en su voz.

—¿Lo haces mucho?

Él no contestó.

Ryeowook anduvo a tientas hacia la cocina.

Como se acercaba mucho a la olla, Yesung repentinamente estuvo allí, agarrando su mano y haciéndole para atrás. Se había movido tan rápido y silenciosamente que él se quedó sin aliento, sobresaltado.

Su velocidad y su fuerza le hicieron detenerse. Este hombre realmente lo podía lastimar si así lo quisiera, y dado lo que tenía planeado para él, era algo a tener en cuenta.

—Déjame hacer eso –dijo él agudamente.

Ryeowook tragó ante la cólera injustificada de su tono.

—No estoy imposibilitado. Hago esto todo el tiempo.

Él lo soltó.

—Estupendo, quema tu mano entonces, no me importa —se alejó de él.

—¿N? —llamó.

Su lobo fue a su lado y se apoyó contra su pierna para hacerle saber donde estaba. Arrodillándose, tomó su cabeza entre sus manos y cerró los ojos.

Extendiéndose con su mente, se conectaba con N para utilizar su visión como propia. Vio a Yesung regresando a la barra y tuvo que esforzarse para no quedarse sin aliento.

Asustado que su aspecto pudiera influir en su opinión acerca de su carácter, antes de tener la posibilidad de interactuar con él, no había usado antes, a N para verle.

Ahora supo qué tan correcto había estado.

Yesung era increíblemente guapo. Su pelo negro y lacio. El cuello negro de tortuga que traía puesto se pegaba a un cuerpo que ondeaba con precisión los tonificados músculos. Su cara era adecuadamente esculpida. Los planos de ella, aún cubierta por la barba, eran un estudio de perfectas proporciones masculinas. Si bien él no era bonito , era misteriosamente guapo. Casi de apariencia siniestra, excepto por sus largas pestañas negras y sus labios firmes que le suavizaban la cara.

Y cuando tomó asiento, tuvo una vista espectacular de un trasero bien formado cubierto por cuero.

¡El hombre era un dios!

Pero lo que lo golpeó más cuando se sentó en la banqueta y clavó los ojos en la barra, fue la tristeza profunda que había en sus ojos de medianoche. La sombra obsesionada que revoloteaba allí.

Se veía cansado. Perdido. Sobre todo, se veía terriblemente solo.

Él los recorrió con la mirada y frunció el ceño.

Ryeowook palmeó la cabeza de N y le dio un abrazo como si nada en particular hubiese ocurrido. Esperaba que Yesung no tuviese idea sobre qué había estado haciendo.

Sus hermanos le habían advertido que este Cazador Oscuro en particular tenía poderes extremos como telequinesia y audición refinada, pero ninguno de ellos sabía si podía sentir sus poderes limitados.

Estaba agradecido que no fuese telepático. Eso le habría hecho el trabajo infinitamente más complicado.

Se puso de pie y fue al gabinete para sacar un tazón para Yesung, y muy cuidadosamente, sirvió el estofado. Luego se lo llevó a la barra, no lejos de donde Yesung había estado.

Él extendió la mano y tomó el tazón.

—¿Vives solo?

—Solo N y yo —se preguntó por qué le había preguntado eso.

Su hermano Dongwoon le había advertido que Yesung podía ponerse violento con poca provocación. Que era conocido por atacar a Shindong y a cualquier otro que se le acercara.

El rumor de los Dark Hunters decía que su exilio en Alaska se había debido a que había destruido un pueblo del cual había sido responsable. Nadie sabía por qué. Sólo que una noche había perdido la razón y había asesinado a toda la gente de allí, luego había echado abajo las casas.

Sus hermanos se habían rehusado a explicar en detalle lo que había sucedido esa noche por miedo de predisponer su punto de vista.

Por el delito cometido por Yesung, Artemisa lo había desterrado a la congelada tierra salvaje.

¿Podía Yesung estar curioso acerca de su forma de vida o había allí una razón más siniestra para su pregunta?

—¿Te gustaría algo para beber? —le preguntó.

—Seguro.

—¿Qué prefieres?

—No me importa.

Negó con la cabeza ante sus palabras.

—¿No eres muy exigente, no?

Le oyó aclararse la voz.

—No.

—No me gusta la forma en que te mira.

Ryeowook arqueó una ceja ante las enojadas palabras de N en su cabeza.

—A ti no te gusta la forma en que mira cualquier hombre.

El lobo se mofó.

—Cálmate, él no ha apartado su vista de ti, Ryeowook. Te está mirando en este momento. Su cabeza esta inclinada hacia abajo, pero hay lujuria en sus ojos cuando clava la mirada en ti. Como si ya te pudiera sentir bajo él. No confío en él o en su mirada. Su mirada es demasiado intensa. ¿Lo puedo morder?

Por alguna razón, al saber que Yesung le estaba mirando sintió elevarse la temperatura y se estremeció.

—No, N. Sé simpático.

