Amor en el aire- Capítulo 12



Los libros decían que tener un bebé era agotador, pero Heechul llegó a la conclusión de que lo era más cuando era tan vivaz e inteligente como Choi Minki. El nuevo joven príncipe parecía sentir aversión a dormir cuando los niños debían dormir. Por lo menos, compensaba su naturaleza activa siendo el bebé más bonito del mundo entero, pensaba Heechul.

¿Cómo no iba a ser precioso si era clavado a su padre?

Una mañana, Siwon vio a Heechul bostezando y con ojeras profundas, y frunció el ceño.

—Cariño, esto no puede seguir así.

—¿El qué?

¿El hecho de que él no había vuelto a acercarse desde que el bebé había nacido, aparte del extraño y breve abrazo de enhorabuena? ¿O el hecho de que él había vuelto a ser el Siwon inquieto y alerta, que daba vueltas como un león enjaulado?


Siwon parecía haberse distanciado de él de nuevo, y Heechul se preguntó si regresaría alguna vez. 
Habiendo dado a luz hacía poco, no se sentía con muchas ganas de jugar a hacer de femme fatal. Incluso en circunstancias normales...

—Estás agotado —señaló él.

El agotamiento de Heechul era casi palpable. Él había accedido a dormir en una habitación contigua, porque lo último que Heechul necesitaba en aquel momento era un marido que no podía quitarle las manos de encima.

—Bueno, los appas suelen estarlo —comentó.

—¿Por qué no contratamos a una niñera? —preguntó él.

Heechul se mordió la lengua y se sirvió una taza de café. Podía seguir guardándose sus miedos toda la vida, pero así nada cambiaría y él viviría la vida a medias, intentando ser todo para un hombre que parecía contento con vivir a un nivel superficial, ¡tanto, que ni siquiera quería compartir su cama una vez que había nacido el bebé!

—Porque no la necesito —afirmó tercamente.

—A lo mejor sí. ¡Mírate! Una niñera se ocuparía del bebé por la noche, y al menos podrías dormir un poco.

—Quiero hacerlo todo yo —dijo fervientemente—. Todos mis amigos lo hacen.

Él quiso señalarle que sus amigos no eran jóvenes príncipes, pero tuvo la sospecha de que iba a caer en saco roto, porque Heechul estaba tejiendo un fuerte lazo con su hijo lo cual, como padre, él elogiaba. 
Entonces, ¿cuál era el problema exactamente? Bebió un sorbo de café que estaba demasiado caliente, pero no hizo ninguna mueca de dolor.

Algunas veces, observaba a Heechul jugando con Minki, creyendo que nadie lo observaba. Entre las sombras, él había visto cómo besaba su diminuta cabeza, cómo escuchaba los sonidos que hacía, y le volvían recuerdos enterrados hacía mucho tiempo. Siwon recordaba cuando se quedaba junto a la puerta mientras su madre acunaba a su nuevo hermano, sintiéndose un extraño, como sucedía con todos los hermanos mayores.

Y entonces...

Tomó aire profundamente, mandando el dolor al fondo de su mente. La paciencia no era una de sus virtudes, pero empezaba a reconocer que era una necesidad primordial al tratar con primerizos.

—De acuerdo —accedió él—. Pero podría ayudarte durante el día. ¿Qué te parece eso?

Heechul lo miró y decidió ponerle un cebo, esperando que él se lo tragara.

—Pero el bebé me da una razón de ser —dijo con calma—. Has dispuesto tu despacho para ti y te pasas el día trabajando en él. ¿Qué voy a hacer yo si alguien se ocupa de cuidarlo?

—Donghae se las arregla bien.

Pero Hae tenía a Hyuk, y ellos eran una pareja en el más puro sentido de la palabra. Heechul tomó aire profundamente.

—Hae está asentado.

Siwon entrecerró los ojos.

—¿Y tú no?

—No, en realidad, no. ¿Cómo iba a estarlo? Todo parece tan... temporal. Tú no quieres estar aquí.

—Eso no es cierto —replicó él.

—¡Siwon, sabes que sí lo es! ¡Si yo dijera que sí, saldrías ahora mismo a comprar los billetes para Nueva York!

—Entonces di que sí —dijo él suavemente.

Heechul vio la petición en sus ojos negros. ¿Qué le detenía, el orgullo o el temor a lo desconocido? ¿No se habían comprometido a que su matrimonio funcionara? Y si él no se esforzaba, ¿entonces todo dependía de él?

—Si eso es lo que quieres —dijo rígidamente—, entonces lo haré.

¡Qué claros le mostraba sus sentimientos! Siwon habló con un tono de voz frío mientras dejaba la servilleta sobre la mesa y se ponía de pie.

