Vikingos I -12

 


— ¿De modo que no quiere trabajar para vos? — preguntó Hyukjae.
 
— No, trabaja en el establo.
 
— ¿Permitís eso? — preguntó Hyukjae, sorprendido.
 
— Es lo único que acepta hacer — admitió Siwon de mala gana, y su ceño se acentuó.
 
Las carcajadas de Hyukjae resonaron en el salón.
 
— ¡De modo que el joven tenía razón! Sois vos quien ha sido domado, no él.
 
— ¿Él dijo eso?
 La risa de Hyukjae se apagó y él arrugó el entrecejo ante la expresión de cólera que apareció en el rostro de su amigo.
 
— Vamos, Siwon. No quisiera causar con mis palabras un daño al joven.
 
— ¡No sufrirá ningún daño, pero por Thor, no estará tan satisfecho consigo mismo por la mañana!
 
Una nube oscura pareció haber envuelto a Siwon. Hyukjae lo miró y suspiró interiormente. Lamentó mucho sus palabras apresuradas y esperó que el joven no tuviera que sufrir demasiado a causa de ellas.
 
Siwon se dirigió a la casita de los esclavos, con una furia profunda corroyéndolo durante el camino. Abrió sigilosamente la puerta de la vivienda y entró. Un suave resplandor rojizo del fuego moribundo lo ayudó a encontrar a su presa. Se le acercó.
 
Heechul estaba profundamente dormido sobre un tapete frente al hogar, el verlo tan dulce e inocente en su sueño inflamó la sangre de Siwon. Que cuando despierto era un demonio, fue olvidado. Se inclinó y retiró la manta con suavidad.
 
Cuando el aire frío que entraba por la puerta tocó sus pies desnudos, Heechul arrugó la cara y acercó sus piernas a su pecho en busca de calor perdido. Su forma menuda estaba oculta dentro de un basto y voluminoso camisón, que sin duda le había dado Leeteuk, que dormía en el otro extremo de la habitación.
 
Siwon recordaba bien los miembros sedosos que ahora estaban tan abrigadamente envueltos, los brazos suaves y los muslos largos y bien formados, el vientre firme y liso.
 
También pensó en la delicada curva de su cintura y en las nalgas redondeadas que pedían que las acariciaran, la aterciopelada suavidad de su espalda y los huecos satinados del cuello que había besado.
 
Siwon rápidamente se sacó de la mente esos pensamientos antes que lo dominaran y lo hicieran actuar como un semental en celo sin importarle la privacidad. Con un rápido movimiento, aplicó una mano sobre la boca de Heechul para impedirle que lanzara un grito de alarma, porque con ello hubiera despertado a los otros. El joven abrió instantáneamente los ojos, pero antes de que pudiera ver quién estaba raptándolo, él lo levantó y la apretó contra la pétrea dureza de su pecho y se llevó hacia la noche el cuerpo que se retorcía .
 
Cuando llegó al establo lo dejó en el suelo. Heechul lo miró furioso, con el pelo cayéndole sobre los hombros hasta la cintura, como una capa renegrida. Entonces lo reconoció y su ánimo se serenó por completo.
 
— Oh, sois vos — dijo en tono que sugería que él no merecía toda su preocupación.
 
— ¿Y quién otro podía ser?
 
— Uno de vuestros amigos — repuso él— . Apostaría que ese llamado Yang querría hacerme pagar lo que le hice. También a vuestro hermano le gustaría llevarme a la cama.
 
— ¿Y vos les teméis?
 
— No, pero no soy tonto como para tomarlos a la ligera — le respondió.
 
— Sólo a mí me tomáis a la ligera, ¿verdad? — gruñó él. Heechul lo miró sorprendido.
 
—¿Por qué debería temeros, vikingo? Me habéis mostrado lo peor de vos, pero en realidad no fue tan malo — Siwon dio un paso hacia él, nuevamente encolerizándose.
 
— ¿Deberé cargaros el resto del camino o caminaréis voluntariamente?
 
— No, no iré con vos. No me gusta que me despertéis para vuestro placer.
 
— No se trata de mi placer Heechul.
 
— ¿No?
 
— Entonces ¿qué?
 
