Sapphire Wolf (T5)- 25



Sora yacía de espaldas en un sofá de una de las muchas Salas de estar de la enorme mansión. Jungsoo se había ido todo el día y hasta altas horas de la noche. Sabía que lo había enfurecido con su acusación, pero él no lo había negado, por lo que se imaginó que parte de su ira estaba probablemente dirigida a sí mismo. Se quedó mirando el techo, su mente tratando de llegar a un acuerdo con lo que sentía su corazón.
—Está bien —le dijo a la habitación vacía—, lo admitiré. Tengo sentimientos por un hechicero. Ya, lo dije. —Puso los ojos en blanco ante sí misma mientras pensaba en lo tonto que debía de verse acostada sobre su espalda, hablando a la habitación vacía sobre sus sentimientos por un hechicero. Un condenado hechicero.
—Se te olvidó mencionar la parte de Rey.
Sora saltó ante el sonido de la voz de Jungsoo, lo que la hizo rodar fuera del sofá, para nada como una dama, y terminar despatarrada en el suelo. Lo fulminó con la mirada mientras él se cernía sobre ella.
Jungsoo se acercó y le extendió su mano. Renuentemente ella colocó la suya sobre ésta y él la levantó del suelo, directamente contra su cuerpo. Ella dejó escapar un jadeo de asombro, pero no tuvo mucho tiempo para más que eso antes que sus labios estuvieran contra los de ella. Sora envolvió sus brazos alrededor de su cuello y lo acercó. Ella separó sus labios ante su insistencia y él lamió su lengua, haciéndola gemir apasionadamente.
Jungsoo levantó a Sora entre sus brazos, sin romper el beso, y la sentó en su regazo mientras se sentaba en el sofá. Levantó una mano, recogiendo su cabello y lo utilizó como un ancla para guiar su cabeza mientras la besaba.
Sora estaba empezando a sentirse mareada y se echó hacia atrás para tomar algunas respiraciones profundas. Cerró sus ojos y apoyó su frente contra la suya.
—Eres… el… enemigo. —Jadeó mientras hablaba.
Jungsoo soltó su cabello y deslizó su mano suavemente a lo largo de ella.
—Shh, pequeña. No, no tú enemigo, nunca tú enemigo. —Él besó su frente tiernamente y esperó a que ella abriera sus ojos y lo mirara.
Cuando finalmente lo hizo, él vio el miedo y la confusión en ellos.
—No voy a lastimarte, Sora —dijo con firmeza.
—¿Qué pasa con el resto del mundo? —le preguntó ella.
Jungsoo dejó escapar un profundo suspiro. Comenzó a girar su rostro del suyo, pero Sora no iba a aceptarlo. Colocó sus dos manos a ambos lados de su cara y le sostuvo su mirada.
—Jungsoo, eres un buen hombre. Puedo sentirlo. Por alguna razón piensas que la única manera de ayudar a tu gente es ayudando a Mona. Te estoy diciendo ahora mismo que el mal nunca gana.
Jungsoo extendió su mano y acarició su mejilla tiernamente.
—He estado vivo lo suficiente para saber el flujo y reflujo de las cosas, Sora. La desesperación cambia lo que una vez hubieran sido decisiones fáciles. Las circunstancias cambian.
Sora no apartó su mirada.
—Te traicionará.
—Pero tú no —susurró en voz baja.
Ella agarró su mano y besó el centro de su palma.
—No entiendo lo que hay entre nosotros, Jungsoo. Estoy atraída hacia ti. Siento algo por ti y no quiero verte sufrir.
Jungsoo pensó, meditabundo. Primero que nada, no quería perder a Sora. En los dos días que la había conocido, ella había robado su frío y oscuro corazón. Si le pidiera que caminara a través del fuego desnudo como Dios lo trajo al mundo, lo habría hecho con una sonrisa. No, él no quería perderla. Eso significaba que tenía que manejar las cosas con Mona. Iba a tener que andar con cuidado para derrotar a la bruja en su propio juego.
—¿Qué quieres de mí, pequeña? —le preguntó.
—No la ayudes. Lo que sea que esté planeando, es para su propio beneficio. Tengo el presentimiento de que tiene algo que ver con los lobos, y si es así, entonces tiene algo que ver con Teukkie.
—¿Esta manada tiene un sanador? —preguntó Jungsoo cuidadosamente, sabiendo que la respuesta de Sora inclinaría la balanza.
—Sí —le dijo Sora—. El mejor amigo de Teukkie es un sanador gitano.
