La cabaña estaba llena de Cazadores Oscuros. Celebraban
algo mientras un fuego resplandeciente atronaba en la chimenea. Había abundante
comida y bebida mientras reían, bebían, y hablaban entre ellos como hermanos.
Una familia.
Ryeowook no reconoció a ninguno de ellos, excepto a Shindong.
Pero era obvio que Yesung los conocía a todos.
Apretando el puño, se apartó de la ventana y se encaminó
a la puerta principal de la cabaña.
Yesung golpeó ferozmente.
—Déjenme entrar —demandó.
Un hombre alto abrió la puerta. Vestía una chaqueta negra
de motociclista de cuero, con símbolos célticos rojos en ella. Sus ojos café
oscuros eran desdeñosos y sostenían una mirada sumamente desagradable en su
cara hermosa.
—Nadie te quiere aquí, Yesung.
El hombre trató de cerrar la puerta.
Yesung afirmó una mano contra el marco de la puerta y la
otra contra la puerta a fin de poder evitar que el hombre lo dejara fuera.
—Maldición Celta. Déjame entrar.
El celta dio un paso atrás mientras Shindong se ofrecía a
bloquear a Yesung.
—¿Qué quieres, Y?
La cara de Yesung estaba angustiada mientras encontraba
la mirada de Shindong.
—Quiero entrar —él vaciló y cuando dijo las siguientes
palabras, sus ojos estaban brillantes de humillación y necesidad. —Por favor, Shindong.
Por favor déjame entrar.
No había emociones en la cara de Shindong. Ninguna.
—No eres bienvenido aquí, Y. Nunca serás bienvenido entre
nosotros.
Cerró la puerta.
Yesung golpeó contra la madera y maldijo.
—¡Maldito seas, Shindong! ¡Malditos todos ustedes! —luego
pateó la puerta y probó la manija otra vez. —¡Por qué no me mataste, bastardo!
¿Por qué?
Esta vez cuando Yesung habló, la cólera se había ido de
su voz. Era vacía y necesitada, dolorosa, y le afectó aún más que cuando había
pedido morir.
—Déjame entrar, Shin, juro que me comportaré, lo juro.
Por favor no me dejes aquí solo. No quiero tener frío nunca más. ¡Por favor!
Lagrimas caían por la cara de Ryeowook mientras miraba a Yesung
golpeando contra la puerta, demandando que le abrieran.
Nadie vino. La risa continuó adentro como si él no
existiera.
En ese momento, Ryeowook entendió completamente la
desconsolada soledad que sentía. La soledad y el abandono.
—¡Váyanse a la mierda! –rugió Yesung. —No necesito a
ninguno de ustedes. No necesito nada.
Finalmente, Yesung lanzó su espalda contra la puerta y
luego se deslizó para arrodillarse en medio del frío y de los remolinos del
viento. Su pelo y pestañas estaban blancos y congelados de la nieve, su piel
expuesta estaba roja.
Cerró los ojos como si el sonido de su alegría fuera más
que lo que podía soportar.
—No necesito nada o a nadie, — murmuró.
Y luego todo en el sueño cambió. La cabaña cambió de
forma hasta que se convirtió en su casa temporal en Alaska.
No había más Cazadores Oscuros en su sueño. Ninguna tormenta.
Era una noche perfecta, tranquila.
—Ryeowook —susurró su nombre como un suave ruego.
—Desearía poder estar contigo.
El no pudo moverse mientras le oía decir esas delicadas
palabras.
Nunca había dicho su nombre antes y el sonido de él en
sus labios era como una canción melódica.
Contempló el cielo oscuro donde un millón de estrellas
brillaban intermitentemente a través de las nubes.
Yesung tragó y enrolló sus musculosos brazos alrededor de
las piernas mientras continuaba observando el cielo.
—He encontrado mi Estrella. El es belleza y gracia.
Elegancia y bondad. Mi risa en invierno. Valiente y fuerte. Atrevido y tentador.
