Una Pasión En El Olvido- Capítulo Final




—No me lo puedo creer —susurró—. De todos los hombres que hay en el mundo, tenía que quedarme embarazado del que más odio. El único hombre al que juré destruir.

—Sungmin, por favor…

—¡No! —exclamó, apartándose de él—. ¡No me toques!

Con eso, se dirigió hacia la puerta. Se sentía desesperado por poder salir del dormitorio, lejos de las suaves sábanas que aún seguían calientes por la pasión que ambos habían compartido, lejos del aroma de Kyuhyun. Lejos de la inocente y explosiva alegría que había experimentado unos instantes antes.

—No te culpo —susurró él a sus espaldas. Estas palabras lo obligaron a detenerse—. Cuando descubrí que eras el hijo de Sanghyun, ya sabía que me había enamorado de ti. Por eso te traje aquí a la isla. Pensaba que si te mantenía a salvo, alejado del mundo, no recordarías. Recé para que no lo hicieras nunca.

Sungmin se dio la vuelta para mirarlo.

—¿Para castigarme? —le preguntó. Sentía ganas de gritar—. ¿Para reclamar tu victoria?

—Para ser tu esposo —admitió él—. Para amarte durante el resto de mi vida.


Sungmin decidió que no permitiría que las tiernas palabras de Kyuhyun volvieran a engañarlo. Se secó las lágrimas y levantó la barbilla.

—No me hables de amor —le espetó con furia—. Mi padre te lo dio todo y tú lo arruinaste sin piedad. Por tu propio beneficio.

—¡Eso no es cierto!

—Jamás dijiste quién fue tu fuente. ¿De quién se trataba?

—Di mi palabra de no revelar nunca su nombre —dijo.

—¡Por qué falsificaste tú mismo esos documentos! —rugió Sungmin—. Mi padre debería haberte dejado tirado en las callejuelas de Seul para que murieras allí. Y eso es lo que yo voy a hacer ahora. Te dejo.

Kyuhyun lo agarró por los hombros presa de la desesperación.

—Te aseguro que era culpable, Sungmin. Me imagino las mentiras que te contaría tu padre, pero era culpable. Les robó diez millones de dólares a sus accionistas. Cuando lo descubrí, no me quedó elección. ¡Esas personas merecían justicia!

—¡Justicia, dices! —exclamó. Entonces, le abofeteó el rostro—. Mi padre se merecía tu lealtad —gritó—. En vez de eso, tú lo traicionaste. ¡Mentiste!

—¡No!

—Después de que tú lo arruinaras, se emborrachó por completo y se estrelló con el coche. La muerte de mi madre fue más lenta. Ella regresó a Inglaterra para casarse y asegurarse así de que yo estaría atendido. Sin embargo, a los pocos meses de casarse con mi padrastro, se fue a la cama con un frasco lleno de pastillas…

Kyuhyun lo soltó y lo miró completamente atónito.

—Había oído que murió por un problema de corazón.

Sungmin soltó una carcajada.

—Problemas de corazón, dices… Mi padrastro la amaba y no estaba dispuesto a dejar que nadie hablara mal de ella ni sobre la manera en que murió. El doctor Kim y él elaboraron esa pequeña mentira para la prensa. Sólo tenía treinta y cinco años… Sin embargo, tienes razón. Efectivamente, murió con el corazón roto. Por tu culpa.

—Sungmin, lo siento. Hice lo que creía que era lo más acertado. Perdóname…

—Jamás te perdonaré. No quiero volver a verte nunca más.

—Eres mi esposo.

—Pediré el divorcio en cuanto regrese a Londres.

—¡Estás esperando un hijo mío!

—Lo criaré yo solo.

—¡No puedes apartarme así de mi hijo!

—Mi hijo estará mejor sin padre que con un canalla traicionero y mentiroso como progenitor —le espetó con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Acaso crees que podría confiar en ti? ¿Crees que podría perdonarme si lo hiciera?

—Tu padre fue el único que traicionó e hizo daño a tu familia.

—No tienes pruebas de eso. El único canalla eres tú. ¡Dijiste que me amabas!

—¡Claro que te amo!

—En ese caso, no sabes lo que significa el amor.