Jungsoo cerró los ojos y gruñó. Mona quería esa manada destruida para poder tener al sanador. Sabía de su importancia para las brujas. Tal vez no le había dicho su propósito, pero Jungsoo era viejo y su memoria larga. Si el  hijo de Sora estaba en la manada que Mona quería destruir, entonces tendría que mover montañas para asegurarse de que eso no pasara.
—Dime algo, Jungsoo. —Sora pasó sus dedos suavemente sobre los labios de Jungsoo—. Muéstrame lo que valgo para ti.
—La sangre de un sanador gitano es muy poderosa —comenzó con voz cansada—. Son puros, puros de corazón y mente, y hay poder en esa pureza, poder que una bruja nunca podría poseer porque las brujas no tienen pureza. Mona quiere la sangre del sanador. Quiere destruir la manada y llevarselo.
Sora saltó de su regazo y él la dejó, sabiendo que necesitaba sacarlo de su pecho.
—¿Ibas a ayudarla con esto? —Sus ojos se ensancharon.
—Le hice creer que abriría el Velo al inframundo. Nunca tuve la intención de ayudarla a destruir algo.
—¿Cómo se supone que te crea? ¿Cómo se supone que confíe en ti? —le preguntó, incrédula.
—Tienes que tomar una decisión. —Sostuvo su mano hacia ella, esperando a ver si la tomaba—. Toma una decisión para ver lo que hay entre nosotros. De cualquier modo, no voy a dejar que ningún daño le ocurra a tu hijo o a sus amigos.
Sora miró a sus ojos y luego a su mano. Pareció tomar una decisión. Y cuando ella puso su pequeña mano en la de Jungsoo, dejó que la jalara de nuevo a su regazo. La empujó contra sus brazos y la besó gentilmente, luego sonrió ante la mirada aturdida en sus ojos.
—Borra esa sonrisa de suficiencia de tu cara, Rey Hechicero —gruñó juguetonamente.
—Mis disculpas. No me di cuenta que mis besos fueran tan potentes.
Sora bufó.
—Tal vez en realidad son aburridos y me dan sueño.
Jungsoo agarró su barbilla firmemente y con gentileza, y la sostuvo mientras la besaba de nuevo. Cuando terminó, se alejó y vio la pasión danzando en sus ojos dorados.
—Definitivamente no son aburridos —murmuró él.
Ella sonrió y mordió los labios de Jungsoo con afecto.
Decidiendo que no podía posponerlo más tiempo, dejó salir una profunda respiración.
—Voy a encontrarme con Mona mañana. —Sora se sentó derecha y esperó a que continuara—. Tengo que mantenerla pensando que voy a ayudarla, pero voy a pensar en una manera de detenerla.
—¿Cómo? —preguntó Sora entusiasmada, obviamente gustándole su plan.
—Soy el único ser que sabe cómo abrir el Velo al inframundo.
—¿Por qué solo tú? —interrumpió Sora.
—¿Puedes imaginar el peligro de tener a un montón de seres sobrenaturales paseándose con ese conocimiento?
Sora asintió.
—Veo como eso sería peligroso, pero, ¿cómo terminaste siendo el único con esa responsabilidad?
—Siempre ha sido la carga del Rey Hechicero mantener el secreto del inframundo. El Rey que estuvo antes que yo lo tuvo, y cuando murió yo lo heredé.
—¿Entonces es una de esas cosas de “así es como tiene que ser”? —preguntó Sora.
—Supongo que se podría Decir eso. Mi raza es profundamente mágica y bastante antigua. Pero, como mencioné, las Fae han dejado este reino y, como resultado, nuestra magia está desvaneciéndose.
—Espera, ¿qué? ¿Las hadas se han ido? —preguntó Sora, confundida. Aparentemente no había estado escuchado. No sabía nada sobre las Fae excepto que existían, pero encontraba interesante y un poco desconcertante que hayan Siwiidido dejar este reino.
—Después de la Gran Purga, las Fae se perdieron de vista. Se quedaron en su lado del Velo, y ya que no ha habido sanadoras, no se han molestado mucho en venir a visitar. Ellos son el epítome de la magia y ya que se han retirado, la magia también lo ha hecho.
—Entonces, ¿eres más débil debido a eso?
—Sí —repitió. Jungsoo vio la preocupación en su rostro y añadió rápidamente—: Pero sigo siendo muy, muy poderoso.
Sora sonrió.
—Buena salida.
Jungsoo le sonrió en respuesta.
—Me gustas —le dijo.
Sora soltó una risotada.
—Es bueno saberlo. Tú también me gustas.
En un instante, el rostro de Jungsoo se tornó serio de nuevo, el momento romántico había pasado.
—Mona no sabe lo que se necesita para abrir el Velo. Si puedo convencerla de que hay algo que necesito para abrirlo, algo que no tengo ahora mismo…
Sora hizo un movimiento de “ah” con su boca.
—Puedes conseguir más tiempo —terminó su pensamiento.