A diferencia de cualquier otro en el universo…, y no puedo tocar. No me atrevo
ni siquiera a intentarlo.
Ryeowook no podía respirar mientras él hablaba tan
poéticamente. Seguramente ningún asesino podía tener tal belleza dentro de él.
—Ryeowook —dijo él suavemente, —él es mi Circe. Sólo que
en lugar de convertir a un hombre en animal él ha humanizado al animal.
Luego la cólera cayó sobre él y dio una patada a la nieve
frente a él. Se rió amargamente.
—Soy un estúpido idiota, queriendo una estrella que no
puedo tener.
Él miró hacia arriba tristemente.
—Pero claro, todas las estrellas están más allá del
alcance humano y yo no soy ni siquiera humano.
Yesung enterró la cabeza en sus brazos y lloró.
Ryeowook no lo podía soportar más. Se salió de este
sueño, pero sin ayuda de M'Adoc, no podía despertarse de un sueño.
Todo lo que podía hacer era observar a Yesung. Ver su angustia
y su pena que lo atravesaban como la glicerina al cristal.
Era tan fuerte en la vida. Una fragua de hierro que podía
resistir cualquier golpe. Uno que la emprendía a golpes contra otras personas
para mantenerlos a distancia de él.
Solo en sus sueños vio qué había dentro de él. La
vulnerabilidad.
Sólo aquí verdaderamente entendió al hombre que no se
atrevía a mostrarse a nadie.
El corazón tierno que estaba herido por el desprecio.
Ryeowook quería aliviar su sufrimiento. Quería tomarle la
mano y mostrarle un mundo del que no estaba excluido. Mostrarle lo que era
alcanzar a alguien y no ser golpeado a cambio.
Ni siquiera uno en todos los siglos que había juzgado,
había hecho sentir a Ryeowook de esta manera. Yesung tocaba una parte suya que
ni siquiera sabía que existía.
Sobre todo, tocaba su corazón. Un corazón que había
temido que ya no funcionara. Pero latía por él.
No podía quedarse parado aquí, mirándolo mientras sufría
en soledad.
Antes de pensarlo mejor, se envió a sí mismo adentro de
su vacía cabaña y abrió la puerta
El corazón de Yesung dejó de latir mientras levantaba la
cabeza y veía la cara del cielo. No, él no era el cielo.
Era mejor. Mucho mejor.
Nunca en este sueño nadie había abierto la puerta una vez
que él se había quedado fuera.
Pero Ryeowook la abrió.
Se paró en la entrada, su cara tierna. Sus ojos ya no
estaban ciegos. Eran cálidos y acogedores.
—Ven adentro, Yesung. Déjame calentarte.
Antes de poder detenerse a sí mismo, se levantó y tomó su
mano extendida. Era algo que él nunca habría hecho en la vida real. Sólo en un
sueño se atrevería a tocarle.
Su piel era tan calida que lo quemó.
Lo empujó a sus brazos y lo mantuvo cerca. Yesung se
estremeció ante la novedad de un abrazo. Su respiración en su piel congelada.
Entonces así es como se sentía un abrazo. Caliente.
Reconfortante. Asombroso. Milagroso.
Su contacto humano había sido tan limitado en su vida que
todo lo que podía hacer era cerrar los ojos y sentir la calidez de su cuerpo
rodeándolo.
Su suavidad.
Inspiró su perfume cálido y disfrutó las nuevas emociones
que se derramaban a través de él.
¿Era esto aceptación? ¿Era esto el nirvana?
Él no sabía con seguridad. Pero por una vez, no quería
despertarse de este sueño.
Repentinamente una manta caliente estaba envuelta
alrededor de sus hombros. Sus brazos todavía lo mantenían apretado.
Yesung ahuecó su cara en la mano y presionó contra su mejilla.
Oh, la sensación de su carne tocando la de él...
Era tan suave.
