Vikingos I -14

 


Era tarde cuando Siwon llegó por fin para su comida. Heechul vio inmediatamente los pantalones manchados de sangre y lo miró inquisitivamente a la cara.
 
— No sabía que teníais enemigos en vuestra tierra — dijo en tono pensativo, con voz ronca.
 
— Eso es verdad, pero hoy no encontré a ninguno — replicó él y se le acercó con una sonrisa en los labios— . Debo decepcionarte, y deciros que la sangre no es mía sino del ciervo que Yesung está desollando ahora. 
— ¿Yesung?
 
— Es otro de mis esclavos.
 
La forma indirecta de recordarle su posición no pasó inadvertida para Heechul. Sus mejillas enrojecieron y sus ojos despidieron chispas.
   Se  diría  que  sois  un  chambón  para  la  caza    comentó despectivamente y sus ojos volvieron a las manchas de sangre— . ¿No sabéis que una flecha en la cabeza produce una herida más limpia y deja la piel intacta? — Siwon soltó una carcajada .
 
— Primero asegurasteis que sabíais de caballos más que yo. Ahora pretendéis enseñarme a cazar. ¿Cuándo cesaréis de sorprenderme?
 
Heechul se  sintió  enfurecido  un  momento. 
 
  Vuestra  comida  os  aguarda    dijo  secamente,  ansioso  de alejarse lo antes posible de él— . ¿Dónde la tomaréis?
 
— ¿Significa esto que vos me serviréis? — preguntó él al tiempo que sus ojos recorrían atrevidamente su cuerpo— . ¿Dónde están los otros?
 
  Quizá  no  sepáis  que  es  tarde,  vikingo    replicó con irritación— . Los otros se han retirado a dormir.
 
— ¿Y vos me esperasteis pacientemente?— ahora él estaba detrás, quitándose su capa de pieles— . Este cambio en vos es realmente notable, Heechul. Me extraña que no hayáis ido a acostaron y dejado que los otros atiendan mis necesidades. ¿Es posible que os guste mi compañía?
 
  ¡Ooohhh!—   exclamó Heechul,  se  puso  de  pie de  un  salto  y  lo enfrentó— . ¡Sois un chacal presumido! ¡Preferiría pasar mi tiempo con un asno que rebuzne antes que con vos!
Empezó  a  retirarse  de  la  habitación,  pero lo  detuvo una  orden cortante de él.
 
— ¡No os he dado permiso para que os retiréis! — El se volvió, furioso, echando fuego por los ojos, pero apretó los dientes y esperó que continuara. Lo enfureció aún más la sonrisa de Siwon. ¡Estaba disfrutando del momento!
 
— Me serviréis la comida — dijo él en tono neutro — Primero prepararéis agua para mi baño.
 
— ¿Un baño? ¿Ahora? — preguntó con incredulidad.
 
El asintió con un gesto y Heechul no pudo contener un gemido. Sentía las manos doloridas y entumecidas de lavar ropa porque no estaban acostumbradas a ese trabajo, el agua caliente y el jabón abrasivo, ¡Ahora tendría que llevar cubos de agua hasta la habitación de él! Se estremeció ante la idea.
 
— ¿Por qué vaciláis? — preguntó Siwon, viendo las emociones conflictivas que se transparentaban en su cara— . Un baño es asunto sencillo.
 
— ¡Preparadlo vos, entonces! — siseó él— . Yo no llevaré agua hasta vuestra habitación.
 
— No os he pedido que lo hagáis — replicó él — Tomaré mi baño aquí. ¿Eso os conviene?
 
Claro que sí, estuvo a punto de decir. Pero en cambio respondió con sequedad.
 
— Como gustéis.
 
Tomó dos cubos grandes y salió hacia el gran depósito de agua de lluvia al lado de la casa. El viento le hizo temblar. Llenó los cubos, casi los dejó caer cuando las asas se hundieron en sus dedos doloridos y los llevó a la c asa.
 
Siwon había movido la tina en forma de barril que se guardaba debajo de la escalera y la había puesto frente al fuego. Dio un paso atrás y observó en silencio cuando vació el agua fría en la tina. Cuando los cubos le resultaron otra vez livianos, Heechul perdió la mueca de disgusto de su cara y de mala gana salió de la abrigada área de cocinar para volver a llenarlos.
 
Cuando regresó, esta vez Siwon lo recibió en la puerta.
 
— ¡Preparad mi comida! — ladró él con impaciencia y   le arrebató los cubos— . ¡A la velocidad con que os movéis, tendré que esperar toda la noche para tomar mi baño!
 