—Exactamente.
—Bien, entonces, ¿qué es eso que vas necesitar? —Hizo unas pequeñas comillas al Decir la palabra “necesitar”.
—Usualmente en cualquier pequeño hechizo hay un sacrificio. Hay uno en el caso de abrir el Velo, se requiere sangre, mi sangre. Pero, repito, ella no lo sabe.
Jungsoo estuvo callado por un momento muy largo y Sora inclinó la cabeza de Jungsoo para que la mirara.
—¿Qué es? —preguntó ella.
—Simplemente pensé en algo que podría servir a nuestro favor o en nuestra contra.
—¿Sí? —Las cejas de Sora se alzaron.
—La magia es meticulosa, Sora. Vive y respira por sí sola. Nosotros, mi gente, las Fae, los lobos y así sucesivamente, somos simplemente los que la tenemos. No somos dueños de ella y no siempre la controlamos.
—¿Qué estás tratando de Decir, Jungsoo?
—Conozco la magia que se requiere para abrir el Velo; conozco el sacrificio. Pero eso era antes de ti.
—¿Qué tengo que ver con eso?
—Me has cambiado, y no es algo pequeño. Soy bastante viejo, pequeña; antiguo. Y cambiar algo de mí a este punto… no sé cómo ese cambio afectará lo que la magia requiere de mí —explicó Jungsoo.
—Entonces, ¿me estás diciendo que en realidad no sabes lo que se necesita para abrir el Velo?
Los labios de Jungsoo se tensaron.
—No todavía.
—Así que no tendrás que convencer a Mona, o mentir en absoluto. Puedes Decirle sinceramente que no sabes lo que va a necesitarse.
Jungsoo asintió estando de acuerdo.
—Eso debería darnos algo de tiempo. Pero ahora que me he dado cuenta que no sé lo que implicará el sacrificio, necesito descubrirlo. No quiero ninguna sorpresa.
—¿Cuándo te encuentras con ella? —preguntó Sora mientras se levantaba de su regazo. La soltó de mala gana y la observó estirar sus brazos sobre su cabeza, extendiendo su espalda.
Jungsoo miró por la ventana y observó el relámpago en el cielo nocturno.
—En unas horas.
Sora agarró su mano y lo tiró fuera del sillón. Él se puso de pie y la miró con curiosidad.
—Bien, entonces tenemos unas cuantas horas para descansar. —Comenzó a tirarlo en dirección a las escaleras.
—¿Te vas a acostar conmigo? —le preguntó con cautela.
Sora ahogó una carcajada.
—Lo haces sonar tan bíblico. Vamos a dormir en la misma cama. Estoy cansada, pero me gustaría escuchar más sobre ti y tu gente, así que voy a dejarte hablar conmigo hasta que me duerma —le informó con una sonrisa.
—¿Vas a “dejarme”?
Jungsoo rió mientras la dejaba llevarlo por las escaleras y el pasillo.
Sora se quitó sus zapatos de una patada y subió a la cama. Trató de mantener su respiración bajo control mientras el largo cuerpo de Jungsoo de recostaba a su lado. Había pasado tanto tiempo desde que había estado en la cama con un hombre, para dormir o para otra cosa.
—¿Estás bien, Sora? —preguntó Jungsoo mientras rodaba sobre su lado. Se apoyó en un codo y la miró.
—Mmm hmm —murmuró nerviosamente.
—Sora. —Jungsoo se deslizó más cerca y envolvió un largo brazo alrededor de la cintura de ella, tirándola a su lado.
—Es sólo que ha pasado mucho tiempo desde que un hombre me sostuvo en sus brazos —susurró en la oscura habitación.
—No soy un hombre —le dijo, y ella sintió el susurro de sus labios contra su cuello, él se inclinó y la acarició.
—Sabes a lo que me refiero.
—Si te hace sentir mejor, nunca me he acostado con una mujer en mis brazos.
Sora miró sobre su hombro para verlo, sus ojos estaban abiertos por la sorpresa.
—¿Nunca?
—No. He estado esperando a mi compañera.
—Pero seguramente haz estado con una mujer. —Las palabras de Sora salieron a trompicones.
Jungsoo rió.
—Sí, aunque realmente no es una conversación que quisiera tener mientras te tengo en mis brazos.
Sora sonrió.
—Estoy de acuerdo. —Dejó salir un respiro—. Ahora cuéntame de tu gente. Mantén mi mente lejos de la preocupación por mi hija y de ti ayudando a esa estúpida bruja a llevar nuestro mundo al infierno en una canasta.
Jungsoo sonrió por su elección de palabras y procedió a hacer lo que le pidió. Sólo había llegado a sus años de adolescencia antes de que Sora estuviera respirando lenta y profundamente, con sus ojos cerrados, y una expresión calmada en su cara. Se había quedado dormida.