Nunca había imaginado a alguien siendo así de suave. Tan
tierno y atractivo.
El calor de su mejilla contra la de él quitó el picor
quemante del frío. Avanzó a rastras a través de su cuerpo hasta que se desheló
completamente. Incluso su corazón, que había estado cubierto de hielo por siglos.
Ryeowook tembló al sentir la mejilla barbuda de Yesung.
Su respiración cayendo amablemente contra su piel.
Su ternura inesperada lo atravesó.
Había visto suficiente de su vida para saber que la
gentileza no era algo con lo que él tenía experiencia y aún así lo sostenía tan
cuidadosamente.
—Eres tan cálido —susurró él en su oído. Su respiración
caliente le hizo cosquillas en la nuca, y envió escalofríos por todo su cuerpo.
Se hizo para atrás y le clavó los ojos como si fuera
inexplicablemente precioso para él. Le pasó sus nudillos sobre la mandíbula.
Sus ojos eran tan oscuros y atormentados mientras lo miraba, como si fuera
incapaz de creer que estuviera con él.
Con mirada insegura tocó sus labios con la punta de su
índice.
—Nunca he besado a nadie.
Su confesión lo dejó estupefacto. ¿Cómo un hombre tan
atractivo nuca había besado a nadie?
El fuego chispeó en sus ojos.
—Quiero saborearte, Ryeowook. Quiero sentirte, ardiente
debajo de mí. Mirarme en tus ojos mientras te follo.
Ryeowook tembló ante su crudeza. Era lo que esperaba del Yesung
consciente, pero se rehusaba a aceptarlo de éste.
Lo conocía mejor que eso.
Lo que sugería él estaba prohibido. Ryeowook no tenía
permitido cruzar la línea física con los acusados.
El único que alguna vez lo había tentado a romper esa
regla había sido Kangshin. Pero se había responsabilizado ante esa tentación y
sabiamente se había mantenido a distancia.
Con Yesung no era tan fácil. Algo sobre este hombre lo
tocaba de un modo como nunca antes.
Levantando la mirada a sus atormentados ojos negros, vio
su corazón herido...
Él nunca había conocido la bondad. Nunca había conocido
el calor de una caricia.
No lo podía explicar, pero quería ser su primera vez y
quería que él fuera su primero. Quería abrazarlo y mostrarle lo que era ser
bienvenido por alguien.
Si haces esto puedes perder tu trabajo como juez. Era
todo lo que alguna vez había querido ser.
Si no hacía esto, entonces Yesung podría perder la vida.
Si extendía la mano hacia él ahora, entonces tal vez le podría enseñar que
estaba bien el confiar en alguien.
Tal vez podría tocar el poeta dentro de él y mostrarle un
mundo donde estaría en libertad para mostrar a otras personas su lado más
gentil. Mostrarle que estaba bien hacerse de amigos.
Finalmente entendió qué había querido decir Shindong.
¿Pero cómo podía salvar a Yesung? Se había vuelto contra
la gente que le habían enviado a proteger y los había matado.
Necesitaba probar que nunca haría eso otra vez. ¿Podría
probarlo?
Tenía que hacerlo. No había alternativa. Lo último que
quería era verlo sufrir más.
Defendería a este hombre costase lo que costase.
—No follaré contigo, Yesung –murmuró. —Nunca. Pero haré
el amor contigo.
Él se veía perplejo e inseguro.
—Nunca le he hecho el amor a alguien.
Ryeowook levantó su mano fría a sus labios y besó sus
dedos.
—Si quieres aprender, ven conmigo.
Yesung no podía respirar mientras se alejaba de él. Su
cabeza daba vueltas con sentimientos extraños, ajenos y emociones. Tenía miedo
de lo que él le ofrecía.
¿Si él lo tocaba, lo cambiaría?