Heechul cruzó a toda prisa la habitación y fue hasta el fogón, agradecido de la impaciencia de él, aunque no quiso admitir que podía ser amabilidad. Siguió dándole la espalda y llenó una fuente de madera con el guisado que Donghae había preparado más temprano. Una hogaza de pan achatado y un jarro de cerveza fueron puestos en una bandeja al lado del guiso.
 
 
Con los calderos puestos a hervir sobre el fuego, Siwon se acercó a la mesa y se sentó en el largo banco ante su comida . Esta vez Heechul se puso detrás de él y observó los anchos hombros, los enormes brazos desnudos donde sobresalían músculos poderosos.
 
Heechul sacudió la cabeza para apartar la mirada, pues de pronto se sintió casi hipnotizado. El solo mirar a este hombre agitaba en su interior algo que no podía explicar y que le asustaba.
 
— ¿Habéis comido?—  preguntó Siwon por encima del  hombro.
 
— Sí, hace mucho — murmuró.
 
Heechul se mordió el labio y él siguió comiendo. Le había servido la comida y el baño estaba preparado, pero no quería abandonar esta habitación abrigada y tampoco quería permanecer aquí y sentir el extraño efecto que esta noche tenía en él la presencia de Siwon.
 
Dio vuelta a la mesa y lo miró de frente.
 
— ¿Puedo retirarme ahora..., Siwon? Avivaré el fuego en vuestra habitación antes de acostarme.
 
Siwon lo miró fijamente un largo momento antes de responder. Sus ojos pasaron de la cara a al suave pecho de Heechul que se movía suavemente con la respiración debajo de la basta tela de su blusa y después bajaron hasta la curva de las caderas, acentuadas por el tosco cinturón que había ajustado en su cintura. La ropa era tosca y primitiva, pero en nada disminuía la esbelta belleza del joven.
 
— ¿Y bien? — preguntó ruborizado por la atrevida mirada de él. Siwon lo miró a los ojos y sonrió de buen humor.
 
— Podéis avivar el fuego de mi habitación, pero regresad después aquí.
 
— ¿Por qué?
 
La sonrisa de él se acentuó ante la su evidente confusión.
 
— No debéis cuestionar mis órdenes, sino cumplirlas sin demora, Heechul.
 
Reprimió la furiosa réplica que hubiera querido hacer y salió de la habitación. Pensó que pronto sabría la razón. Encendió fuego en la habitación de Siwon y en la suya y después volvió lentamente al área de cocinar. A propósito se había demorado y cuando entró en el hall Siwon había terminado de comer y ya había echado agua hirviente en la tina. Estaba de espaldas al fuego, quitándose la túnica. Él le había traído una bata para que se cubriera después del baño y se la había puesto sobre un hombro. Cuando Siwon lo vio, le sonrió y le arrojó su túnica.
 
— Mojadla antes de que se estropee. Tendréis el resto dentro de un momento — dijo, y se inclinó para desatar las corre as entrecruzadas que le ceñían los pantalones.
 
Heechul le lanzó una mirada asesina que él no vio y metió la túnica en un cubo que él había dejado con agua. Cuando Siwon empezó a quitarse los pantalones, Heechul le volvió rápidamente la espalda y enrojeció intensamente. Había supuesto que él querría intimidad para tomar su baño. ¿Cómo se atrevía a desnudarse en su presencia cuando estaba completamente vestido? ¿Acaso no tenía vergüenza?
 
— Tomad — dijo él a sus espaldas, pero Heechul no se volvió— ¿Qué os pasa?
 
Como siguió sin moverse, él soltó una carcajada y le arrojó los pantalones a los pies. Heechul oyó el ruido del agua cuando él se metió en la tina y sólo entonces levantó los pantalones y los metió en el cubo del agua. Cuando por fin se volvió con cautela para mirarlo, sus ojos fueron atraídos por el torso bronceado, los músculos abultados y nervudos, los brazos poderosos que seguramente, si hubiera sido necesario, habrían podido exprimir la vida de un oso.
 
— ¿Queréis acompañarme, Heechul?
 
Lo miró a los ojos y vio que él había estado vigilándolo mientras lo contemplaba. Su rostro enrojeció todavía más.
 
— ¡No! — exclamó—  ¡Me bañé esta mañana!
 
En verdad, hasta había usado la misma tina, pero Siwon sólo estaba bromeando... tenía que ser así.
 
— Si no queréis acompañarme, ¿querríais entonces frotarme la espalda?
 
Heechul vio el humor en los ojos de él y eso lo enfureció.
 
— ¡No, no quiero!
 
— ¿Y si yo os lo ordeno?
 