—Ahora sí que lo sé —susurró. Extendió la mano y consiguió acariciarle suavemente la mejilla—. Cuando perdiste la memoria, recuperaste tu inocencia perdida y tu fe. De algún modo, me hiciste encontrar la mía. Simplemente te pido que me des la oportunidad de amarte. Ponme a prueba como te venga en gana. Deja que te demuestre mi amor.

Sungmin creyó ver que Kyuhyun estaba llorando. ¿Cho Kyuhyun llorando?

Imposible. Aquél no era más que otro de sus crueles y egoístas juegos. Pensó en cómo lo había engañado para que se casara con él con amabilidad y buenas palabras para castigarlo cuando ya estuvieron casados. Se cruzó de brazos.

—Muy bien. Te dejaré que me demuestres que me amas. Renuncia a tu hijo y no te pongas en contacto con nosotros nunca más.

—No me hagas hacer eso, Sungmin… Cualquier cosa menos eso…

—Si no lo haces, está claro que no me amas —dijo con satisfacción. Entonces, se dispuso a marcharse.

Sin previo aviso, él le agarró y lo tomó entre sus brazos. Entonces, lo besó. Aquel beso llevaba la promesa de un amor que podría durar para siempre.

Sungmin se echó a temblar. Entonces, a pesar de todo, el corazón se le cubrió de una gruesa cortina de hielo. Con fuerza, lo apartó de su lado.

—No vuelvas a tocarme.

Kyuhyun, que seguía desnudó, lo miró fijamente. Cuando por fin habló, lo hizo con una voz profunda, gutural.

—Haré lo que me pides –anunció-. Me mantendré alejado de ti y de tu hijo, pero sólo hasta que tenga pruebas de que tu padre mintió. Cuando tenga algo que tú no puedas negar, regresaré y tú te verás obligado a admitir la verdad.

—En ese caso, quedó completamente satisfecho porque jamás encontrarás esa prueba —dijo—. Te doy las gracias. Acabas de darme tu palabra de honor de que permanecerás alejado de mi hijo y de mí para siempre.



Cinco meses después, Sungmin estaba de pie junto a la tumba de su madre. Estaban a primeros de marzo, pero la primavera parecía querer dar ya sus primeros pasos en Buckinghamshire. Los sauces llorones que había junto al lago estaban verdes y daban la primera pincelada de color de la nueva estación sobre el cementerio de la vieja Iglesia.

Sungmin tenía calor con su abrigo de plumas blanco y sus botas de goma. Había cruzado su finca para llegar hasta allí. No es que la casa estuviera muy lejos, pero como estaba embarazado de nueve meses, cada movimiento le suponía un gran esfuerzo. Incluso llevarle unas flores a la tumba de su madre. Su bebé iba a nacer muy pronto.

Su pobre hijo sin padre.

Había sido un invierno muy largo y solitario. Durante los cinco meses que habían pasado desde que se marchó de Corea, había tratado de olvidarse de Kyuhyun, fingir que el padre de su hijo era un producto de su imaginación. Un mal sueño de hacía ya mucho tiempo. Sin embargo, muchas noches se despertaba cubierto de sudor, llamando a gritos a Kyuhyun.

Había tratado de consolarse intentando llevar la vida que llevaba antes. Salía mucho con sus amigos y se iba a Nueva York a comprarse ropa. Pero sólo había conseguido deprimirse más. Las personas con las que salía en realidad no eran sus amigos. No lo habían sido nunca. Vio que había escogido deliberadamente personas sin mucha personalidad para poder mantenerlas a distancia. No quería que nadie la conociera de verdad.

A pesar de que había recuperado la memoria, no tenía nada. Ya no era la misma persona de antes ni el muchacho inocente e ingenuo que había sido cuando no recordaba nada.

Cerró los ojos y deseó volver a ser la persona alegre y cariñosa que había sido antes. La que estaba con Kyuhyun. Echaba de menos amarlo.

Incluso echaba de menos odiarlo.

Sin embargo, todo eso había quedado atrás.

Los ojos se le llenaron de lágrimas.

—Lo siento —susurró, tras colocar la mano sobre la lápida de su madre—. No pude destruirlo como había pensado.

Se arrodillo y limpió la tierra del ángel de piedra antes de colocar las flores sobre la lápida.