—¡Heechul, por favor! ¡Cualquiera creería que te estoy proponiendo mudarnos a una chabola! No hay problema, nos quedaremos aquí si es lo que prefieres. Después de todo, ése era nuestro acuerdo —hizo una pausa—. A mi padre le gustaría que le llevaras a Minki esta mañana.

Heechul abrió los ojos de par en par. El Rey había estado muy enfermo y aún no conocía a su joven nieto. Sus hijos lo visitaban cada día, pero nadie más.

—¿Está mejor? —preguntó, esperanzado.

—Bueno, está mejor que antes —respondió él, y se encogió de hombros—. No existe una cura mágica... Pero le dará mucha alegría ver a su nieto.

—¿Tú... vas a venir conmigo? —preguntó Heechul nervioso.

Sus encuentros con el Rey habían sido muy pocos. Él siempre se había mostrado muy amable con él. A pesar de su fragilidad, aún era un hombre formidable.

Siwon negó con la cabeza.

—Tengo trabajo que hacer —afirmó, y al ver el dolor que empañaba sus ojos, añadió—. Además, quiere verte a solas.

Heechul sabía que no iba a lograr nada preguntándole por qué. Él se encogería de hombros, le dirigiría una de sus miradas burlonas, y le diría que lo iba a averiguar muy pronto, que no le correspondía a él hablar de los deseos de su padre, si es que los conocía, o adivinarlos, si no los conocía.

Heechul estuvo horas vistiendo a Minki con un precioso conjunto, que él en un minuto llenó de vómito. Para cuando lo hubo cambiado, sólo le quedó tiempo para ponerse un conjunto holgado que esperaba que disimulara su vientre flácido después del parto. Se cepilló el cabello hasta que resplandeció y se miró al espejo desesperado. ¡Estaba muy lejos de la imagen de príncipe calmado y sereno que el Rey seguro que esperaba!

Pero, por una vez, Minki se comportó como un ángel, o tal vez el silencio y la calma de las habitaciones del Rey lo aquietaron, porque se quedó dormido en los brazos de Heechul en cuanto fueron conducidas al interior.

El Rey estaba tumbado en una cama orientada hacia los jardines del exterior, donde había hermosas flores. Era muy anciano, pero aún se podía ver que había sido un hombre fuerte y poderoso, y su rostro contenía las huellas de su orgullo y dignidad. Sus ojos, nublados ya, habían sido negros, como los de sus hijos, y por primera vez Heechul se dio cuenta de que su boca se parecía mucho a la de Siwon.

Logró hacer una especie de reverencia, pero él sacudió la cabeza y le señaló un hueco a su lado en la cama.

—Siéntate —le ordenó.

Conforme se sentaba, él se inclinó hacia delante. Una enfermera siempre atenta se puso alerta, pero él le hizo un gesto para que se marchara.

—Déjenos —le ordenó.

—Pero, Alteza Real...

—¡Déjenos!

La enfermera abandonó la habitación y el Rey examinó cuidadosamente el rostro de Minki, luego elevó la vista y esbozó una sonrisa cansada.

—Es muy bonito —comentó.

Heechul estaba intentando recordar las normas de etiqueta, como no hablar hasta que rey se dirigiera a él, pero en aquellas circunstancias era difícil, y al fin y al cabo, ¿no era un appa como otro cualquiera presentando su bebé a su abuelo?

—Sí que lo es, ¿a que sí? —dijo, y sonrió—. Tiene los ojos de Siwon, y su color de piel...

—Pero la nariz es tuya, creo yo —señaló él inesperadamente.

—Bueno, sí —contestó Heechul, encantado—. Yo también lo creo.

—Y se llama como mi esposa, Minki.

—Sí. Siwon lo quiso así.

Se quedaron unos momentos en un silencio muy agradable, contemplando y escuchando a Minki en brazos de Heechul.

—¿Le gustaría tenerlo en brazos? —preguntó tímidamente, pero el Rey negó con la cabeza.

—Mis brazos están demasiado débiles para soportar una vida tan vigorosa —dijo con tristeza, pero le centellearon los ojos—. Y, para ser sinceros, ¡los príncipes de Hyundai no han sido educados para tratar con niños! Hyuk ha roto ese molde, por supuesto —terminó, pensativo.

—Sí.

Entonces él le miró detenidamente, y Heechul percibió el brillo de atención y percepción en aquellos ojos.

—¿Y Siwon? ¿Es mañoso con el niño?

Heechul escogió las palabras con mucho cuidado.

—Realmente no. Lo quiere mucho, por supuesto, pero es uno de esos hombres demasiado asustado para tenerlo en brazos, por si se le cae.