— ¡Entonces en vuestra espalda sentiréis mis uñas y  no la esponja! — replicó— Yo os sirvo en la forma normal. No me exijáis más, vikingo. ¡Si abusáis de lo que habéis ganado, lo perderéis todo!
 
  Ahora  me  amenazáis  otra  vez    dijo  Siwon  con  fingida exasperación— ¡De modo que no es mucho lo que habéis cambiado, al contrario de lo que quisisteis hacerme creer!
 
— Acepto serviros en vuestra casa, pero no en esta   forma íntima —repuso Heechul en tono calmo, aunque sus ojos echaban chispas— . ¿Puedo irme ahora?
 
El suspiró.
 
— Si, marchaos. Vaciarán la tina por la mañana .
 
Heechul salió y subió la escalera corriendo. Entró e n su pequeña habitación y la cerró de un portazo. Inmediatamente lo lamentó, porque Siwon oiría el ruido y sin duda se reiría por haberlo alterado tanto. ¿Por qué él insistía en seguir con estas pequeñas batallas de voluntades? ¿Insistiría hasta que por fin hiciera todo lo que le pidiese? ¡No, jamás llegaría ese día!
 
Heechul se quitó la ropa y la dejó prolijamente doblada sobre la única silla de la habitación. Había un cofre pequeño a los pies de la cama, pero estaba vacío y no tenía nada que guardar en él. El camisón y la ropa que le habían dado venían de la c asa depósito y eran ropas de esclavo. También le habían dado un peine con mango de hueso y un par de zapatos de cuero blando que eran demasiado grandes para sus pies delicados. Vaya posesiones, pensó con algo de humor, y recordando cuánto había desapreciado la ropa que poseyó una vez.
 
El sueño eludía a Heechul y él sabía por qué . No podía relajarse hasta saber que Siwon estaba acostado. Trató de dejar que el crepitar del fuego lo adormeciera, pero fue inútil. Tenía el cuerpo tenso, rígido corno una tabla. Esperó y esperó, por lo que le parecieron horas, para oír que se abría y cerraba la puerta del pasillo. ¿Por qué le era tan necesario, antes de poder dormirse, saber que Siwon se había acostado?
 
Cuando se abrió la puerta de su propia habitación, Heechul tuvo la respuesta. ¿Cómo sabía que él iba a venir? ¿Fue la atrevida mirada que él le había dirigido antes lo que le puso sobre aviso?
 
El apareció en la puerta, vestido sólo con la corta bata de seda que le había llevado. Heechul sacudió la cabeza. No permitiría que sucediese algo. Siwon tenía la fuerza, pero él podía derrotarlo con astucia.
 
— ¿Qué deseáis, Siwon? — preguntó con voz ronca.
 
— A vos — fue todo lo que dijo él.
 
Heechul se incorporó sobre un codo.
 
— ¿Supongo que ésta es una de esas ocasiones que antes mencionasteis, cuando vuestro cuerpo desea a un joven?
 
El gruñó, disgustado por la pregunta.
 
— Recordáis bien — dijo.
 
— ¿Por qué no iba a recordarlo? Después de todo, no es Siwon, el hombre, quien me desea, sino solamente su cuerpo — dijo en tono ligero— . ¿Me tomaréis aquí o preferís que sea en vuestra cama?
 
El arrugó el entrecejo, desconcertado por su complacencia. Heechul no sentía nada de la calma que exhibía, aunque la vacilación de Siwon lo ayudó.
 
— Veo que no podéis decidiros, Siwon. Bueno, esta cama es demasiado pequeña para recibir vuestro cuerpo de modo que iré con vos.
 
Salió de la cama con graciosos movimientos y caminó hacia la puerta con una sonrisa sensual en los labios. Se detuvo cerca de él y le puso una mano en el pecho.
 
— ¿Habéis cambiado de idea, Siwon? Decídmelo ahora, antes de que yo llegue más lejos.
 
El desconcierto de él ante su docilidad lo hizo ponerse sombríamente ceñudo.
 
— Venid, entonces — dijo y salió de la habitación antes que él. Heechul sentía que su corazón le latía con fuerza, casi dolorosamente. Siwon se pondría furioso con él por la treta que le jugaría, pero no sufriría las consecuencias de esa cólera a menos que lo atrapara y estaba decidido a que eso no sucediera. Cuando llegó a la escalera, se lanzó hacia abajo con frénetica velocidad y corrió hacia la puerta trasera. Afuera, en la oscuridad de la noche, encontraría un lugar donde ocultarse hasta que la ira y el deseo de Siwon se hubieran enfriado.
 