— ¿Vendréis?
 
Antes de que pudiera decir sí, porque se le había despertado la curiosidad, él lo tomó de un codo y empujó con rudeza hacia adelante. Heechul se apanó y se detuvo cuando las piedras del suelo le recordaron que estaba descalzo.
 
  ¿Por qué os detenéis? — preguntó él en tono de impaciencia.
 
— ¿Deseáis que mis pies queden ensangrentados? Parece que, después de todo, tendréis que cargarme — dijo con una sonrisa traviesa.
 
El vaciló un largo momento y lo miró torvamente antes de atraerla de un tirón y levantarlo del suelo. Inmediatamente Heechul le rodeó el cuello con los brazos y oyó que él gruñía de desaprobación. Con pasos rápidos llegaron al fondo de la casa y a la escalera que subía al primer piso. El subió deprisa, de a dos peldaños por vez. El peso de Heechul parecía ser nada más que un saco de plumas en sus brazos poderosos.
 
Una vez dentro de la casa, lo dejó deslizarse hasta el suelo, pero Heechul, a propósito, mantuvo sus brazos alrededor de su cuello un momento más de lo necesario antes de dejarlos caer a sus costados. El permaneció impasible y lo empujó para que lo precediera.
 
Heechul no había estado en la casa desde el día que él tomó su inocencia, vaciló cuando vio que estaban acercándose a las habitaciones de Siwon, pero él le hizo entrar y cerró la puerta. Se volvió, con los brazos en jarra y los ojos relampagueantes de furia.
 
— ¿Me habéis engañado, vikingo? ¿Con qué propósito estamos aquí? — preguntó Heechul colérico.
 
— Nuestro propósito, como decís vos, espero que sea prolongado. Conociendo vuestra aversión a las corrientes de aire, elijo esta habitación por ser en el presente la más abrigada de la casa.
 
— Qué considerado — murmuró él con sarcasmo. Sin duda, la habitación era acogedora. Ardía un fuego en el hogar que calentaba toda la estancia. Dos enormes alfombras idénticas, que casi se unían, cubrían el frío piso con dibujos azules y dorados. Dos grandes tapices colgaban en las paredes. Uno representaba a un grupo de campesinos trabajando la tierra bajo un cielo luminoso y el otro narraba una historia en miniatura contra un fondo amarillo. Un diván sin respaldo también había sido añadido a la habitación.
 
Heechul observó todo esto con sorpresa antes de volver a mirar a Siwon.
 
— Bueno, ¿me diréis por qué estoy aquí? ¿Y por qué fuisteis a buscarme en esa forma, con tanto secreto?
 
El se encogió de hombros y se acercó a la mesilla d onde había un odre de vino y un plato de queso.
 
— No sabía de qué humor estaríais, de modo que preferí no arriesgarme a que hicierais alboroto y despertarais a todos. 
 
Heechul se puso rígido.
 
— Hemos arreglado todo. ¿Qué queda por arreglar?
 
— No hemos arreglado nada, Heechul.
 
— Sin embargo, yo trabajo para vos — replicó, levantando la voz— . ¡Me gano mi comida! ¿Qué más queréis de mí?
 
El fue hasta el gran cofre que estaba contra la pared y sacó de él una bata de seda gris elegantemente orlada con piel blanca. Después fue a pararse frente, a unos pocos centímetros, de modo que Heechul debió levantar la cabeza para mirarlo cuando él le habló.
 
— Si, habéis trabajado, alegremente, pero no como yo quería. En su momento yo os lo concedí porque no veía otro camino. Los esclavos, se supone, no tienen que disfrutar de su trabajo, pero vos sin duda lo disfrutáis — hizo una pausa— . Basta ya.
 
— ¿Cómo?
 
Una sonrisa helada asomó a los labios de Siwon.
 
— Empezaremos de nuevo — dijo— Haréis las tareas originariamente destinadas a vos y empezaréis con esto — dijo entregándole la corta bata— Hay un pequeño desgarró n debajo del brazo que necesita ser reparado.
 
Heechul lo miró pasmado.
 
— ¡Señor del cielo! — gritó con exasperación.
 