El Rey pareció digerir aquello.

—No debí mandarlo a Estados Unidos —dijo de pronto.

Era algo tan sorprendente que él dijera eso, que Heechul tan sólo lo miró. En el largo silencio que siguió, el Rey pareció estar decidiendo si hablaba o no.

—Cuando su madre murió, creo que me volví un poco loco —admitió, y dejó escapar un suspiro—. Fue un shock enorme, imagínate.

Heechul no dijo nada, porque en los libros de etiqueta no hablaba de casos como aquél.

—Hyuk sólo era un niño, ajeno a lo que sucedía.

—Pero debió de echar de menos a su madre —señaló Heechul.

Él asintió.

—Claro que sí. Y, durante un tiempo, estuvo muy perdido. Kangta fue diferente, él tenía casi ocho años y era mi heredero, y como tal siempre era apartado de los otros dos. Toda su vida la ha pasado preparándose para ser rey. Se le ha enseñado a adaptarse a los cambios que tiene la vida.

Heechul pensó que las cosas no habían cambiado mucho, Kangta aún vivía aislado. Abrazó al bebé con más fuerza y siguió mirando al Rey. Un instinto le dijo que estaba encaminándose hacia algo, pero no sabía el qué.

—Pero Siwon se quedó destrozado —continuó él calmadamente—. Tenía una relación muy estrecha con su madre. Durante un tiempo, el palacio estuvo de luto. De hecho, toda la isla lo estuvo, mi gente la lloró mucho... Y, cuando la hermana de mi esposa se ofreció a que pasara el verano con ella en Connecticut, yo... bueno, aproveché la oportunidad.

—Hizo lo que creía mejor —afirmó Heechul categóricamente.

Pero las personas no razonaban bien cuando estaban deprimidas. Y nadie habría podido predecir el efecto que sus acciones tendrían sobre el futuro.

—¿Cómo crees que se sintió? —le preguntó el Rey.

Heechul no inquirió por qué se lo preguntaba, ni empezó a preguntarse si el rey había oído algún rumor de que Siwon y él no eran felices. Lo importante era que él le había hecho una pregunta, y debía contestarla. Con sinceridad.

—Debió de sentirse muy solo —contestó lentamente, y una ola de culpa le invadió.

Qué ciego había estado, tan ocupado pensando en lo que deseaba, en lo que era mejor para él, que no se había parado a pensar en por qué Siwon era como era, por qué se comportaba como se comportaba.

Intentó imaginarse su confusión, su rabia y su dolor de pequeño. Estaba muy unido a la madre que le había sido arrebatada tan cruelmente, y luego además le mandaron lejos del único hogar que conocía. Debió de sentir que nadie lo quería. A Heechul no le extrañó que le costara adaptarse a la vida de Hyundai. Y él se había negado, de forma egoísta, a comprender por qué.

Pero él nunca hablaba de eso, nunca hablaba de nada de su intimidad.

«No puedo culparlo por eso», se dijo Heechul a sí mismo.

En aquella época, él había sido demasiado joven como para poner palabras a lo que le pasaba, debió de bloquear sus sentimientos para poder soportarlos. Y tal vez el hábito había perdurado hasta su madurez, imposible de romper.

El Rey lo estaba mirando, pero no hizo ningún comentario sobre el arrepentimiento y la auto-recriminación de su rostro.

—Él nunca lloró, ¿sabes? —dijo él, de repente—Ni una sola vez.

Sintiendo que, si escuchaba una palabra más, se le iba a partir el corazón, Heechul miró a Minki.

Una feroz necesidad de arreglar las cosas lo llenó de una nueva determinación. No necesitaba la historia de amor de los cuentos de hadas, ¿a cuánta gente le pasaba eso? Pero, si podía hacer feliz a su hijo, entonces seguro que también podía hacer feliz a Siwon. Pero, ¿cómo? Bueno, ¡comenzaría accediendo a vivir en Nueva York! En el fondo, tampoco era para tanto, ¿no?

Heechul miró al Rey, que empezó a mostrar signos de fatiga y, como si hubiera recibido una orden invisible, la enfermera reapareció. Heechul se puso en pie.

—Gracias por haberme recibido, Su Alteza Serenísima —dijo tranquilamente.

—El placer ha sido mío —respondió él, señalándose la frente.

Heechul, profundamente conmovido, lo besó y luego le acercó el bebé para que él lo besara.

—¿Le cantas alguna vez? —preguntó él.

Heechul parpadeó.

—A veces. ¿Por qué?

—Hay una nana, una nana coreana, “Tres osos”. ¿La conoces?