Pero Siwon había cerrado la puerta con llave, cosa que no previno, y antes de que pudiera correr el pesado pestillo él estuvo a sus espaldas. Heechul gritó cuando él lo levantó en brazos y lo cargó sobre su hombro, dejándolo sin aliento, pero sólo por un momento. Pateó y se retorció hasta que él casi lo dejó caer cuando subí a la escalera. Una sonora palmada en sus nalgas no cesó con su resistencia; sólo la aumentó.
 
En la habitación principal, él cerró la puerta de un puntapié, cruzó la estancia y arrojó su carga sobre la cama. Esperó y observó cómo se alejaba de él hacia los pies de la cama, preparado a saltar si lo perseguía. Una mueca cínica asomó a los labios de Siwon, pero no hizo ningún movimiento por sujetarlo.
 
— ¿De un extremo al otro, eh? — comentó él con las manos en las caderas— . Y yo pensé que aquí os sentirías cómodo entre los dos.
 
— Habláis en acertijos — dijo Heechul lleno de recelos, aliviado al ver que él no estaba furioso.
 
— ¿De veras? Entonces explicadme vuestra actuación de hace unos pocos minutos. ¿Qué fue todo eso?
 
— No sé de qué estáis hablando — le dijo a la defensiva, con el mentón en alto.
 
El meneó la cabeza y dejó caer sus manos a los costados.
 
— Hubiera debido no esperar sinceridad de un joven. Hubiera debido percatarme de que estabais jugando falsamente conmigo. Os mostrasteis demasiado complaciente y eso me desconcertó, pero no esperaba tretas sucias de vos. Tampoco esperaba que huyeseis de mí como un virgen asustado. ¿Qué juego estáis jugando, Heechul? Explicadme las reglas.
 
— Yo no juego a ningún juego. ¿De veras esperáis que os abriré pasivamente los brazos?
 
— Sí, nuestro último encuentro me llevó a creer que lo haríais.
 
Le sonrió.
 
— ¡Patán engreído! — estalló Heechul, recuperado su coraje— . ¿Habéis olvidado que la última vez me mentisteis? Dijisteis que no os aprovecharíais de mí, pero eso hicisteis. Y fue solamente mi curiosidad lo que permitió que lo hicierais.
 
El rió burlón.
 
  De  modo  que  fue  curiosidad lo  que  os  llevó  a  enardecer  mi pasión.
 
— ¡Mentís! — exclamó— . ¡Vos me despertasteis, vikingo, no yo vos!
 
— Pero no tratasteis de escapar. Y por Thor, fuisteis vos quien no quiso dejar que me marchase y que me pidió descaradamente que continuase. ¿Negáis eso?
 
Heechul se encogió de hombros. Enseguida, sonrió traviesamente.
 
  Eso  no  podéis entenderlo, ¿verdad?  Para  vos,  el  acto estuvo completo. Pero algo faltó para mí — como el entrecejo de él se acentuó, agregó rápidamente— Aunque no fue vuestra culpa. Sucedió que a mí me llevó más tiempo resolver el misterio.
 
— ¿El misterio?
 
— Sí. Llegar al final como llegasteis vos. Comprobar qué es lo que hace el acto tan deseable. ¿Os parece eso una prueba suficiente de sinceridad, vikingo?
 
— ¿Y lo disfrutasteis?
 
— Sí, lo admito.
 
El le miró torvamente.
 
— ¿Entonces, por qué demonios ahora huisteis de mí?
 
— Que una vez yo haya disfrutado, vikingo, no significa que quiera volver a hacerlo, como hacéis siempre vosotros los hombres. Mi curiosidad quedó satisfecha y, por lo tanto, no necesito una repetición del acto.
 
— ¡El acto! — gruñó él, profundamente ofendido — Ha y una palabra mejor para llamarlo.
 
— ¿Cuál? — dijo en tono desdeñoso— . Seguramente, no será hacer el amor, porque no fue amor lo que hicimos. No para mí, y especialmente para vos. Vos, el hombre, ni siquiera participáis. Habéis admitido francamente que es sólo vuestro cuerpo lo que desea aliviarse. Entonces no acudáis a mí en busca de ese alivio cuando cualquier joven os serviría.
 
  Pero he acudido a vos  —replicó  él, con una sonrisa decididamente perversa en los labios.
 
Los ojos de Heechul se nublaron de furia.
 
— ¡Me niego! ¡No quiero ser usado para satisfacer los deseos de vuestro cuerpo!
 
— De modo que os rehusáis — dijo él con ligereza y con la sonrisa todavía en los labios— . Eso no me impedirá tomaros.
 
 Los ojos de Heechul brillaron de astucia.
 