—Voy a tener un hijo suyo en cualquier momento. Y yo le obligué a prometerme que se mantendría alejado de nosotros. Creo que jamás pensé que cumpliría a rajatabla su palabra. Tal vez no sea el mentiroso que yo creía.

Se limpió las lágrimas que el viento le estaba secando contra el rostro.

—¿Qué debería hacer?

Sólo se escuchaba el silbido del viento entre los árboles. Sungmin leyó la inscripción de la lápida.

«Amada esposa», decía. Miró la de su padrastro, que estaba al lado.

«Querido esposo».

Su padrastro había estado enamorado de su madre desde que los dos eran niños. Entonces, ella conoció a un guapo yanqui que le arrebató el corazón. Sin embargo, su padrastro nunca dejó de amarla, tanto que la aceptó encantado cuando ella quedó viuda. Incluso llegó a adoptar a su hijo como si fuera suyo.

Sin embargo, su madre no había dejado nunca de amar a Sanghyun, pero éste nunca la había querido a ella con la misma devoción. ¿Eran iguales todas las historias de amor? ¿Había siempre una persona que daba y otra que recibía?

No.

Algunas veces el amor y la pasión eran correspondidos completamente. El lo había sentido así.

El deseo que había existido entre Kyuhyun y él había sido mutuo, correspondido. Había sido muy afortunado y ni siquiera se había dado cuenta. Durante toda su vida, había estado centrado en la venganza, en recuperar un pasado que tan sólo le había dado penas.

Había apartado a un padrastro que lo adoraba para pasar el tiempo con personas por las que no sentía nada. ¿Y todo para qué?

No tenía nada más que las tumbas de las personas que lo habían amado, un dinero que no se había ganado y un bebé en camino que no tenía padre. Nada más que una cama vacía y nadie a quien abrazarse en una fría noche de invierno.

—Lo siento. Debería haber regresado siempre a casa por Navidad. Te ruego que me perdones —dijo. Entonces, se puso de pie con dificultad—. Trataré de volver pronto para contaros a los dos cómo nos van las cosas.

Rezó una última oración y volvió a casa.

A casa. No podía considerar la finca de los Lee como su hogar. El único lugar al que había considerado así había sido la casa familiar en Massachussets.

Pero ahora cada noche soñaba con una casa en una isla privada de Asia…

Respiró profundamente.

Lo echaba de menos.

Sintió que su hijo le daba una buena patada en el vientre, como si apostillara ese sentimiento. 
Entonces sintió un fuerte dolor en la parte baja de la espalda. Resultaba evidente que Kyuhyun no lo había echado de menos. Si lo hubiera hecho, lo habría seguido hasta allí. Aunque se lo hubiera prometido, no se habría mantenido alejado de él cuando su hijo estaba a punto de venir al mundo.

De repente, sintió un profundo dolor. Contuvo el aliento y, como pudo, llegó hasta la casa. Entonces, subió los escalones y llamó al ama de llaves.

—¿Es usted, señorito Lee?

Señorito Lee. Como si su matrimonio no hubiera ocurrido nunca.

Como si se hubiera divorciado tal y como había prometido. Aún le chocaba escuchar su apellido de soltero aunque había sido él el que así se lo había pedido a los criados.

—Estaba limpiando algunas de las cosas de su padrastro, tal y como usted me pidió —dijo mientras acudía a la puerta—. Estuve a punto de tirar este sobre, pero entonces me di cuenta de que llevaba su nombre.

—Dámelo —susurró Sungmin.

Con la ayuda del ama de llaves y el sobre en la mano, consiguió llegar hasta una butaca del comedor.
Temía que, si se tumbaba en el sofá, no podría volver a levantarse.

Se dijo que se trataba de las contracciones habituales a lo largo del embarazo. Sin embargo, un instante más tarde, otro fuerte dolor lo desgarró por dentro.

Respiró tal y como le habían enseñado en las clases de preparación al parto y trató de controlar el repentino miedo. Su cuerpo le decía que había llegado la hora. Estaba de parto.

Y no quería tener a su hijo solo.

Siempre había creído que Kyuhyun volvería a su lado. ¿Por qué iba a hacerlo? Después de todo lo que le había dicho durante la discusión que los dos tuvieron sobre su padre…

Su padre.