Mona se paró tiesa, mirando al alto y estoico Rey hechicero. Estaba tratando de estar calmada, pero saber que su plan estaba siendo atrasado una vez más, no le estaba sentando nada bien.
—Así que, ¿me estás diciendo que no sabes exactamente qué vamos a necesitar hacer para abrir el Velo? —dijo entre dientes.
Los ojos de Jungsoo se estrecharon.
—No voy a dar marcha atrás con mi parte del trato, Desdémona. Sabes cómo funciona la magia. Siempre hay un precio. Sabía el precio antes de tener una compañera, ahora Sora es mi compañera. Esto cambia todo.
—Ah, ¿tu compañera? Qué lindo. Me aseguraré de conseguirte un apropiado regalo de boda, tal vez una alfombra de lobo para tu Sala.
Jungsoo ignoró el comentario.
—Si quieres esto, tendrás que confiar en mí —le dijo a ella firmemente.
Mona soltó una carcajada.
—Gran Rey, deberías saber mejor que nadie que no se puede confiar en nadie en este mundo. Incluso tu preciosa Sora tiene secretos. Pero ya que eres mi única opción, supongo que no tengo otra elección. Sin embargo, escucha esto… —El cuarto se puso frío—, si no mantienes tu palabra, la mataré. Le quitaré las tripas como a un pescado justo frente a ti.
Jungsoo soltó un rugido y una espada apareció en su mano. Estuvo frente a ella en un instante, la espada posicionada en su garganta.
—Escúchame a mí, bruja. Amenaza a la mujer que amo de nuevo y te cortaré en pedazos y los mandaré de regalo a los lobos. Se alimentaran de tu carne y bailaran por tu caída. Nunca vuelvas a amenazar lo que es mío.
Mona empujó la espada con su dedo, cortándolo mientras lo hacía. La espada pareció absorber su sangre, luego comenzó a brillar. Miró la espada con horror.
Jungsoo sonrió malvadamente.
—La espada te ha marcado ahora, bruja. No hay lugar en este reino o en cualquier otro donde puedas esconderte. Recuerda eso. —Bajó la espada—. Te veré en unos días. No sería sabio saber cómo abrir el Velo pero no cómo cerrarlo, no sea que salgan más demonios de los que puedas manejar.
Con un gran malestar, Mona observó al Rey Hechicero cerrar la puerta detrás de él.
Había estado demasiado confiada y eso le había costado caro. Había derramado sangre por otro. No sólo otro, sino uno de gran poder. Necesitaba observar al Rey de cerca, necesitaba pensar en un hechizo especial para Sora, uno que lo mantuviera en línea cuando llegara el momento. No había mentido cuando le había dicho que no confíaba en nadie. Mona había aprendido muchas veces que sólo había un ser en el mundo en el que podía confiar: ella misma.
En cuanto a lo otro, todo estaba yendo espléndidamente. Tal vez no tan rápido como le hubiera gustado, pero Roma no se construyó en un día, ¿verdad? Los sanadores ya no tenían la protección de sus machos, a pesar de que seguían con las hadas, e iban de camino al Velo para cruzarlo y llegar al reino de las Fae. No estaba preocupada porque lograran cruzar, tenía una sorpresa para ellas.
Mona sonrió para sí misma. Sí, todo iba de acuerdo al plan, y pronto, muy pronto, sería la más poderosa de los seres sobrenaturales. Ninguno se pondría en su contra y todo caería.