— Vuestro Dios no puede ayudaros, ni tampoco el mío. Sólo me tenéis a mí para tratar.
 
— ¡No lo haré, Siwon! — replicó Heechul furioso y arrojó la bata al suelo— . ¡Sabéis que no lo haré!
 
El volvió a encogerse de hombros y a acercarse a la mesa.
 
— Entonces — dijo, por encima de su hombro — permaneceréis en esta habitación hasta que cambiéis de idea.
 
— No, sólo hasta que os quedéis dormido, vikingo.
 
  Entonces,  parece  que  nuevamente  tendréis  que  ser   vigilado. Bugsy — llamó, y el mastín blanco bajó de la cama. Heechul ni siquiera lo había visto, pues su blanca pelambre se confundía con el armiño del cobertor— . Quedaos en el suelo y cuidad que el joven no se vaya — ordenó Siwon.
 
El animal pareció comprender cada palabra. Volvió la cabeza y miró a Heechul con indiferencia, antes de acercarse a la puerta, donde volvió a echarse. Heechul le lanzó una mirada asesina y enseguida dirigió esa misma mirada al amo del can.
 
— He tratado de no odiaros, vikingo, pues vos no sois personalmente culpable de que yo esté aquí, ¡pero estáis haciéndolo difícil!
 
El curvó los labios en una sonrisa cínica.
 
— Odiadme todo lo que queráis. Eso no cambiará nada. Mis sentimientos hacia vos no son muy diferentes, porque habéis sido un joven de mal carácter y porfiado desde que llegasteis, una espina en mi costado de la que puedo prescindir — Bebió un largo sorbo de vino y empezó a quitarse la ropa.
 
— ¿Y ahora qué?
 
— Hemos llegado a una situación sin salida, así que esta noche no habrá discusiones. A la cama.
 
— Ya no estoy cansado — dijo Heechul torvamente.
 
— ¿Y entonces?
 
— ¡Podéis obligarme a permanecer en esta habitación , pero no dormiré en esa cama con vos! — estalló.
 
— ¿No? — dijo él y enarcó una ceja— . Por el juego que habéis jugado desde la última vez que estuvisteis aquí acostado yo hubiera pensado que estaríais más que dispuesto a hacerlo otra vez.
 
— ¡Os equivocasteis! — replicó Heechul con las mejillas encendidas.
 
— Bueno, no importa. Puesto que yo me opongo a compartir mi cama, vos dormiréis ahí. Pero no temáis. No me aprovecharé de vos para que no encontréis placer en esta habitación. Ahora, a la cama, y si no es para dormir, que sea entonces para pensar en vuestra terquedad.
 
 
Su propio cuerpo impulsaba a Heechul al estado de conciencia. Parecía gritarle: despierta, despierta y mira los placeres que te aguardan.
 
El sueño se disipó y sus ojos se abrieron lentamente por la sorpresa que le causaban las sensaciones que experimentaba y después se agrandaron cuando comprendió qué estaba sucediendo.
 
Heechul yacía de costado, de cara a la pared, con los brazos sobre la almohada y debajo de su cabeza, una pierna levantada y flexionada en la rodilla y la otra extendida. Estaba acostado sobre el cobertor de armiño, tal como cuando se quedó dormido con Siwon a su lado. Pero ahora su camisón estaba subido y amontonado alrededor de su cintura, dejando sus muslos y piernas completamente desnudos.
 
Permaneció perfectamente inmóvil y logró mantener la respiración regular, como si siguiera durmiendo. El pecho de Siwon se apretaba contra su espalda y su calor atravesaba el camisón. Un brazo descansaba sobre su cintura y la mano, debajo de la tela, le acariciaba el pecho con suavidad. Sentía en su nuca el aliento de él, ardiente y cosquilleante, y la mano que empezó a moverse lenta mente hacia abajo, siguiendo la curva tensa de su vientre, y después sobre su cadera y su muslo.
 
La sensación le erizó la piel de las piernas. Después, la mano se movió diestramente hacia la cara interna del muslo y empezó a ascender, con lentitud exasperaste, hasta que por fin se detuvo sobre el suave montículo entre sus piernas. Allí la mano se demoró, los dedos se abrieron camino hacia la carne húmeda, caliente, que ya se estremecía de deleite.
 