Yesung no esperaba su bondad o de cualquiera. Como
esclavo lastimoso y horripilante, había muerto virgen y como Cazador Oscuro
sólo había jodido pocas veces. Ni una vez en dos mil años había mirado los ojos
de un amante mientras lo tomaba. Nunca había permitido que lo sostuvieran o lo
tocaran.
Debería seguir a Ryeowook, todo eso cambiaría. En su
sueño, él veía y podía verlo...
Él sería doblegado. Por primera vez en su vida, tendría
un laso con alguien. Físico. Emocional.
Si bien esto era un sueño, lo cambiaría para siempre
porque esto era lo que quería en lo más profundo dentro de él, enterrado en un
lugar donde no se atrevía a mirar. Sepultado en un corazón que había sido
aplastado con crueldad.
—¿Yesung?
Elevó la mirada para verlo parado en la puerta de su
dormitorio. Solo vestía una delgada camisa con botones. Sus piernas largas
estaban desnudas, tentándolo.
La luz atrás de él traslucía la tela delgada, perfilando
cada precioso centímetro de su cuerpo...
Yesung tragó. Si hacía esto, entonces Ryeowook sola sería
único para él en todo el mundo. Sería suyo.
Él sería de Ryeowook.
Él sería doblegado. Es sólo un sueño...
Pero ni aun en sus sueños nadie alguna vez lo había
doblegado. Hasta ahora.
Su corazón martillaba, fue hacia él y lo levantó entre
sus brazos. No, él no sería doblegado. No por esto y no por Ryeowook. Pero él
sería suyo en este sueño.
Todo suyo.
Ryeowook tembló ante la apariencia feroz, determinada en
la cara de Yesung mientras lo llevaba a la cama. El hambre llameaba en sus
ojos. Tenía la extraña sensación que Yesung estaría bien después de todo. Un
hombre tan salvaje que nunca había hecho el amor.
Su parte más cuerda le decía que se apartara de él.
Que detuviera esto antes de que fuera demasiado tarde.
Pero otra parte se rehusaba. Esto le diría del
verdadero temple del hombre.
Lo acostó en la cama y rozó sus labios con las puntas de
los dedos como si los estuviera memorizando. Saboreándolos. Luego suavemente
separó los labios y los cubrió con los suyos.
Ryeowook estaba completamente desprevenido para la pasión
de su beso. La ferocidad de este. Eran ambos, rudo y tierno. Demandante.
Caliente. Dulce. Él gruñó ferozmente mientras su lengua rozaba contra la suya,
saboreando antes de explorar cada centímetro de su boca.
Para un hombre que nunca antes había besado, él era
increíble. Tembló mientras él saboreaba su paladar, mientras su lengua le lanzaba
dardos de placer.
Ryeowook enterró sus manos en su pelo suave y gimió
mientras lo lamía y mordisqueaba hasta que estuvo casi inconsciente de éxtasis.
Nunca había conocido algo como esto.
Alguien como Yesung.
Había pasado mucho tiempo desde que había besado a un
hombre, y nunca ningún hombre había sabido mejor que él. Se asustó ahora. No
sólo de él, sino de sí mismo.
Ningún hombre nunca lo tocó. Nunca había violado su
juramento para no tocar su cargo.
El toque de Yesung le podía costar todo y aun así no podía
encontrar dentro de sí mismo la fuerza para apartarlo.
Por una vez en su vida, quería algo para sí mismo. Quería
tocar lo inalcanzable. Darle a Yesung algo especial. Un raro momento de calma
con alguien que quería estar con él.
Nadie más apreciaría esto tanto como él lo haría. Sólo él
entendería...
Yesung se hizo para atrás para desabotonarle la camisa.
Pero lo que quería hacer era desgarrarla. Quería perderse dentro de él,
aplastarlo contra él mientras lo poseía con toda la pasión furiosa que sentía.
Pero aun en su sueño, no lo trataría de ese modo.
Por alguna extraña razón quería ser tierno. Quería tener
sexo con él como un hombre, no como un animal salvaje.