Los árboles se alzaban por encima de ellos a medida que caminaban a través de las montañas. Dambi mantuvo un ritmo implacable. La noche se convirtió en día y, sin embargo los cielos no se aligeraron. Nubes flotaban amenazadoramente por encima de ellos y truenos colisionaron. El viento cortó a través de su piel como un cuchillo.
—Esto sabe a magia negra —dijo Ryeowook entre dientes.
—Mona ha estado muy ocupada en las montañas —concordó Dambi.
Una sensación de temor se apoderó de ellos y mientras el día transcurría, Donghae se encontró a sí mismo cada vez más y más deprimido. La desesperación parecía estar buscando entre su alma y no podía luchar contra ella.
—Yo también lo siento. —Hee se acercó y agarró la mano de Donghae.
—Es Hyukjae —susurró Donghae—. Algo está muy mal.
Hee buscó a Siwon a través de su vínculo. Podía sentirlo, sentir su pérdida, su miedo… su sufrimiento. Deseaba Decirle que estaba bien, que su bebé estaba bien, pero cuanto más empujaba en su vínculo más difícil era llegar a él.
Zhoumi tropezó mientras caminaba y Changmin también pareció luchar bajo el peso de su desolación compartida.
Dambi finalmente se detuvo, horas más tarde, ante los dos enormes árboles que se alzaban a varios pies de distancia. Sus ramas colgaban sobre el espacio entre ellos, creando un pabellón.
—Hemos llegado.
Justo cuando ella se adelantaba y levantaba los brazos para abrir el Velo, Teukkie se sentó. Tenía los ojos abiertos, pero estaban vacíos. Donghae y Hee se acercaron a él, pero Dambi levantó una mano para detenerlos.
—Dambi de las Fae. —La voz de Teukkie salió en un susurro ronco, grave y distorsionado, haciendo que dieran un paso atrás, sorprendidas—. Hyesung, compañero de Junjin, Alfa de la manada Coreana. Choi Heechul, compañero de Siwon, Alfa de la manada China. Sanador Lee Donghae, compañero de Hyukjae, Beta de la manada China. Zhoumi, compañero de Henry de las Fae, miembro de la manada Coreana. Ryeowook, compañero de Yesung, Beta de la manada Coreana. Changmin de las Fae, compañero de Yunho, Tercero en la manada Coreana. Lee Hongki de la manada Coreana. —Hubo una pausa aterradora, un graznido demoníaco se forzó de la boca de Teukkie—. Los he llamado a todos… Los he invocado y así los ato.
—¡Tápense los oídos! ¡AHORA! —gritó Dambi mientras levantaba las manos y empezaba a cantar—:
“Árboles del bosque, aire en el viento,
Su ayuda ahora les pido que presten.
Concédannos su poder a mi cuidado,
Cubran a estos niños, a su pura carga”.
Mientras tanto, el grupo hizo lo que Dambi les dijo, llevándose sus manos sobre sus oídos, aunque no estaban seguros de por qué.
La voz maligna que salía del cuerpo de Teukkie continuó hablando:
“Los ato a este reino, no pueden pasar a través de él.
Los ato a este reino, atrapados si los nombré.
Crucen a través del Velo, si se atreven una vez.
Crucen a través del Velo, vean cómo les va.
Los ato ahora con magia negra como la noche,
Los ato ahora, para siempre ante mi enfoque”.
El aire alrededor de ellos se hizo más frío y el viento siguió tomando velocidad. El cabello de Teukkie azotó alrededor de su cara, sus ojos brillaban de una tonalidad ensombrecida y misteriosa mientras miraba al grupo.
—¡VETE!
Un grito ensordecedor salió de sus pulmones justo antes de que se derrumbara.
El silencio fue ensordecedor por un momento. Dambi bajó los brazos y miró a los jóvenes.
—¿Todo el mundo está bien?
Donghae y Hee se abalanzaron sobre el cuerpo inerte de Teukkie y verificaron para ver que aún respirara.
—Obviamente, esto fue obra de esa perra… quiero Decir, bruja. Desdémona —gruñó Hee—. Pero ese último grito, eso sonó como a Teukkie.
Dambi asintió.
—El estaba luchando contra eso. Sacó a Mona.
Donghae enjugó una lágrima.
—Ese es nuestro chico —dijo, sorbiendo la nariz—, un luchador.
Ryeowook se acercó a los dos árboles que Dambi había indicado en donde se suponía que el Velo estaba. Extendió su mano, pero la Fae lo detuvo.
—No, sanador —le dijo sombríamente—. Si cruzamos, nos morimos. Ella en verdad nos ha enlazado a este reino. Puedo sentirlo.
—¿Qué significa eso? —preguntó Donghae, tratando de mantener el temblor fuera de su voz.
Dambi se apartó del Velo y observó a su grupo. El miedo y el cansancio estaban escritos en las caras llenas de lágrimas, la caída de sus hombros, y la mirada rota en sus ojos.
Pero no tenía una buena noticia para ellos.
—Esto significa que por el momento, estamos atrapados.
El grupo se tornó más inmóvil ante sus palabras. Después de un minuto de escuchar el viento y el silencio derrotado de los jóvenes, Hee se puso de pie. Entrecerró los ojos y dejó escapar un gruñido bajo.
—Supongo que es una buena cosa que “verdaderamente jodidos” es un lugar que conozco.
El grupo resopló una risa agotada; Hee lo aceptó.
—Enderecen los hombros y levanten sus cabezas. Ella pudo haber ganado esta batalla, pero la guerra acaba de empezar. Y para que lo sepan, esta es la única batalla que va a ganar. Estoy cansado, mi compañero está en el infierno, estoy embarazado, y algunas entidades desencarnadas han decidido que quieren a mi bebé. —Hee negó con la cabeza amenazadoramente—. Oh, todos ellos se han metido con la perra equivocada.
Sus ojos brillaban intensamente mientras miraba a Hyesung.
—¿Estás listo, Alfa?
Hyesung asintió, la determinación endureciendo sus ojos.
Ahora Hee miró a Donghae.
—¿Qué hay de ti, sanador?
Donghae se puso de pie, se sacudió los pantalones y tiró de la barbilla en alto.
—Estoy listo. Quiero a mi compañero de vuelta.
Cada uno de los demás se adelantó.
—Estoy listo —dijo Ryeowook en su tranquila manera fuerte.
—Estoy listo —agregó Changmin.
—Estoy listo —dijo Zhoumi.
Y, por último pero no menos importante, Hongki anunció:
—También estoy listo.
Hee les sonrió, con un brillo travieso en sus ojos.
—¿Has oído eso, Desdémona, última de las brujas? ¡Yo te he llamado! Escúchame ahora —le gritó Hee a la oscuridad del bosque, el viento y el trueno seguían rodando a su alrededor—. ¡Tu tiempo se acerca! Vamos por ti. Pon la cabeza en alto ante tu pequeña victoria, ríete de nuestra derrota de corta duración, pero vamos por ti. ¡La noche estará llena de nuestros aullidos, la tierra temblará con la estampida de nuestros pies! Vamos por ti. ¡Vamos por ti, Desdémona, y la muerte te sigue!
Hee levantó la cabeza y dejó escapar un aullido digno de una pareja Alfa. Las otras parejas se unieron. Y a medida que sus aullidos se apagaban, por un breve momento antes que el silencio se hiciera cargo, oyeron aullidos más allá del ámbito terrenal, aullidos llenos de dolor y triunfo, dolor y miedo, ira y amor… aullidos de aquellos que estaban atrapados en las fauces del Limbo. Habían oído los aullidos de sus parejas y habían respondido.