Con asombro, Heechul oyó que de sus propios labios escapaba un suave gemido. Sabía que hubiera debido correr, huir, pero en cambio se volvió lentamente hasta quedar de espaldas y abierto a esos dedos que exploraban. Una sonrisa seductora le curvó los labios cuando vio la ardiente mirada en los ojos de Siwon.
 
— Os llevó mucho tiempo despertaros — murmuró él, en tono burlón.
 
Le sorprendió que él pudiese ser tan cálido y tierno cuando habitualmente se mostraba tan brusco y rudo. Pero no le importó y esto también le sorprendió; en realidad estaba ansiando este momento. La última vez que había estado así tendido experimentó un auténtico placer, pero también sintió que goces aún más intensos podían ser alcanzados.
 
— Yo hubiera podido jurar, señor vikingo, que dijisteis que no encontraría placer en esta cama — dijo y pasó los dedos entre los vellos de su pecho — ¿No podéis cumplir vuestra palabra por una sola noche?
 
— Parece — replicó él con voz ronca, y bajando sus labios hacia los suyos para besarlo suavemente— que hablé en forma apresurada. Pero debéis culparos vos mismo, porque, en verdad, vuestros modales varoniles desaparecen una vez que estáis en la cama, —lo miró y sonrió— . ¿Por qué es eso?
 
Heechul se encogió de hombros y sonrió con picardía.
 
— Compruebo que ser un joven, en ocasiones tiene sus ventajas. Y no soy demasiado tímido para admitirlo.
 
— ¡Tímido, ja! — rió Siwonl— . ¡ Eso jamás!
 
— Vos lo sabéis muy bien, vikingo — replicó, y le puso una mano en el cuello para atraerlo más— . Ahora, no os sorprendáis de mis acciones.
 
Lo besó con voracidad, y aunque acababa de advertírselo, él lo mismo se sorprendió. Que su proximidad lo había tentado hasta donde ya no podía controlarse, era un hecho. Que ahora estaba enloqueciéndolo de pasión, era todavía más cierto. Heechul lo impulsó a que lo tocara y él lo hizo sin vacilar. Abrió sus piernas para él, y él le penetró profundamente. Lo tomo de las nalgas para apretarlo aún más contra él y lo montó como un semental que cabalga al viento. Antes de la embestida final, él sintió que envolvía las piernas alrededor de sus muslos y entonces se perdió en esa esfera blanca de fuego y deleite que lo había llevado a quebrar su palabra y hacerlo suyo.
 
Respirando agitadamente, Siwon descansó todo su peso sobre su pequeño cuerpo, con su cabeza apoyada contra el cuello de Heechul. Por fin se movió para incorporarse, pero Heechul le unió los brazos detrás de su cabeza y con las piernas siguió rodeándole las caderas. Siwon lo miró, intrigado, y notó el sesgo seductor de los ojos, la sensual crispación de los labios.
 
— Mostradme vuestra fuerza, vikingo — jadeó Heechul, retorciéndose sensualmente debajo de él— .Continuad.
 
— Por todos los dioses, ¿no tenéis vergüenza  ? — preguntó él, con incredulidad.
 
— ¿Por qué? — replicó Heechul, sin amilanarse— . ¿Es vergonzoso que esto me guste? ¿Tengo que fingir que no es así?
 
— No, pero ningún joven jamás me ha pedido más!
 
— ¡No me comparéis con vuestros otros jóvenes, vikingo! — le dijo con vehemencia, y lo soltó— ¡Marchaos, entonces, si no tenéis fuerza para satisfacerme!
 
El le tomó las manos con que le empujaba el pecho y se las llevó a los costados.
 
— La táctica que empleáis es indecorosa, zorro — dijo él, en tono despectivo.
 
Con lentitud, empezó nuevamente a moverse dentro de él y al mismo tiempo le aplastó los labios con un doloroso beso. Apenas fue necesario un momento para que la chispa del deseo se reavivara. Siwon entró con un ritmo regular, decidido, y después le soltó los brazos y le tomó la cara con las manos. Su beso se volvió más intenso, más exigente. Sintió que le pasaba las manos por la espalda y  palpaba los músculos endurecidos.
 