No quería penetrarlo furiosamente, buscando un momento
pasajero de placer. Quería que esta noche durara. Quería pasar toda la noche
sosteniéndolo.
Por una vez en su vida, quería que alguien lo tratara como
si él le importase.
Ni siquiera una vez había permitido a sus fantasías o
sueños llevarlo hasta aquí. Esta noche lo hizo.
Ryeowook ahuecó su cara entre sus manos e inclinó su
cabeza hasta que pudo ver en sus ojos pálidos, que lo miraban como si él fuera
humano. Ojos que veían algo bueno en él.
—Eres tan guapo, Yesung.
Sus palabras calmas, dulces lo desgarraron. No había nada
atractivo en él. Nunca lo había habido.
Él no era nada.
Pero mientras miraba su preciosa cara, allí por un
instante sintió como si él fuera algo más.
Seguramente un joven como este no lo tocaría si él fuera
verdaderamente nada.
Ni aun en sus sueños...
Abrió la camisa a fin de poder mirar su cuerpo. Los pezones
rosados y duros, rogándole que los saboreara. Su estómago estaba redondeado muy
ligeramente, su piel pálida y tentadora. Pero lo que atrapó su respiración fue
la vista de sus piernas ligeramente separadas. La vista de su miembro duro y
húmedo y de su entrada que tenían la promesa del paraíso verdadero. O al menos
tan cerca a eso como un hombre como él alguna vez podía esperar llegar.
Ryeowook contuvo su aliento mientras observaba a Yesung
contemplando su cuerpo. Su mirada salvaje era tan ardiente que la sentía como
un toque real.
Él se movió de la cama para quitarse los pantalones.
Tragó mientras lo veía erecto y duro por él. Su piel
tostada era la vista más increíblemente que alguna vez había contemplado. Él era
hermoso. Su guerrero oscuro. A diferencia de él, sabía que esta noche era real.
Sabía que no debería estar haciendo esto cuando ambos lo recordarían al
despertar.
Su trabajo era permanecer imparcial. Pero no era
imparcial con este hombre, o con su dolor.
Quería reconfortarlo de cualquier forma que pudiera. Nadie
merecía la vida que él había tenido que resistir. Las degradaciones y las
hostilidades.
Colocó su cuerpo a través del suyo y lo recogió entre sus
brazos. Su peso era delicioso. Cerró los ojos y solo dejó que el poder y la
fuerza lo inundaran mientras sentía su cuerpo duro, con cada centímetro del
suyo.
Yesung luchó por respirar. La sensación de su cuerpo
caliente contra el de él era la sensación más increíble que alguna vez había
conocido.
Sus manos vagaron por su espalda desnuda mientras él
miraba esos ojos que lo calentaban. No había desprecio. Ninguna cólera. Eran
ojos bellos.
Le besó suavemente, tomando su labio superior y
chupándolo tiernamente mientras saboreaba la miel de su boca.
Durante su vida humana, las mujeres y jóvenes se habían
encogido de miedo cuando se les había acercado. Habían gritado y hasta le
habían lanzado cosas.
Él había yacido despierto muchas noches tratando de
imaginar como sería tocar. Tratando de imaginar la sensación de sus brazos
alrededor de él.
La realidad de eso era mucho mayor que cualquier cosa que
su mente alguna vez hubiera invocado.
Antes de que este sueño acabara, tenía la intención de
reclamarlo una y otra vez hasta que ambos suplicaran por misericordia.
Ryeowook gimió mientras Yesung rompía su beso y seguía
con sus labios y su lengua el camino desde su garganta hasta su pecho. Sentía
su dura erección y suave escroto contra su muslo, ardiente e íntimo, y le hizo
temblar.
Él envolvía su lengua alrededor de su pezón endurecido,
chupando y pellizcando delicadamente.
Ryeowook acunó su cabeza en sus manos y lo observó
mientras gemía con dicha. Le miraba como si su cuerpo fuera ambrosia para él.