Abrió el sobre que el ama de llaves le había dado y que llevaba la letra de su padrastro.


Querido Min:

Encontré esta carta entre los objetos personales de tu madre después de que muriera. No sabía si debías verla. A veces, creo que es mejor no saber la verdad. Dejaré que el destino decida. Tu madre te quiso siempre mucho y yo también. Que Dios te bendiga.

Había otro sobre más pequeño dentro. No hizo caso a otra contracción porque acababa de ver la letra de su padre en el sobre. Era una carta de amor, fechada el día de antes de que la prensa se hiciera eco de la estafa de su padre.

Heemin:

No puedo seguir mintiendo. Te dejo. Mi secretaria quiere aventura, como yo, como tú solías buscarla en el pasado. Sin embargo, no debes preocuparte, cariño. El niño y tú estaréis bien. He conseguido una buena cantidad de dinero, lo que me deberían haber dado a lo largo de los años. He dejado la mitad del dinero para ti.

Sanghyun.


Sungmin contuvo el aliento y se apretó la carta contra el pecho. Había creído que su madre había muerto porque tenía roto el corazón. Se había equivocado. «Jamás dijiste quién fue tu fuente. ¿De quién se trataba?»

«Di mi palabra de no revelar nunca su nombre».

Su madre había sido quien traicionó a su padre, pero, a los pocos meses, se sintió abrumada por lo que había hecho. Igual que le había ocurrido a Sungmin durante los últimos cinco meses. Sin saberlo, había modelado su vida como la de su madre. Había renunciado al amor por la fría satisfacción de la venganza.

Dios Santo, ¿qué había hecho?

Gritó con fuerza al sentir otro dolor en el vientre.

—¿Señorito Lee? —dijo el ama de llaves apareciendo de repente.

—Llámeme «señor Cho» —gritó Sungmin mientras se ponía de pie—. ¡Por favor! ¡Qué venga mi marido!

—¿Está de parto? Llamaré el médico. Prepararé el coche y…

—No —susurró Sungmin jadeando—. No vamos a ninguna parte hasta que él no esté aquí.

Se tambaleó. Las rodillas estuvieron a punto de doblársele al sentir otro fuerte dolor. El bebé estaba a punto de nacer.

Sungmin miró a su alrededor. No quería ser la persona que había sido hasta entonces, enterrado en el pasado como lo había estado su madre. Quería un futuro. Quería que su hijo creciera feliz y seguro en un hogar lleno de vida. Quería que Kyuhyun ejerciera como padre de su hijo. Como su esposo.

Quería amarlo.

—Por favor, déme el teléfono…

—Usted no se mueva.

El ama de llaves se dirigió al teléfono más cercano y marcó el número que Sungmin le dio. Tras hablar unos minutos, colgó.

—Su asistente dice que está de viaje por América y que no puede localizarlo.

—¿Le ha explicado usted que estoy de parto?

—Sí y le he dicho que a usted le gustaría que su esposo viniera a Londres tan rápidamente como le fuera posible. ¿Puedo hacer algo más?

—No…

No se podía hacer nada. Si Kyuhyun estaba en América, jamás conseguiría llegar a Londres a tiempo.
Sungmin sintió ganas de echarse a llorar.

Mientras el ama de llaves lo organizaba todo, se cubrió el rostro con las manos. ¿Por qué había estado tan ciego? Kyuhyun le había ofrecido su amor y lo había rechazado. Desgraciadamente, iba a tener a su hijo solo. Y lo criaría solo. Durante el resto de su vida estaría solo y moriría amándolo. Un hombre al que jamás podría tener. Su hijo no tendría padre y todo sería culpa suya. Se le escapó un sollozo de entre los labios…

De repente, se oyó un ruido muy fuerte y a alguien gritando.

—Déjeme entrar, maldita sea. ¡Sé que está ahí!

La puerta del comedor se abrió de par en par. Sungmin levantó la mirada y vio a Kyuhyun. Él corrió a su lado y se arrodilló frente a él.