—No quiero ser simpático, Ryeowook. Cada instinto que tengo me dice que lo muerda. Si tienes algún respeto por mis habilidades animales, déjame ponerlo en el suelo ahora y así nos ahorrarnos diez días más en este frío lugar.

El negó con la cabeza.

—Recién lo encontramos, N. ¿Que habría ocurrido si te hubieran estimado culpable en tu primer encuentro hace tantos siglos?

—¿Así que crees en la bondad otra vez?

Ryeowook hizo una pausa. No, él no lo hacía. Probablemente Yesung merecía morir, especialmente si la mitad de lo que le habían sido dicho era verdad.

Y aún así la alusión de Shindong le perseguía.

—Le debo a Shindong más que diez minutos de mi tiempo.

N se mofó.

Vertió té caliente en una taza y se lo llevó a Yesung.

—Es té de romero, ¿esta bien?

—Lo que sea.

Cuando lo tomó de su mano, sintió el calor de sus dedos rozándose, una increíble ráfaga lo traspasó. Sintió su sorpresa. Su necesidad ardiente. Su hambre no saciada.

Eso realmente le asustó. Éste era un hombre capaz de cualquier cosa. Uno con poderes como los dioses.

Podía hacerle cualquier cosa que quisiera...

Necesitaba distraerlo. Y a él también.

—Entonces, ¿qué te ocurrió realmente? —preguntó, preguntándose si violaría el Código de Silencio, contándole que era buscado por los demás.

—Nada.

—Bueno, espero nunca atravesarme con NADA si es capaz de hacer un agujero en mi espalda.

Lo escuchó levantar su té, pero no habló.

—Deberías ser más cuidadoso —le dijo.

—Créeme, no soy el que necesita ser cuidadoso —su voz fue siniestra cuando dijo esas palabras, reforzando su letalidad.

—¿Estás amenazándome? —preguntó.

Otra vez no dijo nada. El hombre era una pared total de silencio.

Así es que lo presionó otra vez.

—¿Tienes a alguien al que necesitemos llamar y dejarlos saber que estás bien?

—No —dijo con tono vacío.

Ryeowook asintió mientras pensaba en eso. A Yesung nunca le habían concedido un Escudero.

No podía imaginar ser desterrado en la forma que Yesung lo había sido. En el tiempo de su encarcelación, esta área del mundo había estado muy escasamente poblada.

El clima áspero. Inhospitalario. Desolado. Frió y sombrío.

Sólo había estado viviendo aquí unos cuantos días y le había costado acostumbrarse. Pero al menos tenía a su madre, hermanos, y a N para ayudarlo a adaptarse. A Yesung se le había negado tener a alguien.

Mientras a otros Cazadores Oscuros les era permitido tener compañeros y sirvientes, Yesung se había visto forzado a resistir su existencia en la soledad.

Completamente solo.

No podía imaginar cómo debía haber sufrido durante los siglos, luchando a través de los días, sabiendo que nunca tendría un alivio temporal de cualquier tipo.

No era extraño que estuviera demente.

Aún así, no era una excusa para su comportamiento. Como le había dicho a él más temprano, todo el mundo tenía sus problemas.

Yesung terminó la comida y luego llevó los platos al fregadero. Sin pensar, los lavó y los enjuagó, luego los colocó al costado.

—No tenías que hacer eso. Los habría limpiado.

Se secó las manos en el paño para secar platos que tenía en la mesada.

—Hábito.

—Debes vivir solo, también.

—Sí.

Yesung lo vio acercarse. Se movió a su lado otra vez, invadiendo su espacio personal. Estaba desgarrado entre querer seguir parado a su lado y querer maldecir su cercanía.

Optó por apartarse.

—Mira, ¿puedes mantenerte lejos de mí?

—¿Te molesta que me acerque?

Más de lo que él podía imaginar. Cuando estaba junto a él, era fácil olvidar lo que era. Era fácil fingir que era un ser humano que podía ser normal.

Pero ese no era él. Nunca lo había sido.

—Sí, me molesta —dijo en tono bajo, amenazador. —No me gusta que las personas se me acerquen.

—¿Por qué?

—Eso no es de tu maldita incumbencia, señor –contestó bruscamente. — Simplemente no me gusta que la gente me toque y no me gusta que ellos se me acerquen. Así que retrocede y déjame tranquilo antes de que te lastime.

El lobo le gruñó otra vez, más ferozmente esta vez.

—Y tú  –le gruñó al lobo, —ten una mejor canción para mí. Un gruñido más y juro que voy a castrarte con una cuchara.

—N, ven aquí.

Él observó como el lobo iba instantáneamente a su lado.

—Siento que nos encuentres tan molestos –dijo. —Pero ya que vamos a estar atrapados por un tiempo, podrías hacer un intento y ser algo más sociable. Al menos ser mínimamente cortés.

Tal vez tuviera razón. Pero lo malo era que no sabía como ser sociable, mucho menos cortés. Nadie, nunca, había querido conversar tanto con él en su vida humana o de Cazador Oscuro.