Heechul negó con la cabeza.

—Entonces, apréndela y cántasela de vez en cuando —dijo él, con una sonrisa cómplice— Será nuestro pequeño secreto.

Sus miradas se cruzaron y Heechul se dio cuenta de que él no iba a vivir mucho más tiempo. ¿Por qué si no iba a haberle dicho algo tan extraordinario? ¡Había abandonado las formalidades de la etiqueta para sugerirle que aprendiera una nana!

Había aprendido tantas otras cosas durante su conversación tan poco convencional con el Rey, que se perdió en sus pensamientos mientras abandonaba sus aposentos.

Cuando llegó a su habitación, encontró un mensaje de Siwon diciéndole que había surgido un imprevisto y había tenido que desplazarse al otro extremo de la isla, y que regresaría al día siguiente.

Heechul sintió que el corazón le daba un vuelco. Había estado muriéndose por contarle las noticias, ¡y él no estaba allí para escucharlas! Y no era el tipo de cosas que quería contarle por teléfono... quería ver su rostro.

Bueno, había esperado mucho para recuperar el juicio, un poco más no le haría daño.

Después de comer, sacó a Minki a dar un paseo y por casualidad se encontró con Hyuk en los jardines de palacio. El llevaba unos shorts y una camiseta empapada de sudor. Estaba claro que había estado corriendo. 

Heechul sonrió. En momentos como aquél era donde se demostraba que aquél era el hogar de una familia, además de un palacio. Bueno, tal vez no para él. Ya no. Pero, extrañamente, la idea ya no lo inquietaba. 
Podía vivir allí todo el tiempo que quisiera pero, ¿qué sentido tenía si Siwon no era feliz? Inevitablemente, volvería a hacer lo mismo de antes, viajar cada vez con más frecuencia a Nueva York. Aunque, con un bebé, no iba a tenerlo tan fácil para seguirlo...

—Hola, Hyuk —saludó.

—¡Hola! —respondió él, jadeando, parándose a mirar al pequeño—. ¿Cómo está?

—Estupendamente —dijo, y se lo quedó mirando—. Hyuk...

—¿Mmm?

—¿Conoces una nana llamada Tres osos?

—Sí, la conozco —contestó, y enarcó las cejas—. ¿Porqué?

—Bueno, me preguntaba si tú...

Aquello era muy importante, no sabía cómo ni por qué, pero sabía que lo era.

—Hyuk, ¿me la enseñarías?


5 comentarios:

  1. waaa gracias por el capi.
    Creo que el rey ya predice sus ultimos dias en este mundo, espero que logre sanjar todos sus pendientes antes de partir, especialmente con su familia.

    Ojala y tambien las cosas mejoren entre Siwon y Heechul, se lo merecen, especialmente por su bebe.

    ^_^ Gracias por el cap,. lo esperaba con ansias. ummm resolvieron primero sus diferecias Hae y Hyu en Corazón frio que estos dos ¬.¬

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  2. Pues claro......si no hablan y no se dicen las cosas.......como demonios uno va a comprender al otro?
    Cada uno es así por las causas o porque uno mismo quiere,pero siempre hay un "¿por qué?" de las cosas.
    Y bueno,el rey como buen padre vino a hacer su obra del día,algo que seguro les abre el camino a la felicidad a este par de tontos.
    Senti feito por el rey....pero ni que hacer T_T

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  3. ahh pobre Siwon, no ha llorado a su mama y ahora tiene miedo, pero Hee, tienes que sacarlo de la zona de miedo, para que logren ser felices juntos.

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  4. Aaah!! A buena hora Hee se da cuenta de que hablando se entiende la gente ¬¬ espero que pasé lo mismo con Siwon que ya me están cansando de tanta testarudez :/
    El rey le ha dado buenos concejos, sé que al final todo será gracias a eso :)
    Siwi no vivas de pasado :( debería llorar por lo menos una vez :(
    La nana tiene que ser importante, sé que le traerá recuerdo a Siwi, espero que no sea para mal, si no que le ayude a superar las cosas y a pensar que nada tiene que repetirse de su pasado y que él puede ser feliz sin tanta restricción que le pone a sus sentimientos y que sin querer también a los de Hee.
    aah~~ tenía tanto sin comentar este fic, y ahora que lo hago me sentí inspirada XD
    Saludos!! ^^

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  5. Creo que las palabras del rey llegan en el momento adecuado, e hicieron reflexionar a HeeChul, uno de ellos debe de ceder y en algunos casos no importa quien sea, lo importante es que puedan ser felices. Espero que está nueva determinación de HeeChul solo traiga cosas buenas 8D

    Bye ^^

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...