Se tomó tiempo para saborearlo. Cada centímetro de su piel fue lamido y tentado.
Saboreado y saciado. Era como si no pudiera obtener lo suficiente.
A ningún hombre le había permitido hacerle esto y ahora
estaba aterrorizado de lo que vendría. Si bien sabía lo que era el sexo, la
sensación de este era ajena a él.
Pero claro, también así eran los sentimientos que removía
Yesung.
Se suponía que todos los dioses de la justicia eran
virginales y castos. Ningún hombre alguna vez podía ponerle la mano encima.
A Ryeowook ya no le importaba. Seguramente su madre
entendería su pasión. Después de todo, ella había tenido muchos niños. El padre
de Ryeowook había sido un hombre mortal de quien su madre se rehusaba a hablar,
y nadie alguna vez supo el nombre o rango del padre de los Destinos.
Seguramente su madre le perdonaría esta única
trasgresión. ¿Era una noche demasiado pedir?
Y aún mientras pensaba eso, se preguntaba si una noche
con él sería suficiente.
La cabeza de Yesung se sumergió en su entrepierna y
sintió a Ryeowook en sus brazos. Gruñó mientras lamía y mordía cada centímetro
de carne deliciosa y escuchaba sus murmullos de placer. El era el sustento que
necesitaba para vivir. Tenía que tener más de él.
Ryeowook gritó mientras Yesung separaba sus muslos y lo
tomaba en su boca. El no podía hablar o respirar mientras el placer supremo
atormentaba todo su cuerpo. Cada lamida, cada tierna chupada, enviaba una
oleada de agudo éxtasis a través de su ser. Tal cosa era inimaginable.
Debería estar avergonzado de lo que estaban haciendo.
Pero no lo estaba. De hecho, quería más de esto.
Más de él.
Su corazón latía a gran velocidad, bajó la mirada para
verlo allí entre sus muslos. Él mantenía los ojos cerrados y su cara mostraba
que Yesung obtenía tanto placer en saborearlo como él en ser saboreado.
Abrió más las piernas, otorgándole más acceso mientras
enterraba la mano en su pelo sedoso. Yesung se rió misteriosamente contra él,
enviando otro estremecimiento.
Gimió profundamente en su garganta.
Yesung deslizó sus dedos en su entrada, mientras seguía
saboreando su palpitante miembro.
Se tomó su tiempo, y en todo momento su cuerpo ardió con
pequeños temblores de placer.
¿Quién hubiera pensado que alguien podía sentirse así?
El éxtasis aumentaba y aumentaba hasta que no lo pudo
aguantar más. Su nombre se derramó de sus labios mientras se corría por primera
vez.
Todavía él no se aplacaba. Sólo gruñó ante el sonido de
su placer y continuó atormentándolo hasta que le rogó que se detuviera.
—Por Favor, Yesung. Por favor ten piedad de mí.
Se hizo para atrás para mirarlo. Sus ojos abrasaron los suyos
en tanto elevaba una esquina de su boca.
—¿Piedad, joven príncipe? Apenas he comenzado.
Reptó sobre su cuerpo como una bestia gigante y feroz,
lamiendo y mordiendo a su camino mientras su cuerpo se sonrojaba con el suyo.
Ahuecó su cara entre sus manos y luego lo besó
profundamente. Apasionadamente.
Ryeowook gimió mientras él colocaba la rodilla entre sus
muslos. Los crespos vellos acariciaban su piel, haciéndole temblar con
expectación.
La cabeza de Yesung zumbaba con el perfume y el sabor de Ryeowook.
La suavidad de sus extremidades sedosas acariciaba las de él. Nada alguna vez
podría sentirse mejor que sus manos deslizándose por su espalda hasta
ahuecarlas en su trasero y presionándolo más cerca.
Nada sonaba mejor que su nombre en sus labios mientras se
corría por él otra vez. Por primera vez en dos mil años, se sintió humano.