—Sé que dijiste que no me querías, pero si me dices que me marche ahora…

—No —respondió. Lo abrazó con fuerza y se echó a llorar—. Jamás volveré a decirte que te vayas. Estás aquí. Quería desesperadamente que estuvieras a mi lado y ahora estás aquí… Tu asistente nos dijo que estabas viajando por América.

—Pero venía de camino hacia acá. Por fin conseguí encontrar a la secretaria de tu padre. Ya tengo pruebas de que…

—Ya no necesito nada —musitó, justo antes de que otra contracción lo desgarrara por dentro—. La única prueba que necesito es tu rostro. Has venido. Estás aquí. Por favor… no vuelvas a dejarme nunca más…

—Jamás te dejaré… —prometió. Sungmin lanzó un grito cuando otra contracción lo atenazó por completo—. Dios mío, Sungmin. Estás de parto —añadió. Se puso inmediatamente de pie—. ¡Kangin! Prepara el coche. ¡Mi esposo está de parto!

Kyuhyun lo llevó a Londres saltándose todos los límites de velocidad para que llegara a tiempo al hospital. Cuando llegó fue examinado por el doctor Kim, lo llevaron inmediatamente a la sala de cirugía.

Kyuhyun estuvo con él mientras su hijo venía al mundo. En el momento en el que el pequeño estuvo en sus brazos, las vidas de ambos cambiaron para siempre.

Kyuhyun besó a su esposo y los tomó a ambos tiernamente entre sus brazos. Su amor se renovó en aquel mismo instante, brillante y maravilloso como un cometa que ilumina una oscura noche.



—¡Ya están aquí!

Taeheon, de cuatro años, comenzó a correr como un loco por los pasillos cuando oyó que el helicóptero aterrizaba al otro lado de la Isla de Ilsan. Sungmin sonrió a su hijo aunque trató sin conseguirlo de que se callara un poco para que no despertara a su hermano de dos años.

Había querido vestirse antes de que los primeros invitados llegaran a la isla, pero había estado tan ocupado con los niños, que no le había dado tiempo. Horrorizado, se dio cuenta de que aún iba vestido con el albornoz que se había puesto tras darse una ducha. Se detuvo en el pasillo frente a la puerta de su dormitorio.

Su traje, que era blanco, estaba sobre la cama, esperándolo. Entró en el dormitorio y notó que Kyuhyun iba tras él. Comenzó a besarle el cuello mientras le agarraba la cintura con sus fuertes brazos.

—¿Estás preparado para esto? —bromeó.

Sungmin se dio la vuelta y se puso de puntillas para darle un beso en los labios. Él tampoco se había vestido aún para la fiesta. Aún llevaba la ropa que se había puesto para llevar a los niños a la playa, unos pantalones cortos y una camiseta blanca, que marcaba su torso. Esa imagen siempre hacía que Sungmin quisiera comérselo entero…

No era mala idea, teniendo en cuenta que era su aniversario de boda.

Lo miró y vio que la expresión de su rostro cambiaba de repente. Con una picara sonrisa, él comenzó a besarlo.

Entonces, el pequeño Taeheon tiró algo en la planta de abajo. Minwoo comenzó a llorar y el bebé también, dado que el ruido lo había despertado prematuramente de su siesta.

Sungmin le dedico a su esposo una triste mirada.

—Y nuestros invitados están a punto de llegar.

—Bueno, tenemos unos seis minutos…

—¡Kyuhyun! ¡Deberíamos darles a nuestros invitados la bienvenida a nuestra casa!

—Los niños están abajo. Pueden hacerlo ellos.

—¡Eres incorregible!

Sin embargo, suspiró de placer cuando él bajó la cabeza para besarlo. Tenía una vida algo caótica, llena de amigos, niños y risas, pero plena de felicidad. Agotadora, pero maravillosa. Era la vida con la que había soñado siempre, a pesar de que dormía menos de cinco horas todas las noches. Se sentía afortunado.

Después de un único beso. Kyuhyun dio un paso atrás. Le brillaban los ojos.

—Tengo un regalo para ti. Quería que lo abrieras antes de que llegaran los Kim, pero…

—¿Por nuestro aniversario? Ya me has dado tanto…

Miró a su alrededor. Contempló el dormitorio en el que hacían el amor todas las noches. Se sentía pleno y feliz.

—No quiero nada más —añadió.