Heechul empezó a gemir con suavidad y nuevamente le rodeó el cuello con los brazos y lo apretó cada vez más fuerte, como si quisiera abrazarlo por toda la vida. Aun en su feroz acceso de pasión, él notó su salvaje abandono y por fin Heechul sintió que el aliento se le quedaba en la garganta, se puso rígido, y clavó las uñas en los hombros de Siwon, como si fueran zarpas de gato. El nombre de él escapó de sus labios en un ronco susurro. En ese instante, él se le unió en ese tan buscado reino del placer explosivo.
 
Esta vez no protestó cuando él se apartó y se puso a un lado. Ambos estaban exhaustos y respiraban pesadamente. Cuando Heechul le tocó el hombro con suavidad, la mente de Siwon se rebeló, porque temió que Heechul se atrevería a pedirle todavía más.
 
— Todavía no es de mañana — dijo con cansancio y sin abrir los ojos— Volved a dormiros.
 
— Sólo quería danos las gracias, Siwon. Eso es todo.
 
El abrió los ojos y alcanzó a ver la expresión tierna en su cara, antes de que se volviera y se bajara el camisón. El miró fijamente la nuca de Heechul y otra vez se sintió sorprendido e intrigado por las muchas facetas que tenía el carácter de este joven. La de ahora era la que más le gustaba.
 
Sus facciones se suavizaron.
 
— Venid — dijo roncamente, y lo atrajo a sus    brazos.
 
Sabía que no se resistiría y esto lo complacía aún más. Heechul se acurrucó contra él, y Siwon supo, sin ninguna duda, que podría acostumbrarse a este joven sin mucho esfuerzo.
 
— Es lindo, Siwon, no pelear con vos — dijo Heechul suavemente contra el pecho de él, ya medio dormido. El sonrió e inconscientemente lo estrechó más. El efecto que tenía sobre él era sorprendente. Si seguían así abrazados, pronto él volvería a desearlo.
 
— Sí, Heechul, es muy lindo.
 
 
 
Heechul y Siwon estaban sentados frente a frente ante la mesa pequeña, con el desayuno entre los dos. El se apoyaba lánguidamente en el respaldo de su silla, picoteaba malhumorado su comida y a cada instante dirigía a Siwon una mirada furiosa. Pero él estaba demasiado absorto en su comida para notarlo.
 
Ahora hacía una semana que él lo tenía confinada a esta habitación, con la única compañía del odioso mastín blanco. Siwon traía personalmente a Heechul las comidas, pero lo dejaba solo durante el día y sólo regresaba de noche. No volvió a tocarlo desde aquella noche y hasta accedió cuando insistió que dormiría en el diván en vez de en la gran cama con él.
 
Al despertar aquella mañana después de la primera noche juntos, Heechul quedó apabullado por el recuerdo de lo que había hecho. No era él quien había actuado no mejor que un prostituto vagabundo, sino su despreciable cuerpo. Ese instrumento traidor que elegía conocer todos los frutos de su despertar, hasta había provocado e incitado a Siwon para que se lo enseñara.
 
Siwon había avivado dentro de él un fuego que no soñaba que existía, pero nunca más. El delicioso placer que había experimentado podía ser negado. Sí, esa clase de éxtasis no le era necesaria, porque tendría que renunciar a demasiadas cosas para alcanzarlo nuevamente...
 
Aunque era demasiado tarde para cambiar lo sucedido, Heechul se condenaría antes que permitir que volviera a suceder. Había sido un tonto al pensar que Siwon cambiaría de idea a causa de ello: él seguía decidido a que le sirviera como exigía.
 
Por eso, no podía perdonarlo, no después de la ternura que había tenido lugar entre los dos.
 
Con Bugsy descansando entre sus pies, Heechul le ofreció distraídamente un bocado de carne, acostumbrado a hacer lo mismo en su casa. Cuando el Bugsy blanco le rozó la mano con el hocico pidiéndole más, comprendió lo que había hecho y al levantar la vista vio que Siwon lo miraba ceñudo. Bien, pensó con perversa satisfacción. Eso era mejor que la expresión de seguridad en sí mismo que lucía tan a menudo en los últimos días.
 