—El Velo ha sido enlazado por el otro lado.
Los miembros del consejo se sentaban en su gran salón, mirando a la mujer guardia ante ellos. El aire alrededor de ellos comenzó a brillar y en un solo aliento, de pie junto a Cyn, estaba la Gran Luna.
Los seis miembros del consejo se pusieron al instante de pie y cada uno se arrodilló ante la diosa. Cyn, cuyos ojos se habían ensanchado y la boca había caído abierta, se hundió rápidamente al suelo.
—Gran Luna, nos honras con tu… —comenzó Alston.
—Traga las mentiras que estás a punto de escupir, anciano —gruñó la Gran Luna.
La boca de Alston se cerró de golpe.
—Estoy aquí para preguntar por qué mis hijos y los demás seres sobrenaturales en el reino de los humanos están sufriendo solos, por qué se están preparando para una batalla por la tierra solos, mientras que ustedes se sientan en su mesa, perezosos y llenos de poder.
Comenzó a rodear al Fae, quien todavía estaba de rodillas en el suelo delante de ella.
—Estoy aquí porque he unido a su raza con mis hijos y sin embargo, aquí están ustedes sentados mientras uno de los suyos está encarcelado en el Limbo.
Una inhalación aguda y colectiva recorrió toda la Sala.
La Gran Luna levantó la ceja.
—¿No sabían que su hermano Henry ha sido apresado? —Ella hizo una pausa, y el sentimiento en la habitación era la de los niños al recibir un sermón—. ¿Podría ser porque ustedes se han lavado las manos de los problemas dejándolos a los demás? Ustedes, que son más poderosos de lo que merecen.
—Luna, nosotros… —comenzó Nissa.
—Silencio. —La Gran Luna no tuvo que levantar la voz, el poder detrás de ella hizo todo el trabajo—. Ustedes me van a escuchar y van a hacer lo que les digo. Una guerra se acerca. Hay leyes que debo seguir y solo hay poco en lo que puedo interferir, pero una guerra está llegando que no puedo evitar, y el mundo los necesita. Ya no pueden estar tranquilos en la seguridad de su reino. El poder de Desdémona ha crecido y ha enlazado a Dambi evitando que cruce el Velo.
»Ha llegado el momento, Alston, Consejero Superior de las Fae. Es el momento de estar en contra de una amenaza que va a destruir el mundo si no es detenida. Te encargo con su seguridad. Únete a tu pueblo, a los seres sobrenaturales, y guíalos. Hay seres que se sitúan en la línea del bien y el mal… no dejes que Desdémona influya en ellos. No dejes que la pereza y un sentido inflado del derecho sea tu legado. Ponte de pie y sé digno de la responsabilidad que se te ha dado.
Alston y los demás miembros del Consejo levantaron la mirada al momento que la Gran Luna terminó de hablar, pero ella se había ido. En su lugar estaba una piedra blanca.
Cyn la agarró con delicadeza.
—Piedra lunar —anunció.
La boca de Lorella se abrió.
—Ella quiere que llamemos a las manadas.
—¿Qué manadas?
Los ojos de Alston se estrecharon cuando cayeron sobre la gran piedra blanca en las manos de Cyn:
—Todas ellas.