—Pues te aguantas. Ábrelo.

Kyuhyun le entregó una caja de terciopelo negro. El lo abrió y contuvo el aliento. En su interior, había una hermosa esclava donde colgaban seis dijes en forma de media luna.

—Es preciosa —susurró—, pero yo no te he comprado nada…

—Eso es lo que tú te crees —dijo. Se la colocó alrededor del cuello—. Esto representa nuestra familia. Cada dije por cada uno de nuestros seis hijos.

—¿Seis? ¿Has estado bebiendo soju? Sólo tenemos dos hijos.

—Hasta ahora… —susurró él. Entonces, bajó la cabeza para besarlo.

Diez minutos más tarde, cuando los Kim entraron por la puerta principal de la casa, sólo encontraron a los niños para que les dieran la bienvenida, algo que hicieron en medio de un enorme revuelo.

—Bajarán dentro de un minuto —dijo la niñera, algo nerviosa.

Wook y Yesung se miraron el uno al otro y sonrieron.

No necesitaban ninguna explicación.



5 comentarios:

  1. Ha sido un capítulo lleno de emociones, sufrí mucho con la pelea que tuvieron y con la separación posterior a esta, SungMin estaba herido y se negaba a ver la verdad, sin embargo como la vida no puede ser tan cruel como para mantenerlos separados, la ayuda llegó gracias a esa bendita carta que le dejó su padrastro a SungMin y por fin este supo la verdad, triste pero verdad al fin y al cabo, su padre si era un ladrón y su madre fue quién lo delató en venganza porque este los estaba abandonando, pobre Min vivió muchos años acumulando un odio injustificado, al menos la carta fue encontrada justo a tiempo, aunque KyuHyun igual estaba por llegar lo de la carta le dio más credibilidad ante un SungMin que igual lo seguía amando.

    Su vida de casados es hermosa, en esa isla junto a sus dos pequeños y la visita de sus amigos para celebrar su aniversario y lo mejor trabajando para que el deseo de Kyu se cumpla y en lugar de 2 sean 6 hijos xD

    Gracias por la adaptación, es una hermosa historia

    Nos leemos en tus otros trabajos ^^

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  2. Aaaaaa..........no queria leer,pense que lo quedaban uno o caps mas,entro y leo "final" y yo.....noooooo,pero bueno
    Jo,no creí que con lo posesivo que se presentaba kyuhyun,aceptara dejarlo ir y no verlo.
    Pobre Min,se dio cuenta de la verdad de su padre y de la razón de la muerte de su madre,y además,de que kyuhyun decia la verdad y que aun despues de muerta,protegia el nombre de su madre
    Y luego esos dolores de parto >.<...........pero que genial que kyu llego cuando lo necesitaba ♥
    Wooooow 6 hijos,al final ganará kyu? habian quedado en 3 jajajajaaja
    la sorpresa de los kim jajajajaa............claro tenia que ser el conejo y su lobo
    lo ame,me encanto,ahora creo en la amnesia de min jajajajaja
    ya quiero la siguiente *0*

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  3. aaaaajhhiiiisss, fue un hermoso final, me dio tanta pena cuando Kyu se dio cuenta que recordaba todo, que ahora lo odiaba, que ya no era el Min dulce e inocente y que lo habia perdido. Y al momentto en que min se dio cuenta de la verdad solo queria a Kyu a su lado para que el bebe naciera y pudieran ser felices juntos,que final mas hermoso planeando tener 6 hijos cielos que genial.

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  4. Oh dios, que bonita historia, aunque que mal lo del papa de Min, por eso siempre he creido que no debemos idealizar a nada, con esas cosas solo nos cegamos.
    Dos niños?? Seis niños? Se volvio loco el Kyu xd xd

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  5. no lo puedo creeeeeeeer!!! 6 capitulos no leidos?!!! pero despues de tres dias lo pudo terminar! y cuanto sufrieron estos dos!! que Min lo engaño, que kyu fue el causante de la muerte del padre de Min y todas las verdades que salieron a la luz!! chaaa!! muy bueno!!! me gusto mucho!!!
    me tarde mucho en comentar pero aqui me tienes!! gracias por el mp!! y aun me falta por leer los otros dos!!
    saludos

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...