Sobre todo, se sintió deseado.
Se echó para atrás ligeramente a fin de poder mirarlo
mientras le separaba más las piernas.
Esto era lo que él quería. Salvaje y mojado debajo de él.
Quería verle la cara mientras lo penetraba. Quería ver si se lamentaba en
permitirle hacer eso.
Preparándose para lo peor, sostuvo su mirada y se deslizó
profundamente en el calor aterciopelado de su cuerpo.
Su cabeza se tambaleó ante el placer que le produjo. Por
el placer de él. Su amante siseó, arqueando la espalda mientras se agarraba
firmemente a sus hombros.
Pero no había desprecio, ni arrepentimiento. Sus ojos
estaban encendidos con pasión y con otras emociones tiernas que aún no podía
comenzar a comprender.
Sonrió a pesar de sí mismo, deleitándose en el milagro de
este joven y lo que le había dado a él.
Ryeowook no podía respirar mientras lo sentía duro y
palpitante dentro de él. Había tratado de imaginar como sería tener a un hombre
en su interior incontables veces, pero nada lo había preparado para esta
realidad. Para la sensación de la dureza de Yesung.
Lo cabalgó despacio y suavemente como si quisiera que
este momento durara, como si estar dentro de él fuese suficiente. Envolvió sus
piernas alrededor de sus caderas y levantó la mirada para contemplarlo mientras
Yesung bajaba la suya hacia él.
Era tan increíble, sentirlo dentro y encima. Adoraba el
placer de su peso. La expresión de su cara al mirarle.
—Hola –le dijo, sintiéndose repentinamente abochornado de
verlo allí mientras estaban tan íntimamente unidos.
Su cara era una mezcla de desconcierto y diversión.
—Hola, joven príncipe.
Ryeowook se estiró y tomó sus mejillas entre sus manos
mientras le penetraba dura y profundamente, una y otra vez. Oh, sentirlo a él
allí. Él estaba tan profundo en su interior que casi podía jurar sentir la
cabeza de su pene frotando el interior de su ombligo.
Yesung cerró sus ojos mientras saboreaba sentirlo debajo
de él mientras sus manos tocaban su cara. No era de extrañar que los hombres
mataran por las parejas. Entendía eso ahora. Supo por qué Kyuhyun había estado
dispuesto a morir por Sungmin.
Ryeowook tocó partes de él que nunca había sabido que
existían. Su corazón. Su alma. Lo llevó a alturas inimaginables.
Aquí en sus brazos, por primera vez, sintió paz. Había
una parte de él tan calma ahora, tan tranquila, y otra parte que estaba en
fuego, muriendo por tocarlo.
Yesung descendió sobre él para poder mordisquear la carne
blanda de su cuello. Su oreja. Sintió los escalofríos que bajaban recorriéndole
el cuerpo.
Raspó su piel con los colmillos, tentado a hundirlos.
¿Cómo sabría? ¿Qué otras emociones le haría sentir?
—¿Vas a morderme, Yesung? —preguntó, haciendo vibrar la
garganta bajo sus labios.
Él recorrió con la lengua la vena que latía en su cuello.
—¿Quieres que lo haga?
—No. Eso me asusta. No quiero ser como las otras parejas
para ti.
—Joven Príncipe, nunca podrías serlo. Tú eres único para
mí.
El le contestó con un abrazo.
Ese abrazo lo traspasó de una forma como nunca antes.
Algo dentro de él pareció romperse y explotó, abrumándolo con ternura y calor.
Se enterró profundamente en su interior mientras se
corría por él.
Ryeowook se mordió los labios mientras sentía su clímax. Yesung
se estremeció entre sus brazos. El sonrió mientras lo acercaba más y besaba su
hombro.
Él estaba tan quieto. Tan tranquilo. ¿Quién hubiera
pensado que sería capaz de tal cosa? Siempre era tan feroz y violento.