Aún cuando se había suscripto en el sitio Web Cazador Oscuro.com para chatear, diez años atrás, el otro, un antiguo Cazador Oscuro se había lanzado y lo había atacado.

Él estaba exiliado. Las reglas de su exilio requerían que ninguno de ellos le hablara.

Había sido suprimido del correo de los anuncios, las salas de chat, aún de las conexiones privadas.

Sólo había sido por accidente que había tropezado con Jongjin, quien había estado en una de las salas de juego esperando a que llegara su adversario. Demasiado joven para ser un Cazador Oscuro, no sabía que no estaba permitido hablar con Yesung, Jongjin lo había saludado como un amigo.

La novedad de eso había hecho a Yesung vulnerable y así es que se encontró hablándole al vaquero. Antes de darse cuenta, en cierta forma se habían hecho amigos.

¿Y qué había obtenido de eso?
Nada menos que un agujero de bala en la espalda.

Olvídalo. No necesitaba hablar. No necesitaba nada. Y lo último que quería era ser sociable con un joven humano que llamaría a la policía si alguna vez se enteraba quién y qué era él.

—Mira príncipe, ésta no es una visita social. Tan pronto como el clima lo permita, me iré de aquí. Así es que solamente déjame solo las siguientes horas y pretende que no estoy aquí.

Ryeowook resolvió echarse atrás un poco y dejarlo acostumbrase a su persona un poco más. Él no lo sabía, pero iba a estar atrapado aquí bastante más que unas pocas horas. Esta tormenta no iba a menguar hasta que él lo quisiera. Por ahora, le daría tiempo para reflexionar y reagruparse.

Todavía había otras pruebas que él tenía que pasar. Pruebas en las que no aflojaría.

Pero habría tiempo para eso más tarde. Ahora mismo él aún estaba herido y traicionado.

—Bien –dijo, —estaré en mi dormitorio si me necesitas.

Dejó a N en la cocina para vigilarlo.

—No quiero vigilarlo –protestó N.

—N, obedece.

—¿Qué ocurre si hace algo repugnante?

—¡N!

El lobo gruñó.

—Bien. ¿Pero puedo morder una parte pequeña de él? ¿Sólo para que tenga un saludable respeto por mí?

—No.

—¿Por qué?

Ryeowook hizo una pausa mientras entraba a su cuarto.

—Porque algo me dice que si lo atacas, entonces serás tú el que respetará saludablemente sus poderes.

—Sí, claro.

—¡N! Por favor.

—Bien, lo vigilo. Pero si él hace cualquier cosa asquerosa, me voy de aquí.

Suspiró ante su incorregible compañero y se acostó en la cama para tratar de descansar antes de que empezara la siguiente batalla de voluntades con Yesung.

Ryeowook inspiró profundamente y cerró los ojos. Se conectó otra vez con N a fin de poder ver a Yesung. Estaba de pie ante la ventana de adelante, mirando hacia afuera, la nieve.

Vio la rasgadura en la parte de atrás de la camisa. Vio el cansancio en su cara. Se veía desanimado y al mismo tiempo determinado.

Sus rasgos parecían no tener edad. Una sabiduría que en cierta forma se veía contradictoria con su apariencia siniestra.

¿Quién eres, Yesung?. Se preguntó silenciosamente.





La pregunta fue morbosamente seguida por otra. En los siguientes días, conocería exactamente quién y qué era él. Y si Artemisa tenía razón y él era realmente amoral y letal, entonces no dudaría en dejar a N matarle.

4 comentarios:

  1. Hola es genial el fic!!!!

    Una pregunta, otras amigas quieren leer tu blog, como pueden hacer para entrar??

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  2. Hola es genial el fic!!!!

    Una pregunta, otras amigas quieren leer tu blog, como pueden hacer para entrar??

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  3. Sabía que esa tormenta va a durar todo el juicio, es obvio que Wookie necesitaba tener a Yesung cerca para poder juzgarlo. Creo que Wookie está dividido entre lo que ha escuchado de Yesung y lo que imagina debe haber sido su vida en Alaska. Sin embargo ya se prepara para las pruebas que Yesung necesita pasar.

    Eso sí, Wookie no pudo evitar la tentación y ya "vio" a Yesung con ayuda de N. Lo bueno es que la atracción es mutua.

    Se nota que N no va a ser para nada un fan de Yesung, al menos por ahora xD

    Ya quiero que empiecen las pruebas y que Wookie descubra al verdadero Yesung o al menos que empiece a entenderlo.

    Gracias por el cap ^^

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  4. Por supuesto que es guapo......es mi aterrador y psicótico dark hunter *0* ,además de la vocecita que tiene *0* (si,ella se imagina la voz de yesung cada que le habla a Wook)*0*
    Y le dice "principe" *0*
    Siente cosas por Wook,ahora es deseo que ni sabe cómo es que lo siente por él,pero esta ahí.
    Pero wook no se queda atras,ya lo vio,y además N le dice la forma en que lo ve,seguro wook imagina cositas al igual que yesung *0*

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...