— ¿Qué os disgusta, vikingo? — preguntó en tono inocente, aunque sus ojos brillaban con picardía— ¿Teméis que os haya quitado la lealtad del Bugsy? – como la expresión de él se ensombreció todavía más, Heechul sonrió más ampliamente e insistió— ¿No sabíais que nos hemos hecho buenos amigos? ¿Pero qué esperabais después de encerrarnos juntos? No pasará mucho tiempo antes de que ni siquiera levante la cabeza cuando yo salga de esta habitación.
 
Siwon lo miró fríamente un largo momento antes de responder:
 
  Si decís  la  verdad,  entonces  es  tiempo  de poner  una cerradura en la puerta.
 
La cara de Heechul se puso gris.
 
— ¡No lo haríais!
 
— Ciertamente que lo haría — replicó él en tono glacial— . Esta noche, en realidad, pues no tengo nada mejor que hacer.
 
— Sólo estaba bromeando, Siwon — dijo Heechul tratando de tomarlo a la ligera— Podéis confiar en que vuestro Bugsy hará lo que le ordenéis.
 
— Es en vos en quien no confío — replicó él secamente, y se dirigió con pasos airados a la puerta.
 
— ¿Cuánto tiempo me tendréis aquí? — preguntó furiosamente.
 
En la puerta, él se volvió y lo miró con una expresión de desdén.
 
— No soy yo quien os tiene aquí, Heechul, sino vos mismo. Sólo tenéis que servirme como yo deseo y disfrutaréis los mismo privilegios que los otros esclavos.
 
— ¡Sois un asno pomposo e insufrible! — estalló poniéndose de pie y apretando los puños— . ¡Primero os pudriréis en el infierno!
 
— Vos sois un joven terco — replicó él desdeñosamente— . Pero veréis que yo puedo serlo más.
 
Con eso abandonó la habitación y dejó a Heechul tan furioso que levantó un jarro lleno de leche y lo arrojó contra   la puerta cerrada.
 
Viendo el daño causado, no se detuvo allí. Con un fulgor destructivo en los ojos, derribó la mesilla; la fuente de comida cayó al suelo y Bugsy debió hacerse a un lado, gimiendo, para que no le cayera encima. Con decisión fue hasta la cama y arrancó los cobertores , después fue hasta el cofre de Siwon. Con maligno placer, desparramó su contenido por la habitación.
 
Tan concentrado estaba Heechul en su tarea que no oyó que Siwon regresó.
 
De pronto se sintió tomado de atrás y arrojado sobre la cama.
 
— ¡Vuestras pataletas son propias de una criatura, no del joven que creí que erais! — estalló él, y lo siguió hacia la cama.
 
Cuando Heechul se volvió para mirarlo, él estaba de rodillas, con una mano levantada para golpearlo. Miró ese puño sin parpadear y lo desafió a que hiciera lo peor. Pero Siwon vaciló un momento demasiado largo y el impulso pasó. Bajó el brazo con una maldición y salió de la cama. Después, lo miró desde arriba con furia despiadada.
 
— Habéis decidido cuál será vuestra tarea. Pondréis esta habitación en orden antes de la noche, o tendréis que acostaros sin comer. Y si pensáis que una comida de menos no tendrá importancia, pensadlo otra vez porque se os negará alimento hasta que hayáis hecho el trabajo—Con eso, salió dando un portazo.
 
— ¿Qué haré, Bugsy? — preguntó Heechul suavemente, como si el fuerte animal pudiera tener una solución a su problema— . ¿Deberé morirme de hambre por despecho? Esto no es de mi agrado, pero le demostraría a ese chacal dominante que no puede darme órdenes.
 
—¡Maldito sea! — gritó— . ¿Por qué me hace esto a mí ? ¡Quiere quebrantar mi orgullo y pisotearlo en el polvo!
 
Todo iba muy bien antes de esto, pensó Heechul. Y ahora me hará pasar hambre. Sí, él ha dicho las palabras y no puede volverse atrás.
 
«Esta vez, seré yo quien tendrá que ceder», pensó Heechul.
 
 
 

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...