Fin... 

...De Temporada

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Ay!!! Nooooo
      No!!! Corrector de su madre!!
      Es MALITA
      No "maldita" jamás!!!
      TT____TT

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    2. Yo ya iba a preguntar, pero me dije: seguro fue el correctorprimer,ella solo usa esas palabras para los malos :).

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  2. que por que ya venia lo mejor y zaz no es justo

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  3. Noooooooo
    Jodida bruja!!!!
    Oh si!! Te metiste con la perra/lobo/Hee~ equivocado!!! Ahora vas a pagar!!!!!(?)
    Ahhhh
    Sora!!!! Jajajajaja ella es digna madre de su hijo!!!!!
    Ahora si!!!!
    Noooo como que final de temporada!!! Casi me infarto con la anterior!!!
    No seas malita y me dejes esperando mucho tiempo!!!!
    Porfis~
    Mushooooo amorsh para ti !!!
    <3

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  4. Pues...por estos capítulos van a perdonarme,pero esta bruja sabe lo que hace y le han salido muy bien todas sus jugadas...ha sabido llevar esto de la venganza e inicio de la guerra muy bien. Tiene regalos para todos:
    Primero fue por Kangin,que pondría mal a Teuk,que por consiguiente Hee y Hae tendrían que ir en ayuda,ahora que estaban juntos se llevan a los machos,sin olvidar que ha traído a la madre de Teuk a la guerra...y para completar por si no era suficiente,las parcas se unen y quieren el pago por la vida de Hee...a su futuro heredero...hasta ahora todo le sale bien ala bruja.

    Ah...ese arranque de Hee fue cruel...si lo dijo es porque lo piensa,y si lo piensa es porque lo siente...quizás justificable,no diré más.

    Ahora las parejas estarán a prueba,es su oportunidad de demostrar lo que son capaces de hacer por sus compañeros,aún si ellos están o no.
    Hae siendo un sanador y con ese poder que la Fae dice que tiene aún siendo primerizo...está sintiendo el pesar y dolor que Hyuk está viviendo en el limbo.

    La bruja tiene todo fríamente calculado...seguro que algo le falla,pero por lo mientras,los tiene del cuello.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...