— Es una suerte, supongo, que vuestro cuerpo no sienta esos impulsos muy a menudo. Pero decidme, vos, el hombre, ¿buscáis alguna vez conquistar un joven?
 
— ¿Por qué iba a hacerlo?
 
— ¿Ni siquiera a Zhoumi?
 
Heechul esperó despertar su cólera con la pregunta y posiblemente hasta sufrir un castigo a causa de esa cólera. Pero no esperó la ira glacial que crispó las facciones de él y le hizo estremecerse.
 
  ¿Cómo  es  que  sabéis  de Zhoumi?—   preguntó  él  en  un  tono mortalmente calmo.
 
— ¿No habéis aprendido que nunca se debe presentar batalla a un enemigo hasta conocer todo lo posible de él? Yo me propuse conoceros a fondo.
 
— ¿Me consideráis enemigo vuestro?
 
— Ciertamente, no sois amigo ni aliado, de modo que sí, somos enemigos.
— No — repuso él con frialdad— . Somos amo y esclava. Hacemos la guerra con palabras, no con armas. Y ahora estoy cansado de las palabras.
 
— ¿Entonces dejaréis que me marche? — preguntó, esperanzado.
 
El repentino salto de Siwon a través de la cama lo tomó por sorpresa y poseído por el pánico se apartó de él. Pero no fue lo bastante rápido y él lo tomó de un pie con firmeza mientras el resto de su cuerpo caía ruidosamente al suelo. El impacto lo dejó sin aliento y le arrancó lágrimas de dolor. Heechul se maldijo en silencio por dejar que brotaran las lágrimas. Un arma: lágrimas. Él no quería valerse de esa arma.
 
— ¿Os lastimasteis?
 
— ¿Eso qué importa? — estalló.
 
— ¿Estáis lastimado? — insistió él con rudeza.
 
— ¡Lo único que me lastima es vuestra mano en mi pie! — mintió  y secó los ojos con las palmas de las manos— ¡Soltadme, maldito!
 
— No, Heechul — dijo él con suavidad— . Aún no.
 
Sin soltarle el tobillo, él le levantó el camisón con la otra y mano. Cuando lo pateó con el otro pie, él rió y también se lo aferró. Después se lo retorció hasta que tuvo que ponerse de espaldas. Quedó acurrucado a los pies de la cama, sosteniéndole un tobillo con cada mano. Heechul lo miró con incredulidad cuando él empezó a incorporarse lentamente y a separarle las piernas mientras se levantaba.
 
— ¡Basta, Siwon! ¡Basta!
 
Pero él continuó levantándolo del suelo, cada vez más arriba, hasta que lo tuvo suspendido en el aire, sobre la cama. Heechul no sabía si usar sus manos para afirmarse o para volver su camisón a su lugar, porque ahora la prenda caía alrededor de su cabeza, dejando expuestas sus piernas desnudas. Pero antes de que pudiera decidirse, él lo bajó suavemente sobre la cama hasta dejarla de espalda. Sin embargo, siguió sujetándolo y le separó lentamente las piernas.
 
Cuando él cayó de rodillas, Heechul trató de apartarse, pero él se lo impidió. Después, con un rápido movimiento, le puso las piernas sobre sus hombros y al mismo tiempo se dejó caer, inmovilizándole las piernas con sus brazos a fin de que Heechul no pudiera bajarlas. Ni siquiera tuvo que quitarse la bata corta porque la prenda se había abierto durante la lucha y su miembro palpitante se apretó contra él, buscando la húmeda caverna.
 
— ¡Sois una bestia depravada! — exclamó Heechul.
 
— No. Estoy decidido a teneros, Heechul. Eso es todo .
 
Heechul le lanzó una mirada asesina.
 
— Hasta ahora os habéis ganado mi cólera, pero si a hora me forzáis, Siwon, también os habréis ganado mi odio. Y mi odio no es una cosa preciosa. Nunca tendréis paz si lo hacéis.
 
La respuesta de él fue penetrarlo profundamente, arrancándole lágrimas con su brutal arremetida. Lo poseyó sin piedad rápidamente, mientras Heechul le murmuraba su odio al oído. Cuando terminó, dejó caer una por ver sus piernas y en seguida se hizo a un lado. Ni bien lo soltó, saltó de la cama como si el lecho quemara y huyó corriendo de la habitación, dando un portazo al salir. Poco después, se oyó el portazo de la otra habitación.
 
Siwon golpeó la cama con un puño.
 
— ¡Que Loki se lo lleve! — rugió. Lo que él había esperado que sería un encuentro placentero se había convertido en una amarga victoria.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...