Su mera presencia hacía que el aire a su alrededor
restallara y crepitara. Pero no ahora. Ahora sólo había silencio.
Yesung yacía sobre él, débil y agotado, su cuerpo todavía
unido al suyo. Él no quería moverse.
No podía.
Su contacto era sublime. Pero más que eso, se sintió
conectado con él. Y nunca había sentido eso antes.
¿Era esto realmente un sueño? Por favor dioses, no. Por
favor dejen que esto sea real.
Necesitaba que fuese real, desesperadamente.
Ryeowook cerró los ojos mientras Yesung acariciaba con la
nariz su cuello otra vez. Por alguna razón sentía como si acabara de domesticar
una bestia salvaje, incontrolable.
Movió sus piernas arriba y abajo de las de él, acunándolo
con su cuerpo mientras peinaba con su mano su pelo de ébano. Yesung se hizo
para atrás ligeramente para clavar los ojos en él con asombro.
Estaba tan contento que hubiese hecho esto esta noche.
Bajó la cabeza para besarlo otra vez.
Ryeowook su perfume, bebió de la ternura de sus labios.
—Oh, Yesung –suspiró.
Yesung cerró los ojos con fuerza ante el sonido de su
nombre en sus labios. Era tan feroz, que el dolor agridulce lo atravesaba.
Mordisqueó la piel delicada en su cuello, dejando sus
colmillos rozar su carne. En la vida real, ya lo habría mordido.
Nunca habría tomado su cuerpo con el de él.
Habría compartido sus emociones mientras bebía de él y se
preguntó como sabría en su sueño...
Abriendo la boca, sintió la sangre latiendo en las venas
contra su lengua. Sería dulce, eso lo sabía.
—¿Yesung?
Su garganta vibrada con sus palabras.
—¿Sí?
—Me gustas más cuando eres así de tierno.
Se apartó y frunció el ceño mientras algo cosquilleaba en
su estomago.
—¿Pasa algo malo?
Hasta que se comieron eso!!!
ResponderEliminarPero en un sueño(?) ay ño~
Pobre Yeye...todo abrumado....pero ahora viene lo mejor...que pasará cuando se de cuenta que Wookie es inmortal...un juez...hay ñoooooooi
Va a sentirse engañado, ojala que no...
TT___TT
Quién es la mamá de Wook???
Esta historia me a hecho llorar y llorar pero vale la pena leerla
ResponderEliminarWooo, sera real para Wookie, aunque sea un sueño?, espero que si Yeye lo merece ha sufrido tanto en su vida, necesita amor, que alguien lo abrace y que sea dulce y tierno con el, gran capitulo, oh Yota es maravilloso.
ResponderEliminarSueño y pesadilla,lo que quiere y no quiere.....ser y no ser aceptado por los demás.....mi niño.
ResponderEliminarOMG.......wook no pudo contenser....y no lo culpo,cualquiera cae en la tentación. Y cualquiera por un poquito de amor,lo queria proteger.
Su joven principe....*0*
que pasara? Se supone que wook no deberia hacer algo así,yesung quiere que no sea un sueño. Dios,espero que no se complique las cosas o que al menos,no sufra más dolor,quizas solo decepcióm....ay,ya ni sé que es mejor
Fue hermoso <3 es como si RyeoWook hubiese sido capaz de demostrarle a Yesung que las cosas pueden ser dulces y tiernas, que él no es el animal que todos le han hecho creer, que puede ser tratado con amor y además que él mismo es capaz de eso también.
ResponderEliminarPor otro lado, Wookie se ha expuesto mucho con esto, tal vez ni él mismo lo sabe pero sus sentimientos por Yesung son muy fuertes, tanto que sabe que puede perder su condición de juez y meterse en líos con su familia. Lo que más me preocupa es el cambio en Yesung al final, espero que cuando se de cuenta de todo no vaya a culpar a Wookie,
Gracias por la actu :D